Capítulo 19

VALERIE


Sentí la claridad llegar a mis ojos, provocando que mis párpados se abriesen lentamente. Me costó acostumbrarme a la luz, tapé mi rostro con mis manos, abriendo los dedos poco a poco y observando mi alrededor. El sol se había apoderado de la habitación y el blanco de las paredes resplandecía.

Segundos después, cuando me hube acostumbrado a la claridad del lugar, consulté el reloj: eran las diez de la mañana. Harry se encontraba a mi lado, todavía durmiendo, su cabello estaba alborotado mientras respiraba lentamente. Me pregunté cual sería su parecido al de un ángel pues, había comenzado a pensar que él era uno de ellos.

Lamenté mi pensamiento de inmediato, recapacitando sobre lo sucedido la noche anterior, ¿me había engañado? Si era así... Eché mi cabeza hacia atrás, mi mente comenzó a revolotear a girar hacia ambas direcciones, la confusión se apoderaba de mí. El miedo a escoger una mala decisión me carcomía por dentro.

Pero, si él había sido drogado... ¿no se daba cuenta de lo que sucedía? Entonces, ¿es como si no hubiese echo nada malo? Sin embargo, seguía tratándose de un adulterio.

Suspiré, sin saber qué hacer. Suponía que debía escuchar a Harry y a partir de sus argumentos, sacar una conclusión y con ello, una decisión que yo considerase apropiada.

Me senté en la cama, dirigiendo mi mirada a Harry, quien se dio la vuelta bostezando y abriendo los ojos lentamente. Sus ojos verdes se clavaron de los míos, acompañado su mirada, una sonrisa se formó en su rostro.

-Buenos días, cariño -Murmuró con su ronca voz mañanera. Me limité a sonreír, sin saber qué decir. Si él jugaba bien sus cartas, era capaz de tenerme en la palma de su mano en menos de medio minuto, le sería fácil conseguir mi perdón. Pero, debía decirle exactamente como sentía.

-Tenemos que hablar -Comenté seriamente, él se incorporó. Su mano se posó en mi rodilla, como habitualmente hacía.

-Yo... -Sus ojos estaban fijados en la pared, pensativo-. No sé cómo pasó todo -Murmuró de repente, mintiendo. Si algo era capaz de detectar en Harry eran sus mentiras.

-¿Piensas contármelo o no? -Pregunté enojada.

-Está bien -Suspiró, rindiéndose-. No hice nada malo, eso para empezar -Fruncí el ceño, aquel argumento era lo menos convincente en dicha situación. Su mano se dirigió a mi mejilla, la cual aparté antes de que pudiese tocarme-. Niall me dijo que Christian vendría a verme, pero se presentó Ginny.

-¿Ginny? -Cuestioné y él asintió.

-Ginebra -Asentí recordando lo que había mencionado el chico rubio la noche anterior. El asesino que había traído Christian se trataba de Ginebra, y 'Ginny' debía de ser el respectivo diminutivo-. Entonces, sin darme cuenta me drogó. Se trata de una droga que entra por las fosas nasales y tiene efectos casi inmediatos. En mi caso, se trataron de efectos inmediatos, como puedes imaginar -Tomó aire y prosiguió-. El caso es que, comenzó a meterme mano y besarme.

Sentía que la rabia se apoderaba de mí, una mezcla de odio, celos y la propia rabia.

-En ese momento fue cuando tu pene decía que si pero tú mente decía que no, ¿cierto? -Pronuncié secamente. Harry me miró curioso y sin comprender.

-¿Cómo sabes tú eso?

-Lo dijiste ayer, en tu presentación.

-No me acuerdo -Confesó frunciendo el ceño-. No paraba de acordarme de ti, Valerie. En las consecuencias que iba a tener para nuestra relación y lo devastador que podía llegar a ser -Explicó-. Has de saber que jamás he tenido tanto miedo de perder a alguien, a quien más me importa en mi vida. Nunca pensé que encontrando a la persona que me quiere tal y como soy, lo acabaría jodiendo como he echo.

Las palabras eran lo suyo, estaba segura de ello. Perdonarle sería la opción más fácil, a su vez, la más correcta dadas las circunstancias. Pero... mi mente era un caos.

-Harry...

-No. Déjame acabar -Me interrumpió fijando sus ojos verdosos en los míos-. No pude pararla, obedecía todo lo que decía por el efecto de la droga -Se quedó pensativo unos segundos, se mordió ligeramente el labio y suspiró. Levantó la vista para volver a encontrarse conmigo, temía algo, lo podía notar-. Aún así... Mi cerebro era consciente, era consciente de todo lo que sucedía en cada momento y... necesito que lo sepas.

Así que, lo había echo sabiendo exactamente lo que hacía en cada segundo. Me sentía mal, traicionada, triste, con ganas de gritarle y pegarle una hostia. Pero, estaba drogado. Sin darme cuenta, una lágrima se comenzó a deslizar por mi mejilla, una tras otra... Él pasó su dedo pulgar por el contorno de mis ojos, tratando de parar las lágrimas.

Se trataba de una de las decisiones más difíciles de mi vida hasta ahora, Harry lo había echo, pero en parte no. Era complicado.

-Lo siento... -Murmuró Harry-. A pesar de haber sido drogado, no tengo perdón y lo sé. Si tengo que volver a conquistarte lo haré, si tengo que comprarte flores todos los días, llevarte a citas y hacer que te enamores de mí, lo haré. Quiero que sepas que no volverá a suceder, al menos si estoy consciente -Sonrió, esa sonrisa que hacía mis días amenos jamás me había parecido tan triste. Quizá el echo de verme llorar le entristecía o quizá la propia culpabilidad-. Se suponía que era un chiste, pero no tiene gracia... -Obviamente. Sus chistes siempre le acompañarían, hasta las situaciones más extrañas-. Lo siento.

-No te disculpes más -Dije, secándome las lágrimas-. Lo echo, echó está.

-¿Qué vas a hacer?

-¿Qué se supone que tengo que hacer? Esto es muy difícil para mí, Harry -Observé la manga de mi camiseta, estaba manchada de agua salada: lágrimas-. Al fin y al cabo, me has engañado, no lo has echo queriendo, lo sé, pero... No te puedo dejar, entiéndelo.

-Entonces...

-Quiero estar a tu lado, pero vigila que no te droguen más -Dije en un suspiro, aquello era muy difícil para mí. Mi corazón se encontraba dolido, no partido pero sí en proceso. La expresión de Harry cambió radicalmente, ahora era una sonrisa, que dejaba ver los hoyuelos que tanto me gustaban a ambos lados de su rostro. Sus brazos me rodearon, mientras yo agachaba la cabeza en su cuello. Embriagándome de su aroma-. Y ni una palabra a Gemma de todo esto.

-No diré a nadie nada, soy una tumba.

Sonreí ante aquella expresión.

-Te amo -Susurró Harry en mi oído.

-Yo también, Harry

Parecía que todo volvía a su normalidad, o eso quería creer. No podía dejar a Harry, pues no se trataba de algo que él hubiese echo de forma voluntaria. Dolía, dolía y no podía negar aquel echo.

Su abrazo me confortaba, parecía que sus fuertes brazos nunca me querrían dejar ir, podría estar junto a él una eternidad y no cansarme de su presencia.

Estaba convencida que quería pasar el resto de mi vida junto a él, aunque aquello supusiera superar los obstáculos que el camino nos pusiese y saltarlos o chocar contra ellos, esperando vencerlos.

Lo mejor que podía hacer en aquel momento, era olvidar todo lo sucedido la noche anterior. Incluso su puesta en el escenario.

-Harry -Me separé de él y sus ojos verdes me miraron expectantes-. ¿Recuerdas haber subido al escenario?

-No, recuerdo haberme echo daño en el brazo -Cogí su brazo con mis pequeñas manos, tenía una gran rozadura en él, no sangraba. Se había creado una costra en la herida, dándole un color rojizo oscurecido-. No tiene mala pinta -Comentó encogiéndose del hombro, indiferente-. ¿Subí al escenario?

-Sí -Murmuré y rápidamente añadí-. Dijiste que eras Harry Styles. Probablemente, la gente se lo tomó a broma, o eso espero yo. Después de eso, añadiste mil y una tonterías, así que supongo que no te tomaron en serio.

-¿Tonterías? ¿Tonterías como qué?

-¿De verdad quieres saberlo? -Asintió inmediatamente. Su mirada representaba la curiosidad personificada, así que decidí explicarle-. Cantaste "Yesterday".

-¿La de The Beatles?

-Esa misma.

-Oh, cielos, le dije que la cantaría a Niall... No tenía pensado hacerlo, pero ya veo que la droga me llevó a otros extremos.

Sonreí. Parecía sorprendido cuando le conté aquello, realmente no recordaba nada. Me sentía mal, conmigo misma y por él. Había cometido uno de los imperdonables pecados, pero no lo había echo intencionadamente.


La una del mediodía llegó, el sol se quedó en su posición más alta. Nosotros nos encontrábamos comiendo tranquilamente, mientras escuchábamos la televisión de fondo. Nuestra atención estaba centrada en anécdotas que Gemma comentaba sin embargo, se dispersó su voz cuando el nombre de Harry Styles resonó en el salón, proveniente de la televisión. Todos los presentes dirigimos nuestra mirada a la pantalla.

"Curiosamente, el economista Dean Smith hizo un monólogo algo extraño en su presentación y aseguró que él era Harry Styles, un famoso criminal que se encuentra en paradero desconocido" Habló una periodista desde la puerta del hotel donde la noche anterior, Harry y yo habíamos asistido. "A su vez, algunos de los presentes aseguran que fue una historia entretenida, pues le pedía perdón a su mujer por haberla engañado y hizo tributo a The Beatles. Este evento fue interrumpido por disparos, que intentaban atentar contra el profesor Smith, quien esta mañana ha confesado estar secuestrado."

Harry apagó la televisión, ambas le observamos. Gemma tenía una curiosa expresión facial, preguntándose qué había sucedido, seguramente. Por otra parte, yo comprendía que Harry no quisiese ver la televisión y menos aquella noticia.

-¿Por qué lo quitas? -Preguntó la chica de cabello rosa.

-¿Crees que quiero escuchar a un tío hablando de mí?

Gemma se encogió de hombros, cogiendo su teléfono móvil y observando la pequeña pantalla. Mi mirada estaba fija en el chico de cabello castaño rizado. Pinché un trozo de lechuga y comencé a comer. Aquel silencio se había convertido en algo incómodo, hasta que Gemma lo rompió:

-Qué curioso todo, ¿no? -Ironizó Gemma, hablando con una calma completa. Los ojos de la chica se fijaron en los de Harry, quien la observaba con cierta incertidumbre y curiosidad.

La chica del cabello rosa no era tonta para nada, y probablemente se olía algo extraño en toda aquella situación.

-¿A qué te refieres?

-A que las noticias de Twitter también hablan sobre ti -Comentó, sus ojos se fijaron en los míos-. Y de ti también, Valerie -Estaba claro que Gemma se olía algo extraño en toda aquella situación y con la herramienta de Internet a mano, era de lo más sencillo encontrar información.

-¿Queréis decirme donde fuisteis anoche? ¿O tengo que buscarlo en Google, querido Dean? -La sonrisa burlona de Gemma se hizo hueco en la comida.

-A cenar -Se apresuró a contestar su hermano-. Eres libre de decir que sospechas de mí, Gemma.

-¿Cómo voy a sospechar de mi hermano? -Ironizó-. ¿Eres tonto? ¿Cómo no voy a sospechar cuando hay fotos de los dos circulando por Internet? -Exclamó-. Harry, por Dios... ¿Cómo puedes ser tan tonto de decir tu nombre delante de miles de personas?

-¡No me llames tonto! -Replicó él.

-¿Cortito de mente, entonces?

-¿Por quién me tomas? -Exclamó él. Si Gemma se enteraba de toda la historia, nos mataba ella misma a los dos. Harry no le iba a mentir, pero estaba claro que el chico quería cubrir un poco la verdad. ¿Qué iba a hacer? Evitar el tema parecía la mejor opción de todas las posibles.

Solamente nos quedaba rezar para que nadie hubiese grabado el evento y lo que sucedió. Las fotos eran lo de menos.

Suspiré, deseando que aquella pesadilla acabase ya de una vez por todas. Y sin llegar a pensar que se podía avecinar algo peor, mucho peor.

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