Capítulo 13: El dragón interno
"Lo sabía" le dijo Ignitus, "Sabía que un aura mágica residía en ti. Es casi imposible en los humanos..."
"¿Cómo sabe tanto de los humanos?" preguntó Jhonny, "Pensé que no existían en este mundo"
"Desde que decidiste quedarte entre nosotros, has estado recordando tu pasado, preguntándose qué te deparará el futuro" explicó Ignitus, mostrándole de nuevo su libro, "Has estado accidentalmente escribiendo páginas en él mientras más recuerdas y veo lo solitario que te sentiste cuando eras pequeño..."
Jhonny le dio la espada a Ignitus, tratando de ocultar una cara de tristeza.
"Descuida, tampoco tuve una figura paterna" le calmó Ignitus, "Mi padre falleció luego de haber ido a la Gran Guerra. Era también un guardián del fuego, de modo que me propuse continuar su legado"
"Pero al menos tienes un recuerdo bueno de él..." respondió Jhonny, apenado, "Yo quisiera haber tenido a alguien a quien imitar"
"La vida no se trata de imitar a quien más aprecies o pensar de dónde vienes, sino de ser quien tú mismo decides y qué decisiones tomas"
"Pero... si una parte de mí es humana... ¿el poder me corromperá y me llenaré de oscuridad?"
"Quizá, quizá no... Para ello, debes escuchar a quienes te rodean pues, aunque caigas en la oscuridad, ellos te devolverán a la luz, como a Cynder. Tu y Spyro son iguales en algo: nunca dejarían que sus corazones se llenaran de odio y oscuridad"
Hubo un minuto de silencio por parte del joven dragón, hasta que se atrevió a preguntar:
"Ignitus... ¿confías en mí para ser un guardián? ¿por qué?"
"Y, ¿por qué no? No solo tienes un gran espíritu, sino también la habilidad para mejorar y guiar. Un deseo ferviente de ayudar a tus amigos, de serles útil. Joven dragón, demuestras lo que alguna vez sentí desde joven..."
Jhonny se ruborizó un poco por ello.
"Sin embargo: ser guardián no solo se trata de valores, sino también de dar lo mejor que tienes. Y para lograrlo, debes superar tus límites físicos y mentales, y llegar a un punto de equilibrio entre la luz y oscuridad"
"¿Yo puedo hacer eso?"
"Ya superaste 2 veces tu límite sin darte cuenta: contra Simian y contra Cerberus. A pesar de no nacer como dragón, has dominado el control del maná a magnitudes que solo un guardián podría. Es cierto que el maná se obtiene de las gemas espirituales, pues son una fuente de energía espiritual. Pero cada uno de nosotros tenemos espíritu, por eso, si este se fortalece, el maná también, ¿recuerdas la forma de tu fuego cuando derrotaste a Cerberus?"
El joven aprendiz respondió, recordando:
"Un dragón..."
"Correcto: era el dragón que vive en ti. Y ahora, es hora de que lo conozcas..."
Diciendo aquello, dibujó otro símbolo en el aire, mientras decía:
"¡Iter spirituale!"
De inmediato, Jhonny sintió que era arrastrado a gran velocidad, a la vez que le cegaba un rayo de luz. Cuando parpadeó, se encontró en un lugar que parecía la dimensión de Convexidad: islas brillantes de un color azul marino flotaban en el aire, algunas de estas tenían columnas caídas que se movían en tiempos determinados; asimismo, había gemas blancas de tamaño humano que se asemejaban a espejos de tamaño completo. El viento no soplaba, pero se podía respirar; al fondo, no había más que espacio de color a una nebulosa; a lo lejos, se veía otra isla flotante, con una especie de puerta que conducía a la nada. No había otros seres vivos.
"¿A dónde me ha mandado Ignitus?" se preguntó, "Bueno, supongo que debo ir a esa puerta..."
Se dio cuenta de que se había recuperado: ya no estaba para nada cansado de volar hasta la Isla Blanca, sino se había recuperado milagrosamente. Mientras volaba, las gemas blancas se enfilaron, como haciendo un pasaje para él. Sin embargo, en lugar de ver su reflejo, encontró en una de ellas una escena curiosa:
"¿Qué te pasa, te perdiste por golpearte muy fuerte en la cabezota? ¿O acaso te caíste de tu cama?"
"Digamos que un poco de ambas"
"Hey, eso es..." se dijo cuando se acercó a verlo más detenidamente, "cuando llegué a este mundo... Significa que son..."
Y no solo aquel recuerdo: estaban también su llegada a Warfang, el entrenamiento en el Templo, cuando conoció a Edel. No obstante, no eran solo los que tenía como dragón: podía ver sus recuerdos de humano: su primer día de clases, sus fallas en física, la timidez que demostraba...
"Parece que todo pasó hace tiempo..." pensó, hasta que una onda de calor se sintió:
La puerta a donde se dirigía empezaba a abrirse y liberar grandes cantidades de fuego. Era como si un incendio se extendiera detrás de ella. En un principio, Jhonny sintió algo de temor por lo que había detrás, pero recordando que era ahora un dragón de fuego, sabía que no debía temer. Volando hacia la puerta, la abrió de par en par (la manilla estaba ardiente).
Un resoplido de aire le recibió en la cara; un gran dragón estaba frente a él... era incluso tres veces más grandes que un dragón adulto promedio. Su cuerpo no eran escamas: era como si fuera fuego puro. Era tan colosal que el joven dragón se sintió demasiado diminuto, como una hormiga. Por fortuna, estaba dormido.
"Tal vez no sea bueno estar aquí..." dijo, tratando de dar la vuelta.
Pero se le heló la sangre cuando este enorme dragón abrió su ojo, observando al pequeño ser que tenía frente a él.
"Así que... tu eres el pequeño ser en el que resido..."
"Tú... ¿resides en mí?"
"Sí, y no puedo creer lo decepcionante que eres..."
"¡Oye!" le dijo algo molesto Jhonny. Sin embargo, se volvió a sentir intimado por lo colosal del tamaño, "Yo... me he enfrentado a sujetos poderosos..."
"Si no fueras un dragón, seguro que hubieras muerto con una simple Hierbirana..."
El aprendiz se sintió atrapado: era tal vez razón lo que el colosal ser le decía. No obstante, sacudió su cabeza tratando de evitar lo que le decían.
"Oye, si tu resides en mí, ¿por qué me dices eso en lugar de ayudarme?" preguntó.
"Porque aún no te conviertes en el dragón que crees ser. Tu forma draconiana que tienes en el mundo físico es solo un reflejo de mí. Sin mí no existirías"
"Pero... sin mí tampoco existirías tú..." reflexionó Jhonny. Sin embargo, eso no pareció gustarle al dragón, porque levantó su enrome cuerpo.
"¡¿De verdad crees eso?!"
Aparentemente enojado, le lanzó una llamarada al joven dragón. Jhonny alcanzó a cubrirse con sus alas... aquel calor era tan sofocante que parecía real y sentía sus alas quemarse. Pensaba que no podría soportar, que sería su fin...
"¡No!" gritó, concentrando aquel calor de su alrededor y devolviéndolo hacia su atacante.
Si bien su contraataque rechazó el fuego del coloso, era imposible superar a tan enorme ser él solo. No obstante, el fuego se detuvo de repente, debido a que el dragón elemental se detuvo.
"Esa es la perseverancia que quería ver..." le dijo, "A pesar de que pudiste haber muerto, te resististe y cambiaste tu destino. Ese es un don muy poderoso, y es el que tienes que demostrar en tu siguiente prueba"
"¿Me estabas probando?" preguntó Jhonny, entendiendo el motivo del dragón.
"Tú mismo decides eso. Después de todo, yo soy tú y tú eres yo. Ahora, debes enfrentar a tu otro yo, y resultar victorioso contra la oscuridad que anida en tu corazón..."
El ambiente se había tornado de repente frío. Volviendo la vista, el joven dragón vio una nube de tormenta negra acercándose a aquel lugar.
"Esa es... ¿mi oscuridad?" preguntó.
"Mientras más te acerques a la luz, más grande será la oscuridad. Pero si superas tus límites físicos y mentales, tu luz mantendrá a raya esa oscuridad y encontrarás un equilibrio"
"No entiendo..."
"Ya lo harás. Y también llegará un momento cuando tengas que decidir el futuro de este reino o la vida de tu mejor amigo... solo existirá un destino, ¿qué elegirás?"
"Pues... quiero ver sanar este mundo, pero no a costa de mis nuevos amigos..."
"¿Entonces?"
Jhonny respiro hondo antes de responder:
"Supongo que encontraré el modo de cambiar ese destino"
El colosal dragón asintió la cabeza mientras decía: "Bien dicho"
El joven dragón parpadeó y, cuando abrió los ojos, se encontró de nuevo en la sala del Cronista. Pero no se encontraba solo Ignitus: Spyro, Cynder, Sparx, Edel, Ray y Thorr estaban allí. Cerca de él, había una mesita con un pastel y una vela.
"Feliz cumpleaños. Jhonny" le dijeron los presentes.
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