Capítulo 4
TRAVIS
Cuando salgo del restaurant de Devyn, voy con paso tranquilo a casa, sé que papá me dicho que tome el auto para venir a buscar el desayuno, pero necesito aire fresco y una buena distracción de la pesadilla que he tenido, en el camino, el timbre de mi celular anuncia una llamada y me las ingenio para pasar la bolsa de comida y las malteadas a una mano para con la otra sacar el celular, leo el identificador de llamadas, es una llamada de uno de mis compañeros, Matt Brightly.
—¿Hola? ¿Orman? ¿estás ahí? ¿acaso estoy soñando porque has respondido el teléfono? —su voz suena asombrada y una sonrisa torcida se dibuja en mí boca. Desde que abordé el avión para venir a casa, he estado evitando responder sus llamadas y no porque no quiero hablar con él, es mi mejor amigo, lo veo como a un hermano, la razón por la que no respondo es porque insiste en que es una pésima idea que quiera retirarme.
—No sueñas, Brightly, soy yo, Travis, vivito y coleando.
—Menos mal, hermano, ya estaba comenzando a darte por muerto.
Bromea.
Hay una pequeña pausa, ninguno de los dos dice mucho, el silencio no es incómodo, pero yo no tengo la menor idea de qué decir y él también parece estar sin palabras.
—¿Qué tal va todo en casa? ¿estás disfrutando el retiro?
Si bien, no ha pasado ni una semana de que llegué a casa.
—Es bueno estar de vuelta.
Me veo diciendo, aunque no siento para nada estas palabras, desde que puse un pie en Daxton Hollow no había tenido una pesadilla sobre Elena como la que he tenido anoche.
Suspiro.
—¿Vas a contarme que tal van las cosas allá o preferir el silencio como siempre? —se queja Matt del otro lado del teléfono, no le encantan los silencios, es algo impaciente.
—¿Qué quieres que te diga? No hay mucho que contar, Daxton Hollow es un pueblo pequeño con la misma población de siempre.
Matt suspira, lo cual me hace pensar en Elena, sé que él la quería tanto como yo, quizás no del mismo modo, pero lo hacía y su perdida también le ha afectado.
—Definitivamente suena como Daxton Hollow —bromea, rompiendo el silencio de nuevo—. Deberías de invitarme a conocerlo algún día.
A diferencia de Elena y mía, Matt se crío en la ciudad.
—¿Sabes? Ella solía contarme historias fascinantes sobre tu pueblo.
Es inevitable no hablar de ella, su recuerdo sigue vivo entre nosotros, sin embargo, suspiro, Elena siempre amó vivir en Daxton, le encantaban cada una de las personas que habitan y lo tradicional que pueden llegar a ser, mientras yo quería salir del pueblo, hacer una vida lo más lejos posible de todas las personas que ambos conocíamos, ella quería vivir aquí para siempre.
—Lo sé, podría invitarte.
En miles de ocasiones, me negué ante la idea de invitar a Matt a casa en algún futuro, pero Elena estaba orgullosa de vivir aquí y sé que le prometió invitarlo algún día.
—Tal vez —dice, pues sabe que nunca ha estado en mis planes que conozca el pueblo.
—Quizás para acción de gracias.
Propongo, el pequeño suspiro que suelta me deja saber que está algo asombrado por mi invitación, yo también pero no tengo intención alguna de negarme.
—Bien, te agendaré para acción de gracias —inquiere—. Cambiando de tema, ¿ya sabes que harás?
Guardo silencio pensando las cosas por un momento, aunque Matt ha preguntado, no le he dicho las verdaderas razones por las que he decidido regresar a casa, no le he dicho que tiene que ver con esa última carta que él me dio, que esas simples palabras me han hecho regresar, tampoco lo he dicho que me he enfadado ante el hecho de que la mantuvo consigo por mucho tiempo.
—Si has llamado para saber sí regresaré al ejercito o no, mis palabras ya están dichas, no volveré.
—Oye, no solo he llamado para eso, sabes que eres como un hermano para mí —me deja saber, después suspira con algo de cansancio—. También he considerado retirarme, trabajaré con papá, las cosas no serán las mismas sin ti, te extrañaré junto con el resto del equipo.
Entiendo de antemano a que se refiere, en el ejercito creas más que una hermandad con aquellos que van a la guerra contigo, algunas amistades duran para siempre sin importar qué.
—Creí que habías dicho que no te retirarías.
—Lo hice, pero quiero hacerlo, mamá me dio la noticia anoche de que papá ha estado mal del corazón, al parecer sufrió un infarto hace un año y no quisieron darme la noticia para que no me preocupara, no puedo regresar sabiendo que ellos y mis hermanas me necesitan.
Matt a diferencia mía, es el hermano mayor de tres hermanas mujeres, por lo que siempre le escuchas dar los mejores consejos sobre chicas, gracias a su experiencia viviendo con ellas.
—Te entiendo, creo que es una buena decisión, nos vendría bien probar nuevos aires.
—Sí, pienso lo mismo, sobre todo a ti, después de lo que sucedió...
Ni siquiera puede terminar su comentario, hablar del tema es difícil para él tanto para mí, antes de que las cosas se pongan peores, me apresuro a cambiar de tema, nos ponemos al tanto sobre nuestros días como civiles, a él también le está costando adaptarse un poco a su vida fuera del ejército y asegura que no tiene la menor idea de que será de él fuera de este.
Cuando llego a casa, papá y yo desayunamos en silencio sin decir mucho, pienso en que es muy pronto para decirle mis planes sobre invitar a Matt para acción de gracias porque aun falta tiempo, por lo que no hago ningún comentario sobre ello, después voy a mi habitación donde me tumbo sobre la cama a meditar un rato hasta que me quedo dormido.
Elena aparece en mi sueño por segunda ocasión, esta vez, su voz hace eco por mis oídos, escucho un gran pitido que no me deja escuchar con claridad, su voz es alejada y grita mi nombre una y otra vez, la voz del oficial a cargo de la misión, Vance, se escucha dando órdenes al resto de los soldados, intento abrir los ojos, pero por culpa de la explosión a un par de metros míos, es imposible que pueda mantenerme despierto, sobre todo consciente, quiero levantarme pero mis piernas duelen al igual que mi hombro derecho, mi arma ya no está conmigo y mi hombro sangra, vuelvo a hacer mi esfuerzo por levantarme pero fallo, caigo de nuevo, la voz de Elena se vuelve a escuchar, la busco entre los escombros, hay un par de soldados heridos, a lo lejos, un escuadrón de soldados llega, la voz de Elena se intensifica y la busco entre los soldados, obligando a mis ojos mantenerse abiertos, pero ya no escucho su voz, se pierde entre el ensordecedor pitido, sin embargo, la reconozco entre los soldados que vienen a ayudarnos, a lo lejos, grita algo que me es imposible de articular, quizás me pide que resista, pero mis ojos se cierran de nuevo y pierdo la conciencia.
Antes de que el sueño pueda continuar, me despierto dando un brinco en la cama, mi piel se encuentra con una ligera capa de sudor y mi corazón latiendo con fuerza debido a la pesadilla, me paso las manos por la cara y me levanto para ir al baño y lavarme, contemplo mi reflejo en el espejo, no tengo ningún comentario para mí por más que quiera decirme un sinfín de cosas, sobre todo insultos, pero no estoy pensando con claridad.
Decidido a deshacerme del mal sueño, enciendo la regadera y tomo una larga ducha deseando que la pesadilla se vaya con el agua.
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