17. El Camino A Elegir
(Pv Ben)
—Capitán, estamos llegando a la zona.
Guardé el libro que estaba tratando de leer, en realidad estaba usándolo como excusa para me no me molestaran los pocos soldados que me acompañaban a detener a los rebeldes.
—Bien, prepárense para el ataque—dije sacando mi espada.
Hace mucho tiempo no me habría molestado en pensar en nada, simplemente me lanzaría contra los rebeldes y matado a todo aquel que se me cruzara en el camino, después de todo mi vida siempre fue así.
Desde que tenía uso de razón siempre tuve que pelear para sobrevivir, en aquel entonces los niños no eran evaluados sino hasta los seis años, por lo que muchos morían por su propia magia sin que pudieran hacer nada, especialmente los más pobres.
En mi caso, tuve suerte de que inconscientemente usara magia para escapar de los maleantes o robar comida, ya que nací en un pueblo cercano a la Isla Tornasol, donde apenas había algo de comer.
Cuando se supo que mi magia era tan alta para ser un mago de clase S, la Sacerdotisa Mayor me llevó casi de inmediato a la ciudad, por lo que tuve que aprender modales, asearme, y otras tonterías que sólo servían como excusa para enviarme a matar rebeldes, fue bastante sencillo para mí ya que estaba acostumbrado.
En aquel entonces era una máquina sin emociones, sólo obedecía para poder comer y dormir en una cama cómoda, incluso me ordenaron matar a mis padres ya que estaban causando problemas pidiendo dinero por "entregarme" al Templo. No sentí ni pena ni rencor...no sentí...absolutamente nada.
Así crecí y me convertí en el más fuerte de los soldados, incluso el Comandante estaba sorprendido por mi trabajo y en varias ocasiones tuvimos combates entre nosotros ya que era el único que estaba a su altura, aunque tampoco significó nada para mí.
—¡Capitán! ¡Nos atacan!
De pronto la nave se sacudió y comenzamos a caer, al parecer tenían armas para atrapar naves voladoras, lo que me llamó la atención mientras los demás trataban de mantener la nave a flote.
—¡Capitán, estamos cayendo!
—Hagan que choque contra el suelo y salgan—dije sin muchas ganas.
—¡¿Cómo?! —exclamó uno de los soldados—. Capitán, eso sería muy peligroso.
—Si no son capaces de sobrevivir a un aterrizaje así, me da igual—dije saliendo de la sala para dirigirme afuera.
No estaba interesado en ayudar a estos chicos, la mayoría estuvo emocionado diciendo que querían matar a todos los que estuvieran en contra de la Sacerdotisa.
Eran realmente molestos...sobretodo porque me recordaban a mí.
Aunque yo no tenía ganas de presumir a cuantos maté, sólo lo hacía por mi propia supervivencia, ni siquiera me importaban las enseñanzas de esa mujer, por eso me rechazaban y no tuve ningún compañero, igual tampoco me importaba.
Hasta que un día...las cosas cambiaron.
__Flashback__
—Gracias por recibirme.
Aquella noche, acompañé al Comandante y a la Sacerdotisa Mayor a una aldea en mejores condiciones que la mía, pero aún se veía que apenas tenían suficiente comida.
Un hombre y una mujer con un aspecto esquelético nos recibieron sorprendidos y nos dejaron pasar.
—Muchas gracias, verán, les tengo una maravillosa noticia—dijo la Sacerdotisa Mayor—. Su hijo es un mago de clase S.
—¿Cómo? ¿Rohan es clase S? —preguntó la mujer sorprendida.
—Así es, y queremos que nos acompañe al templo para que reciba la educación apropiada para que sea un gran mago—explicó ella muy contenta mirando el humilde hogar—. Entiendo que se sentirán asustados o nerviosos, pero les aseguro que su hijo recibirá la mejor educación y será atendido por médicos de calidad.
—E-entiendo que es algo muy importante y es algo muy bueno para nuestro hijo—dijo el hombre—. Pero Rohan es muy pequeño todavía ¿No sería un problema?
—No se preocupe, podrán ir a visitarlo cuando gusten, lo que queremos es que los magos de clase S estén juntos para que protejan la isla de las horribles Bestias—aseguró ella—. Su hijo tendrá una buena vida, se los aseguro.
Ambos se miraron y aunque no estaban seguros, al final aceptaron y fueron a buscar al niño, se despidieron de él y nos dieron algunas de sus cosas favoritas, el niño comenzó a llorar llamándolos, por lo que me pidieron que lo ayudara a calmarse.
¡¿Ah?!
¡Ni siquiera he cargado un bebé en la vida!
La madre me dio al pequeño y me asusté al verlo llorar, normalmente dejaba a los niños vivos y que ya aprendieran a sobrevivir por su cuenta, así que no sabía qué hacer con uno de dos años, pero creo que el niño se dio cuenta que estaba asustado y me miró por un momento antes de abrazarme.
—Jeje ya me siento más tranquila—dijo la mujer sonriendo mientras miraba a su hijo que aunque seguía llorando ya no estaba tan asustado—. Por favor cuidelo mucho, iremos a verlo tan pronto podamos.
—....Lo haré, no...no se preocupen—dije un poco nervioso pero aliviado de que los padres de este niño no serían como los míos, por lo que no habría problemas con que pidieran dinero o amenazar a la gente del Templo.
Volvimos a la Isla y me hicieron llevarlo a la Sala de Purificación, una sala totalmente blanca y con tan sólo una cama, el niño volvió a llorar cuando un par de sacerdotisas lo amarraron a la cama, pero le dije que todo estaría bien, el niño siguió llorando tratando de alcanzarme, pero le di la espalda y volví con la Sacerdotisa Mayor.
—Excelencia ¿Eso es para un examen médico?—le pregunté mientras ella apretaba unos botones y una serie de círculos mágicos aparecieron alrededor de la cama.
—Eso vendrá después, por ahora hay que borrarle los recuerdos de sus padres—dijo con una calma tan tranquila que no estaba seguro si había escuchado bien.
—Pero ¿No le dirán algo cuando vengan a visitarlo?—pregunté confundido.
—Ajaja para nada—rió tranquilamente mientras los círculos mágicos se activaban y el niño comenzó a llorar—. Después de todo, los muertos no pueden decir nada.
Fue ahí...cuando mi mente se rompió y por primera vez aflojaron mis sentimientos.
¿Por qué?
¿Por qué hicieron eso?
¡Le habían entregado voluntariamente a su hijo! ¡No había necesidad de matarlos!
Sentí un terrible dolor en el pecho...¿Me...dolía?
Fue la primera vez en mi vida que sentí...algo.
No lo comprendía...pero cambió mi manera de pensar.
____
Desde entonces me convertí en el protector de ese chico, buscaba la manera de que no se convirtiera en alguien como yo, incluyendo ser sólo una máquina de matar, para eso tuve que empezar a actuar más como un humano, al principio fue un poco fingido, pero luego realmente me sentía a gusto cuidando a Rohan.
—¡Roniiiiiii!
—¡Aaaaahh! ¡Suéltame Benedict!
Cuando lo veía lo abrazaba y trataba de hacerlo reír, así fue durante sus primeros años, fue realmente agradable y pude conocer una parte de mí que nunca creí que tendría.
Pero claro, seguíamos siendo soldados, seguíamos besando el piso por el que esa mujer y el Comandante pasaban.
Lo peor era que como mago de clase S debía buscar algo que convertir en hábito, antes era simplemente matar, pero con Rohan traté de que fuera otra cosa, como jugar con él, abrazarlo o perseguirlo por todas partes sólo para que nadie se nos acercara, así fue hasta que dejó ser un niño y empezó a madurar y ya no podía abrazarlo o jugar con él.
Y la Sacerdotisa se dio cuenta que estaba acumulando magia...y se aprovechó de eso.
Una noche me llamó a su cuarto y mientras cenábamos, mi cuerpo se debilitó tanto que apenas podía caminar.
—No te preocupes, Ben—alcancé a escuchar—. Si necesitas estar conmigo para calmar a tu cuerpo, con gusto lo haré.
Creo que no tengo que explicar lo que me hizo esa mujer.
Cuando recuperé la conciencia estaba de nuevo en mi cuarto, con el cuerpo adolorido y lleno de heridas de rasguños y mordidas, apenas podía moverme sin quejarme del dolor, aunque sabía lo que pasó y del asco que sentía...lo único que me dolió fue que Rohan me viera en ese estado lamentable.
—Ben...por favor, déjame ayudarte—me dijo una vez que me recuperé lo suficiente como para volver al trabajo—. Podemos hacer las cosas que te gustan para que recuperes tus hábitos.
—No te preocupes, Roni—dije tratando de relajarlo y sonar amable—. Aunque si quieres ayudarme puedes darme muchos abrazos a partir de ahora ¡Abracito!
—¡Aaaahhh! ¡No en frente de todos, idiota! —me regañó cuando lo abracé.
—¡Que malo eres con tu papi!
—¡No eres mi padre, anciano de mierda!
Escucharlo pelear y regañarme era agradable, por ese momento éramos humanos y vivíamos felices en nuestro propio infierno.
Traté de hacer lo mismo con los otros magos de clase S, pero la chica cuando estuvo lista para ir a pelear, me ignoraba y sólo obedecía las órdenes del Comandante y cuando llegó el chico traté de ayudarle pero...él ya tenía algo siniestro en su mente hasta el punto en que trató de encontrar niños con posibles sentimientos homosexuales para ser visto como un héroe, era como si esa mujer les hubieran lavado el cerebro para que me odiaran o no me hicieran caso, y aunque me dolía no poder ayudar a los demás, quería salvar al menos a Rohan.
El problema fue que cuando él dejó de ser un niño o un adolescente y pasó a ser un adulto guapo, inteligente y astuto. Lo que me estaba excitando cada vez que pensaba en él.
—¡Roniiii!
—¡¿Quieres dejar de abrazarme?! ¡Ya soy un adulto!
—Lo sé, por eso me gustas ahora como pareja.
Y no era mentira, estaba feliz de que no fuera una máquina sin corazón, tenía aficiones, gustos, incluso cuando no teníamos más remedio que pelear trataba de no hacer sufrir a sus rivales, no es que fuera bueno que matara, pero era eso o morir.
Aún así sentí que quería salvarlo de alguna forma, por eso traté de conquistarlo como pareja, si los dos nos uniamos tal vez podríamos hacer algo en contra de esa mujer y su grupo.
Y la oportunidad se presentó cuando esa niña llegó.
Su padre era un mayordomo de una de las familias comerciantes más importantes de la isla, así que no podrían matarlo tan fácilmente, pensé que si después de que la entregara lo influenciaba para que se revelaran podríamos formar un ejército y Rohan y yo atacariamos desde dentro.
Pero claro no contaba con que el hombre se la llevara, por un momento me preocupé pensando que ambos morirían en el desierto, pero parecía que el mundo quería que esa niña viviera.
Siempre supe que se habían ido en el circo, ya tenía tantos años resolviendo problemas y buscando rebeldes como para saber que estaban con ellos, lo que nunca esperé era que ellos tuvieran su propio mago de clase S y otras armas que nunca había visto.
Aunque debí decirle a Rohan antes de lanzarnos al ataque, en realidad quería llevarme a la niña para negociar con los del circo, pero claro todo salió mal y ahora nos estaban vigilando casi todos los soldados.
__Fin del Flashback__
La nave se precipitó y aunque hubo varios heridos, no era nada tan grave.
—¡Ataque a esos bastardos! —se escuchó cuando las compuertas se abrieron.
Todos los soldados salieron y empezaron a atacar a los rebeldes que se defendían con magia y armas improvisadas, parecía que lo que derribó la nave sólo servía una vez o tal vez para objetos a larga distancia.
—Es hora de actuar —pensé antes de lanzarme al ataque.
____
(Pv Rohan)
Detuve el tren y suspiré cansado, la isla se había movido más que otros días, por lo que apenas pudimos alcanzarla, había gastado mucha magia para mover esta máquina, aunque no tanta como para agotarme, al contrario me ayudaba ya que Ben no estaba para ayudarme con eso.
—Capitán, ¿nos dispersamos? —preguntó uno de los soldados que vigilaba el radar.
—No, por hoy es todo —dije viendo que ya estaba anocheciendo —. Yo vigilaré y si la isla se mueve demasiado sólo moveré el tren, vayan a descansar.
Los soldados agradecieron y se fueron a comer algo y luego a dormir, me sentía un poco culpable por estos chicos ya que realmente querían ayudar a la isla y a su gente, no quería que se convirtieran en asesinos.
¡BIP! ¡BIP!
Mis pensamientos se interrumpieron cuando el radar detectó un movimiento extraño en el cielo ¿Eran los soldados de la isla?
____
(Pv Lucius)
—¡Aaaaaaaaaahhhhhh! ¡Para, por favor!
¡No podía controlar esa cosa y si lo soltaba moriría por la caída!
—¡Lu! ¡Detente!
De pronto en alguna parte escuché a alguien gritándome pero no podía ver porque el viento me impedía enfocar si quiera.
—¡No sé cómo!
____
(Pv Kaito)
¡Mierda!
¡Si se aleja demasiado podrían descubrirlo!
Corrí rápidamente detrás de él, pero se estaba acercando al borde de la isla y según Cronos, los militares de Tornasol estaban cerca ¡Si lo ven sabrán que Larisha está aquí!
Pero mientras pensaba eso Lucius salió del territorio.
—¡Me lleva el carajo! —grité antes de subirme a uno de los edificios y saltar al vacío —. ¡Ven a mí, Quetzalcóatl!
El portal se abrió y salió una serpiente voladora emplumada, era una criatura que creé a base de una vieja leyenda, pero podía volar a gran velocidad así que era de mucha ayuda en estos momentos.
Salté sobre ella y rápidamente volamos hacia Lucius atrapandolo en el aire.
—¡Lu! ¡¿Estás bien?! —le pregunté cuando lo atrapé.
—¿Ka-Kaito? —preguntó tratando de mirarme pero sus ojos de veían muy irritados.
—Imagino que ni pudiste proteger tus ojos —dije colocando mi mano sobre estos y lanzar un hechizo para aliviar su malestar —. ¿Qué pasó? Saliste volando así sin más.
Pero en eso comenzó a llorar y me abrazó con fuerza.
—¡Kaito! ¡Estaba tan asustado!
—Tranquilo, ya pasó, ya pasó —dije respondiendo al abrazo para calmarlo—. Vamos, volvamos a...
Vi que el cabello de Lucius pasaba de ser azul a rojo ¡Mierda! ¡Se había alejado demasiado de Cronos y los demás!
—Vamos con los demás —dije y Quetzalcóatl voló rápidamente hacia la isla.
____
(Pv Rohan)
....No...no puede ser.
En una de las cámaras vi lo que activó los radares, al principio estaba confundido porque de la nada se detectaron dos movimientos más, luego parecía que los tres se habían unido, así que enfoqué la cámara y...lo vi.
Un hombre en brazos del tipo que nos atacó montados sobre una enorme serpiente con plumas.
Pero pude verlo cuando su cabello se estaba volviendo rojo....como el del mayordomo.
No había duda de que eran ellos.
...¿Qué hago?
Había evidencia grabada, podría borrar el video y los datos de movimiento, pero habría un espacio de tiempo que si lo detectan me preguntaran.
¡TOC TOC!
—¿Si? —pregunté tratando de sonar calmado.
—Capitán le traje un poco de té.
Tenía que actuar rápido, si sonaba extraño o decía que ahora no podrían sospechar ya que era el único aquí.
Podría mover un poco las grabaciones, pero sería cuestión de tiempo para que vieran algo sospechoso.
Decide
¡Haz algo ya!
—....Borrar.
Borré todo el registro de video y radar, copié la información de los minutos anteriores y los grabé.
—Adelante—dije sacudiéndome el cabello y abriéndome la camisa para fingir que había dormido.
El chico de siempre entró con la bandeja y al verme así se disculpó por molestarme pero le quité importancia.
Definitivamente tenía que entrar a la isla y hablar con los del circo.
Ya había tomado la decisión...y el reloj estaba en marcha.
Podrían darse cuenta mañana o quizás en un mes, pero el tiempo que tenía era limitado.
—Sólo espero que Ben llegue a tiempo para irnos juntos —pensé mientras tomaba el té.
____
(Pv Lucius)
—¡Papá! ¡¿Estás bien?!
Cuando llegamos, Lari corrió a abrazarme muy asustada, creo que mientras volaba dentro de la biblioteca y trataban de detenerme llegué a la sección de niños y ella me vio.
—Si cariño, lo siento, me puse a jugar con cosas que no debía y mira el desastre que causé —dije sintiendo que apenas tenía fuerza en las piernas —. No hagas lo que yo hice hoy ¿De acuerdo?
—Si papá —dijo ella—. El señor Galileo me trajo aquí cuando saliste de la biboteca.
—Vaya forma tan creativa de volar, chico, normalmente el espíritu de la Biblioteca no deja que nadie entre a su espacio —rió el hombre —. Pero no sólo te enseñó magia elemental sino que hasta te hizo volar, sin duda le caíste bien.
No sabía si debía estar feliz por eso, lo estaba pasando bien hasta que me dijo que probara volar y...sino fuera por Kaito habría muerto.
—Será mejor que vayas a descansar, seguramente gastaste mucha magia y energía durante tu vuelo —dijo Cronos mirando a Lari—. ¿Quieres acompañar a tu padre, Tavi?
—Si, vamos papi —dijo tomando mi mano para irnos al cuarto.
—Descansen, yo tengo número esta noche así que llegaré tarde—dijo Kaito.
Asentí y nos despedimos de todos antes de irnos a descansar, estaba tan cansado que apenas toqué la cama caí dormido.
—¡Papá! —Lari parecía querer decirme algo pero prefirió acomodarse en mis brazos para dormir.
____
(Pv Kaito)
—¿Qué hacemos? Si los militares estaban por la zona ya debieron vernos.
Cronos, Lady, Sansón y por alguna razón el tal Galileo, y yo nos reunimos en un cuarto aparte para decidir lo que haríamos ahora que corríamos el riesgo de que nos descubrieran.
—Todavía faltan cuatro días para llegar a la frontera —dijo Cronos preocupado —. Claro, usando la nave, si nos fuéramos ahora tardaríamos dos semanas.
—Alto, si se van ahora no sería buena idea, al contrario, los militares sospecharían—dijo Galileo —. No hemos recibido alertas de un ataque, así que tal vez sólo están sospechando pero no están seguros, si de pronto se van entonces confirmaran sus sospechas y sin ninguna protección los atacarán, cuando los vi en la aldea habían cuatro militares de clase S, así que los matarían sin dudarlo.
—¿Cómo? —pregunté confundido.
—Ah, una disculpa , dudo que se conozcan—dijo Cronos acercándose al hombre —. Él es Galileo, es un sacerdote del templo de la isla Obsidiana pero también es un miembro del circo que recorre los países en busca de información, digamos que es un espía para nosotros.
—¿Qué tal, Kaito o mejor te llamo Snake? —preguntó el hombre con una sonrisa de idiota.
—Como sea, no es como si me importara—dije secamente antes de que Lady colocara su mano sobre mi hombro.
—Aunque me preocupa la situación, Galileo tiene razón—dijo mentalmente —. Si de pronto nos vamos, entonces parecerá muy sospechoso, lo que podemos hacer es vigilar y mantener la calma, si alguien perseguido empieza a actuar diferente cuando está cerca de otros, llamará más la atención que si simplemente actuara como si nada.
—...De acuerdo —dije sin mucha confianza —. Pero quiero que reforcemos la seguridad, que Larisha esté vigilada todo el tiempo y que Lu esté cerca de un miembro del circo.
—Por supuesto, sabemos lo preocupado que estás por ellos, así que reforzaremos su seguridad—aseguró Cronos.
—¡¿Qué?! ¡No es que me preocupo por ellos! Ese enano es el primero de mi harem y la mocosa es mi aprendiz y forma de liberar magia ¡Nada más!
—Wow, este tipo es idiota de narices—dijo Galileo.
Todos me miraron molestos, incluso Lady no tenía que decir nada mentalmente porque su cara me estaba insultando.
—¡E-es la verdad! —aseguré.
—Claro, claro—dijo Galileo antes de salir del cuarto —. Si me disculpan tengo mucho tiempo de no ver a Hefesto y me hace falta jugar con él.
Y con eso se fue.
¡¿ESTE TIPO ERA LA PAREJA DE HEFESTO?!
—Lady, Kaito me ayudará con las bebidas del bar esta noche—le dijo Cronos —. A ver si así se le quita lo tarado.
Ella asintió y se fue mirándome molesta.
—¿Qué? Sólo dije la verdad —aseguré.
—Agh, en serio a veces sólo quiero lanzarte un mueble —dijo antes de irse.
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(Pv Hefesto)
—Listo, con esto bastará.
Terminé de reparar la carroza suspirando agotado por el trabajo duro.
Estuve haciendo algunos arreglos a nuestro medio de transporte para una batalla o una huida, uno nunca sabe lo que podría pasar durante el combate, más si se trata de gente rara como esos fanáticos religiosos.
Cada vez que pensaba en esa gente me preguntaba cuál era la obsesión de que siempre fueran ellos los que gobernaran todos los pueblos o lugares habitables.
Antiguamente, todavía habían lugares verdes y algunas ruinas de cuando estaban los humanos de otros tiempos, pero entonces algo pasó en el continente del norte y empezaron a destruir todo a su alrededor, arrinconando a su propia gente en isla, incluso destruyeron un país de Bestias que vivían en la zona y se dedicaban a limpiar y purificar la zona sin molestar a nadie fueron cruelmente asesinados por esa mujer y su séquito, los sobrevivientes apenas lograron escapar y los que no podían continuar crearon una barrera alrededor del continente, que aunque no pudiera evitar que los soldados causaran daños a las aldeas cercanas, lo que sí evitaba era que esa mujer viniera tras ellos.
¿Que cómo lo sé?
Mi bisabuelo fue el creador de la barrera, haciéndola indetectable hasta que uno se acerca lo suficiente, aunque seguramente los militares ya le debieron informar de que había una barrera separando los continentes así que era muy probable que se diera cuenta.
—Me pregunto qué es lo que realmente quiere hacer con Tavi—dije guardando mis herramientas para irme a descansar.
Salí del garage y trataba de buscar una respuesta a esa pregunta.
—Hola, bebé, por fin te veo.
¡¿Eh?! ¡¿Acaso es...?!
Me di la vuelta y por fin, después de casi un año lo vi.
—¡Galileo!
Corrí a sus brazos y lo abracé con fuerza.
—¡¿Por qué no has venido antes?!—le reclamé abrazándolo más.
—Lo siento, bebé, he estado ocupado con un grupo de soldados que persiguen la isla—me respondió—. Debo vigilarlos cada cierto tiempo.
—¿Soldados? ¿Los de la Isla Tornasol?—pregunté sorprendido.
—Si, esa gente está insistiendo en subir a la isla—me explicó—. Los hemos mantenido a raya pero me temo que es cuestión de tiempo para que nos amenacen de que podrían destruir la isla, me temo que no tenemos ningún mago de clase S para contrarrestar a los cuatro que estan en ese tren.
—¡¿Cuatro?! No me digas...—era imposible ¿Tan desesperada estaba esa mujer?—. ¿Envió a los cuatro capitanes de la isla?
—Si, bueno de acuerdo con el ultimo informe sólo hay uno, así que dudo que haga algo—comentó—. Tal vez si cuando ustedes pasen a Sudamérica puedan avisar a las Bestias y si vienen dos clase S podrían ayudarnos en caso de un ataque, pero claro el tiempo no nos ayuda y encima ese bicho que tienen como medio de transporte se mueve mucho más rápido que la carroza.
...¡¿Perdón?!
¡Eso sí que no lo voy a permitir!
—¡Voy a prepararla para que los supere!—exclamé tratando de correr al garage, pero Galileo me detuvo.
—Oye, hace un año que no nos vemos y tú ¿Sólo vas a ignorarme y ponerte a armar carritos?—preguntó haciendo un puchero.
—Es que...
—Nada, vamos a recuperar el tiempo perdido—dijo antes de cargarme para irnos a mi cuarto.
Siempre elegía el mismo cada vez que veníamos a la isla, así que fue sencillo que me llevara a este para lanzarme a la cama con brusquedad.
—¡Auch! ¡Para ser un sacerdote eres muy bruto!—exclamé haciendo un puchero.
—Ajá, no te hagas el inocente ahora, pequeño pilluelo—dijo divertido mientras cerraba la puerta—. Que yo recuerde te gusta que sea agresivo contigo, ¿O ya olvidaste cuando te amarré a la silla y te la metí mientras apretaba las cuerdas?
Me sonrojé pero no pude refutarlo.
La verdad es que me gustaba que durante el sexo, Galileo fuera agresivo y salvaje conmigo, como no podíamos pasar mucho tiempo juntos esos momentos eran fuera de este mundo, así que para mí era simplemente desatar a los demonios internos.
—Quiero dejarte tan lleno que el hechizo de infertilidad se rompa y quedes embarazado—me dijo antes de tomar mi camisa y romperla como si fuera de papel.
—¡Oye! ¡Era mi mejor camisa!—exclamé cuando casi me hace volar de la cama al quitarme los pantalones y el boxer.
—Mañana te compraré una mejor—dijo divertido mirando mi miembro semierecto—. ¿Lo ves? Soy malvado contigo y tú me muestras ese cuerpo lascivo tuyo en todo su esplendor, veo que no esperabas que viniera, estas muy peludo.
Le di una patada en el pecho avergonzado, en serio, era increíble que fuera un sacerdote del Templo del Sol y con la misma boca que decía esas vulgaridades, también rezaba a los dioses.
—¿Cuando podremos casarnos para que te de todos los hijos que quieras?—le pregunté.
Se estaba quitando el pantalón cuando se detuvo, bajó la cabeza por un momento antes de suspirar.
—Me temo que todavía no puedo estar a tu lado—me dijo incómodo—. Ahora que los militares están por acá debo proteger a la gente, a diferencia de ellos, yo mato por proteger a los que no pueden.
—Lo sabía—pensé un poco frustrado.
—Creeme que si por mí fuera me hubiera ido contigo o hasta podríamos vivir aquí—aseguró quitándose la ropa—. Hasta ya tengo listo el anticipo para una casa y vivir juntos.
¿Cómo?
¿Una casa...para nosotros?
—No...no sabía eso—susurré sorprendido—. Pero...yo...soy hijo de los humanos que apoyaron a las Bestias, no sé si pueda vivir aquí...además...
Pero él tomó mi mentón y me miró sonriendo.
—Lo sé, no puedes irte del circo todavía, necesitan a un mecánico experto como tú—me dijo antes de darme y beso salvaje—. Descuida, siento que la guerra está por terminar, las estrellas por fin parecen estar de nuestro lado.
Eso me dio un poco de esperanza, después de todo los sacerdotes del templo del Sol son entrados en el arte de la astronomía, astrología, de meteorología y sanación, por lo que son capaces de leer los movimientos de las estrellas y a veces hasta predecir un evento cercano, claro que no era 100% seguro, pero las probabilidades son mucho mayores.
—Entonces mantendré la esperanza—dije tratando de creer esas palabras y poder seguir luchando.
—Vamos, cariño, no estés triste—dijo antes de besarme y acariciando mis mejillas—. No llores, bebé.
Me sorprendió cuando dijo eso y rocé mis párpados con las manos, realmente estaba llorando...Vaya ¿Cuánto tiempo hace que no lloraba?
—Lo siento—susurré.
—No lo sientas, eres muy fuerte, has aguantado mucho y creeme que quiero que estemos juntos—aseguró mientras me abrazaba—. Así que no te sientas mal, seguiremos luchando por nuestra cuenta y cuando termine, tendremos hijos, haremos un cuarto silencioso y haremos tantas cochinadas sexuales que no podrás caminar.
Reí divertido antes de besarlo, realmente estaba feliz de tenerlo a mi lado.
—Bueno, podemos probar ahora algunos de los juguetes que tengo—le dije—. Por ejemplo un aparato antigravedad que sería como tener sexo bajo el agua.
—¡Wow! ¿En serio?—preguntó emocionado—, bueno entonces probemos y así te haré saltar hasta las estrellas.
Reí divertido antes de levantarme de la cama y buscar el aparato que estaba escondido en el armario, saqué una máquina cuadrada del tamaño de un libro grande de color verde, tomé una de las gemas que los niños me ayudaron a recargar y la coloqué dentro de la caja, esta se activó y en eso las cosas de la habitación comenzaron a flotar junto con Galileo y conmigo.
—¡Wow! Sin duda tus inventos son cada vez más geniales—dijo sorprendido antes de moverse flotando hacia mí y besarme—. ¿Jugamos?
Asentí y comenzamos a tocarnos de forma más salvaje, nos dimos la vuelta hasta que nuestros pies tocaron el techo y Galileo me metió dos de los dedos en la boca para que se los lamiera, aunque no sabía si la saliva se vería afectada por la falta de gravedad, pero los lamí una y otra vez de forma casi desesperada, metiendo mi lengua entre sus dedos, las puntas, otro de sus dedos, casi estaba tan desesperado que por poco me metía la mano entera.
—Calma, bebé, no voy a irme a ninguna parte—rió Galileo mientras su cabello estaba totalmente desparramado como si tuviera mente propia.
—Ya méteme tus dedos o tu pene, ya no aguanto más—gemí aferrando mis piernas a su cintura y moví mis caderas para sentir su miembro cada vez más duro.
—Jaja pues como que quiero molestarte un poco más—rió antes de meter uno de sus dedos en mi trasero de forma brusca.
Grité muy excitado y mi cadera comenzó a moverse al ritmo de sus dedos, me encantaba esa sensación que hacía mucho que no sentía; poco después sentí un segundo dedo dentro de mí, lo que me hizo saltar de placer.
—Jeje parece que te gusta—dijo divertido moviendo sus dedos en forma de tijeras dentro de mí antes de meter el tercer dedo y esta vez metiendo y sacándolos de forma brusca, haciéndome gritar más alto—. Quiero jugar más.
Entonces me soltó y mientras flotaba frente a él me tomó del brazo dándome la vuelta y amarrarme las muñecas.
—¿Qué haces?—pregunté sorprendido.
—Quiero verte indefenso y caliente—dijo antes de hacerme girar hasta que su pene grande y duro estaba a pocos milímetros de mi cara—. ¿Bien? ¿No quieres probarlo?
—Sólo si te metes el mío en la boca—lo reté con una sonrisa.
Él sonrió divertido antes de darme una nalgada con su brazo protésico, lo que me hizo gritar de dolor porque esa cosa era bastante fuerte y pegaba duro...lo sé porque yo lo construí y en parte lo armé para que tuviera la fuerza que me gustara...y cada vez que lo veía le aumentaba la fuerza. Lo sé, estoy enfermo y soy un masoquista, por eso cada vez que nos veíamos literal no podía caminar.
Aunque bueno, era difícil organizar mis ideas cuando tenía el enorme miembro de Galileo en la boca porque se aprovechó mientras yo gritaba por la nalgada.
—Jaja me encanta hacerte este tipo de bromas Jaja ¡Agh!
Galileo se echó a reír y mientras hacía eso, hice lo mismo e hice que se metiera mi miembro en su boca.
—Gege—me burlé de él con su miembro en la boca, él se sacudió por las vibraciones y su miembro se metió más.
—Gaga—respondió divertido.
Hicimos esta absurda pelea, metiéndonos y lamiendo los penes del otro, la saliva ya estaba saliendo volando a nuestro alrededor y en eso sentí el frío dedo de Galileo entrando en mi trasero.
—¡Oye! —reclamé sacando su miembro de mi boca—. Hoy solo quiero carne, mañana probamos todo lo metálico, plástico o lo que quieras.
—¿En serio? ¿Qué juguetes nuevos vamos a probar?—preguntó soltándome y dejándome flotando frente a él.
—Muchos, pero no hablemos de eso ahora—dije dando la vuelta—. Es hora de que lo hagamos.
Galileo rió y nos acomodamos flotando sobre la cama, pero no esperaba que él me sujetara las manos al borde con una sábana.
—Así no saldrás volando—se burló abriendo mis piernas 180°—. Vaya, estás mucho más flexible de lo que esperaba.
—A veces ayudo con el espectáculo—expliqué mientras me lubricaba.
—¡Oooh! Bueno, entonces quiero ver esos espectáculos—dijo sujetando mi cadera y entonces me penetró de una estocada.
Ambos gritamos entre el dolor y el placer, mi cuerpo se sacudió por el dolor de sentir algo enorme en mi trasero, pero claro, él ya había pasado por eso varias veces, así que al darse cuenta que era el miembro de Galileo, el dolor se esfumó dando paso al placer.
—¡Aaaahh!
—¡Oh si! Como extrañaba esto.
Galileo a pesar de estar flotando me sacudía con fuerza y empujándome contra la pared, tuve que agarrarme para no chocar contra la pared, pero ese pensamiento también evitaba que me desquiciara.
¡Dioses! ¡Cómo quería volver a sentirme así!
Los brazos de Galileo agarrándome como si no hubiera un mañana, sus dientes clavándose en mis hombros y espalda, su pene entrando y saliendo de mi culo, yo babeando por todo lo que pasaba ¡Esto era lo que quería desde hace meses!
Pero entonces sentí algo atrapando mi pene, haciendo que chillara por la sorpresa. Cuando me fijé, parecía una especie de anillo raro.
—No creas que fuiste el único que armó cosas mientras estábamos separados—me dijo en todo burlón—. Es un aparato que evitará que te corras, sólo lo harás cuando yo lo decida.
—¡¿Ah?! ¡Eso es injusto! —exclamé.
—Pues yo creo que será más divertido —rió antes de moverse más rápido antes de lamerme la oreja.
Traté de replicar, pero ya mi cabeza estaba ocupada en las estocadas que recibía una y otra vez, hasta el punto en que el sudor de mi cuerpo caía a mares en la cama y se escurría por mi cuerpo, aunque Galileo lamía algunas gotas de sudor de mis hombros y cuello, incluso lamía mis orejas y olía mi cabello, haciendo que me diera un escalofrío, acelerando más mi corazón.
—¡Gal! ¡Necesito...!¡Por favor!
—Un poco más
El dolor que sentía en mi pene por querer liberar todo el semen que se estaba acumulando más y más, sentía que iba a explotar.
—¡G-Gal!
Galileo se movió más y más rápido hasta que al fin me quitó esa cosa y mientras me corría, él se corrió dentro de mí.
—¡Aaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhh!
Ambos gritamos de tanto placer y usé mi magia para apagar la máquina, cayendo los dos a la cama, aunque yo tenía mis manos atadas así que no pude caer del todo.
—Espera...—Galieo se acercó y me soltó, luego me sostuvo con cariño y me besó —. Cómo extrañaba esto.
—Yo también —sonreí.
Nos acomodamos en la cama y descansamos un poco, luego le ayudé a quitarse el brazo protésico para irnos a bañar, aunque nos costó ponernos de pie debido a tanto tiempo flotando.
—Jeje ahora no sé si vas a caminar como pato por el sexo o por la máquina —se burló Galileo mientras ambos caminábamos torpemente al baño.
—Que chistosito—me quejé haciendo puchero.
—Bueno, no te enojes, bebé, estoy muy feliz de volver a pasar tiempo contigo—dijo besando mi mejilla—. Hay que descansar y mañana vayamos a una cita.
Asentí muy contento simplemente con la idea de que estuviera con Galileo luego de tanto tiempo, al menos podríamos tener un momento de paz antes de que más adelante tuviéramos que separarnos.
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