Flama 1
— ¿En serio seguidas fastidiando con lo mismo? —Suspiré fastidiado en la bocina de mi movil.
— Seguiré el tiempo que sea necesario, hyung. Debemos hacer algo para celebrarte. —La voz ronca de la otra línea contestó con una mezcla de emoción y queja.
— Jackson, por milésima vez, ya te dije que no quiero ni tengo ganas de hacer nada. —Dije firme, esperando que al fin entendiera la negativa.
— ¡Jae hyung, no todos los años se cumplen 30, debemos memorarlo! —Escuché de nuevo su intento de convencerme.— Pero bueno, si no quieres, lo entiendo. —Finalizó y sabía que estaba haciendo pucheros aunque no lo viera. Era demasiado predecible.
— No te detendras, ¿verdad?
— ¿Cuándo lo he hecho, hyung? —Su voz sonó tal cual cómo es siempre, desafiante y buen animado, seguido del corté. El maldito me había colgado.
Seguí de camino a mi apartamento mientras guardaba el móvil en mi bolsillo trasero. Estaba cansado por estar todo el día sentado frente a una pantalla diseñando nuevos modelos para la temporada Primavera-Verano de mi compañía. Estar en la industria de la moda era una patada en mis hijos no-nacidos.
Las farolas de las calles daban una calidez en la oscuridad y hacia bien tiempo, así que pude sentir el aire erizar mi piel. No tarde en llegar a mi edificio y fui directo al elevador para acortar el espacio entre mi cama y yo.
Llegando a mi lugar, la voz electrónica de mi controlador me dio la bienvenida. — Bienvenido de vuelta, máster.
— Alexa, ¿mensajes? —Pedí mientras dejaba mis cosas en el perchero se la entrada e iba en dirección a la cocina para sacar una lata de vino gasificado. Aun era media semana para tomar, pero necesitaba algo frío.
— Ninguno, pero tiene correos por leer. —Me respondió y di el permiso para que los leyera en lo que abría mi lata y daba el primer trago. El líquido frío bajó por mi garganta refrescando su camino. — ''JaeBum-hyung, sé que pronto será tu cumpleaños y quiero felicitarte de parte de Fannie y mía. Te enviamos un regalo en manos de Jackson hyung, esperamos que te gusté y ¡feliz cumpleaños!"
El mensaje termino y solo pude sonreír mientras negaba con la cabeza al escuchar el mensaje. Era uno de mis antiguos clientes, JongDae si no mal recuerdo, él y su ahora esposo llegaron conmigo para que diseñara sus trajes para su boda. Recuerdo que es un chico muy energético y alegre, con sonrisa muy característica y que de alguna forma, terminaron siendo mis amigos.
Yo estaba emocionado por el hecho que me encargaran sus trajes, me hacia feliz verlos tan emocionados y sus trajes han sido de mis mejores trabajos.
Cuando notaba como se miraban, era algo intenso. Se notaba el verdadero amor en sus ojos, sus caricias, el como se comportaban uno con el otro. Un amor tan puro que envidiaba por querer alcanzar algún día, pero aquí estoy, reflexionando sobre mi soledad mientras termino mi lata.
Dejé todo tal cual y me metí en mi habitación. Necesitaba dormir, mañana sería otro día.
— JaeBum-hyung, ¿harás algo más tarde? —YoungJae tocó mi hombro para llamar mi atención, debido a que estaba perdido en el bosquejo de una gabardina femenina.
— ¿Ah? Mmm, supongo que terminaré esta pieza. —Miré a verlo y encontré su linda sonrisa cerca de mí. Por dios, JaeBum, supera tu crush imposible.
— Entiendo, algunos modelos están en que quieren sacarte del estudio para festejar, ya sabes. —Se llevó una mano atrás del cuello y no me miro, como si pensara en algo.
— No me digas, ¿Jackson? —Levanté una ceja al suponer el causante de mis úlceras en mi última semana.
— Sí... Y se le unió BamBam, Mark e incluso nuestro supervisor. —Sonrió de lado como disculpándose.
— ¡¿Jinyoung-ah?! ¡Me escuchará ese mocoso! —Apreté la mandíbula, ese maldito chino sabía como sacarme de mis casillas.
— Pero hyung, estoy con ellos. Siempre te la pasas aquí, debes despejarte aunque sea en tu cumpleaños y agradecer que has llegado a uno más. —YounJae frunció las cejas y ¿eso es un puchero? ¡Maldito chino, ya sabía que nunca debí decirle de él!
Suspiré y asentí resignado. Ya no tenía escapatoria.
— ¡Perfecto! Iré por un café, hyung~ —Me mostró una sonrisa completa y salió de la sala de diseño. Apenas cruzó la puerta, pude escuchar gritos de júbilo de otras tres personas junto con un '¡Sabía que tú lo lograrías, hyung!'.
La hora de salir llegó y como si el destino me odiara, YoungJae y Hakyeon se acercaron para sacarme a rastras de mi escritorio.
Trabajar en la misma sala era un pecado.
En el lobby nos esperaban Mark, BamBam, Jinyoung, Hongbin y otros modelos y diseñadores que conocía de la empresa.
Fuimos a un bar que estaba cerca, en en cual también se podían pedir cuartos privados, no me sorprendió cuando Jackson mostró la reservación de uno.
Una vez todos sentados en la mesa larga, comenzaron a llegar las bebidas y platillos.
Increíblemente todo fluyo con alegría y de verdad me estaba divirtiendo hasta que de no sé dónde, salió un pastel con dos velas en forma de signos de pregunta.
Todos estaban riendo y aplaudiendo, yo quería irme de ahí de una buena vez.
— ¡Feliz cumpleaños, Jae-hyung! Ahora debes soplar las velas. —Jackson, mostrando su enorme sonrisa, cuántas ganas tirarle todos los dientes por hacerme pasar esto.
— Deseo que te vayas al carajo, Jackson. —Dije mordaz, mirando como su rostro quedaba serio en un segundo.
— Jajaja, tan simpático como siempre. Cute. —Pareció no importarle y acercó lo más que pudo el pastel a mí para que se me haga fácil de apagar las velas.
— Como sea, esto será rápido. —Mire las luces titilantes de las velas, podía sentir su calor en mi rostro. Tan suaves, como si bailaran.
¿Qué deseo pediría?
Tengo mi trabajo soñado, no me va mal, tengo buenos amigos a excepción del chino fastidioso. ¿Qué puedo pedir?
— Amor... —Fue solo un susurró, ni siquiera mi voz salió y el aire que expulsé apago las flamas, dejando en ellas delgados hilillos de humo. Miré a ver a todos en mi alrededor, festejaban y brindaban por mí, como si fuera un gran logro. Mi sonrisa tardó en llegar, parecía irreal.
— ¡Hyung! Te lo mandan YiFan-hyung y Dae-hyung. —Jackson me entrego una caja rosa llena de huellitas, al parecer, era el regalo que me mencionaba el correo. Lo tomé y quité la tapa, notando que entre todo el celofán en tiras se encontraba un cachorro de gato, durmiendo hecho bolita.
Su pelaje negro contrastaba entre el papel rosa y por instinto, lleve mi mano para acariciarlo. El gatito despertó enseguida y soltó un maullido quedito, solo lo supe por la manera en que abrió su hocico mostrando unos indicios de colmillos. Tenía un moño rosa en su cuello y comenzó a olerme.
Después de la inspección, el gatito levantó la mirada y pude ver un azul profundo. Pequeños y grandes ojitos azules me miraban en silencio.
Llevé de nuevo mi mano a su carita y el gatito rozo mi piel con su mejilla.
Tan suave.
Tan cálido.
Tan mío.
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