CAPÍTULO XXIII

~PDV AMARIS~

¿En verdad estaba sucediendo esto? Frente a mi estaba el imbécil de Falak con una enorme sonrisa política, de esa que es brillante por fuera y oscura por dentro.

—¿Ustedes se conocen? —Mi padre preguntó curioso al ver mi reacción y de seguro también por escuchar lo que dije.

—Si, es parte de la empresa de Alain. —No estaba segura en si debía o no mencionar que era dueño de la mitad de la empresa.

—Somos compañeros de trabajo, de hecho compartimos la misma oficina. —dijo sin borrar esa sonrisa de su rostro.

—¡Wow! Debe ser genial compartir la oficina con un tipo tan genial como Falak. —Nahum estaba todo emocionado.

—¡Uf! No te das una idea. —Mi sarcasmo comenzó a hacer su trabajo.

—Por el contrario, no creo que sea demasiado interesante trabajar con Amaris. —Nitai comentó acomodándose los lentes.

—¿Por qué mejor no tomamos asiento? Ya estan por servir la cena. —Lúa intervino justo cuando estaba por contestarle al idiota de mi adorado hermano.

—No te creas, es bastante interesante trabajar con tu hermana. —Su afirmación me puso automáticamente en alerta, y es que nada bueno podía salir de su boca.

—¿Hablas en serio? —Naim estaba escéptico al igual que sus hermanos—. No me malinterpreten, mi hermana tiene muchas virtudes pero no creo que la del trabajo en equipo sea una de ellas. —Terminó por hablar en lo que el idiota lo observaba divertido, esto cena luego sería mi horca.

—Naim tiene un punto. Ella no es buena acatando órdenes, no respeta las figuras de autoridad a no ser que sea mi padre, tampoco es buena escuchando y menos trabajando en equipo. —Nitai ahora se encontraba bastante serio enumerando, lo que según él eran mis defectos.

Falak estaba justo frente a mi por lo podía ver claramente sus expresiones, jamás dejaría de molestarme con todo lo que estaban hablando estos idiotas.

—Pues en el trabajo no se ve exactamente como la estan describiendo. —Podía sentir sus malas intenciones, después de todo nada bueno podía salir de su boca.

—¿Ah no? —Ahora mi madre era la que intervenía en la conversación, y lo que más odié es que ella estaba sorprendida.

—No. Amaris es silenciosa al trabajar —Con eso solo ya estaba mintiendo—, es muy responsable y hace todo lo que Elmer le pide, en verdad es muy aplicada en sus horas de trabajo, incluso hace horas extras como hoy. —Reconozco que algo de lo que dijo era cierto, pero algo tramaba, estaba segura.

—¡Ya! —Golpeé mis manos en un aplauso fuerte—. Cambiemos el tema de conversación. —Lo miré con odio a lo que él respondió con una sonrisa ladina, que al parecer solo yo pude ver.

—Aquí esta la cena, espero la disfruten. —Marga hizo su aparición en el momento justo y es por eso que la amaba.

La cena durante un tiempo cambió el eje de la conversación, pero luego a los imbéciles de mis hermanos se les dio por contar todo tipo de anécdotas sobre mi, desde las divertidas hasta las vergonzosas, por eso cuando la cena terminó me dirigí hasta el fondo de la casa, no podía irme hasta que el invitado se fuera, reglas estúpidas de mi madre.

Tomé una botella de vodka antes de salir, necesitaba un trago y algo de aire, estos días no habían sido muy fáciles que digamos; y a esta hora no me apetecía seguir escuchando a mis hermanos y al idiota de Falak.

Una vez que abrí la puerta el aire fresco golpó con fuerza mi rostro y yo solo sonreí. Tomé asiento en el césped siempre verde y di el primer sorbo a mi bebida.

El sabor amargo quemó todo a su paso hasta llegar a mi estómago, lo hubiera preferido cortardo con pulpa de fresa o durazno, pero hoy lo necesitaba puro.

El alcohol era lo único que apagaba mis sentidos licántropos y en este preciso momento era justo lo que necesitaba.

Después de cuatro o cinco sorbos largos a mi bebida, la botella ya se encontraba por la mitad y yo ebria.

—¿Qué haces emborrachándote aquí sola? —De verdad, y cuando digo que en verdad me estaba provocando es porque en verdad lo estaba haciendo.

—¿No tienes a nadie más quien molestar? Estoy seguro de que los trillizos estarían encantados con seguir escuchando lo que sea que hables. —Sabía que Falak estaba detrás de mi a unos cuántos pasos, pero aún así yo mantenía la vista al frente.

—Lo se, pero créeme si te digo que no soy bueno entreteniendo a las personas. —Su voz se hacía más clara y firme. Falak se sentó a mi lado y me observó en silencio.

—La verdad me importa un carajo lo que hagas. —afirmé para luego dar otro sorbo a mi botella, a esta altura la amargura ya no era un problema.

—¿En serio te estas embriagando con esto y a mitad de semana? —Él en un movimiento rápido me quitó la botella y le dio un sorbo.

—¡Oye! Búscate tu propia botella. —Se la quité de las manos y le di otro sorbo a lo que él solo sonrió—. No eres sincero y eso me encabrona, odio a las personas que no son transparentes. —Me vi confesando uno de mis pensamientos.

El fondo de la casa de mis padres era amplio, el jardín era césped con flores creciendo desde el suelo en todas direcciones, casi al final una piscina hacía más fresca la noche.

El aroma que más me gustaba cuando pasaba algo de mi tiempo aquí era el del jazmín que se erguía fuerte a unos pasos de donde nos encontrábamos sentados, ese dulzor me daba paz por muy tonto que pareciera.

—¿No crees que lo que pides es una utopía? Todos guardan secretos, no hay persona en el mundo que no lo haga. —El tono de voz de Falak se había vuelto más suave, a lo mejor el efecto del alcohol ya estaba haciendo lo suyo.

—Puede ser —Lo miré fijo a los ojos, eran profundamente claros y parecían ser transparentes, pero estaba segura que esa era una trampa de él—, pero tú eres diferente. —Él sonrió.

—¿Así? ¿Y por qué dices eso si se puede saber? —La curiosidad lo estaba consumiendo, en eso era igual a todos, al menos en eso nos parecíamos.

—No lo se, aun no lo descubro pero cada célula de mi cuerpo me dice que no eres sincero, que escondes más de lo que dices, que ocultas cosas y que no eres ni la mitad de lo que muestras. —Al terminar mis palabras bebí otro sorbo, al menos uno de los últimos ya que la botella estuvo pasando entre ambos.

—Amaris... —En el momento en el que estaba bebiendo él me llamó por mi nombre, y estoy segura que fue debido a los efectos del alcohol, pero me gustó como sonó mi nombre pronunciado por sus labios. Falak quitó la botella de mis labios y se acercó demasiado a ellos, tanto que pensé que me besaría—, deberíamos ir a dentro porque nos están buscando. —Luego de decir eso se separó y pude escuchar a mi madre llamándome.

—Con que aquí estabas... —El tono de voz de Lúa indicaba que iba a regañarme pero se detuvo al ver a Falak a mi lado—. Disculpa no sabia que también estabas aquí. —Mi madre al no ser licántropa no tenía la agudeza en sus sentidos.

—¡Oh! Disculpa si te asusté. —Él se ponía de pie para hablar con ella—. Es que luego del baño pasé por aquí y quise admirar la belleza de jardín que tienen y descubrí que Amaris estaba aquí. —Mi nombre  no se escuchó como la vez anterior.

—Me voy, ya estoy harta de tanta farza. —dije segura pero al ponerme de pie el alcohol jugó su papel. No hubo nada que no se moviera delante de mis ojos. Pensé que me caería pero el idiota me sostuvo.

—Que vergüenza que tengas que presenciar el estado en el que se encuentra mi hija. —Ella por dentro estaba que ardía de la rabia. Supe por mis abuelos que ella antes no era así pero desde que se casó y nos tuvo empezó a jugar el papel de esposa y madre, pero se muy bien que el papel que más le pesaba era el de luna del alpha.

—Que lamentable que me veas así... —La ironía ya estaba haciendo lo suyo—. Voy a pedir un taxi para ir a casa. —Torpemente busqué mi celular.

—¿No vives aquí? —Falak parecía sorprendido.

—No, ella recientemente se mudó sola a las afueras del pueblo. —Se que detestaba decirlo.

—Yo la llevo entonces, de todos modos tengo que pasar por ahí para ir hasta mi casa. —En verdad detestaba su falsedad.

—En verdad estaría más segura de esa forma, digamos que ella es algo torpe cuando se embriaga. —Me observaba molesta, lo podía notar.

—No te preocupes, la dejaré sana y salva en casa. —Algo me decía que no era del todo cierto.

Así que para coronar mi noche el idiota de Falak me llevaría hasta casa.

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