La llegada de Hades

Después de tan ardua pelea, se sentía terrible, un cansancio tan fuerte lo tomaba por completo, parecía ser el fin de todo, pero para él no, para nada, no se iba a rendir tan fácil después de todo lo que él y sus espectros habían hecho, todo lo que había planeado por más de doscientos años.

Hades, el oscuro, malvado y poderoso rey del Inframundo no iba a darse por vencido ante la odiosa de Athena, mucho menos ante esos caballeros que a la vista de todos eran los más débiles que habían. El dios de negaba a eso, y pasara lo que pasara, debía vengarse de lo que habían hecho, de tal sacrilegio que habían cometido al "matarlo".

Muchos pensaban tal vez que los Elíseos de habían destruido junto con el Inframundo, pero para la mala suerte de los caballeros, estos estaban intactos.

Hades no murió, eso era imposible para un dios, pero si había sido herido de gravedad, tanto su cuerpo como su alma estaban dañados, por lo cual decidió fingir que todo había acabado para librarse de esos caballeros, no sin antes maldecir a pegaso con su vida.

Su odio hacia los humanos había incrementado más  que antes, él los odiaba cada vez más, por lo que deseaba no dejar que estos vivieran más, pero en su estado, si atacaba, lo único que lograría sería que esta vez si estuviera al borde de la muerte.

Después de haber desaparecido ante los ojos de todos, regreso a su tumba para descansar, para que su alma y su cuerpo se recuperaran, y tuvo que hacerlo todo solo.

Sus espectros habían sido derrotados, sus tres jueces habían muerto, su hermana también había perdido la vida. Solo quedaban Thanatos e Hypnos que al ser dioses tampoco podrían morir, pero solos ellos tres no podrían lograr nada ante los caballeros y Athena.

Todo estaba acabándose para el rey del Inframundo, ya no tenía nada para combatir al ejercito rival, y se negaba a esperar de nuevo a que llegara la hora de comenzar otra guerra santa, no, él quería acabar a sus adversarios ya, verlos muertos y acabados ante él.

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Tuvo que pasar un largo tiempo para que su cuerpo volviera a tener el mismo poder y fuerza de antes, se había logrado recuperar del todo, tanto que hasta se podía notar que todo su poder habia incrementado. ¡Era de nuevo el poderoso Hades!

Ya podía sentir su venganza muy cerca, había comenzado a planearla desde hace ya un Tiempo, así que aseguraba para si mismo que sería más facil —o eso creia— acabar con Athena.

Los dioses Thanatos e Hypnos, le habían aconsejado no salir solo a esa misión, y no atacar de manera abrupta, ambos estaban de acuerdo con que algo saldría mal si lo hacía. A Hades no le pareció para nada la idea de posponer lo que tanto deseaba hacer, pero si se negaba ellos harían lo posible para evitarlo, así que decidió callar y hacerles pensar que les haría caso está vez.

Pasó varios días alejado en lo que quedaba de su castillo, pensando en cómo poder escapar del Inframundo para ir a la tierra sin que sus fieles —y para él, metiches— consejeros que estaban al tanto de lo que hacía, se dieran  cuenta de que iría a la tierra.

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– Creo que el señor Hades ya ha estado mucho tiempo ahí dentro ¿No lo crees Thanatos?– habló el dios del sueño, con cierta preocupación en su voz mientras veía a su hermano gemelo que lo acompañaba.

– Yo supongo que solo está molesto por el consejo que le dimos, pero no tenemos otra opción, aún no hay un plan, no hay nada concreto, solo está pensando en ir a matar sin ninguna estrategia, es de lo único que habla últimamente y si hace eso podríamos perderlo– El dios de la muerte de veía molesto ante la actitud de su señor, pero obviamente solo mostraba esto ante su hermano que pensaba lo mismo en ese momento.

Un fuerte suspiro salió de la  boca de ambos hermanos que se alejaban poco a poco del destruido muro de los lamentos para regresar a los campos Elíseos y dejar a Hades solo, en Giudecca...

O eso era lo que ellos creian...

Hades se encontraba a kilómetros de ahí. Éste había llegado a la salida de la primera prisión, él solo, y prácticamente huyendo hacia la salida del Inframundo.

Lo había logrado de una forma fácil; fingió haber estado en Giudecca todo el rato que sus consejeros estuvieron ahí, mientras él escapaba del lugar, escondiendo su cosmo para que ninguno se diera cuenta de su huida y así poder llegar a la tierra lo más rápido posible.

Se veía decidido, sabía bien a lo que iba. Llevaba su Sapuri puesta, con su espada en mano por si algo o alguien se le cruzaba, no tendría piedad alguna si se metían en sus asuntos.

Llegó al final de su propio reino, viendo la salida hacia el mundo de Athena, no lo pensó ni dos veces y escapó hacia la superficie...

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No sabía dónde estaba, qué había pasado después, por qué  estaba en otra parte que no era su castillo en la tierra, ni por qué estaba inconsciente.
Abrió los ojos rápidamente y vio a todos lados para reconocer el ambiente, pero al hacerlo se encontró con un lugar hermoso hasta para él, un bodque lleno de árboles enormes, animales que convivian juntos y plantas y flores que adornaban el lugar, todo era perfecto, pero... hubo solamente una cosa le molestó al instante...

– ¡Agh! ¡Estúpida luz!– gritó con una voz fuerte al sentir los rayos del sol en su rostro, era lo más horrible que había sentido– hace siglos que no sentía esa horrible sensación.

Después de decir eso, desató su furia, haciendo que un oscuro cosmo cubriera gran parte del lugar donde estaba, logrando inmediatamente que todo se oscureciera y cada planta y animal de ahí muriera si se acercaba a él.

–Justo como me gusta– soltó con un suspiró al sentir de nuevo la oscuridad que le gustaba tanto– Ya había olvidado lo extraño que es este mundo humano...

Por alguna razón sentía como su cuerpo estaba... ¿Cansado? Ya que se sentia pesado después de todo lo que había hecho en su reino para poder escapar y llegar hasta ahí.

Quería salir corriendo, pero su propio cuerpo se lo impedía, por lo cual decidió quedarse ahí un momento, aunque ni él mismo sabía el por qué de eso.

Volvió a ocultar su cosmo rápidamente, no quería llamar la atención de ningún caballero mientras estaba ahí, en ese momento solo pensaba en qué hacer. No que quería   pelear, al menos no por ahora.

Veía con curiosidad todo el lugar donde estaba descansando, por alguna razón se le hacía conocido todo eso.

Al sentir la fresca brisa del viento, cerró sus ojos para concentrarse en ello, esa brisa era relajante para alguien como él, era algo que antes le habia hecho sentir bien...

Mantenía los ojos cerrados, de alguna forma ese viento se sentía nostálgico, lo relajó un momento tan veloz que pareció un segundo, pues al entrar en sus pensamientos, vio a alguien.

*****
Pudo ver una silueta como de una mujer, sus cabellos verdes caían por todos lados y está sonreía, le sonreía a él.

– A-Andrómeda...– susurró por lo bajo sin saber por qué, hasta que abrió sus ojos de forma abrupta y rápida, cómo si despertara de una pesadilla.

¿Qué había sido eso? ¿Por qué dijo ese nombre mientras estaba pensando? ¿O acaso había sido un sueño rápido?

Estaba sumido en esas incógnitas, cuando algo más preocupante lo hizo salir de sus pensamientos. Era una voz, alguien había llegado hasta donde estaba él.

– Hola ¿Hay alguien aquí?– logró escuchar cerca de él una dulce voz parecida a la suya, que sin duda notaba nerviosismo.

Lo primero que pensó es que era un caballero de Athena que lo había encontrado, no tenía de otra más que pelear, pero en ese momento solo quería estar solo de nuevo, así que con voz demandante respondió a quien le hablaba.

–¡Fuera de Aquí!

Al gritar pensó que nadie se acercaría más, que equivocado estaba....

Al cabo de unos segundos se pudieron escuchar algunas pisadas casi a su lado. Preparado para atacar, el dios Hades se volteó rápidamente para encarar a quien no había obedecido a lo que había dicho, pero se quedó casi paralizado cuando vio un rostro conocido frente a él: El caballero de Andrómeda, el mismo al que había poseído una vez, a quien años atrás  había elegido para reencarnar en ese mundo, el mismo chico que tenía el alma más pura que existía.

Ambos se vieron cara a cara por un largo segundo, hasta que el menor de los dos rompió el silencio con un pequeño grito.

– ¿T- Tú?–  fue lo único que pudo decir el niño que etaba frente a él.

¿Qué haría ahora? Pasó lo que menos deseaa em ese momento.vUn caballero lo había encontrado, tendría que eliminarlo cuanto antes, aunque...en el instante en el  que había decidido atacar, en su interior sintió una punzada, algo que le decía a gritos que no debía tocarlo, ese pequeño caballero no debía ser lastimado por él.

Pero ¿Por qué? ¿Por qué si subconsciente le decía que no debía eliminar a ese niño?

Suspiró con fuerza y algo de molestia, pero guardó su espada y solo se limitó a hablar.

– Caballero de Andrómeda, nos volvemos a ver...

Continuará...

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¡Holi de nuevo a todos!

Por fin les traigo la siguiente parte de esta linda historia que apenas comienza 😊😄

Bueno, espero que les haya gustado, estaré  actualizando seguido, porque créanme, me encanta escribir sobre esta y otras parejitas ❤

Sin más que decir, nos vemos hasta el próximo capítulo.

Los quiere Scy-Marii 💙

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