Prologo


El cielo se encontraba cubierto por pesadas y grises nubes, pronto seria el medio día, pero el sol se mantendría oculto tras estas por lo que restaba del día.

En la cornisa de la terraza que estaba tras su oficina, el empresario de Hong Kong, Lee Shin Hanzu, contemplaba la ciudad desde aquella gran altura, sin una sola pizca de temor ante una horripilante caída. Un par de gotas de agua fría se dejaron venir repentinamente y el hombre levanto un poco la cara hacia aquel cielo ennegrecido.

—Deberías entrar, parece que caerá un diluvio —dijo su hermana y asistente, quien venia acompañada de Genbu.

—Todo luce exactamente igual a como ese día —fue la respuesta del de cabello largo.

—¿A que te refieres? —pregunto Genbu y tras unos segundos de silencio obtuvo respuesta del mayor.

—...Al día en que papá murió.

—Creí que había llovido en su funeral — dijo una sorprendida Seiryu.

—También —respondió aun de espaldas a sus hermanos, mientras el viento le agitaba su larga cabellera.

La memoria de Lee Shin Hanzu se traslado años atrás...

En aquel entonces, ya habían arribado una gran cantidad de personas al lugar; todos vestidos en la misma tonalidad, algunos sujetando pañuelos y ocultando sus miradas tras gafas oscuras, caminaban a paso lento hacia el centro para aglomerarse en donde se daría el servicio.

—Bajaron de sus vehículos en un supuesto mar de llantos, y ahora se saludan como si fuese una reunión escolar... me dan asco —pronuncio en sus adentros.

El estaba de pie ante la caja mortuoria, había perdido su característica expresión, esa que usaba ante los demás y que lo hacia parecer afable. Nadie realmente pudo notar que, el en ese entonces "joven" empresario, se abstuvo de derramar lagrimas. No, Hanzu no sentía tristeza, sino rabia, estaba sumamente molesto y tan solo se pudo probar a si mismo en contener su furia, ante los falsos sollozos de los conocidos que alguna vez convivieron con el finado. Su mente estaba a mil por hora, recapitulando los eventos pasados donde uno de los suyos, los había traicionado de ese modo, arruinando sus planes que parecían perfectos y arrebatándole la vida al sacerdote de Orochi.

Fue la sensación de algo que toco su hombro lo que atrajo su atención de vuelta al lugar donde estaba parado. Se trataba de el ultimo hombre que había contratado a su padre para trabajar en sus instalaciones, Nests.

—Lo lamento mucho, Shin, se que ustedes eran muy unidos, el siempre hablaba de ti y de lo orgulloso que estaba de sus hijos... no te preocupes, si necesitas algo, puedes acudir a mi.

—Es muy generoso y considerado, señor...

—Tonterías, te aprecio tanto como a un hijo.

—Debería tener cuidado, a Igniz no le agradaría escuchar eso —volvió la cara hacia el sendero, donde acababa de aparcar un carro lujoso y de este salieron dos siluetas tan elegantes como el mismo vehículo, una masculina y la otra femenina, ambos de cabellos claros y facciones hermosas.

—Es increíble que se presenten de ultimo, que falta de respeto, no es una alfombra roja ¡Es un funeral!

—Es su hijo de quien se expresa.

Por parte de los recién llegados, escanearon rápidamente con la mirada a los presentes, cerciorándose que todos se hayan percatado de su presencia.

—No puedo creer que al final aceptaras venir —dijo la dama que iba del brazo del imponente hombre rubio, el cual, inmediatamente clavo sus ojos en el de Hong Kong.

—No estoy aquí por gusto, Misty, fue la insistencia de mi padre.

—O mas bien, una amenaza —pensó la otra.

El féretro descendió lentamente ante los ojos de los presentes, pétalos blancos bañaron el ataúd antes de que la tierra lo cubriera.

—Tu padre era un hombre popular, hay mas gente aquí de lo que imagine.

—De no ser así ¿de que otra manera usted lo hubiera conocido?

Al finalizar, la gente le dio el pésame al hijo mayor y se marcharon casi de inmediato. Hanzu, tenia una sensación de repulsión hacia si mismo por haber sido tocado tantas veces y por saber que aquellas personas no volverían a pensar en su padre una vez que cruzaran las enormes rejas del cementerio. Nada deseaba mas en ese momento que darse un baño, pero, aquel sujeto que buscaba retar a Dios, seguía caminando a su lado, charlando con él.

—Las puertas de NESTS, estarán abiertas para ti, ya que tu padre fue un elemento clave en nuestro desarrollo y sus patentes...

—Agradezco infinitamente su apoyo, señor — tomo una flor de uno de los arreglos sobrantes, de los muchos que llevaban el nombre "Bernestein", y la coloco en su propia solapa, para aligerar el desagradable aroma que se le había mezclado de tantos que lo abrazaron y le estrecharon la mano —No es necesario que trate de mantenerme contento para que le permita seguir usando las patentes que herede de mi padre, le aprecio y será un placer continuar contribuyendo con sus investigaciones.

Nests, sonrío complacido.

—Eso me agrada de ti... dime, Shin ¿que harás ahora?

Esa pregunta volvió a inundar la cabeza del de cabello negro y largo, con pensamientos nacidos de su ira.

—Continuare con mis negocios y estaré mas cerca de mis hermanos y de nuestro dios... es lo que padre hubiera deseado —sonrío.

—Para ser honesto, realmente me gustaría que formaras parte de nosotros, alguien con tu agudeza seria un excelente mando.

Mientras los hombres charlaban, a la distancia, el hijo y futuro heredero de Nests, no les quitaba la mirada de encima, odiaba ver como su padre trataba de buena manera al otro y no disimulaba su expresión de recelo.

—Ese maldito viejo, debe estarle pidiendo que vaya con el — dijo Misty, sembrando mas odio en Igniz —prefiere que alguien que no es su sangre, un extranjero, este a cargo de todo cuando el no este... y en las narices de su propio hijo.

La rivalidad entre, el hijo de Nests y el hijo de Noah, había comenzado años atrás, cuando ambos formaban parte de un internado para jóvenes con mucho dinero y el ego por las nubes; la gran mayoría, hijos de padres que los veían como una inversión o una molestia. En aquel lugar, Igniz era un rey, el mas popular, el mas rico y el mas temido, pero sin importar que tanto poder parecio tener dentro, nunca pudo doblegar ni pasar por encima del asiático, pues este, era protegido por su propio padre, que apostaba mas por el potencial de Hanzu que por el de él, los años pasaron y ese resentimiento fue la semilla del odio que el rubio albergaba por Nests...

—Ya llegaron —dijo Hanzu, regresando su atención a la calle que contemplaba desde la cornisa, dejando que sus recuerdos se fueran con la lluvia que comenzaba a reciar.

Los otros dos hermanos se acercaron hasta el barandal para saber de que hablaba el mayor de ellos y ahí los vieron, bajando de un auto que parecía una pequeña mancha negra por la altura.

—Seiryu, por favor pasa directamente a nuestros invitados, no queremos que se mojen y arruinen sus prendas.

Tanto la dama como Genbu se enviaron una mirada rápida, no se supone que estuviesen a la espera de nadie en ese día, pero la seguridad con la que hablaba su hermano, los hizo guardarse sus preguntas y proceder con su petición.

—¡¿Quien te haz crecido?! — fue lo primero que Hanzu y su hermano escucharon, antes de que las enormes puertas de su oficina fuesen abiertas a la par, por un encolerizado Igniz.

—Bienvenido mi muy estimado, me honras con tu presencia —lo saludo de manera tranquila, manteniéndose sentado —¿Deseas que mande a preparar algo para ti? ¿Café, te? ¿sangre, quizás?

—¡Déjate de estupideces! —con un manotazo barrio con los papeles que Hanzu tenia sobre su escritorio y lo tomo por la corbata. Hanzu tan solo elevo una ceja, sin dejar de sonreír de manera confiada —¡Byakko! —pronuncio apretando los dientes —¡Tu! ¡Maldito ladrón! ¡Devuélveme las patentes!

—¿Ladrón? ¿De que hablas? Esas patentes me pertenecen, simplemente las retire de tu organización.

—¡Mentira! ¡Eso pertenece a NESTS!

—Hmm, nop —atrapo uno de los papeles que estaba bajando despacio tras el ataque del rubio —Cuando mi padre trabajo para el tuyo, una de sus condiciones fue que las patentes de sus experimentos de genética siguieran siendo de el y como heredero, son mías, así es como funciona, pero, si quieres que te las preste, podemos hacer un trato... quiero control sobre el cincuenta por ciento de NESTS.

—¡¿QUE?! ¡¿Perdiste la cabeza?!

—No, la tengo bien puesta —se libero del otro y se sacudió la ropa —permití que tu padre hiciera uso de ellas mientras estaba a la cabeza de su organización, pero no estoy tan loco para permitir que el trabajo de Noah, caiga en manos de un inepto como tu.

—¡¿De que rayos hablas?! ¡Mi padre...

—Oh ¿De verdad piensas que yo me voy a tragar el cuento de que tu padre aun esta vivo? Se lo hiciste creer a tus mandos y al cuerpo de ciencia, pero...

—¡Mientes! —Le sostuvo la mirada al otro, que no pestañeo ni un segundo, mientras lo seguía mirando con su sonrisa confiada y triunfante.

—En este momento, se están borrando todos los datos de las investigaciones y trabajos hecho por mi padre, y si yo lo ordeno, un mensaje puede llegar al comandante de los Ikari con las coordenadas de todos los laboratorios y propiedades que pertenecen a NESTS, también puedo hacer que mi cadena transmita globalmente la nota para desenmascararte y de que por años tu organización ha estado secuestrando niños para experimentar con ellos... Jaja, seguramente la Interpol y todas las organizaciones mundiales caerán sobre ti.

Igniz estaba sorprendido del como era posible que el empresario hubiese tenido todas esas facilidades ante un grupo de inteligencia como el suyo.

—¡De ninguna manera! ¡Primero te matare!

—¿Quieres enfrentarte a mi? —su mirada se hizo aguda y filosa.

El rubio ya no pretendía seguir hablando, se limito a concentrar su energía en uno de sus puños para atacar a su rival. Genbu fue el primero en reaccionar, sin embargo, su mismo hermano lo detuvo con una mirada rápida, para después ponerse en pie y retroceder a manera de evitar el ataque de Igniz.

El escritorio quedo hecho pedazos mientras que Hanzu estaba intacto.

—Sabes... me gustaba ese escritorio —dijo, con los ojos en los restos que quedaron en el piso.

El otro, aun encolerizado, intento un segundo ataque que termino un tanto frustrado ante una poderosa ráfaga de viento que revolvió todo el lugar, abriendo las puertas traseras de par en par, revelando la terraza que se bañaba con la lluvia; ese seria el escenario de la continuación del enfrentamiento.

Byakko se poso bajo la tormenta, aguardando a su rival, su expresión volvió a ser confiada, incluso se tomo unos minutos para deshacerse de la corbata y el saco.

—Todavía estas a tiempo de detener esta tontería —advirtió, sin embargo, el rubio lo ignoro.

Compartiendo una sombrilla, tanto Seiryu como Misty observaban la pelea de los dos hombres, junto a Genbu, que se mantenía firme e inexpresivo, ni el agua fría lo mortificaba.

Con los puños cerrados, el ahora jefe de NESTS, volvió a concentrar su energía para atacar a su oponente.

—Muy bien... susurro el anfitrión y el clima comenzó a tornarse aun mas hostil, el viento corría con una fuerza y una velocidad que parecían golpear a la cara y el cielo se ilumino con los rayos que caían, haciendo un estrepitoso ruido por toda la ciudad, fue así que Lee Shi Hanzu revelo su verdadero ser...

—¡Yo soy Byakko! ¡Creado de reyes celestiales y portador de sangre divina! —su voz cambio repentinamente, haciéndose mas grave, como el rugido de un tigre y sus pies no tocaban el suelo, como si este fuese indigno de ello —¡y tu! ¡Solo eres un simple nacido de la sangre caliente y vulgar de los humanos! ¡¿Crees que eres oponente para mi?!

Pese al atemorizante aspecto del otro, Igniz no retrocedió, pues las palabras golpearon primero en su orgullo.

El choque de energía se dio entre ambos y la ciudad quedo a oscuras excepto por el destello en la casi cúspide del edificio de la central de Satella. Fue como si el cielo se hubiese partido en dos y dejado caer La Luz entera sobre este, el rayo y el viento sobrepasaron los poderes del rubio con facilidad, recibiendo el ataque de lleno.

Igniz cayo en el suelo, con los ojos totalmente blancos.

—Debo decir que estoy sorprendido de que no murieras —Byakko ya había tocado el suelo y su aspecto al igual que su voz, retornaron gradualmente al mismo que avanzaba hacia su rival— Supongo que eso se debe a todas las porquerias que te haz hecho a lo largo del tiempo... o quizás ¿me estaré volviendo benévolo?—medito —Como sea, iré a darme una ducha puedes tomarte tu tiempo y largarte de aquí, espero no volver a verte en mi camino.

Al oír que aun estaba vivo, Misty corrió bajo la lluvia que ya era menos densa y asistió a su amante, comenzando por tratar de hacerlo incorporar.

Hanzu se reclino para levantar sus prendas y se dirigió al interior de su despacho, a paso relajado, pero antes de ingresar, la voz de un casi moribundo Igniz lo detuvo.

—Esto... no ha terminado, y, yo ¡Yo te matare! ¡Ya lo veras! ¡L, lo veras! ¡Seré tan fuerte como un dios!

—Que curioso, fue lo mismo que dijo Rugal Bernestein y fue vencido por un chico de preparatoria— se viro un poco para sonreírle— si ese es el caso, entonces suerte con ello te estaré esperando.

Aquel día, viendo la espalda del hombre al cual no había podido superar, el hombre a quien su propio padre considero mejor opción y con el que siempre fue comparado, algo dentro de Igniz cambio y se hizo una promesa a si mismo, que seria la primera y ultima vez que seria humillado de esa forma por el tigre del viento y el rayo.

Apenas se arrojo así mismo de vuelta al vehículo, no respondió a la mujer que lo acompañaba cuando esta le pregunto si debía llevarlo a un hospital, tan solo se limito a dar ordenes.

—Misty, llama a los mandos de inmediato, los quiero a todos frente a mi en cuanto vuelva y sobre todo a ese hombre, el que trabajaba con Noah Goenitz.

—¿Su asistente? ¿Makishima?

—Sí, aun sin las patentes el debe tener conocimientos de los experimentos, sobre todo del suero, lo pondremos a cargo de las investigaciones...

—¿Estas seguro? —el la miro como si la estuviese fulminando con los ojos —M, muy bien, lo haré de inmediato...

—Quiero que busquen a los hombres mas fuertes del globo, necesito saber que los hace poderosos, necesito que ese poder, todo el poder sea mío... Levanto los ojos hacia el gran edificio, la tormenta había cesado. Solo en lo alto, las nubes seguían tornando el cielo negro y los rayos aun se agitaban juntos con el viento como si estuviesen protegiendo el lugar o mandando una advertencia.

—¡Ya lo veras! ¡me convertiré en un dios y te aplastare con un solo pulgar de mi dedo y cuando llegues al infierno, mi padre se dará cuenta de la basura que eras! —dijo en sus adentros.

—¿Que pasa con esos sujetos? ¡Mira que venir a hacer un alboroto aquí mismo! — Seiryu se había encargado de arreglar los detalles de la oficina y solicitar que hiciera una limpieza exhaustiva del lugar, después, junto a Genbu, se reunieron con el mayor de ellos, que ya había entrado en calor.

—Tienes mas enemigos de lo que creí, Shin.

—En un mundo como este, tener enemigos es sencillo, lo difícil es encontrar personas en las cuales confiar, así son los humanos... honestamente no odio a Igniz, me parece risible, creo que siento lastima por él, con toda esa soberbia y su orgullo debe ser duro para el saber lo insignificante que es —sonrío.

—¿Cual crees que sea su plan ahora? —continuo el de cabello corto.

—No lo se, de lo único que estoy seguro es que será aberrante, tanto como lo era su padre... viejo asqueroso —pronuncio con una risita —reusarse a aceptar la muerte, y todo este tiempo alimento y crió a su propio verdugo.

—¿No te preocupa que ese lugar comience a tomar fuerza? Ya están casi por todo el globo.

—En realidad, es todo lo contrario, me alegra que NESTS se expanda, lo que me interesa es el lugar, no quien esta a cargo, eso solo es una ficha en el tablero que puedes remover con facilidad, nuestro padre lo sabia, por eso acepto trabajar ahí, Noah nunca confío en el viejo Nests, los hombres que juegan a ser dios, merecen caer del pedestal en el que creen estar, solo será cuestión de tiempo para que Igniz también caiga, y sin duda estaremos ahí para darle el empujón...

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