Capítulo 2
MADDY
Justo el día en que ayudo a Charlotte tomando su turno en el bar de Shane, Wesley tiene que pasarse de copas e intentar manosearme, no desconozco que el chico está interesado en mí, tampoco es que yo me haga la difícil, simplemente no estoy interesada en él y se lo he dejado claro en muchas ocasiones pero justo hoy tiene que olvidarlo luego de emborracharse y si no hubiera sido por aquel chico, quién sabe que pudo haber pasado, porque si algo tiene Wesley es que es demasiado terco y musculoso a diferencia mía.
Por una parte, me siento agradecida porque el chico me echara una mano sin siquiera yo pedírsela, no era de extrañar que la mayoría aquí fuera solidaria de vez en cuando, desde que llegué, he conocido a personas con un gran corazón, sin embargo, una de las cosas que caracteriza al pueblo de Daxton Hollow es que es un lugar tan chico que la mayoría de sus habitantes creen conocer todo sobre la vida de los demás y por esa razón, se sienten con el derecho de juzgar y opinar, además de que algunos ciudadanos son bastantes conservadores con sus ideas, incluso el primer mes fue difícil adaptarse, o más bien lo fue el resto del año, los ojos curiosos siempre sobre mí atentos a mis movimientos e intrigados por saber las razones por las que decidí mudarme a un pueblo como este.
Dos años aquí y he memorizado el rostro de todos como para asegurar que jamás he visto al chico de la barra y me ha dejado más que intrigada luego de que dijera que es de por aquí, al principio pensé que probablemente estaba mintiendo, los pocos turistas que venían aquí cuando mucho pasaban una noche en el pueblo y muy pocos eran los que venían al bar de Shane en un viernes por la noche porque preferían ir a la ciudad pero cuando vi que Ronan se dirigió a él con cierta familiaridad, supe que no estaba mintiendo y por la forma en que Wesley se comportó, debía tener una explicación y esa era que probablemente existiera un vínculo con el chico.
Justo después de que se fue, Ronan puso orden en el lugar, le pidió a Wesley que liquidara su deuda y se fuera del bar y siendo el chico noble y generoso que es, me espero hasta la salida para asegurarse de que no me encontrara en peligro después de cerrar, lo cual es casi gracioso teniendo en cuenta que este pueblo es demasiado tranquilo.
Aviento las llaves de la casa sobre la barra una vez que me aseguro de cerrar, estaba cansada, fue un día bastante ajetreado y lleno de trabajo, y fue de esa forma porque después de terminar mi jornada normal de seis horas en el restaurant de Devyn tuve que suplantar a Charlotte, quien padecía de una enorme migraña que no consiguió levantarse de la cama para ir a trabajar al bar.
Estoy tentada de llamarle para contarle lo que había sucedido, pero termino quedándome dormida en cuanto me recuesto en la cama, a la mañana siguiente, me despierto temprano como de costumbre y voy directo al baño a tomar una tibia ducha, estamos en el mes de octubre, el frío está comenzando a llegar poco a poco y aunque estoy acostumbrada al frío, prefiero el verano.
El restaurant de Devyn queda a diez minutos de casa en auto y veinte minutos si deseo ir a pie, por lo que siempre acostumbro a ir en auto y rara vez opto por caminar. Como siempre, estaciono mi auto junto a la entrada en el pequeño estacionamiento para clientes, Devyn's no es un restaurant de lujo o algo por el estilo, es un restaurant casual y el más popular del pueblo teniendo en cuenta que el especial de Devyn es uno de los platillos más buenos que puedes comer en tu vida.
—Buenos días.
Saludo al entrar al local, la pequeña campanita anuncia mi llegada y Brandon, el cocinero e hijo único de Devyn, se asoma desde la cocina, ya con una espátula en mano.
—Hola Maddy, ¿qué tal tu jornada anoche?
Pregunta cuando aparezco en su dirección, me quito mi abrigo y lo cuelgo en el perchero que tenemos, después, me abro paso por la cocina y voy hacia la freidora donde ya hay una tanda de papas fritas, me aseguro de evitar que se quemen y las sirvo en un plato.
—No tienes idea de lo que sucedió anoche.
Me da su mejor sonrisa.
—He escuchado rumores, pero prefiero que me los confirmes.
Contesta y volteo a verlo de golpe, me da su mejor sonrisa, esa que dice que no debería de sorprenderme que sepa los acontecimientos de la noche anterior, ha estas alturas, todos deben de estar enterados.
—¿Acaso no hay algo que se les escape en este pueblo? Hasta juro que, si hay una invasión ovni, ustedes serian los primeros en enterarse de ello.
—Por milésima vez, bienvenida a Daxton Hollow, me sorprendé que lleves dos años aquí y aun te sorprendas por eso.
Ríe a secas.
Brandon tiene razón, en un pueblo como este, nada se escapa.
—Bien. El chico de la pelea en el bar al parecer es de aquí.
Digo tomando una papa frita para llevármela a la boca.
—Así es, Travis Orman el atractivo soldadito hijo de Ian Orman.
Enarco una ceja ante el repentino dato curioso que Brandon me acaba de proporcionar, conocía al señor Orman, sin embargo, no tenía idea de que tuviera un hijo, él jamás lo ha mencionado.
—¿Lo dices en serio?
—Muy en serio —pronuncia dándome una mirada divertida—. Es guapo, ¿no?
Ruedo los ojos intentando restarle importancia a eso, Brandon siempre suele hacer un comentario como ese cuando un chico atractivo se presenta en el restaurant o cualquier otro lugar. Mi amigo se acerca a mí y me da un pequeño empujoncito en el hombro.
—Vamos, no finjas que no te pareció atractivo, Travis siempre lo ha sido.
—Lo es —admito dándole el lado, lo que dibuja una sonrisa triunfadora en su boca—. Pero ese dato no es relevante ahora, ¿cómo es que el señor Orman tiene un hijo y yo no lo sabía? ¡Juraba que estaba solo!
—¿Acaso lo querías para sugar daddy? —inquiere enarcando una ceja y le doy una mirada seria antes de sacarle la lengua, él continúa cocinando, está preparando un par de huevos revueltos, yo por otro lado, busco el kétchup para ponerle a las papas y me aseguro de poner una tanda nueva—. A Ian no le gusta hablar mucho sobre su hijo, sabes que el viejo es algo reservado.
Lo sé a la perfección, es prácticamente mí vecino, vivimos a cinco casas y es amable cada mañana que le saludo, incluso mantenemos pequeñas conversaciones sobre su jardín, pero nunca tocamos algún tema de su vida.
—¿Qué hay con eso de soldado?
Pregunto. Con Brandon, no hay necesidad de ocultar mi curiosidad, puedo preguntar sobre cualquier cosa y él siempre trata de darme la mejor respuesta.
—Travis es militar, se fue de aquí hace un par de años, no estoy seguro de a dónde con exactitud, pero no había vuelto desde... —su mirada se pierde en el tapiz de la pared como sí tuviese que pensarse bien sus siguientes palabras, lo que despierta más mi curiosidad—. Ya hace buen tiempo.
Concluye negando, soy curiosa pero no me gusta presionar del todo para sacar información sobre un tema, prefiero ser algo discreta en eso así que trato de no darle mucha importancia al tema. Después de sacar las papas de la freidora, me pongo mi delantal y salgo de la cocina para ir a tomar los primeros pedidos del día.
La señora Farrell ya está en su habitual mesa junto a la puerta para poder observar a todo el que entra en el local, me acerco a ella y tomo su pedido, también tomo el pedido del señor Sanders, el del equipo de policía local y después de asegurarme de que no falta nadie de ordenar y entregarle las ordenes a mi compañero, me pongo a sacar un par de cuentas sobre las últimas ventas de la semana.
Por lo general, los fines de semana son los días más saturados para nosotros, sobre todo por la mañana, pues los turistas pasan por aquí antes de continuar un viaje largo por carretera, es una buena oportunidad para vender el doble de lo que solemos vender entre semana, sobre todo para conocer caras nuevas. La campanita de la entrada timbra indicando que tenemos un nuevo cliente, deduciendo que, como todos, el nuevo cliente buscará una mesa disponible para tomar el desayuno, continúo haciendo mis apuntes en la libreta, sin embargo, cuando escucho pasos acercarse a mí, levanto mi mirada para encontrarme con Travis.
—Buenos días —saluda en tono serio pero educado, sus ojos están fijos sobre los míos y aunque yo no soy una chica tímida, su mirada intensa consigue sonrojarme un poco. Son unos ojos color miel preciosos.
—Buenos días, ¿deseas ordenar? —pregunto forzando una amigable sonrisa en la boca. No estoy segura si desea desayunar aquí o pedirá para llevar, la mayoría suele comer aquí, pero algo en él me es difícil de averiguar cuál será su preferencia.
Le toma un minuto tomar asiento en uno de los bancos detrás de la barra cosa que me sorprende un poco, aun quedan dos mesas desocupadas y él es el único ocupando un asiento junto a la barra.
—¿La especialidad de la casa? —pregunta algo dudoso—. No estoy muy seguro de cuál sea, pero tomaré eso.
Me alejo de la caja registradora y tomo un menú para entregárselo, quizás ya ha comido aquí antes o quizás no.
—Tenemos dos tipos de especialidades, por la mañana ofrecemos waffles belgas con jitomate y espinaca —menciono y su nariz se arruga un poco—. También tenemos fritata de jamón con espinaca y queso de cabra.
—¿Hay algo a lo qué no le pongan espinacas? —pregunta con su mirada enfocada en el menú, rio por lo bajo, la mayor parte de nuestros desayunos llevan espinacas.
—Waffles con tocino —respondo—. También hay huevos revueltos con jamón y...
—Waffles con tocino está bien —interrumpe cerrando el menú y empujándolo un poco, lo retiro de inmediato, de nuevo, está mirándome fijamente y creo que no hubiese tenido ningún inconveniente con ello si su mirada no fuera tan intensa—. Y una malteada de chocolate.
—De acuerdo, en un momento traigo tu orden.
Me alejo de él, coloco el menú con el resto y voy a la cocina para dejarle la nota a Brandon quien está muy concentrado con su música mientras cocina. Al regresar al mostrador, veo que Travis está mirándome, lo que hace que mi cuerpo se tense, no es esa clase de mirada psicópata y acosadora, más bien es una mirada intrigante, le ofrezco una pequeña sonrisa ya que no quiero ser grosera ignorándolo, los acontecimientos de la noche anterior vienen a mí, pienso en que debería de agradecerle por ayudarme con Wesley ya que no le agradecí aquel gesto, así que me armo de valor para acercarme de nuevo a él.
—Oye, sobre anoche, no tuve oportunidad de agradecerte por lo que hiciste —digo frente a él, una mueca se dibuja en sus labios, cosa que lo hace lucir atractivo.
—De nada —dice a secas. No es la respuesta que esperaba, en realidad, no sé qué respuesta esperaba realmente, pero creo que me hubiese gustado que hiciera otra clase de comentario que me hiciera tener una pequeña conversación con él.
No queriendo verme como una tonta, me alejo de su presencia, un par de clientes nuevos que hacen ciclismo entran al restaurant, salgo a tomar su pedido y después sirvo aquellos que ya estaban listos, Travis y yo no intercambiamos ningún comentario salvo un simple 'gracias' de su parte cuando le entrego la comida.
Deseo no estar cerca de él, pero lamentablemente, tengo que continuar con las cuentas en la caja registradora que casualmente está a un par de metros cerca de él por haber escogido la barra para sentarse a comer.
—¡Buenos días, Maddy! ¡Brandon! —Saluda Devyn entrando con entusiasmo al local, levanto mi mirada para ofrecerle mi mejor sonrisa.
—¡Buenos días, Devyn!
Exclamo con el mismo entusiasmo que ella, cuando llega al mostrador, su mirada se posa en Travis, quien come en silencio.
—¿Estoy soñando o es real a quien veo sentado en mi restaurant disfrutando uno de mis talentosos platillos?
Las palabras de Devyn, hacen que Travis levante su mirada y le ofrezca una sonrisa, antes de limpiarse la boca con la servilleta y levantarse de su asiento para saludarla, Devyn extiende sus brazos invitándolo a abrazarla, él tímidamente se acerca a ella y la envuelve en un pequeño abrazo.
—¡Dios mío! ¡Mirate! —exclama con asombro, Devyn es una mujer que no tiene ningún problema con expresar sus emociones—. ¿Cómo es que estás en casa?
—Llegué hace tres días —responde Travis, serio, Devyn asiente aun con esa expresión de asombro e incredulidad en ella—. Es bueno verte.
—También es bueno verte, mi niño —Devyn vuelve a aprisionarlo entre sus brazos y plantarle un beso en la mejilla que provoca que la nariz de Travis se frunciera, al separarse, ambos se ofrecen una sonrisa—. Estás... ¡Dios, aún no creo que estés en casa! ¿Por qué tu padre no ha dicho nada?
Se queja posando sus manos en sus caderas, Travis frunce los labios, ahora luce incómodo.
—Le he pedido tener un poco de tiempo —es una respuesta algo seca y corta, Devyn no lo cuestiona, solo asiente.
—Claro, necesitabas tu espacio —inquiere—. En verdad me da gusto que estés aquí, Travis, siempre es bueno tenerte en casa.
El cuerpo de Travis se tensa con las palabras de Devyn, luce incómodo por el comentario, pero no la contradice, asiente cabizbajo y vuelve a tomar su asiento en la barra para terminar su desayuno, no es mi incumbencia entrometerme, pero de pronto me siento curiosa por la tensión que se crea a nuestro alrededor.
Termino distrayéndome de aquellos pensamientos y terminar mi trabajo, continúo atendiendo a los nuevos consumidores y limpiando el local como de costumbre, Travis pide una segunda malteada después del desayuno y se queda en el local ocupando el mismo asiento mientras que la mayoría se marcha, cosa que es extraño, soy empleada y prefiero estar mil veces en otro lugar que pasarme gran parte de mi mañana sentada en un taburete mientras bebo malteadas por mi cuenta.
Para el medio día, nos vemos desocupados de la clientela, Brandon aprovecha el tiempo para preparar un par de sándwiches de queso y una gran orden de papas fritas para los dos.
—Travis, ¿aún sigues aquí? —le pregunta el chico rubio en cuanto abandona a la cocina con nuestros almuerzos, Travis frunce los labios.
—¿Hay un inconveniente con eso?
Tengo la impresión de que no desea ser grosero, pero tiene una manera muy seca de hablar que sus palabras pueden salir de una forma brusca de él, Brandon niega de inmediato.
—Para nada, ¿te importa acompañarnos? —lo invita, saliendo del mostrador para colocar la comida en una de las mesas libres, pegada a la ventana—. Prometo rellenarte la malteada y dejarte comer de nuestras papas gratis.
Asegura, lo que provoca que una risita baja saliera de él.
—¿Comerán ambos? —pregunta Travis, Brandon y yo asentimos al unisón, su mirada se posa en mi por unos segundos y no puedo hacer mejor que ofrecerle una pequeña sonrisa que él responde con una un tanto torcida.
Hay que resaltar que, aunque no sonríe y tenga ese semblante serio de pocos amigos, sigue teniendo un rostro bastante atractivo.
—Vamos, únetenos —insiste Brandon, mientras le quita la malteada vacía para ir a rellenarla—. No mordemos, yo sé que Maddy luce como una chica intimidante, pero te aseguro que es tan tierna como un osito de felpa.
Dice esto último agregando un guiño en mi dirección, deseo estar cerca de él para poder golpearlo, porque su inesperado comentario, hace que me sonroje en segundos. Cuando Brandon sale de la cocina, Travis accede a sentarse con nosotros.
Entablar conversaciones nunca ha sido un problema conmigo, pero cuando Travis se sienta frente a nosotros, el ligero silencio que hay entre los tres me resulta algo incómodo y creo que, si no es por Brandon, quien tiene una grandiosa habilidad para hacer conversaciones hasta en los momentos más inoportunos, la incomodidad entre nosotros hubiera aumentado.
—¿Y bien? ¿Qué es lo que te ha hecho volver a casa?
Pregunta sin ningún filtro, tampoco oculta su interés en saber qué es lo que hace Travis aquí, quien se encoge de hombros antes de responder.
—Mi contrato venció, extrañaba a papá —responde con sinceridad, el silencio que se formula entre los tres es pesado, Travis tiene sus manos juntas sobre la mesa y me temo que la mueca en sus labios es algo habitual en él.
—Estoy seguro de que Ian está feliz de tenerte en casa —agrega Brandon con la boca llena por culpa de las papas fritas—. También me da gusto verte, por cierto, has ganado peso, aunque estoy seguro de que es más musculo que peso, como sea, te sienta bien, luces más atractivo así, ¿no, Maddy?
Brandon me da un codazo para que responda su comentario, termino ahogándome con mi bebida, ¿cómo es que siempre tiene comentarios como ese? No me hubiese incomodado si me dijera eso estando a solas, pero con Travis frente a nosotros esperando a mi respuesta, es vergonzoso.
No puedo evitar sonrojarme en cuanto consigo aclarar mi garganta.
—Bueno, estoy segura de que debes de ejercitarte bastante, ¿no? —en cualquier otra ocasión, hubiese seguido la corriente a mi amigo y coqueteado, coquetear nunca fue algo difícil para mí, disfrutaba hacerlo todo el tiempo, pero conocía de ante mano las consecuencias que podía llevar hacerlo y no estaba aquí para tomar riesgos.
—Es parte de la dieta.
Agrega Travis, restándole importancia al comentario. Por mi parte, la incomodidad nunca me abandona y cuando tengo oportunidad de propinarle una fulminante mirada a mí amigo, lo hago.
—Y Travis, ¿Por qué no nos cuentas que ha sido de tu vida últimamente? —pregunta Brandon de nuevo, haciendo conversación entre los tres, noto que Travis se tensa en su lugar algo incómodo por la pregunta de mí amigo.
—El ejército es complicado, no hay mucho que pueda contarte.
Es una respuesta corta y afilada, es evidente que no quiere dar más información al respecto y aunque Brandon es un chico muy curioso que exige respuestas la mayor parte del tiempo, con Travis no presiona sobre el tema y lo deja pasar.
—Bueno, en ese caso te cuento un poco sobre lo que ha sucedido en el pueblo desde que te fuiste —dice despreocupado, Travis suelta una risita seca que forma una sonrisa en su boca que encuentro sexy—. Marshall está en su segundo matrimonio con Melissa Moore, la vieja Molly tiene un tatuaje en la espalda baja, son tres mariposas pequeñas, se lo hizo perdiendo una apuesta. Sobre los hombres, ¿Qué puedo decirte? Siempre es lo mismo, consumidos en el trabajo, Wesley siendo el idiota de siempre y hablando de los Reef, han hecho un par de construcciones más por aquí, incluso tu padre ha estado trabajando un poco los fines de semana, se le ve contento y viene aquí de vez en cuando por los famosos desayunos de Devyn, pero seguro ya sabes esas cosas, nada interesante ha pasado desde que te fuiste, espera, sí ha pasado —Brandon me da una mirada coqueta y una sonrisa socarrona—. Esta chica de aquí se mudo a nuestro pueblo, cosa que es curiosa teniendo en cuenta que viene de la ciudad.
Las cejas de Travis se enarcan con curiosidad, detesto a Brandon por soltar su bocota. La campanita de la entrada indica que tenemos nuevos clientes, Brandon y yo nos volteamos a ver de quien se trata y los tres nos sorprendemos al ver a Ian entrar, quien posa su mirada sobre nosotros y se sorprende al ver a su hijo sentado compartiendo el almuerzo.
—¡Ian! —exclama Brandon, siempre tan inoportuno. Ian oprime una mueca en nuestra dirección y se acerca lentamente.
—Hola, chicos —nos saluda a todos, los tres damos un asentimiento y la mueca permanece en sus labios hasta que le habla a su hijo—. No tenía idea de que aquí estabas.
—He venido a desayunar.
Responde Travis, no sé por qué siento curiosidad por todas esas respuestas cortas que da. Ian asiente.
Brandon le toma el pedido a Ian, ambos nos retiramos de la mesa para preparar su pedido dejando a Travis a solas con su padre a solas, sé que no es de mi incumbencia, pero percibo la tensión entre ambos hombres, quienes se marchan juntos después de entregar su comida a Ian.
No se lo digo a Brandon porque estoy reservando mis comentarios y preguntas para Charlotte, pero tengo mucha curiosidad por Travis, además de que su atractivo físico despierta cierto interés en mí, un interés que espero que con el tiempo pase.
-------------------------------
¡Hola! ¿Cómo están? No tenía pensado venir por aquí con un capítulo de esta novela pero me gusta mucho la trama y me he decidido por actualizar, así que espero que disfruten el capítulo y gracias por las +100 lecturas!<3
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top