Capítulo 35
VALERIE
Dentro del gran edificio, una mujer de color vestida con una camisa de color blanco, se encontraba sentada en la recepción del lugar. Observaba su ordenador mientras su mano sujetaba su cabeza, sumida en su trabajo o en sus pensamientos. Levantó su mirada cuando nos acercamos, probablemente no era una hora en la que encontrase habitual que las visitas llegasen a comisaría.
Gemma se adelantó y comenzó a hablar con la mujer:
-Buenas noches -Saludó Gemma, acercándose al mostrador donde estaba la mujer. Ella era la única que mostraba menos su nerviosismo, aparentaba total serenidad. Yo no me veía con corazón de hablar, no sabiendo que Harry pasaría el resto de sus noches en una cárcel sino evitábamos cuanto antes su traslado a ese fatídico lugar.
-Hola, buenas noches -Contestó la mujer de vuelta, sonrió agradablemente. Parecía disfrutar de su trabajo, por lo menos, la capacidad de resultar agradable al público, la cumplía. Quizá aquel no era un trabajo tan malo... Aunque debía ser aburrido estar todo el día en un mostrador-. ¿En qué puedo ayudarles? -La mujer observó con curiosidad a los chicos, que iban totalmente vestidos de negro. Nada fuera de lo común, pero el echo de quedarse un poco atrás de donde nosotras estábamos, le causaría curiosidad.
-Queríamos saber si Harry Styles se encuentra aquí... -Comentó Gemma, apoyando ambas de sus manos en el mostrador y entrelazando sus dedos.
-¿Pueden decirme su nombre? -Me giré observando a los chicos, Louis me hizo una señal, indicando que se sentarían a esperar. Agradecí mentalmente que nos diesen a Gemma y a mí, la preferencia de ver a Harry, si es que se encontraba allí.
-Gemma Styles y Valerie Parker -Contestó la chica de cabello rosa.
-Hermana de Harry Styles, ¿correcto? -Leyó la mujer desde el ordenador, pues había tecleado los nombres en probablemente, un buscador-. Y usted es... ¿su compañera de piso, verdad? -Me lanzó una mirada con una pequeña sonrisa. Ella también se podía imaginar que no eramos compañeros de piso-. Debo suponer que son pareja, pues el piso está a nombre de ambos -Dijo volviendo a mirar su pantalla.
-Así es -Contesté, asintiendo con la cabeza. La mujer levantó la cabeza de su pantalla.
-Siento decirles, que Harry todavía no ha sido trasladado aquí -Comentó-. De toda manera, esta noche no podrían visitarle, las visitas serían mañana a partir de las diez y solamente una de ustedes podría entrar, en el caso que quieran esperar a que...
-¿Podemos esperar a que venga? -Interrumpí, ella calló de inmediato y tardó unos segundos en recapacitar su respuesta. Segundos que me parecieron una eternidad.
-Es una posibilidad -Contestó ella-. Sin embargo, hay que tener en cuenta que es un criminal muy buscado, y por lo tanto, el tiempo sería limitado a diez minutos aproximadamente.
Suspiré. Solamente se ponían muchos obstáculos entre nosotros, como una valla electrificada entre ambos. Sin embargo, ¿qué iba a esperar? No me dejarían tocarle, solamente verle y probablemente a través de un cristal. Le necesitaba a mi lado, que me abrazase y me dijese que todo saldría bien.
-Muchas gracias -Contestó Gemma, poniendo fin a mis pensamientos.
Nos dimos la vuelta, dándole la espalda a la mujer, nos fuimos a sentar junto a los dos chicos, puesto que había un par de sillas más a su lado.
-Esperen -Dijo la mujer, haciendo que tanto Gemma como yo, nos volteásemos, acercándonos de nuevo al mostrador donde ella se encontraba-. Me acaba de llegar un correo confirmando la hora del juicio, y al parecer, quieren ir por faena... -Comentó-. El juicio de Harry Styles será de aquí una semana, ¿creen que habrá tiempo suficiente para buscar un abogado?
-Lo tendremos -Contesté. Estaba más que segura que con toda la fortuna que Harry había robado, podríamos contratar al mejor abogado de Nueva York. Más, también tenía que tener en cuenta que Harry probablemente, no saldría impune y... no nos haría falta el mejor abogado puesto que de esta, no le podría salvar.
La única solución era que Harry se escapase, pero aquello parecía no ser posible. Demasiada vigilancia le rodeaba, demasiada atención recibía de los medios de comunicación, demasiado famoso se había vuelto. Y aquello no eran buenas noticias.
-El juicio será el día treinta de Marzo -Dijo-. A las diez de la mañana, es obvio que quieren mandarle a la cárcel cuanto antes, siento decíroslo, pero es imposible ganar este caso.
-No se preocupe, no teníamos muchas ilusiones de ganar el caso... Hay que ser realistas -Murmuré-. Gracias.
Aquellas palabras dichas en boca de otra persona fueron como un vaso de agua fría para mí. Contestarle de aquella forma lo había dictado mi corazón, y siendo realistas, Harry había cometido demasiados crímenes, robado demasiados bancos como para ganar nosotros el juicio. No había ninguna posibilidad de ganar el juicio.
Encontrarían la forma de condenarlo cuanto más años mejor, seguramente a cadena perpetua. Estaba convencida de que se trataría de eso.
Sin embargo, Harry no tenía la culpa. Y nadie lo sabía. Nadie sabía que Christian había provocado todo eso. Christian era el verdadero culpable, y debía demostrarlo, tenía una prueba. Una prueba que, probablemente no salvaría a Harry pero, no dejaría al verdadero culpable fuera de prisión.
Se trataba de aquella prueba que Harry iba a entregar pero no pudo.
Esa era mi oportunidad. Si Harry caía, Christian iría arrastrado por él.
Pasaron segundos. Pasaron minutos. Minutos que parecieron horas. Horas que parecían una eternidad. Llegué a pensar en que, si solo me quedaba una hora en mi vida, lo aprovecharía en aquella comisaría esperando porque me pareció una eternidad.
Esperaba que Harry apareciese. Y obviamente, no iba a entrar por la puerta principal como si fuese un rey. O quizá sí. Observé como desde la puerta, algunos coches negros se amontonaban y de ellos, salían hombres con cámaras: periodistas.
La mujer que nos atendió anteriormente se volvió a acercar a nosotros con su agradable sonrisa y habló:
-Harry ha llegado, le han preguntado si quería recibir una visita y ha aceptado -Comentó la mujer, ¿cuándo había entrado? Seguramente por una puerta trasera como había pensado anteriormente, me parecía lo más lógico-. Eso sí, solamente puede ir una persona, ¿quién de ustedes?
Miré a Gemma, quien me asintió con la cabeza, dándome a entender que podía entrar a verle. Le sonreí, agradeciéndole que me dejase ir a ver a Harry. Me levanté, la mujer me llevó con un policía que se encontraba delante de unas escaleras:
-Él te acompañará hasta donde se encuentra Harry, ¿está bien?
-Vale -Contesté. Comencé a caminar detrás de ese hombre, por un pasillo que llevaba hasta una gran puerta. Las oficinas estaban vacías, pocas personas parecían trabajar de noche allí. El hombre volteó la cabeza y me observó.
-¿De qué conoces a Harry? -Preguntó, mientras seguía caminando, con su cabeza hacia delante. No tenía muchas ganas de que alguien comenzase a juzgar lo que hacía y mucho menos, cuando se trataba de alguien a quien quería-. Perdona, no quería que te sintieses incómoda.
Al final, aquellos policías hasta me caerían bien. Ellos no hacían nada malo, solamente cumplían con su deber y trataban de cuidar a la población. Y aquel hombre, parecía tratar de ser simpático y lo agradecía.
-Soy su novia -Contesté, sabiendo que ahora me juzgaría. La mente humana tiene esa función, juzgan a aquellas personas que tienen relación con otras que han detenido o que son criminales, meten a todos en el mismo saco. Y Harry, no es malo, todo lo contrario.
-Oh, ya veo -Contestó, quizá sin saber que decir-. Si necesitas más tiempo para estar con él, solamente pídelo, ¿está bien? -Habló-. Veo todos los días parejas que tienen que despedirse y bueno, no seréis ninguna excepción.
-¿Por qué lo dice?
-Es obvio que pasaréis mucho tiempo separados -Comentó-. Se trata de Harry Styles y bueno...
-Sé lo que piensa, que todos son iguales, pero él no... créame.
En ese mismo momento me arrepentí de mencionar aquellas palabras, él no me iba a creer. ¿Por qué debería creerme? Simplemente guardó silencio, me llevó a una sala y cerró la puerta, las paredes; grises como el suelo. Un cristal que separaba la sala en dos, con una mesa, y una silla. Unos simples agujeros en el cristal permitían escuchar lo que decía otra persona. Un lugar horrible, desde mi punto de vista.
Avancé hasta la silla sentándome y suspirando, escondiendo mi cabeza entre mis manos. Deseando que él estuviese junto a mi y poder tocarle.
La puerta que se encontraba en frente de mí, separada por un cristal se abrió. Dejando que las lágrimas inundasen mis ojos, obligándome a ver borroso, hasta que rodaron por mis mejillas. Allí estaba él, parecía destrozado, roto por dentro y por fuera, su aspecto lo decía todo. Sus ojos tenían ese color rojo.
Ahora más que nunca, deseaba abrazarle y no podría.
-Harry -Murmuré, mientras su mirada se posaba en la mía. Se sentó en la silla se encontraba delante de mí, poniendo sus manos atadas por las esposas encima de la mesa, sus pasos habían sido cortos, sin decisión alguna, dejando notar su cansancio. En unas horas, el Harry que yo conocía se había esfumado.
-Valerie... -Murmuró, su voz ronca llegó a mis oídos, haciendo que mis ojos emanasen más lágrimas-. Lo siento.
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