2. El Circo y el Hombre del Ataúd

(Pv Elías)

¡Maldita sea!

¡¿Por qué está pasando esto?!

Desde que era niño fui criado para ser fiel a la Iglesia, a la Sacerdotisa Mayor y a estar agradecido con la vida que tenía, mis padres me dijeron lo mismo así que nunca les llevé la contraria.

Hasta que encontré a Alicia y todo cambió para mí.

__Flashback__

—¡Joven Amo! ¡Nos meteremos en problemas si vamos más lejos!

—Sólo vamos a explorar un poco, relájate, yo asumiré la culpa.

Aquel día, Alan y yo sólo éramos unos niños curiosos que querían conocer la ciudad, seguíamos el río para no perdernos y también teníamos cuidado de que no oscureciera.

—¿Mn? ¿Qué es eso?

Me detuve al ver un bulto flotando en el río, nos acercamos a ver y entonces...

—¡Una niña!—exclamó Alan asustado—. Debe ser de los barrios bajos, pero ¿Por qué está tan herida?

La niña debía ser apenas uno o dos años menor que nosotros, tenía quemaduras y heridas en el cuerpo y se aferraba a un trozo de madera, era la primera que veía a alguien tan lastimado, además sus ropas y su cuerpo tan delgado me sorprendió mucho.

Nunca creí ver a alguien así.

Quería ayudarla.

—Alan, ayúdame a llevarla a la casa—dije decidido.

—¡¿Cómo?! ¡A-amo, no debemos hacer eso!—exclamó Alan tratando de jalarme para alejarme de la niña—. A-además, si está así e-es que hizo algo malo.

—¿Cómo una niña pudo hacer algo tan malo como para acabar así?—pregunté antes de soltarme y tratar de sacar a la niña del río—. La sacaré de ahí, quieras o no.

—A-Amo—Alan me miró asustado, luego suspiró molesto y me ayudó—. Si nos descubren, nos meteremos en problemas.

—Tranquilo, yo asumo la culpa—dije divertido.

Cuando la llevamos a la mansión, entramos por un pasaje secreto que descubrimos en una de nuestras aventuras anteriores, entramos al baño del padre de Alan y la bañamos primero para que no se dieran cuenta que era de la zona pobre, ella a veces abría los ojos y nos miraba pero luego se desmayaba, Alan le buscó ropa de su madre y de alguna forma logramos vestirla.

Cuando tratamos de curar sus heridas, mi padre y el padre de Alan nos atraparon y nos regañaron,  pero al ver las heridas de la niña se preocuparon y decidieron ayudarla, aunque nos preguntaron en dónde la habíamos encontrado varias veces.

—Cerca de la zona media—dijimos los dos para no meternos en problemas.

Poco después, la niña despertó y una vez que el médico la revisó, dijo que tenía heridas muy graves de quemaduras.

—Debe venir de la zona cercana a la fábrica de algodón—dijo el doctor, al parecer hace unos días hubo una fuerte explosión que causó muchos daños—. Jovencita, ¿Cómo te llamas?

—....No-no lo sé—dijo temblando de miedo—. Yo...no sé quien soy....s-sólo recuerdo...fuego...mis padres...mis padres.

Comenzó a llorar desesperada cuando el doctor le preguntó, aunque estaba seguro que estaba sufriendo, sabía que había algo más en esto, pero preferí no decir nada. 

La chica se quedó con nosotros y en agradecimiento pidió trabajar como sirvienta, mi padre aceptó y una pareja de sirvientes al escuchar su historio le pidieron a mi padre que dejara que la adoptaran, ella al principio no estaba segura, pero al final aceptó incluso le dieron el nombre de Alice. 

____

Así los tres nos hicimos amigos y compañeros de aventuras, aunque ante la gente sólo era un Amo y sus sirvientes, le mostramos a Alice nuestros escondites y la llevamos a conocer un poco la ciudad, así fue nuestra infancia hasta que en nuestra juventud apenas teníamos tiempo de jugar ahora que teníamos responsabilidades.

Una noche, unos días antes de que se decidiera mi compromiso con una chica que mis padres eligieron, me reuní con ambos y quisimos pasar un tiempo juntos como antes.

Fue ahí cuando Alice nos contó algo que nos sorprendió.

—Yo...en realidad no olvidé la memoria...sólo quería olvidar la muerte de mi familia....a manos de la Sacerdotisa y sus soldados.

—¿La...Sacerdotisa?—pregunté sorprendido.

—....Mi hermana menor...resulta que era de clase S—explicó—. Ese día, fuimos al templo y nos dijeron que era clase A, algo que nos sorprendió mucho porque mis padres y yo éramos de clase C—se abrazó las rodillas temerosa—. Entonces...esa misma noche, llegó la Sacerdotisa y sus guardias, yo había salido a buscar agua y entonces escuché que se llevarían a mi hermana...mis padres empezaron a decir que nosotros también iríamos, que era injusto que ella recibiera un trato especial...entonces...esa mujer los miró furiosa y los...los quemó vivos.

...¿Q-quemar?

¿Los...los mató?

—Entonces tomaron a mi hermana y prendieron fuego a la casa, hasta que todo explotó, incluyendo las casas de nuestros vecinos—susurró llorando—. Yo...sólo se me ocurrió saltar al río, huyeron aprovechando la confusión del incendio...pero ellos mataron a mi familia como si...como si no fuéramos nada...

Alan la abrazó y ella lloró en su pecho, desesperada por recordar ese horrible momento.

Yo...simplemente no supe qué decir.

Pero algo en mi mente cambió por completo...el mundo no era como nos habían hecho creer. 

Antes no nos habíamos dado cuenta, pero empezamos a notar la manipulación que ejercían sobre nosotros.

Si estabas en contra de la iglesia, te quejabas de algo o simplemente no parecías contento con tu vida, podrían investigar todos tus movimientos y si te consideraban un rebelde, desaparecerías en misteriosas circunstancias o podrían llevarte engañando a tu familia asegurando que serías premiado como un miembro importante de la iglesia o el gobierno.

Incluso si veían que no rezabas en los eventos o no donabas, podrían enviar investigadores encubiertos, esperando a que te comportes inadecuadamente para delatarte.

Fue como abrir los ojos ante la realidad, incluso siendo un mago de clase A y de buena fortuna fui manipulado por la sociedad, otros decidieron que debía hacer, cómo actuar

Lo peor de saber esto era que debía obedecer como un títere.

____

Fue así que tuve que casarme, tener hijos y cuando se fueron pude liberarme un poco de la presión gracias a Alice, Lucius y la pequeña Larisha.

Y ahora nuevamente...iban a quitarme la poca felicidad que tenía.

Alice, Alan y yo siempre tuvimos esa preocupación de que sus descendientes fueran de clase S, por eso cuando supieron que Lucius era de clase C respiramos aliviados.

Pero el miedo regresó cuando vimos que Larisha parecía tener más habilidades, así que aplicamos el mismo plan que teníamos desde el nacimiento de Lucius, realmente deseábamos nunca usarlo y al terminar la ceremonia le contaríamos la verdad a Lucius sobre su origen para prepararse en caso de que los hijos de Larisha pudieran ser clase S.

Ese era el plan y por un momento pensamos que no lo íbamos a aplicar de nuevo e incluso podríamos tener una buena vida todos juntos...pero nos equivocamos.

__Fin del Flashback__

¡BUM!

—¿Qué fue eso?—preguntó el comandante poniéndose de pie.

—Vino del pasillo de los sirvientes—dije antes de que se escucharan gritos por parte de los sirvientes.

Se fueron...

El plan está en marcha.

Fingí que me costaba trabajo levantarme y fui caminando rápido al lugar pidiendo ayuda a los demás sirvientes para que me llevaran. Cuando llegamos vi a Alicia en el suelo con varias heridas y los soldados la ignoraron olímpicamente.

—¡El mayordomo ha escapado! ¡Se llevó a la niña!—exclamó el comandante Norn y los otros dos fueron a revisar toda la mansión.

—¡Alice!—me agaché y la levanté del suelo—. ¿Q-qué pasó? ¿Dónde están Lucius y Larisha?

Los sirvientes estaban tan confundidos que no entendían qué hacían la Sacerdotisa Mayor y sus guardias aquí, mucho menos lo que estaba pasando.

Alice abrió los ojos y me miró por un momento, ellos estaban fuera de la mansión así que podíamos seguir con nuestra parte.

—Amo...Lucius...no sé qué le pasó—dijo mientras la Sacerdotisa se acercaba a ella—. Hice las maletas de Lari y de pronto...me golpeó diciendo que lo traicioné, ¿Dónde está?

—Tranquila, déjame curar tus heridas—dijo la mujer usando su magia pero Alicia la detuvo.

—¡Excelencia! Yo no importo, por favor salve a Lari, Lucius debe estar confundido, él no es así—le rogó entre lágrimas.

Los sirvientes comenzaron a susurrar  entre ellos, en eso la mujer pelirroja llegó corriendo con una carta.

—¡Excelencia! Encontramos esta carta en el despacho, es del traidor.

¿Traidor?

...Tuve que hacer un enorme esfuerzo por no hacer ningún gesto que expresara mi furia.

—¿Qué dice?—preguntó.

La mujer abrió la carta y la leyó.

—"Amo, lo siento pero no puedo entregar a mi hija, aunque me digan que es lo mejor, no voy a dejarla con gente que no la querrá como yo, no sé a dónde iré y ruego que me perdone pero renuncio."

Lucius...

Eres todo un padre.

—Por la prisa de la letra y la forma en que la guardó en el sobre, no habrá tardado mucho en escribir—explicó la mujer—. La tinta no está seca así que no tiene mucho que se fue.

—¡Den la alarma de inmediato!—ordenó el comandante—. ¡No dejen que el traidor se escape!

—¡Si señor!—gritaron antes de salir.

—Excelencia, volvamos al Palacio—dijo molesto antes de mirarme—. Más vale que usted no tenga nada que ver en esto, mi Lord.

—Jamás podría apoyar una situación tan deplorable—aseguré cerrando los ojos—. Estoy seguro que debe haber un error, Lucius nunca ha mostrado rencor ni nada a la iglesia.

Los sirvientes asintieron igual de confundidos, incluso algunos aseguraron que yo siempre seguía los ideales de la Iglesia, eso pareció ayudar un poco pero era difícil de decir si nos creían o no.

Lucius, por favor sal de la ciudad y vive—pensé cuando los soldados se fueron.

____

(Pv Lucius)

Seguí corriendo lo más rápido que pude hasta llegar a lo que parecía ser la salida del alcantarillado hacia la zona pobre de la ciudad.

Ni yo podía creer que había corrido tanto en tan poco tiempo, supongo que la adrenalina me ayudó un poco.

Cut—susurré y comencé a cortar las rejas lo más rápido posible.

Cuando tuve espacio suficiente para salir, me salí y volví a cerrar el acceso lo más rápido posible.

En eso se escuchó una fuerte alarma por toda la ciudad, las luces se encendieron y aparecieron pantallas por todas partes.

¡Atención! ¡Atención! ¡Se ha detectado a un traidor!— De pronto mi imagen apareció en las pantallas—¡Lucius Sterillar ha secuestrado a una niña clase S! Repito ¡Lucius Sterillar ha secuestrado a una niña clase S! ¡Avisen de inmediato en cuanto lo vean!

¡Ay no!

—¿Mn? ¿Qué está pasando?

—¿Un traidor?

Comencé a escuchar a la gente saliendo de sus casas, tenía que buscar la manera de salir de la isla o se llevarían a Lari y seguramente me matarían.

Pero ¿Cómo puedo salir sin que me encuentren?

Me cubrí con la capa lo más que pude y usé un hechizo para encoger las cosas y guardarlas en mi bolsillo.

—Lari, tienes que estar totalmente callada—le dije —. Si alguien nos descubre te alejarán de mí para siempre, así que por favor no hagas ningún ruido.

Chi papá —susurró antes de taparse la boca.

La ajusté más a mi pecho y salí de nuestro escondite, con cuidado fui escondiéndome por detrás de las casas mientras los residentes se acercaban a escuchar el anuncio, nadie parecía buscarme o no parecían saber qué hacer.

—¿Un clase S? ¿Realmente existen?

—Ni idea.

—¿Entonces debemos atraparlo?

—No, sólo al de clase C.

Aproveché para mezclarme entre ellos, el olor de las calles sucias, comida podrida o incluso la propia gente era realmente desagradable, siempre odié la suciedad y el mal olor, así que esta situación me hubiera puesto incómodo sino fuera por la situación.

En eso se escucharon sirenas que venían hacia nosotros y me alejé lo más rápido que pude.

—¡Atención, abran sus puertas y muestren sus identificaciones! ¡Se ha escapado un mago traidor y se están investigando todas las casas! ¡Cualquiera que trate de salvarlo será castigado!

Las personas se colocaban junto a sus puertas y dejaban pasar a los soldados, ¿Qué hago? ¿Debería volver a la alcantarilla mientras tanto? ¿Por cuánto tiempo podría mantenerme escondido? Ni siquiera sé si tengo suficiente agua y comida para los dos.

—¿Qué es esa alarma?

—¿No estás escuchando cirquero? Tenemos que revisar tu camión para asegurarnos de que no lleves al traidor.

—¿Ah? Pero si acabas de dejar pasar varias carretas y carruajes.

Me acerqué hasta la calle principal y vi una especie de tren o carroza extraña de cuatro vagones con pinturas de colores ¡El circo!

Fuera de la extraña carroza había un hombre rubio con un traje muy llamativo, llevaba un sombrero de copa con plumas, un abrigo verde y una serie de trozos de tela de varios colores que era imposible no notar, debía ser el dueño del circo esperando para salir de la ciudad.

Estaba a unos metros de la salida, por delante había dos carruajes de carga que otros soldados examinaban incluso rompiendo la mercancía pero los dueños simplemente se quedaban callados temblando de miedo.

¿Acaso...esta era la forma en que trataban a la gente de afuera?

—Esos carruajes serán detenidos en unos minutos —dijo un guardia mirando el cielo—. ¿Lo ves?

El hombre del traje colorido y yo miramos hacia donde señalaba.

Un grupo de soldados con espadas iban volando usando una especie de caballo de metal que nunca había visto.

¡¿Qué se supone que es eso?!—pensé aterrado.

—¡Woaw! ¡¿Así que eso es una moto militar?! —exclamó el hombre del traje colorido—. ¡Que guayyyyy!

—Cállate y abre esta cosa—le regañó el soldado —. Y que salgan todos los que tienen ahí, hombres, mujeres, niños y hasta bestias.

—Vale vale—dijo antes de subir y jalar un cordón mientras los soldados con máquinas voladoras salían de la ciudad—. ¡Chicos, Todos afuera! ¡Tienen que examinar el vehículo.

En cuestión de minutos un grupo de personas comenzó a salir de los vagones, era el grupo más variopinto que había visto en la vida.

Habían hombres muy altos, musculosos, delgados o delicados, algunos eran bajitos o con sobrepeso, de piel muy oscura o muy clara, con cabello rubio o de varios colores, las mujeres eran delgadas o muy voluptuosas, de piel morena o tan blancas como la nieve, incluso había niños de varias edades, luego salieron una serie de perros, monos e incluso gatos de varios tamaños ¿Podría intentar mezclarme entre ellos?

—Ya están todos, Cronos—dijo un enorme hombre de piel muy oscura sacando una carreta con algo que estaba tapado con una sábana.

—¡Eh! ¡No se puede sacar nada! —exclamó otro soldado que llegaba volando junto con otros cinco.

—No quiero que rompan mis frascos de conservas —aseguró levantando la sábana.

Efectivamente habían decenas de frascos con diferentes cosas, carnes, pepinillos, frutos, verduras, e incluso flores.

Me escondí entre algunas cajas y pensé que esa era mi oportunidad, si lograba usar mi magia para acomodar los frascos podría entrar tan pronto suban la carreta.

Los soldados revisaron e incluso uno de ellos abrió uno de los frascos con carne.

—¡Puaj! ¡Qué asco! —exclamó soltando el frasco y se rompió derramando su contenido.

—¡Oye! ¡Te dije que era algo delicado! ¡Es nuestra comida para todo el mes!—exclamó el hombre mientras los soldados se quejaban por el fuerte olor a vinagre.

—¡Qué asqueroso! ¡No puedo creer que esto sea comida!—se quejó el soldado.

—Lo lamento, pero nuestro viaje es bastante largo e intenso, no hay nada que comer afuera así que solemos conservar la comida lo mejor que se pueda—explicó el hombre al que llamaron Cronos.

—No me sorprende de gente de afuera—gruñó el soldado con cara de asco—. Deberían estar agradecidos que los dejemos entrar.

—¡Oh, ya lo creo que estamos agradecidos!—exclamó Cronos—. Con el dinero que recaudamos aquí, tendremos suficiente comida para el viaje, así que esperamos que para la próxima vez podamos darles un espectáculo mejor que el de este mes, ¿Por qué no le dicen a la Sacerdotisa Mayor que venga? Apuesto a que la pasará muy bien.

—¡Ja! La Sacerdotisa Mayor no se rebajaría a ver un espectáculo de mierda como un circo ambulante—se quejó otro de los soldados mientras los demás reían.

Los miembros del circo sonreían como si nada pero parecía que no les gustaba esa actitud, aproveché que el hombre musculoso volvió a tapar la carreta para usar mi magia y mover los frascos sin hacer ruido, un sólo frasco roto no cambiaría mucho la distribución pero podría marcar una pequeña diferencia.

—No hay nadie más adentro—gruñeron los soldados que entraron a la carroza.

—Muy bien, quiero que todos me muestren sus identificaciones y sus piedras mágicas—dijo el primer soldado.

—Disculpe pero sólo cuatro de nosotros tienen piedras mágicas—explicó el señor Cronos mostrando unos documentos—. La mitad no puede hacer magia y los otros fuimos clasificados como clase B.

—¿Clase B? Sí como no—gruñó el soldado—. ¿Por qué un mago que puede tener algo de prestigio viajaría por un mundo en ruinas con gente de tan bajo nivel?

—¡Por la emoción y la aventura!—exclamó inflando su pecho con orgullo—. Explorar el mundo y aprender de otras personas es maravilloso.

El hombre lo miró asqueado y gruñó revisando los documentos de todos.

Travez—susurré señalando la carreta.

Pude ver a través de la carreta y seguí moviendo los frascos más rápido que antes pero sin hacer mucho ruido. Cuando estuve seguro que había suficiente espacio para nosotros, traté de fijarme en todos los soldados, cualquier movimiento en falso y alguien me notaría.

—¿Qué? ¡¿Es usted de la familia Junier?! —exclamó un soldado verificando la identificación de una mujer de piel muy clara.

Eso me sorprendió, la familia Junier era una de las más nobles y respetables que había en la isla, no podía creer que alguien de esa familia fuera parte del circo, pero al ver que los soldados miraban a la mujer rubia que tenía los ojos cerrados usando un largo vestido blanco abrigado que asentía ante el soldado tuve que aceptar que no era mentira, sobretodo cuando algunos trataron de hablar con ella y preguntarle si estaba en peligro.

¡BUM!

—¡Se están revelando los marginados!

Se escuchó un fuerte estruendo y en segundos salió una columna de humo de alguna parte de la calle.

Varios soldados fueron a ayudar y supe que era el momento cuando ordenaron a los del circo a regresar a la carroza.

—Vale, igual no tenemos nada que ver con esto —se quejó Cronos mientras los demás empezaban a subir.

Es ahora o nunca —pensé antes de sujetar mi gema—. Ilusion.

Mi cuerpo se hizo invisible por cinco segundos, era un hechizo simple que usaba para escapar de la vista de los invitados así que era perfecto para esconderme, corrí hacia la carreta y lancé un hechizo de viento moviendo la sábana y rápidamente me subí mientras el hombre recogía la sábana.

—¡Wuahhh! Por poco—dijo antes de acercarse a la carreta y taparla—. ¿Ya puedo subirla?

—Si, parece que nos van a atacar si seguimos aquí—se quejó Cronos.

Sentí que la carreta se movía y abracé a Lari con fuerza para que no se asustara, cuando la carreta se quedó quieta esperé un poco por si acaso alguien estaba dentro.

—¡Ya nos vamos! ¡Sujétense fuerte!

¿Sujétense?

Los frascos comenzaron a sacudirse al igual que la carreta, protegí la cabeza de Lari de la sacudida y sentí que todo a nuestro alrededor se movía con fuerza ¿Qué está pasando?

Levanté la sábana y vi que a través de las ventanas se podía ver una especie de túnel de colores...¿Qué?

—Baja la cabeza niño, te vas a marear.

Sentí que el alma se me escapaba al darme cuenta que el enorme tipo de la carne estaba ahí masticando unos pepinillos.

—Si quieres seguir vivo y escapar, será mejor que no te muevas ni hagas ruido.

¿Eh?

¿Acaso...me estaba ayudando?

No dije nada y simplemente me escondí abrazando a Lari que se aferraba fuertemente a mí, la carreta se tambaleó varias veces por unos segundos que me parecieron eternos hasta que finalmente se detuvo.

—Ya estamos fuera, niño.

Levantaron la sábana y el hombre extendió su mano hacia mí, la tomé saliendo de la carreta bastante agotado.

—Ahora entiendo por qué Cronos me ordenó bajar la carreta, me pareció extraño pero cuando te vi saliendo de ella lo comprendí—me dijo seriamente—, No sé lo que se propone pero si quieres que te protejamos tendrás que obedecer lo que te digamos.

No sabía qué decir ¿Qué iban a hacerme ahora por sacarme de Tornasol?

Una puerta se abrió y Cronos entró tranquilamente antes de mirarme.

—No te asustes jovencito, no queremos hacerte daño y tampoco a tu hija—sonrió como si nada—. Permítame presentarme, yo soy Cronos, maestro de ceremonia y líder del circo, él es mi segundo al mando, Sansón.

—M-mucho gusto—susurré un poco más tranquilo—. Y-yo soy...

—Si, ya hemos escuchado tu nombre—dijo tranquilamente—. Disculpa pero no tenemos tiempo que perder—lo miré confundido—. ¿Tienes tu piedra mágica?

—S-Si—lo miré extrañado ante esa pregunta, si sabía que era un clase C, era normal que la lleve.

—Lo siento pero debes deshacerte de ella.

...¿Qué?

—Cuando se te asigna una piedra mágica, esta tiene un rastreador que se activa cuando sales del territorio de la isla—me explicó—. Sólo se desactiva cuando la persona muere porque se supone que debes ser cremado con esta, si quieres salvar a tu hija debes dejarlo todo atrás, no será difícil ahora que decidiste retar al mundo para protegerla ¿cierto?

Miré mi piedra mágica pensando en esas palabras, ya no había otro camino...tenía que hacerlo.

—Espera aquí, Lari—dije bajándola con cuidado mientras ella se escondía de los dos adultos extraños detrás de mí—. Tranquila, sólo tardaré unos minutos.

—Papá—Lari me miró nerviosa mirando a los hombres.

—No te asustes pequeña, no queremos hacerte daño—le dijo Cronos sacándose el sombrero para mostrar un conejo de peluche— ¿Lo ves? Rabito está sano y salvo también—movió la cabeza y el peluche cayó a su mano para mostrárselo a Lari y hablar con una voz aguda— ¡Hola pequeña! ¿Puedo darte un abrazo? Ese sombrero olía muy feo y ya estaba aburrido ¡Oye!—Cronos miró al conejo fingiendo enojo.

Lari rió divertida antes de tomar el peluche y abrazarlo, eso me tranquilizó un poco.

—Atrás en el otro vagón hay una chica con una honda*, ella puede lanzar tu piedra lejos de nosotros, aprovechemos las motos para que crean que te fuiste en una—dijo Cronos—. Date prisa antes de que activen la ubicación.

Asentí y abrí la puerta del otro vagón, este estaba lleno de cajas y objetos como cuchillos y trampolines, pasé con mucho cuidado y al final vi a una mujer con el cabello rubio recogido con un moño, de piel blanca y abrigo blanco asomándose por lo que parecía un pequeño balcón, me di cuenta que se trataba de la misma chica que dijeron era de la familia Junier.

—Date prisa, la piedra activa su ubicación, veinte segundos después de que sales de la barrera protectora—me dijo seriamente antes de extender su mano hacia mí—. Sólo nos quedan diez segundos.

Ya no tenía tiempo para dudas, sólo rezaba porque sus palabras fueran verdad.

Aunque de todas maneras ya no podía volver a Tornasol, le entregué la piedra, la puso en la honda y le dio vueltas a gran velocidad antes de lanzarla tan lejos que la perdí de vista antes de darme cuenta.

—Wow, eso fue asombroso—dije sorprendido por la fuerza de la mujer.

—A partir de ahora deberás luchar para proteger a tu hija, esto fue sólo el primer paso—aseguró ella seriamente—. Si quieres que te protejamos, debes firmar un contrato con Cronos, así que vamos con él.

—Gracias—sonreí aliviado antes de volver tras mis pasos ignorando el dolor en mi pecho por perder la última conexión que me unía a mi madre y a mi vida anterior.

Pero antes de abrir la puerta sentí un fuerte jalón en mi pierna que me derribó.

—¡Cuidado!—gritó la chica levantando su mano y apareciendo una especie de arma alargada.

Traté de ponerme de pie, pero me di cuenta que lo que me sujetaba era una mano que pertenecía a un soldado que estaba saliendo de una especie de trampa bajo el suelo.

—Maldito marginado—gruñó tratando de jalarme hacia él.

—¡Suéltalo!—gritó la chica pero de pronto salió disparada contra la pared con una fuerza aterradora.

—No te metas en esto, maldita cirquera—escupió el hombre furioso—. Sabía que esconderme en este lugar sería de mucha ayuda, no intentes hacer nada contra un mago de clase A, insignificante basura.

Traté de patear al hombre cuando la puerta se abrió y Sansón entró asustado.

—¡¿Qué demonios?! ¡Maldito bastardo!—gritó antes de lanzarse contra el hombre que cayó de nuevo en la trampilla y jalándome con él.

—¡Papá!

Lari entró corriendo junto con Cronos que corrió a ayudarme.

—¡¿Qué carajos está...?!—el peso de tres hombres lo empujó hacia adentro junto con Lari que sujetaba mi brazo asustada.

—¡Lari!—la abracé con fuerza mientras caíamos profundo

¿Cómo era posible caer dentro de un carro de un sólo piso?

____

—¡Papá! ¡Papá!

Abrí los ojos un poco mareado, la caída había sido dolorosa pero por suerte choqué con algo medianamente suave y pude proteger a Lari.

—Estoy bien, cariño—le dije aliviado.

Pero eso no duró mucho cuando vi al soldado golpeando a Sansón con hechizos potentes.

—¡Maldito! ¡Pelea como los hombres!—gritaba Sansón tratando de golpearlo pero apenas podía protegerse de los impactos.

—¡Ja! Como si fuera a rebajarme al nivel de un simple gusano sin magia—se burló el hombre antes de lanzar un hechizo que lanzó a Sansón por los aires, haciéndolo chocar contra la pared—¡Jajajaja! eso te enseñará a no burlarte de nosotros, basura.

Luego de eso me miró con una expresión que me aterró por completo, rápidamente puse a Lari detrás de mí en un intento de protegerla.

—¿En serio crees que puedes hacer algo ahora que tiraste tu piedra mágica?—preguntó en tono burlón—. Bueno, tampoco es que hubiera hecho alguna diferencia, te mataré ahora mismo y me llevaré a la mocosa.

—¿Por qué quieren que mi hija reemplace a la Sacerdotisa Mayor?—pregunté desesperado buscando alguna forma de ganar tiempo—. ¡Ella no tiene la culpa de nada!

—¿Ah? ¿Reemplazar? Está claro que no sabes nada—dijo divertido mientras Lari se agachaba detrás de mí—. Con esa niña por fin tendremos el poder para destruir a las Bestias y sin otro obstáculo en nuestro camino nos apoderaremos de las demás islas, bueno, ya te di demasiada información, lo demás descúbrelo en la muerte.

Comenzó a acercarse a mí y me di cuenta que todo este tiempo estuve encima de algo, así que sólo se me ocurrió saltar hacia él y golpearlo con todas mis fuerzas.

Caí sobre él pero yo nunca recibí entrenamiento militar mientras que ese hombre no sólo era de clase A, sino que sabía pelear cuerpo a cuerpo, en segundos terminé tirado en el suelo boca arriba antes de ser pisoteado en el pecho.

—¡PAPÁ!—Larisha gritó aterrada tratando de bajarse.

—¡NO VENGAS, LARI!—le grité antes de que ese hombre me pateara la cara

Ahogué un grito de dolor al sentir semejante golpe, incluso sentí como mi nariz se rompía y la sangre caía junto con mis lágrimas, nunca había experimentado realmente el dolor...y era horrible...tenía miedo...quería gritar pidiendo ayuda...quería huír...alguien...ayúdeme...por favor.

—¿Eh? ¡JAJAJA! ¡¿Es en serio?! ¡¿Acabas de orinarte?!—se burló el hombre antes de patearme y lanzarme lejos—. ¿Y te haces llamar hombre? ¡Eres patético! ¿En serio pensaste que podrías escapar de nosotros así?

...Que idiota fui...

Apenas recibí un par de golpes y ahora estaba temblando de miedo, mis pantalones estaban mojados y no dejaba de llorar...¿Esto es lo único que puedo hacer?

—¿Qué pasa, bebito? ¿Ahora te vas a cagar?—preguntó antes de volver a patearme y mi cara cayó contra el suelo duro—. Antes de llevar a tu hija de vuelta, creo que me voy a divertir contigo, quiero escucharte pedir piedad.

—¡AAAAAAHHHHH!—grité al sentir su pie pisando mi mano, apretando su bota en mis dedos.

Lloraba por el dolor, pero también por la rabia y la frustración ¿En verdad voy a quedarme aquí llorando y temblando de miedo?

—¡PAPÁ! ¡Déjalo! ¡Deja a papá!

Escuché a Lari llorando desesperada, traté de decirle que todo estaba bien, pero no podía ni mirarla a los ojos...

Perdóname Lari...soy un fracaso como padre...perdóname por favor.

Quería rogar que se detuviera, quería que todo esto fuera un sueño, que de pronto estuviera en mi habitación creyendo que sólo había sido una pesadilla...madre...ayuda...

Alguien...ayuda...por favor.

—Creo que no voy a sacar mucho de ti—dijo antes de agacharse para jalarme del cabello—. Anda, ruega por tu vida—me empujó de nuevo al suelo y acercó su bota a mi boca—. Lame mi bota y ruega porque no te mate.

Sabía que iba a matarme, que nada de lo que dijera me libraría de él, pero de todas maneras estaba tan asustado que no podía ni moverme.

Entonces me dio otra patada que creo que me sacó un diente.

—¡Nooooo! ¡Papá! ¡Papá!

Lari llegó corriendo hacia mí y me abrazó entre lágrimas.

Larisha....la abracé con fuerza pidiéndole perdón por no protegerla...¡¿Cómo pude dejar que pasara esto?!

Lloré desesperado sin dejar de abrazarla pero ese hombre parecía que ya se había divertido con nosotros, de pronto jaló a Lari del brazo y a mí me empujó al suelo haciendo que ella llorara tratando de tomar mi mano.

—Basta de dramas, de todas maneras ella no te recordará—me dijo en tono burlón ignorando el llanto de Lari—. Cuando le borren la memoria será un soldado obediente y eficiente como debe ser, no habrá nadie que te recuerde, pequeña basura.

—Por favor...déjala en paz—lloré extendiendo mi mano hacia Lari.

Ella empezó a golpear la mano del hombre y le mordió haciendo que la soltara chillando de dolor, Lari se colocó frente a mí para protegerme temblando de miedo y llorando mientras separaba sus brazos.

—Maldita mocosa, me aseguraré que te den una paliza tan fuerte que no vuelvas a desobedecer—gruñó el hombre antes de jalarla del cabello.

—¡Déjala en paz!—grité agarrándola con un brazo y tratando de liberarla con el otro.

—¡Aaaaaaaahhhhhhh!—Larisha gritaba de dolor agarrando su cabello entre lágrimas—. ¡Auda! ¡Audaaaaaaaaaaaa!

—¡Aléjate de ellaaaaaaaaaaa!—grité juntando todas mis fuerzas para levantarme y empujar al hombre para que la suelte y correr hacia la plataforma para subir y escapar.

—¡No te escaparás!—gritó el hombre corriendo hacia nosotros.

Ayuda...por favor...

¡Que alguien nos ayude!

—¡Aiudaaaaa!—gritó Larisha colocando sus manos sobre la plataforma.

De pronto, esta comenzó a brillar iluminando todo el cuarto.

¿Qué?

—¿Qué demonios...?

Mi cuerpo comenzó a elevarse junto con el de Sansón y Cronos que estaba atrapado detrás de la plataforma y fue cuando me di cuenta que en realidad nos subimos a un sarcófago que se estaba abriendo.

—Aayyyyyy mi cabeza—se quejaba Cronos con sangre cayendo de su cabeza, pero su cara cambió por completo al ver el sarcófago—. ¿Qué? ¿El sello...se rompió?

¿Sello?

La tapa se abrió revelando un cuerpo envuelto en vendas que comenzó a moverse.

—¡¿Q-Qué está pasando?!—grité abrazando a Larisha.

—¡Suficiente!—gritó el soldado antes levantar su mano y apuntarnos—. ¡Los mataré ahora mismo y me llevaré a la mocosa!

Lanzó un hechizo hacia nosotros pero en eso el cuerpo se colocó entre nosotros y bloqueó el ataque.

—¿Q-qué está...?

Se escuchó una fuerte risa por todo el lugar, entre espeluznante y burlona que parecía provenir del cuerpo, de repente una ráfaga de viento salió de este liberando las vendas para mostrar el cuerpo desnudo de un hombre de piel oscura de cabello blanco con cuernos en la cabeza y una larga cola de reptil saliendo de su cadera, le tapé los ojos a Larisha sin saber qué otra cosa hacer.

—¡JA JA JA! ¡Al fin! ¡He vuelto!—gritó el hombre con una voz gruesa e intimidante aunque era difícil tomar en serio esas palabras cuando estaba riendo a carcajadas sin nada que lo cubriera.

—¡¿Q-qué clase de truco es ese?!—gritó el soldado—. Igual no importa, voy a aniquilarte también, asqueroso bicho.

—¿Ah? ¿Y esta basura?—preguntó el peliblanco con un tono arrogante—. ¿Por qué algo como tú se dirige al príncipe de las Bestias?

—¡Kaito!—gritó Cronos tratando de acercarse—. ¡Acaba con ese tipo!

Pero el hombre se dio la vuelta mirándolo con unos ojos de color dorado, como el de un reptil.

—¿Cronos? Vaya...sigues vivo—dijo molesto—. Tienes muchas bolas para decirme qué hacer cuando no pudiste sacarme de esa cosa.

—¡Luego me insultas!—gritó Cronos—. ¡Si no lo haces los sacerdotes sabrán que sigues vivo!

—.....Agh, no tengo ganas de que sepan de mí tan rápido—se quejó rascándose la cabeza antes de mirar al soldado—. Bueno, creo que serás mi primera víctima en mucho tiempo.

—¡¿En serio crees que vas a hacerme daño, asquerosa bestia?!—gritó el soldado tratando de parecer calmado pero claramente estaba asustado—. ¡Soy Willian Berige! ¡Un soldado de clase A al servicio de la Sacerdotisa Mayor! ¡Una simple bestia como tú nunca podrá...!

Pero antes de que finalizara la frase, el hombre movió su cola y lo atrapó del cuello tan rápido que no me di cuenta antes de que se pusiera azul por la falta de aire.

—No eres nadie—gruñó—. Sólo por ser militar te crees superior, pero das pena.

Y levantó su mano lanzándole una llamarada que hizo gritar al soldado antes de desintegrarse.

...¿Eh?

¿A-Acaba de...?

Fue demasiado para mí y simplemente me desmayé.

****

*Honda: Consiste en dos cuerdas o correas en cuyos extremos se sujeta un receptáculo flexible desde el que se dispara un proyectil. Agarrado el artilugio por los otros dos extremos opuestos, se le da varias vueltas de manera que el proyectil adquiera velocidad y después se suelta una de las cuerdas para liberarlo, alcanzando este gran distancia y poder de impacto.

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