Estrellita - 5

Chen es un gato goloso.

Es Halloween y por primera vez que Chen esta a punto de experimentarlo.

—KRIIIIIIIIIIISSSSSSSS, QUIEROOOO IIIIIIIIIIIIIR —Chen se restregaba en la espalda del más alto que se encontraba sentado haciendo una investigación para hacer su tarea de trastorno esquizofrénico infantil que debía entregar al día siguiente, pero por estar jugando con su mascota se le olvido hacer.

—Chennie, en serio, esto es importante —intentaba hacer entender Kris sin despegar su vista de la pantalla.

—Pero Kriiiiiiiiiissssss, quiero dulceeeeees —bufaba de nuevo el felino alargando las palabras para demostrar cuanto quería salir.

—Luego te compro una bolsa, amor. Ahora necesito silencio —Kris utilizó la técnica de 'palabras cursis' para lograr convencer a su mascota.

—¡Nooooooo! Ellos se disfrazan y salen, si me compras una bolsa no tiene chiste —Chen puchereaba sus felinos labios, Kris suspiro y cerrando los ojos, acepto salir a pedir dulces con su gatito.






—¿Y tu disfraz?

—Ya lo tengo, soy un dinosaurio —Chen movió la cola de su pijama y pantuflas de garritas con felicidad, ese conjunto a sido su favorito desde que se lo pidió a Kris la última vez en la plaza.

—Vamos —Kris solo se rió por la actitud del felino y tomó su mano para ir a pedir dulces.





—Ya te comiste un kilo de golosinas, te hará daño el estómago —Kris le recriminaba a su mascota por toda la azúcar ingerida, mientras miraba mal todas las envolturas tiradas a su alrededor —. ¡Estás haciendo un chiquero!

—¡Yah, gigante! Luego lo limpio —ignorando a su dueño, Chen se metió otro malvavisco a su boca.

—¡Luego no vengas llorando, gato malcriado!






—Kriiiiiiiiiiis, me dueleeeeeeee —el felino estaba en su cama apretando su abdomen y aguantando algunas lágrimas.

—Te dije que te haría mal —Kris se le acercó con una pequeña pastilla para el malestar estomacal y agua, viendo con tristeza el estado de su pequeño gatito —. ¿Cuántos dulces te comiste?

— M-me gasté toda la bolsa —contestó y arrugo la nariz al olfatear la pastilla, pero la tomó sin rechistar, Kris le dijo que le haría bien y él confiaba en Kris.

El mayor solo suspiro de nuevo y ayudo a su gatito a dormir acariciando su cabello, observando como poco a poco caía al mundo de los sueños.

Nota mental: controlar el azúcar para este gato goloso.

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