CAPÍTULO XIII

~PDV ALAIN~

No pensé que ella se me escaparía de esa forma, en verdad tenía ganas de cenar a su lado, pero lo que más me sorprendió fue que en el instante en el que  dijo que Malik me llamaría mi celular comenzó a sonar.

—Hable. —dije respondiendo la llamada viendo como Amaris se marchaba acompañada de Falak cuando debería ser yo el que esté en su lugar.

—¿Alain? —La voz de Malik del otro lado me devolvió a la realidad.

—Malik, tu hija dijo que ibas a llamar pero no el motivo de la llamada. —hablé en lo que me devolvía a mi oficina.

—Sabía que lo haría. Seré breve ya te deposité el precio total de la casa en tu cuenta, no se porque quieres hacerlo pero no creo que sea justo, o al menos es lo que piensa Lúa. —Era obvio que se trataba de ella, al final siempre se trataba de ella.

—Pues no necesito que me pagues nada, hago lo que sea para que mi pequeña se sienta bien y ambos sabemos que Lúa la sigue tratando como una niña de diez años cuando no los tiene. —Lo lamentaba por él si no quería oírme pero era necesario que se dieran cuenta de la diferencia que hacían entre los trillizos y ella.

—Lo se y es por eso que te estoy devolviendo la plata, yo le pagaré la casa a mi hija. —Malik en un punto era más razonable que Lúa.

—Hagamos una cosa porque de lo contrario estaremos hablando toda la noche sin sentido y todavía tengo papeleo que hacer en la empresa. —Aclaré para que entendiera que no iba a aceptar un no por respuesta.

—Te escucho, me encuentro en la misma situación que tú en estos momentos. —Hasta donde sabía la empresa de Malik estaba por cerrar un proyecto muy importante por lo que él debe releer a fondo cada documento.

—Te devolveré la mitad de lo que depositaste, de esa manera habremos colaborado ambos en la felicidad de Amaris. —Era un trato justo, lo que no era justo para Malik es que no aceptaría que me llevara la contra.

—¡Perfecto! —Su entusiasmo quedó al descubierto, quizás pensó que íbamos a estar discutiendo esto por un largo tiempo—. Nos estamos viendo, yo hablaré con Lúa para que se calme.

—Gracias. —Y tras decir eso, ambos colgamos la llamada.

Me quedé unos segundos observando el techo pensando en qué es lo que tenía de especial Amaris que me atraía hacia ella todo el tiempo. Era consciente que todavía no sabía nada sobre si era mi matte o no por lo que no se transformaba, humana estaba claro que no era teniendo un padre lincántropo y una madre mitad ninfa y mitad diosa, ella era especial y de eso no había duda.

Despejé mi mente y volví a enfocarme en lo que quedaba de mi trabajo, mi estómago rugía por comida.

Luego de comer me senté a beber en nuestro lugar especial con Amaris, no podía dejar de pensar en ella. Tan concentrado estaba que perdí la cuenta de cuánto había bebido y estaba algo ebrio.

En ese estado en vez de dirigirme hasta mi casa conducí hasta la casa de Amaris, quería verla aunque fuera un segundo, la necesitaba. Sabía que estaba mal, era mucho más pequeña que yo pero no por eso dejaba de ser ya una mujer.

Sabía que estaba despierta, desde acá podía sentirlo pero aún así le escribí para que saliera y cuando lo hice me dejó impactado.

Amaris salió con un short demasiado corto y una especie de blusa con tirantes ajustada al torso y como hacía algo de frío dejó al descubierto sus pezones, porque la muy yegua no llevaba nada debajo.

Ella hablaba pero yo no la escuchaba, estaba abstraído en la forma de su cuerpo y la fragancia que me envolvía, no pude aguantar más y la besé.

Tomé a Amaris por el cuello con ambas manos atrayéndola hasta mi boca, me urgía saborearla. La besé con pasión y la subí sobre mi regazo para entrar con ella hasta su casa. Una vez dentro la coloqué sobre la mesada que había en la cocina para tener un mejor acceso a su cuerpo.

Amaría nunca se resistió, por el contrario, era como si siempre hubiera estado esperando ese momento.

Estaba por bajar a su cuello y marcarla como mía pero Oleic se hizo presente tomando control de mi cuerpo logrando que me separara de ella lo bastante para que no me volviera a tentar.

—¿Qué pasa? ¿Hice algo mal? —Amaris era la que más confundida estaba. Me observaba con la respiración entre cortada por la excitación de hacía un momento.

—Lo siento este no debería de haber pasado. —Oleic hablaba por mi.

No me dejó decir ni explicar nada y por poco no me saca a rastras de la casa. Lo mejor sería ir a darme un baño y acostarme rogando que no me diga nada mañana.

~PDV DE AMARIS~

Me besó con pasión y posesión, como si yo le perteneciera. Me subió hasta sus cadera para que yo envolviera mis piernas en él. Mientras me seguía besando entramos a casa y me colocó sobre la mesada que había en la cocina, menos mal que no habíamos dejado algo sobre ella sino despertaría a los chicos con el ruido si se caía algo.

Nunca antes había estado tan excitada, de hecho era la primera vez, porque si, era virgen a pesar de mi edad y es que solo quería entregarme a mi matte, o sea a Alain y al parecer hoy sería el momento.

Cuando Alain llegó hasta mi cuello se separó rápidamente de mi dejando una gran distancia entre nosotros, se disculpó y se marchó.

Me quedé sentada unos minutos sobre la mesada recomponiendo mi respiración y tratando de asimilar lo que había sucedido.

Una vez que más o menos me compuse me paré y fui a cerrar la puerta con cuidado de no hacer ruido, lo que menos quería era que los chicos se despertaran y me encontraran en esa situación, pero había olvidado que mi maldita suerte era pésima.

—¿Qué haces ahí abajo a esta hora y sola? —Lain bajaba por las escaleras refregando sus ojos.

—Tuve un mal sueño y vine por algo para beber. —Justo tenía que ser él el que se había despertado.

—Hay perfume de hombre. —No podía engañar a sus sentidos, después de todo somos licántropos, o al menos ellos—. ¿Quién estuvo aquí? ¿Escondiste a alguien? —Lain encendió la luz y comenzó a rastrear el olor.

—Deja de hablar estupideces, ¿a qué hombre traería a esta hora a casa? Teniendo en cuenta de que todos huyen cuando te conocen. —dije resignada recordando la cantidad de veces que este idiota me espantó los pretendientes.

—Es que nadie te merece. —habló calmándose y se movió en busca de un vaso con agua.

—A demás, varios hombres estuvieron aquí ¿no creo que contraten mujeres en los servicios de fletes? Es solo que cuando entramos la primera vez estábamos más distraídos y como ahora estamos calmados —O al menos él— el olor se siente más fuerte y penetrante. —Terminé de explicar esperando, rogando, implorando que se creyera semejante mentira.

—Tienes razón. —Se sentó frente a mi con un vaso de agua para él y uno para mi—. ¿Vas a contarme qué tipo de sueño te saca a esta hora de la cama? —Cuando quería Lain era realmente un hombre diferente.

—Sueño con la luna y un bosque de cerezos, me llaman pero no puedo llegar hasta ellos y mientras más avanzo la luna desaparece. —Mezclé algo de lo que en verdad me había pasado con un poco de fantasía, de igual manera todo parecía irreal.

—Quizás la luna quiere que te enfoques en ella y solo la sigas libre de preocupaciones, y como es un bosque de cerezos, justo tu árbol preferido quizás signifique algún tipo de recompensa. —Me observaba con una mirada sincera y honesta, Lain le había dado una interpretación profunda a un sueño que acababa de inventar.

—¿Crees que le interese a alguien? —pregunté sabiendo lo que diría.

—Estoy seguro de que muchos hombres se fijan en ti por tu perfecto físico y pocos son los que se animarán a conocerte en mayor profundidad, solo por aquellos que lo intenten vale la pena arriesgarse. —Sus palabras me habían sorprendido completamente—. Pero por ahora solo estoy yo y con eso te debe bastar. Ahora a dormir que mañana tenemos clases. —Lain me sonrió sincero, y esa sonrisa fue la que nos unió como amigos.

Apagué la luz de la cocina y subí hasta mi cuarto, en verdad tenía que dejar de pensar en que sería la matte de Alain y abrirme a conocer a otros hombres, después de todo no me transformaría.

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