CAPÍTULO XXII
~PDV AMARIS~
En verdad no lograba comprender lo que le sucedía al idiota de Falak. Miré la hora en mi celular y era casi la hora de la cena, claramente no me cambiaría y solo para hacer rabiar a mi madre.
Al salir de la oficina me topé con Alain y Elmer, sabía que ambos me estaban esperando, o al menor Alain.
—Te llevo. —Alain afirmó como si fuera lo más obvio del planeta.
—¿Y eso como por qué? —No iba a permitir que jugara conmigo como una colegiala, enamorada pero no estúpida.
—Por que si. —Mostró esa sonrisa brillante que piensa que lo soluciona todo.
—¡Perfecto! Elmer me llevará. —respondí divertida ante la inmadurez de su contestación.
—¿Por qué? —El rostro de Alain estaba completamente asombrado debido a mis palabras.
—Porque a mi nadie me manda, creo que lo has olvidado pero por las dudas lo voy a dejar claro, yo no soy propiedad de nadie, en mi vida solo yo decido, así que Elmer nos vamos. —respondí con tranquilidad a pesar de estar a punto de estallar.
—Lo que digas preciosa. —Elmer caminó hasta mi girando las llaves de su auto en sus dedos.
—¿Y tú piensas ir? —Alain se encontraba desconcertado e indignado.
—¿Y por qué no? Jamás dejaría a pie a una dama. —No se podía negar que Elmer también se estaba divirtiendo con esta situación.
—¿Ves? Así se hace. —dije para luego voltear y seguir mi camino, se me hacía tarde para la estúpida cena.
—¡Espera! ¿De qué estaban hablando tan cerca tú y Kurbaj? —Por fin lo estaba soltando, ese era su verdadero objetivo, saber qué había pasado minutos atrás.
—Sus problemas empresariales y de co-propietarios lo solucionan entre ustedes, a mi me dejan a fuera. —Lo miré seria, en verdad esperaba que entendiera mis palabras—. Yo solo vengo a trabajar y a aprender. —Después de eso no dije más nada y seguí rumbo a la salida.
Elmer me seguía en silencio pero no podía borrar esa sonrisa de su rostro, y eso era algo que llamaba mi atención poderosamente.
—Por aquí. —dijo tras llegar al estacionamiento y señalar el auto negro último modelo, no me maten por no saber sobre autos y sus marcas.
—Gracias. —dije una vez que me senté en el asiento del copiloto.
—¿A casa de tus padres? —preguntó en lo que encendió el motor.
—¿Cómo lo sabes? Ya se, olvídalo, fue una pregunta estúpida. —Era obvio o que había escuchado la conversación o que Alain le había dicho.
—Así que te enteraste del cambio de propietario de la empresa. —Elmer conducía con la vista fija en el camino pero con una sonrisa en su rostro.
—No se los motivos ni cómo sucedió, nadie me ha dicho nada ni he preguntado. —Al igual que Elmer, mantenía la vista en el frente mientras hablaba—. Solo me enteré de casualidad y el idiota de Falak me lo confirmó. —Solté un suspiro cansino, y es que ese hombre drenaba toda mi energía.
—Con que lo llamas por su nombre. —Puta vida, sabía que había caído en su trampa para sacarme información.
—Solo cuando me saca de quicio. —Terminé por admitir.
—¿Y qué te parece nuestro casi dueño? —En sus palabras viajaban la ironía por un puente muy sutil.
—Lo detesto. —No demoré dos segundos en aceptar mi opinión sobre él—. Y es que es tan repulsivo, pedante, egocéntrico... —Comencé a enumerar todo lo que me molestaba de su sola existencia.
—No será que en el fondo te atrae. —Sus palabras simplemente me sacaron de eje. Nunca antes la casa de mis padres me había parecido tan lejana.
—No vamos a negar lo obvio, es atractivo —admití recordando sus facciones bien definidas—, pero lo que tiene de atractivo lo tiene de idiota. —Yo en verdad lo detestaba.
—En mi humilde opinión —Ahí estaba de nuevo su sonrisa, que era bastante sexy al decir verdad—, creo que él está muy interesado en ti, aunque hay algo extraño en él que no se bien que es. —Su rostro pasó de sonreír alegremente a una seriedad total como si estuviéramos hablando de una guerra.
—¿Tampoco puedes sentir su presencia? —Recuerdo que los chicos me lo mencionaron varias veces, en especial Tyara.
—¿Tú tampoco? —preguntó algo asombrado y a decir verdad dolió un poco.
—Los chicos lo vieron dos veces cuando me fueron a buscar y lo mencionaron, en cuanto a mi, tampoco puedo sentirlo aunque eso no es garantía de nada ya que mis sentidos no están al cien por ciento lo que no me he transformado. —Gracias a Dios estábamos por llegar a casa, ya me estaba sintiendo demasiado miserable.
—Tranquila, estoy segura de que te transformarás, después de todo, no todos tienen el mismo tiempo de madurez y la luna muestra los misterios más grandes cuando uno menos se lo imagina. —Se que sus palabras deberían haberme consolado pero en verdad no ayudaron mucho.
—Cambiando un poco el tema, lo de Falak es solo gusto de molestar a Alain, así que no creo que nada de lo que diga sea real. —Gracias a Dios ya estábamos en la casa de mis padres—. Gracias por traerme, ya voy tarde. —Rápidamente me bajé del coche, exactamente llevaba diez minutos tarde.
En cuanto Elmer se marchó entré a la casa y Marga se horrorizó en lo que me vio.
—Tu madre va a matarte a penas te vea en esas fachas niña tonta. —Sus regaños eran demasiados dulces.
—Primero hola Marga también te extrañé. —Me divertía verla molesta porque sabía que en el fondo no lo estaba—. Segundo la culpa la tiene ella por avisarme sobre la hora cuando todavía estaba en el trabajo y antes de que digas algo, tengo un tercer punto y es que surgió algo en la empresa... —Ella me observaba esperando para regañarme de nuevo pero la detuve—. Que agradezcan que estoy aquí, ya no tengo obligación de venir a sus estúpidas reuniones. —Marga estaba por hablar pero fue interrumpida por mi madre que hizo una aparición dramática.
—¿Acaso no fui clara con la hora? —Ahí estaba ella, Lúa, una mujer deslumbrante con un cuerpo envidiable para haber tenido cuatro hijos, en un elegante vestido ajustado.
—Deja de quejarte, me avisaste durante mi horario de trabajo, ¿qué esperabas? Te recuerdo que mi título depende del buen desempeño de este trabajo. —Ya me estaba arrepintiendo de haber venido a la maldita cena.
—¿No te hasta cambiado? —Miraba de arriba a bajo mi atuendo—. Vamos te pondrás algo de mi ropero. —Esto ya me estaba superando.
—Espera un minuto. —dije respirando profundo—. Creo que no ha quedado claro de que ya no tengo cinco años para que me mandes, además no estoy vestida como una maldita pordiocera. —Respiré profundo lo más que pude.
—Ya déjala en paz, ¿si amor? —Mi padre apareció para apaciguar las aguas.
—Pero es que mira cómo está. —Me señaló despectivamente.
—¡Listo! Esto es lo único que me faltaba. Me largo de aquí. —Tomé de nuevo mis cosas y me encaminé a la salida, tampoco es que estuviera tan lejos.
—Quédate, si le pedí a tu madre que te llamara fue porque nuestro invitado quiere conocer a toda la familia, y a decir verdad tú eres mejor que todos para juzgar el carácter de las personas. —Malik estaba ahí, de pie, ofreciéndome una cálida sonrisa.
No me mal interpreten, no siempre tuve una mala relación con mi madre, siempre fuimos muy cercanas en mi infancia hasta que crecí y ella no entendió que dejé de ser esa nena a la que peinaba y vestía a su antojo, se negó a creer que podía pensar por mi misma, muy por el contrario de mi padre que siempre me dio alas para volar respetando mi singularidad.
—De acuerdo, y que conste en actas que solo lo hago por ti. —Sonreí y corrí hasta sus brazos, era mi lugar cálido en el mundo.
—Marga ve acomodando las cosas para servir la cena. —Lúa miró a mi nana con cariño y es que nadie podía odiar a esa mujer.
—Si señora. —respondió para moverse rápidamente hasta la cocina.
—¿Y dónde esta ese tan importante señor? —Caminaba abrazada a mi padre.
—Con los trillizos, al parecer captó la atención de los tres por igual. —dijo sonriendo.
—En verdad es algo digno de admirar. —Y en verdad era un hecho, nunca conocí a alguien que encantara a los tres por igual debido a que sus intereses no se parecían en lo absoluto.
A medida que me acercaba el tono de voz se me hacía familiar pero no podía recordar dónde lo había escuchado.
—Lamento la tardanza, a mi hija se le complicó algo en el trabajo. —Mi padre se excusaba con el hombre que se encontraba sentado en una de las sillas de respaldar alto impidiendo que lo viera.
—No te preocupes, se cómo es el papeleo en una empresa ¿o no? —Cuando se dio vuelta, ahí estaba esa sonrisa siniestra y lobuna.
—Falak. —Fue lo único que dije en voz baja, pero sabía que todos me habían escuchado.
Esta sería una larga noche.
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