Capítulo 11: Draguamar y una sorpesa
¿Cómo sabían aquellas algas? Es fácil: imagínate estar enfermo y tener que tomar medicina de esa que no precisamente sabe a fresa y no es para nada sabrosa. De cualquier forma, enfrentarse a enemigos que quieren acabar con ellos era más duro que simplemente probar unas algas. Dicho y hecho, cada uno de los jóvenes dragones se comió las algas y, acto seguido, se lanzaron al agua junto a Coral.
"Vaya..." dijo Jhonny, quien no se sentía muy seguro, "Olvidé mencionar que no soy un buen nadador, ni en un mundo o en otro..."
"Creo que no será necesario que lo seas" observó Edel, mostrando su pata derecha, "Mira"
Y no era la única, pues cada uno empezó a notar esos cambios en sus cuerpos: entre los dedos les comenzaron a crecer pequeñas aletas, mientras que sus alas de los dragones se transformaron en aletas flexibles, ideales para moverse en el medio acuático. Además, espigas marinas surgieron a lo largo de sus cuerpos, similares a las aletas de los peces. Por último, pero más importante, un par de branquias empezaron a crecer en los costados de sus cuellos, lo que les ayudaría a respirar debajo del agua por el periodo de tiempo mencionado.
"Wow" dijo Sparx al ver a Spyro con aletas y branquias, "Y yo pensé que no podías ser más raro de lo que ya eras"
"Al menos no estamos encerrados en una burbuja, Sparx" le respondió el joven dragón.
"¡Buena suerte chicos!" les dijo Néstor desde estribor del Windheart.
"¡Hasta luego!" se despidieron los jóvenes antes de sumergirse junto a Coral.
De inmediato todos pensaron en sentir la misma sensación cuando uno se sumerge en una piscina o en la playa. Pero, en lugar de aguantar la respiración y sentir el peso del agua en sus cuerpos, estos se sentían increíblemente ligeros y los jóvenes dragones se encontraron flotando en el medio acuático con facilidad sorprendente. Bajo la cueva, existía un pequeño ambiente marino, lleno de coloridas algas, corales y pequeños peces que escapaban al ver a unos posibles depredadores más grandes que ellos.
"Vaya..." dijo Jhonny al notar que se sentía igual que volando en el aire, "Lástima que estas algas solo funcionen con dragones, me hubiera gustado tenerlas antes..."
"¡Esto es fantástico!" comentó Ray, haciendo piruetas veloces en el agua, "Es tan ligero como volar"
"Así nos sentimos los dragones marinos en el océano..." comentó Coral.
"Y, Coral..." preguntó Thorr, tratando de entablar conversación con ella, "¿Qué tal es la vida en el mar?"
"¿Por qué lo preguntas fortachón?" se rio Sparx dentro de su burbuja, "¿Planeas casarte y quedarte con ella en el fondo del mar? Suena como una novela cursi..."
Esto hizo sonrojar a Thorr y causó una gracia en Coral.
"¡Eh! ¡Que solo pregunto por curiosidad!" se excusó el dragón de tierra.
"Sparx, deja los asuntos personales de los demás" dijo Spyro, "A menos que Jhonny quiera aplicar algún hechizo de silencio a tu burbuja"
"Naaaa..." se excusó la libélula, "Solo era de broma. Además, no ceo que el rojito tenga algún hechizo para hacer eso, ¿verdad? ¿no es cierto?"
"No me tientes" le advirtió Jhonny, "Pues sí que existe"
"Pues..." le dijo Coral a Thorr, "Es bastante agradable y no hemos tenido problemas desde el Gran Cataclismo. Bueno, no mucho más de que los que nos da... ¡Esperen! Miren, este es mar abierto"
"¡Wow!" exclamaron todos.
¿Alguna vez hubieron visto documentales de como buzos exploran el fondo del mar? Pues era algo similar: las aguas cristalinas reflejaban los rayos del sol, creando destellos de luz que danzaban en la superficie. Bajo ellos, podían ver un espectáculo de colores deslumbrantes: corales de todas las formas y tamaños que brillaban en tonos vibrantes de rojo, naranja, amarillo, y púrpura. Pequeños peces nadaban en cardúmenes, pintando el agua con sus brillantes tonalidades y movimientos gráciles. Sin embargo, cuando los jóvenes dragones pasaban, estos nadaban rápidamente, como si tuvieran miedo de los héroes. Mientras, había formaciones rocosas cubiertas de algas y esponjas marinas, que se mecían suavemente con la corriente. Los arrecifes de coral se alzaban majestuosamente desde el lecho marino, proporcionando un refugio para una increíble variedad de vida marina.
"Que lindo" dijo Edel, mirando a los pececillos escapando, "Lástima que nos tienen miedo"
"No es extraño si consideramos que los dragones, incluso los marinos, comemos pescado" explicó Coral, "Pero esas no son las únicas criaturas que hay..."
Era cierto: no solo peces, sino también había pequeños crustáceos corriendo sobre el suelo marino, mientras que elegantes rayas y majestuosas tortugas marinas nadaban al lado de ellos que, a diferencia de los peces, no tenían miedo de los jóvenes dragones.
"No creía que podían existir tanta variedad similar al mundo de los humanos" pensó Jhonny, "Y este mar... es increíblemente limpio, sin ningún tipo de contaminación"
"Y, ¿dónde queda Draguamar?" preguntó Lyra.
"Allí adelante" respondió Coral.
Al lo lejos, en medio de lo que sería un gran terreno subacuático, había una ciudad cuyas luces que se proyectaban alrededor hacían ver el agua dorada. Desde la distancia, los jóvenes dragones podían ver las altas torres y cúpulas relucientes que se alzaban hacia la superficie del océano.
"Es... como Skycity, solo que bajo el agua en lugar de sobre el cielo..." comentó Spyro.
Y era realmente similar pues, conforme se aproximaban más, los detalles de la ciudad comenzaban a cobrar vida: los edificios de mármol gris y blanco se destacaban contra el fondo azul del mar, sus elegantes formas y diseños capturando la atención de los viajeros marinos. Los bordes de los edificios estaban decorados con intrincados relieves dorados, que relucían con un brillo casi mágico y daban esos brillos en el agua. Cuando estuvieron bastante cerca, notaron que la ciudad parecía rodeada de una muralla considerablemente alta en cuyas entradas (más tarde, Coral explicó que eran 6 en total) estaban custodiada por dos dragones guardias, similares a los que protegían la ciudad de Warfang, solo que, a diferencia de estos, tenían los mismos rasgos que los demás marinos. Una vez llegaron a una de las entradas, los guardias de esta se aproximaron hacia Coral y, para sorpresa de sus acompañantes, le hicieron una reverencia.
"Nos alegra verla de nuevo, señorita Coral" dijo uno de los guardias, "Nos preocupaba cuando fue voluntariamente sola"
"Vaya, la chica es muy importante" le dijo Sparx a Thorr, haciéndole a este avergonzarse un poco.
"Disculpe..." dijo el otro guardia al ver a los demás, "¿Sus amigos son los embajadores representantes de Skycity?"
"Sí. Por favor, le diré al rey que ya han llegado" dijo Coral, "Ustedes quédense aquí, yo los llevaré al castillo"
Los guardias obedecieron y se quedaron en la entrada mientras que Coral le hizo una seña a Spyro y los demás para que le siguieran al interior de la ciudad marina.
"Wow, ser voluntaria en recibirnos debe ser importante" le dijo Lyra a Coral.
"Bah, no es para tanto..." respondió humildemente la dragona.
"Pensé que en las ciudades estaban regidas por un alcalde...." dijo Spyro.
"Pues Draguamar es la única ciudad que aún se mantiene con el gobierno monárquico, "Sin embargo, también dejamos las expresiones del pueblo y tratamos de tomar medidas que nos beneficien a todos, incluso de los extranjeros como ustedes"
"Perdona la pregunta; pero, ¿y qué opinas de nosotros?" preguntó nerviosamente Thorr.
"Bueno Thorr, creo que tú eres bastante carismático"
La sola respuesta hizo que el joven dragón de tierra empezara a ponerse tan rojo como las escamas de Jhonny, mientras que Ray, Lyra y Sparx trataban de contener la risa para evitar avergonzar a su camarada. Por su parte, los demás, es decir, los que ya tenían parejas y sabían que tan valioso eran aquellas palabras para uno, no se rieron.
"Oye Thorr" le bromeó Ray, a su compañero en voz baja, "Yo creo que tu chica está fuera de tu liga"
"Cállate" le reprendió este, tratando de hacerlo en un susurro.
Dejando las bromas de lado, la ciudad marina de Draguamar era tan magnifica como lo habría sido la Atlántida antes de hundirse en el Océano Atlántico humano: las plazas y avenidas estaban adornadas con estatuas de otros dragones marinos (posiblemente reyes o héroes), mientras que las fachadas de los edificios estaban decoradas con símbolos de almejas y conchas marinas, que añadían un toque de elegancia y sofisticación.
Las calles estaban llenas de actividad, con habitantes de Draguamar yendo y viniendo en sus quehaceres diarios. Existían puestos de ventas en los cuales se podía encontrar una variedad de productos marinos frescos y joyas exquisitas. De igual forma, había talleres donde se confeccionaba las joyas marinas; estos últimos estaban llenos de actividad, con artesanos trabajando apasionadamente y atendiendo a los visitantes con amabilidad y cortesía.
"Increíble" pensó Jhonny, "Nunca creí ver algo tan similar a la vida diaria humana o dragón en un ambiente marino"
"Oigan miren..." les dijo Lyra, mostrando un nuevo collar de almejas que había comprado, "¿A que se me ve bien, no creen?"
"Esta muy bonito" le dijo Cynder.
"Coral, si no me equivoco, ese es el palacio, ¿no es así?" preguntó Edel, señalando al frente.
Allí, en el centro de la ciudad se alzaba un majestuoso palacio, el cual brillaba tanto como la ciudad en su distancia. Este poseía altas torres y cúpulas relucientes, adornadas con intrincados relieves y detalles dorados. Las columnas esculpidas sostenían los amplios arcos que adornaban la entrada principal, mientras que las paredes estaban decoradas con banderas que, por lo que supusieron, era el escudo de la ciudad. Al igual que en la entrada de la ciudad, un par de guardias custodiaban la ciudad.
Como la vez anterior, Coral les pidió a los guardias que les permitieran en ingreso, cosa que obedecieron. Pero, mientras ingresaban, a diferencia con Skycity o Stonemere, ninguno pareció hacer un comentario negativo o hablar en voz baja sobre la presencia de Cynder.
"Aunque me agrade que no te juzguen tan mal, es extraño que no lo hagan" le dijo Spyro a Cynder
"Es posiblemente porque no sabía de la existencia de Draguamar hasta ahora" le respondió ella, "Al menos, es algo que no recuerdo nunca de haber venido aquí"
"Oh bueno... eso tiene sentido"
Coral los llevó a través del patio principal, el cual era una pequeña porción del ambiente marino exterior como corales que rodeaban y custodiaban esculturas de roca marina con forma de dragones, los cuales expulsaban diminutas burbujas para hacerlas llamativas. Luego, llegaron a las puertas del palacio que se abrieron con la sola presencia de los jóvenes, como si percibiera su maná. En el interior del palacio, los pasillos estaban iluminados por la luz filtrada del sol, creando un juego de sombras y reflejos en las paredes de coral. Las salas de audiencia estaban decoradas con conchas y corales tallados, mientras que las ventanas ofrecían vistas panorámicas del mundo submarino que se extendía más allá.
"¡Coral!" exclamó una voz que resonó por todo el palacio, "Me alegra que hayas encontrado a nuestros invitados"
Allí, en un trono de piedra algo ancho, con forma de concha marina y con dos guardias que le custodiaban a cada lado, estaba un gran dragón marino sentado, con un medallón de oro alrededor de su cuello con una decoración en forma de corona dorada.
"Saludos, jóvenes dragones" les dijo el dragón, "Yo soy el Rey Aegir, y estoy seguro de que habéis conocido ya a mi hija..."
Los jóvenes dragones no tuvieron pensar mucho a ver a quién se dirigía, pues este señaló con su pata derecha a una algo avergonzada Coral. Pasó un segundo o un poco menos hasta que todos los jóvenes dragones exclamaran:
"¡¿Qué?!"
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