CAPÍTULO XXVII
~PDV AMARIS~
Aun mientras el agua recorría mi cuerpo trataba con todas mis fuerzas de recordar lo que sucedió anoche.
Gracias a Dios Lain no volvió a mencionar palabra alguna, de hecho no me dirigía la mirada, en verdad estaba muy enojado.
Luego de cambiarme, tomé la pastilla y nos dirigimos a almorzar antes de que me dejaran en el trabajo. Lain solo pagó su parte y la de Tayra la mía no. Iba a destrozarlo pero mi amiga me detuvo.
—Déjame decirte que eres un imbécil si te vas a comportar de esta manera. Tu y yo no éramos mattes y lo sabías desde el momento en que te transformaste, no tienes nada que reclamar aquí. —hablé mirándolo a los ojos de pie, a punto de irme.
—Eso tú no lo sabes, todavía no te hasta convertido. —Lain en verdad creía que lo haría y guardaba esperanzas en un hecho que jamás sucedería.
—¿Sabes que? Hasta que no dejes de creer esa estúpida historia que se inventó tu mente retorcida no podremos seguir siendo amigos. —En verdad estaba muy enojada con él—. ¡¿Qué te sucede imbécil?! ¿No tienes ojos para fijarte por donde caminas? —Comencé una discusión con un sujeto porque al darme vuelta para irme chocó conmigo y volteó sobre mi su bebida.
—¿Qué sucede el día de hoy Hauser que estas tan irritable? —Esa voz solo provocó que mi irritación aumentara.
—Kurbaj no estoy de humor para tus mierdas. —Lo miré desafiante al tiempo que limpiaba con servilletas el lugar en donde había caído la bebida, pero era en vano, la mancha no se iría.
—Vamos bebé te llevo a casa a cambiarte. —Tayra se acercó cautelosamente estudiando a Kurbaj.
—No tienes tiempo para eso ahora, están llegando tarde a sus trabajos y sus compañías no son tan flexibles como la mía. —Miré con amor a mi amiga.
—¿Estas segura que quieres quedarte a solas con este tipo? Sabes que no me gusta. —Ella se acercó hasta mi para que Falak no pudiera escuchar lo que ella me decía. Lain solo observaba como si estuviera a punto de atacar a su presa.
—No te preocupes puedo ir sola hasta casa. No estamos tan lejos después de todo. —Sonreí para que ella estuviera tranquila.
—De acuerdo. Vamos Lain. —Tayra tuvo que tomar su mano y arrastrarlo hasta la salida.
Una vez que se fueron dejé las servilletas sobre la mesa y comencé a caminar hacia la salida pero Falak tomó mi muñeca logrando que me detuviera.
—¿Qué mierda es lo que te sucede ahora? No estamos en el trabajo por lo que puedo hablarte de la forma en la que me plazca así que no me frunzas el ceño que solo te hace ver más idiota. —A decir verdad se veía extremadamente guapo el día de hoy, pero eso no quitaba que me desagradara su sola existencia.
—¿Te levantaste con el pie izquierdo Hauser? —Su voz ronca sonaba aun más sexy que antes pero trataba de controlarme. Al parecer estaba demasiado hormonal.
—Vete al carajo. —Lo miré fijamente y con rudeza moví mi mano para lograr escapar de su agarre.
No necesitaba más complicaciones el día de hoy así que caminé decidida a tomar un taxi pero antes de cruzar la calle mis sentidos se apagaron, fue como si hubieran bajado el interruptor.
Traté de no alterarme y mientras buscaba centrarme en mi respiración esa fragancia, tan habitual en mi vida ya, volvió a salir.
Mi nombre se escuchaba como un leve susurro, y a medida que avanzaba se hacía más fuerte.
Un lugar lejano dejaba asomar un árbol de cerezo y esa loba acostada a sus pies. Me acerqué con cuidado, pude acercarme tanto que los ojos de aquel animal me penetraban. Su ojos eran una mezcla de rudeza con dulzura, pero en mi interior podía sentir algo más que no podía explicarlo con palabras.
Mientras más sostenía su mirada un ardor comenzó a recorrer mi cuerpo centrándose en el lugar donde ahora se hallaba el estúpido tatuaje.
—¿Qué crees que haces idiota? —El tacto de su mano sobre la mía hizo que mis sentidos se encendieran de nuevo.
—Tratando de que no te vuelvas una sandía reventada por un camión en medio de toda la ciudad. —Cuando dijo eso noté que estaba al borde de la calle y que habían personas mirando en mi dirección con cara de preocupación—. Me importa una mierda lo que digas, te llevo a casa, no quiero que tu padre me destroce por culpa tuya. —Y sin más me arrastró unos metros hasta su auto.
El viaje fue bastante incómodo, estaba cabreada por todo lo que había sucedido anoche y ahora esto, en cualquier momento iba a volverme loca.
—La situación se pondrá interesante. —Falak sonrió de costado luego de decir aquellas palabras que no logré entender hasta que estuvimos a pocos metros de casa.
Su aroma podía reconocerlo desde kilómetros pero hoy pude sentirlo solo hasta antes de llegar a casa.
Alain estaba parado frente a mi puerta y en cuanto vio el auto se puso en modo de alerta, todo su enorme cuerpo decía "te destrozaré en mil pedazos". Falak solo sonreía de manera cínica, será que él supo de Alain cuando dijo aquello, era imposible que pudiera saberlo.
—¿Me puedes explicar qué esta sucediendo aquí? —Alain no esperó ni siquiera a que dijera hola.
—Buenos días Alain. —Falak lo estaba fastidiando y lo peor era que lo disfrutaba. Maldito lunático.
—No te estoy hablando a ti. —Sus palabras fueron demasiado cortantes y su mirada demasiado penetrante.
—Solo me trajo hasta casa para que me cambiara, así que deja de hacer una escena en donde no pasa nada. —dije mostrando la mancha en mi ropa.
—Eso quiere decir que desayunaron juntos... —El idiota estaba a punto de destrozar a Kurbaj, no me molestaría que lo hiciera pero preferiría que no fuera en la puerta de mi casa.
—Digamos que no tengo un buen día y no lo quiero seguir empeorando... —Lo miré fijamente para que se diera cuenta de la situación—, por lo que si quieres suponer cualquier escena estas en todo tu derecho, pero por favor, hazlo en otro lado. —Me volteé en dirección de la puerta para introducir la llave. Yo solo quería desaparecer.
—Necesito hablar contigo. —Alain había moderado su tono pero no significaba que estuviera más calmado.
No dije nada, solo abrí la puerta y ellos entraron justo después que yo, ambos. ¿En serio, no me darían un respiro? En este punto no sabía si Falak buscaba molestar a Alain, a mi o a ambos.
—Si, pasen y póngansen cómodos en lo que me cambio... ¿Les ofrezco algo? —Puse mi mejor cara mientras les ofrecía que tomaran asiento.
—Qué gentil de tu parte. —dijo Kurbaj tomando asiento sobre el sofá de cuero.
—Claro que estoy siendo sarcástica. Los quiero a ambos fuera de aquí ¡ya! —Estaba al borde del colapso y ellos parecían muy a gusto cada uno en su mundo.
—Pero si ya nos invitaste a pasar. —Falak se estaba ganando una buena trompada en su perfecto rostro.
Lo fulminé con la mirada y cuando estaba por decirme algo su teléfono empezó a sonar.
—Dame un segundo. —Se puso de pie para responder y se movió hacia un costado dejando a Alain ocupando todo mi campo de visión.
Alain solo estaba de pie frente a mi sosteniendo una mirada que no lograba comprender. Algo dentro mío se retorcía de dolor y no sabía porqué.
—Bueno, me veré en la obligación de privarlos de mi presencia por un tiempo. Nos vemos en la empresa. —Falak no se veía del todo contento con la situación pero no dijo más que aquellas palabras y se marchó cerrando la puerta.
No dije nada y subí las escaleras hasta mi cuarto sabiendo que Alain venía detrás, algo me decía que nada volvería a ser como antes y todo culpa de mi estúpida borrachera.
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