Estrella - 3
Ya paso una semana y...
-¡CHEN! ¡DEJA DE TIRAR MI ROPA! - Corría de un lado a otro persiguiendo a ese intento de gato de dos patas.
-¡NO! NO ES JUSTO QUE TENGAS MUCHA ROPA Y YO NO. - Gritaba.
- Pero Lay ya te trajo ropa... - Dije mientras recogía cada una de las prendas regadas en el piso.
- SOLO FUE UNA VEZ, ESTÁ SUCIA Y NO ME GUSTA ESTAR SUCIO. - Renegaba mientras brincaba de un lado a otro.
- ¡Eso es porque te la pasas jugando en el patio trasero con los árboles! - Le grité.
- Necesito limpiar mis uñas y hacer ejercicio, ¡Este cuerpo sensual no se mantiene solo! - Me lanzó un pantalón a la cara.
- Por supuesto que no... ¡YO PAGO LA COMIDA QUE CONSUME ESE DISQUE CUERPO SENSUAL! - Quite la ropa de mi cara.
- Pero tienes mucho dinero y no creo que te afecte gastar de vez en cuando. - La obstinación de este gato es increíble. - Lo que pasa es que eres un tacaño.
- No soy tacaño, solo me encargo de ahorrar para el futuro. - La verdad es que el dinero si me sobra, ni quisiera sé dónde guardar todas las tarjetas negras.
- No me importa, yo quiero ropa bonita o me voy. - Se detuvo en frente de mí cruzando los brazos. Sus pupilas ámbares mostraban decisión y no creo que pueda cambiar.
- ¿Quieres ropa bonita? - Pregunté.
- Sí. -
- ¿O te iras? -
- SÍ. -
- Pues buena suerte haya afuera. - Contesté y me di la media vuelta.
- ¡¡¡YIFAN ERES UN IDIOTA!!! - Escuché que gritó a todo pulmón y me empujó al pasar corriendo a mi lado.
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Ya pasaron tres horas y no he visto a Chen, ¿de verdad de habrá marchado?
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Ya son seis horas... ¿Qué haré si en verdad se fue? Meh, eso se busca por caprichoso.
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¡AY DIOS MÍO! Ya es de noche y Chen no ha aparecido. Ya casi es su hora de dormir y Chen no puede dormir sin tomar su vaso de leche tibia ni sin su cobertor de patitos. Tengo que llamar a alguien, ¡Ya sé! La marina puede servir en estos momentos, recuerdo cuando accidentalmente deje abierta la puerta de la piscina de mi delfín y los buenos amigos de mi papá en la marina nos ayudaron a recuperarlo. Ellos pueden ayudarme.
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Después de llamar, el teniente de la marina dijo que no puede ayudarme en la búsqueda de mi gato. Pfff, ni quien los necesite, pero ahora ¿qué hago? ¿Los bomberos? ¿La CIA? Dios, ¡¿Por qué es tan difícil cuidar de un gato?!
- ¿Bueno? -
- ¿Lay? -
- ¿Qué paso ahora, Kris? -
- Este... Mmm... - ¿Cómo decirle sutilmente? - Creo que perdí a Chen...
- ¡TÚ, PEDAZO DE IDIOTA! ¡¿CÓMO QUE PERDISTE AL GATO?! - Auch, el grito del Lay desde el otro lado casi explota mi tímpano.
- TE JURO QUE NO FUE MI CULPA. - Intente defenderme.
- Espérame. En cinco minutos estoy ahí. - Y colgó. ¿Qué haré, que haré? Un unicornio anterógrado molesto es muy peligroso. ¡HELP ME, MOM!
Ding dong.
- Ahora, ¿Cómo fue que se te escapó? - Lay entro inmediatamente al abrir la puerta.
- Claro, pasa. - Solté al aire mientras me hacía a un lado.
- A los negocios, Kris, que no cuento con mucho tiempo. - Increíble, Yixing serio no se parece en nada al esponjoso unicornio que conozco.
- Bueno... Le perseguía porque estaba tirando toda mi ropa al piso mientras se quejaba de que él no tenía nada para ponerse y que la ropa que le diste estaba sucia y...
- Espera... ¡¿No le has comprado ropa?! - Ahí van de nuevo los gritos.
- Yixiiiiiinggg, es aburrido comprar ropa para gatos, es tan pequeña y para nada linda y...
- Imbécil. - Lay me dio coscorrón. - Es una persona, sólo lo llevas a la tienda de ropa, que se pruebe lo que le gusta y si le viene, la pagas, ¿es muy difícil eso? - Me miró esperando mi respuesta.
- Pos no... -
- ¡Aish! Lo que tienes de grandote, lo tienes de... -
- ¡Xing-Xing! - De la nada salió corriendo Chen y se colgó del cuello de Lay. Estaba manchado de hollín, tanto su ropa como su cara. ¡Es tan liiiindooooo! ¿Qué? ¿Lindo? ¿Yo, un macho que se respeta, diciendo que alguien es lindo? ¡Ni loco!
- ¿Dónde estabas, Chennie? - Le preguntaba Lay mientras le limpiaba la cara. *Grrrr*
- Me escondí en la chimenea. Aquí el poste con patas me trata muy mal, Xing-xing. Llévame contigo, quiero vivir contigo. Xing-xing si me quiere. - Chen hacia pucheritos hacia Lay mientras se le colgaba, el otro simplemente le miraba con ternura mientras acicalaba su cabello. Sentía que un tic nacía en mi ojo y la sangre me hervía.
- ¡No! ¡No puedes irte con él! ¡TÚ ERES MÍO! - Grité mientras lo despegaba de Lay.
- ¡Pero tú ni me quieres! Nunca me prestas atención cuando quiero jugar contigo, siempre leyendo libros sin dibujos o frente la cosa esa con teclas. - Se cruzó de brazos indignado.
- ¡BIEN! ¿QUIRES ROPA Y JUGUETES? ¡MAÑANA IREMOS DE COMPRAS! ¿FELIZ? - terminé.
- ¡Claro que sí! Eres el mejor dueño del mundo. - Se me abalanzó y me dio un beso en la mejilla. - Ahora dame de comer, humano. - Chen se encamino a la cocina meneándose de un lado a otro.
- Cierra la boca o entraran moscas. - Dijo Lay mientras me sacaba de mi asombro. - Me voy, mi trabajo aquí ha terminado. -
- Gracias por todo, Yixing. Siempre eres de gran ayuda. - Le despedía desde la puerta.
- De nada. Te veo luego, Fan. - Y Lay se fue por donde vino.
- HUMANOOOOOOOOO, MI PANCITA TIENE HAMBREEEEE -
¡MALDITA SEA ESTE GATO DEL DEMONIO!
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