La Familia de Lobos
Escena 4:
Shiro miro al recién llegado más confusa de lo habitual, mientras lo veía mantener la distancia entre ambos.
— Rocma… ¿Que?
— Ella quiere decirte algo…
Mafuyu salió detrás del oso alegre, mientras extendía sus brazos emocionada para abrazar a la loba, quien la recibió sonriente mientras la veía.
— Señorita Shiro vendra a mi cumpleaños…
— Mmmmmmmhhh… no lo sé…
— Por favor…
Y el arma más efectiva de Mafuyu, que ni siquiera Rocma es capaz de resistirse y la pequeña se ha ganado vatos dulces junto a estirones de mejilla de las ancianas del pueblo cada que la veían.
Shiro se hizo la difícil mientras fingía pensar, causando una protesta adorable por parte de la menor, hasta que la abrazo y le dió un beso en la mejilla; «Me verás ahí en dos días...», fue su única respuesta, mientras la menor festejaba alegre de haber ganado contra la loba, alejándose alegre de ahí.
Solo se quedaron el oso y la loba. Otro silencio más agradable que no fue interrumpido por nada, salvó el mar que se golpeaba al enorme témpano de hielo. Mientras observaban el atardecer frente a ellos.
❄️❄️❄️
— La fiesta de Mafuyu es mañana y no se que comprarle…
— Dale algo que le guste…
— Si, como un cuchillo...
— Eso no es algo para una niña, idiota...—hablo Rock mientras se mantenía afuera fumando.
— Pues no te veo dando ideas…
— Cállense por favor, los dos...—pidió la mujer Búho, mientras Shiro se mantenía pensativa un rato. Hasta que abrió sus ojos y salió corriendo hacia el pueblo, sacando el dinero que llevaba y compraba algo que se había fijado desde hace una temporada.
«Espero y le guste...», con ese pensamiento en su cabeza, se dirigió a su casa a envolver el pequeño regalo. Mientras lo guardaba en un cajón y bajo llave, mientras suspiraba y se acomodaba para dormir, tomando una pastilla de color azul junto a una taza de te que le dejo Yukisada, mientras comenzaba a leer un libro que trataba del mundo exterior.
❄️❄️❄️
El día de la fiesta llegó, fue la primera de varios en llegar, siendo bien recibida por la bebé foca, quien se veía más que feliz al verla llegar.
— Te traje un regalo...—debajo de su abrigo, sacó el paquete envuelto en papel azul, dejándolo en la vacía mesa de regalos. Sonrió cuando la pequeña comenzó a festejar animada en recibir su primer regalo de la velada, hasta que apareció el dueño de la casa.
— Papá Rocma, mira, la señorita Shiro me trajo un regalo~♪…
Se veía feliz la pequeña bebé foca que nada podía apagar esa alegría.
— Ve a dejarlo en la mesa...—la vio correr directo a la mesa.
Se sentó en una mesa algo apartada del resto, sacando un cuaderno de su abrigo y comenzando a escribir en él, cuando una bebida fue puesta a su lado de forma repentina, por el aroma, era una bebida alcohólica y al parecer, no tenía mucho alcohol en ella, tomo el vaso dando un sorbo, mientras seguía su escritura.
❄️❄️❄️
Varios invitados más empezaron a llegar, algunos se saludaban y otros atacaban la fuente de comida. Shirogane seguía en su sitio escribiendo, casi finalizando el cuaderno que se había llevado en caso de que la fiesta tardará en empezar, cosa que al parecer no tardó demasiado.
— ¿Solo uno? Tomate otro...—algún desconocido que jamás había visto en su vida, ya en los efectos del alcohol, la animaba a seguir bebiendo, ella tenía contada sus bebidas y apenas llevaba una, se alejó lo más posible de ese desconocido, hasta hallar a Yukisada, quien charlaba animada con Rock respecto a algo.
«Sera mejor despedirme e irme», pensó mientras terminaba su trago,
Hasta que cierta chica pingüino llegó con más bebida para ella; «Mi suerte no puede empeorar más».
❄️❄️❄️
La joven loba ártica había decidido regalarle una muñeca de cuerda a la menor, tenía la forma de la misma, solo que está mantenía sus ojos cerrados y una expresión feliz, con la clásica ropa que usaba la pequeña de tan solo 3 años de edad. La termino envolviendo en un papel de forma que no sospecharan su contenido a esa que lo abrieran.
Había varios regalos más en la mesa, por lo que decidió esperar a que la llamarán y entregar el suyo en algún momento de la fiesta. Sonrió mientras tomaba lo que Peraco le ofrecía, sin saber el plan que la pingüino tenía en mente.
Rocma se aseguraba que todos se divirtieran en la fiesta, viendo a Idate siendo golpeado por Rock, Yukisada riendo por las ocurrencias de los hermanos de Peraco, Mafuyu jugando con sus amigos. Al parecer no había nada sospechoso, todos eran felices, «Todos menos una...».
Miro a dónde estaban Shirogane, quien tomaba, mejor dicho, era obligada, a seguir consumiendo el límite de bebidas alcoholicas por manos de Peraco, mientras un oso, más bajo que el, se hayaba a los pies de ambas profundamente dormido
Tuvo que ir a intervenir cuando vio a Peraco empinar una botella en Shirogane, quien ya empezaba a tener los síntomas de una persona ebria.
Al acercarse, Peraco salio corriendo asustada, mientras Shirogane tosió un poco, recostandose para dormir un rato, en lo que pasa a el tiempo.
La loba albina se quedó totalmente dormida sobre la mesa, se había olvidado entrega de regalos, dejando a una Mafuyu triste. Todos comenzaron a hablar de ella, la loba había alzado su cabeza y se quejó del ruido. Rocma se acercó a ella y la cargó, pidiendo disculpas por la descortesía de la loba albina, quien roncaba ligeramente.
❄️❄️❄️
Al llegar a la cueva de la loba sintió un misterioso aire en esta, todo se encontraba obscuro y la poca luz entraba por una ventana. Subió a la habitación de "su amada" y la recostó en la cama, ella se veía completamente mal. Más delgada y pequeña.
Se disponía a irse, cuando una mano lo sujetó de su abrigo
— ¿A donde vas?—preguntó ella, por su borrachera, no sabía que a quien le hablaba era a Rocma, creyendo que era una ilusión.
— Me voy, ya te traje a tu hogar—le respondió de forma fría, pero ella solo se rio a lo bajo, culpa de tomar alcohol.
— Quédate un rato más, Rocma, no seas Amargado—le pidió ella palmeando la orilla de su cama, sus mejillas totalmente rosadas a causa del alcohol.
— ¿Cuanta bebida te tomaste?—preguntó Rocma preocupado.
— Fue culpa de Peraco... me hizo tomar creo que... 10... 15 vasos creo
«Peraco... despídete del mundo»
Aún en la fiesta, cierta pingüino emperador estornudo. Alguien hablo de ella y no para algo bonito. Su instinto le decía alejarse de Rocma por una temporada hasta que las aguas se calmen.
Volviendo con los enamorados mutuamente.
Shiro al estar sumamente borracha se le acercó al oso polar arriconandolo. El pobre oso se encontraba con dos problemas y una vista para nada favorable.
1-. Se encontraba con una loba borracha.
2-. Su entrepierna comienza a dolerle.
3-. El busto de la menor se notaba más de lo debido y eso no favorecía su situación.
Malditas hormonas locas que aparecen en el momento menos indicado y más con Shiro borracha.
— ¿Qué pasa?—le preguntó Shiro sentándose y lo miraba.
— N-Nada....—no apartó la vista del busto de la menor. Ella al darse cuenta donde miraba solo se mantuvo seria.
— Puedes tocarlas si gustas—le dijo, el pobre oso se quedó estático ante lo dicho por Shiro, quien solo se quedó aún sentada observando. El dudoso se quedó algo en shock.
Alzó una de sus garras y tomó uno, abrió sus ojos levemente y continuó dándole masajes.
«Son muy suaves....y rebotan»
Pensó mientras continuaba con los masajes, la vio alejarse un poco y se retiraba su blusa, dejando a la vista un pecho que ni era tan grande ni tan pequeño, copa B casi llegando a la C, su delgada figura con cicatrices apenas visibles. El realizó la misma acción, retirándose su abrigo y lo que tuviera encima. Su cuerpo perfectamente ejercitado con cicatrices esparcidas.
Shiro aprovechando la guardia baja del más alto se acercó y le dio un beso dejándolo anonado, continuaron así un largo rato durante cinco minutos, mientras las manos del oso masajeaban la cintura de la menor que se sujetaba por los fuertes hombros del más alto. El mayor se separó y observó los ojos llorosos de la menor, quien tenía unas bellas expresiones de placer que iban dirigidas sólo hacia el más alto.
La recostó en la cama pasando sus garras por la cintura de la joven, acercándose peligrosamente a uno de los rosados pezones de a loba, los lamió y chupo, escuchando los gemidos y jadeos que la más pequeña le brindaba. Se acercó al rostro de ella y la besó, ella correspondió torpemente mientras paseaba sus manos por su espalda y arañaba, apretando las sábanas con algo de fuerza al sentir las manos del más alto jugar por debajo de su falda, justo donde sus pantis humedecidas por el sudor y fluidos extraños. El más alto se retiró de su pantalón y ayudó a la menor en quitarse su falda, ya ambos con muy poca ropa, se volvieron a besar, pero más demandante.
Se volvieron a separar y se miraron un rato. Las trenza que recogían el cabello de la loba se encontraban desordenadas. Rocma se retiró lo último que tenía de ropa y realizó lo mismo en Shiro, elevó una de las piernas de la joven y la besó suavemente, dando leves mordiscos. En estas y el resto del cuerpo. Hasta llegar al cuello de ella y darles leve mordiscos.
— Se gentil...—le pidió ella con cierta pena, aunque tenía los efectos del alcohol.—...Es mi primera vez—reveló. Rocma solo se mantuvo serio y algo sorprendido, el sería quien tomaría la virginidad de la mujer que amaba y no otro
— Lo seré...—hablo mientras se posicionaba entre sus piernas y comenzaba a adentrarse. A la loba le dolía a horrores, era como si le hubieran roto algo muy valioso, se sujeto con fuerza en las sabanas. Rocma se detuvo al ver las expresiones de la menor.— Perdón, me detendré si lo pides.
— D-Da-Dame... un minuto...—le pidió volviendo a sujetarse a él. Rocma observaba los hermosos ojos ámbar que la loba no mostraba para que nadie viera su debilidad, pero ahora tenía el privilegio de verlos sin que ella se pusiera a la defensiva.
La loba logró acostumbrarse y Rocma pudo comenzar con sus embestidas, abrazando a la chica y sentándola en su regazo, la vio mover sus caderas para recibir más profundo las embestidas. Hasta que el llegó al climax corriéndose dentro de ella.
❄️❄️❄️
Mafuyu se quedó despierta, pasando de la hora de su sueño. Su padre había tardado y comenzaba ya a preocuparse. Yukisada se encontraba cuidándola, Idate se encontraba amarrado, todo por cortesía de su sobrina Nagi que habías sido invitada y el padre de esta no había llegado aún.
La puerta se abrió y se vio a Rocma como si nada hubiera pasado
— Papa....
— ¿Porque tardaste oso polar?—hablo molesto forcejeando por librarse, Rocma miró a las mujeres confundido y ellas solo negaron a contestarle.
— Shiro se había puesto algo grave, así que me quede a cuidarla—mintió el mayor.
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