Capítulo 15: ¡Trabajo en equipo! La prueba de elementos

Cuando llegamos a la plaza, las pruebas ya estaban en marcha y muchos dragones estaban participando. La prueba consistía en enfrentarse a un enorme centinela hecho de piedra. Algunos equipos lo habían derrotado, pero otros claramente estaban teniendo dificultades. Observamos cómo un dragón fue lanzado al suelo tras recibir una brutal patada del centinela.

Sparx, quien estaba observando desde una posición elevada, nos notó y se acercó. "Hola, chicos," nos saludó con un tono despreocupado. "¿Están listos para brillar?"

Asentimos con confianza. En un lado de la plaza, se encontraba un grupo de seres peludos que se asemejaban a cabras bípedas, con pelajes marrones y cremas, y vestían trajes que evocaban una estética aborigen.

"Ah, ya veo," comentó Spyro al notarlos. "El centinela de piedra es obra de los Aklaba."

"¿Los Aklaba?" preguntó Ray, inclinado hacia adelante con curiosidad.

"Sí, son un pueblo nativo de las Altas Llanuras. Una vez los ayudamos con un problema en su santuario," explicó Spyro.

Sparx se infló de orgullo, flotando sobre nosotros. "¡Y desde entonces, me respetan y me adoran!" dijo, glorificándose a sí mismo.

Edel y yo recordamos la historia, cuando Cyril había sido rescatado de las garras de Cynder en el santuario de los Aklaba. El grupo entero, incluyéndome, estalló en risas por el comentario de Sparx, que evidentemente no compartía nuestra diversión.

"¡Oigan, no es tan gracioso!" protestó Sparx, frunciendo el ceño.

Volvimos nuestra atención hacia el centinela y los combates en curso. "Parece... complicado," murmuré mientras observaba a un dragón recibir una fuerte patada.

"Si trabajamos en equipo, lo conseguiremos," dijo Edel con valentía, transmitiéndome un poco de su confianza.

Justo en ese momento, le tocó el turno al equipo de Flame. Observamos cómo Flame y sus compañeros esquivaban los ataques del centinela de piedra, contraatacando de manera precisa cada vez que se hacía vulnerable tras un golpe fallido. El equipo trabajaba en perfecta sincronía, y tras varios intercambios de ataques, lograron derribar al golem. La multitud, compuesta por dragones, topos, guepardos y aklaba, los aplaudió con entusiasmo. Noté cómo Ember se lanzó hacia Flame para abrazarlo con una alegría que parecía desbordante.

Mientras tanto, yo no podía evitar observar al centinela, tratando de analizar sus movimientos y puntos débiles. Tenía que haber una manera de enfrentarlo sin recibir golpes devastadores.

"¿Sucede algo, Jhonny?" preguntó Edel al verme pensativo.

"Esas lianas... las que conectan los brazos y las piernas con el cuerpo del golem," dije, señalando los puntos de conexión. "¿Las notaron?"

Ray se rascó la cabeza. "Ahora que lo dices... sí, parecen lianas o algo así," admitió.

"Entonces tengo una idea," dije, intentando sonar más seguro de lo que realmente me sentía. "Ray, eres el más rápido. ¿Podrías distraerlo y atraer su atención?"

Ray sonrió de lado. "¿Hacer de carnada? No te preocupes, Jhonny, ese pedazo de roca no va a tocarme ni una sola escama. Pero... ¿qué tienes en mente?"

"Creo que si destruimos esas lianas que sostienen sus extremidades, podríamos desestabilizarlo. Ray, atrae su atención mientras Edel y yo atacamos las lianas de los brazos y las piernas. Thorr, una vez se tambalee, ataca con toda tu fuerza para rematarlo."

El equipo me miró con incredulidad. Empecé a sentir que mi idea no era tan buena como pensaba. "Sí, lo siento, sé que suena estúpido..." murmuré, bajando la vista.

"¿De qué hablas?" exclamó Edel, sorprendida. "¡Es una gran estrategia!"

"Sí," dijo Thorr con un tono firme, "nunca me había dado cuenta de que eres todo un estratega."

"¿En serio?" pregunté, con asombro ante sus reacciones positivas.

"Definitivamente," confirmó Ray, golpeándome suavemente con una garra. "Yo voto por poner en marcha el plan de Jhonny."

"Yo también," añadió Thorr con una sonrisa aprobatoria.

Miré a Edel, buscando su opinión. Ella me sonrió y asintió. 

"Sabes mi respuesta," dijo. "Hagámoslo."

Cuando terminamos de discutir la estrategia, Flame y su equipo regresaron triunfantes y visiblemente unidos. Se acercaron con sonrisas de orgullo por su victoria, y en poco tiempo, dos equipos más tuvieron su oportunidad de enfrentar al centinela de piedra. Tras ellos, finalmente llegó nuestro turno.

Nos dirigimos al centro de la plaza, posicionándonos para enfrentar al golem. Me sentía un poco nervioso, como si se tratara de una simple actuación frente a una multitud, pero en esta ocasión, teníamos que lidiar con una criatura imponente. Verlo de cerca era un tanto intimidante, pero no había tiempo para titubeos; el centinela comenzó a moverse, y con un rugido, inició su ataque.

Logramos esquivar sus primeros embates, y tal como acordamos, Ray fue el primero en actuar. Utilizó su velocidad y un relámpago bien dirigido hacia la cara del golem, distrayéndolo lo suficiente para que la criatura se enfocara principalmente en él. Era nuestro momento.

"¡Vamos!" susurré para mí mismo, tomando aire profundamente antes de lanzarme. Usé mi aliento de fuego para incinerar la liana que conectaba la pierna izquierda al cuerpo del centinela. Al mismo tiempo, Edel, con un movimiento ágil, convirtió su cola en una afilada cuchilla y cortó la liana que sostenía el brazo derecho. El centinela, al perder la estabilidad en esas dos extremidades, quedó tambaleante y vulnerable.

"¡Ahora!" gritamos Edel y yo al unísono.

Thorr se lanzó como una gran esfera de roca, girando con fuerza. Su impacto fue devastador, rompiendo el equilibrio del golem y derrumbándolo con un gran estruendo. La criatura cayó al suelo, inerte. Aprovechamos la oportunidad y atacamos desde diferentes ángulos, usando nuestras respectivas habilidades para desintegrar lo que quedaba del centinela. Con un último golpe, terminamos la pelea.

Hubo un breve silencio, pero pronto la multitud rompió en vítores y aplausos. La sincronización y el esfuerzo de nuestro equipo habían sido evidentes.

"¡Esa es mi hija!" exclamó Cyril acercándose a Edel con una enorme sonrisa. "¡Bien hecho! ¡Nuestros ancestros estarán tan orgullosos como yo lo estoy!" dijo, abrazándola con orgullo.

"Gracias, papá," respondió Edel, devolviéndole el abrazo, "Pero me estás avergonzando un poco..."

La multitud seguía vitoreando mientras Edel se alejaba un momento para hablar en privado con su padre. En ese instante, Terrador, el guardián de la tierra, avanzó hacia el centro de la plaza para dar otro discurso.

"Con esto," dijo Terrador mientras los últimos equipos terminaban su enfrentamiento, "ahora quedan cinco equipos que han logrado pasar a la siguiente prueba. Mis más sinceras felicitaciones a todos los participantes, incluso aquellos que no lo lograron; espero que esta derrota no los desanime, sino que incentive aún más su espíritu y su amistad."

"¡La siguiente prueba será de vuelo!" anunció Cyril, quien había regresado tras hablar con Edel. "Será una carrera por las islas del sur. Su misión será volar hasta una isla en particular, tomar una bandera y regresar al templo."

"Y finalmente," intervino Volteer con un tono emocionado, "llegarán al Templo del Dragón, donde se ejecutará la última prueba. Por hoy, han demostrado grandes habilidades, pero todos están cansados. Vayan a descansar y reponer energías. ¡Nos vemos mañana!"

"Uf, pensé que iban a soltar un discurso hasta el amanecer," bromeó Sparx, rompiendo la tensión.

Después de eso, nuestro equipo se reunió con Flame, Spyro, Cynder y Ember, y nos dirigimos al edificio donde había conocido a los guardianes. Pasamos el resto de la tarde entreteniéndonos con un divertido juego de pelota. Comparado con jugar con una pelota de cuero en el mundo humano, aquí estaban hechas de caucho, lo que me hizo suponer que este tipo de árbol debía crecer en alguna parte de este mundo.

No sabía exactamente por qué, pero me divertí como nunca. Tal vez era porque ahora me coordinaba mejor con mi cuerpo de dragón, o porque habíamos superado la primera prueba, o tal vez porque finalmente me sentía parte de un grupo. Pensé en mi vida pasada, en lo difícil que había sido encajar en un grupo en la escuela. No era popular, ni brillante, ni talentoso en deportes, y cada vez que lograba hacerme un amigo, al año siguiente ya no le veía. Tal vez era mala suerte, o simplemente yo siendo tímido, pero siempre quise 'encajar' en algún lugar. Y en este momento, como dragón en este mundo, me sentía en casa... tal vez mejor que en casa.

La tarde pasó volando entre risas y juegos, y por la noche, cenamos un jabalí gigante asado. Mis compañeros insistieron en que yo dirigiera la cocción, ya que habían disfrutado de mi comida anteriormente. Me sentí halagado por su confianza, y cociné lo mejor que pude. Cuando terminamos, todos me agradecieron por la deliciosa cena, y después nos retiramos a descansar.

(Mientras tanto...)

En una cueva oscura y lúgubre, un simio mediano se dirigía con temor hacia otro simio enorme, quien vestía una imponente armadura negra decorada con símbolos.

"¿Cómo traeremos al dragón púrpura, señor?" preguntó el simio más pequeño, inclinándose respetuosamente. "Varios de los nuestros fracasaron en simplemente atraparlo."

El simio enorme sonrió de manera siniestra. "Iremos por lo que más le importa," dijo en un tono profundo. "La traidora... Cynder."

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