Capítulo 3: Un nuevo maestro, buscando el sentido de vida
La consciencia de Jhonny estaba volviendo hasta que finalmente abrió los ojos. Al mirar a su alrededor, pudo darse cuenta de que estaba en la misma cueva que había encontrado hace unos minutos... o, ¿habían sido horas? De cualquier modo, volviendo la vista a su cuerpo, se dio cuenta de que su cuerpo escamoso de dragón estaba completamente sano. Además, estaba sobre una cama de paja de su tamaño.
"Que raro..." pensó mirando su cuerpo, "Recuerdo haber sentido garras y algún que otro corte de esa bestia. Además, ¿Quién me trajo aquí?"
"Vaya, eres muy afortunado. No muchos han enfrentado a Cerberus y han vivido para contarlo"
Jhonny miró a sus espaldas: un viejo dragón de fuego estaba caminando hacia él, con unos cuantos frutos en una cazuela de madera.
"Disculpe, pero, ¿quién es usted?" preguntó el joven dragón.
"Me llamo Cyrus, joven dragón" le respondió este, "Y tú, supongo, eres el nuevo aprendiz a guardián de fuego, ¿no es así?"
"¿Cómo lo sabe?"
"Pues no eres el primero que viene aquí. El último joven dragón que vino aquí hace años, Ignitus, fue mi último estudiante"
"¿Estudiante? Pensé que esta era una prueba de supervivencia"
"La 'prueba de supervivencia' es resistir en este entorno tan hostil. Si se es necesario que alguien vigile y guíe al aprendiz, para eso hay dragones veteranos que estarán dispuestos a ayudarles"
"Ah, entiendo..."
"Entonces, ¿cuál es tu nombre, nuevo joven aprendiz?"
"Me llaman Jhonny"
"Hum... nombre muy raro para un joven dragón. Pero no voy a cuestionar el nombre de a quien han elegido los guardianes para suceder su puesto"
"Sí, sucederlos..." musitó Jhonny, con desánimo.
"Descansa por ahora, y debes comer para recuperar energías"
"Por cierto, señor Cyrus... ¿cómo me sanó tan rápido?"
El anciano dragón levantó un frasquito lleno de un líquido rojo.
"Jugo de flor de fuego que crece en estos terrenos" respondió, "Una sola gota puede curar cualquier herida, incluso una mortal"
"Vaya, gracias..." dijo Jhonny, levantándose. Era verdad: no le dolía ningún músculo.
La fruta seca que había traído el anciano dragón era como comer galletas secas. Además, el joven aprendiz compartió también lo que había traído con su salvador.
"Dígame, ¿qué era ese monstruo del que me salvo?" preguntó Jhonny mientras comían, "Recuerdo que había una criatura similar a un perro de tres cabezas"
"Seguro que has oído historias de un perro monstruo similar que vigila la entrada al inframundo" respondió el anciano, "Pues bien, no es el único: el de esas historias es un ser amaestrado por demonios y entes oscuros. El de aquí, es salvaje y ataca sin compasión a presas más pequeñas que él. Por eso te dije que tienes suerte de sobrevivir"
Hubo un segundo mientras el veterano ingería los alimentos.
"Pero mucho me temo, que tendrás que enfrentarlo de nuevo" le dijo finalmente.
"¡¿Qué?!" preguntó asustado el aprendiz, "¡Pero si acaba de decir que tuve suerte de sobrevivir!"
"Si has venido hasta aquí buscando incrementar tu espíritu luchador, debes demostrarlo venciendo a aquella bestia. Sin embargo, en tu estado actual no podrás ganarle. Para eso, tendrías que incrementar el poder de tus llamas al nivel de destrozar las rocas"
"Pero es imposible que una llamarada de fuego pueda destrozar las rocas: son muy duras"
"Nada es imposible, muchacho. Déjame mostrarte: vamos afuera"
El anciano dragón guio al joven aprendiz al exterior de la cueva. No había rastro de Cerberus, pero los destrozos eran evidentes. Los dos dragones se aproximaron hacia una gran roca negra por el carbón.
"Esa roca es el objetivo" dijo, "Pero primero, demuéstrame que tanto poder tienes"
Jhonny dudó: sí, habían derrotado a Simian con aquella armadura dura como acero... pero, ¿destrozar ahora una roca sin el apoyo de nadie y solo con su fuego? Al ver que el veterano hablaba en serio, el aprendiz respiró profundamente, tratando de buscar esa llama interior. Cuando lo encontró, lanzó una ráfaga de fuego contra el objetivo. No obstante, la piedra no sintió el menor daño, con la excepción de estar ligeramente caliente.
"No tienes una gran voluntad de lucha" concluyó Cyrus, "El fuego es la llama del espíritu, la cual mantenemos ardiendo con nuestra motivación y deseo. Además, tus sentidos son limitados: te basas demasiado en lo que ves o escuchas. No chico, debes ver más allá"
"¿Más allá?" preguntó Jhonny.
"Así es, ¿sabes acaso qué es el maná?"
El aprendiz recordó las enseñanzas y lecturas.
"Es una energía mágica de la naturaleza, que brinda vida y energía a los seres vivos" dijo, "Existe en cada ser viviente y en cada suspiro de aire. Brota de la tierra en forma de las gemas espirituales, un regalo ancestral"
"Se nota que has estudiado mucho... Correcto. Pero como verás, no hay gemas espirituales a la vista, y no los hay desde varios kilómetros. Y, como tú dices, existe en cada ser viviente. Tú eres parte de la naturaleza y esta es parte de ti, al igual que el maná"
Con esto último, el anciano dragón lanzó una potente llamarada hacia la roca, despedazándola por completo. Jhonny se quedó con la boca abierta al ver el logro del veterano (a pesar de la edad).
"Si puedes percibir y hacer crecer tú mismo el maná de tu interior, ganar la lucha del fuego contra la piedra no es imposible" concluyó Cyrus, "Pero, para eso, debes hacer crecer tu voluntad y mejorar tus sentidos, ¿listo para el entrenamiento discípulo?"
Jhonny, sabiendo que debía ser bastante que aprender en poco tiempo, decidió comenzar.
"Sí maestro"
(Horas después, hacia el atardecer...)
Jhonny estaba haciendo un ejercicio de Sirsasana (estar de cabeza, parado sobre las patas delanteras) y podía sentir poco a poco como la sangre se le subía a la cabeza. Este ejercicio, según le había dicho Cyrus, era para fomentar la concentración y la memoria, así como el equilibrio.
"Esto es más difícil de lo que esperaba..." se dijo a sí mismo.
"Trata de sentir el calor del corazón de la tierra: el núcleo" le decía Cyrus, "Si te conectas con el medio ambiente, puedes sentir cualquier cosa a tu alrededor, incluso los enemigos"
El joven aprendiz emitía una onda de calor alrededor de su cuerpo, esta onda se transformaba en pequeñas chispas y luego un aura de fuego... pero, la posición en la que se encontraba devolvía sus recuerdos:
"eres un inútil... no sirves para nada..."
"ya deja de hacerte el héroe... no existen lo héroes..."
Las llamas de su cuerpo se descontrolaban... hasta que se convirtió en una explosión que le arrojó hacia atrás. Por fortuna, Cyrus le atrapó y le ayudó a volver al suelo.
"¿Te encuentras bien?" le preguntó.
Jhonny suspiró; no podía responder que se encontraba bien, pues no lo estaba: su pasado le seguía atormentando y los comentarios que recibía desde niño y joven le ocasionaban un sufrimiento psicológico demasiado fuerte como para ignorar.
"Probemos otro ejercicio" le dijo Cyrus.
(Unos minutos después, en una cantera curva rocosa...)
El joven aprendiz estaba en el fondo de la cantera, con los ojos cerrados, mientras que su mentor rodaba rocas calientes al borde del acantilado curvo.
"¡Tienes que guiarte por tu instinto e intuición!" le advirtió el adulto dragón, "Las rocas no te lastimarán seriamente, pero será mejor que puedas esquivar sin usar los sentidos: percibe el calor de los objetos rodantes"
A pesar de que tenía los ojos vendados, Jhonny había cerrado los ojos y trataba de percibir el calor ambiental. Era... difícil de describir que se sentía: era como si llevara aquellas gafas de visión de calor, solo que más oscuro y no veía las rocas, sino una acumulación de energía calorífica que se movía a gran velocidad, acercándose más y más.
Justo cuando estaba a unos metros, el joven aprendiz empezó a moverse: sabía que aquellas formas redondas de calor eran las rocas que tenía que debía esquivar (además de poder percibir el movimiento de la tierra). Exitosamente, esquivó varias de ellas. No obstante, el ataque era constante pues las rocas iban y venían debido al movimiento y la forma de la cantera. Era como estar en medio de un juego de pinball.
Aunque pudo esquivar algunas, tantos objetivos le dificultaban encontrar una vía libre a veces. Además, parte de ejercicio era no volar. De aquella forma, pronto Jhonny se vio golpeado por una, y luego otra y otra... estaba siendo apedreado de forma continua. Por suerte, las escamas de dragón hacían como una armadura y no resultó tan lastimado.
Cuando terminó el ejercicio, Cyrus le curó nuevamente.
(Más tarde...)
Ambos dragones estaban sentados el uno al lado del otro, en posición de meditación. Cualquiera podría pensar que era en un lugar y tranquilo y pacífico, pero la verdad era que estaban cada uno sobre un pilar que brotaba de una gran piscina de lava.
"Trata de mantener la calma" le decía Cyrus, "No dejes que el miedo y las preocupaciones te agobien. Cree en ti mismo y ten voluntad en lo que haces"
Era fácil decirlo si no se estaba en aquella situación. No obstante, era un ejercicio mucho más tranquilo que los dos anteriores, si no se consideraba la lava y la dificultad de respirar por los gases.
Cuando se escuchó una pequeña piedrecilla desprenderse, Jhonny pareció dudar y tembló, lo que desencadenó que su pilar se terminara de desprender y se desplomara. Antes de que intentara extender las alas, Cyrus le había salvado con la cola.
(Hacia el anochecer...)
"No puedo hacer esto" se decía Jhonny una y otra vez mientras veía la luna salir, "¿por qué acepté esto?"
"Buena pregunta, chico" le dijo Cyrus, quien le había oído, "Ese es el principio de tu camino: saber qué es lo que buscas con este viaje y entrenamiento. Pero más importante, pregúntate quién eres"
"Muchos me lo han dicho..." suspiró el joven dragón con desánimo, "Es algo que no puedo resolver..."
El anciano dragón se acercó a joven dragón y le puso su pata en el hombro, para tratar de confortarlo. Aunque esto pareció funcionar al principio, Jhonny aún no podía responder.
"Lo puedes resolver, si te abres hacia los demás" le dijo.
"Si fuera un problema que se puede hablar de dragón a dragón, podría explicarlo, pero..." respondió este, sabiendo que tenía que decírselo, "...yo no soy exactamente dragón..."
Jhonny le contó a Cyrus todo lo que le había acontecido: desde su vida y juventud como humano hasta los últimos meses, desde que despertó como dragón en aquel reino. Luego de haber escuchado todo, el anciano dragón dijo:
"Con aquel pasado, no es de sorprender que tu espíritu y voluntad estén tan decaídas" le dijo Cyrus, "Si Ignitus, los demás guardianes y tus amigos confían en ti, ¿por qué no puede confiar en ti mismo? ¿No tienes ninguna ambición?"
"Ninguna, yo solo quiero ayudar a los demás. Ser alguien importante para ellos..."
"Ser el héroe, ¿eh?"
"Sí..." suspiró este, sabiendo que no podía ocultarlo, "Mientras crecía, me sentía como si no perteneciera a ningún lugar. Estaba con los míos, lo sé, pero me sentía vacío por dentro"
Ese era el motivo porque admiraba a Spyro: el dragón púrpura estaba destinado desde que nació a marcar su historia; en cambio, Jhonny había sido uno más, pero deseaba darle sentido a la suya... ser algo diferente y a la vez especial.
"Debes aprender a superar aquellos recuerdos. Te dijeron que no existen los héroes, pues tampoco un ser humano se puede transformar en dragón, pero acá estas. Te dijeron que eres un inútil y puedes controlar el fuego, ¿te parece que te pueden afectar aquellos comentarios ahora?"
"En el fondo, todavía lo creo... tal vez nunca debí alistarme como un aprendiz de guardián"
"Si así es como te sientes, ¿por qué quisiste convertirte en guardián?"
El joven dragón se sintió ruborizado, cosa que el adulto notó.
"Entiendo" dijo, "Fue una chica"
"¿Cómo...?" preguntó el aprendiz.
"No se vive tanto tiempo sin conocer los actos que se realizan por amor..." dijo mientras regresaba a la cueva, "Descansa por ahora, mañana debes demostrar que tan poderoso es tu sentimiento como para hacer arder su espíritu"
Jhonny se acercó a la cueva algo desanimado aún. No obstante, su nuevo maestro le sonrió.
"Puede que aún no creas en ti mismo, pero hay otros que sí creen en ti. Y yo creo, que mañana será un día diferente"
Un poco más animado, Jhonny le devolvió la sonrisa.
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