CAPITULO 6: "Conclusiones"


Estaban rodeadas, en los pocos segundos que pasaron contemplando la situación llegaron mas elementos de seguridad que no dudaron también en amenazar al par de pelirrojas a punta de cañón.

—¡Wow! Vamos a calmarnos —dijo Moe tratando de mantenerse relajada.

Ambas chicas pretendían no realizar movimientos sorpresivos.

—¡Devuelve eso y las dejaremos ir! ¡De lo contrario aquí termina el camino para ustedes!

—¡No somos ladronas! —contesto la Hawaiana. La tensión podía sentirse en el ambiente, tanto las jovencitas como los agentes de seguridad estaban pendientes de las reacciones —Q-¿que hacemos? —susurro Habana a su compañera.

—Entregaremos el maletín, estamos en desventaja.

—¡¿que?! ¡Kaoru estoy segura que aunque lo entreguemos no nos dejaran ir!

—Si, seguramente así será, por esa razón lo que haremos es entregar el maletín y recuperarlo —miro a la otra fijamente.

De inmediato Habana comprendo a que se refería la otra. Lentamente y con el portafolio al frente Moe comenzó a avanzar hacia quienes las asediaban.

—¡Detente ahí! ¡No te acerques, solo arrojalo hacia nosotros!

Al escucharlos la chica sonrío confiada.

—Como gusten —Soltó el maletín y en un movimiento rápido pateo el objeto de cuero fino en dirección a ellos, y al hacerlo libero una gran cantidad de pétalos de cerezo por todos lados, una habilidad adquirida por parte de su reliquia, "la espada de Yatsuka".

Los hombres se distrajeron y levantaron la cara con la boca abierta tratando de buscar el objeto entre los pétalos de color rosa, fue ahí cuando Habana aprovecho su distracción y comenzó a reducirlos a golpes.

Por el otro lado su compañera también aprovecho la distracción de los que obstruían el paso, pero ella no los baño con pétalos, encendiendo la flama de Kusanagi en su mano derecha, Kaoru arrojo un Yami Barai hacia ellos, las llamas carmesí viajaron por el suelo provocando que los hombres se apartaran en un intento de evitarlas.

Moe se hizo del maletín de nuevo y junto con su amiga que iba por detrás se dirigieron a las escaleras que era el paso libre mas próximo.

—¡Tenemos ratas en la madriguera! —dijo uno por radio mientras perseguían a las adolescentes —¡no permitan la salida a nadie y envíen mas agentes!

Al saber que se avecinaban mas elementos, la proveniente de Japón se detuvo.

—¡Kaoru! —exclamo Moe al notarla rezagada.

—¡Te alcanzare! ¡corre!

Habana se dio cuenta que su amiga estaba tratando de conseguirle ventaja, pues tenia en su poder la preciada evidencia, así que no dudo. Y continuo corriendo; confiaba en ella y sabia que se las ingeniaría para salir de ahí.

—¡Ryusei! —arrojo un proyectil de fuego cruzado hacia los hombres para evitar que se acercaran.

Los otros se agacharon, la chica solo buscaba ahuyentarlos y por eso el proyectil se termino estrellando cerca de uno de los muros, activando las alarmas de incendio y provocando que el sistema de riego se activara.

Kaoru corrio para escapar, sin embargo no se había librado de ellos. Esta vez ya no titubearon en comenzar a disparar con sus armas equipadas con silenciadores.

La joven no podía irse hasta saber si su amiga había logrado salir del edificio. Descendió por las escaleras saltando desde el barandal para ganar tiempo y fue en eso que vio que se aproximaban mas elementos de seguridad.

—¡¿que es esto?! ¡No parece un hospital, parece una prisión! —exclamo.

Seguida por dos grupos y tratando de evitar algunos disparos la japonesa utilizo la habilidad de su espejo Yata para crear una ilusión de si misma confundir a los otros.

Asombrados, aquellos que la seguían se quedaron perplejos unos segundos, y después se dividieron para encontrar tratar de atrapar a la real.

La verdadera Kaoru pensó que era mejor ocultarse que continuar dando vueltas y entro a la primera puerta que tuvo al alcance y cerro, se quedo unos instantes jadeando de la agitación y con la mano en la perilla rogando que no la hayan visto entrar.

En ese momento se viro para contemplar la habitación, pero para su sorpresa, no estaba sola.

Justo ante sus ojos, sobre la calma y con las ropas de hospital, estaba sentada aquella joven de cabello azul, la soldado silencioso. Se reconocieron de inmediato, pero ambas estaban un poco sorprendidas de encontrarse en ese instante. Kaoru abrió la boca para intentar decir algo sin embargo sus palabras no salieron debido a que otras voces parecían próximas, eran los hombres que estaban revisando las habitaciones.

—Rapido, aquel panel —dijo la soldado indicando con la mirada hacia la parte superior.

La otra capto y se movilizo lo mas rápido que pudo a una parte del techo que era removible. Justo cuando termino de acomodar el panel suelto la otra se fingió dormida dándose la vuelta.

Sin un ápice de educación, los hombres ingresaron buscando a alguna de las jóvenes intrusas.

—Hay que revisar bien debajo de las camas — dijo uno de ellos tomando la libertad de avanzar hacia el mueble.

Leona estaba atenta a lo que hacían los sujetos, mientras la pelirroja trataba de mantenerse sin hacer un solo ruido.

Poco antes de que se pudieran acercar mas de la cuenta algo se los impidió, los tipos fueron literalmente extraídos de la habitación en un fuerte tirón.

—¡solo personal medico y de limpieza puede ingresar en esta habitación! — dijo una áspera y masculina voz.

Los sujetos de seguridad contemplaron tras de ellos a los miembros del equipo Ikari, el teniente Clark y al coronel Ralf que custodiaban a su compañera.

—Creí que el comandante había dejado claro eso cuando ingresaron a su hija, pero parece que no todos están al tanto —continuo el coronel que no demoro en notar que los hombres no lucían como civiles ordinarios.

—N-nosotros solo estábamos —intento responder uno de los tipos mas al observar a los imponentes y extremamente rudos especímenes de humanos mirarlos de manera intimatoria perdieron todo el valor que sus armas de fuego les podían otorgar.

—Ustedes estaban por irse —dijo Jones que empezó a alejarlos de la puerta.

El teniente Clark hizo lo mismo sosteniendo una sonrisa mientras los iba empujando de manera agresiva.

—Si los volvemos a ver por aquí no seremos tan amables —añadió Ralf una vez que dejo en manos de su compañero todo.

Jones fue hasta la habitación de la chica y se asomo para ver que todo estuviera en orden.

—¿Te encuentras bien Heidern? —la cuestiono mas no recibió respuesta de la otra que aun se fingía dormida.

Ralf solo sonrió cálidamente al verla supuestamente descansar y cerro la puerta.

—Se fueron — indico Leona. Kaoru hizo a un lado el panel y descendió con cuidado —Te sugiero que tomes precauciones, aun deben estar por los alrededores de este nivel —la alecciono.

La otra acento con la cabeza ante la indicación.

La pelirroja no sabia si salir en ese instante o aguardar ahí mismo, debido al semblante de la soldado por alguna extraña razón se imagino que estaba siendo una molestia.

—Y-yo, yo nunca te agradecí por lo que hiciste...

—No hay necesidad de tu gratitud, solo estaba cumpliendo con mis ordenes —respondo con un tono de voz plano y cortante.

—En ese caso... muchas gracias por cumplir tus ordenes —comento la mas joven con un poco de timidez.

Leona solo deslizo su fría mirada hacia la chica.

La japonesa comenzó a recordar el suceso con Goenitz y como la soldado había manifestado su conexión con el poder de Orochi, teniendo eso presente mas todo lo que rodeaba aquel edificio y los sucesos en SouthTown, decidió averiguar si no era una coincidencia que aquella chica estuviera en el hospital.

—¿Por qué estas aquí?.

—No es asunto tuyo — respondió de manera firme y volteándole la cara.

La pelirroja no tenia amplios conocimientos en medicina, sin embargo no los necesitaba para darse cuenta que la otra se miraba sana y fuerte, además de que no había ningún equipo medico conectado a ella.

—Esto, ¿es por lo que sucedió antes? —finalmente la interrogo al respecto.

Leona regreso un poco la cabeza al escucharla.

—Lo que dijo ese hombre —hablo la soldado refiriéndose a Goenitz —¿es verdad? Mi padre... ¿mi padre mato al tuyo? — a pesar de su voz fuerte y firme aquella ultima pregunta la hizo con suavidad.

—No lo se, honestamente esa fue la primera vez que escuchaba algo como eso.

—Respondes a la ligera.

—Eso es por que no se si aquello que dijo sea verdad, pero de lo que estoy segura es que las palabras de ese hombre siempre fueron pronunciadas para hacer sufrir.

—y ¿Qué harás al respecto? ¿no piensas confirmar los hechos?

—no, no me interesa hacerlo.

Leona la miro con desconcierto, le parecía increíble que la otra no le tuviera importancia a algo de tal magnitud.

—¿Cómo puedes desechar eso de manera tan simple?

—No es algo simple... nunca lo conocí así que en el fondo no tengo afecto por el, además, si indago puede que me encuentre con algo desagradable y de todos modos eso no cambiara nada de lo que soy.

—y que si no lo era, ¿Qué tal si era una buena persona? Y su hija no pretende siquiera honrar su memoria —el semblante de la soldado se comenzó a ensombrecer al mismo tiempo que su entrecejo se arrugaba —¡solo eres una persona irresponsable!

Conforme Leona continuaba reprendiéndola Kaoru comenzó a notar aquel inconfundible aroma.

—¿Quien es esta persona? —dijo la pelirroja para si al tanto que la otra se llevaba las manos a la frente —no se siente como un Hakkesshu, ni mucho menos un rey celestial... Lo siento —pronuncio en voz alta —Yo solo deseo concentrar mis energías y mi atención en las personas que son valiosas para mi ahora.

Preocupada y sin estar muy segura de que funcionaria, lo único que se le ocurrió fue acercarse para utilizar su reliquia de Yata sin que la otra lo notara, y así tratar de mantener esa energía negativa lo mas lejos que pudiera de la habitación.

—Es evidente que tu vida es muy diferente —murmuro Heidern, que lucia mas serena pero con una mirada de aflicción —Será mejor que te vayas ahora.

La joven se dio la media vuelta y dio dos pasos hacia la puerta, no obstante se detuvo y observo a la soldado por un poco más.

—Por favor, sal de este lugar, aquí no te recuperaras, sino todo lo contrario —fue lo ultimo que dijo y después abandono el sitio.

Su advertencia dejo pensativa a la joven soldado.

Sin moros en la costa por el pasillo, Kaoru pudo escabullirse al exterior del edificio donde finalmente logro reunirse con su amiga.

—¡Kaoru! ¡Comenzaba a preocuparme por que estabas demorando! —dijo Habana al verla con una expresión de preocupación —¿Estas bien?

—Descuida, yo... ¿como lograste salir?

—Use el ascensor y me mezcle con los médicos y pacientes, logre cruzar la entrada antes de que las cerraran.

—Hay que entregar el maletín a la detective lo mas pronto posible.

—Ella dijo que estaría con Terry, quizás aun continue en su departamento.

—De acuerdo, esta mas cerca que Sound Beach y ahí podemos ocultarnos, pero antes debemos avisar a Reiji.

Las chicas tomaron de nuevo sus objetos de deslizamiento y fueron a la caseta mas cercana. Kaoru tomo la bocina y Moe fue quien procedio a marcar para después estar atenta de los alrededores.

—¡¿Donde están?! ¡Hace horas que se fueron! ¡¿Están bien?! — la cuestiono el miembro del clan Yata al saber que se trataba de ellas.

—Estamos bien, pero ocurrió algo, nosotras entramos... —abruptamente Moe golpeo el vidrio de la caseta para indicarle a la chica que aun las estaban buscando y debían darse prisa —Reiji, estaremos donde Terry-san, por favor encuentranos ahí.

—¡¿Que?? ¡Kaoru!

La otra no tuvo alternativa mas que colgar la bocina y huir junto con su compañera.

En el interior del pequeño y austero departamento, Terry se lavaba las manos después de pasar una gran parte del día arreglando la motocicleta de su amiga. Tallaba la grasa restante de sus manos mientras el chorro de agua del fregadero hacia un esfuerzo por quitar los residuos.

—Funcionara por ahora, aunque realmente necesitas conseguir la pieza, no es costosa, sin embargo es común que este agotada —comentaba a la rubia que estaba apoyada en la misma zona mientras lo veía limpiarse —puedo conseguírtela con un par de contactos que tengo, pero será hasta mañana.

—Muchas gracias —dijo la joven dama que le acerco una toalla seca y lo asistió —¿cuanto te debo? —pregunto con su naturalmente coqueta voz.

—No es nada —sonrío y dejo que lo ayudara.

—En serio, me sentiré mal si no te pago por ello, por lo menos déjame invitarte la cena — le acomodo la gorra.

—¡¿de verdad?! En ese caso, déjame buscar a alguien que se quede con Rock por esta noche.

—Me refería a pedir una pizza o algo por el estilo —comento Mary mirándolo con los ojos entrecerrados —¿en que estabas pensando?

—Em... ¿Una cita?

La joven y exuberante detective levanto una ceja ante su respuesta mientras mantenía un semblante un tanto serio.

—Supongo que podría pensar en ello, solo si consigues la pieza —le sonrío coquetamente.

—¡Me moveré de inmediato mi Lady!—dijo Terry quitándose la gorra y haciendo una reverencia.

Mary viro los ojos mientras se reía sutilmente de la actitud jovial de Bogard.

Era claro que al rubio le encantaba las jugarretas que la otra hacia cada vez que tenia la oportunidad, nunca sabia como terminaría la situación ya que Mary no le ponía las cosas fáciles muchas veces, pero nunca era cruel, al menos una pequeña recompensa siempre le era otorgada por parte de ella.

—Si solo cobras con citas, no vas a sobrevivir de esa manera —argumento Mary.

—Esa forma de pago solo la acepto si se trata de la detective Ryan —le guiño el ojo.

Mientras los jóvenes adultos continuaban su cotilleo y coqueteo en la parte que parecía ser la cocina, por el otro lado del apartamento se encontraba el pequeño niño rubio al que Terry había mencionado, Rock; el cual disfrutaba tranquilamente viendo un programa ordinario mientras acariciaba el lomo de Anton, que estaba echado y con los ojos cerrados aguardando por su amiga. Pero algo perturbo el sueño del canino que en un segundo elevo sus orejas al percibir algo.

—¿Que pasa Anton? —lo cuestiono el niño al notar su reacción.

Acto seguido, el can se levanto en sus cuatro patas y avanzo hasta la entrada.

Estrepitosos tamborileos se hicieron resonar en la puerta.

—¡Vaya! ¿Pero que es ese escándalo? —se pregunto el rubio acomodándose la gorra —Rock quédate ahí —le indico al chico mientras el se dirigía a investigar quien era el ruidoso intruso.

Cuando Terry abrió la puerta, se encontró con las fugitivas del hospital.

—¡Ah, pero si son las pelirrojas de Oogami!..

—¡Terry, Terry!

—¡Terry-san!

Las dos sumamente ruidosas chicas estaban agitadas y comenzaron a hablar sobre lo que pasaron en el hospital, estaban tan alteradas que dieron empujones al otro hacia el interior del lugar, mientras ambas continuaban hablando rápido.

—¡hey! ¡Niñas, tranquilas! ¡No puedo entender lo que dicen si hablan las dos al mismo tiempo! —dijo frotándose el cuello.

—¿Que es lo que tienen ahí? —pregunto Mary al ver que llevaban el maletín como si fuera un botín.

Moe puso en manos de la Detective el objeto y la otra procedió a revisarlo.

—Estaba en una habitación de archivo, que supuestamente era la Oficina de administración —comento Kaoru.

—Debe ser algo importante ya que nos estuvieron persiguiendo al menos tres calles —añadió Habana.

El rostro de la rubia se hizo un tanto serio mientras continuaba hojeando el contenido.

—Terry —pronuncio con su voz suave pero seria.

—¿si?

—Creo que esto te va a encantar —Mary le puso uno de los tantos documentos en alto y el joven Bogard deslizo los ojos sobre este, dandole una rápida lectura y mientras lo hacia su entrecejo se iba estrechando.

—Llamare a Andy —dijo de manera firme.

Alrededor de treinta minutos después de la llegada de las jóvenes pelirrojas, el departamento de Terry se vio saturado por el resto de visitas, Reiji, June, Sinobu, Miu y Andy se habían unido. Estaban todos de pie alrededor de la desgastada mesa de madera en la cual los documentos se encontraban esparcidos.

—Lo que hay aquí es una parte de evidencia que vincula a Gesse How...

—Terry —lo interrumpió Andy y con la vista le señalo hacia el pequeño Rock, dandole a entender que no seria agradable para este escuchar sobre el tema.

El mayor de los Bogard comprendió de inmediato, pero dudo unos instantes en como manejar la situación y su primera reacción fue mirar hacia Mary. Por fortuna la mayoría de los presentes ya estaban enterados de la situación del pequeño niño, así que no demoraron en auxiliar a su anfitrión.

—Oye Rock, mira, traje estos juegos de Japón —fue Sinobu quien se acerco al pequeño de cabellos dorados —¿Quieres probarlos?

—¡Sí! —respondió el otro ligeramente emocionado.

—entonces vamos al otro lado, aquí los mayores no nos dejaran jugar, le dire a Miu que nos acompañe.

El pequeño de ojos color de granada se puso un tanto nervioso de saber que tendría compañía femenina.

—B-bueno —respondió con una expresión un tanto irritada y con los hombros encogidos.

Una vez que los mas jóvenes lograron apartar a Rock los otros continuaron con la conversación.

—Bien, como decía, esta puede ser la clave para vincular a Geese con los recientes hechos y no solo a él, si no también a todos los que han confabulado con el.

Reiji y Andy fueron quienes revisaban lo que tenían en frente mientras continuaban escuchando a Mary y Terry que habían sacado algunas conclusiones en el tiempo en que los otros arribaron.

—¿Como obtuvieron esto? —pregunto el joven ninja Shiranui.

—Las chicas lo trajeron.

—Entraron al hospital y lograron extraer esto, a raíz de eso vinieron a esconderse aquí —comento Mary.

Al escuchar Oogami deslizo la mirada hacia ellas en señal de desaprobación ante su acción.

—¿En que estaban pensando? Pudieron haberse puesto en peligro.

Las adolescentes se miraron entre ellas y luego Moe regreso a su maestro con una sonrisa que enseñaba los dientes y la otra solo bajo la vista en vergüenza.

—Tranquilo amigo, ellas lo hicieron bien — Terry elevo su pulgar en señal de aprobación seguida de su sonrisa.

—Si, esta bien hablaremos de eso mas tarde —suspiro Reiji.

—¿que otra cosa vieron en ese lugar? —las cuestiono Andy.

—Había un pasillo lleno de puertas oscuras, probablemente todo sea una fachada —comento Moe —excepto el laboratorio, había unas muestras de sangre contaminadas

—Por lo que presenciamos, están experimentando con la mezcla de sangre de Orochi y la de las personas —dijo la pelirroja japonesa — pero la sangre ordinaria de las personas no se mezcla debidamente con aquello que trae el poder oscuro.

—Eso se debe a que no cualquiera puede ser portador de la energía oscura de Orochi – afirmo June.

—¿Orochi? — hablo Mary confundida.

—Orochi es una deidad que posee un terrible poder, hace un tiempo el sello que lo mantenía encerrado fue fragmentado por una persona, Leopold Goenitz, quien pereció hace ya un año en el torneo —respondió Oogami.

—Entonces, ¿ese era el sujeto que destruyo la plataforma?

—Si.

—¿y como rayos llego todo eso aquí? —intervino Andy.

—Munchausen —continuo Reiji que sostenía una de los documentos en sus manos — Gustab Munchausen secretamente forma parte de los adoradores de Orochi, es el quien pagaba los lujos de Goenitz.

—Poco antes del torneo supimos que este ultimo visito al español, seguramente debió dejarle una porción para que lo custodiase.

—Y al morir ese sujeto, Munchausen le ofreció toda esa información a Geese —especulo Terry.

—Si, es bien sabido que Howard siempre ha estado en busca de todo lo que lo haga mas poderoso —añadió Andy.

—Pero, ¿por que experimentar con las personas?

—Por que es inestable —dijo Reiji.

—No cualquiera puede controlar el poder de Orochi, seguramente Geese Howard también supo sobre ello y no estaba dispuesto a correr el mismo riesgo que ese sujeto Rugal —comento Kaoru recordando el enfrentamiento de Kyo con este ultimo.

—Tenemos las piezas, Munchausen le ofreció a Geese la sangre de Goenitz para que se hiciera del poder de Orochi, por que probablemente buscaba la manera de continuar con la labor del sacerdote, pero Geese no se arriesgo, tomo a las personas de pocos recursos y las dejo completamente vulnerables para someterlas a los experimentos, bajo la fachada de una enfermedad.

—Una supuesta enfermedad que debieron implantar en esa zona antes del desalojo —argumento Terry —y para no ensuciarse las manos hizo que la empresa de Heinlein fuera quien pusiera la cara —Bogard apretó el puño — desgraciado — pronuncio entre dientes.

—Tenemos que sacar a las personas de ese lugar antes de que alguno de sus experimentos se salga de control —propuso Moe.

—aun que hagamos eso, ¿como podremos extraer lo que se ha implantado?

—Podemos intentar una purificación —hablo Reiji mientras se frotaba el mentón —Sinobu, Kaoru y yo tenemos ese entrenamiento, valdría la pena hacer una prueba.

—Todavía hay gente en el centro comunitario que esta enferma y se ha negado a ir al hospital, podemos intentar con eso— propuso Andy.

Mientras se ponían de acuerdo, un anuncio apareció en la televisión que había quedado encendía con el programa del pequeño Rock.

"De ultimo momento, el alcalde provisional ha dado aviso de que la vacuna acaba de llegar a la ciudad y esta lista para comenzar a ser suministrada en el nuevo hospital, el proceso se llevara acabo en punto de las seis de la mañana, será totalmente gratuita y"...

—¡¿Que?! ¡Si apenas hablaron de eso hace unas horas! —exclamo June.

—¡las cajas! — intervino Moe —¡las que vimos que estaban descargando! ¿Verdad Kaoru? —La otra afirmo con la cabeza.

—Seguramente como las chicas escaparon con la información, van a acelerar lo que sea que están planeando —advirtió Mary —en pocas palabras, esa supuesta vacuna podría ser algo peor.

El ambiente se tenso en el instante, ya era de noche y solo tenían algunas horas para evitar que el plan de aquellos empresarios hambrientos de poder terminara por llevarse a cabo.

Terry se quito su gorra y la sacudió un poco para después volver a colocársela de manera segura.

—Hay que ponernos en marcha —indico con la tenacidad reflejada en su rostro.

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