Capítulo 20: Bajo la sombra de la tormenta
(Mientras tanto...)
Cynder se encontraba en el río arcoíris con Ray y su padre, Zoltan, recogiendo algo de agua con un frasquillo. La responsable de hacerlo sería Cynder.
"Siento energía en este río" dijo ella, aproximándose al agua, casi tentada a tocarla. No obstante, algo le causaba dudas.
"Parece que lo has notado" explicó Zoltan, "En efecto, el agua de este río está impregnada con el maná que se libera de las gemas de la montaña, por eso tiene esos colores. Tiene propiedades mágicas que pueden curar diversas dolencias, pero es letal para alguien con un corazón malvado, pero en tu caso... no debes tener miedo solamente y confiar en que puedes hacerlo"
Cynder al principio dudó y luego, cerrando los ojos, sumergió la pata con el frasco. Al volver a abrirlos, se encontró con su propia pata, sosteniendo aquel frasquito con el líquido en cuyo interior cambiaba de color en color, creando un espectáculo hipnótico.
"Que curioso" comentó Cynder, observando el frasquito, "Espero que esto ayude a Sparx"
"Seguro que lo hará" afirmó Ray con determinación, "Pero debemos darnos prisa en volver"
Justo cuando estaban a punto de emprender el vuelo de regreso, notaron un cambio repentino en el clima. El cielo, que había estado despejado y soleado, comenzó a oscurecerse rápidamente. Nubes negras de tormenta se formaron sobre la ciudad de Glowridge, y el viento se volvió frío y cortante.
"¿Qué está pasando?" preguntó Ray, preocupado, "Siento... una perturbación en el cielo"
"Es... ¡mana oscura combinada con eléctrica!" exclamó Cynder, reconociendo y percibiendo aquella mezcla explosiva.
"Es algo gigantesco..." respondió Zoltan, mirando con preocupación hacia las nubes de tormenta sobre ciudad, "Los dragones de la ciudad podrían estar en peligro"
"¡Debemos ayudar a nuestros amigos!" exclamó Cynder
Sin perder tiempo, los tres dragones alzaron el vuelo, dirigiéndose a toda velocidad hacia la parte de la ciudad. A medida que se acercaban, la tormenta se volvía más intensa, y los relámpagos iluminaban el cielo. Sin embargo, Cynder percibió algo más y se detuvo a medio vuelo.
"¿Cynder? ¿Qué te pasa?" preguntó Ray, deteniéndose también junto a su padre.
"Esto... nada. Continuemos" le respondió y continuaron, pensando que aquella presencia oscura que percibió por una fracción de segundo había sido su imaginación.
(Por su parte...)
"¡Guardias!" exclamó Ryuu de repente, a varios "¡Rápido! La mitad de vosotros evacue a los ciudadanos más vulnerables; los demás, seguidme: debemos detener a esa bestia"
"¿Bestia?" se preguntaron Spyro y sus amigos.
Antes de que alguien preguntara a qué se refería con 'Bestia', la respuesta se reveló al despejarse las nubes. La criatura era colosal, quizá el doble o casi el triple del tamaño de cualquier dragón adulto. Su piel era de un azul oscuro, marcada por cicatrices y con poco pelo. Tanto su cuerpo como sus patas eran absurdamente musculosos, exudando una fuerza bruta y descomunal. La cabeza era vagamente canina, adornada con un par de cuernos curvos y afilados. No tenía cola, y sus ojos, de un color rojo furia, irradiaban una agresividad incontrolable.
"¿Qué es esa criatura?" preguntó Edel, impresionada.
"Un Béhimo" les dijo Ryuu, "No puedo creer que siga existiendo uno..."
Y, antes de decir una palabra más, se unió a sus guardias a la batalla.
"¡Abuelo!" exclamó Lyra.
"Jhonny, ¿qué sabes de un Bégimo?" preguntó Spyro, señalando el libro del joven dragón.
Su compañero sacó rápidamente el libro y buscó la palabra e ilustración que lo mostrara lo más rápido que podía; mientras, los dragones adultos se lanzaban al ataque, intentando atacar con más relámpagos al gigantesco ser.
"Bégimo... Bégimo..." decía Jhonny hasta que finalmente lo encontró: "¡Aquí! Criaturas colosales y de inmensa fuerza y magia; capaces invocar tormentas de viento y rayos, hacer que el suelo estalle con poder e incluso curarse a sí mismo... es increíblemente agresivo y de mal carácter, debido a su hostilidad innata que se demuestra en los ojos rojos de furia... se extinguieron varios siglos antes de la Guerra Oscura..."
"No parece para nada extinto" dijo Lyra, viendo como un grupo de dragones esquivaba los zarpazos de aquella bestia. Varias casas empezaban a arder desde el primer movimiento del Béhimo.
"¿No dice un punto débil?" preguntó Thorr. Su compañero, luego de echar una rápida lectura, negó con la cabeza, causando más tensión entre ellos.
"Pero..." dijo Spyro al ver de nuevo al Béhimo, "Mirad ese color de ojos... ¿no dijiste que los ojos son rojos de furia?"
"Sí... es extraño..." dijo Jhonny.
"Bien, ¿pues a qué esperamos?" preguntó Thorr, ya listo para tomar vuelo.
"Es cierto, no hay tiempo para especular" dijo Lyra, "No dejaré que destruyan la ciudad de mis abuelos"
Y ambos dragones se lanzaron al ataque, acompañando a los adultos que ya estaban en combate.
"Es cierto, dejemos las conjeturas para después, hay que apoyar a los dragones guerreros" dijo Spyro.
"Bien, todos juntos" dijo Edel. Ella, junto con Jhonny y Spyro alzaron vuelo acompañando a sus amigos.
Mientras tanto, los dragones guerreros adultos combatían con todas sus fuerzas contra el Bégimo. Los poderosos ataques de fuego y electricidad se sucedían uno tras otro, iluminando el cielo con destellos de energía pura. A pesar de la impresionante exhibición de poder, la criatura permanecía imperturbable, su piel resistía el asalto sin mostrar signos de daño significativo. Ryuu lideraba la carga, lanzando poderosos relámpagos que se estrellaban contra la criatura, mientras otros dragones atacaban desde los flancos, intentando encontrar una debilidad en su resistente cuerpo. Sin embargo, cada ataque parecía rebotar sin efecto, como si la criatura estuviera envuelta en una barrera invisible.
Con un rugido ensordecedor, el Bégimo lanzó un golpe con su pata izquierda, y los dragones que estaban demasiado cerca fueron lanzados por los aires como hojas en el viento, chocando contra edificios y cayendo al suelo, terriblemente heridos. Cinco de ellos quedaron inconscientes o gravemente heridos, incapaces de continuar la lucha. Después, la criatura se giró, y lanzó otro rugido que hizo temblar el suelo y probablemente el cielo también (aunque suene imposible). Con un movimiento de su enorme cabeza, barrió el aire, derribando a varios dragones más que se acercaban desde el aire. Las fuerzas defensivas estaban en desventaja, luchando desesperadamente para contener al coloso.
Los jóvenes dragones observaron la escena con horror, viendo cómo sus mayores eran abatidos uno tras otro. Sin embargo, la determinación en sus corazones no flaqueó. Se acercaron, volando bajo y rápido, y se concentraron en un ataque conjunto, esperando que su esfuerzo combinado pudiera hacer mella en el monstruo.
"Es poderoso" mencionó Thorr, "No puedo ver un punto débil"
"Entonces quedará atacarlo con todo nuestro poder" indicó Spyro, "Todos juntos"
"¡Bien!" exclamaron su equipo.
"¡Dragón Ardiente!"
"¡Aurora boreal!"
"¡Rugido frondoso!"
"¡Trueno veloz!"
"¡Furia ígnea!"
Dos ataques de fuego (el primero de Jhonny y el segundo de Spyro) seguidos por uno de hielo, tierra y electricidad respectivamente, impactaron juntos a gran potencia con el costado del Bégimo, causando una gran explosión.
"¡Que fuerte!" comentó Lyra, "Espero que hayamos causado un buen daño con eso"
"No lo creo" respondió algo temeroso Thorr.
Y los miedos se habían vuelto realidad: al despejarse el humo, se pudo notar el costado de la criatura, casi sin ningún daño de tal poderoso ataque combinado que, de haberse probado en alguien como Arborick, este hubiera quedado hecho cenizas en un parpadeo.
"La piel es tan resistente como dice el libro..." dijo Jhonny a Spyro.
"Vaya, hay que pensar en otro plan..." empezó a decir este.
Pero la criatura los vio luego del ataque combinado y procedió a atacarlos con un potente rugido que afectó la audición de los jóvenes dragones tan fuerte como una explosión al lado. Mientras aún trataban de recuperarse, el Béhimo lanzó un poderoso trueno contra Lyra, quien no se podía mover. Pero, tan rápido como un relámpago, su hermano apareció y la quitó de en medio, esquivando ambos el enorme ataque que hubiera sido letal. Por otro lado, Cynder también llegó al campo de batalla y con un fuerte grito al oído, hizo molestar al Béhimo, causando que mirara a otro lado. Precisamente, los guerreros dragones adultos ya se habían recuperado e intentaban atacar de nuevo a la criatura, quien ahora enfocaba su atención con ellos.
"¡Cynder! ¡Ray!" exclamó Edel, "Me alegra que llegaran, amigos"
"¿Estás bien, Spyro?" preguntó Cynder a su compañero.
"Mucho mejor, gracias" le respondió este, alegre de verla.
"Bien, como ya estamos aquí, ya podemos darle con todo a ese monstruo" exclamó Ray.
"No sería mala idea si no lo hubiésemos ya intentado" le bajó Thorr, "Ese monstruo es demasiado duro"
"Aun así, debemos intentarlo" dijo Lyra, "Si no, la ciudad..."
Todos conocían lo que estaba en riesgo, pero ante el tamaño colosal del enemigo, sumado con su increíble resistencia... ¿había algo que hacer? Un pequeño rayo de esperanza surgió cuando Cynder musitó:
"Eso es..." dijo observando los ojos verdes con fuego del Béhimo, "Sí, ¡debe de serlo!"
"¿Qué cosa, Cynder?" preguntó Spyro.
"Conozco esa magia: es poder mágico muerto. Malefor y Galu lo poseían. Se usa para revivir el alma de una criatura de la oscuridad dándole un alma y cuerpo vivos para que este se transforme en la criatura muerta. La característica más notoria son los ojos de fuego verdes"
"¡Eso lo explica!" exclamó Jhonny, "¡Por eso no tiene los ojos de color rojo! ¡Y se supone que estaba extinta!"
"Quieres decir que es solo un cadáver viviente..." dijo Thorr, "Vaya magia más tétrica. Entonces, ¿crees que tiene una debilidad?"
Cynder asintió.
"Debemos atacar a la fuente que manipula esta criatura en cualquier sombra donde se esconda"
"¿Eh?" preguntó Ray, algo confundido.
"Básicamente dijo que hay alguien tirando de los hilos" aclaró Edel, "Y hay que detenerle"
"Cuando veníamos hacia aquí, percibía una energía maligna yendo hacia la montaña..." estaba diciendo Cynder.
Pero el Béhimo volvió a centra su atención en los jóvenes dragones y se preparó para atacar, pero Zoltan le disparó un relámpago hacia un ojo, causándole un buen golpe, aunque solo lo suficiente para retenerlo.
"¡Vayan y busquen al culpable!" les dijo, "¡No se preocupen, lo retendremos!"
Ray y Lyra no querían dejar a su padre, pero sabían que debían detener al responsable para poder destruir al Béhimo; de modo que todo el grupo voló lo más rápido que podían hacia la montaña que solo hace una hora habían visitado Spyro y Thorr.
(Mientras tanto, cerca de la cueva de la montaña...)
El sonido de un fuerte impacto se escuchó en el lugar, y a este le siguió otros dos más. Eran dos de los Cazadores: Xyron y Goliat, con este último golpeando la puerta con su enorme kanabo. A pesar de la onda eléctrica que recibía el arma con cada golpe, esta lo rechazaba, no transmitiéndole el daño a su portador. Por el contrario, la puerta ya estaba agrietándose.
"Nunca pensé que la fuerza bruta sería lo ideal para esta puerta" dijo Xyron.
"Muchas veces te he dicho que mi arma es indestructible" replicó Goliat, continuando con los golpes, "Este pequeño rayo eléctrico no es más que basura"
"¿Ah sí? ¿Y por qué a tu arma le falta unos pedazos?" se burló, señalando a algunas de las púas que le faltaban al arma, estas no eran afiladas para empalar, sino gruesas para aplastar.
"¡¿Quién necesita unos pedazos?!" exclamó, dando uno de los más fuertes golpes y derrumbando finalmente la puerta.
Allí, como lo vieron antes Spyro y Thorr, estaba aquella vasta cueva de cristales coloridos brillando gracias a la luz que se filtraba por las paredes cristalizadas.
"Debo admitir que ese guardián sí que fue poderoso para dañarla, aunque no le hizo un daño grave. En fin, robemos ese maldito cristal y larguémonos..."
Pero un rayo púrpura impactó muy cerca de ellos. Al levantar la mirada, los dos vieron al grupo de jóvenes dragones, guiados por el legendario dragón púrpura de aquella era y la dragona negra que les había encerrado en el pasado.
"Vaya, vaya" presumió Goliat, levantando su enorme kanabo, "Si son el dragón púrpura y su séquito. Xyron, adelántate, me voy a divertir un poco"
"Como tu quieras..." dijo su compañero, y se adelantó en entrar a la cueva.
"Yo iré por el tipo que acaba de entrar" le dijo Cynder a sus amigos.
"Vale, te cubriremos" le dijo Spyro, "Pero mucho cuidado, ¿ok?"
Cynder asintió, junto a los demás. Entonces..
"¡Bombardero terrestre!"
"¡Picos helados!"
"¡Relámpago fulminante!"
Los ataques de tierra, hielo y electricidad de Thorr, Edel y Ray se lanzaron contra el enemigo, pero este solamente se cubrió con su kanabo como escudo. Cynder, aprovechando la oportunidad, se lanzó usando su poder de sombra para hacerse intangible. Por desgracia, el ataque en conjunto impactó contra el arma de una forma humillante: las piedras y picos hielo se rompían como frágiles cristales de vidrio mientras que los rayos ni siquiera lograron dañarlo en los más mínimo. Además, cuando Cynder estaba a punto de colarse por un costado del Hunter, este la atacó a pesar de su estado. Al principio, los jóvenes dragones pensaron que, por sus poderes, ella podría pasar fácilmente; pero, increíblemente, al chocar el kanabo contra la sombra de Cynder, esta se re-materializó recibiendo ella el poderoso golpe sin poder defenderse.
"¡Cynder!" exclamaron todos.
Con el impacto, Cynder fue lanzada con suma fuerza hacia sus amigos, donde Spyro consiguió atraparla. Al examinarla, se había quedado casi sin habla y muy herida.
"¡Cuidado!" avisó Ray al ver que el enemigo se lanzaba de nuevo hacia ellos blandiendo aquella letal arma.
"No lo harás..." dijo Thorr, colocando sus garras en el suelo, "¡Escudo terrestre!"
Inmediatamente un pedazo de la tierra se alzó como un imponente escudo. No obstante, el enemigo era imparable: despedazó el escudo más fuerte de Thorr con suma facilidad. De inmediato, el joven dragón de la tierra se cubrió con una armadura de rocas, ya que no tendría tiempo para esquivar. El golpe fue aún así horrible y pudo sentir cómo varios de sus huesos gritaban de dolor mientras el cuerpo entero fuera arrojado contra un lado de la cueva.
"¡Campo congelante!"
Rápidamente, Edel creó una brisa con sus alas y exhalación congelando gran parte de los pies de Goliat, además de su arma, la cual este había dejado reposando luego del golpe contra Thorr. Este, por su parte, estaba siendo ayudado por Lyra.
"¡Lo tengo!" exclamó Edel.
"¡Ok, aquí voy!" le respondió Jhonny, envolviéndose en llamas, "¡Dragón Cometa!"
Como un cometa en llamas cayendo al planeta, el joven dragón impactó contra el pecho del simio de élite. Por una fracción de segundo, el resto pensó que lo había logrado... hasta que Goliat empezó a reír.
"Jajajajaja" dijo, "Debo admitir que no ha estado mal, mi cuerpo es tan resistente como mi arma... ¡no será suficiente para vencerme!"
Y, diciendo eso, le tiró un puñetazo a Jhonny pues estaba más cerca, devolviéndolo resbalando por el hielo'(Edel le atrapó). Acto seguido, se liberó del hielo con suma facilidad y sacudió su enorme mazo, produciendo una onda de viento tan fuerte que sacó a todo el grupo volando de la cueva y aterrizando entre las rocas de la montaña. Los jóvenes dragones intentaron ponerse de pie y lo consiguieron, pero Thorr y Cynder estaban bastantes heridos y a Jhonny aún le dolía el golpe en la cara.
"Ouch" dijo al tocarse el lado de su cara de dragón, "Es muy fuerte"
"Déjame ayudarte a aliviar el dolor" le dijo Edel, emitiendo una onda de hielo para desinflamar el golpe.
"¡Colmillo Relámpago!"
Mientras, Ray se había recuperado de la onda de viento y se lanzó con todo en un torbellino de rayos contra Goliat, quien había salido de la cueva a buscar a sus presas. No obstante, el enemigo se cubrió con su Kanabo otra vez y, como un bate con una pelota, arrojó al joven dragón contra el suelo. Ray sintió lo que humano podría sentir en un atropello.
"Muy patético..." musitó Goliat, levantando el kanabo para rematarlo.
Pero, de improviso, una esfera de Ether puro concentrado impactó contra él, haciéndole rebotar y arrastrándole un par de metros atrás. Spyro apagó su poder y se mostró contra el enemigo.
"¡No dejaré que les hagas daño a mis amigos!" exclamó este, por una rápida mirada, pudo ver a Cynder un poco mejor volando a la cueva junto a Edel, quien ya había terminado de curar a Jhonny. Este, por su parte, se aproximó al lado de Spyro.
"Yo te cubro amigo" le dijo.
"Gracias"
"El legendario dragón púrpura..." dijo Goliat, ignorando a Cynder y Edel, y centrándose en los dos jóvenes dragones que estaban frente de él, "El dragón predestinado, espero que seas lo suficientemente fuerte como tu padre, me refiero al guardián Ignitus"
Los dos jóvenes dragones se mostraron asombrados.
"¿Conociste a Ignitus?" preguntó Spyro.
Goliat solo rio y posicionó su kanabo en forma de descanso contra el suelo de la montaña. Spyro pudo notar lo levemente dañado que estaba el arma del enemigo.
"Él fue el único que consiguió dañar mi arma y hacerme sentir dolor en mi cuerpo; claro, jugándose la vida en el intento" respondió Goliat, "Debo admitir que fue un digno adversario. Pero luego de nuestra pelea, se volvió tan débil que un grupo de simios corrientes de Galu pudieron con él y el resto de guardianes..."
Esto hizo hervir ligeramente la sangre de Spyro: si algo le molestaba, es que hablaran mal de quienes para él le significaban bastante. Ya estaba a punto de ir a por el enemigo cuando Jhonny le puso una pata en su hombro.
"Espera, no caigas en esas provocaciones" le dijo, "Esa arma es letal y nos quiere aplastar con ella. Si vamos de frente, nos aplastará"
"Hum" se burló Goliat, dirigiéndose al otro joven dragón "Pero si tú también eres muy sentimental y te dejarías llevar por tus emociones. Déjenme que les diga que, aquellos que vencieron antes: Malphas, Vorax y Draknar, solo eran los 3 más débiles de nosotros. Vuestros problemas empiezan a partir de ahora... y también el de sus amigas..."
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