Capítulo 21: Protegiendo los huevos

(Mientras tanto...)

Sybilla y los jóvenes dragones habían llegado a una pequeña ciudad de dragones al este de donde estaba el valle de Avalar. La ciudad sin duda era Warfang, pero no la que conocían: las grandes murallas y varias edificaciones eran aún muy pequeñas y no tenían los famosos diseños que eran obra de los topos arquitectos, era más antigua.

"Se siente extraño estar aquí y que no sea como uno lo recuerda..." mencionó Aurora.

"¿Cómo es la ciudad en su época?" le preguntó Sam en susurro, para que Sybilla no los escuchara.

"Los topos la hicieron más dorada y más grande. Pero podrás verla cuando regresemos"

"¿Dijeron algo?" preguntó Sybilla al escucharlos.

"No nada..." le excusó Drago, "Sam está solo preguntándole a mi hermana si aceptará salir con él"

"¡Drago!" gritaron Sam y Aurora al unísono, poniéndose colorados. De tanto que Aurora había molestado a Drago con su relación con Nina, era el momento de cambiar tornas.

"Eso no fue nada decente, Drago" le dijo Nina.

"Naaa... es una broma, ¿a que sí?" le preguntó Ash.

"Por supuesto" se disculpó Drago.

"Dejemos tonterías para después chicos" interrumpió Rayla. Luego, se volvió hacia Sybilla, "¿Cómo podemos ayudar, Sybilla?"

"¡Sybilla!" gritó una voz.

Los jóvenes dragones se volvieron. Justo entonces, ha los dos hermanos se le hizo un nudo la garganta: una dragona de hielo se acercaba a ellos, y era muy parecida a su madre. Además, llevaba el mismo colgante con la gema de hielo que Aurora llevaba. La habían visto solo una vez, en el salón de estatuas del congelador de Dante: era su abuela, Eira.

"¡Gusto en verte de nuevo, amiga!" le saludó Sybilla, "¿Dónde está Cynthia?

"Organizando a todos para..." respondió ella, pero su mirada cayó sobre los jóvenes dragones y el colgante que tenía Aurora, "Pero, ¿Quiénes son vosotros, jóvenes?"

Cada uno tuvo que presentarse. Afortunadamente, Eira había fallecido mucho antes de que nacieran los Skylanders (y Sybilla un par de años antes), por lo que no sabía nada sobre ellos. Sin embargo, sus ojos celestes recayeron en el colgante de hielo de Aurora.

"Dime... ¿Aurora, verdad?" preguntó Eira, "Veo que tu también tienes una gema especial"

"Er... era de mi abuela" le respondió ella, sin decir nada más.

"Curioso, el mío también era de mi abuela" luego se acercó y tocó la gema, "Vaya, es curioso que dos gemas así existan. Por cierto, ¿sabes que esta gema te puede brindar una protección especial?"

"¿Qué clase de protección?"

"No quiero decírtelo y arruinarte la sorpresa, pero digamos que cuando un dragón de hielo supera sus límites, incluso más allá de estos, la gema reacciona y te enviste de nuevos poderes"

"Esa historia nos contaban nuestros abuelos, Eira" se rió Sybilla, "Pero yo también estoy intrigada si son verdad o no. En fin, vamos a ver a Cynthia, se hace tarde"

Todos llegaron a una pequeña casa. El interior era caliente, iluminado y algo acogedor, no obstante, el lugar casi no tenía nada de decorativo y casi estaba vacío. La iluminación y el calor provenían de dos fogatas ubicadas en la entrada y otras tres alrededor de la habitación redonda. En el suelo, había varias canastas con paja y mantas en donde descansaban huevos de colores (Rojos, celestes, verdes, amarillos. Por desgracia, no había ningún huevo negro o blanco). Algo que hacía recordar a la pascua. Haciendo arreglos y cuidándolos, estaba una dragona negra como Cynder, pero un poco más alegre pues estaba cantando una canción como si los huevos le escucharas.

"Cynthia" le dijo Sybilla, "Estamos listas para partir. Ya veo que te gusta tratar a todos como tus hijos..."

"Es que me siento un poco preocupada, Sybilla" le respondió ella, "Confío en Terrador, pero si algo le pasa a mi hijo o hija... no sé si podría soportarlo..."

"Yo también confío en que Ignitus proteja a nuestro hijo... tranquila, todo irá bien"

"Gracias por animarme..." luego, se fijó en Nina y el resto, "Hola jovencitos, ¿qué hacen ustedes aquí?"

"Venimos a ayudar a transportar los huevos a LunaVillage" respondió Nina.

"¿Ustedes? Pero... ¿Qué hay de sus padres?"

"Descuide" le dijo Drago, "Estamos autorizados por ellos. Parecemos jóvenes, pero tenemos educación y entrenamiento previo. Aunque nuestro nuevo miembro, Sam, necesita un poco más de práctica con la luz"

"Es por eso que nos ayudarán a transportar los huevos" indicó Sybilla, "Mientras viajamos, puedo enseñarle a Sam a dominar su elemento, el templo ahora no es una opción"

"De acuerdo... Preparémonos para salir, ¿pueden ayudarme con esto?" preguntó Cynthia.

Todos colaboraron en acomodar y abrigar los huevos para mantenerlos calientes durante le viaje. Nina, Aurora y Rayla parecía que tenían algo de lo llamado 'cariño materno' que tienen todas las mujeres cuando cuidan a sus hijos. Por su parte, Drago, Ash, Flint y Sam estaban tratando de ser lo más delicados posibles para preservar los huevos.

Una vez que todo estuvo listo, Sybilla, Cynthia y Eira guiaron a los jóvenes dragones afuera y se prepararon para salir. No obstante, un estallido en el extremo de la ciudad: un ejercito se acercaba hacia ellos, haciendo que varios dragones se separaran para contener la invasión.

En sí, era un ejército, pero era... un más débil que los que habían visto en el futuro: solo había simios, no el resto del ejército oscuro.

"¡Vamos!" gritó uno gigante (al parecer el general, aunque no era tan fornido como Galu o Simian), "¡Traedme los huevos de dragón!"

"¡Sybilla! ¿Qué hacemos?" preguntó Eira, "No podemos permitir que invadan la ciudad"

"Pero tampoco podemos permitir que se acerquen a los huevos" los defendió Cynthia.

"¡Nosotros nos encargamos!" dijo Nina alzándose al frente.

Drago, Rayla, Flint y Ash le acompañaron, mientras que Aurora y Sam se encargaron de ayudar a las dragonas adultas a proteger los huevos. Nada más verlos llegar, el general Simio se rió:

"Estos dragones no son más que crías, ¡Vayan a por las hembras y los huevos!"

"¿Quién te crees para considerarnos menos?" preguntó Ash, "Te demostraremos que no somos unos cualquiera"

"Estoy de acuerdo contigo amigo" le dijo Drago, "¡Vamos allá!"

Al terminar las palabras, Drago exhaló una bocanada de fuego y empezó a atacar a los simios, quienes corrían mientras sus armaduras y pelo se incendiaba. Por su lado, Ash derribó a siete con un ataque de fuego rápido y Nina los sorprendió usando su movimiento sombra. Desde su perspectiva, Flint también atacó con misiles de tierra y Rayla con una poderosa descarga que causó una reacción en cadena. Luego de pasar de reírse, el general simio se quedó pasmado al ver a su ejército derrotado en un abrir y cerrar de ojos.

"No es posible..." dijo.

"Ahora, ¿qué decías sobre nosotros?" se jactó Ash.

"Argg... ya está bien de tonterías..." el simio sacó un garrote con púas, "Nadie se burla del gran Caranthir"

"Eso lo veremos..." respondió Ash mientras encendía su maná.

"¡Un momento!" gritó Sybilla.

Ash paró y los jóvenes dragones se giraron para verla: Sybilla caminaba hacia ellos mientras su maná blanco emanaba de ella. Con tan solo estar en su presencia, se sentía una sensación de pureza y tranquilidad, como si se tratara del brillo de un sol matutino o de una luna llena.

"Tú debes ser uno de los generales simios del maestro Oscuro..." le dijo Sybilla sin miedo, "Te pido humildemente que nos dejes en paz. No descargues tu oscuridad contra quienes no te han hecho daño..."

"¿Me ha hecho daño?" preguntó Caranthir indignado, señalando a sus compañeros caídos, "¿En una broma? ustedes han derribado a mi ejército y nosotros ni siquiera les tocamos"

"Pero querían los huevos..." les espetó Nina, "Para destruirlos"

"Es cierto" le apoyó Sybilla, "Hacen daño a seres no nacidos debido a su miedo a ellos, ¿por qué seres inocentes tienen que sufrir a causa de otros? No me parece nada justo: esas acciones son egoístas y cobardes"

"Bah... ¡ya escuché suficientes tonterías...!" le gritó Caranthir lanzándose al frente.

Sybilla estaba preparada. Detrás de ella, Sam miraba atónito el resplandor de su maná.

Extinción Estelar!"

El maná de Sybilla se transformó en múltiples rayos de luz que iban a la velocidad de estrellas fugaces al momento de impactar, golpeaban tan fuerte como un asteroide. El ataque no tardó ni un pestañeo en romper la armadura de Caranthir y golpearlo tan rápidamente que ni lo notó hasta estar en el suelo.

Se hizo silencio: los jóvenes dragones están impactados por el poder de Sybilla. Si bien fue algo un ataque ofensivo, en él no se sintió ninguna pisca de odio hacia el enemigo: la pureza de la dragona se mantuvo intacta hasta el final.

"Impresionante" le dijo Cynthia a su amiga, "Sigues tendiendo tu talento de siempre, amiga"

"Gracias Cynthia. Pero creo que será mejor que hablemos luego. Si los simios saben de la existencia del segundo grupo, más ejércitos no tardarán en llegar. Debemos poner a salvo los huevos"

Cynthia sabía que no había forma de discutir eso. Así que, volviendo a su misión original, las dragonas y los Skylanders ayudaron a llevar los huevos.

(1 hora después...)

¿Qué tan difícil era llevar al menos tres docenas de huevos de dragón a un lugar de dos días de viaje manteniéndolos calientes y cómodos? No es nada fácil: los dragones tuvieron que detenerse más de una vez para hacer un arreglo y evitar que un huevo se caiga y en otras ocasiones también tenían que devolverles el calor. Para esto último, a la hora de caer una parada, Drago y Ash usaban sus poderes de fuego para crear fogatas y mantenerlos calientes.

Por su parte, Sybilla se encargó de entrenar a Sam aparatándolo un poco de sus amigos y de Cynthia y Eira. Una vez estuvieron lo suficientemente lejos, le preguntó:

"¿Qué tanto te enseñaron tus padres?"

"Mi mamá solamente me enseñó a curar" explicó Sam decepcionado de su propia debilidad, "No sé... como hacer de mi maná una fuerza para combatir. También... no combato mucho, tengo miedo que me pase lo mismo que ellos"

"Entiendo... ¿sabes? El poder de curar es único en nosotros, los dragones de la luz: suabos nuestros buenos sentimientos y amor al prójimo cuando queremos ayudarles a curarse de sus heridas. Eso te enseñó tu madre, ¿verdad?"

Sam asintió con la cabeza.

"Pero si quieres combatir, debes despejar la oscuridad que nubla tu corazón de luz: el miedo. En el fondo de tu corazón, no es que quieras luchar realmente, sino proteger a alguien que te importa..."

Girando la vista, Sybilla señaló a Aurora, quien estaba con Eira ayudando a cuidar de los huevos. Sam también lo notó se sintió en ese momento atrapado.

"De modo que, ¿lo haces por una chica?" preguntó Sybilla.

"¿Soy un tonto por pensar en eso?" preguntó Sam.

"No, por el contrario, cuando uno lucha por defender a alguien, se hace muy fuerte. Nosotros, los dragones de luz, dependemos de la luz que guía nuestro corazón para darle forma a nuestro maná..."

Diciendo eso, Sybilla usó su maná que brilló en su garra y formó una mariposa de luz pura.

"Los dragones de luz poseemos esa luz gracias a las estrellas" explicó Sybilla, "Pues estos astros iluminan y predicen el destino. Resplandece tu maná como las estrellas y causa una explosión como una supernova..."

Sybilla se levantó y empezó a hacer billar el maná, que le rodeó en un aura blanca. Solo estar cerca de ella, se sentía una pureza extraordinaria. Luego, se detuvo.

"Ahora, inténtalo tú"

Sam se adelantó y trató de emanar maná basándose en los conocimientos que le habían dado, pero su luz era muy apagada, y no tenía tanto poder como Sybilla. El motivo era su interior: en primer lugar, el dolor de haber perdido a su familia; en segundo lugar, el miedo a ser capturado igual que ellos. No era fácil encontrar un atisbo de luz en eso.

"Sam, concéntrate" le decía Sybilla, "Tienes que buscar la chispa de luz en el fondo de la oscuridad que te atormenta. Siente esa conexión con las brillantes estrellas..."

Volvió a probar en varias ocasiones. Rara vez, su maná se incrementaba considerablemente, pero luego se apagaba como una vela con el frío viento.

(Mientras tanto...)

Un simio sobreviviente del ataque al grupo de Sybilla le estaba contando todo lo acontecido a otro simio aún más grande, con una armadura vikinga negra y un ojo verde.

"Dos dragones de luz protegiendo a un grupo de huevos..." dijo, "Esto es una gran oportunidad"

"Pero, amo Galu..." le dijo el simio asustado, "No solo están esos dos dragones de luz y las otras dos dragonas adultas, sino también otros seis dragones jóvenes y son muy poderosos..."

"¡Cállate, cobarde! ¡¿Olvidas la misión?! Puede que el huevo del dragón púrpura esté con ellos"

"Pero..."

"Aún así son muy fuertes... podría ir en persona, pero debo esperar a ver si mis otros esbirros encuentran el huevo con el grupo de Ignitus en el templo... Mientras tanto... ¡Siux!¡Dayx!"

Dos simios tan grandes como él se hicieron presentes. Cada uno llevaba una enorme guadaña.

"En cuanto a ti..." le dijo Galu mientras levantaba su cetro verde hacia el simio que había escapado. Al instante, lo transformó en un simio oscuro igualmente de grande como él y los otros dos, con un hacha pesada, "Bien... Asther, como nuevo general; tú, Siux y Dayx deben destruir los huevos y los dragones que los protegen, pero tráiganme el huevo del dragón púrpura (si lo encuentran) y uno negro intactos..."

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Disculpad la tardanza de subir, es que empezaron las clases y estoy teniendo bloqueo de ideas constantemente.

Muchas gracias a los que me han dado ideas para los últimos generales Oscuros, en los siguientes capítulos aparecerán !

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