Capítulo 23: Un minúsculo reencuentro
(Al día siguiente...)
Luego de una completa dosis de radiación espiritual por parte de las gemas, Spyro, Cynder, Thorr, Edel y Jhonny se reunieron con Néstor, a quien no habían visto desde la tarde anterior.
"Me hubiera gustado ayudarlos..." les dijo el topo, dejando caer sus herramientas, "Me siento tan inútil solo por ser el que proteja y repare el barco cada vez que lo necesite"
"No te preocupes, Néstor," dijo Spyro, tratando de consolarlo. "Esos tipos eran incluso más poderosos que nosotros y habría sido muy peligroso."
"Tiene razón," añadió Cynder, "Si hubieras estado allí, podrías haber salido herido o peor"
Terrador, que había estado escuchando, se acercó y puso una garra sobre el hombro de Néstor.
"No seas tan duro contigo mismo, joven Néstor" le dijo, "En un equipo, es tan importante quien lucha como quien guarda las espaldas de sus compañeros. Y manejar y reparar el barco que los lleva a todos ustedes en aventuras es una tarea crucial. Sin ti, no podrían haber llegado tan lejos."
Néstor asintió lentamente, sus ojos brillando con gratitud.
"Gracias, chicos. Intentaré recordar eso" agradeció.
Una vez que todo estuvo resuelto, Thorr preguntó:
"Y, ¿Cuál es el siguiente destino, maestro Terrador?"
Terrador se detuvo un poco, analizando sus opciones.
"Primero, ¿podrían mostrarme vuestros progresos?" preguntó, "¿Cuántos tesoros os han regalado los líderes de las ciudades?"
Edel había cogido el cofre donde habían colocado sus tesoros cuando fue a inspeccionar su almacén de hierbas medicinales.
"Tenemos el pergamino de Stonemere y el amuleto de Draguamar" dijo, mostrándolos.
"¡Chicos!" exclamó la voz de Ray, quien estaba llegando junto a sus padres y Lyra. En sus garras, sostenía un pergamino estilo japonés, "Tengan, esto me dio mi abuelo"
"Es el pergamino de alianza de la ciudad de Glowridge" explicó Lyra, "Nuestro abuelo está ocupado supervisando la reconstrucción de las ciudades, así que nos encargó entregarles este pergamino"
"Bien, con esto tenemos ya tres tesoros" dijo Spyro, recibiendo el pergamino y colocándolo en el cofre.
"Bien, su siguiente destino sería Cavescity para que puedan continuar vuestra misión" les dijo Terrador, "Pero, debido a la amenaza de los Cazadores, los acompañaré para protegerlos. Luego, regresaremos inmediatamente a Skycity"
En ese momento, llegó Brimstone, junto con un par de dragones más (suponiendo, sus ayudantes cocineros), trayendo un par de cajas con suministros. Luego de saludar cordialmente a Terrador y Zoltian, se dirigió hacia los jóvenes:
"Debo darles las gracias a todos ustedes por salvar mi puesto de comida" les dijo, "Les regalo estos suministros, para que tengan en vuestro viaje. Y espero volver a desafiarte algún otro día, joven dragón de fuego"
"Sí, tal vez" respondió Jhonny, algo avergonzado por tener que recordarlo.
"¿Desafío?" preguntó Sparx.
"Pues es una larga historia, Sparx" comentó Cynder.
Los jóvenes dragones subieron al barco, listos para despegar. Mientras se acomodaban en sus lugares, un murmullo creciente capturó su atención.
"Woah" dijo Ray, "¿Quién ha llamado a tal horda de dragones?"
Desde las calles de la ciudad, varios dragones se habían congregado, mirándolos con admiración y respeto. Pronto, aquel murmullo se convirtió en vítores, y la multitud comenzó a lanzar flores de colores hacia el barco, creando una lluvia de pétalos que caía suavemente a su alrededor.
"Es increíble..." murmuró Edel, sonriendo mientras veía las flores de colores que cubrían la cubierta.
Sin embargo, la mayor sorpresa fue para Cynder. Entre los vítores, escuchó su nombre ser gritado con fuerza.
"¡Mucha suerte, Cynder!" gritaban algunos dragones jóvenes, agitando sus alas, emocionados.
"¡Eres nuestra heroína!" añadió otro, lanzando más flores al aire.
"Vaya Cynder" le dijo Thorr, "Creo que por fin les has demostrado que eres una heroína"
Cynder no tenía palabras al ver aquello, sino que sintió un extraño nudo en su pecho: había pasado tanto tiempo siendo rechazada, señalada como 'El Terror de los Cielos', que este inesperado gesto de aceptación y gratitud la dejaba sin palabras. Se sintió abrumada, pero en el buen sentido. Con una mezcla de vergüenza y agradecimiento, levantó una pata y sonrió tímidamente hacia la multitud.
"Gracias..." murmuró, apenas audible para sí misma, pero la multitud interpretó su gesto y los vítores aumentaron.
"Te lo mereces, Cynder" le dijo Spyro, acercándose a ella, "Todos lo sabemos"
Terrador también se acercó a ellos y, poniendo una pata con orgullo sobre Cynder, le dijo:
"Parece que las heridas del pasado finalmente están sanando. Y los lazos que estás formando ahora son mucho más fuertes"
Cynder asintió, emocionada. Por primera vez en mucho tiempo, se sintió realmente aceptada. Y mientras el barco comenzaba a alzarse en el aire, la multitud seguía aclamándolos. Con los preparativos, suministros y el barco en perfectas condiciones, el grupo se despidió de la familia de Ray (incluida Lyra, quien ya no se veía tan triste de dejar a sus compañeros) y del cocinero Brimstone. Luego, después de esperar un momento para recargar la energía del barco con un poder de fuego y electricidad combinados, el Windheart finalmente despegó y los jóvenes dragones acompañados de su maestro abandonaron Glowridge, contemplando una vez más la ciudad de estilo japonés, el bosque arcoíris y la colina de las gemas.
(Una hora después...)
A pesar de la magnífica despedida, aquella sensación triunfante desapareció en poco tiempo. Durante el resto del viaje no hubo mucho que ver más que un cielo brumoso y esponjoso con sus nubes blancas y, de vez en cuando, una gran distancia hacia la tierra firme o el mar azul. Sin embargo, había una atmósfera algo... extraña en el ambiente, pues la última batalla contra los Cazadores había dejado más heridas psicológicas que físicas.
En todo aquel tiempo, Edel estuvo sola en la habitación de las hierbas medicinales, teniendo listas varias medicinas en caso de ser necesarias. Sin embargo, aquella tarea no le hacía perder en ningún momento la revancha que aún quería. Mientras, Jhonny estaba igualmente solo en la cocina, revisando las provisiones, pero con los pensamientos en otros asuntos, pues el joven dragón estaba tan preocupado por la situación como los demás y se preguntaba si estaba tomando la mejor decisión en dejar que Edel libre sola su batalla; asimismo, se preguntaba si él mismo tendría la fuerza que necesitaba para defenderla a ella y sus compañeros.
Por otro lado, las tareas de mover el mástil e izar veletas o alerones no lograban distraer tampoco a Thorr, quien cada vez que recordaba el tremendo golpe de Goliat se sentía frustrado por creer que sus defensas se habían ablandado. De igual modo, Ray permanecía callado: sin soltar ninguna broma o algo por el estilo, aunque no sabía si era por la ausencia de Lyra o igualmente por el golpe que había recibido.
De igual forma, Cynder no podía quitarse de la mente los recuerdos de las guerras oscuras, quizá había sido un efecto secundario de haberse forzado a recordar. No obstante, la despedida que había recibido de los habitantes de Glowridge contrastaba fuertemente contra esos pensamientos y más bien les preocupaba ahora su seguridad en un futuro, tomando en cuenta la presencia de los Cazadores. Por último, pero el más importante de todos, Spyro estuvo pensativo apoyando en el estribor del barco:
"De modo que soy un sacrificio para ellos..." se dijo, tocándose el pecho, a la altura de su corazón, "Hasta Malefor se sintió amenazado..."
"Oye purpurito, ¿cómo estás?" le preguntó Sparx, sorprendiéndole y haciéndole dar un pequeño salto, "¿Ya planeaste la estrategia de cómo salvar al mundo?"
"Sparx..." respondió este, tratando de calmarse (a decir verdad, se había molestado levemente por el susto), "No asustes de esa manera"
"¿Asustarte? Oye, no sé que mosca te picó, pero... ¡mírame! ¡soy una pequeña libélula! Y tú eres un enorme (y algo gordo) dragón púrpura"
"Sparx, creo que no tienes claro que tan poderosos son estos tipos..."
"El Spyro que yo conozco es más valiente, y no duda en jugarse la vida para ayudar a los demás. ¿Recuerdas cómo no dudaste a salvar a Cynder cuando yo te dije que la dejaras? Ese es el Spyro que conozco"
Spyro reflexionó sobre esas palabras... sí, era cierto: antes no había dudado en salvar a Cynder, a un amigo o a alguien inocente... ¿debía seguir sintiendo miedo por estos nuevos enemigos o continuar siendo el mismo que se enfrentó a Malefor en esa enorme batalla?
"Oye Sparx..." le dijo sonriente, "Eres genial"
"Sí, ya lo sabía..." presumió este.
"¡Cavescity a la vista!" exclamó Néstor, señalando hacia unas islas bastantes peculiares:
Los jóvenes dragones observaron CavesCity con asombro mientras el barco descendía hacia las grandes islas flotantes. Desde arriba, la superficie de cada isla parecía pequeña en comparación con su inmensa masa, pero era sorprendentemente fértil, cubierta de árboles frutales y campos verdes que contrastaban con las imponentes cuevas que se extendían hacia abajo. Asimismo, varias de enormes entradas a las cuevas, como bocas abiertas, poseían puentes de madera que conectaban una isla con otra. Y, por lo que pudieron ver al acercarse a una, la ciudad estaba dentro.
"Woah..." se expresó Jhonny, mientras el barco entraba por un gran hoyo en la isla (seguramente este era para un transporte tan grande como el Windheart), "¿Es una ciudad subterránea?"
"Algo similar" le dijo Terrador, "Cavescity es la tercera ciudad más extravagante luego de Skycity y Glowridge. Está ubicada entre grandes islas con poca superficie, pero con una gran cantidad de cuerpo y túneles internos que forman una gran red de cuevas"
"Pero, ¿no sería demasiado oscuro?" preguntó Spyro, quien también se mostraba interesado por la peculiar forma de vida que deberían tener los habitantes.
"Observen, jóvenes dragones" señaló el guardián de la tierra.
Dentro de la gran red de cuevas, se encontraban edificios de piedra, pequeños y robustos que recordaban a Stonemere, pero había algo diferente en este lugar, algo que al menos 'permitía' que los jóvenes pudieran ver: había gemas de color celeste que brotaban de las paredes de las cuevas iluminaban los caminos y recovecos, bañando todo con una luz etérea que realzaba la belleza natural del entorno.
"Son... tan brillosas como las gemas de Glowridge" comentó Ray.
"En efecto, las gemas de aquí producen una luz que se equipara con un cálido pero pequeño sol" explicó Terrador, "Estas gemas, más que solo producir luz, parece que también son como núcleos que protegen y mantienen unida a la misma isla"
"Entonces, ¿la isla misma tenía esta red de túneles?" preguntó Cynder, "¿O los dragones de tierra lo cavaron para formar las islas?"
"Varios de estos túneles ya estaban hechos, pero otros los cavamos, con la ayuda de unos pequeños amigos..." luego, se volvió hacia Spyro y Sparx, "Uno de ellos, en particular, me dijo que los conocía a ustedes: Spyro y Sparx, seguro que les alegrará volver a verlo"
"¿Eh?" preguntó el dragón púrpura, extrañado, "¿Quién? ¿Dijo su nombre?"
"No precisamente..."
"Seguro que es un gran admirador del legendario Sparx..." presumió la libélula.
Dejando la broma de Sparx, Spyro se mostró algo interesado... ¿quién sería? No obstante, la respuesta llegaría en un par de minutos, cuando el barco descendió hacia una plataforma construida con piedra refinada y pintada. Al descender, los jóvenes dragones se toparon con una sorpresa: un gran número de pequeños topos grises y más pequeños que los topos normales se reunieron en torno a ellos. Estos topos, a diferencia de los normales (como Néstor) tenían una estatura más pequeña, parecían ciegos y tenían narices que recordaban a un cerdo. Sin embargo, lo que más destacaba de ellos es que llevaban una especie de sombrero de metal atado con una cinta alrededor de su cabeza, con una vela encendida en el centro.
"Vaya, conozco a estas criaturas..." comentó Sparx, "A ver... enanos... pequeñajos..."
"Mira quien habla de pequeño" bromeó Ray, por un lado, sin que Sparx los escuchara. Cynder captó bien la broma y le hizo reír.
"Que lindos" dijo Edel, acariciando el sombrero de metal de uno, "Vaya, son más pequeños que los topos"
"Se llaman minúsculos" aclaró Spyro. Y entonces, se dio cuenta, "Un segundo, entonces..."
Se escuchó el sonido de un olfateo (algo similar al de un cerdo), y luego una voz que Spyro reconoció de inmediato se escuchó:
"¡Ese olor es inconfundible! ¡Spyro, viejo amigo! ¿realmente eres tú?"
Apartándose un poco,los otros minúsculos dieron paso a otro. Este era solo un poco más alto que los demás y parecía algo viejo, con algo de bigote y barba blanca.
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