Capítulo 32
HARRY
Habíamos decidido dividirnos en dos automóviles diferentes, simplemente por comodidad. Niall y yo nos dirigimos a la furgoneta de éste. Era de color negro, con cristales tintados y lo suficientemente cómoda para aquel pequeño paseo de diez minutos hacia las oficinas de Wall Street.
Una vez dentro del vehículo, cerré la puerta, haciendo que el golpe resonase contra las paredes de la furgoneta. Los ojos de Niall se encontraron con los míos:
-Como le vuelvas a dar un portazo así a mi coche, vas andando o vuelves andando -Amenazó, él siempre había sido una persona sensible con los coches y, no solo con eso, con todo lo que le pertenecía. Niall era muy cuidadoso y eso, era digno de admirar.
-Voy a llamar a Louis, para pulir el plan -Comenté, mientras sacaba de mi bolsillo el teléfono móvil. Busqué en la agenda el contacto de Louis, que se encontraba por orden alfabético. Un par de pitidos sonaron, hasta que él descolgó el teléfono:
-Hey -Contestó sin mucho interés.
-Hey -Repetí, mientras Niall ponía en marcha el motor de la furgoneta y entraba en la carretera de aquella calle principal de la ciudad.
-¿Pongo el altavoz y así todos nos enteramos de esta conversación? -Preguntó Louis, mi dedo pulgar se deslizó a pulsar el botón que indicaba la función de altavoz, activándolo.
-Sí, por mi bien -Contesté, guardando silencio durante unos segundos hasta que Louis volvió a hablar.
-¿Entonces, Gemma no sabía nada? -Preguntó Louis, yo no iba a decirle nada a Gemma. No quería preocuparla y dudaba que entendiese la razón por la que hacía esto.
-No -Contesté, apreté los labios y añadí-, prefiero no contarle estas cosas, probablemente se pondría histérica.
-¿Y Valerie?
-Ya sabéis que no le puedo mentir. Además, estaba ella estaba ahí esta mañana cuando he pensado en todo esto... -Murmuré. A Valerie no podía engañarla, ella era una de las personas que más confiaba en el mundo y sabía que lo comprendería, aunque no le gustase la idea.
De forma contraria, intentar explicarle según que cosas a Gemma resultaba imposible. A veces.
-¿Se lo ha tomado bien? -Preguntó Louis, al momento hizo que esa pregunta me resultase estúpida.
-¿Qué crees?
-No lo sé, es tu novia no la mía -Contestó de forma ingeniosa.
-Se lo ha tomado fatal -Hablé, y una pequeña sonrisa se dibujó en mis labios. Cada vez que hablaba sobre ella, una sonrisa se dibujaba en mi rostro y no sabía el porqué-. Bueno, no se lo ha tomado fatal, pero está preocupada.
-Es normal -Apoyó Niall, mientras cambiaba la marcha del coche, sus manos se movían en el volante con agilidad. Consideraba que era un buen conductor, precavido por lo menos-. Si ella se marchase... a la guerra, ¿no te preocuparías?
-Dudo mucho que Valerie se vaya a alguna guerra, Niall.
-Es un ejemplo -Argumentó-. ¿Te preocuparías?
-Claro que me preocuparía -Dije finalmente. No importaba que Valerie se encontrase bien, siempre me preocuparía por ella, siempre estaría allí para ella, para lo bueno y para lo malo.
-Además -Comenzó a decir la voz de Liam a través del aparato-. Eres uno de los criminales más buscados últimamente, es normal que se preocupe.
-Lo sé, pero... Ya le he dicho que cuanto antes acabemos con esto, mejor. Esto es una mierda y...
-Hay que disolver la mierda -Me interrumpió Niall-. Hay que pulsar el botón de cisterna y que el cañerías se ocupen de la mierda.
-¿Estás haciendo una metáfora con la taza del váter?
-Sí -Contestó Niall, como si se tratase de algo habitual en su vida-. Igualmente, Harry, no te pases haciendo tonterías o como lo quieras llamar, hazlo por ella, ¿vale?
-Iré por faena -Aclaré, y él asintió con la cabeza-. Entraremos en las oficinas de Christian y le buscaremos, yo mismo me encargaré de matarle con mis propias manos.
-¿No crees que en Wall Street habrá mucha gente? -Interrumpió Louis mis pensamientos.
El sol había caído, muchas personas seguían trabajando las veinticuatro horas en Wall Street. Podían vernos, pero aquello me importaba lo más mínimo solo quería que todo acabase.
-¿Qué importancia tiene eso? Si ocurre algo, ya lo solucionaremos. Hemos de centrarnos en nuestras prioridades. Y esa prioridad, es acabar con Christian.
-Hemos de dejar los coches en la misma puerta, aparcados por ahí -Añadió Liam-. No hay tiempo para nada más, hemos de dejarlos en mitad de la carretera.
-Hemos echo esto miles de veces -Comentó Zayn, como si no se tratase de nada importante. Sin embargo, esta vez era diferente, tenía la sensación de que algo comenzaba o acababa. Y eso me emocionaba todavía más-. ¿Acaso pensáis que esta vez será diferente?
-Todas las veces son diferentes -Contestó Liam, apoyé mi teléfono móvil en el salpicadero del coche-. Nunca actuamos en el mismo momento, o en el mismo sitio, eso lo hace diferente e interesante.
La furgoneta de Niall circulaba por las calles de la gran manzana, la luna había alcanzado su posición más alta en el cielo y nosotros, seguíamos hablando tonterías y temas medianamente serios por teléfono.
Los nervios comenzaban a invadir mi interior, haciendo que mi estómago se revolviese a causa de la adrenalina. Cada vez estábamos más cerca, más cerca de que todo acabase, por fin. Quería suponer que el nerviosismo se debía a mi falta de robar o matar, o cualquier acción criminal en los últimos meses. Me había acostumbrado a la tranquilidad pero, no a la adrenalina que corría por mis venas después de un crimen.
Así que, ahora era como comenzar todo de nuevo, como si fuese una novedad. La calle de Wall Street se extendió delante nuestro, aún quedaban unos cinco minutos antes de llegar allí, había ido tantas veces que lo tenía cronometrado.
El coche se paró delante del edificio de Christian, inspiré profundamente, tomando el teléfono móvil entre mis manos, ya que se encontraba en el salpicadero.
-Es hora de acabar con esto, que se prepare Wall Street -Hablé, en menos de un segundo, un sonido extraño llegó a nuestros oídos, como si la señal de la llamada fuese interrumpida-. ¿Qué es eso?
-Quiero pensar que son interferencias o problemas con el canal de la llamada, pero nunca me había pasado antes.
-¿Y entonces...?
-Alguien puede haber hackeado la línea.
-¿Cuales son las probabilidades de que alguien estuviese escuchando la conversación?
-Muchas, si te soy sincero -Suspiré, mientras Niall puso el freno de mano del coche-. Es lo que creo...
-Entonces, aquí tenemos una razón más para acabar con esto rápidamente -Apagué la llamada. Prefería tener seguro que nadie nos estaba espiando aunque, quizá fuese demasiado tarde.
El edificio donde se encontraban las oficinas de Christian estaba delante de mí, el cristal negro que cubría la fachada se elevaba hacia el cielo y mi corazón incrementó su velocidad mínimamente. Estaba seguro de mi mismo, pero no demasiado confiado, la confianza que emanaba mi cuerpo no era tanta como había tenido años atrás. Todo me parecía ahora mucho más complicado.
Quizá mi conciencia había tomado parte en mi mente esta vez.
La situación era un reto. Un reto que no iba a negar jugar y mucho menos, nadie conseguiría evitar que yo ganase esta vez.
-Harry, ¿estás preparado?
-Lo estoy -Murmuré, mientras guardaba un revólver en mi bolsillo. Aquel día no me había preocupado en cubrir mi cabeza, todos sabían mi identidad, ¿qué importaba aquello?-. ¿Te quedarás en el coche, cierto?
-Lo haré, por si necesitáis una salida de emergencia y huir del lugar -Contestó Niall, observó a su alrededor-. Estaré mejor en aquella esquina -Señaló la calle donde había aparcado el coche anteriormente con Valerie-. ¿Está bien?
Asentí.
-Perfecto -Murmuré saliendo de la furgoneta negra, observé como los demás chicos también salían del automóvil y caminaban detrás de mi. Mis pasos eran firmes, miraba hacia delante del edificio. Cada vez la entrada estaba más cerca. Y la emoción me sucumbía-. Yo iré a por Christian, vosotros haced lo que queráis -Murmuré-. Vigilad y que nadie me moleste.
Me volteé y observé a los chicos, quienes tenían los ojos brillantes, ¿emoción? ¿ganas de comenzar la acción? Se podría decir que sí, por lo menos, eso creía yo. Los tres asintieron con la cabeza.
Genial.
Se acercaba el final para Christian y todo no podía ser más perfecto. No quedaba mucha gente en el local, parecía que en aquel edificio de Wall Street, cerraban pronto. A pesar de la poca gente que pudimos avistar, yo tenía la certeza de que Christian estaba allí. Pero, resultaría gracioso si no estuviese. Sonreí ante aquella absurda idea propiciada por mi nerviosismo. No, él estaría allí.
Entramos dentro del local, donde poca gente quedaba. Me dirigí rápidamente hacia donde se encontraba el ascensor. Pero, decidí subir por las escaleras. Sin embargo, el guardia de seguridad apareció bajando aquellas escaleras. Aquel hombre que siempre me llevaba en ascensor, como si yo no supiese subir en ascensor. Me resultaba absurdo.
No estaba de humor como para que me llevase la contraria y me barrase el paso, pero, tampoco tenía intención de matarlo con un tiro en la cabeza, ¿quién me decía a mi que no habría nadie esperándolo en su casa? ¿Qué no tenía una familia? Mi yo actual no era tan cruel como había sido anteriormente. Si ese hombre se interponía en mi camino, me limitaría a disparar en su pierna, como si se tratase de un toque de advertencia. Nada más.
Saqué la pistola de mi bolsillo, caminando decidido hacia el hombre fornido que estaba delante de mí.
-¿Qué cojones haces, chaval? -Bramó, dirigiéndose a mí.
-Apártate de mi camino, no he venido a por ti, imbécil -Contesté.
-Por si no lo sabías, yo me dedico a vigilar este lugar y mi trabajo, me impide dejar pasar a gentuza como tú -Contestó, evité mirarle a los ojos, no tenía nada que perder con aquel hombre. Segundos más tarde, sin necesidad de sacar ningún arma, se encontraba inmovilizado gracias a Louis.
Si algo me sorprendía era la poca vigilancia que había en aquel lugar. Solamente un hombre, y que no servía de mucho. Aquello no era habitual en un lugar así, en Wall Street deberían estar más alerta por posibles robos o intentos.
Liam y Zayn se acercaron a mi, mientras éste último intentó pulsar el botón del ascensor. Pero no funcionó.
-No lo intentes, está fuera de servicio -Murmuró el guardia. Dirigí la mirada de nuevo hacia las escaleras, el lugar se encontraba en la oscuridad y solamente la iluminación que provenía de la calle era necesaria para iluminar el lugar.
A toda velocidad, comencé a subir las escaleras de dos en dos, tratando de llegar rápidamente al tercer piso. Parecía que las demás oficinas yacían cerradas, todo se encontraba en silencio y con las luces apagadas. Más, nadie se encontraba en el primer y segundo piso. Era extraño. Incluso podía llegar a pensar que aquello era una trampa, no me daba buena espina. ¿Por qué todo tan vacío?
Mis pasos siguieron veloces, hasta que me llevaron a mi destino. Las luces se encontraban encendidas, y como era habitual, la gente trabajaba. Total normalidad, y ¿por qué en las demás oficinas estaban cerradas?
Observé a mi alrededor, nadie se había inmutado por mi presencia:
-¡Manos arriba! ¡Quien se mueva recibe un puto disparo en la cabeza! -Grité, mientras caminaba hacia el despacho de Christian. Todas las personas se encontraban en silencio, quietos y sin moverse. Justo como esperaba.
Abrí la puerta del despacho de Christian sin ningún escrúpulo. Observé como el hombre tenía una pequeña sonrisa en los labios puesto que, habían cuatro policías apuntándome con una pistola.
-Cierra la puerta, Styles -Dijo él serenamente, y sin saber por qué, obedecí-. Ahora, suelta el arma.
Mierda.
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