Día 1
——
Si tuviera que decir cuáles fueron los mejores años de mi vida, elegiría de mis diez a los catorce, fueron seguramente los años que con más cariño recuerdo, los quince se trataron más de un puente entre lo feliz que fui entonces y los desinteresado y aburrido que me siento ahora.
Recuerdo a mis 10 años, una de las fiestas más alegres que tuve, quizá el último evento dedicado a mi mismo que disfrute, sin sentirme aprisionado en el.
Por esa edad conocí también a lo único que considero humano,quizá también el único consuelo que siento tener en mi vacía juventud aparte de mi familia, razón por la cual también quiero detener el tiempo.
Es un chico, tan alegre y vivaracho que a día de hoy no entiendo que hace a mi lado, tal vez por aquella fechas era tan alegre como el, pero ahora agradesco que soporte mi maravillosa personalidad y que siga sonriéndome de la misma manera que lo ha hecho siempre.
—S.—
Miro el recién hecho escrito en su libreta, pasando de forma delicada los dedos sobre aquel acontecimiento tan importante en su vida.
Cómo si apenas importará, la cerro de golpe, dando la vuelta en su cama observando el techo con desinterés.
Cerro los ojos dispuesto a dejar de divagar en cosas que ningún sentido tenían, y se dedicó a tararear aquella canción que solía escuchar todos los días a causa de aquel chico de cabellos castaños que disfrutaba tanto de aquella melodía navideña.
Escucho su celular sonar, y se levantó apenas molestándose en revisar quien era antes de contestar, de todos modos, sabía quiénes podían ser, no gozaba de gran variedad de contactos.
— ¡Y viene la navidad real!~ — Escucho apenas contesto el celular.
— ¿Que quieres? — Pregunto cansado mirando la libreta en la cama.
—¿Estas usando la libreta que te di? — Pregunto el chico al otro lado de la linea.
Si. —No ¿Para que debería usarla? — Mintió, colocando el altavoz para dejar el celular en la mesita de noche y acostarse en su cama.
—Ah...pues, no lo se— Contesto el otro soltando una risita nerviosa.
—Entonces yo tampoco lo se— Murmuró haciendo que por el teléfono fuera apenas audible para el contrario.
— Q-quiza podrías utilizarlo para... ¡Tus notas! Eso, tus notas de clase cuando acaben las vacaciones— Dijo el castaño al otro lado de la línea.
—Quiza si...—. Ya la uso.
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