Capítulo 3

MADDY

—Definitivamente, eso suena como Travis Orman.

Inquiere Charlotte, tumbada sobre su sofá mientras cambia a la televisión.

He puesto a mi amiga al tanto sobre los hechos del bar y la cafetería, le conté sobre el misterioso hijo de Ian, a quien, al parecer, todos en este pueblo conocen con exactitud y nadie es muy afecto de él, no sé si debo de sentir envidia por la mayoría, pues mi intriga hace aquel hombre sea enorme a medida en que Charlotte y yo hablamos.

—¿Qué hay con él? —pregunto, sin ocultar mi curiosidad, no hace falta que lo haga, ella lo descubriría tarde o temprano. Charlotte opta por una postura más rígida en el sofá antes de mirarme con una ceja enarcada.

—¿Cómo que qué hay con él? —cuestiona y me encojo de hombros, ella me observa por unos largos segundos antes de darme una respuesta que deseo escuchar—. Travis dejó el pueblo cuando se enlisto en el ejército hace años, regresó después de una o dos misiones, pero después de la última vez que se fue de casa, no supimos nada de él hasta hoy, ni siquiera Ian sabía sobre su paradero.

Me veo asombrada, no por el hecho de que me diga que Travis estuviera en el ejército, aquello ya lo sabía, sino por el hecho de que no había mantenido contacto con su padre, quien, hasta ahora, considero que es algo ermitaño y juraba que no tenía hijos, siempre lo veía solo. Aquella información que me proporciona mi amiga explica mucho.

Antes de que pueda hacer otra pregunta, Charlotte se adelanta.

—No sé mucho sobre la vida de Travis, Maddy, así que antes de que me ataques con más preguntas, te informo que no puedo responder a muchas de ellas.

—Ni siquiera sabes qué voy a preguntarte.

Me quejo y ella me da una mirada seria.

—Te conozco bien como para deducir que tienes mucha curiosidad sobre su vida —asegura y me ofrece una maliciosa sonrisa—. No te culpo, Travis es un bombón.

A esto, le agrega un guiño que me hace negar, no la contradigo ni mucho menos oculto que está en lo cierto, porque es guapísimo.

—No fuera curiosa si todos ustedes no se comportaran como si siempre tuvieran un secreto.

—¿Qué querías? Estás en Daxton Hollow, todos aquí tienen secretos, incluso tú.

Me tenso. Aunque Charlotte se ganó mi confianza el primer día en que puse un pie sobre este pueblo, me costó bastante abrirme con ella, quien es una chica que no le cuesta para nada expresarse, habla con facilidad, es brutalmente sincera y la mayor parte del tiempo, no oculta nada, mucho menos tiene miedo a ser juzgada, de alguna forma, Charlotte consiguió hacerme hablar sobre las verdaderas razones por las que había llegado a Daxton, el lugar al que llamo ahora hogar.

—Aún así, este pueblo está lleno de ellos.

—No puedo contradecirte, me críe aquí —inquiere, encogiéndose de hombros—. Pero a diferencia de muchos, he aprendido a tomarle cariño a este lugar.

Sonrío, a pesar de todas esas cosas malas que este pueblo posee, es imposible no tomarle cariño.

Según Charlotte, solo existen dos tipos de personas en Daxton Hollow, aquellos que aman demasiado su pueblo como para nunca abandonarlo y aquellos que lo detestan tanto como para no volver a poner un pie en cuanto salen.

—Comprendo el sentimiento.

Me veo diciendo y hay un breve silencio entre las dos.

—Por si las dudas, Travis es del segundo tipo de persona que vive en Daxton. —aclara para mí, lo que me hace mirarla más atenta—. Detestaba este lugar por lo que no puedo negarte que me sorprenda que esté de vuelta, no después de... mucho.

Su mirada se nubla un poco y percibo su cuerpo tensarse como si le preocupa decir algo que no debería, cosa que me hace sentir más curiosa.

—¿Qué quieres decir?

Insisto, queriendo conocer más sobre mi casi nuevo vecino.

—Hubo algo —dice sin poder ocultarlo—. No puedo decir qué, pero hubo una razón por la que Travis no regresó en mucho tiempo, en realidad, no sé como decírtelo, yo juraba que jamás volvería después de su incidente.

Me hubiese gustado indagar más en el tema, pero la tensión en mi amiga me hace detenerme y no hacer más preguntas sobre Travis. Por otro lado, no me sorprendería que ocultará algo como todos, aquí.

—Cambiando de tema, eres muy afortunada en que prácticamente sean vecinos —dice, con una mirada picara—. Estoy segura de que se ejercita por las mañanas, tendrás una buena vista de él sin camisa corriendo, dios, te envidio por eso, ¿aceptas inquilinos en casa?

Rio ante su inesperado comentario y es imposible que mi mente no vague ante una imagen del hijo de Ian sin camisa y shorts deportivos, seguro que se vería sexy.

—Debo ser muy afortunada en ese caso —bromeo.

—Lo eres —afirma—. Sobre todo, por la parte en que te defendió de Wesley, eso sonó como una historia coqueta de chico malo y chico buena, digno de él.

Ruedo los ojos, restándole importancia. Charlotte es muy fantasiosa.

—Parece que todos tienen algo qué decir sobre él, ¿no? —me veo diciendo—. Lo conocen bien.

Pues no hasta ahora, no he escuchado a una persona que no tenga una opinión sobre el soldado.

—Claro, Travis siempre ha dejado de qué hablar —agrega, después suelta un pequeño suspiro—. Pero no deberías de meterte con alguien como el Maddy, lo digo en serio, la mayoría aquí no es muy afecta a él.

El rumbo de la conversación se vuelve pesada.

—No estoy interesada en involucrarme con él, es guapo y sí, me siento intrigada, pero sabes bien que no estoy buscando... —ni siquiera puedo terminar porque los recuerdos tormentosos de mi pasado se recapitulan en mi cabeza, atormentándome, Charlotte estira su mano para tocar la mía, me ofrece una sonrisa.

—Lo sé Maddy, solo quiero que estés bien.

Agradezco de tenerla como amiga, porque no sé que habría hecho si no la tuviera en mi vida, Charlotte se ha vuelto como la hermana que siempre deseé y nunca tuve, es más que mi mejor amiga, la quiero y agradezco que no me haya juzgado desde el principio cuando le conté todo, ella más que nadie sabe lo difícil que había sido para mi llegar aquí, lo que me costó reinventarme y hacer mi vida por mi cuenta.

Regreso a mi casa después de que ambas cenamos. Dentro de la privacidad de mi departamento, consigo olvidarme un poco de todo, aunque la conversación con Charlotte me ha hecho revivir el mal momento y eso me envuelve en ansiedad, me hace pensar en todas esas malas decisiones que había tomado años atrás y en la persona que me convertí sin querer.

Yo tenía una grandiosa vida en California, lo tenía todo y lo abandoné para instalarme en Daxton Hollow, mis padres siempre me enseñaron a que debía de hacer frente a las situaciones, sin embargo, yo no pude hacerlo, no soporté aquello, mucho menos el desastre en que me había convertido, lo detestaba, había dañado a muchas personas que quería, apartarme de ellos fue lo mejor que pude haber hecho, este pueblo de alguna forma me recibió con los brazos abiertos y ahora lo consideraba mi hogar, no pensaba abandonarlo, al menos, esperaba nunca hacerlo.

Tal como mi amiga había dicho, la mañana en que salgo a recoger mi buzón, mi nuevo vecino está corriendo por la vereda, salvo que sí posee una camisa, agradezco tener que despertarme temprano para trabajar porque creo que en el fondo me hubiese dado mucha pena que me viera toda desaliñada al recoger mi buzón, porque Travis no me pasa por desapercibida, voltea en mi dirección y estoy casi segura que atisba una diminuta sonrisa en mi dirección o quizás era una mueca por la ronda de vueltas que lleva, pues a juzgar por su cuerpo sudado, lleva rato corriendo.

No quiero verme muy chismosa viendo por la ventana mientras el continúa haciendo ejercicio por los alrededores, así que contengo mis enormes ganas de asomarme a verlo y me concentro en mi correo, el cual no es mucho, solo se tratan de un par de recibos que debo de pagar, pues nadie tiene idea sobre mi paradero.

Al aparecer en la entrada de la cafetería, como siempre, me dirijo a la cocina, marco mi turno y tomo los primeros pedidos del día, no esperaba que Travis regresará, a decir verdad, una parte de mí deseaba que no lo hiciera o por lo menos, que no tuviera la suerte de estarme encontrando con él habitualmente, pues lo menos que necesito es que alguien despierte mi interés y sí hay alguien que podría hacerlo, sin duda sería él, pues por mucho que no quiera admitirlo, es el tipo de hombre en el que yo me fijaría sin dudarlo.

Pero es un pueblo chico e imposible no toparse con alguien, así que pongo mi mejor cara y me obligo a controlar mis repentinas emociones cuando tomo su pedido, está ocasión, no ha tomado asiento junto a la barra ni en ninguna mesa disponible, se ha acercado a la registradora para ordenar para llevar.

—Agrega dos malteadas de caramelo —asegura después de pedir el desayuno para él y para su padre, quien no ha venido, registro los datos y dejo la nota para Brandon, antes de regresar a darle su cambio—. No tenía idea de que vivieras en la misma calle.

Inquiere con cierta curiosidad, levanto mi mirada, la cual había estado fija en la registradora, evitando encontrarse con sus ojos marrones.

—Oh sí, prácticamente somos vecinos —no sé me ocurre que decir con exactitud, él asiente. Deseo que otro nuevo consumidor aparezca en nuestra vista, pero no sucede, y ahora hay un silencio algo incómodo a nuestro alrededor.

—Sí, mi padre dijo que solías ayudarlo de vez en cuando —habla, cosa que no me esperaba, a veces, cuando veo a Ian fuera de la casa, batallando con sus plantas, suelo ofrecerme a ayudarle, al principio, se rehusaba ante la idea de ayudarle, pero con el tiempo, dejó que le ayudará con su pequeño jardín—. Gracias, él no suele aceptar ayuda cuando se trata de su jardín.

Eso es algo que yo había percibido desde un principio y aunque su padre siempre me agradece por echarle una mano de vez en cuando, le ofrezco una sonrisa.

—De nada, me gusta ayudarle, tiene un lindo jardín.

Es verdad, Ian posee un encantador y perfecto jardín, prácticamente, vive para cuidarlo, al menos siempre eso he pensado.

—Sí, es su pasatiempo favorito desde que tengo memoria.

La señora Marshall se acerca al mostrador y posa una mano sobre el hombro de Travis, interrumpiendo nuestra conversación.

—Travis, solo quería venirte a decir que agradezco tu servicio por la nación —inquiere con una sonrisa, que dibuja una en el rostro de Travis, al asentir.

—Gracias de nuevo, señora Marshall.

—No tienes que agradecerme, estoy contenta de tener hombres fuertes como tu que defienden el país, muchas gracias.

Estoy segura de que la señora Marshall ya ha agradecido a Travis antes, sin embargo, su falta de memoria le impide recordarlo que hace que agradezca una y otra vez. Sin decir otra cosa, se aleja dejándonos de nuevo a solas, Brandon hace sonar la campanita que indica que un platillo ya estaba terminado, tomo una bolsa de plástico y guardo el desayuno de Travis y le entrego las malteadas en la mano.

—Gracias —hace un gesto hacia la comida—. Te veo después.

Doy un asentimiento como respuesta y lo observo irse.

-------------------------------

¡Hola! ¿Cómo están? Como pueden darse cuenta, Travis y Maddy ocultan algo, dos pasados distintos, ¿Qué creen que podría ser? Espero que disfruten el capítulo!

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top