Capítulo 34: Con coraje, ¡la nueva Cynder!
(Mientras tanto...)
En otra parte, una zona abierta como en la que había pelado Thorr, otra gran batalla estaba librándose: Netheron intentaba aplastar a Cynder con grandes cantidades de maná oscuro concentrados que se proyectaban desde sus guanteletes, como grandes puños invisibles. Si bien, la dragona abría podido huir al cielo o usado su poder de sombra para atravesar una pared, el enemigo había formado una gran barrera de energía maligna que, el solo contacto quemaba como tocar un trozo de carbón encendido (ya lo había intentado).
Cynder estaba agotada, mientras que su adversario a penas mostraba signos de cansancio. Hace unos minutos, la dragona presintió un gran despliegue de poder eléctrico en una zona cercana y, hasta hace poco, pudo percibir un gran poder terrestre estallar. Si eso era cierto, entonces...
"¿Tú también lo sientes, Terror de los Cielos?" le preguntó Netheron, girando la vista en aquellas direcciones donde se habían percibido, "En los últimos minutos dos energías del bien chocaron contra dos del mal, desapareciendo estas últimas. Eso quiere decir que mis compañeros se confiaron demasiado contra los jóvenes dragones de electricidad y tierra. En estos momentos, se puede percibir unos poderosos maná de fuego, hielo y ether luchando, deben ser el resto de tus compañeros..."
Cynder, aunque agotada, se mantenía firme, manteniendo la mirada fija en Netheron. Sabía que su velocidad y agilidad eran su mejor recurso frente al cazador, cuyas garras fantasmales podían aplastar todo a su paso. Sin embargo, la joven dragona estaba en una encrucijada mental: sí, se sentía aliviada que Ray y Thorr ganaran sus peleas, pero Spyro se había quedado solo contra Morgaus; y seguramente Jhonny o Edel estarían igual de ocupados por lo que no podrían ir a ayudarle. Una cosa era clara: no debía... no, no 'quería' dejar que Spyro enfrentara a un enemigo tan poderoso él solo. Sí, confiaba en Spyro, pero estos enemigos eran el doble de poderosos que Galu.
Antes de tomar una decisión...
"¡Gran Garra Fantasma!" exclamó Netheron
Netheron lanzó un nuevo golpe con su Gran Garra Fantasma, proyectando enormes manos invisibles hechas de energía oscura, tratando de aplastar a Cynder contra el suelo. La joven dragona, ágil y rápida como el viento, esquivó los ataques con precisión, moviéndose de un lado a otro con elegancia. Sabía que cualquier contacto con las barreras de Netheron significaría un dolor abrasador, así que no podía volar ni escapar a través de las paredes como de costumbre.
Pensando rápidamente, Cynder decidió ocultarse bajo el suelo. Con un giro rápido, se desvaneció utilizando su poder de sombra para camuflarse completamente. Bajo la protección de las sombras, se movía a gran velocidad por el campo de batalla, buscando una apertura.
Netheron se detuvo, escaneando el área.
"¿Te escondes, Terror de los Cielos?" dijo, sin mostrar preocupación en su voz, "No creí que te había vuelto una cobarde"
Cynder se acercó sigilosamente desde el suelo, preparada para usar su Bola Venenosa. Emergiendo de las sombras justo debajo de Netheron, lanzó el ataque directo a sus piernas. Sin embargo, justo cuando la bola de veneno estaba a punto de hacer contacto, Netheron reaccionó con una velocidad aterradora. Un destello de energía oscura surgió de sus guanteletes y de repente sus piernas estaban envueltas en una armadura oscura. El veneno resbaló sin efecto.
"¿Sorprendida? Mi guantelete no es mi único recurso. Este se extiende en mi armadura, y absorbe cualquier ataque físico o elemental que no esté a mi nivel" reveló Netheron con una sonrisa maliciosa.
Cynder retrocedió, dándose cuenta de que necesitaba una nueva estrategia. Las capacidades ocultas de Netheron no serían fáciles de superar, pero tampoco iba a rendirse tan fácilmente.
"Ahora, ¡observa esto!"
De repente, Cynder percibió una amenazante energía maligna que procedía del Cazador ahora completamente armado, extendiéndose alrededor de él en un aura que parecía descomponer todo a su alrededor. El suelo bajo sus pies se agrietó y las piedras cercanas comenzaron a desmoronarse como si una fuerza invisible las estuviera triturando.
"Mi guantelete no solo aplasta lo físico. También manipula la fuerza vital. Solo no lo use con tus amigos porque los necesitábamos vivos. Ahora, no me contendré: ¡Absorción vital!"
Cynder fue envuelta en una esfera de energía oscura. Sus movimientos se congelaron, y su cuerpo quedó suspendido en el aire, atrapado dentro de una prisión que irradiaba una presión sofocante. Esta prisión era como lo había dicho Netheron: ya no era presión por gravedad, era como si te estrangularan lenta y dolorosamente. Cynder sintió cómo sus fuerzas comenzaban a desaparecer, como si cada latido de su corazón la debilitara más.
"¿Sabes, 'Terror de los cielos'?" dijo Netheron, con una mueca en su rostro, "Tu problema es que siempre has subestimado tu propio poder... y su impacto en este mundo."
Cynder luchaba dentro de la esfera, pero cada intento de liberarse solo aceleraba el drenaje de su energía vital. Podía sentir cómo su cuerpo se volvía cada vez más pesado, sus alas no respondían y su vista comenzaba a nublarse. El ambiente dentro de la esfera estaba cargado de desesperanza.
"Tus amigos... no son nada comparados contigo. Debieron hacer esto desde el principio. Si tan solo te hubieran destruido cuando tuvieron la oportunidad..." Netheron se mofó, observando cómo la dragona peleaba inútilmente por liberarse. "Eres la razón de todos los problemas de este mundo..."
Las palabras de Netheron golpearon a Cynder como flechas envenenadas. Sabía que él se refería al tiempo en que fue corrompida por Malefor, cuando había sido controlada y utilizada como un arma para destruir todo lo que amaba. Había pasado tanto tiempo intentando redimirse, luchando al lado de Spyro para salvar el mundo, pero ahora esas cicatrices volvían a abrirse. Trató de recordar cuando los habitantes de Skycity la recibieron como heroína, pero ese recuerdo parecía tan distante (a pesar de que era el más reciente) en comparación a los otros que la ahogaban.
"Terror de los cielos..." continuó Netheron, su tono impregnado de veneno, "Si no fuera por ti, no habría habido guerra oscura. Los Guardianes no habrían sido capturados. Malefor nunca habría vuelto... y nosotros, los Cazadores, jamás habríamos sido liberados. Toda esta destrucción... es por tu existencia... ¡no merecías vivir!"
Las palabras eran como un veneno que penetraba no solo en su mente, sino también en su alma. El remordimiento y la culpa que siempre había intentado enterrar desde que salió del laberinto de cristal comenzaron a brotar nuevamente, pues empezaba a pensar que él tenía razón: ¡la llave de la liberación de los Cazadores la tenía ella! ¡y no lo recordaba hasta que se la robaron!
Cynder cerró los ojos, sintiendo que sus fuerzas la abandonaban. La oscuridad la envolvía por completo, y su mente comenzó a sucumbir a la desesperación. Quizás Netheron tenía razón: Quizás el mundo sería mejor sin ella....
"Tal vez esto es lo mejor para todos..."
(Flashback)
Era de noche, en aquellos tres días en que tardaron en llegar hacia Lunavillage desde Warfang. En ese tiempo, Cynder había vuelto a comenzar un viaje con junto a Spyro y Sparx. Con la diferencia de que, en primer lugar, no debían salvar el mundo, sino reconstruirlo; segunda, Jhonny se había unido al equipo como un novato. El cielo nocturno estaba despejado, las estrellas brillaban, y la pequeña fogata que habían encendido chisporroteaba suavemente, proyectando sombras danzantes alrededor de su campamento improvisado.
Sparx, aunque pequeño, roncaba ruidosamente, una escena que sacaba una sonrisa de todos en más de una ocasión. Sin embargo, a pesar del entorno 'casi' tranquilo, Cynder no podía dormir. Sus pensamientos estaban atrapados en un ciclo de duda y ansiedad. Estaban a punto de enfrentarse a algo que ella había estado temiendo durante mucho tiempo: el reencuentro con sus padres, quienes habían desaparecido luego de dejar su huevo en custodia de los guardianes. Sin embargo, en ese tiempo, la duda la consumía tanto como en la actualidad: ¿Cómo podría enfrentarlos después de todo lo que había hecho bajo la influencia de Malefor?
"¿No puedes dormir?" la suave voz de Spyro rompió el silencio. Cynder levantó la cabeza y lo vio observándola con sus ojos llenos de preocupación.
"Spyro... No...", respondió ella en un susurro, "no sé si debería hacerlo... si debería ver a mis padres. ¿Cómo podrían mirarme sin recordar en lo que me convertí? Fui el arma de Malefor... ¿Cómo podrían perdonarme?"
Spyro se quedó en silencio por un momento, acercándose a la fogata junto a ella. Las llamas reflejaban sus ojos violetas llenos de comprensión y afecto. Finalmente, habló con ternura.
"Yo también estoy preocupado en como se sentirá, pero más preocupas tú, Cynder. Ya sabes que no es fue culpa. Todo lo que pasó fue por Malefor. Tú no tuviste elección. Fuiste una víctima... no la causante de todo ese dolor. Ellos lo entenderán. Ellos no te juzgarán por lo que fuiste, sino por lo que eres ahora."
Aunque las palabras de Spyro eran reconfortantes, Cynder seguía sintiendo un nudo en el estómago. Sabía que tenía razón, pero el peso de sus acciones pasadas no era algo que pudiera sacudirse tan fácilmente. Miró su propio reflejo en un cristal brillante que había cerca.
"Quiero creer eso, Spyro" le dijo, "Pero... a veces me siento asqueada de mí misma, como si... simplemente no perteneciera a este mundo"
"No sé como puedes sentirte así, Cynder" los sorprendió la voz de Jhonny, quien los miraba de cabeza desde donde estaba echado, "Teniendo en cuenta de que yo soy el que viene de otro mundo"
"¿Qué estás haciendo despierto?" preguntó Spyro, sorprendido de verlo consciente.
"Bueno, no estuvisteis hablando 'en voz baja', exactamente" les dijo, levantándose, "Y, siendo sincero, me es un poco difícil dormir cuando he pasado de ser un humano normal a un dragón. Siento que hay tantas cosas nuevas por vivir, y mi mente no se apaga tan fácilmente con esas emociones"
"Estaba contándole estas cosas a Spyro" dijo un poco incomoda de que le haya él también escuchado, "Tú no..."
Pero antes de completar la frase 'no te metas en esto', sintió que ese lado oscuro de ella volvía a aparecer.
"Lo siento" se disculpó, "No quise..."
"No te disculpes. Tienes razón, no debería meterme en asuntos personales" le dijo Jhonny, "Pero te diré una cosa: En mi mundo, los humanos crearon muchas armas. Y no importa cuán avanzadas o poderosas sean, eventualmente alguien las usa para hacer daño."
Cynder le miró con curiosidad, tratando de imaginar el tipo de armas y el tipo de sujetos que la usarían.
"Pero tú no eres un arma, Cynder" continuó Jhonny, "Eres un ser vivo, con emociones, pensamientos y, lo más importante, decisiones"
"Es cierto" agregó Spyro, "Todos controlamos nuestro destino: yo cambié el mío, el que me había insinuado Malefor. Pero, no importa lo que haya pasado antes. Lo que importa es lo que decidas hacer ahora. Y yo siempre estaré aquí para ti, como tú has estado para mí"
Spyro le sonrió, sus ojos cálidos y llenos de afecto, lo que hizo que Cynder sintiera un calor distinto en su pecho. El calor de la fogata, junto con las palabras de sus amigos, llenaron a Cynder de una tranquilidad que no había sentido en mucho tiempo. Se permitió relajarse un poco, sintiendo una conexión genuina con sus amigos.
(Unos meses más tarde...)
El viento fresco acariciaba las escamas de Cynder mientras contemplaba la vista en una de las torres más altas de Warfang, observando la ciudad que alguna vez la temió. Aunque el tiempo había pasado y ahora era vista como una heroína junto a Spyro, siempre veía las sombras de su pasado aún la perseguían. A lo lejos, los dragones seguían con sus vidas, sin darse cuenta de la batalla interna que libraba la joven dragona en su corazón.
A su lado, Cinthia, su madre, respiraba profundamente mientras miraba el horizonte, absorta en sus pensamientos. Era la primera vez que compartían un momento de calma desde que se habían reencontrado, pero había algo en el aire que hacía difícil disfrutar de la tranquilidad.
"Cynder..." comenzó Cinthia, con una voz suave y llena de melancolía, "No tienes idea de cuánto lamento no haber estado a tu lado mientras crecías. Nunca imaginé que tendrías que soportar tanto dolor, tanto sufrimiento... y todo por mi ausencia"
"No te preocupes, mamá... lo bueno es que estemos juntas por fin..." respondió ella, tratando de esbozar una sonrisa con ella, pues aún le resultaba difícil creer que tuviera una madre.
Cynthia abrazó a su hija.
"Tienes razón y te prometo que todo será diferente ahora" le dijo, "Ya no estarás sola, porque no solo estoy aquí para ti... También tienes a compañeros que darían su vida por ti, Cynder"
Las palabras de Cinthia resonaron en el corazón de Cynder. Lentamente, su mente comenzó a evocar las imágenes de aquellos que habían estado a su lado desde que todo cambió. Primero pensó en Spyro, su eterno amigo y quien, en lo profundo de su corazón, era mucho más que eso. Recordó cómo siempre había estado allí para ella, como una luz en medio de su oscuridad. Luego, visualizó a Sparx, el pequeño y algo molesto hermanastro de Spyro. Por ultimo, le siguieron Flame, Ember, Jhonny, Edel, Ray y Thorr, quienes le habían rescatado de Simian. Cada uno de ellos, de diferentes maneras, había demostrado que la aceptaban tal como era, con sus cicatrices, sus errores y su dolor...
(Fin del Flashback)
Este recuerdo, tan vívido y lleno de esperanza, encendió una chispa dentro de Cynde, haciéndole abrir sus ojos (figurativa y literalmente). No podía morir aquí. No cuando tenía algo por lo que luchar. Concentrando toda su energía oscura, empezó a hacer algo inesperado para el Cazador.
La energía que rodeaba a Cynder, la misma que estaba drenando su fuerza vital, comenzó a cambiar de dirección. En lugar de absorber su vida, la dragona sintió cómo el poder oscuro que Netheron había lanzado contra ella ahora fluía hacia su propio cuerpo. Sus escamas empezaron a brillar levemente con un tenue resplandor púrpura y negro, mientras la energía concentrada se deslizaba hacia las palmas de sus patas. Netheron, quien antes había observado la escena con una sonrisa de satisfacción, ahora cambió su expresión a una mezcla de sorpresa y temor.
"¿Qué... qué estás haciendo?" preguntó Netheron, dando un paso atrás. Su voz, antes llena de confianza, ahora temblaba ligeramente.
Sin dudarlo, Cynder lanzó la energía que había acumulado en sus patas directamente hacia Netheron. Él, en un intento desesperado, levantó su guantelete para protegerse. El impacto fue inmediato: una explosión resonó en el campo de batalla, envolviendo a Netheron en un destello cegador de poder oscuro. No fue el daño físico lo que lo derrotó, sino la destrucción total de su equipo. Cuando el polvo se disipó, el cazador se tambaleaba, su guantelete hecho añicos, al igual que su armadura oscura, que ahora yacía en fragmentos a su alrededor. Desprovisto de su protección, Netheron estaba completamente indefenso.
Cynder lo miró con firmeza, sus ojos resplandeciendo con una renovada fuerza.
"Ya no soy el Terror de los Cielos," dijo con una calma peligrosa, "Esa era el arma de Malefor. Yo soy Cynder, y usaré esa arma para bien, para quienes se atrevan a hacerle daño a mi familia o a mis amigos"
Mientras hablaba, una figura se proyectó detrás de ella: era la antigua Cynder, el 'Terror de los cielos', pero esta vez estaba en pleno control, como si esta vez fuera la vieja Cynder quien obedecía a la 'nueva' Cynder. La energía, ahora completamente bajo su control, se concentró en sus patas, creando un círculo donde emanaba un maná extraordinario, con su poder crepitando y resonando en el aire.
"¡Rey Dragón Fantasma!" gritó Cynder, con una voz cargada de poder y decisión.
La forma anterior del 'Terror de los Cielos' cambió a un gigantesco dragón hecho de pura energía, avanzó hacia Netheron con una velocidad aterradora. Al primer contacto con su cuerpo, las llamas azules oscuras comenzaron a consumirlo, envolviéndolo en un fuego etéreo que quemaba más allá de lo físico. Netheron gritó de terror, incapaz de escapar del castigo que se le imponía.
Las llamas lo devoraban, desintegrando no solo su cuerpo, sino también su esencia, hasta que no quedó más que polvo y cenizas, barridas por el viento. El silencio que siguió a su destrucción era casi ensordecedor. Cynder, jadeando, pero con la victoria claramente a su favor, se quedó de pie, sus ojos llenos de satisfacción temporal.
"Eso... fue... agotador..." jadeó, "Pero debo ir con Spyro..."
La dragona se tomó un momento para respirar profundamente, sintiendo el desgaste de la batalla contra Netheron, pero sabía que no podía permitirse descansar aún. La pelea entre Spyro y posiblemente el último Cazador seguía, y la sensación de urgencia en su pecho le apremiaba. Con el cuerpo aún cargado de energía, comenzó a correr, un poco agotada, por un túnel que se abría camino hacia la montaña vecina, justo al lado del volcán que dominaba el hostil paisaje volcánico.
Las paredes del túnel eran oscuras y abrasadoras, pero Cynder mantenía el ritmo, enfocada en llegar lo más rápido posible a donde sabía que su compañero estaría luchando. No mucho después, al doblar una curva, tuvo un pequeño encuentro...
"¡Cynder!"
"¡Edel!" exclamó la dragona al ver, en efecto, a su mejor amiga, quien estaba inclinada junto a un agotado Jhonny. En sus garras se veía una pequeña brisa fría para aliviar un poco las heridas del joven dragón, "¿Qué pasó...?
"Me alegra verte amiga..." respondió ella, "Bueno..."
Y procedió a contarle lo que había sucedido (sus batallas contra Xyron y Goliat). Al oírlo, junto con sus vivencias, Cynder pudo confirmar que, en efecto, les habían separado. Justo cuando hubo terminado, sintió un enorme choque de poderes que hizo temblar el suelo y era inconfundible: el maná positivo de Spyro, irradiando en forma de pura energía, acababa de chocar contra el de aquella espada que había herido a Terrador. No obstante, había un fallo: la anergía maligna de la espada había desaparecido, pero la de Morgaus aún estaba activa. Por su parte, la de Spyro se había hecho muy pequeña... esa no era una buena señal...
"Cynder, debes apresurarte" le dijo Edel, "Spyro te necesita ahora más que nunca"
Cynder la miró con preocupación. "¿Estarás bien?"
Edel esbozó una pequeña sonrisa.
"Estaremos bien. Jhonny se repondrá pronto, y cuando lo haga, iremos a ayudarte. Pero ahora... él me necesita a mí, y es Spyro quien te necesita a ti"
Cynder no pudo evitar sentir gratitud y alivio ante las palabras de su amiga. Sabía que Edel era fuerte y que juntos, ella y Jhonny podrían unirse más tarde.
"Gracias, Edel"
"Ten cuidado"
Entonces, activando su poder de sombras, Cynder comenzó a atravesar las paredes de roca con una velocidad impresionante, evitando el trayecto más largo y directo hacia la fuente de la batalla.
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