La Lluvia Nos Unió
Era una mañana muy relajante, el sol brillaba y traspasaba por la ventana de la habitación de nuestra querida Marinette, se podían escuchar el cántico de las aves, pero para la azabache toda esa tranquilidad se fue cuando.
<<Ring ring ring ring ring>>
—Ugh! Mmmm?.—se despierta un poco soñolienta.—¿que... ¿Que hora es?—se pregunto a si misma, estiró su brazo y agarro el reloj quitando la alarma y a la vez viendo la hora.—ah son las 7:34.—estaba a punto de caer dormida otra vez, pero reaccionó.—¡¿¡¿7:34!?!? ¡O no, llegare tarde! ¡Tikki! ¡¿¡Tikki!?!
—¿que pasa, Marinette?.—Dijo la mencionada llegando a donde esta la adolescente.
—¿¡¿¡¡Por que no me despertaste mas temprano?!?!!.—se quejó la azabache con su kwami.
—Lo intente, pero no daba resultados, además la alarma sonó como cuatro veces, ahora apúrate, ya arregle tu bolso, ropa y te traje la comida.—dijo la pequeña kwami con algo de apuración.
—ok, me voy a dar una rápido baño.—Dijo La adolescente y entro rápidamente a dicho lugar donde se dio, como ella dijo, una ducha rápida; al salir se vistió, agarro el sándwich que se encontraba en el plato y lo puso en su boca, agarro su mochila en donde se metió la criatura rojiza, luego Marinette, con rapidez y comiéndose el pan, bajo las escaleras, se despidió de sus padres y salió corriendo en dirección a su preparatoria, lo bueno es que ella vivía cerca y no tenía muchas dificultades en llegar.
Al ya estar en la entrada, se detuvo y por el gran cansancio su respiración estaba muy acelerada; su mejor amiga, Alya, se acercó y al ver a su compañera así rió un poco.
—al menos no llegaste tan tarde hoy, vamos, ya faltan unos minutos para entrar.—Dijo Alya al principio algo burlona.
—Si.... Estoy algo feliz hoy... Siento que algo bueno pasara.—Dijo la azabache segura y con una gran sonrisa.
La castaña rojiza sonrío para luego darle una señal a su amiga y así entrar juntas e ir al salón, en el trayecto hablaron de muchas cosas, hasta que llego ese tema de conversación que puso a Marinette algo nerviosa y avergonzada.
—anda dime ¿como vas con Adrien?—le volvió a preguntar Alya con algo de curiosidad y picardía.
—Eh... Bueno... Mmm.... En realidad... Mmm... Nada.—Dijo algo nerviosa pero sincera y al decir estas ultimas palabras agacho su cabeza mostrando algo de tristeza, le dolía que su amor ni le prestara algo de atención, además que ni siquiera se le podía acercar, apenas y lo veía a unos metros se ponía nerviosa.—No se que hacer, es como si fuera invisible para él.
—No te preocupes amiga, ya llegara ese día tan esperado, ese día perfecto y hermoso, ese día tan especial para ti.—Dijo animando a su amiga diciendo cosas con un tono ridículo pero a la vez divertido, lo cual saco algunas sonrisas de la azabache.
—espero y llegue.—Dijo Marinette con algo de esperanza y siguiendo el "juego" de su amiga.
La campana comenzó a sonar, los alumnos comenzaron a dirigirse cada uno a sus salones, Marinette y Alya entraron al suyo, y se sentaron en sus asignados puestos; la azabache estaba algo tranquila, pero al ver a tal rubio entrar y sentarse frente a ella los nervios no tardaron en aparecer.
—Hola, Adrien.—Saludo Alya para llamar la atención del mencionado y que este también vea a la azabache.
—Oh! Hola Alya, Hola, Marinette.—Saludo esté con una sonrisa lo cual hizo sonrojar a la chica de ojos azules, quien se quedó paralizada pero la castaña rojiza le dio unos codazos haciendo que Marinette reaccionara.
—ah?... Ah si... Mmm... H-hola... A-adri... Adrien.—Respondió al saludo tartamudeando con la cara roja y su sonrisa nerviosa.
La clase empezó, estaba algo aburrida ya que era de historia, la cual no era el fuerte de la ojos cielo. Al llegar la hora del recreo la adolescente no tenía mucho que hacer mas hablar con su amiga de cualquier tema, pero esta vez intento invadir el tema de su amor platónico, el cual cada vez que pasaba al frente o estaba cerca no aguantaba a verlo embobada como toda chica enamorada.
Las clases ya terminaron, Marinette y Alya estaban caminando hacia la salida del lugar, pero se sorprendieron porque la mayoría de todos los estudiantes estaban en la entrada, las dos, como pudieron, llegaron al frente de todos para encontrarse con una tormenta; las gotas de agua bajaban muy rápido, lo cual, sonaban cada vez que chocaban con el piso.
—Genial.—Dijo la azabache sarcástica.—Justo hoy no traje el paraguas de emergencia.—Choco su mano derecha con su frente, ella siempre traía un paraguas pequeño en su bolso y le daba algo de rabia por no traerlo hoy ¿acaso esto es lo especial que ella sentía que iba a suceder?. Volteo a ver a su amiga al escuchar un ruido de un paraguas abriéndose proveniente de ella.—¿me podrías llevar a casa?.—le suplico, al ver que ella tenía un paraguas.
—Lo siento, Marinette, tengo que llegar a casa rápido, mi madre no esta y tengo que buscar a mis hermanas del colegio, lo siento.—se disculpó explicándole la situación.
—tranquila, yo me quedare hasta que escampe.—dijo ya que no tenía de otra.—lo bueno es que no estaré sola, todos están aquí.—al decir eso volteo a ver lo que era el gran gentío de estudiantes, que, ahora sólo habían como 8 personas.—Bueno no todos.
—Esta bien, Marinette, ya escampará...—No pudo terminar porque su teléfono comenzó a sonar, lo agarro y miro que era un mensaje de su madre.—Ya me tengo que ir, nos vemos mañana, adiós Marinette.—se despidió y luego salió corriendo en dirección a su casa.
La azabache suspiro, se quedo ahí parada viendo como las gotas de lluvia no cesaban, se repetía en su cabeza "por favor escampa, por favor escampa" pero sus suplicas no servían de nada, la lluvia estaba igual, no paraba, no disminuía, nada.
Cuando estaba decidida en irse a su casa a pesar de que se mojaría, su kwami salió de su escondite y se escondió de nuevo pero esta vez en el cabello de su portador.
—Marinette, déjate de boberías, si lo haces te enfermaras.—le regaño Tikki con la preocupación de que tuviera una enfermedad.
—Lo se.—dijo.
—mejor es esperar.—opino la pequeña kwami.
—si.—Dijo dandole la razón a su pequeña amiga para luego suspirar del aburrimiento.
—Hola Marinette.—le saludo una voz que ella reconoció muy rápido, lo que hizo que sus nervios aparecieran.
—Oh!!... H-Hola Adrien.—Dijo tratando de no tartamudear mucho como siempre lo hace.
—¿no te han venido a buscar?.—le pregunto al notar que ella seguía ahí.
—no... ¿Y a-a.. Ti?.—pregunto también, pues ver al rubio a esas horas y que no lo habían buscado es raro.
—Llame a Nathalie, pero me dijo que estaba estancada en una cola y llegaría tarde.—le explico y luego volteo a ver la lluvia.—Esta lluvia no creo que termine en dos horas.—opino al asar.
—Si.—Dijo, al igual que su contrario, miro la lluvia, pero esta vez, sonrío con mucha alegría, estaba hablando con su amor, lo cual le costaba pero sin Chloe, sin nadie que los molestara.
—Debo admitir que no soy muy fan de la lluvia—soltó con sinceridad el rubio.
—¿Porque?—le pregunto algo curiosa.
—no se como explicártelo—dijo con un poco de vergüenza, a lo cual volteo al lado contrario de donde estaba su amiga.
En ese momento se escucho un claxon, los dos voltearon y vieron una limosina negra. Marinette se puso triste ante eso, pero en sus adentros, no quería demostrarlo; en cambio Adrien, al ver el carro mostró una cara de fastidio, estaba a punto de irse caminando, pero noto que su contraria no tenía algo con que cubrirse.
—Ten—Dijo el rubio sacando su paraguas y entregárselo a la azabache.
—eh?... Mmm.... No, e-eso e-es.. Tuyo...—dijo nerviosa, pues que su gran amor le de algo de él le sorprendía y temía que el la odiara si la pierde o algo así.
—No te preocupes, mañana me la puedes devolver, por lo menos para que no te mojes y no te quedes aquí sola.—Dijo y sonrío sinceramente, lo cual hizo sonrojar a la azabache.
—E-Esta Bien.—agarro el paraguas.—Adios Adrien, nos vemos mañana.—se despidió.
—adios.—Salió corriendo lo mas rápido que podía hacia el auto y meterse rápidamente en éste.
Marinette abrió el paraguas y comenzó a caminar por la lluvia, volteo a ver la ventana trasera de la limosina y vio a Adrien despidiéndose con la mano, lo cual ella repitió esa acción, el auto arranco y la ojos cielo con un toque de tristeza, pero muy feliz se dio la vuelta y camino a su casa, sin darse cuenta de la mirada de cierto rubio.
Llego a su casa y saludo a sus padres para luego subir a su habitación y caer a la cama con un suspiro de chica enamorada.
—jeje, Marinette tienes una gran suerte.—La elogió su pequeña amiga saliendo del bolso en el que estaba.
—Creo que si.—Miro su ventana y seguía lloviendo a chaparrón, pero luego de unos minutos sus párpados comenzaron a ser pesados, bostezo y sencilla y rapidamente se durmió.
Ya habían pasado 4 horas, los ojos de la chica comenzaron a abrirse de a poco, observo a su alrededor encontrándose con la ventana y veía a través de ella, lo cual mostraba un paisaje nocturno sin lluvia pero las calles y casa seguían húmedas lo que daba la impresión de que había acabado hace poco; se levanto de la cama y vio la hora 7:35 pm, bostezo con mucha pereza, agito su cabeza de un lado a otro intentando despertar lo cual logro, mas o menos, luego busco con la mirada a su pequeña amiga y, al recordar que sus padres se fueron a una fiesta a llevar un pastel, decidio llamarla a gritos.
—Tikki! Tikki!.
—Si, ¿que pasa Marinette?.—Pregunto la pequeña rojiza algo confundida.
—Vamos a transformarnos, es temprano pero hay que aprovechar que no hay lluvia—dijo con entusiasmo y una gran sonrisa.
—ok, Además no creo que haya akumas, hace como dos días que Hawk Month no manda uno—supuso con algo de duda.
—si, creo que tienes razón, pero siendo Lady Bug me relajo un poco, además quiero ver a Adrien—admitió con un suspiro de enamorada.
—Esta bien, pero solo por esa vez.
—¡Tikki transformación!.—al decir esas palabras la pequeña amiga se metió en los aretes de la azabache lo cual comenzó a formarse, al rededor de esta, el traje de Lady Bug, el cual es completamente rojo con puntos color negro y una mascara de iguales colores, al final de todo izo su típica pose.
Salió por la ventaja y subió al techo, admiro por un rato las personas y algunos animales que caminaban por las calles de la ciudad, luego, comenzó a saltar de tejado en tejado vigilando a los civiles hasta llegar a la torre Eiffel, lo bueno de ese lugar, a pesar de ser muy reconocido, no habían personas, lo cual le agrado a la heroína.
—la brisa esta fresca—murmuro para si misma.
—concuerdo contigo—opino una voz que al instante reconoció.
—¿que quieres, gato?—Dijo con un tono enojado, pues lo único que quería era relajarse pero con ese chico no lo haría.
—¿Porque tan enfadada, My Lady?—Pregunto con curiosidad ante como actuaba la chica.
—No, no es nada, solo quería relajarme.—aclaró la azabache para luego acercarse a las barandas y admirar la vista.
—¿Acaso fastidio tanto?.—Pregunto el chico gato acercándose a la catrina.
—Tu récord es el mayor del mundo.—Dijo la azabache contestando la pregunta algo burlona.
—Pues lo siento, pero me quedare, además yo también me quiero relajar.—Susurro lo ultimo y acto seguido se sentó en el piso apoyando su espalda con la pared de la torre y cerrando los ojos, pues, desde hace unas horas, extrañamente, no puede dejar de pensar en una persona que no es su Lady.
La Catrina al notar ese comportamiento extraño de su compañero, se acercó sentándose junto a él.
—No eres así, ¿que pasa?.—Le pregunto la azabache con algo de preocupación y curiosidad.
—No es nada.—Dijo y se quedó callado, hubo un silencio algo incomodo, pero luego gotas de agua comenzaron a caer.—Oh! Genial.—exclamo sarcásticamente.—lo que me faltaba.—se quejó al ver que la lluvia aumentaba.
—¿Odias la lluvia? Eres un gato pero no lo tome tan literal.—Dijo un poco burlona.
—No se como explicártelo.—dijo serio dando un suspiro y parándose, pero esas palabras resonaron en la mente de la chica, sentía que ya las había escuchado en alguna parte y, que de alguna extraña razón, proveniente de la misma voz.
—Bueno, supongo que no habrá akumas hoy.—Opinó la catrina alzando un poco la voz para que su contrario escuchara.
—También pienso eso.—Dijo con el mismo tono de seriedad mientras sacaba una manta color negra de su bolsillo.—¿Te llevo a un lugar?.—le ofreció.
—Si puedes, si.
—Por supuesto que puedo, además con la manta nos cubrimos, bueno, si te quieres mojar entonces yo me cubro.—Dijo con una dulce sonrisa.
—Tal vez me encante la lluvia, pero a la vez me enfermo, así que mejor nos vamos ahora antes de que empeore.—Al decirlo se paro y se acercó a su contrario, agarro el otro extremo de la manta y se cubrió junto con su compañero.—¿ahora como vamos a irnos y poder cubrirnos si los dos vamos en diferentes direcciones?
—Yo te llevo a un lugar cerca de tu casa y luego me voy, no estoy muy desesperado por mi anillo o algo importante.—explicó sonriendo tiernamente, a lo cual hizo que un leve sonrojo no muy notable apareciera en las mejillas de la azabache.
El felino agarro a su contraria por la cintura para comenzar a saltar de tejado en tejado mientras que la catrina le decía por donde ir, pero, el rubio al ver que la azabache le guió hasta la escuela donde estudia, más dudas comenzaron a pasar por su mente, pero agito un poco su cabeza concentrándose en su camino y agarrar fuerte a su Lady.
Ya al llegar a dicho lugar, el felino bajo a la azabache y los dos se fueron a un lugar techado por lo menos para despedirse.
—Gracias, gatito.—Agradeció sonriendo la catrina.
—De nada, my Lady.—Dijo coqueto, pero al decir eso, la azabache sintió un poco de disgusto, aunque de igual un sonrojo apareció en su mejillas.
—Nos vemos mañana, gato.—se despidió, dio la media vuelta, pero antes de que de un paso, fue interrumpida, miro a su compañero quien le extendió su mano dandole la manta.
—Ten, my Lady, así no se mojara.—Le ofreció.
—Si, gracias.—Tomo la manta y, esta vez, si se fue.
—Bueno, ahora a ir a casa, llegare mas mojado que esta mañana.—Se quejó en silencio, pero los momentos que paso ese día pasaron por su cabeza, recordando a su compañera de clase y de Batalla, mientras lo hacía, veía algo extraño, las detallaba a ambas varias veces y noto que en muchas cosas coincidían, intento negarle pero le resultaba imposible, aunque las dos tenían las mismas características pero no mucho de la actitud, no dejaba de escucharse en su cabeza "Lady bug es Marinette" se repetían varias veces, como si de una radio pegada se tratase. Llego a su casa y cancelo la transformación para luego tumbarse a su cama sin poder creer las locuras que pasaban por su cabeza.—No, eso no puede ser, pero son tan iguales, ¡¡arg!!.—Murmuraba con confusión y ansiedad.
—No entiendo a los humanos.—Susurro Plagg comiendo un trozo de queso mientras veía a su portador acostado boca abajo en su cama.
—Plagg ¿tu sabes de algo?.—le pregunto el rubio con desesperación.
—Depende ¿De que me hablas?.—le pregunto confundido por la pregunta.
—¡Sobre la identidad secreta de Lady Bug, tengo muchas cosas en mi cabeza que note ahora y eso sin mencionar que tengo una gran jaqueca con tal tema!.—exclamo desesperado y acercándose mas a su pequeño amigo.
—¿Ya descubriste quien es Lady Bug? Ja.—Dijo burlón el pequeño, pues no cree que su portador, como es, descubra algo como eso.
—No estoy seguro, pero creo que Lady Bug es.... Es... Marinette.—Tartamudeo aun sin creer lo que dijo, pero al ver la expresión de sorpresa de su pequeño amigo negro, se sorprendió mucho mas de lo que estaba, ya que eso le quitaba las dudas de la cabeza.—Entonces... Si.. Si es ella... Lady Bug... Es Marinette.—Acto seguido pone sus dos manos en su cabeza con los ojos bien abiertos mostrando sorpresa.—Wow.
—Yo no estoy autorizado a decir esto, pero ya que tu lo descubriste, no importa, y la respuesta es si, ahora quiero una recompensa.—Exigió a lo cual recibió un gran pedazo de queso.—Es el paraíso.—Exclamo comiéndose el queso en un dos por tres.
—Te lo mereces por ayudarme.—Dijo y luego se acercó al ventanal de su habitación para ver el cielo ya oscuro.—Buenas noches, My Lady.—Murmuro en un tono de voz bajo.
Mientras, Marinette se encontraba contemplando el paraguas que el rubio le dio, pues no lo dejaba de mirar mientras dicho objeto estaba en su estante.
—Marinette, tienes que dormir, no puedes pasar toda la noche ahí.—Le ordenó Tikki.
—Si, es que no puedo creer lo que paso con Adrien!.—dijo con una gran sonrisa.—Fue mágico!!!.—Exclamo con un brillo en los ojos mientras seguía contemplando el paraguas.
—Vamos a dormir, mañana hay clases y le tienes que devolver el paraguas a Adrien.—Dijo Tikki intentando convencer a su portadora.
—¡Cierto, Así podré hablar con él!.—Grito entusiasmada y rápidamente agarro el paraguas para luego tumbarse a la cama y dormir con dicho objeto, lo cual hizo reír a su pequeña amiga, pero de pronto el recuerdo del felino hace una horas paso por su cabeza haciendo que se sonrojara, se sentía rara, ¿acaso se enamoro de Chat Noir? No, no podría ser, ella amaba mucho a Adrien, pero amar a su compañero, para ella era algo imposible, pero lo imposible es posible ¿no?. Al cabo de unos minutos de pensamientos y confusiones, sin notarlo cayó en brazos de Morfeo.
<Al día siguiente>
Era un nuevo día, Marinette se había despertado muy temprano y con demasiado entusiasmo, se cambió su pijama a su ropa habitual, acto seguido salió de su casa con todas sus cosas necesarias y sin olvidar el paraguas de su amado; corrió a la escuela con una gran sonrisa, pues planeo encontrarse con Alya en la salida y poder hablar sobre lo ocurrido cuando la castaña rojiza se fue.
Cruzo la calle llegando a dicha institución, pudo ver a su amiga y rápidamente se acercó a ella corriendo, lo que causo que amabas impactaran y cayeran al piso.
—Marinette ¿que te sucede?.—Le pregunto Alya un poco enojada pero aún así no paraba de reír por su amiga.
—¡¡Ayer me paso lo mejor del mundo!!.—Exclamo parándose y dando vueltas, hasta se podría jurar que se podían notar corazones saliendo de su cabeza.
—Cuantame todo.—Dijo Alya acomodándose para luego poner toda la atención en su amiga, a lo cual esta le contó lo que paso ayer, acto seguido las dos comenzaron a chillar de la emoción.—No puedo creerlo y ¿le trajiste el paraguas?.—Le pregunto, pues su amiga a veces suele ser un poco despistada.
—Si lo traje.—le respondió.
—bueno, entonces anda y devuélveselo, ahí esta.—Dijo.
—¿¡Que?!.—Rápidamente Alya la empujo haciendo que esta quede al frente de Adrien.—H-Hola A-Adrien.—tartamudeo un poco nerviosa.
—H-Hola M... Marinette.—Igual tartamudeo el rubio, pues aun estaba algo impactado por el descubrimiento de ayer.
—Yo... Mmm.. Aquí... Yo... Paraguas.. No lo siento.. Yo..aquí.. Tu..—No logro decir palabra coherente por los nervios y que cierta rubia llego interrumpiendola dandole un empujón lo cual hizo que cayera al piso.
—Hola, Adrien, ¿como estas?.—Dijo Chloe apunto de besar la mejilla del mencionado, pero este la aparto.
—Lo siento, Chloe, pero estaba hablando con Marinette.—Le dijo alejándose de ella y acercándose a la azabache, le extendió su mano, esta le miro sorprendida y muy sonrojada, aceptó la mano de su contrario y la ayudo a levantarse.—¿Que me querías decir?.
—¿Que? Pero si ella es una tonta y de bajo poder social!.—Se quejó la rubia.
—En realidad, aquí la tonta eres tu.—Dijo el Rubio, quien se sorprendió por sus propias palabras, pues es algo que el no diría, aunque Chat Noir si; Ante lo dicho Chloe se fue indignada dando pisotones de furia.
—Gracias, a-Adrien... Pe-Pero no tenias que..—No termino pues fue interrumpida por su contrario.
—Tenia que hacerlo, estoy cansado de ver a Chloe tratando... Te... Así.—Sonrío nerviso, pues su lado Chat Noir no dejaba de actuar, y tales palabras hicieron sonrojar a la chica.
—B-Bueno, te traje... T-Tu Pa-Paraguas.—Tartamudeo sacando dicho objeto y dándoselo al rubio, quien lo agarro y lo guardo en su bolso.
—oh! Lo había olvidado, gracias, Marinette.—Le agradeció sonriendo dulcemente.
—Debería yo decirte gracias a ti.—Dijo, pero lo que le resulto raro fue que no tartamudeo, era como si Lady Bug estuviera hablando.—Por... Prestármelo.
En eso sonó el timbre, los dos caminaron a su salón y hablaron tranquilamente, pues Marinette ya no se sentía tan nerviosa como solía ser, pero al entrar juntos todos se le quedaron viendo algo sorprendidos, ya que todos saben lo que siente y como es Marinette, y verla actuando así frente al rubio era casi imposible de creer, pero la mas sorprendida fue su mejor amiga, aunque sonrío con orgullo al ver que avanzaba.
Las horas pasaron y sonó el timbre de salida, pero, como ayer, estaba lloviendo a chaparrón, era raro ver una lluvia así y tan constantes. La azabache suspiro con pesadez al ver la misma lluvia, ahora tendría que esperar otra vez, su amiga, Alya, la miro y río un poco burlona, pues la cara que ponía Marinette era algo graciosa.
—Yo me voy, míralo como si tuvieras otra oportunidad para que te pase lo mismo que ayer.—Le animo La castaña rojiza a lo cual funcionó.
—¡Si, tienes razón!.—Exclamo emocionada.—Nos vemos mañana, adiós.—Se despidió con mas animo.
—Jeje adios.—Dicho esto se fue corriendo.
Ya no quedaban muchas personas, la azabache buscaba disimuladamente con la mirada al rubio, pero al no verlo se rindió y solo suspiro, aunque en ese momento una mano se pozo en su hombro, volteo la mirada y vio el dueño de la mano, lo que hizo que un color fresa apareciera en sus mejillas.
—¿No trajiste paraguas?.—Le pregunto el rubio con una dulce sonrisa.
—No, se me olvido, otra vez.—Respondió.
—Te puedo llevar a tu casa, es mas, se me olvido decirte que mi padre va a pedir una torta para el aniversario de su empresa, el quiere a los mejores pasteleros de Francia y pensé en tus padres, fue complicado pero logre que dijera que si.—Le informo.
—¿En serio? ¡Tengo que llegar y decirle a mis padres!.—Exclamo algo ansiosa.
—Y yo tengo que ir y pedir la torta.—Dijo el rubio.
—¿Tu iras ahorita?.—Le pregunto algo nerviosa pero hacia todo para no demostrarlo.
—Por eso, te voy a acompañar, ahora vamos si.—Respondió para luego abrir su paraguas.
—Pero la limusina.—Dijo pero fue interrumpida por el ojos jade.
—No te preocupes por eso, yo puedo caminar a mi casa.—Le dijo con una dulce y sincera sonrisa, luego los dos empezaron a caminar en dirección a la casa de la ojos cielo, quien no dejaba de ver en ocaciones al rubio. Había un silencio entre los dos pero no era incomodo, en eso se escucho un trueno lo que hizo que la azabache se asustara y abrazara el brazo del rubio apegándose a el, suspiro de alivio pero al notar como estaba se separó rápidamente con un leve sonrojo.
—Lo... S-Siento.—Se disculpó con algo de vergüenza y agacho su cabeza.
—No te preocupes, hasta yo me asuste.—Dijo con una gran sonrisa, pues que tu amada se acerque tanto así, le gustaba.
—Oh! Ya llegamos.—Informó la azabache deteniéndose al frente de su casa junto al rubio.—Vamos a entrar.—Rápidamente el ojos jade cerro el paraguas y entraron al local donde los padre de la chica los miraron.—Hola mamá, hola papá.
—Hola Marinette.—Saludaron los dos adultos.
—Hola, señores Dupain cheng.—Saludo con cortesía el rubio, a lo cual ellos también lo saludaron.—Estoy aquí, para pedirles un torta que mi padre necesita, aquí tengo un sobre con toda la información necesaria.—Explicó, luego de su bolso saco el sobre y se lo entrego a los padres de la castaña.—Bueno, ya me voy, adiós.
—Adios.—Dijo Martinette.
—Gracias.—Dijo para abrir la puerta del local, y escuchar a los adultos decir el típico "A la orden", para luego salir del local e irse a su casa.
Marinette subió a su habitación y se dejó caer en las suaves sabanas de su cama, una sonrisa comenzó a aparecer en su rostro junto con un sonrojo mientras recordaba lo que pasó, pero al recordar que tenía tarea se puso a hacerla y, por supuesto, con la ayuda de Tikki, así paso el resto de la tarde.
Ya al hacerse las 6 noto que había un escándalo afuera, se transformó en Lady Bug y, a pesar de la lluvia, salió a ver lo que pasaba, cuando llego al lugar del escándalo vio que se trataba de un Akuma, suspiro con fastidio y con su yoyo se acercó al Akuma apartándolo antes de que atacara a un civil, tuvo que apartarlo un poco de la gente y edificios, pero este era muy inteligente y se dio cuenta de su plan, hasta que llego cierto felino a ayudar con la situación.
Ya al liberar la mariposa y volverla a la normalidad, al igual que todo lo que quedo en destrozos, los dos héroes hicieron su típico choque de puños, estaban muy mojados y la lluvia no paraba por nada, la catrina estaba a punto de irse ya que le quedaba poco para que se destransformara, al igual que Chat Noir, aunque a este no le importo mucho ese detalle, rápidamente agarro la mano de la azabache impidiendo que se fuera.
—My Lady, tengo algo que decirte.—Empezó a hablar el felino, agarro las dos manos de la catrina entrelazándolas, esta no forcejeo, no hizo nada, pues los nervios la invadían por completo.—Yo... Te amo, my Lady.—Dichas estas palabras se comenzó a acercar a su contraria, la distancia cada vez disminuía y sus respiraciones se mezclaban, cerraron sus ojos y unieron sus labios en un mágico beso, ignorando completamente el sonido de sus trajes; ahora en ese momento no existía mas nadie que ellos, estaban en su propia burbuja, sus cuerpos juntos con un fugaz y tierno beso, era lo que siempre quería la azabache, pero con otra persona, al recordar al rubio se separó, lo que dejo algo confundido al felino.
—Yo... Yo... Lo siento.—Lagrimas escaparon de sus ojos, sentía que traiciono el amor hacia su amado Adrien. El felino solo río un poco lo que llenó la cabeza de la azabache de preguntas.
—No te pongas así.—Dijo limpiando sus lagrimas mientra acariciaba sus mejillas.—No lo traicionaste.—Al decir eso, ella se sorprendió un poco, era como si, de alguna manera, le hubiera leído la mente.
Los dos se quedaron mirando e ignorando, otra vez, el último sonido de sus trajes, el rubio rápidamente volvió a juntar sus labios mientras sus trajes desaparecían dejando salir a los Kwamis de cada uno. Al separarse, la azabache se sorprendió demasiado, en cambio el rubio solo sonrío con dulzura, pues el asunto que tuvo ayer ya estaba oficialmente cerrado.
—A-Adrien...—Tartamudeo de lo sorprendida que estaba.
—Mi querida, Marinette.—Dijo él abrazando a su contraria con mucha alegría a lo cual ella correspondió.—Mi teoría era correcta.
—¿Tu... Lo sabias?.—Pregunto la chica sin dejar de abrazar a su contrario.
—Si.—Respondió susurrando en el oído de ella, acto seguido se separó un poco y volvió a unir sus labios, pero este beso era mas largo, mas tierno, estaba lleno de amor, el rubio apego a la chica mas a él intensificando el beso y volviéndolo mas apasionado, con la luna iluminándolos y la lluvia cayendo lo convertía una escena romántica de las que solo se pueden tener únicamente una vez para guardarlas en la memoria por siempre. El aire en sus cuerpos se desvanecía y tuvieron qué separarse.—Te amo.
—Yo también.—Dicho eso, abrazo al rubio y los dos comenzaron a caminar bajo la luz de la luna, sin olvidar, que también, bajo la hermosa lluvia.
~Fin~
Holis!!! Qué tal? Les gusto? Jeje claro que sí
Les quería decir que este libro es un especial de 400 seguidores (como aparece en la portada) me costo mucho en escribirlo y puse todo mi esfuerzo y amor en cada palabra que leyeron (Que cursi eres) si Weno lo soy y que?
Espero que amen esto libro como yo lo amo, los quiero mucho
~DCS
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