Capítulo 3

Abrí los ojos de repente, solo había sido una pesadilla. Miré mi alrededor, había claridad en el exterior, serían las siete de la mañana quizá. La luz del día entraba por los grandes ventanales y dejaban ver el pulido blanco de la habitación. Me sentí reconfortada rápidamente. Recapacité sobre mi sueño, recordando lo que había sucedido en él. Christian no estaba en Nueva York, definitivamente. Tenía la respiración agitada y el corazón me latía muy rápido, sin duda había sido la peor pesadilla de los últimos días.

Llevaba un par de noches que soñaba que Christian venía a matarme, todo parecía muy real, mantenía conversaciones muy realistas con Harry en mis sueños. Por lo tanto, acababa creyendo que todo era verdad.

Harry estaba tumbado a mi lado, durmiendo plácidamente. No quería despertarlo por una simple pesadilla, aunque se repitiese durante un par de noches. Me acerqué a Harry y le abracé, cuando notó mi tacto abrió los ojos y me sonrió, pasando un brazo por mi cintura.

Mi respiración seguía algo agitada y mis latidos, veloces. Observé el rostro de Harry, quien tenía los ojos cerrados de nuevo pero los abrió repentinamente:

-¿Estás bien? -Preguntó, sus ojos estaban posados en los míos, fijamente. Tocó mi frente preocupado.

-Sí, bueno, he tenido una pesadilla -Murmuré, escondiendo la cabeza en su pecho.

-¿Quieres contármelo?

-Creo que será lo mejor -Dije calmadamente-. Tuve este mismo sueño ayer por la noche también, pero no te he dicho nada, pues pensaba que sería una tontería. No había pensado que se repetiría.

-Las pesadillas es mejor contarlas, así te olvidas de todo lo soñado, pienso yo...

-Y tienes razón, Harry -Interrumpí-. Verás, he soñado que tú te marchabas y en casa entraba Gemma, iba con ella a pasear y luego ella debía marcharse a medio paseo. Supongo que eso es irrelevante, pero luego me encontraba contigo y comenzábamos a hablar, hasta que nuestro tema de conversación acababa en Christian.

-Aunque nos hayamos mudado él siempre saldrá en nuestras conversaciones, no lo entiendo... -Bufó Harry.

-Entonces, decías que nos estaba buscando como loco y bueno, luego aparecía él y te mataba y después a mí.

-Ven aquí -Murmuró Harry, abrazándome-. No pasará eso, para comenzar, él no sabe dónde te encuentras y tiene otros negocios entre manos, al parecer.

-¿Qué negocios?

-Te explicaré después, ahora descansa.


Tal y como Harry dijo, descansé. Un olor a chocolate recién echo invadió todos mis sentidos, haciendo que despertase lentamente. A continuación, Harry entró sonriente con una bandeja llena de comida y efectivamente, un par de tazas que probablemente contenían ese líquido oscuro que tanto me apetecía.

Desde luego lo mejor para olvidar una pesadilla era volver a dormir y soñar con algo nuevo. Esta vez, no recordaba cual había sido mi sueño, y en parte así lo prefería.

-¡Buenos días! -Canturreó acercándose a la cama y dejando la bandeja en la mesita de noche-. Te traigo el desayuno. Como has pasado mala noche, he pensado que quizá te apetecería el desayuno recién echo.

-Muchas gracias -Le agradecí mientras cogía una de las pastas que había traído en el plato-. Por cierto, ¿de qué negocios hablabas esta noche?

-Drogas -Contestó-. Christian se ha dado cuenta del gran beneficio que le supone, muchísimo más que simples vidas humanas, así que ahora es una de las potencias mundiales distribuidoras de droga.

-¿Y eso tiene algo que ver con nosotros?

-Para nada, simplemente me lo comentó Niall el otro día -Explicó Harry, sonreí aliviada-. Además, los chicos cogerán un vuelo mañana.

-Oh, perfecto.

-Pero tranquila, no te dejaré sola en casa ni vendrá Gemma -Asentí, recordando lo que había sucedido anteriormente en mi sueño.

-¿Crees que Christian nos podrá encontrar? -Pregunté de repente, tanto Harry como yo odiábamos hablar de ese tema, pero si quería olvidarme de lo que me preocupaba lo mejor era explicarlo, ¿no?

-No lo sé, cariño -Harry abrazó mi cintura y besó mi mejilla-. Supongo que llegará un día en que lo haga, por el momento, procura olvidarte de todo lo que no te hace vivir tranquila. Todo va a salir bien.

Me tranquilizaba muchísimo que Harry me dijese que todo iba a salir bien. Puesto la mayoría de veces se cumplía. Además, él sabía que esa frase me llenaba de optimismo y de buen humor. Digamos que él era el rayo de luz que me tranquilizaba cuando me encontraba en un pozo del cual no encontraba salida alguna.

-¿Sabías que nos preocupamos de cosas que el 98% de veces no suceden? - Dijo repentinamente, yo no pude evitar sonreír.

-No, no lo sabía.

-Ya has aprendido algo nuevo hoy, ¿te apetece hacer algo hoy? ¿O nos quedamos todo el día viendo películas y series?

-Podemos hacer las dos cosas -Comenté-. Podríamos ir al cine y después a cenar.

-¿Y ahora mismo?

-¿Seguimos durmiendo?

-Valerie... -Se quejó Harry.

-Vale, vayamos a pasear, con el frío que hace... -Dije levantándome de la cama y dirigiéndome al vestidor-. ¿Crees que tengo ganas de salir a pasear?

-¿Y sabes que hace más frío por la tarde?

-Oh, tienes razón. Entonces me quedo en casa, comiendo pizza.


Después de más de una hora, salimos fuera del edificio. Como era habitual, una oleada de viento helado chocó contra mi rostro haciéndome estremecer. Harry pasó una mano por mi hombro acercándome a él para abrazarme. Él vestía un abrigo marrón claro, juntamente con sus jeans negros y botas habituales, y sus rizos recogidos en una bandana gris.

Fue una mañana agradable, los temas de nuestras conversaciones iban de un extremo a otro. Nueva York era un lugar bastante agradable, un poco ruidoso para mi gusto, pero aún así, me gustaba.

Harry dejó de hablar durante un rato, un cambio de humor que me resultó extraño, ya que su expresión parecía más seria. Estaba totalmente sumido a sus pensamientos.

-¿Estás bien? -Rompí el silencio, Harry abrió más los ojos como si se acabase de despertar.

-Sí -Contestó rápidamente, mostrándome una sonrisa-. Solamente estaba pensando.

-¿Puedo saber en qué?

-Nada importante, no te preocupes.

Asentí indiferente.

Seguimos caminando hasta que llegamos a una calle llena de gente, un edificio alto se presentaba delante de nosotros. Era un edificio de oficinas, miles de paparazzis y personas de todo tipo esperando a que alguien saliese del alto rascacielos.

-¿Qué sucederá allí?

-Habrá algún famoso, últimamente a la gente le preocupa más la prensa rosa que lo que es verdaderamente importante -Contestó Harry mirando al frente.

-A ti te pasa algo, y no me lo quieres contar.

-Valerie, no me pasa nada.

-Oh, claro que no. Algo te preocupa -Le observé esperando que me contestase.

-No es eso. Estoy inquieto, nervioso.

-¿Y no sabes el porqué?

-Ojalá, ya te lo hubiese dicho, cariño -Murmuró, Harry me abrazó. Y pocos minutos después, la gente que esperaba en el edificio comenzó a gritar y tomar fotos. Me separé de Harry y observé, no podía ver a la persona que salía de ese edificio, no desde la lejanía.

-¿Nos acercamos a mirar?

Harry sonrió negando con la cabeza.

-No tienes remedio, vamos -Tomó mi mano de nuevo y comenzamos a caminar hacia la dirección donde se encontraba la muchedumbre.

Escuché algo de un empresario, negocios y política. A penas sabía algo de eso, no estaba muy puesta en el tema. Pero en un mili-segundo, la sangre se me congeló y mi corazón dio un bote. No podía ser, no podía ser que toda aquella expectación fuese simplemente porque Christian Parker estaba ahí.

Sin duda, era por eso. Él estaba contestando a una pregunta de un entrevistador, con su mirada fija en ninguna parte mientras hablaba fluidamente. Sentí que Harry me apretaba la mano. Me giré y pude observar una mirada llena de rabia y rencor, sus ojos verdes parecían haberse oscurecido.

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