Capítulo 35: ¡Por un amigo! La confrontación final
Spyro y Jhonny atravesaban el mar de llamas que daban acceso al núcleo. El guardián del fuego mantenía a raya el fuego con una barrera protectora. Spyro le ayudaba también con su propia energía y se dio cuenta de que no podría haber atravesado la pared de fuego sin ayuda. Una vez atravesado el fuego abrasador, se encontraron en un espacio extraño y caluroso y con una luz agonizante.
"¡Allá!" gritó Spyro.
Justo frente a ellos se alzaba una gran fuente de energía de calor y luz... no obstante, esta última característica tenía un inconveniente: una sombra oscura se empezaba a extender sobre el núcleo y el calor torrencial empezaba a bajar. A su lado, Malefor estaba drenando su oscuridad sobre él.
"Una y otra vez..." les dijo Malefor a penas se hubieron acercado y sin mirarlos, "Ustedes dos y sus descendientes han retrasado mis planes una y otra vez..."
Su maná de oscuridad empezaba a crecer de nuevo.
"¡Me lo pagarán...! ¡Estrella roja necros!"
Spyro y Jhonny vieron llegar el ataque y usaron todo lo que estaba en su maná para defenderse.
"¡Escudo Ether!"
"¡Muro de fuego!"
Las defensas funcionaron por un momento, pero luego la oscuridad atravesó los escudos y lanzas rojas carmesí les impactaron en el cuerpo. A penas tuvieron contacto, sintieron todo su cuerpo estremecerse de dolor.
"No nos derrotarás..." dijo Spyro con dolor y haciendo arder su espíritu. Luego, con un súbito movimiento, se quitó las lanzas de cuerpo, "Es hora de acabar con esto de una vez"
"Te apoyo, Spyro..." dijo Jhonny mientras también se quitaba las lanzas oscuras con dolor.
"Si eso quieren... ¡Perdición Oscura!"
Al instante, ambos dragones se vieron perdidos en la oscuridad pues el ambiente había cambiado a un vacío oscuro interminable: no podían ver nada entre las sombras.
"¡Agujas carmesí!"
Una ráfaga de misiles parecidos a agujas del color mencionado se aproximó de distintas direcciones. Spyro contraatacó para defenderlos a ambos.
"¡Electro esfera!"
La defensa eléctrica funcionó bien, pero aún seguían llegando.
"¡Dragón ardiente!"
Jhonny usó su técnica y obligó al dragón de fuego y lava a girar sobre ellos para incinerar cada una de las agujas que se aproximaban.
"No duraremos mucho" mencionó Spyro, "¿alguna idea?"
"Una, pero es bastante arriesgada" le contestó Jhonny, "Spyro, todo dependerá de ti entonces. Pero necesito que me des algo de tu poder de Ether..."
El dragón ardiente desapareció y ahora Jhonny estaba en llamas literalmente: estaba expulsando todo el maná que podía.
(Por su parte...)
Malefor estaba aún transfundiendo su poder al núcleo de la tierra, el cual se estaba volviendo tan frío y oscuro como era el corazón del maestro Oscuro. Pero esta vez estaba también alerta, pues estaba observando la oscuridad en que había quedado atrapados sus oponentes.
De repente, entre la oscuridad, empezó a brillar la luz de una llama que se hacía más y más grande.
"Eso es..." pensó Malefor.
Entonces, en dragón ardiente atravesó la oscuridad y dejó abierto un túnel a través de la misma. Sin embargo, había fallado el ataque. Luego, a través del camino abierto, un cometa de fuego empezaba a aproximarse hacia él. Malefor detectó la presencia del Ether.
"Es tu hora, Spyro..." gritó mientras transformaba su garra izquierda (la derecha estaba gravemente herida por su batalla en la superficie) en una cuchilla de oscuridad, "¡Muere!"
La cuchillada de Malefor atravesó el fuego que rodeaba el cometa y atravesó el cuerpo del dragón. No obstante, no era Spyro: era Jhonny.
"¡¿Tú?!" preguntó Malefor.
Jhonny no respondió inmediatamente por el dolor, pero se aferró fuertemente a la garra que lo estaba atravesando. Cuando lo hizo, gritó:
"¡Ahora, Spyro! ¡No falles!"
Detrás de él, Malefor visualizó a Spyro, mas no pudo mover su pata herida y Jhonny retenía la otra. Spyro, a quien solo le quedaba suficiente energía para un ataque, se dio cuenta que era ahora o nunca: haciendo fuerte a su espíritu interior, emanó tanto maná como energía que le quedaba.
"¡Ether máximo!"
El dragón púrpura de luz lanzó con toda su fuerza el último respiro de Ether que podía, maximizado con sus poderes que adquirió desde su primera pelea contra Malefor. Ahora, con el maestro Oscuro debilitado, impulsó su maná a todo lo que podía hacia él: Malefor dio un grito de dolor antes de que su cuerpo explotara, con la explosión Jhonny salió despedido y Spyro atrapó a su amigo.
El daño era grave: Malefor había conseguido atravesar el cuerpo de Jhonny, quien usaba su fuego para cicatrizar su herida. Sin embargo, el daño interno todavía persistía.
"¿Estás bien?" le preguntó Spyro, "Descuida, te llevaré de vuelta al templo"
"Te... dije..." le respondió el herido, "... que era una idea loca. Pero funcionó, ¿verdad?
"Sí..." dijo Spyro igualmente cansado, "Lo logramos, es el fin..."
"Spyro..." dijo una voz detrás de ellos. Ambos dragones temblaron al oírla y se giraron.
No era el fin: de los restos, sombras aparecieron y volvieron a formar a Malefor. Por segunda vez, había perdido su cuerpo.
"¡Malditos!" gritó Malefor lanzando una onda oscura que paralizó a Spyro, "Me costó mucho recrear mi cuerpo... Está bien, si no puedo crearme uno... Spyro, tú serás el contenedor perfecto"
Spyro escuchó con horror esas palabras mientras veía la sombra de Malefor volar hacia él. Pero, en ese instante, Jhonny se interpuso y Malefor, sin poder detenerse, entró en su cuerpo.
"¡Jhonny!" gritó Spyro pudiendo moverse nuevamente, "¿Qué has...?"
"No... te preocupes por mí..." le dijo su amigo tocándose el pecho como un terrible dolor en el corazón y su herida, "No... dejaré escapar... a Malefor"
"¿Eso es lo que crees...?" dijo la voz de Malefor en su interior.
Jhonny se envolvió en llamas y gritó desesperadamente, pero nada más pasó.
"No... te lo permitiré" dijo con dolor, "Mi fuego... se transformará... en luz... y te va a... retener..."
"No podrás hacerlo eternamente" dijo Spyro.
"Spyro, evita la explosión... Eres el dragón púrpura y... podrás hacerlo nuevamente..."
"¿Qué explosión?"
Jhonny señaló al núcleo de la tierra. Entonces, Spyro entendió que pretendía hacer.
"¡No!" gritó, "¡Absolutamente no! Si haces eso no sobrevivirás..."
"Me llevaré a Malefor... conmigo" le contestó, "Si su sombra no desaparece cuando su cuerpo es destruido... solamente una poderosa ráfaga de luz lo desaparecerá... el núcleo tiene fuego y luz... es mi elemento... tú cierra la explosión detrás de mi..."
"¡No! ¡Tiene que haber otra forma...!"
"No la hay... es tu deber..."
"Pero..."
Jhonny, con dolor de tener retenido a Malefor evitando que escape, trató de sonreír.
"Bueno, si tú insistes..." luego, dio un vistazo detrás de Spyro, "¿Cynder...?"
Al oír el nombre de Cynder, Spyro se dio la vuelta para verla, pero no estaba allí. Fue entonces cuando escuchó:
"Dile a Edel que me perdone... ¡Dragón Ardiente!"
Una poderosa ráfaga de fuego le empujó, pero a diferencia de las veces anteriores, no quemaba ni hacía daño... sino que solo le estaba empujando.
Entonces, Jhonny se giró hacia el núcleo listo para lanzar un último ataque.
"¡No! ¿De qué te sirve perder tu vida...?"
"Ya una vez quise quitarme la vida..." respondió Jhonny, "Pero eso era diferente... quise morir para escapar de las penas... ahora, moriré llevándome tu oscuridad y haré algo bueno por ello... después de todo, no hay mejor forma de morir que sacrificándose por varios..."
Y lanzó su último ataque:
"¡Furia Ígnea!"
El ataque del dragón impactó sobre el núcleo, haciendo que este explote y desapareciendo entre las llamas y la luz, junto con la oscuridad de Malefor.
(PoV de Spyro)
Cuando Spyro se liberó, se apresuró para salvar a su amigo, pero ya era demasiado tarde: el núcleo estaba explotando. Toda la tierra se sacudió terriblemente y empezaba a desprenderse en el exterior.
En ese momento Spyro se sintió perdido: era la segunda vez que perdía a un guardián y un amigo. Por un momento, no sabía qué hacer, pero luego, supo que esa energía podría destruir el mundo. Entonces, como el dragón púrpura, liberó todo su poder escondido y brilló con una luz púrpura, emanando un poder sinigual: una ola de poder expandiéndose hacia afuera a un ritmo exponencial.
La ola de poder fluía hacia afuera, a través de la roca del planeta, más allá de la superficie y casi hasta las lunas celestes. Desde fuera, la tierra dejó de temblar; allí, se estabilizó y los fragmentos destrozados del mundo ralentizaban su progreso y luego cambiaban de rumbo, volviéndose a ensamblar como las piezas de un rompecabezas.
Spyro entonces se dio cuenta de que todo estaba resuelto. Pero, un sacrificio se había vuelto a repetir.
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