Capítulo 7


Había cometido un grave error al momento de defenderme, no sé en qué estaba pensando y ahora más que nunca, no tenía absoluta idea de qué hacer. Todos me miraban asombrados desde el suelo, y Nathaniel, no tenía expresión en su rostro desde aquel cristal que nos separaba. Escuché una puerta abrirse a lo lejos de la cual provenían hombres, todos armados y listos para dispararme en cualquier momento. Mi mente sólo era capaz de decirme una cosa: "¡Corre!"

Y decidí hacer lo contrario. Me hinqué y alcé las manos en son de paz. Los hombres me tomaron de los brazos y jalaron de mí, no puse resistencia, me dejé llevar, sin mirar atrás, sin desear haber muerto en esa absurda batalla. Pero entonces, ¿qué era lo que quería probar aquel hombre? Era claro que ya sabían que se trataba de mí, cuando todos mis contrincantes voltearon a verme feroces a la espera de atacar.

No entendía lo que querían de mí, ¿qué podía hacer yo, que no pudiera hacer otro futurista? Preguntas sin respuesta que revotaban en mi mente una y otra vez sin detenerse, cerré los ojos, intentando ver lo que pasaría después, sin embargo, mi mente estaba en blanco, no me permitía mostrar nada y me sentía cansada. Como si aquel impulso de poder me hubiera absorbido por completo. Me sentí tan inútil, que me dieron ganas de llorar, soltar mis brazos de aquellos hombres que me sostenían y dejarme llevar por la nada.

No sé cuánto habré durado así, y volví a la realidad cuando me dejaron en un cuarto vacío, con grandes ventanales que daban hacia el exterior. Los hombres me aventaron y yo caí al suelo sin poner las malos, claro, un buen golpe me llevé en la cara, pero no me importó, me quedé ahí. Una voz comenzó a sonar en la habitación, provocando que alzara la cabeza para ver al padre de Nathaniel proyectado en las cuatro paredes, en el suelo y en el techo.

─La razón por la que te tenemos aquí es para usarte como un arma contra los futuristas.

─ ¿Espera que acabe con los míos?

─No precisamente... ─hizo una pausa─, eres más valiosa de lo que crees y si ellos saben que eres de los nuestros, tal vez se atiendan para hacer lo que les solicitemos.

─Ya veo ─respondí cortante.─ Soy su conejillo de indias.

─Velo como quieras, pero para que sea más real, tienes que acabar con al menos todos lo que se encuentran en este mismo edificio, cada muerte será transmitida en vivo.

Un nudo se hizo en mi garganta, ¿qué esperaba responder a eso? No iba a acabar con gente de mi sangre para darle placer a los humanos, de tan sólo pensar en la idea mi piel se erizaba y mis ojos veían sangre por todos lados. Y al recordar la sangre, la razón por la que me convulsionaba, la razón de mi dolor, de mi sangrado, era un hombre...

Entones mi mente pensaba con más claridad, tenía que encontrar a aquel hombre, habían pasado tantas cosas que lo había olvidado, pero podría ser que esté conectado a mí de alguna forma, aunque mamá nunca había mencionado que tuviera un... ¿hermano? Mi padre nunca había tenido el placer de conocerle, y no lo recuerdo, está completamente absorto de mi mente, así que dudo que pudiera tratarse de él, pero si no era ni uno ni el otro, ¿quién podía ser?

Los ojos del padre de Nathaniel me miraban impacientes, esperando una respuesta, pero tenía que sacar tantas personas de aquí, tenía que esconderme, hacer un plan, tenía que al menos recorrer todo el edificio para calcular las posibilidades de salir de aquí, y era entonces cuando me parecía tan imposible. Pero no iba a ser yo quien acabara con la vida de alguien, ni cargaría con la muerte de tantas personas, necesitaba un plan de escape y sin estar segura de que me ayudarían, respondí:

─Voy a hacerlo, pero necesito que me dejen ver a mis amigos por última vez antes de acabar con ellos ─él puso una gran sonrisa a través de las pantallas─, y eso incluye a tu hijo.

No hubo respuesta, en los ventanales se volvió a proyectar el medio exterior, que sólo se trataba de una gran montaña verde y como si hubieran estado conscientes de lo que sucedería, la puerta se abrió dando entrada a Avril, Isaac, Rick y Nathaniel.

Sus caras estaban asombradas, parecían no entender lo que sucedía, pero Nathaniel era el único que parecía seguir sumido en sus pensamientos o en lo que sea que le hayan hecho para comportarse de tal forma. Siendo él, el primero en hablar.

─Me alegra que sigas con vida, ¿ya les dijiste a tus amigos lo que harás con ellos?

Avril frunció el ceño al escuchar hablar a Nathaniel, por supuesto que nadie entendía la conducta de Nathaniel. Así que decidí responder su pregunta.

─Te recuerdo que también son tus amigos, y que tú estás de acuerdo con la condena que tu padre les está haciendo.

─ ¿Perdón? ─Avril e Isaac hablaron a la par sorprendidos.

─No reconozco a estos novatos. ─Habló fríamente Nathaniel.

Si había cámaras en esta habitación, podían escuchar nuestra plática, pero podríamos interferir con la señal si Nathaniel no estuviera presente.

─Yo no solicité verte.

Nathaniel soltó una gran carcajada, igual de hipócrita que su padre.

─Anda, ¿por qué no haces tu plan de escape ahora?, ¿te lo impido, cariño?

Esa palabra fue más que suficiente para que todos nos diéramos cuenta que Nathaniel estaba siendo controlado, y sin dejar que pasara más tiempo, Isaac le llegó por atrás y le dio un codazo en la nuca, dejándole caer al suelo inconsciente.

─Tenemos menos de un minuto a que lleguen los hombres y nos carguen a todos. ¿Cuál es el plan? ─Dice Isaac mirando por la puerta, listo para cualquier inesperado.

─No hay plan chicos ─la puerta se abrió de azote─, vamos a salir ahora.

Avril, Isaac, Rick y yo nos lanzamos contra los hombres, soltando golpes a todos lados, recibí un puñetazo en la nariz que me hizo retroceder a la habitación nuevamente. Tomé vuelo y salí corriendo de la misma, empujando a todo aquel que se cruzara en mi camino. Quise probar mis poderes, pero no resultaba más, y si me tardaba llegarían más hombres. El hombre que se hallaba debajo de mí, retorciéndose para que lo dejara ir, le encesté un buen golpe en el rostro y me levanté para alcanzar a mis amigos que ya llevaban un buen tramo de ventaja. Llegamos hasta el final del pasillo, de lado izquierdo se encontraba un elevador, y de lado derecho teníamos las escaleras.

Sin pensarlo dos veces, me dirigí al elevador y oprimí el botón, este se abrió inmediatamente, como si hubiera estado en el piso durante todo este tiempo y los cuatro nos adentramos a este.

─Chicos, vamos ir al último piso ─dije antes de oprimir cualquier botón─, necesito que se preparen porque nos van a estar esperando.

─Intento tener una visión del plano, me cuesta trabajo ─dijo Avril entre ojos cerrados─, pero si de algo estoy segura es que, en el último piso, puedes usar tus poderes, Nyx.

Eché una última mirada a los muchachos, asegurándome de que estuvieran de acuerdo con lo que iba a hacer y efectivamente, no eran tontos. Habían conseguido las armas de los hombres a los que golpearon y al menos cada uno portaba dos armas. Mi mano temblaba, pero si me tardaba un segundo más, nos encontrarían en el elevador y nuestra oportunidad de escapar se esfumaría. Era ahora o nunca, y sin dejarme llevar por nada, mi dedo índice oprimió el último botón.

Sentí como el elevador comenzaba a bajar, faltaban un aproximado de 23 pisos, y mi corazón, conforme más íbamos bajando se aceleraba a mil por hora, mi respiración se volvía irregular, como si un maratón hubiese corrido, pero la verdad es que temblaba de nervios, si no lográbamos salir de aquí, no sabría decir qué sería de nosotros.

16,15,14,13,12...Cada vez estábamos más cerca y la verdad es que no estaba segura de que esto fuera a funcionar, ¿cuántos hombres no nos estarían esperando ahí abajo? Mire a Rick de reojo, gotas de sudor caían por su cuerpo, empapándolo a más no poder. Avril recogía su cabello en una cola alta, e Isaac sólo miraba las puertas del elevador con el dedo en el gatillo listo para disparar. Las armas eran las mismas con las que nos habían ya atacado anteriormente, una monstruosidad que media un metro, seguramente si yo cargaba una de esas se caería de mis brazos.

El elevador hizo un sonido cuando finalmente llegó a su destino, un dulce tintineo y las puertas se fueron deslizando poco a poco. Mi cuerpo estaba cargado de adrenalina, pero si en algo Avril había tenido razón era en que mis poderes los recuperaría, y efectivamente sentía ligeros haces de luz recorrer mis venas. Las puertas se abrieron completamente, y al menos todo el pasillo estaba lleno de hombres armados.

Como era de esperarse, las balas comenzaron a volar por todos lados, yo me cargué tanto como pude y lanzaba llamas de luz a grupitos de hombres, obviamente éstos no les hacían daño y se recuperaban, los chicos disparaban tanto como podían, pero en algún momento esas balas se acabarían. Divise una gran puerta de metal al final del pasillo, había al menos que combatir cien hombres para salir de ahí con suerte. Yo seguía dentro del elevador, y las balas pasaban a lado de mis hombros, rozándolos. Si seguía así, una bala me atinaría y estaríamos perdidos.

Comencé a sentir como la energía del edificio se adentraba a mi cuerpo, estaba brotando algo más que eso y mi cuerpo no lo resistiría, si tocaba algo salían pequeñas chispas eléctricas. Lo cual me asustaba porque nunca había poseído algo más que no fuera energía de las estrellas, coloqué ambos brazos a la altura de mis hombros y salí del elevador. Creando una capa que me rodeaba y las balas rebotaban sobre la misma. Me alcé en el aire y caí en picada con el puño izquierdo recto.

Al momento en que éste se estampó contra el suelo, la luz del edificio se fue y algunas chispas eléctricas fue a dar a los cuerpos de los hombres, que habían rebotado en el suelo como pelotas y caído con la cabeza, dejándoles inconscientes. Aprovechando el momento, Avril nos guio para llegar hasta la puerta de metal y con la fuerza de Rick estampó el puño haciendo que ésta se contrajera. Lo hizo otra vez y un hoyo apareció en la misma. Isaac pasó primero, luego Avril, luego Rick y por último yo.

No nos detuvimos a ver hacia dónde íbamos, sólo corríamos tanto como nuestros talones dieran, hasta que (ya a una distancia considerablemente lejos), encontramos una casa abandonada, irrumpimos en ella y nos dirigimos a la parte de arriba. Todos respirábamos agitados y nos apoyábamos sobre nuestras rodillas para agarrar un poco de aire. Mi costilla derecha comenzó a dolerme.

Mi costilla...

Nathaniel. Habíamos olvidado a Nathaniel allá dentro. Me recargué sobre la pared y esperé a relajarme hasta que pudiera hablar.

─Chicos ─todos miraron en mi dirección─, dejamos a Nathaniel allá dentro.

─Ese gilipollas planeaba matarnos ─soltó Rick.

─ "Ese gilipollas" ─ hice comillas con los dedos─, es nuestro amigo y no podemos dejar que lo estén controlando.

Ni aquel hombre con el que había tenido alguna conexión...

─Pues ya está, vamos a regresar. ─Dijo Avril.

─Pero tenemos que prepararnos ─intervine.

─Esta vez debemos llevar un ejército.

Fue la voz de Isaac lo último que escuché, antes de entrar en pánico porque mi nariz nuevamente sangraba a la par de mi costilla.

─ ¿Nyx? ¡Nyx, reacciona!

Mis ojos se cerraron al instante y mi cuerpo cayó, quise resistirme cuando escuché la puerta de abajo volar en pedazos, pero no podía evitar la oscuridad que se aproximaba y caer inconsciente.

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