Capítulo 26: El peso de la decisión
A pesar de haber perdido (o ganado, puesto que habían al menos acabado con 1 de los Cazadores), los jóvenes dragones ayudaron a llevar a Terrador a la habitación que Garlum había preparado para él. El guardián de la tierra, herido y bajo los efectos de la maldición de Morgaus, respiraba con dificultad, su cuerpo pesado parecía casi imposible de mover. Jhonny, Edel, Spyro, Cynder, Ray y Thorr se esforzaban al máximo, sabiendo que el tiempo estaba en su contra. La brillante pero sangrienta X brillaba como si fuera un fierro sacado de las llamas.
Garlum, el alcalde de la ciudad, los guiaba con una expresión de profunda preocupación. Finalmente, llegaron a una sala en el fondo de la caverna, donde una cama de roca, adornada con almohadones de musgo y hierbas curativas, había sido dispuesta para el guardián. Con mucho cuidado, colocaron a Terrador sobre ello, asegurándose de que estuviera lo más cómodo posible.
"Lo siento, de verdad, no puedo hacer nada para ayudar" dijo luego de un par de minutos de revisarlo, "Nuestra ciudad es conocida por sus refugios y por nuestras habilidades de minería, pero este tipo de magia maligna... es algo que nunca había visto antes"
"Tiene que haber algo, señor alcalde" suplicó Spyro, "No podemos dejarlo así"
"No podemos permitir que... bueno... se vaya" dijo Edel, recordando cómo su madre también había fallecido debido a esos Cazadores.
"Sí, es nuestro maestro" apoyó Thorr, "Él ha hecho mucho por todos nosotros"
"Haré todo lo que pueda para asegurar su descanso, pero esta maldición..." suspiró Garlum, "Es oscura y poderosa. No es algo que pueda ser enfrentado con simples remedios"
Jhonny, quien se había mantenido un poco al margen, estaba absorto en su libro, pasando páginas frenéticamente mientras intentaba encontrar una respuesta.
"Debe haber una forma..." se dijo, "Algún hechizo que pueda deshacer esta maldición."
"¿Lo has encontrado?" preguntó Cynder, acercándose, la preocupación reflejada en sus ojos.
"No... nada. Ningún hechizo aquí parece coincidir con la naturaleza de esta maldición. Es como si..." Jhonny cerró el libro de golpe, frustrado. "Como si esta maldición fuera algo completamente diferente, algo más nuevo y oscuro"
"Quizás solo necesitamos más tiempo, podrías seguir buscando" dijo Ray, que había estado observando en silencio, sin ganas de hacer bromas.
"Tiempo es justo lo que no tenemos," dijo Thorr, su tono serio. "Solo tenemos seis horas antes de que..."
El silencio llenó la habitación, todos comprendiendo la gravedad de la situación. Terrador estaba en peligro de muerte, y cada segundo que pasaba los acercaba más a un desenlace que ninguno quería enfrentar. Spyro, frustrado, salió de la habitación y Cynder, tan preocupada como él, lo siguió hasta el barco, donde se había detenido. A su lado, estaba Sparx, quien no sabía qué decir.
"Spyro..." le dijo, "No estarás pensando..."
"Debo ir Cynder..." respondió este, "Si no me entrego, entonces Terrador sucumbirá ante esa maldición..."
"¡Pero si te sacrifican será el fin de todo!" le dijo ella, preocupada por las consecuencias, "Además, ellos ya eran traidores y mentirosos en el pasado, ¿cómo podemos saber si cumplirán su palabra?"
"Oye, purpurito" le dijo Sparx, sintiendo que debía también debía detenerlo, "Te diría que este acto es bastante noble de tu parte, pero... ¡No puedes hacerlo!"
"Sparx... no tenemos una mejor opción" le dijo Spyro.
"¡No quiero que lo hagas, hermano!"
(Mientras...)
Dentro de la habitación, Terrador gemía de dolor. A pesar de que él era un dragón de tierra (y estos tenían las escamas más duras de todos) aquello, desde el punto de vista de Jhonny, podría asemejarse al contacto de la piel humana con un hierro al rojo vivo.
"Iré a por algo de agua..." dijo Ray, saliendo para ayudar.
Mientras, Jhonny estaba frustrado por no encontrar la solución y Thorr estaba dando vueltas, deliberando sobre qué hacer.
"¡Nada!" exclamó el joven de fuego, volviendo a cerrar el libro de golpe, "¡Nada de nada! ¡No tengo ninguna contra-maldición o algo..."
Se sentó, con la cabeza agachada, rindiéndose y sintiéndose tan inútil como cuando era humano.
"Rayos..." se dijo Thorr, "Y solo nos quedan unas horas"
"Jhonny..." le dijo Edel a su pareja, "Ya pensaremos en algo"
"Eso espero..." dijo este.
"Jovencito, debes aprender que las respuestas no siempre aparecen a simple vista" le dijo Garlum, tratando de animarlo al joven dragón, "Mi abuelo me solía decir que, incluso los problemas más grandes se solucionan con lo más básico..."
Jhonny solo se sintió un poco más animado por esas palabras de aliento, pero luego, escuchó esas palabras resonar un sinfín de veces en la mente: 'lo más básico'. De inmediato, sintió un presentimiento y volvió a abrir y buscar el libro.
"Lo más básico... gracias señor..." dijo, siguiendo en su búsqueda, "¡Ajá lo tengo!
Al decir eso, Thorr y Edel se aproximaron a ver qué había encontrado su compañero. Luego, este señaló un texto de una página que leyó en voz alta:
"Una maldición es una forma avanzada de hechicería que se nutre de la energía vital del objetivo al que ha sido dirigida. Las maldiciones pueden variar en intensidad y efecto, desde la simple mala suerte hasta la debilitación mortal Su poder radica en su capacidad para adherirse al alma de la víctima, convirtiéndose en una sombra que consume su fuerza vital o la condena"
"Las maldiciones a menudo tienen un origen tangible, especialmente las más poderosas. Si una maldición se origina desde un objeto, dicho objeto actúa como el ancla de la maldición. Este objeto es el canal a través del cual la maldición se manifiesta y se mantiene. Mientras el objeto permanezca intacto, la maldición continuará afectando a su objetivo. Sin embargo, si el objeto es destruido, se rompe el vínculo mágico que sostiene la maldición, y los efectos nocivos cesan inmediatamente"
"Entonces..." dijo Edel, algo esperanzada, "¡Debemos destruir la espada!"
"Eso es más fácil decirlo que hacerlo..." comentó Thorr, "En primer lugar, habríamos de atacar directamente a un enemigo que ha vencido al maestro Terrador. En segundo lugar, debemos llegar hasta él, en su guarida. Y eso sin mencionar que aún nos quedan otros 5 Cazadores más que seguro no se quedaran de brazos cruzados. Y ya nos han vencido 2 veces"
Hubo un minuto de silencio, hasta que Jhonny cerró su libro de golpe y se levantó.
"Pues yo digo que es hora de igualar el marcador" dijo.
"Sí, es hora de la revancha" le apoyó Edel.
Thor sonrió al ver la determinación de sus amigos, aumentando la suya propia.
"Bien, si todos estamos de acuerdo, esta vez lucharemos con todas nuestras fuerzas" dijo, levantándose también, "Vamos, hay que decírselo a los demás"
Justo cuando estaban a punto de salir para comunicarle al resto de sus amigos su decisión, una voz firme pero débil se alzó desde la cama donde yacía Terrador.
"¡Deténganse!" ordenó, su voz resonando con la autoridad de un verdadero Guardián, a pesar del dolor que claramente lo consumía.
Los tres jóvenes dragones se detuvieron en seco, girando sus cabezas hacia su maestro. La poderosa figura de Terrador, aunque debilitada por la maldición, aún irradiaba la fuerza y sabiduría de años de batalla y liderazgo. Sus ojos, llenos de determinación, perforaron a cada uno de ellos, haciéndoles sentir la magnitud de sus palabras.
"No deben ir a la guarida de los Cazadores, se los prohíbo," continuó, su voz grave resonando en la habitación. Thorr abrió la boca para protestar, pero la mirada de Terrador lo silenció al instante. "Garlum llamará refuerzos, y luego todos juntos irán allá."
"Pero maestro Terrador... ¡eso tomará horas!" protestó Thorr, sintiendo cómo la presión del tiempo se hacía cada vez más pesada sobre sus hombros.
"Sí, y en menos de seis horas usted..." intentó decir Edel, pero Terrador la interrumpió con una voz firme, casi paternal.
"Jhonny," dijo, fijando su mirada en el joven dragón de fuego, "Tú algún día serás el líder de los guardianes y deberás tomar decisiones difíciles como esta. Yo ya soy de una vieja generación y ustedes son la nueva. Debes evitar que todos los demás se pongan en esta situación tan peligrosa."
El joven dragón sintió cómo las palabras de Terrador lo atravesaban como una espada. La orden era clara, pero también lo era la pesada responsabilidad que recaía sobre él. Por un momento, se sintió pequeño e incapaz, como cuando era humano y las decisiones difíciles lo abrumaban. Miró al suelo, tratando de encontrar la fuerza para responder, pero solo encontró silencio dentro de sí.
Mientras tanto, Terrador, viendo la lucha interna en su pupilo, suavizó su expresión. "A veces, ser un líder significa tomar decisiones que nadie más quiere tomar," agregó con un tono más suave pero igualmente firme. "Confío en que harás lo correcto."
El silencio en la habitación era ensordecedor. Thorr y Edel intercambiaron miradas preocupadas, sabiendo que la situación era crítica, pero también comprendiendo la verdad en las palabras de su maestro. Al final, Jhonny solo pudo asentir, aunque la decisión que acababa de tomar parecía más pesada que cualquier batalla que hubiera enfrentado hasta ahora. El joven dragón de fuego no dijo nada pues la orden de Terrador le había puesto en aquella encrucijada tan difícil de tomar decisiones, algo que era muy difícil para él.
(Mientras...)
Spyro aún continuaba debatiendo con Sparx y Cynder. El joven púrpura les decía que el entregarse era lo mejor que podía hacer para salvar a Terrador y, aunque Cynder sabía la relación de este con su madre (Cynthia) y no quería perderlo también, tampoco quería perder a Spyro. Justo cuando Spyro estaba a punto de alzar vuelo, los demás llegaron.
"¡Oigan chicos!" les gritó Ray, "¡Tenemos noticias!"
Ante aquello, Spyro se detuvo y se reunió con sus amigos, quienes le explicaron lo sucedido.
"¡Ya sabía que podía haber otra solución!" exclamó, más aliviada Cynder.
"¡Entonces iremos a enfrentarlos!" exclamó determinado Spyro.
"Eso queríamos, pero el maestro Terrador.... no quiere que vayamos por ser peligroso" dijo Thorr.
"¡¿Qué?!" exclamaron Spyro y Cynder.
"Vaya, no me esperaba eso del viejo Terrador" comentó Sparx.
"Quiere que esperemos a los refuerzos" continuó Edel.
"Pero... ¡tomará horas!" exclamó Spyro.
"Lo sabemos Spyro..." respondió Ray, "Además, ha ordenado a Jhonny que no nos deje marchar"
Spyro miró a su segundo mejor amigo, y este solo miraba al suelo, callado. Luego, suspiró fuertemente.
"Nunca quise ser un líder porque nunca me creí capaz de hacerlo" dijo, "Siempre el tomar decisiones me era muy difícil. Pero sé que un líder no dejaría morir a alguien cuando hay una pequeña posibilidad para salvarlo. Así que, si todos estamos de acuerdo, vayamos a la boca del lobo"
"Gracias amigo, sabía que no me traicionarías" le dijo Spyro dándole la pata.
"No te preocupes, amigo"
"Ir a la boca del lobo con tíos desquiciados que no dudarán en eliminarlos y viven en un volcán ardiente" les dijo Sparx, "Todos ustedes deben estar locos... Bueno, ¿a qué esperamos? ¡vamos a patear traseros de Cazadores!"
Todos se rieron ante el comentario de Sparx y subieron al barco listo, donde se encontraron a Néstor.
"Conque irán a Quegrande..." les dijo al escuchar la situación, "Bien, solo nos tomará una hora. Además, es hora de hacerles pagar a esos Cazadores con la segunda función del Windheart"
"¿Segunda función?" preguntó Ray, extrañado.
"Les explicaré en elcamino. Ahora, ¡en marcha!"
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