CAPITULO 5: "La Investigación "


Kaoru colgó el teléfono, mas no quito la mano de la bocina, con la cabeza baja se mantuvo reflexiva sobre lo que acababa de suceder, fue algo completamente inesperado, su corazón latía muy rápido y muy fuerte, con solo haber escuchado su voz sentía la necesidad de regresar a Japón, pero al cerrar los ojos llego a ella la imagen de aquel Yagami poseído por el poder de Orochi.

—Lo siento Iori, es mejor así por ahora... —murmuro —no puedo dejar que sepas donde me encuentro, no hasta saber que es lo que esta sucediendo aquí.

Continuaba junto al aparato cuando escucho que alguien tocaba la puerta de manera sutil.

—La comida esta lista —dijo Reiji que fue a avisarle —¿que sucede?, ¿todo bien? —la cuestiono al ver su rostro un tanto afligido.

—Si, todo esta bien.

La joven pelirroja se encontraba en America, en una propiedad que pertenecía a la familia Kagura cerca de Sound Beach, la zona costera de South Town; era una casa grande y de estilo moderno, con todas las comodidades.

—Todos ya están en la mesa, Moe me dijo que estabas al teléfono, lamento interrumpir.

—No, ya había terminado.

Caminaron por el pasillo principal de la casa hasta desembocar en una amplia zona donde estaba el comedor y un living.

En la mesa se encontraban otras tres personas; una chica con cabello rojizo claro y corto, de la misma edad que Kaoru y los otros dos, una niña y un niño alrededor de unos trece o catorce años. Todos parecían estar muy familiarizados unos con los otros pues hablaban entre ellos con naturalidad.

—Kaoru, ven de este lado —dijo la otra pelirroja.

—la silla que esta aquí esta mas cerca — comento la pequeña de cabello negro y la jalo del brazo.

—Miu, Moe-san llamo primero a Kaoru-sama — comento el chico de la misma edad que Miu en un tono de voz bajo.

—Esta bien no importa respondió Moe agitando la mano en señal de que no era importante.

—¿Donde esta Jun? —pregunto Reiji tomando asiento en una de las puntas —estaba justo aquí.

—Fue a la cocina —respondió el chico.

En ese momento emergió de la cocina una atractiva y jovial dama, alta, de buena figura y cara exótica.

—¡Sorpresa! — exclamo Jun con un gran pastel entre sus manos —¡A que no se lo esperaban, ¿verdad?! —dijo confiada.

—¿Que estamos celebrando? —pregunto Moe

—¡El cumpleaños de Kaoru!

—Es verdad, el cumpleaños de Kaoru-sama es el día tres —comento Sinobu

—¡¿que no era mañana?!—pregunto Habana

—eres su amiga ¿y no lo sabes? —la modelo coloco el pastel sobre la mesa justo en el medio mientras se burlaba de la otra con una mueca de ironía.

—¡eso no significa que deba memorizar todo! —exclamo Moe.

El grupo de seis liderado por Reiji provenían de distintas familias, sin embargo todos descendían del clan Yata, cinco de ellos eran reliquias sagradas menores: La callada Miu Kurosaki y el tímido Sinobu Amou, huérfanos de padres y criados casi como hermanos; Jun Kagami una hermosa mujer que a pesar de su trabajo como modelo disfrutaba de las cosas simples de la vida; Moe Habana la alegre y siempre amigable discípula de Reiji; Kaoru y Reiji Oogami. El equipo se había reunido meses atrás en Japón para trasladarse a la ciudad de South Town y apoyar a Oogami con lo que estaba aconteciendo, así que después de varios meses de convivencia era inevitable que se formara un vinculo entre aquellos habitantes de la casa, incluso a pesar de sus personalidades tan opuestas.

—N- ¿no deberíamos comer primero antes de probar el pastel? —pregunto Sinobu en su sosegado tono de voz.

—Podemos repetir después de la cena —respondió Kagami.

Los demás continuaban charlando mientras Kaoru permanecía en silencio producto de las palabras de Jun, había olvidado la fecha por completo y con eso comprendió la razón de la llamada de Iori, de inmediato bajo la mirada.

—El lo recordó...—dijo para si un tanto afligida.

La chica había evitado el contacto con el heredero Yasakani pues aun estaba por tomar una decisión con respecto a las palabras de Maki, y a cierta situación en el templo del norte que protagonizo con Chizuru antes de viajar al otro continente.

—¡Kaoru! —la llamo Moe en voz alta regresándola al presente —¡dile a Jun que tu no comes cualquier cosa!

—¡es solo para una ocasión especial! —insistió la modelo.

La otra solo las miro discutir antes de pronunciar algo.

—Esta bien, una porción no me hará daño, agradezco el gesto Jun —dijo con expresión seria.

—Bien si te duele el estomago no lloriquees —La amenazo Habana sirviéndose una porción de gran tamaño.

—Vomitare sobre ti —respondió la pelirroja de tono oscuro, siguiendo el juego.

La comida fue ruidosa, principalmente por Moe, Jun y Reiji, mas no era un escándalo que fuera fastidioso, de alguna manera existía una armonía en el lugar aun cuando se molestaban unos a otros pues no lo tomaban muy a pecho.

Sí, todo parecía alegría hasta que la transmisión de la televisión que estaba encendida se interrumpió para una nota especial.

"De ultimo momento, el alcalde provisional de la ciudad emitió un discurso hace unos minutos en el cual devolvió la calma a los ciudadanos de South Town, el alcalde reitero que quienes presenten los síntomas de la nueva enfermedad podrán ser tratados de manera gratuita en el nuevo hospital, así mismo se esta trabajando en una posible vacuna contra este extraño virus que esta afectando a los residentes de la ciudad, por el momento se aconseja que la población continue con las medidas pertinentes de seguridad que"...

Reiji elevo el mando de la televisión y la apago antes de que se terminara la transmisión.

—¡Esto es una burla! —exclamo Jun aporreando las manos en la mesa —¡es increíble que lo sigan manejando como una enfermedad!

—¿y que esperabas? La gente lo cree pues no tienen manera de saber lo que es.

Durante el tiempo que habían estado sobre la investigación de la supuesta enfermedad, el grupo había logrado confirmar que se trataba de una oscuridad similar a la de orochi, casi podían confirmarlo, no obstante no tenían idea de como semejante cosa había llegado a la ciudad y de que manera pudo propagarse, pues el único que había fragmentado el sello había sido Leopold Goenitz, y ahora que estaba muerto aquel fragmento regreso a su lugar, por esa razón no aseguraban de que se tratara de Orochi completamente.

Después de escuchar la transmisión se creo un ambiente de tensión sobre la mesa, todos estaban preocupados pues la situación parecía ir para peor.

—Reiji-san —hablo Sinobu su usual voz —las personas han sido fuertes hasta ahora, debemos hacer lo mismo, estoy seguro que pronto tendremos respuestas.

—Gracias Sinobu —respondió Reiji para no aguar mas la comida a los demás.

Habiendo terminado de consumir los alimentos, la pelirroja proveniente de Japón se encontraba pensando en la llamada que recibió horas atrás, contemplaba su collar mientras repetía en su cabeza la voz de Yagami.

En ese momento fue interrumpida de sus pensamientos por la joven Miu.

—Kaoru —la llamo un tanto apenada pero con el semblante serio —¿podrías?.. —dijo entregándole un cepillo y una liga, para que la otra la ayudara con su cabello.

—lo siento, no se mucho de eso, ¿por que no le dices a Jun?

—Ella se esta duchando —le insistió acercándole los objetos.

La joven contemplo a la chica de cabellera larga y negra.

—Bien, pero solo se hacerlo hacia un lado.

—Si, esta bien —respondió como si no fuera algo importante.

Kaoru peino a la otra con una coleta de lado similar a la que ella uso a su misma edad.

Miu no dijo nada solo hizo una reverencia y se marcho.

—Parece que a Miu le agradas —comento Oogami que se sentó al lado de adolescente.

—¿En serio? Que raro, solo he intercambiado unas cuantas palabras con ella desde que nos conocimos —respondió Kaoru con desanimo y volviendo a su collar.

—A veces admiramos a las personas por como son, Miu se ha puesto la ropa a como tu la usas, algunas jovencitas suelen hacer eso, como mi hija Madoka que desde siempre ha admirado a Chizuru.

—Es diferente, Chizuru-san es una gran sacerdotisa, la líder del clan y yo soy una aprendiz, en realidad es como si fuera una don nadie.

—Te equivocas, sabes, Sinobu y Miu crecieron con algunas enseñanzas de los Yata y están al tanto de quien eres...

—no es quien, si no que —corrigió la chica.

—Por favor no pienses así de ti, no eres un objeto.

—Ese es el único concepto en que los miembros del clan Yata me tienen, solo soy un contenedor y nada mas.

—Estas equivocada —dijo Oogami que coloco su mano sobre su cabeza de manera paternal —Tu eres Kaoru, la chica que gusta comer vegetales al vapor, y las fresas, que le gusta coleccionar playeras de bandas musicales, que se traslada patinando por los alrededores, que lleva siempre esa mochila y que le da dolores de cabeza a Chizuru.

—Dejare de darle dolores de cabeza a Chizuru-san el día en que tome los votos de sacerdotisa.

—Pero eso es algo que tu no quieres, ¿cierto? —sonrío.

La otra no le respondió, volvió la vista al dije de la luna menguante.

El teléfono sonó de nuevo, mas no demoraron en responder, fue Reiji quien levanto la bocina en esta ocasión, dejando la conversación con la otra a medias.

Mientras el responsable de la casa atendía a la llamada, Moe se dirigió a la que aun seguía en su propio mundo.

—¡Hey Kaoru! ¿Por que no damos una vuelta por el vecindario? Escuche que abrieron un nuevo "arcade" por las cercanías —le enseño los patines a manera de invitación.

—¿Quien abre un negocio como ese con semejante situación? —murmuro la otra.

—Pues no se, pero vamos a ver —volvió a sacudirle los patines mientras le sonría con todos los dientes.

Al ver que Moe se disponía a sacar a la otra de la casa, si o sí, Reiji aprovecho para hacerles una encomienda.

—Si van a deambular por ahí, necesito que vean a alguien por mi...

Por la calle principal de la zona habitada de Sound Beach el par de chicas se deslizaba en sus ruedas sobre la acera; Moe con sus patines en linea y Kaoru con su tabla, una actividad que se había hecho común entre ambas.

Avanzaron mas allá de la zona playera y se adentraron a los suburbios que estaban poco antes del centro, teniendo conocimiento de la mayoría de las calles, sobre todo Moe y gracias a ella llegaron hasta un gran y concurrido parque lleno de familias de clase media-alta que parecían no estar muy angustiados por la situación.

—¡Wow! ¡Realmente hay mucha gente por aquí! —comento Moe mientras rodeaban el lugar

—seguramente piensan que la situación solo esta afectando a las personas de escasos recursos —respondió su amiga.

—¿como dijo Reiji que se llamaba esa persona?

—No lo menciono, solo dijo que era la detective a la que Terry-san había pedido que interviniera y la reconoceríamos por que lleva una chaqueta de cuero y un perro.

— ¡Un perro! ¡Genial!— exclamo Moe.

Al dar la segunda vuelta decidieron adentrarse para buscar con mas cuidado, fue ahí que contemplaron a una hermosa y joven mujer rubia de cabello corto, tal cual menciono Oogami con una fabulosa chaqueta de cuero y acompañada de un canino bien adiestrado.

—Ustedes deben ser las chicas de Oogami —dijo la rubia al ver que las otras se acercaron.

—Buenas, soy Moe Habana

—Kaoru.

—Un gusto, mis conocidos me llaman Mary, Blue Mary —estrecho sus manos.

La joven proveniente de Hawaii se agacho con una rodilla al suelo para acariciar al canino que parecía sonreírle con la lengua de fuera.

—¡¿Quien es un lindo perrito?! ¡Tuuuu!

Las otras solo los miraron de reojo y comenzaron a hablar de los asuntos relevantes.

—Esta es una copia del reporte de investigación, el original lo tiene Terry —lo puso en las manos de la pelirroja de cabello mas oscuro —tal cual se sabia, parte de la inversión del nuevo hospital era privado, pero la compañía que es dueña de la mayoría es una antigua empresa de construcción a nombre de un tal Gustab Munchausen, un empresario proveniente de España y el segundo accionista es de apellido Heinlein; lo cual aumenta la sospecha de que Geese Howard pueda estar involucrado, ya que la familia Heinlein tienen cierta relación con él.

—Supongo que Terry-san debe haber enfurecido con eso.

—Supones bien, el problema es que no tenemos pruebas reales para acusar a Howard de todo, la intervención de la empresa de Munchausen ha sido una cortina de humo para desviar la atención hacia el.

—¿me pregunto que es exactamente lo que están deseando lograr con todo esto?

—Honestamente no creo que sea dinero, ya que no están cobrando a las personas por la atención medica.

—¿que sucederá cuando pase mas tiempo y las personas no mejoren? —pregunto Habana que seguía acariciando al perrito.

—Tal vez eso es lo que quieren, que ellos no mejoren —continuo la detective.

Las otras dos se miraron una a la otra pues no sabían como responder.

Continuaron charlando mientras iban por la cuesta hasta la parte que daba a la avenida principal.

—Intente entrar a la torre Howard, pero fue imposible, desde su participación en el torneo Geese Howard a estado evitando South Town ya que se ha hecho de mas enemigos que aliados y la torre permanece bajo una estricta vigilancia —añadió Mary —Es posible que dentro del nuevo hospital exista alguna prueba que relacione a Geese con todo esto, sin embargo muchos me conocen por esa zona, no podría ir mas allá de la primera cuadra antes de que levante sospecha, así que por el momento es todo lo que pude reunir, seguiré investigando por la zonas de desalojo, hasta entonces vayan con cuidado.

—Lo tendremos presente —respondió Moe.

—¡Antón! —llamo a su perro que en un instante se emparejo a ella —en este momento iré a casa de Terry, deje mi motocicleta ahí, así que si Reiji tiene alguna duda pueden contactarme en ese lugar.

—Gracias.

Las chicas vieron como la detective se alejaba junto a su fiel amigo.

—Vamos debemos llevare esto a...

—Aguarda Kaoru, tengo una idea, si la detective Mary no puede ir al hospital, vayamos en su lugar para investigar –propuso Moe con determinación.

—¡¿que?! es una pésima idea, ademas debemos llevarle esto a Reiji cuanto antes, y seguramente no nos dejaran pasar.

—¡Anda! ¡Solo echaremos un vistazo y si no hallamos nada relevante nos iremos!

—....eh.

—¡Excelente! ¡En marcha! —se puso en movimiento sobre sus patines.

—¡No Moe! ¡espera! ¡Rayos nunca escucha! —Kaoru guardo el reporte en su mochila y no le quedo mas que seguir a su compañera —¡presiento que esto no terminara bien!

A unos metros del hospital en la acera del frente, la aprendiz de Oogami se detuvo para contemplar la construcción, acto seguido sintió un tirón que la llevo hasta el suelo.

—¡Por lo menos se discreta! —dijo la otra pelirroja que la había alcanzado.

El par de chicas permaneció escondidas detrás de una pequeña barda casi a la altura de la acera que estaba en frente del lugar, desde ahí pudieron contemplar como el personal del lugar organizaba la fila de pacientes que iba ingresando, todos presentando los mismos síntomas y siendo alejados de sus familiares que no podían verlos una vez que cruzaban las puertas.

Los llantos y la desesperación de quienes tenían que separarse de sus seres amados podía escucharse hasta donde se encontraban, ambas se sintieron terriblemente mal de ver esa escena. Había personas que prácticamente dormían en el suelo aguardando noticas sobre quienes ingresaban al lugar.

—Ya viste el lugar ahora vamos.

—¡No! ¡Tenemos que buscar la manera de entrar ahí!

—¡Estas loca! ¡Es como dijo la detective Mary-san! —la seguridad es muy rigurosa.

—¡lo se!, es solo que... no puedo dejar de sentirme mal por esas personas —dijo Habana —quizás es por que no lo había visto con mis propios ojos, pero no podemos haber llegado hasta aquí sin obtener algo que pueda ayudar a Reiji y a los demás.

La proveniente de Japón contemplo a su amiga que la miro con angustia y después suspiro.

—Diga lo que diga, no te haré cambiar de opinión, ¿cierto?; y supongo que no puedo dejar que entres ahí tu sola... —Moe sacudió la cabeza —esta bien...

—¡Eso es Kaoru! —sonrío y cruzo uno de sus brazos al rededor de los hombros de su amiga.

La otra solo deslizo los ojos a otro lado, un tanto incomoda por el contacto.

Dejaron su equipo de deslizamiento tras un contenedor y se escabulleron por la parte de atrás, usando las ambulancias y otros vehículos como escudo para no ser vistas.

—Muy bien Kaoru, usa tu teletransportación.

—Definitivamente no puedo.

—¡¿Que?! ¡¿Por que?

—Por que es un lugar cerrado que no conozco podríamos terminar cruzando a una zona poco decorosa, o peor aun, una muy concurrida.

—¡Diablos! —expreso la otra imaginando la posible situación —Entonces intentemos por el techo.

Al tiempo en que subían por las escaleras de emergencia vieron dos vehículos que les parecieron inusuales, uno de ellos estaba estacionado al costado, y lucia del tipo que utilizaría la milicia. El otro era un camión de carga que acababa de llegar, al notarlo las chicas comenzaron a subir mas rápido y una vez en el techo contemplaron como descargaban todo lo que estaba en la parte trasera, lo que mas las alarmo fue que las cajas tenían el símbolo de riesgo biológico.

—Tenias razón, lo mejor será encontrar algo antes de que las cosas empeoren —comento la japonesa.

Una vez que lograron entrar al edificio ambas sintieron de golpe como llevaran una pesa a cuestas.

—¡Esto es! —murmuro Moe

—Es la clara presencia de Orochi —dijo la otra que estaba familiarizada.

—se siente como aquella vez que entramos a la sala del sello.

—Aun lo recuerdas, ¿eh?

—jamas podría olvidar una experiencia como esa...

—Realmente fue mejor, no decirle nada a Iori —pensó Kaoru —si el llegase a poner un pie aquí, no se que es lo que... —La imagen de Yagami poseído por el poder de la serpiente llego a la chica una vez mas —no quiero que eso vuelva a suceder —continuo en sus adentros mientras se aferraba a su collar.

Gracias a la complexión de ambas no tuvieron problemas en moverse a traves de los ductos del aire, pero realmente no sabían hacia donde iban o que era lo que buscaban, asomaban los ojos entre las ranuras de ventilación para tratar de ubicar algún lugar que les diera un indicio.

—Solo veo los pasillos —susurro Moe que iba por delante —creí que estaría mas lleno.

—Al parecer estamos en la ultima planta —comento la otra en el mismo tono —si no hay nadie quizás podamos asomar mas la cabeza para saber que área es.

—Buena idea.

Ya que Moe era la cabello mas corto, cosa que no llamaría tanto la atención a esa altura, fue quien saco la cabeza del ducto.

—Creo que son oficinas por que tienen nombres rotulados.

—¿que dicen?

—a ver, oirotarobal... debe ser alguna especialidad

—¡Tonta! ¡es laboratorio lo estas leyendo al revés!

—¡eh! ¡Ups! —La chica intento enderezarse para poder leer los demás rótulos sin embargo el movimiento brusco termino por vencer el resto de la porción del ducto, haciendo que Habana cayera de cabeza, pero antes de que toque el suelo, Kaoru la había logrados sostener del pie —uff, eso estuvo cerca— sonrío la de cabello mas claro.

Efectivamente el piso donde se hallaban tenia en su mayoría oficinas y otras áreas, lo mas curioso fue que todas las oficinas tenían las luces apagadas.

—¿no se supone que debe haber alguien aquí? —comento la Hawaiiana —¿o estarán ocupados con los "enfermos"?

En tanto la otra hablaba Kaoru avanzo un poco hasta que una de las puertas, era la Oficina de administración, se acerco con el oido sobre la puerta y no percibió nada, intento girar la perilla pero el seguro estaba puesto.

Con un certero movimiento, Moe tiro la perilla de una patada.

—pensé que seriamos discretas —la miro Kaoru con los ojos entrecerrados.

—hay que aprovechar, este lugar esta vacío nadie debido escuchar —dijo la despreocupada chica.

El interior de lugar era aun mas sospechoso, pues estaba abarrotado con gabinetes y archiveros, no había escritorio y las ventanas eran pequeñas y estaban bloqueadas.

Ambas se miraron una a la otra con el mismo pensamiento cruzándoles por la cabeza y de inmediato comenzaron a hurgar por todas partes.

—Esto solo es facturas de gastos comunes —comento Moe revisando una pila bastante desorganizada.

—Es probable que no haya algo importante ahí por eso esta así de desordenado, solo deben dejarlo sin que les importe, si es algo importante lo tendrán apartado de lo demás para su fácil acceso, probablemente en una zona discreta donde...

—¿como esto? — sonrío de nuevo sosteniendo un portafolio que estaba detrás de los archiveros.

—Bingo.

Sobre uno de los archiveros que les quedaba a la altura abrieron el maletín para revisar su contenido.

–Esta lleno de papeles también.

—No entiendo mucho de estas cosas, pero claramente esto son transferencias de un banco a otro —dijo Kaoru.

—Las empresas de Howard transfirieron una gran cantidad a la de Munchausen, y mira la fecha, es de hace varios meses... ¿crees que sea suficiente evidencia para acusarlo de algo?

—no lo se, pero lo mejor seria llevarle todo esto a Reiji o la detective.

Las chicas salieron de la supuesta oficina, trataban de no demorar para no ser detectadas, No obstante, al pasar por el laboratorio Kaoru se detuvo.

—¿que pasa?

—Este olor... —la japonesa se viro y fue hacia la puerta, cada paso que daba para acercarse provocaba que el aroma fuera mas fuerte, era un aroma con que desdichadamente estaba familiarizada, tierra y sangre.

No le importo si la perilla tenia seguro o no, igual entro. El lugar estaba impregnado completamente, así que Kaoru se cubrió con la manga de su camisa que le quedaba un poco larga, Habana no lo pudo percibir.

—¿estas bien? —la cuestiono al verla turbada.

—s-si...

Había grandes neveras de metal y material transparente, llenas de muestras de sangre de los pacientes, toda la sangre parecía estar impregnada con algo negro que no lograba mezclase con el complejo liquido.

La chica puso su manos sobre estos y casi por inercia aquella porción oscura comenzó a deslizarse fuera de los tubos de ensaye separándose, Kaoru se sorprendió, y recordó aquel parasito que una vez estuvo invadiendo la reliquia de Kusanagi.

—¡¿que asco?! —expreso Moe al ver lo que pasaba.

Pero la otra no respondió con la mano en alto y los ojos cerrados se concentro para buscar algo que su interior llamaba.

Conforme avanzaba dentro del laboratorio, el olor se intensificaba, así como una especie de sensación lúgubre, fue así hasta que llego a un anaquel especial donde solo había dos tubos, uno de ellos con la etiqueta L. H. y la otra solo tenia L. G.

—esto... —concentro sus ojos en la que tenia las iniciales L. G. Y lo dedujo fácilmente, era un nombre que jamas olvidaría, Leopold Goenitz. Cegada por el coraje rompió el cristal con el antebrazo y tomo aquella muestra —tenemos que volver con Reiji cuanto antes.

La otra acento la cabeza y volvieron al pasillo.

Mas su suerte se había terminado, para su desgracia hasta ese instante todo movimiento que ejecutaron habían terminado por atraer al personal.

—¡¿quienes son ustedes?! ¡¿que es lo que hacen aquí?! —las amenazaron.

Kaoru se dispuso a abrir un portal que las llevara a la salida, pero los otros decidieron no aguardar al ver el maletín que llevaban y de inmediato apuntaron a las chicas con un arma de fuego.

—¡No se muevan! —dijo uno de los hombres que también saco su arma —¡entreguen eso! 

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