Capitulo 12."LA PRUEBA DE AMISTAD"

Habia pasado una semana desde el enfrentamiento, Kyo aun tenia dudas sobre las habilidades de Kaoru, pero su padre siempre desviaba el tema cuando el lo interrogaba y Kaoru seguía sin hablarle.

Saisyu, Shizuka y Aoi estaban desayunando tranquilamente, era una mañana cualquiera, la única diferencia que se notaba era el silencio.

-¿dónde están Kyo y Kaoru?, estoy tan acostumbrada a que se estén peleando que siento rara su ausencia.

-deben estarse arreglando – dijo Shizuka.

-que raro, Kaoru nunca llega tarde a la escuela.

-¡hoy no irán a la escuela! –comento el maestro Kusanagi bajando su taza y recordando lo que les habia dicho la noche anterior.

-el día de mañana les encomendare una misión importante, bueno, realmente es un favor, necesito que lleven un paquete al condado que esta al sur – dijo a Kyo y Kaoru a los que habia citado ante su presencia.

-¿por qué no lo envías por correo? –pregunto Kyo.

-¡por que el paquete es muy delicado y ultra secreto y ustedes son los mas confiables para eso!

-de acuerdo– dijo Kyo y se volteo a Kaoru –saldremos en la moto, nos tomara menos.

-¡no!, ¡no usaran la moto!, ¡el lugar a donde llevaran el paquete esta en una zona extremamente rural y sobre una colina!, si tu moto se daña quedaran atrapados ahí.

-papá el viaje en autobús tomara tres horas.

-yo puedo llevarlo sola si el tiene un problema – propuso Kaoru

-¡de ninguna manera!, ¡irán los dos en autobús!, ¡y ni una palabra mas!

El recuerdo del Sensei se disipo cuando escucho a Kyo elevar la voz.

-¡deja de apresurarme!

-perderemos el autobús si no te das prisa – venia diciéndole Kaoru

-¡hay varias corridas!

-¡pero son cada hora, no quiero que nos tome todo el día!

Kyo se sentó en la mesa para desayunar

-¿qué estas haciendo?

-¡comer!

-¡nos vamos a retrasar!

-¡yo no saldré sin desayunar y mas te vale que hagas lo mismo, no te vayas a desmayar a medio camino por que ni creas que te cargare! –exclamo Kyo

-¡ya lo se, serias capaz de dejarme tirada en una zanja!

-¡ja, ja, ja, en eso estas equivocada, te cambiaria por comida o unas buenas refacciones, algo debes valer!

Kyo y Kaoru seguían discutiendo mientras Aoi daba un sorbo a su vaso, inhalando y exhalando de tranquilidad.

Desayunaron rápido peleando, buscaron sus cosas peleando, y salieron peleando.

-¡¿no olvidan algo?! –grito Saisyu

Los dos entraron corriendo, Kyo tomo el paquete y le sonrió de manera cínica.

-al menos ya se hablan – dijo Shizuka dándole un bocado a su platillo.

Cerca de la parada de autobús vieron como se alejaba el camión, corrieron para intentar alcanzarlo pero fue en vano.

Se quedaron de pie esperando la siguiente corrida.

-¡es tu culpa!, ¡si hubiéramos salido antes! – le reclamo ella

-¡si hubiéramos ignorado lo que dijo papá y nos hubiéramos llevado la moto ya estaríamos a medio camino!, ¡pero la señorita obediencia se rehusó!

El siguiente autobús llego, dejaron que las señoras subieran primero, habia un lugar doble vacío y en cuanto lo vieron ambos corrieron para ganar el lugar junto a la ventana, Kyo le metió el pie a Kaoru y ella trastabillo logrando que el se quedara con el lugar, ella lo miro con el seño fruncido y se sentó junto al pasillo.

Algunos hombres subieron de ultimo, uno de ellos arrojo su mirada sobre Kaoru y la mantuvo asi, la observaba de pies a cabeza con ojos de lujuria, ella no se daba cuenta pero Kyo si lo hizo.

-¡¿qué estas mirando idiota?! – le grito al hombre

Kaoru quien estaba sacando de su mochila su reproductor de música le sorprendió ver a Kyo sobre saltado.

Miro hacia el sujeto pero este ya se habia movido de lugar.

-oye, siéntate aquí – le dijo entregándole el lugar.

Kaoru se dio cuenta que él tenia el semblante serio y no se trataba de una broma, asi que sin discutir se cambio de asiento.

En el trayecto ella escuchaba música y miraba el paisaje, mientras Kyo se habia quedado dormido, el camión paso un bache a modo de sacudir a Kyo, quien termino con la cabeza en el hombro de ella.

Al principio le pareció incomodo, pero después de contemplar lo tranquilo que se veía no le reclamo, incluso le quito la caja de las manos para que estuviera cómodo.

El autobús llego a la parada final, los dos terminaron por dormirse apoyándose uno con el otro, abrieron los ojos al escuchar a los ultimo pasajeros bajar.

Se separaron de un salto al verse tan pegados.

-c-creo que ya llegamos – comento y se levanto para dejarla pasar.

Una vez abajo continuaron con su labor.

-bien, ¿dónde esta el lugar al que vamos? –pregunto Kyo.

-El Sensei nos dio la dirección y dijo que estaba sobre una colina.

Los dos miraron por los alrededores y contemplaron la única elevación que parecía estar a varios kilómetros.

-¿es enserio?...

Caminaron hasta salir de la carretera y entraron a un pueblito donde no habia pavimentación, el calor comenzó a empapar la camisa de Kyo, al verlo Kaoru saco de su mochila un paño y una botella con agua.

-ten, bebe un poco –se la entrego y le seco la frente cuando se agacho –puedo ayudarte con el paquete si estas cansado.

-es una mísera caja –le respondió.

Compartieron el agua mientras caminaban.

A la mitad de la colina ambos ya se sentían cansados, la cuesta era muy empinada y el sol les daba de frente.

-¡¿cuánto mas falta?! – exclamo Kyo

-solo un poco mas...

En la cima hallaron un hermoso templo, a diferencia de lo demás, se sentía fresco. Se deslizaron al piso como si fueran un par de fideos cocidos.

-Al fin... -dijeron al mismo tiempo.

-¡entregaremos el paquete y nos largaremos a casa! – le dijo y ella acento con la cabeza mientras se miraron con determinación.

Llamaron a la puerta pero nadie los atendió, asi que tuvieron el atrevimiento de entrar.

En la sala principal se encontraba un hombre robusto, vestido con túnicas impecables, el monje estaba sentado en un cojín y menaba la cabeza de un lado al otro.

-creo que esta meditando.

-no, esta escuchando música – Dijo Kaoru señalando a sus oídos.

-¡ah!, ¡con razón no nos escucho hablar!

Kyo toco el hombro del monje, este se quito los audífonos y les dirigió una enorme sonrisa.

-¡bienvenidos buscadores de la sanación!

-no buscamos nada, venimos a entregarle un paquete de parte de Kusanagi Saisyu – respondió Kyo.

Al escuchar, el hombre tomo el paquete de inmediato y se puso de pie, caminaba de manera chistosa, como si flotara por el piso.

-¡debe ser lo que le encargue!

El entusiasmado hombre se apresuro a llevar el paquete a una mesa y lo abrió.

La curiosidad atrajo a los otros dos que miraron por encima del hombro del monje.

-¡¿qué?! – exclamo Kyo -¡son postres!

-¡si!, ¡son los famosos postres de la esposa de Kusanagi-san! –comento el hombre.

-¡¿por qué nos hizo venir hasta aquí para eso?!, ¡Vámonos Kaoru!, debemos alcanzar el autobús.

Cuando se disponían a salir las puertas se les cerraron de golpe.

Otros dos monjes salieron de los costados.

-¡¿qué están haciendo?!

-oh, Saisyu Kusanagi nos envió los postres como agradecimiento, pero nuestra misión son ustedes dos.

Los jóvenes se miraron desconcertados.

-fue una trampa – dijo Kaoru en voz baja

-¡ya veo!, ¿y que quieren para dejarnos salir?, ¡¿un combate?!

Kyo y Kaoru tomaron posición de guardia ante los monjes.

-espera – dijo Kaoru -¿en verdad vamos a golpear a unos monjes?

-Em, tienes razón –respondió Kyo reflexivo.

Los hombres se comenzaron a reír de ellos.

-no pretendemos secuestrarlos, los dejaremos ir si cumplen con una serie de tareas.

-¿tareas?

-bueno, mas bien será una serie de actividades que los ayudara a crecer de manera espiritual, el maestro Kusanagi fue quien nos solicito el favor de guiarlos en un nuevo aprendizaje.

Ambos se miraron uno al otro desconcertados.

-¿y como cuanto tiempo durara este "aprendizaje espiritual"? – pregunto Kyo

-debemos alcanzar el autobús – añadió Kaoru

-quizás un par de horas, todo depende de que tambien logren superar cada prueba.

-¿prueba?, primero eran tareas, luego actividades, ahora son pruebas –comento Kyo.

Los monjes comenzaron a reírse discretamente.

-Deben estar acalorados y hambrientos ¿verdad? – dijo el monje robusto –vengan conmigo.

Ellos pensaron que les regalarían comida en algún lugar cómodo, pero estaban muy equivocados.

Kaoru y Kyo fueron llevado a un gran estanque donde habían dos troncos de madera sobre ellos, los monjes los hicieron que subieron en ellos y a cada uno les dieron un bo.

-esta es la prueba del estanque, consiste en arrojar a su oponente al agua...

al escuchar eso Kaoru aprovecho que Kyo estaba distraído y usando el bo lo hizo caer al agua.

-¿cuál es la siguiente prueba? – pregunto la chica

-¡oye!, ¡¿qué te pasa?! – le reclamo el otro.

-no habia terminado de dar las indicaciones –dijo el monje

Kyo volvió a subir al tronco y cuando el monje estaba por hablar el tiro a Kaoru.

-¡estamos a mano!

Ella lo miro fríamente.

-si ya terminaron de jugar, les diré de que se trata –el monje aclaro su voz antes de continuar –pelearan por la comida, quien caiga primero al agua no recibirá alimentos de nuestra parte ni podrá tomar alimentos por su cuenta.

Los dos chicos se miraron uno al otro y por un instante pensaron en pelear a muerte por un plato de comida.

Pero Kaoru bajo la cabeza.

-derríbame – le dijo a Kyo quien la miro con asombro –tu eres mas grande, necesitas comer mejor.

El monje dio la señal para que comenzaran, Kaoru mantuvo el bo en guardia solo para defenderse un tanto y no parecer obvio.

Kyo golpeo su vara con la de ella, pero no pudo empujarla fingió perder el equilibrio y cayo al agua, dándole la victoria a ella.

En el comedor los monjes y Kaoru fueron servidos, Kyo solo podía permanecer frente a ellos, ella intento dar un bocado sin embargo le parecía cruel comer y que el estuviera viendo.

Kaoru se puso de pie con todo y sus platos y fue hasta Kyo.

-¡¿qué estas haciendo se supone que ...?!

-ellos dijeron que no recibirías alimentos por su parte ni que tu los tomaras, pero no dijeron que yo no podía darte de comer, compartiremos el plato.

Ella extendió los palillos con la comida hasta su boca.

Kyo titubeo un poco y arrojo una mirada a los monjes que los observaban pero no decían nada.

-no nos llenaremos ninguno de los dos si lo dividimos – comento mientras masticaba.

-es peor que nada, y no hables con la boca llena –dijo la chica.

-¿por qué me pediste que te arrojara?

-cuando entrenaba en la casa de los Yagami si no completábamos las pruebas del día nos castigaban encerrándonos a parte de los otros y sin comer...

Kaoru comenzó a recordar las ocasiones en las estuvo encerrada con el estomago vacío, sola en la oscuridad, asi como tambien al único que se compadecía de ella en esas situaciones, Iori, quien se escabullía por las noches para llevarle un poco de arroz y hacerle compañía unos minutos.

-no es algo agradable, pero, puede ser tolerable si tienes a alguien a tu lado... -dijo en voz baja.

Kyo puso atención en su nostálgica mirada, su relato le pareció muy triste, pues el sabia que para ese entonces era una niña.

Terminada la comida los monjes los llevaron a la parte trasera de su jardín donde habia una parte de la montaña que rodeaba el templo como un muro.

-esta es la prueba de escalar la montaña rocosa.

-¿déjame adivinar?, debemos escalar la pared rocosa –comento Kyo

-asi es, ¿cómo lo supiste? – dijo el monje asombrado.

-Intuición.

-escalaran hasta la cima para recuperar la estatua de la abundancia, pero deberán hacerlo juntos.

Los monjes ataron a la cintura de cada uno un cordel que los mantenía unidos. -deben llegar ambos a la cima, de lo contrario perderán y tendrán que repetir la prueba cuantas veces sea necesario.

Subían con esfuerzo, ya que el muro era completamente vertical, las piedras que sobresalían eran bastante ásperas y se raspaban un poco al moverse.

-¡Lo están haciendo bien! –dijeron los monjes

En eso acercaron una enorme palo hacia ellos, en la punta habia un par de dedos de goma.

-¡wow!, ¡¿qué están haciendo?! – grito Kyo.

Los monjes empezaron a hacerle cosquillas a Kaoru.

-¡no te vayas a soltar! –le indico Kusanagi.

-no lo hare, no tengo cosquillas... ahí –dijo la chica.

Al ver que con ella no surtía efecto se dirigieron a Kyo

-¡no, no, no!, ja, ja, ja,!

Kyo luchaba por soportar las cosquillas pero fue inútil, termino por soltarse, al verlo Kaoru lo alcanzo a sujetar con un brazo, pero el peso de Kyo era mucho y la estaba arrastrando hacia abajo haciendo que se pelara las rodillas, los codos, el brazo y las piernas, ella apretó sus dientes para no gritar y se mantenía aferrada con su otra mano, apretaba con tanta fuerza la piedra que se rompía las uñas.

-¡Tienes que ayudarme! – le grito a él.

-¡es mejor que me desate y me sueltes!

-¡no seas idiota!, ¡si te suelto te puedes caer y morir, hay piedras bajo nosotros!

Ella tenia razón, asi que el trato de esforzarse para enderezarse de nuevo.

Cuando lograron llegar solo encontraron un maneki-neko de juguete, Kaoru lo miraba con desagrado mientras recuperaban el aire, después lo guardo dentro de su blusa y se dispuso a bajar.

-¡espera! – la detuvo Kyo –estoy seguro que esos monjes psicópatas van a intentar hacernos lo mismo cuando tratemos de bajar.

-¿qué propones?

-Subirás a mi espalda y yo nos bajare a ambos.

-ellos ya saben que tienes cosquillas, volverás a soltarte.

-no, porque tu te encargaras de hacer a un lado su estúpido palo.

-¡comprendo! – le respondió la joven con determinación –hagámoslo.

Con mucho cuidado Kaoru se sujeto a Kyo y el comenzó a descender.

-despacio, toma tu tiempo.

-¡ay ya se!

Tal y como lo habia predicho, a medio camino los monjes volvieron a acercar su artefacto con el fin de hacerlos caer.

-¡aaaah!, ¡es esa cosa! – exclamo Kyo.

Kaoru lo hizo a un lado pateándolo, segundos después el objeto regreso, pero llego a acompañado de otro.

-¡¿qué?!, ¡ahora son dos! – exclamo ella

-¡¿cómo que dos?! – dijo Kyo poniéndose nervioso

-¡no te muevas! – le dijo ella y se aferro con sus piernas a la cintura de él para poder usar sus brazos.

-¡¿qué estas haciendo?!

-¡mantente asi, Kusanagi Kyo!

Kaoru alcanzo ambos objetos y encendió sus llamas para quemarlos, los monjes tuvieron que soltarlos.

Cuando llegaron al suelo ambos festejaron su victoria chocando las manos.

Los llevaron de nuevo al interior para indicarles su siguiente reto.

-Esta será la ultima prueba, será la prueba de la sinceridad.

-déjame adivinar... -susurro Kyo y Kaoru lo empujo con el codo para que se callara.

-no necesitaran hacer un esfuerzo físico, será un esfuerzo del corazón, ambos dirán algo que les moleste del otro y lo transformaran en una cualidad de esa persona.

-me molesta esa cinta que traes en la frente –dijo ella a Kyo y el otro frunció el seño

-no, no, asi no – dijo el monje –inténtalo tu le indico al joven -y mírense de frente.

Kyo suspiro mientras pensaba que decir.

-me irrita que seas tan estricta contigo, sin embargo admiro que seas una persona disciplinada.

El monje acento.

Ahora era turno de la chica.

-bien, Em... a veces eres vanidoso, pero es por que confías mucho en ti mismo .

-mmm... me desespera que seas tan callada, pero me gusta que eres una persona reflexiva.

-¿de verdad? - pregunto ella con timidez

-si, ojala mas chicas fuera asi.

Kaoru sonrió con su ultimo comentario y lo miro directo a los ojos.

-eres grosero muchas veces, sin embargo tienes un buen corazón y te preocupas mucho por los que amas

Kyo sonrió, por que nunca antes se lo habían dicho abiertamente, en ese instante olvido lo que realmente iba a decir y mientras se sumergía en sus grandes ojos turquesa dijo lo que le cruzo por la cabeza.

-cuando te enojas haces una expresión tierna y me parece adorable, por eso a veces me gusta hacerte enojar.

Al percatarse de lo que habia dicho cubrió su boca con la parte trasera de su mano, ambos tenían las mejillas rojas, Kaoru desvió la mirada nerviosa pero Kyo seguía atento a su reacción.

-¡ejem!... dejémoslo hasta aquí –intervino el monje para romper el silencio -¡felicidades!, ¡han completado todas las pruebas!, ¡que su auto descubrimiento les brinde una larga y fructífera amistad!

-¡¿qué?, ¡¿de eso se trataba todo?, ¿una prueba de amistad?!

-asi es, y las completaron de manera excelente, la prueba del estanque demostró la compasión que hay entre ustedes, la prueba de escalar la solidaridad de su trabajo en equipo y la prueba de honestidad el cariño que se profesan entre ustedes, ¡son libres de irse ahora!.

Las puertas se abrieron Kyo y Kaoru se miraron uno al otro y sonrieron.

-¡iremos a casa! – grito Kyo y tomo a Kaoru de las manos y comenzó a saltar para celebrar.

Ella tambien saltaba aunque se sentía apenada, los monjes se contagiaron de su entusiasmo haciendo una especie de danza alegre y al verlos, Kaoru se comenzó a reír a carcajadas, el se emociono tanto al verla asi que la alzo sobre sus brazos y la hizo girar.

Cuando se detuvo se dieron cuenta que estaban muy cerca y se separaron pero esta vez de manera jovial, conservando sus sonrisas.

Los monjes les obsequiaron un pequeño amuleto a cada uno y les desearon un buen viaje de regreso a casa.

Lograron alcanzar el ultimo autobús apenas y después de un día pesado arribaron al dojo.

Llegaron casi arrastrando los pies y cuando vieron que todos estaban cenando se abalanzaron sobre la mesa peleando los platillos.

-bienvenidos – dijo Aoi, -¿algo interesante que compartir?

Los dos engullían la comida a una increíble velocidad por el hambre y para evitar que el otro lo probara.

-¿aprendieron algo? – pregunto Saisyu

-aprendimos que los monjes no son creativos para poner nombres –dijo Kyo con la boca llena.

-y que Kusanagi Kyo tiene muchas cosquillas.

-¡no les cuentes eso!

-¿les cuento que casi golpeamos a los monjes?

-¡no, cállate!

-¡ustedes no aprendieron nada!, ¡siguen peleando! – les reclamo Aoi.

-termine, muchas gracias por la cena – dijo Kaoru y se dirigió al pasillo con prisa.

-va a darse un baño – comento Shizuka

-¡¿qué?! – Kyo corrió atrás de ella -¡te dije que me bañaría primero!

-¡nadie quiere bañarse después de ti!

Continuaron discutiendo en el pasillo.

-siguen igual... - suspiro Aoi

-eso parece, pero si no hubieran logrado afianzar su amistad los monjes no los hubieran dejado marcharse – comento Saisyu con una expresión de confianza.

Kaoru estaba en su alcoba, se habia puesto su ropa de dormir, unos pantalones cortos y una camiseta larga y amplia, estaba acomodando las cosas de su mochila cuando saco los amuletos, Kyo le habia dado el suyo para que se lo guardara.

Kyo entro de golpe a su cuarto, como siempre, pero traía una caja en sus manos.

-¿qué sucede? – lo cuestiono

El tomo su brazo y lo giro un poco.

-¡mira nada mas!, ¡estas toda raspada!, ¡y de las piernas tambien!

Kyo abrió la caja que contenía vendas y artículos de curación y levanto una de las piernas de Kaoru, ella se ruborizo y la jalo para apartarla.

-no te voy a hacer nada malo.

Kyo volvió a tomar la pierna de Kaoru y saco el desinfectante, con delicadeza y ternura limpio sus raspones y coloco banditas en las partes mas graves.

El corazón de Kaoru se aceleraba cada vez que el tenia contacto con su piel, solo lo contemplo en silencio, sus ojos marrones, su cabello castaño, sus abundantes cejas, su perfil masculino, su piel ligeramente morena; por primera vez se dio cuenta de que realmente era apuesto.

-Debió dolerte bañarte en agua caliente con estas heridas.

Al no recibir respuesta el levanto los ojos y la encontró contemplándolo con las mejillas rosadas.

La observo fijamente con el semblante serio y volvió a bajar la mirada, el tambien se ruborizo.

Cuando le revisaba los brazos para saber si no quedaba una herida mas vio que ella tenia los amuletos en la mano y sonrió.

-Creí que habrías tirado esa cosa.

-no – dijo ella en voz baja.

Kyo tomo uno de los amuletos.

-¿cuál es el mío?

-son iguales, puedes tomar cualquiera.

Kyo fue al escritorio, tomo una pluma y se puso a rayar en el amuleto, cuando regreso se lo dio a Kaoru y ella lo observo con detenimiento.

Le habia dibujado un pequeño sol.

-ahora es diferente y podremos diferenciarlos.

Kaoru tomo la pluma y tambien dibujo en el otro amuleto, ella hizo un símbolo extraño.

-¿eh?, ¿qué se supone que es esto?

-es mi marca de nacimiento.

-¿puedo verla?

Kaoru frunció el seño en señal de molestia, de repente recordó lo que él le habia dicho acerca de que su expresión le parecía adorable y volteo a verlo.

Kyo la observaba embelesado.

-gracias... por no dejarme caer, por no dejar que me muriera de hambre y por el agua –dijo a la chica.

-gracias por cuidar de mis heridas y por... tus palabras... - dijo con timidez.

Kyo empezó a reírse de la nada

-¡ja, ja, ja, no puedo creer que no se les ocurriera nombres menos obvios para las pruebas!

Kaoru se comenzó a reír tambien.

-Kusanagi Kyo me sorprende que no hayas tenido un accidente con las cosquillas.

-espera, ¡ahora recuerdo!, ¡dijiste que tenias cosquillas en otra parte!

Kyo miro a Kaoru con una sonrisa maliciosa, ella comprendió e intento salir corriendo pero el la detuvo arrojándola al futon.

-se me ocurre que están... ¡aquí! –dijo haciéndole cosquillas en los pies.

-¡no, no, no! ¡ja, ja, ja!, ¡basta!

Se logro zafar de el y le devolvió las cosquillas.

De tanto reírse cayeron sobre el futon y debido a que estaban agotados se quedaron dormidos, Kaoru se durmió de un costado y Kyo con la cabeza hacia la parte de abajo.

-¡Es tarde! – grito Kaoru, y se levanto de golpe a la mañana siguiente.

No habia podido entrenar, ni hacer nada de lo que acostumbraba, estaba a pocos minutos de llegar a la escuela.

Su sobre salto despertó al otro que tambien se apresuro a arreglarse.

Kaoru salió corriendo y encontró a Kyo sobre su moto, con el cabello despeinado.

-¡yo te llevo!, ¡con los raspones que traes diré que derrapamos y por eso llegamos tarde!

fingió no escuchar lo ultimo pero le tomo la palabra.

-¡¿qué haces?!, ¡vámonos!

-¡aguarda! –Dijo mientras parecía estar haciendo algo con sus llaves -¡listo!, ¡Sujétate bien!

Kyo arranco de golpe a una gran velocidad, Kaoru lo abrazo con fuerza y cerro los ojos.

Violando muchas reglas de transito y tomando algunos atajos logro que llegaran a tiempo a la escuela.

Al descender le entrego el casco, Kaoru vio de reojo que Kyo habia puesto su amuleto junto con sus llaves, las que siempre traía.

-¡¿qué miras?, date prisa!

Ella se dio la vuelta para entrar a la escuela y cuando se coloco su mochila al hombro él contemplo que Kaoru habia puesto su amuleto, el del pequeño sol, en su mochila.

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