CAPÍTULO VIII

~PDV AMARIS~

—¿Estas bien? —Alain preguntaba cubriendo mi cuerpo entre sus brazos.

—Si. —respondí sin comprender mucho lo que estaba pasando.

—Me alegro. Vamos te llevaré a casa quieras o no. —Me tomó de la mano para que lo siguiera—. Vas a montar a Oleic, llegaremos más rápido hasta la camioneta y los lobos no se querrán meter con él. —Yo solo asentía, no tenía fuerzas para discutir, todavía seguía muy confundida.

Retrocedí un poco para darle espacio a que se transformara. El calor empezó a desprenderse de su cuerpo, breves olas de humo salían de cada parte de sus músculos. Por unos segundos se retorció hasta que frente a mi ya no había rastros de aquél inmenso hombre, en su lugar un imponente alpha de pelaje blanco como la nieve se hallaba observándome con cara de cachorro mojado.

No era la primera vez que me subía en él, cuando era pequeña y Alain no estaba demasiado pegado a mi hermano pedía montar a Oleic aunque fuera un rato.

—Ha sido un tiempo desde que nos vemos Oleic. —Me acerqué hasta él para acariciarlo y abrazarlo.

Al no tener la conexión de mattes no podía entender si quería hablarme, pero Oleic se las ingeniaba para que lo comprendiera. Con su ocico empujaba mi espalda para que profundizara el abrazo.

Monté después de que bajó hasta el suelo para que pudiera hacerlo, era algo difícil montar un lobo de algo más de dos metros de altura. Me sujeté de su cuello una vez arriba de él y acariciando su oreja derecha le di a entender que ya podía moverse.

El paisaje pasaba veloz ante mis ojos y la brisa golpeaba con fuerza mi rostro, aun así disfruté del viaje.

Llegamos hasta donde estaba la camioneta, y mirando atrás no me había dado cuenta de lo mucho que había caminado, para mi el recorrido que había hecho era menor.

—Espero volver a verte pronto. Sabes que te amo. —dije besando su pelaje, luego me di vuelta para que pudiera transformarse de nuevo y Alain pudiera vestirse.

—Oleic dice que también te ama. —Su voz ronca resonaba en mis oídos.

—Nadie los amará como lo hago yo. —dije segura de mis sentimientos por ambos. —Nadie en este mundo me haría cambiar lo que sentía.

—Eso no lo dudamos. Nosotros también te amamos. —Sus palabras golpearon con aire caliente mi oído, me exalté y al darme cuenta lo tenía justo detrás mío sonriendo de oreja a oreja—. Sube que ya es tarde. —Sonriendo abrió la puerta del acompañante para que subiera.

En el camino no hablamos una sola palabra, sin embargo, esos ojos claros rondaban en mi cabeza. Estaba segura que los había visto en algún lado.

—Llegamos. —La voz firme de Alain me sacó de mis pensamientos y me devolvió a la realidad que me tocaba afrontar en casa.

—Gracias por traerme. —dije en verdad agradecida.

—Nos vemos mañana después del almuerzo en la oficina. Ahora baja que tu madre ya te está esperando. —Ante eso solté un bufido molesta, odiaba que me siguieran tratando como niña pequeña.

Me bajé del auto y lo saludé agitando mi mano a lo que él solo guiñó un ojo para ponerse en marcha. Ese hombre ponía a prueba cada una de mis hormonas.

—¿Ves la hora que es? —Fue lo primero que dijo mi madre en cuanto llegué a la puerta.

—¿Te das cuenta de que me estas haciendo un planteamiento infantil? Madura mujer, tengo veinticinco años. —hablé sin mirarla, tenía que entender que ya no era una bebé para que me siguiera controlando de la forma que lo hacía.

—Mientras vivas bajo mi techo seguirás mis reglas. —Ella estaba enfurecida porque siempre la contradecía.

—No será por mucho tiempo. —Seguí sin verla porque sabía que eso le molestaba.

—Alguien tiene problemas. —Nahum apareció para burlarse, como era de esperarse de los trillizos, lo único que hacían era meterse en mi vida.

No le di importancia y subí a mi cuarto para cambiarme y acostarme, mañana tenía clases a primera hora y después del almuerzo el trabajo.

Entre sueños la voz que me llamaba aparecía esporádicamente pero lo que más me intrigaban eran esos ojos claros que estaba segura que los había visto en alguna parte.

Mi celular comenzó a sonar una y otra vez, me hice la tonta para seguir durmiendo por lo que lo ignoraba, pero al parecer no se cansaría de sonar.

—¿Quién mierda llama tan temprano? —En verdad estaba súper enfadada por haberme molestado en mis horas de sueño.

—Hola pequeña. —El sonido de su voz ronca al otro lado de la línea hizo que me despabilara en un segundo.

—Lo siento Alain, pero a qué imbécil se le ocurre llamar tan temprano por la mañana. —respondí más despierta pero todavía dando vueltas en la cama.

—Al imbécil que te tiene una sorpresa y que te pasa a buscar en media hora. —Se estaba aguantando las ganas de reír, casi que lo podía ver.

—Ok. En breve me levanto. Nos vemos. —Estaba a punto de cortar—. Alain... —dije para que supiera que no había terminado de hablar— esto contará como horas extras para que sepas. —hablé victoriosa.

—Por ti lo que sea. —Tras decir eso colgó la llamada.

Quedé unos segundos recostada mirando mi celular pensando en qué sería la sorpresa de la que hablaba.

No tenía demasiado tiempo para pensar, el tiempo volaba y yo tenía que alistarme por lo que corrí por una ducha.

Luego de la ducha me cambié con un short de jean con detalles rasgados y una camiseta blanca sin mangas pegada al cuerpo, y encima un suéter beige largo porque al ser tan temprano todavía estaba algo fresco.

Me maquillé con lo más básico que podía tener, no me gustaba mucho rellenarme la cara y parecer otra persona. Dejé mi pelo suelto, preparé el bolso con la ropa de trabajo y tomé mi mochila con las cosas de la facultad.

Un mensaje de Alain me indicaba que ya estaba esperando fuera. No quería hacerlo esperar demasiado así que me calcé mis zapatillas blancas y salí.

—Buenos días. —saludé en cuanto me subí en su auto.

—Buenos días pequeña. —Sonrió haciendo que mi mañana ya fuera una de las mejores.

—¿Se puede saber a dónde vamos? —En verdad estaba muy intrigada, sobre todo porque hizo que me despertara muy temprano.

—Si te digo deja de ser sorpresa. —Me guiñó un ojo y siguió con la vista en frente.

El resto del camino nos movimos en silencio. Noté que nunca salimos de los terrenos de nuestra manada y eso solo incrementó mi curiosidad.

Llegamos hasta la zona de las residencias de estudiantes y paramos frente a una de las mejores casas que había.

—Todo muy lindo, pero ya me conozco esta zona de memoria y he pasado mil veces frente a esta casa. Voy a matarte si me despertaste temprano solo para que viera esto. —En verdad me estaba enojando demasiado y no me importaba que fuera Alain el rey de los licántropos.

—Si, lo se. —Sonreía mientras agitaba unas llaves en su mano—. Pero estoy seguro de que quieres conocer tu nueva casa por dentro. —Terminó por decir.

—Claro que quiero... —Me detuve un segundo a reflexionar sobre lo que había mencionado—. Repite lo que dijiste. —ordené mirándolo fijo a los ojos.

—Que estoy seguro de que quieres conocer tu nueva ca... —No lo dejé terminar que me abalancé sobre él para luego tomar las llaves y salir corriendo hacia afuera.

No daba más de alegría, jamás pensé que en verdad uno de mis sueños se haría realidad. La mano me temblaba cuando intenté introducir la llave y mi corazón dio un salto cuando hizo click al girarla. Mi mundo se detuvo cuando se abrió la puerta y mis ojos quedaron fijos en el interior.

No podía ser más perfecta.

—¿Te gusta? —La voz sexy de Alain detrás de mi me hizo girar y envolverlo en mis brazos, bueno hasta donde mis brazos llegaran para rodear semejante hombre.

—Me encanta. —hablé emocionada—. Pero espera un minuto... —Me detuve a pensar— esto te debe haber costado una fortuna ¿cómo voy a pagártelo? Con lo que gane en la empresa y si vendo algunas de mis cosas... —Comencé a sacar cálculos en mi mente y siempre me faltaba.

—No tienes que pagarme nada. Es mi regalo de bienvenida a la empresa y de cumpleaños adelantado. —Yo amaba a ese hombre con todas mis fuerzas.

El celular comenzó a sonar interrumpiendo como siempre un gran momento.

—Hola amor estoy frente a tu casa dele tocar bocina y no sales ¿te sucede algo bebé? —Lain hablaba del otro lado, había olvidado avisarle que no fuera a buscarme.

—Me olvidé decirte que iba sola a la universidad hoy. Pasa por Tayra yo en este momento estoy en mi nueva casa. —Tras decir eso corté la llamada.

Era momento de recorrer cada rincón de mi nuevo hogar.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top