2-. Nylpho Salmhofer
Escena 1:-
Ella seguía corriendo por el camino lleno de espinas, podía escuchar los aleteos de aquel ser detrás suyo. Se había llevado a Lukana y ahora iba tras ella, debía escapar antes que fuera demasiado tarde. No quería ser devorada por aquella cosa. Si volteaba, era probable que aquella cosa de lanzará sobre ella y la matará para comérsela. Debía seguir corriendo, tal y como Lukana le había dicho.
Debía llegar a la Comunidad Del Bosque antes de que cayera la noche, en la noche, las bestias salen a la búsqueda de comida y jamás identifican a una persona de algún otro animal.
Hubiera estado con su abuela en Beelzenia, pero su madre se había quedado aquí y había desaparecido sin dejar rastro.
«Mamá... Tengo miedo...» pensó mientras volvía a llorar, pero sus pies no se dieron cuenta de una raíz que la hizo tropezar y caer por una colina.
Mientras rodaba, perdió el conocimiento de todo.
Aquella criatura la había alcanzado.
.....
— Estará bien, solo déjenla descansar un rato...—esa voz suave le hizo volver a despertar, miro a su alrededor.
Era una pequeña casa de madera, había hierbas colgada del techo y le llegó el suave aroma. Escuchaba a niños cuchichear desde afuera, se giró y noto su mano vendada, al igual que el aroma a ungüento en su piel.
Se sentó con cierto esfuerzo, viendo un trozo de tela caer de su cabeza hacia la sábana. Miro buscando a alguien cerca para poder preguntar en dónde se hayaba. Espera a haber llegado a un lugar seguro. Por la ventana veía a varias personas, de diferentes colores de cabello trabajar, también a niños jugar, se levantó para acercarse a la ventana abierta.
Cultivos de diferentes variedades y de plantas que jamás había visto en su vida.
La que más conocía era una Cebolleta Asombrosa, su abuela había conseguido varias y las tiene resguardadas en cajas. Los árboles de Trauben igual estaban allí, árboles que de sus frutos se conseguían cosas deliciosas. Había igual ajos, zanahorias, manzanas, duraznos, cerezas... Había frutas que conocía, pero si habla otras que vio por primera vez.
— Que rara fruta con forma de campana...
Murmuró viendo la fruta cerca de su ventana, era verde con detalles rojos en ella. También habían más frutas extrañas, había una naranja en lo alto de un extraño árbol que había visto solo en Mistyca. Incluso había una fruta alargada y amarilla que estaba cerca de su ventana.
Fue en busca de un taburete para subirse, en cuanto lo hayo, se subió a este y se retiró tratando de alcanzar.
Un paso en falso le hizo caer de la ventana hacia el piso. Cerro sus ojos esperando el impacto, pero jamás llegó.
Al abrirlos vio un pelo amarillo como el sol, junto a una piel morena llena de cicatrices y unos ojos rojos, que vieron hacia arriba y luego hacia ella «¿Estás bien?» la voz le indico que era un hombre quien hablaba.
El chico vestía ropas extrañas, con un símbolo extraño, también que había cultivos por todas partes; «¿...? ¿Dónde estoy?»
— En la comunidad del bosque, una aldea oculta en lo más profundo, casi nadie sabe de su existir más que pocas personas.
— ¿...? ¿El monstruo? ¿Mamá Lukana?
Al recordar eso, pidió bajar y correr, pero un dolor en su pierna se lo impidió haciendo que cayera. Miro hacia abajo hayandola vendada.
Sus ojos violetas se llenaron de lágrima al sentir el dolor, sentándose en el duro suelo mientras veía tu tobillo.
— No se que te haya pasado, pero no debes mover tanto tu pierna...
Lo único que esa pequeña pudo hacer fue caso, siendo nuevamente cargada y llevada al interior de la casa, en dónde ya la esperaban con una bandeja de comida.
.....
— Come un poco, se ve que tienes hambre.
Una mujer de cabello blanco dejo una bandeja de comida frente a la menor, quien se veía indecisa al ver comida muy diferente a la cual se hayaba acostumbrada.
— Tranquila, no les heche nada malo...—por su tono de voz parecía ser real lo que decía.
Tomo el misterioso pan plano y comenzó a comer en silencio, mientras las únicas dos personas la veían en silencio, esperando que terminara.
— Te dejaremos descansar pequeña, vendré después a darte un poco de medicina.
Dicho eso, ambos abandonaron el cuarto.
.....
Una vez fuera, ambas personas se mantuvieron lo más cerca posible, en caso de que la pequeña requiriera algo. El chico rubio se mantenía cruzado de brazos y nervioso.
La había hayado cuando fue al río a pescar algo para la cena de esa noche, volviendo a casa con ella entre sus brazos, también, porque buscaba a un viejo amigo que no veía desde hace mese, desde que escapó de un lugar el cuál no era apropiado llamar casa.
Había llegado corriendo a casa sosteniendo a la pequeña, quien se veía herida y al parecer, huir de algo o alguien.
Era un misterio de dónde salió, solo apareció a las orillas de ese río cuando nadie sabía de la ubicación de dicho lugar.
¿Cómo fue a dar esa niña a ese lugar?
¿Cómo sabía la ubicación de allí?
Más importante aún...
... ¿De que se hayaba huyendo está niña?
Lo único que quedaba hacer, era esperar a que ella terminara de comer y de despertara, pues al asomarse a verificar si había acabado, se había quedado profundamente dormida.
.....
En cierto lugar.
El demonio de Asmodean se movía sigilosamente en busca de su presa perdida.
Escena 2:-
Algo apartado de allí, sonidos de un animal en celo se escuchaban, gotas de sudor caían junto a gotas púrpuras que emanaban de su cuerpo.
Plumas negras caían de su espalda en cuanto llego a su destino y dejaba a esa mujer alli, cerca de el en todo momento.
.....
Disfrutando de la morena piel, de ese cuerpo delicado y robusto, esos bellos cabellos rosas, ojos turquesas que lo miraban con un falso amor, el cuál, el la indujo sin medir las consecuencias.
Esa niña de cabello blanco solo podía escuchar en completo silencio todo, no podía intervenir en lo que iba a ocurrir después. Debía buscar ahora mismo la ubicación de aquellas mujeres; la niña y la Elphe...
Una tenía idea en dónde se podía hayar, pero la menor, esa había desaparecido.
«Es momento de usar esto...», debajo de su capa, saco un papel lleno de runas, sabía que había en el. Era un hechizo de ubicación, si tenía algo que perteneciera a la menor, sería fácil hayarla «Necesito algo...». Se acercó a la ropa de Lukana, esperando hayar alguna cosa que viniera de la pequeña, pero no había nada, ni un solo mechón de cabello. Lo único que había, entre toda esa ropa, era el aroma de Lukana, quien se encontraba teniendo relaciones sexuales con el Duque Venomania.
Frustrada por eso, IR tuvo que ir a buscar algo, una relación directa con la menor; «Las cosas ahora de complican», el gato rojo salto del hombro de la chica, quien se hayaba aún buscando algo. Avanzó por el pasillo, hasta llegar cuarto y maullar. No escuchaba ya nada, seguro ya finalizaron, llevan así desde hace varios días, Lukana merecía un descanso y Sateriasis buscar más mujeres para propagar el HER que ella desea.
En cuanto la niña de pelo blanco llegó, tocó la puerta en repetidas ocasiones, escuchando pasos acercarse.
Conociendo al Duque, se asomaria desnudo, por lo que optó en cubrir sus ojos humanos, mientras el gato de mantenía observando todo.
Grata fue su sorpresa cuando la puerta se abrió y el Duque apareció solo con un pantalón y su camisa puesta
— Oh qué grata sorpresa, sales vestido...
— ¿Acaso deseabas verme desnudo?
— No cambies el tema, necesito de Lukana...
— ¿...? ¿Para que quieres a Lukana?
— Un hechizo de ubicación... Si no hayas a esa niña, Nylpho, vas a estar en serios problemas pronto.
— ¿Tan grave es?
— Si, bastante grave, ahora, quítate...
Aparto al duque y entro a la habitación, en dónde se hayaba Lukana dormitando un poco. La movió suavemente, esperando que despertara, cosa que no tardó en hacer.
La pobre se veía algo cansada y con marcas en todo su cuerpo. Mínimo logro mantenerse despierta «Necesito tu mano», le pidió mientras sacaba una aguja de tejer afilada, en cuanto Lukana extendió su mano, dió un pincho a la palma, haciendo que cayera algo de sangre.
Tomo un poco de esta y la unto en el trozo de papel, alzandolo hacia el techo del sótano.
— Terger Egassem...
Una luz amarilla emergió, esperaban que eso funcionará, pero ocurrió lo contrario.
Ni Sateriasis o IR se hubieran imaginado lo que pasaría.
— ¿Porque quedó reducido a cenizas?
— No lo sé... Es algo raro, se supone que Lukana es su madre, tu mismo la haz escuchado.
— Si, “Mamá Lukana esto” o “Mamá Lukana el otro”, a decir verdad, dirás qué extraño, pero sentí algo de envidia que a ella la llamara “mamá”.
— Y que bien me lees la mente, debo hacer otro pergamino, debo buscar algo...
La vio salir, a lo que decidió seguirla y dejar a Lukana descansar, volvería con ella después de todo.
.....
IR limpio la tinta de sus manos, viendo el pequeño trozo de pergamino.
— Necesito la sangre de la verdadera madre o de algún familiar de la niña.
— ¿Y si usamos la mía?
Con solo la mirada de IR, el Duque alzó sus manos en señal de paz.
.....
Sin previo aviso, la sangre del Duke cayó en el papel
El hechizo esta vez, funcionó
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