Capítulo 1

TRAVIS

—¿Cómo te sientes? —pregunta papá quien se encuentra recargado en el marco de la puerta de mi habitación, sus brazos están cruzados sobre su pecho, su cuerpo rígido y mantiene una expresión seria en el rostro.

—Estoy bien.

Inquiero sin mirarle, estoy seguro de que lo escucho resoplar desde su lugar ante mi respuesta corta y sistemática.

—Bien, te dejé el desayuno sobre la mesa por si tienes hambre, volveré más tarde.

—Gracias.

Me apresuro a responder, si quiso agregar algo más, no le di tiempo de hacerlo.

Esta vez suspira y se aleja de la habitación dejándome de nuevo solo, aprovecho el que se va para volverme a recostar sobre la cama ya que estaba sentado en ella contemplando mi chapa de identificación, después de pasar la yema de mi pulgar una vez más, vuelvo a colocármela.

Son alrededor de las siete de la mañana, apenas he conciliado el sueño y lo único que quiero es no levantarme nunca de la cama, sin embargo, salgo de ella en cuanto escucho el sonido de la puerta de la entrada cerrarse.

Había llegado aquí dos días atrás, después de pasar tres semanas en el hospital después de una cirugía, ahora soy un civil más con una vida común y corriente como todos en Daxton Hollow, un pueblo pequeño a las afueras de Pensilvania.

Después del desayuno, me preparo una segunda taza de café negro, ya había olvidado lo buen cocinero que es mi padre, después de siete años sirviendo al país, es duro tratarse de adaptar de la noche a la mañana, incluso cuando he crecido en este pueblo.

Quizás es por la historia, por la vida que construí antes de irme y la que dejé en claro después de volver a casa, no mucho ha cambiado, sigo siendo el mismo para todos.

Travis Orman el chico busca problemas que se enlistó en el ejército a sus dieciocho y regresó a casa buscando más problemas, al menos eso fue lo que dijeron muchos después de regresar a casa luego de tres años, tenía veintiuno, aún era testarudo, pensaba con las hormonas antes que la cabeza y ocasionaba peleas con cualquiera que se cruzara en mi camino, ahora tengo veinticinco, los siete años dentro del ejército, construyeron una nueva versión de mí mismo, ya no soy el mismo chico de años atrás que buscaba problemas, mi vida cambió por completo.

Luego de mi segunda taza de café, lavo los trastes, solo somos dos en casa, papá y yo, con quién todavía no he podido entablar una conversación, no es que él se niegue a hablarme, no lo hace, está vez soy yo quien se ha rehusado a compartir palabra alguna.

Aunque él también fue un solado en su tiempo y puede comprender algunas de las cosas por las que he pasado, no estoy preparado para hablar de los hechos, nunca lo he estado, aun cuando ya han pasado dos años, si tuviera oportunidad de hacerlo, evitaría tocar el tema del ejército a como diera lugar, sin embargo, cada que cruzo esa puerta, hay una persona que quiere agradecerme por mí servicio a la nación y por supuesto, están las miradas llenas de rencor y odio que aún me guardan otros a pesar del tiempo que ha pasado, solo hacen alimentar mis peores recuerdos.

No puedo evitar ser quien soy por más que quiero, estoy acostumbrado a ser de cierta forma que es difícil cambiarlo de la noche a la mañana.

Me quedo en casa por el resto del día, sin hacer nada, veo un poco de televisión, a decir verdad, no le presto mucha atención al programa que se transmite, tengo la mente perdida en cualquier cosa menos la realidad, para alrededor de la noche, las nueve para ser exactos, le digo a mi padre que iré al bar por una cerveza, omitiendo la razón por la que quiero emborracharme.

Desde que salí del hospital y puse un pie en casa, me he rehusado a la idea de que no volveré al ejército nunca más, me he retirado, todo gracias a ella.

Daxton Hollow es un pueblo pequeño, con alrededor de tres mil setecientos habitantes, en su mayoría, todos se conocen entre sí, es helado en invierno y cálido en el verano, con una gran vegetación, es un pueblo turístico y tradicional desde mi punto de vista, las personas aquí son bastante conservadoras y se rehúsan a abandonar sus ideas.

Para un chico que se crio toda su infancia en un pueblo como este, el ejército era un paso enorme, significaba adentrarse a una vida distinta a la que siempre estuvo acostumbrado, explorar terrenos nuevos y también significaba renunciar a la vida que alguna vez detesto durante su juventud.

Para ser un pueblo pequeño, estaba lleno de sus propios secretos y el peso de cada uno de ellos a veces era abrumador y absorbente, a diferencia de la mayoría, mi sueño no era formar un hogar dentro de este lugar, yo siempre quise escapar, aventurarme a la vida a las afueras de Daxton Hollow y después de mi tercera misión, aquí estaba de vuelta en el lugar donde alguna vez consideré mi hogar.

El alcohol penetra mis fosas nasales en cuanto abro la puerta del bar, está algo vacío para ser un viernes en la noche, supongo que es así por ser las nueve de la noche, si no me equivoco el lugar debería de llenarse pasadas de las diez teniendo en cuenta que no hay mucho que hacer un viernes por la noche aquí.

Camino con paso seguro hacia la barra, reconocería a cualquiera que trabaje en este lugar aún con el pasar de los años, sin embargo, la chica de cabello rubio y piel un poco clara que está detrás de la barra me resulta una extraña.

—Buenas noches, ¿Qué puedo servirte?

Inquiere alegre, ofreciéndome su mejor sonrisa.

Decido ignorarla mientras tomo asiento en uno de los taburetes junto a la barra, percibo el atisbo nervioso de la chica dando golpecitos ligeros sobre la barra mientras espera mi respuesta.

—Una cerveza, por favor.

Contesto, seco.

Ella asiente, se aleja del mostrador y viene segundos después con un tarro de cerveza lleno.

—Gracias.

Digo antes de darle un trago, la chica vuelve a sonreírme como lo hizo al principio, la observo alejarse y atender al hombre a mi lado a quien reconozco como Tyler Finley, el viejo sheriff del pueblo.

Antes de que se percate de mi mirada, la desvío de vuelta hacia la chica, quien continúa atendiendo al resto con una gran sonrisa, definitivamente jamás la he visto por aquí, lo que despierta cierta curiosidad en mí teniendo en cuenta que es muy raro que haya nuevos habitantes en este pueblo.

—¡Ey, guapa! —exclama una voz a mi derecha, el joven Wesley Reef es un chico de cabello oscuro, alto, musculatura corpulenta y si mal no recuerdo, trabaja para la compañía de construcción del pueblo, dicha compañía, lleva su apellido. Construcciones Reef. —¡Sírveme otra cerveza!

Exige en voz alta, Wesley acaba de llegar con otros cinco chicos más que reconozco también de la constructora, ignorándolo, bebo de mi cerveza concentrándome en la canción country que está sonando por los altavoces de la bocina del local, no soy muy amante de la música country pero me recuerda a un viejo amigo que solía escucharla cada que teníamos oportunidad en Afganistán, el recuerdo de él me hace sonreír al vacío, es una lástima que Arnaldo ya no esté con nosotros, perdió la vida cuando una granada estalló en el tanque militar en el que se encontraba.

Sin intención alguna de traer malos recuerdos en mí cabeza, me deja un mal sabor de boca. Me concentro en la canción y continúo haciéndolo siete canciones más mientras bebo tres cervezas más, sigo observando a la chica, quien se mueve con agilidad de un lado a otro atendiendo a cada cliente y me pregunto cuánto tiempo lleva trabajando en este lugar.

—Madison, más cerveza en la mesa cuatro.

Reconozco la voz de Shane, el dueño del lugar de inmediato y él, quien está a solo dos asientos parado a mi lado, voltea en mi dirección y sé que también me reconoce.

—Travis —pronuncia mi nombre con un atisbo de sorpresa—. Estás en casa.

—Lo estoy, señor.

Respondo, no queriendo entablar una conversación con él, lo ignoro y me concentro de nuevo en la chica, que está sirviendo un par de jarras de cerveza, a estas alturas, se ve algo ajetreada por hacer el trabajo por su cuenta.

—¿Cuándo llegaste?

Pregunta Shane acercándose a mí para sentarse en el taburete a mí lado, no volteo a verlo.

—Hace dos días.

—No te había visto por aquí, no tenía idea de que volviste.

—Estoy seguro de que no.

Respondo.

—Eso es bueno, hijo, apuesto a que tu padre debe de estar contento de tenerte en casa.

—Lo está.

Digo sin ánimos, por el rabillo de mí ojo, veo a Shane asentir y tomar una profunda bocanada de aire para luego soltarla, es como si estuviera conteniendo sus palabras de hacer otro comentario.

—Escucha, este lugar es tranquilo, sabes muy bien las reglas no quiero...

—Tranquilo, no tendrás problemas —interrumpo su repentino comentario, si bien, no soy la persona favorita de Shane, sobre todo cuando siempre terminaba ocasionando una pelea dentro de su bar, incluso recuerdo estar vetado por meses, pero las cosas son diferentes ahora, no estoy buscando pelea con nadie en particular—. Solo estoy bebiendo un par de cervezas y ya.

—Ya veo.

Responde tranquilo, aunque duda de mi capacidad para mantenerme fuera de pleitos en su bar, y honestamente, yo también lo hago.

—¿Quieres rellenar tu cerveza? —pregunta la chica que recién regresa de servir las cervezas en la mesa cuatro, asiento y ella retira mi tarro para llenarlo, Shane aún continúa sentado a mí lado—. Aquí tienes, ¿Te sirvo algo Shane?

Empuja el tarro en mi dirección sin despegar la mirada de Shane, quien sonríe y niega al mismo tiempo.

—Gracias, pero estoy bien, solo he venido a inspeccionar cómo va la noche.

—Va bien, te prometo que me aseguraré de cerrar bien el local.

—Confío en ti —asegura Shane y de nuevo sonríe—. Bien, me voy. Fue un gusto verte, Travis.

Habla al tiempo en que se levanta de su asiento, alzo mi cerveza y doy un asentimiento, tan pronto como se marcha, la chica comienza a limpiar la barra con un trapo y retirar los tarros vacíos.

—¿Eres nueva por aquí?

Inquiero cuando limpia cerca de mí, alza su mirada la cual se encuentra con la mía, hay poco maquillaje en su rostro, la luz amarillenta que expide del bar ilumina su rostro haciéndolo lucir un tanto pálido.

—Algo así —responde con una diminuta sonrisa—. Aunque seguramente tengo más tiempo aquí que tú, ¿Tampoco eres de por aquí?

Pregunta, su mirada ya no está sobre mí, está fija en la madera de la barra mientras limpiaba, pero su sonrisa permanece.

—Yo no diría eso.

Bebo un trago de mi cerveza y la observo, su ceño se frunce.

—¿Eres de por aquí? —cuestiona dudosa—. Jamás te he visto.

—Estuve un tiempo fuera.

Me encojo de hombros, ella se queda observándome como si estuviera tratando de descifrarme y después de un tiempo, continúa en lo suyo.

—Entonces, ¿en dónde vives?

—No muy lejos de aquí.

No voy a decirle exactamente dónde vivo, ella asiente.

—Ya veo.

Dice, después murmura algo que no es legible para mí y desaparece.

—¡Ey, guapa! ¡Madison! —grita Wesley, de quien yo me había olvidado. Por el tono que hay en su voz, ya se ha pasado un poco de cervezas—. ¡Ey, Maddy! ¡Te estoy hablando!

Grita, a quien parecer era la camarera y barman del lugar.

Con que se llama Madison, pienso, no es un feo nombre.

—Lo siento, ¿Puedo ayudarte en algo Wesley?

—Dame otra cerveza.

Exige colocando el tarro vacío con fuerza sobre la barra, sigue siendo el mismo Wesley de siempre, el chico impulsivo y autoritario, Madison, no muy contenta por el tono de voz que Wesley usa, toma el tarro y desaparece para llenarlo.

—Aquí tienes, Wesley, ¿ocupas algo más?

—Sí, me gustaría un beso tuyo, ¿Qué me dices de eso?

Pregunta, la nariz de Madison se arruga en disgusto.

—Lo siento, pero paso.

Dice, lo que hace que Wesley fingiera tristeza.

—Vamos Maddy, estoy tratando de llevarte a la cama desde hace ya tiempo, ¿continuarás haciéndote la difícil?

Insiste, está vez, me volteo a verle.

No es la primera vez que escucho a un hombre hablarle de esa forma a una mujer, conocí a varios chicos de mi unidad que trataban a las mujeres como si fueran solo objetos y no personas, detestaba que lo hicieran.

Wesley dirige su mirada hacía mí sus cejas se alzan en asombro al verme.

—¿Travis? ¿En verdad eres tú?

—El mismo.

Digo sin humor, él sonríe, no es la típica sonrisa que le regala a las chicas, sino una del tipo burlesca.

—Vaya, que sorpresa que estés aquí. Travis Orman, el soldado de guerra más codiciado.

Inquiere con humor, le doy una mirada seria.

—¿Qué quieres?

—¿Qué pasa? ¿Así saludas a tus colegas?

—No somos colegas.

Aseguro, él y yo nunca hemos sido lo que se podría decir amigos. Bebo otro trago de mi cerveza para restarle importancia a su presencia.

—Bueno, es un gusto que estés de vuelta en casa, bienvenido. —dice sin humor de entablar conversación conmigo, agradezco de que así sea, Wesley alza su cerveza al aire y le guiña un ojo a Madison—. Gracias, preciosa.

Ella aprieta los labios algo incomoda.

Wesley siempre fue la clase de chico que busca diversión por una noche y si no me equivoco, solía tener un récord que él y sus amigos crearon para ver competir con cuantas chicas del pueblo podían acostarse entre ellos, era patético.

Por esta ocasión, bebo mi cerveza con calma asegurando que es la última que beberé por el resto de la noche, no deseo emborracharme, prefiero pasar el rato escuchando la música del local que bebiendo. Una hora más tarde, el lugar promete estar cada vez más lleno de clientes e incluso algunos se unen a cantar al unisón las canciones que se emiten.

—¡Ey, guapa! ¡Sírveme, otra! —Wesley está de nuevo junto a la barra, yo no me he levantado de mi lugar desde que llegué y no tengo intenciones de hacerlo, porque no deseo socializar con nadie en particular—. ¡Ey Madison!

—¡Espera, Wesley! ¡Estoy ocupada! —grita Madison con un pequeño enfado en su voz mientras rellena tres tarros de cerveza y los coloca sobre la charola, seguro va a llevarlos a una mesa—. Te atiendo en un minuto.

Inquiere cuando sale detrás de la barra con la charola en una mano, me giro a ver a donde sirve los tarros de cerveza, es a un par de hombres mayores que también reconozco que trabajan en la constructora, ellos le agradecen con amabilidad por entregarles las cervezas.

—¿Vas a servirme otra ahora? —pregunta Wesley en dirección a Madison, quien no luce muy conforme ante la insistencia de él.

—¿Estás seguro de que quieres otra? Deberías de ir a casa ahora.

Habla mientras se acerca de nuevo en nuestra dirección, debido al alcohol, Wesley ya arrastra las palabras, tal como es de esperarse.

—¿Y vendrás conmigo está noche?

Inquiere muy cerca de ella, lo suficiente cerca para darle una nalgada en el trasero que la deja sorprendida.

—¡Wesley!

Exclama con enfado.

—Vamos, preciosa, te he rogado desde que pusiste un pie en este pueblo y... —aprovecha a cercanía de ambos para colocar sus manos a los costados de las caderas de Madison, quien intenta empujarlo, pero debido a su delgado cuerpo, es imposible zafarse del agarre de Wesley fácilmente, me levanto de mi lugar, poniéndome alerta para ayudarla.

—Sabes que no estoy interesada en ti, por favor suéltame. —Madison coloca las manos sobre su pecho y lo empuja con fuerza, es en vano, Wesley la aprisiona más a él e intenta besarla, ella vuelve a poner resistencia.

—Ey, amigo, dejala.

Pongo una mano en su hombro con intención de separarlo, es un par de centímetros más alto que él, pero mi estatura no intimida a alguien como él, eso lo sé de antemano. Con enfado, la suelta sin humor y ella rápidamente regresa detrás de la barra.

—¿Qué? ¿Quieres llevártela tu también? —inquiere molesto—. Quizás y tú tienes suerte de llevarla a la cama, es una chica...

Antes de que continúe hablando mal de ella, lo tomo por el cuello de la camisa.

—No seas un hijo de perra y ten más respeto por la chica, ¿quieres?

Ríe a secas, claramente no se siente intimidado por mí y no espero que lo haga.

—¿Y quién lo dice? ¿tú?

—Ella es una...

—No lo repetiré de nuevo.

Pronuncio apretando los dientes, mi paciencia es poca, sobre todo con las personas como Wesley. Con brusquedad, se zafa de mi agarre y alisa su camisa.

A estás alturas, el volumen de la música había disminuido un poco y todos los presentes en el bar, tienen sus miradas en nosotros.

—No has cambiado mucho que digamos, ¿no? —inquiere Wesley molesto por lo que había hecho, digamos que él se considera el macho alfa, que lo tomara por la camisa y le pidiera que respetara a la chica, seguro arruina parte de su reputación.

Lo menos que deseo es tener una pelea aquí, con mi reputación, solo me traería problemas, así que me doy media vuelta dispuesto a marcharme, Wesley habla a mis espaldas, estoy dispuesto a dejarlo pasar, sin embargo, él piensa todo lo contrario, pues colma mi paciencia cuando la menciona, es como si eso hace estallar mi tolerancia y como aun no estoy muy lejos de la puerta, me basta dos pasos para regresar y propinarle un buen golpe en la cara.

Por supuesto, Wesley no se queda sin dar guerra y me da un golpe en la nariz que le asegura dejarle sus nudillos morados.

—Vamos, ya has compartido chica anteriormente, ¿o te has olvidado de eso?

Lo tomo de nuevo por el cuello de la camisa y le doy un par de golpes en la cara, no hace falta que diga el nombre de Elena en voz alta, sé que estamos hablando de ella. Pierdo la noción del tiempo con el tercer golpe, estoy molesto por que tiene el descaro de mencionarla y quiero desfigurar su cara solo por hablar de ella.

Seis hombres tienen que venir al rescate de Wesley para poder separarme de él, dos de ellos me sujetan con fuerza de los brazos y un tercero se pone de intermediario ante los dos, lo reconozco como Ronan, el hijo del sheriff quien también trabaja en la comisaria del pueblo.

—Suficiente, saben la política del bar, no se permiten peleas —nos dice a ambos, o más bien, lo dice en mi dirección para ser exactos, aprieto los labios en una mueca—. Travis, conoces muy bien las reglas y tu Wesley, también, no quiero verme en la tarea de llevarlos a la comisaria esta noche.

Explica, con un movimiento brusco, me zafo del agarre de los hombres y doy un paso al frente, Ronan me mira con seriedad.

—Travis...

Sentencia, detesto el hecho de que crea que continuaré ocasionando problemas, por más que deseo partirle la cara a Wesley, no quiero ir a la comisaria.

—No estoy buscando problemas.

Asegura, él asiente serio.

—Estoy seguro de que no, pero será mejor que te vayas, en cuanto Shane se enteré que has ocasionado una pelea, te vetará el bar por más de una noche, lo conoces bien.

Tan bien como para saber que Ronan está en lo cierto.

Sin decir nada, me largo del lugar, una vez que estoy afuera y el aire fresco golpea mi cuerpo, me doy cuenta de que me he salido sin pagar la cuenta, maldigo por lo bajo porque sé que no me conviene volver a entrar, solo ocasionaré problemas si lo hago, por lo que termino yéndome a casa asegurándome que regresaré mañana por la mañana a pagar la cuenta.


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¡Hola! ¡Primer Capítulo! Primero, les deseo feliz año a todos<3. Tenía pensado actualizar en sabado pero no me he aguantado las ganas de subir el capítulo hoy así que aquí me tienen! Es la primera novela que actualizo en el año así que estoy contenta!

Si alguien aquí ya me ha leído antes, les cuento que la personalidad de Travis es muy distinta a la de todos los personajes que he creado, es algo seco a diferencia de mis queridos príncipes  pero le tengo cariño, mucho<3. 

Espero que disfruten el capítulo, como pueden ver, Elena es alguien importante en la historia,  ¿Qué creen que le sucedió? Cuentenme que tal les pareció el capítulo! Los leo<3

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