Capítulo XXIV: La habitación de Azael.

Dedicado a: shii_zuu_ku


¿Cómo quiero que sea mi vida?

¿Cómo deseo vivirla?

Preguntas que todos nos hacemos en algún momento, porque la tragedia no es que la vida sea muy corta, sino que para alguien como Azael, esta es demasiado larga y repetitiva. Teniendo que aprender (como todo el mundo) por las malas. Porque bien dicen que nunca valoras lo que tienes hasta que lo pierdes.

¿Por qué tuvo que perderlo a todo para ser más consciente de su entorno?

Fue cruel, muy cruel. Porque jamás fue gradual, todo se lo arrebataron de golpe.

Porque no todos vivirán para siempre como lo hará ella, no todos existieron desde el principio y no todos vivirán hasta el final.

Estará sola, muy sola luchando contra sí misma.

Bien dicen que no hay peor enemigo que tú mismo.

Por eso se decidió en avanzar, en solucionar sus problemas y de una vez por todas, ponerle fin a la masacre generacional que está llevando a cabo su contraparte.

—Necesito que me des la ubicación del laboratorio de Dottore.

Scaramouche frenó sus pasos, volteando a verla con cierta impresión, una sonrisa fanfarrona cruzó su rostro en los siguientes segundos posteriores a su petición.

—Empezaba a pensar que jamás ibas a pedírmelo, está bien. Te lo diré, con una sola condición.

El entrenamiento de Kaeya había terminado por ese día, todos iban a reunirse para cenar más tarde en el Viñedo del Amanecer. Ambos amantes se apartaron para charlar con más tranquilidad, también porque había algo que Azael deseaba contarle en privado al Heraldo.

Incluso si después sus caminos se separarán por su culpa; al menos, por esta vez y hasta su próximo encuentro, quiere ser sincera con él.

Ser sincera, ¿Eh?

Para ser franca nunca ha sido 100% honesta con nadie.

Resulta que dominar conocimientos prohibidos no es nada ordinario y todo tienen origen en mi divinidad y aparente odio mutuo hacia mí misma.

—¿Vas a preguntar para qué lo necesito? —le cuestionó.

—Solo tómalo. —respondió encogiéndose de hombros—, ¿Acaso debo repetir tus palabras para que lo entiendas?

—¿Qué... palabras?

—¿En serio no lo recuerdas o solo te haces la tonta?

—Recuerdo todo. —reveló tomándolo por sorpresa— solo no sé de cuál de todas las cosas cursis que dije en un pasado estás hablando.

Esquivó verlo a los ojos con las mejillas pintadas, solo con este tipo salía su lado más... Vergonzoso.

—A mí no se me hacía cursi, solo sincero. —enarcó una ceja y ambos rieron divertidos— Está bien, tal vez, solo un poco.

—Ya veo, tú... en verdad me sorprendes... No deberías de ser tan confiado, no deberías tenerme una fe tan ciega.

—Es porque confío en ti, Fujin. Mi vida está en tus manos.

Enmudeció, deseando decirle que no es así, que su vida, sus deseos, su destino... no están en sus manos. Quiere decirle que es libre, que no la elija, que debe estar a salvo. A veces Azael lo olvida, ella jamás podrá brindar seguridad a los suyos, siempre está metida en problemas, siempre trae problemas, siempre, siempre trae muerte y desgracia... puede sonar insistente, pero ya pasó, no una ni dos veces, muchas veces. En este punto, no cree que pueda soportar más.

Lo perdí todo. Literalmente lo perdí todo. Me perdí a mí misma y también a mí otra mitad, ¿Qué más puedo perder? Porque mi cargo, mi puesto y a quiénes alguna vez llamé hermanos, también están muertos.

¿Y si también lo pierdo a él? ¿Podré soportarlo?

Fujin cierra los ojos y deja que Raijin acaricie su rostro, la ternura y delicadeza con la que la trata hace doler su corazón.

Te amé tanto que deseé ser un humano con tal de envejecer y vivir una vida a tu lado, amé tanto que cuando murió deseé morir con él porque no soporté el dolor de perderlo de nuevo.

—Respóndeme Raijin, ¿Qué opinas de Dios?

Si menciono quién soy, ¿Tú también me odiarás? Raijin, todo este tiempo... estuvieron robando mi trabajo, porque creyeron que yo no podría con ustedes, porque creyeron que el cargo era demasiado para mí, pero... Si yo los creé, ¿Cómo serían ustedes demasiado para mí?

Yo creé a los humanos...

Azael recuerda cuando ingenuamente pensó que Shejiná estaba de su lado, porque cuando llegó a su lado y encontró sus intentos fallidos para crear a la humanidad que, solo bastó que ella lo intentara una sola vez para que se entendiera por qué ella era la Diosa del Mundo Humano.

Shejiná la encerró y robó su autoridad para crear al resto de humanos siguientes.

No más bien, ¿Se puede decir que la obligó a crearlos?

Pasó tanto tiempo que eso es incluso difuso.

—¿"Dios" dices? —una sonrisa surcó los labios del Heraldo, porque para él, era interesante como esas joyas azules que poseía su amante resplandecían para él en busca de su respuesta.

¿Qué quieres escuchar de mí, oh Diosa mía?

Scaramouche no lo sabía, pero cuando ambos hablaban sus ojos representaban sus elementos.

Porque cuando estos seres interactúan, Anemo y Electro intentaban fusionarse.

—No tengo mucho para decir —admitió—, solo sé que es alguien superior... algo que, en el fondo no puedo entender, aunque... —de forma lenta se acercó cada vez más a su rostro, al punto donde sus narices se rozaron y sus respiraciones empezaron a chocar—. He escuchado que un Dios es la personificación de los ideales... No sé si alguna vez podré verlo de esa manera pero, ¿Por qué? ¿Acaso me demostrarás lo contrario? Porque si es así, sería interesante ver lo que tienes para decir.

Tragó pesado viendo su mirada burlona.

—Raijin... —murmuró.

—He notado que siempre cuando tú me miras... —no pudo ni retroceder para escapar cuando literalmente agarró su cintura de una manera posesiva y habló casi rozando sus labios, tragó pesado sin despegar su mirada de él— tus ojos se llenan de tristeza, ¿Qué es aquello que te ha agobiado desde el día en que nos conocimos? ¿A qué le tienes miedo?

—Yo... Aléjate... —rogó poniendo su manos sobre su pecho para intentar apartarlo, no cree poder con tanto. Su rostro estaba de un rojo vivo y la mirada llena de picardía de este tipo no ayudaba a su situación.

—Habla Fujin, te escucho.

Antes de que sea demasiado tarde para frenar la situación que aparentaba escalar más, habló bajo:

—No quiero perderte...

Ah, en serio debería de aprender a pensar antes de hablar, eso fue pésimo.

—No vas a perderme, eso te lo aseguro.

Él confiado en mí y yo a punto de ir directo a la boca del lobo, qué irónico.

Mordió sus labios ansiosa, solo debería de soltarlo, ¿No? Le resulta más peligroso a dónde podría ir está situación que unos problemas personales suyos.

No debe ser muy difícil, he dicho cosas peores, ¿No? Ayuda...

—Si existiera un Dios que te amara, ¿Qué pensarías sobre eso, Raijin?

—¿Un Dios, dices? —una risa baja llena de frustración salió de él— Pero, Fujin... Si tú eres mi Dios, ¿Qué estás diciendo? Qué irónico que mi Dios no desee su propio cargo, ¿No?

—...

Su silencio junto a su mirada llena de conmoción lo hizo entrar en razón, habló de más. Lo suficiente para subir sus defensas y dejarla respirar cuando se apartó lo suficientemente de él.

¿Desde cuándo lo sabías?

Esa es la pregunta que le lanzan los ojos ajenos y Raijin no puede evitar quejarse bajo por haber arruinado el ambiente.

Para Fujin todo empezó a cobrar sentido.

Sus ojos y los cabellos de Raijin eran indicios claros de eso, porque con el tiempo, Raijin va perdiendo color. El color morado que representa su elemento, está deslizándose hasta ser un azul claro, el índigo de su alma representa que está a punto de cruzar el puente de no retorno, pero...

Tiene mechas moradas.

¿Acaso Raijin...?

—Fujin, lo siento.

—Tú... no estás tan equivocado, ¿Sabes?

Porque si había algo que Azael conocía de antemano era el cruce de información que podría haber entre ambas partes.

—Raijin, ¿Alguna vez me habías visto con esta apariencia? —le preguntó.

Tomó sus manos, las juntó y después de guardar silencio un rato, Raijin entonces le confesó que sí.

—Sabes lo que significa, ¿No? ¿Sabes quién soy yo? Dímelo, ¿Desde hace cuánto lo sabes?

—No hace mucho... —admitió—. Solo sé que nunca fue una coincidencia el enamorarme de ti, eso... nunca fue un error, ¿No?

—Raijin... Yo...

Solo existe un miedo muy profundo que podría poner a Azael de rodillas y es que, de nuevo, Raijin recupere sus recuerdos.

—Fue un poco obvio cuando comencé a darme cuenta que esos recuerdos no eran míos, cuando fui a visitar los restos del pueblo... todo comenzó a cobrar sentido desde ahí.

Apoyó su rostro en su cuello sorprendiéndola, Fujin quiso abrazarlo pero desistió de la idea, Raijin no podía verla a la cara mientras lo decía.

Su nerviosismo era palpable, no quiere que ella tenga miedo.

¿Tanto es tu pavor por hablar del pasado, Fujin? Mírame y dime a los ojos que yo nunca hice eso...

—Fujin... ¿Por qué? ¿Cuando planeabas decírmelo?

—Debí decírtelo desde hace tiempo, en serio quería hacerlo, pero... No podía... No sabes cuánto quise hacerlo pero, no creía que fuera justo para ti. Vivir con eso... —apretó los puños negando— pensé que estaba bien si era yo quién cargara con ese recuerdo, tú... no deberías de saber que, que yo... fallé tanto que pensé que... Que... Estaba bien si era yo la que sufriera en tu lugar. Siempre sufriste debido a mí, tanto que está vez no quería... no, no quiero que pases por eso de nuevo. Te mereces más... Te mereces mucho más, Raijin. Debes ser feliz, debes serlo, te lo mereces, te lo mereces más que nadie, pero yo... —su voz no tardó en romperse mientras las primeras lágrimas comenzaban a caer, Raijin la abrazó y ella lo abrazó igual— No quería tener que confesar en voz alta que fui lo suficientemente débil e ineficiente como para cuidar de todos ustedes... les fallé mi amor, les fallé a todos... Perdón... Perdóname... Siempre he sido un fracaso como un Dios...

Raijin suspiró acariciando su espalda.

Porque Dios se había enamorado de su propia creación, tanto fue el punto de inflexión que se descuidó, olvidó sus deberes y el mundo cayó en Guerra.

Se aferra, la creaciones se aferra a su creador, intentando consolarlo por desear demasiado algo y no poder tenerlo.

Soy tuyo, mi Dios. Soy tuyo, solo tuyo.

—Honestamente, creo que hiciste un excelente trabajo. Vivíamos demasiado bien, ¿Sabes? Vivíamos tan bien gracias a ti que, muchas veces no éramos conscientes de la guerra de afuera, dabas todo por nosotros. —mordió levemente sus labios antes de soltarlo—, incluso sabiendo que estaba mal tomar más de ti, lo hice... Tomé y aún quiero seguir tomando más de ti, ¿Qué debo hacer?

Porque cuando fui a visitar el pueblo de Devlin por primera vez, lo recordé todo...

No todo, pero sí lo suficiente como para comprender una parte fundamental de nosotros dos.

Raijin la apartó un poco para verla, sonrió lleno de culpa al verla llorando, con los ojos rojos y ese inconsciente puchero en sus labios mientras intentaba no llorar más, lo incitó a inclinarse y besar suavemente sus labios para calmarse.

—Te ves muy fea llorando como para que lo sigas haciendo. —bromeó sacándole una leve risa baja— Mírame Fujin, yo... de lo único que me arrepentí toda mi vida fue solo de no amarte lo suficiente como para hacerte feliz.

Y eso la quebró.

—No digas eso, por favor, no me digas eso... estás mintiendo —murmuró—. No fui suficiente y nunca seré suficiente para ti, ¿Por qué no me dejas darte una vida donde no sufras y seas feliz aunque solo una vez? Estuve tan cerca, te juro que estuve tan cerca de cumplirlo, pero... Si me hubiera quedado un poco más... ¡Si hubiera hecho mejor mi trabajo, entonces tú...! Tú no hubieras tenido que acabar de esa forma...

Yo tal vez hubiera podido dejarte ir y cerrar ese capítulo.

"Estuve tan cerca de cumplirlo"

¿Cumplir qué?

El recuerdo lo golpeó, solo un fragmento, demasiado efímero como para romperlo por completo, porque cuando Azael se acercó a su cuerpo ya anciano, con un corte profundo en su garganta y agonizando, su expresión...

Oh, su expresión al verlo fue lo suficientemente dura como para hacerlo temblar en su lugar.

No quiere volver a ver esa expresión en su rostro. Pensó.

Porque cuando había intentado usar su voz para llamarla, lo callaron.

Xiao se había plantado frente a él con su lanza sin dudar en acabar con su vida, ¿Y cómo iba a dudar? Si ya había acabado con todos los demás...

No recuerdo muy bien ese día, solo el último momento donde me sostuviste en tus brazos intentando escuchar un mínimo latido de mi corazón magullado.


Esos ruegos que se escucharon tan difusos sonaban tan desgarradores para él...

"Por favor, Raijin... No me dejes... Por favor... Por favor... No te mueras... Lo siento... Lo siento... Despierta, por favor. No me hagas esto..."

—Porque la última vez que lo hiciste sentía que estaba muerto en vida, tú... estabas lejos de mí. No quiero eso, no me vuelvas a hacer eso, por favor. Te quiero a mi lado, dame tu vida, porque el problema que es que yo quiero vivir solo para ti.

No pudo evitar suplicar, porque en lo pocos recuerdos que esa mujer le mostró, su amante se veía tan triste...

Oh, porque Fujin se veía tan destrozada viendo su lugar siendo ocupado por otra persona.

No quiero vivir eso. No quiero hacerte eso.

—Siempre me costó entender por qué no te elegí a ti, por qué no fui más valiente... incluso ahora, me cuesta entender cómo fui capaz de dejarte ir, de hacerte daño y por sobre todo, de no cumplir mis promesas... Porque dije que iba a amarte toda mi vida y no lo hice.

—Tenías miedo... Tenías todo el derecho de tener miedo.

—Fujin... Yo lo vi. —reveló.

—¿Qué?

—Yo... necesito que me cuentes realmente quiénes somos, porque por más que le pregunté, él no me dijo nada.

Azael tragó pesado.

¿Preguntar? ¿A quién?

—¿Quiénes somos? Nosotros somos Raijin y Fujin...

Para ser francos, ella tampoco sabía cómo explicarlo.

Tal vez como una tragedia muy hermosa.

Tal vez como una maldición que provocaron inconscientemente sobre sí mismos.

Porque el Dios de ese mundo se había enamorado de su propia creación.

—¿Quiénes son Raijin y Fujin? Dímelo, ¿Qué tienen que ver ellos con nosotros? Por favor, quiero respuestas... Necesito respuestas.

—Ellos somos tú y yo, pero diferentes... Son otras versiones de nosotros, ellos... Fueron los primeros seres que habitaron este mundo.

—¿Qué?


Porque un artista siempre encontrará errores en su obra, pero jamás en su musa.

Venti había acompañado a su amiga a la nueva Mondstadt, sorprendida por el lugar y la gente, ambos tuvieron una tarde divertida donde el bardo le mostró los puestos y tocó algunas canciones en la plaza. Eridanus lo observó con atención, percatándose de un pequeño gatito que se acercó a ellos después de su pequeña actuación, lo acarició recibiendo un pequeño maullido en respuesta.

Qué lindo. Pensó.

Venti estornudó, sorprendiéndola al ver que alguien como él tenga alergias.

Se quedaron en silencio un breve momento hasta que ella habló, señalándolo.

—Has cambiado mucho, Barb...

Ni siquiera lo había pensado cuando su cuerpo reaccionó tapándole la boca para que no lo llame de esa forma.

—Shh, no lo digas en voz alta, por favor. Es un secreto.

—Está bien, ahora eres más... ¿Humano? —dijo sonriendo por lo divertido de la situación—, eres uno de los ganadores, es increíble. Eres increíble, tú lograste todo esto... Neil estaría orgulloso de ti, ¿Sabes?

Eso lo tomó desprevenido, como nadie en la actualidad lo conoció, era complicado hablar de él.

En especial así.

—¿Tú... lo crees? ¿En serio crees que él estaría orgulloso de mí? —preguntó con curiosidad.

—No lo creo, lo sé —le aseguró tomando sus manos—. Él era bastante especial, ¿Sabes? Una constelación que solo aparece una vez cada milenio, al menos, eso es lo que creo. Su forma de transmitir su música era única, tú cumpliste su más granfe sueño, ¿Cómo habría de no estar orgulloso de ti? Si cumpliste lo que él más deseaba, toda esta gente... Es libre gracias a ti.

Venti sintió curiosidad, tenía las mejillas rojas y por eso con algo de vergüenza, no pudo evitar preguntar más.

—¿Lo admirabas?

—Sí, gracias a él pude animarme a explorar esta área. —confesó.

—Recuerdo que odiabas la música en inicio, ¿Por qué?

Eridanus dudó en mencionarlo, pero al final decidió hacerlo. No tenía nada que perder.

—Odio las indirectas en las canciones, ¿Sabes?

¿Indirectas? Parpadeó incrédulo sin entender.

—Si quieres decirle algo a alguien, debes ser valiente y dar la cara, ¿No? Algunas personas se complican la vida solos. Cuando los conocí... ellos eran demasiado cobardes como para expresarse, las festividades en la aldea siempre tenían musicales y se aprovechaban de ellos para mandarse indirectas... —miró el cielo pensativa, suspiró mentalmente al darse cuenta de algo—. Supongo que era su única forma de revelarse sin hacerlo realmente, no lo sé, al final siempre se hacían daño con eso y; aun así, seguían haciéndolo... esa persona... por alguna razón que desconozco, no podía dejar de mandar indirectas para su amante.

—¿Tenían algo que ver contigo? Se escucha muy personal.

Eridanus suspiró parándose del asiento, caminó unos pasos y después volteó a verlo con sus manos en los bolsillos de su saco.

—Se puede decir que sí, odiaba que las canciones fueran tan dolorosas, estaba tan resentida con él que odié todas esas canciones y festivales por su culpa. —manifestó.

—¿Por qué?

Dio un largo, muy largo suspiro cuando lo admitió.

—Porque era mi forma de hacerle daño, quería odiar aquello que él más amaba.

Se refiere a la música...

—No debió ser fácil, ¿No?

Eridanus frenó sus pasos.

¿Fácil? No, no lo fue. Porque incluso después de hacerlo, no me sentí mejor. Provoqué que abandonara la música por mi culpa. Le grité, lo insulté y lloré después, no estoy orgullosa de eso.

—No, no lo fue, lo que hice... fue algo inmaduro. Encasillar a toda la música como algo nefasto solo por una mala experiencia, fue tonto. Me perdí de mucho por eso. —borró su expresión algo decaída de inmediato, debían seguir con lo que hacían, no debía distraerse— ¿Me guiará ahora este humilde bardo hacia la biblioteca o tienes algo más que mostrarme? Porque creo que empiezas a darte cuenta de lo obvio después de vernos juntos... Barbatos.

—Dejaré lo mejor para el final. —razonó.

Si que se parecen mucho...

La seguridad en las palabras del bardo la hizo sonreír.

—Como gustes, "hadita de los deseos".

Ese apodo... Era muy tierno para él.

Barbatos le explicó sobre la historia general de Mondstadt, sobre Vanessa y la creación de los Caballeros de Favonius, escuchó con suma atención, disfrutando el entusiasmo de su amigo por la historia de su pueblo.

Lo decía con tanto orgullo...

—Es lindo escucharte hablar de lo que te gusta, ¿Sabes? Te ves feliz.

Eso lo había tomado por sorpresa, Venti se río algo avergonzado.

—Lisa es la bibliotecaria, te recomendaría entregar sus libros en el tiempo establecido si no quieres tener problemas con ella.

—¿Es fuerte?

—Sí, algo así —bromeó divirtiéndose con las expresiones de la chica más alta.

Se nota cómo quiere retarla a una batalla, qué linda.

—¿Te molesta si nos quedamos un tiempo investigando?

—No, podemos quedarnos el tiempo que quieras, aunque la biblioteca cierra a las 8:00 pm.

—Bien, recién será medio día, ¡Hay tiempo!

Lisa lo supo con solo verla, la pelinegra (si se le puede decir así porque este rayaba más en el índigo), era intimidante. La inquietud que le generaba su presencia la mantenía alerta.

—Buen día, queridos, ¿Qué les trae por aquí? ¿Buscan algún libro en concreto?

Venti tuvo que sujetar el chaleco ajeno para que no se alejara demasiado, Eridanus se quedó viendo la enorme biblioteca.

Son muchos libros.

—Sí, libros de historia. ¿Cómo están las cosas por aquí, Lisa?

—Bien, los libros los puedes encontrar en el piso de abajo a la derecha, por cierto Venti, ¿Quién es tu nueva amiga?

—Ella es Eridanus es nueva por la zona. —la presentó.

La pelinegra se puso firme y con una leve inclinación enseñó sus respetos.

Se veía más intimidante cuando captabas su atención.

Eridanus tiene una mirada profunda, sus ojos grandes y el porte elegante la hace ver demasiado profesional para el gusto de cualquiera.

¿Estará en Mondstadt por negocios?

—Un gusto, mi nombre es Eridanus, vengo de las fronteras. Mi querido amigo el bardo decidió guiarme para mostrarme los beneficios de la industria del vino, ¿Se nota mucho que soy nueva en la ciudad? Es que todo es impresionante, la infraestructura y la gente son dignos de decir que esta es realmente la ciudad de la libertad. Mis respetos.

—Me agradas, chica. Soy Lisa, estaré aquí por si necesitas ayuda en algo.

—Muchas gracias, Lisa...

Venti sentía una extraña tensión en el aire.

¿Qué está pasando?

Eridanus no tardó en caer en cuenta de la realidad después de leer un poco.

La realidad la golpeó brutalmente cuando leyó sobre las siete naciones actuales.

En ninguna figuraba el nombre de Devlin.

Donde antes estaba su casa, ahora se llamaba: Liyue. Gobernado por el Arconte Geo, Morax.

Dicen que este pueblo surgió a mitad de la guerra, es normal que no sepa nada de esto, sucedió siglos después de mi muerte.

Mi muerte...

¿Y si todo esto es un sueño y yo realmente estoy muerta?

Eridanus recordó a su madre tomarla de los hombros y decirle que no estaba soñando, que ambas eran reales y era tiempo de hacer las cosas diferente.

¿En verdad soy real?

—Eridanus, está bien, puedes llorar si así lo deseas, aquí nadie te va a juzgar por sentirte así.

Había estado tanto tiempo en silencio, leyendo una misma página que no pudo evitar preocupar a su acompañante.

Porque donde se había quedado en blanco era en el mapa de Liyue.

¿Qué pasó con mi pueblo? ¿Con mis amigos? ¿Con la gente que vivía ahí? ¿Dónde están?

—Devlin ya no existe, ¿Verdad?

—No...

—Ya veo, saldré afuera a tomar aire, ¿Puedes guardar los libros en su lugar? No creo llevarme ninguno, ya sé suficiente.

—Eridanus... —trató de tranquilizarla pero, ella solo se puso de pie y empezó a caminar hacia la salida.

No sabía donde estaba yendo, solo quería huir de ahí.

Venti la encontró un tiempo después sentada en la plaza de la iglesia observando su estatua, con delicadeza se situó a su lado.

—Debí esperarlo, pero todo es tan diferente... ¿Qué debo hacer? No sé... No sé qué hacer, Barbatos.

La estatua de su amigo la dejaba pensando, le hacía preguntarse: ¿Y ahora qué? ¿A dónde voy? ¿Qué camino debo seguir?

¿Qué haces cuando lo que ya tenías planeado se destruye en pedazos?

—Eridanus...

—Cuando crecía, pensé en sustituir a mi madre y cuidar del pueblo para que tomara unas vacaciones, ¿Sabes? Pensé que haría eso los siguientes milenios, pero... —suspiró— Ya no se podrá.

No sé qué hacer, ¿Qué hago? Guíame, por favor.

—Seguir, solo debes seguir avanzando. —volteó a verlo al escuchar la firmeza de su voz— Cuando te des cuenta, ya habrá pasado mucho tiempo, solo vive, por favor, vive. No te rindas, yo estaré apoyándote en cada paso que des.

Fue entonces que se quebró y soltó todo lo que tenía guardado, no es que no confiara en su madre para ser consolada, pero... Ningún hijo quiere mostrarle cuán realmente rotos están a sus padres.

No lloró, solo dejó salir del todo mientras los brazos de su amigo la envolvían.

Me duele... Me quema... Este dolor me está quemando... haz que pare, por favor, ya no quiero seguir pensando en eso.

—¿Por qué? No importaba cuánto nos esforzaramos en mantenernos a raya, nunca parecía ser suficiente. Lo intentamos todo pero, esos monstruos no dejaban en seguir apareciendo, las ofertas por nuestras cabezas solo subían de precio, ¿Por qué? ¿Qué hicimos mal? Era como si todos nos quisieran muertos... ¿Tanto mal hicimos?

—No Eri, por Barbatos, no... No era así... No te culpes por eso.

—¿Sabes qué es lo peor?

—¿Qué?

—Que me di cuenta, en ese pequeño instante en el que me tocó y me regaló un poco de su amor que, seguía anhelando que él me quisiera... Estoy confundida, demasiado. No estoy pensando bien... Yo solo... Dime Barbatos, ¿Qué debes hacer cuando no puedes superar algo?

El desborde de sus emociones le revolvía el estómago.

Porque aunque diferente, Raijin seguía siendo su padre. Eridanus tuvo encuentros, conflictos con él en la otra vida.

La mayor aún recuerda su propia emoción cuando supo la verdad, corrió hacía el, gritando su nombre sin percatarse que el niño que agarraba fuertemente la mano de su padre era su medio hermano.

¿No puedes decirle a tu hijo que yo también lo soy?

Porque el rechazo que recibió rompió su corazón.

Estuviste siempre cerca de nosotros y nunca te animaste a decirlo, ¿Por qué?

Mamá fue tonta, porque te siguió esperando y cuidando de ti a pesar de todo, si tu hijo o tu esposo se enfermaban ella no dudaría en mover cielo o tierra con tal de encontrarte la medicina.

¿Sabes lo que ella pasó? ¿Todo lo que ella sufrió por ti?

Eridanus bajó la cabeza respirando erráticamente, hay tantas cosas que quiere decir, quiere contar que sus emociones enterradas la están matando porque lo que sentía era resentimiento.

Culpa, se siente culpable de que todos se hicieron daño y eso, le causa dolor.

Está resentida con alguien que no tiene culpa alguna. Lo peor tal vez era que no podía reclamarle... Porque este Raijin es y a la vez no es su padre.

¿Se puede considerar su padre si en esencia lo es?

Porque ambos comparten alma pero, no son la misma persona.

—No creo que sea el más adecuado para hablar sobre superar a alguien.

—¿Por qué lo dices?

—Verás Eridanus, yo nací gracias al deseo de alguien...

—¿Deseo? —murmuró prestándole mayor atención mientras se tranquilizaba para escuchar.

Barbatos acarició su rostro y sonrió lleno de tristeza, la melancolía del recuerdo golpeándolo.

—Una vez existió una Diosa que deseaba con toda su alma ser libre pero, por más que lo intenté... yo... jamás pude hacerla feliz. Porque ella ya estaba cansada, ella ya no tenía deseos de vivir. Le habían pasado tantas cosas malas y a pesar de hacer todo lo que estaba a mi alcance para cumplir su deseo, no lo logré. No creo haberlo superado, porque hasta ahora sigo pensando en ello pero, no creo que sea algo malo, ¿Sabes? Porque gracias a esa experiencia, para bien o para mal, aprendí que no tenemos responsabilidades con los demás, incluso si yo intentara cambiar sus pensamientos, a menos que ella así lo quisiera, no podía.

—¿Ella te gustaba? —preguntó con curiosidad— Es que... tus ojos cuando hablas de ella...

Se parecen a los de mi mamá cuando mira a Raijin.

Eridanus nunca se ha enamorado, ha visto a personas enamorarse pero, no entiende del todo el sentimiento.

Solo sabe que, no deja de impresionarse por cómo los ajenos resplandecen al hablar de la persona a la que aman.

Es increíble.

—¿Gustarme, dices? Sí, era hermosa, pero estaba rota. El entorno en el que creció apagó todo brillo suyo y ella también se dejó consumir por lo malo.

Eridanus pensó un rato —Yo creo que ella, a pesar de sus propios sentimientos, igual te quería, pero no lo suficiente, ¿Y qué pasó con ella? ¿Ella también murió en la Guerra?

—Sí.

Oh...

—¿Cómo era ella?

Barbatos río —Una cobarde.

—¿Eh? ¿No debería de decir algo lindo si alguien te gusta? —reprochó.

—En ese momento ella era una cobarde y una traidora —admitió sorprendiéndola— aprendió a ser más valiente y después se volvió una mejor persona.

—No entiendo...

—Pregúntale a tu mamá, tal vez ella te diga de quién hablo.

—Tsk, eso no es justo... Ella no me va a decir nada, juegas sucio.

—Hehe.

Se entristeció, observó sus ojos tristes y distantes llenos de conflicto y no supo qué hacer para calmar un poco de su dolor.

—Por cierto, me he dado cuenta de que no dejabas de ver a Raijin, ¿Qué tienes que ver tú con él? ¿Tú también desapruebas la relación de Azael?

Y la realidad la golpeó.

Sí, ¿Qué tiene que ver ella con él?

Sus labios se sintieron secos de repente porque le costó tragar.

—Nada. No tengo que ver nada con él, a penas lo conozco. —dijo en automático volviendo a la "normalidad".

Se sentía extraña, como si la cabeza empezara a dolerle de repente, es la primera vez que le pasa.

—Perdóname por preocuparte en vano, he sido irracional. Ya es hora de volver, nos tardamos mucho. Lo siento, Barbatos.

—Eridanus. —la llamó tomando sus manos y frenando sus pasos— No estás bien, no sé qué te esté agobiando pero, quiero que sepas que estoy aquí para ti. Tal vez juntos podemos hallar una solución.

—¿Una solución? ¿Y si el problema soy yo? No hay ningún problema real.

—No entiendo.

—Es mejor así... Gracias, lo tendré en cuenta, por ahora, dejémoslo así.

Cuando llegaron al Viñedo del Amanecer, Eridanus cayó rendida en los brazos de su madre transformándose en un fénix pequeño.

—¿Estás bien, Eri?

Venti negó con la cabeza.

—Sí, solo algo cansada.

Azael acarició su cabecita —¿No vas a comer?

Lo único que se escuchó después fueron unos ronquidos que parecían silbidos, ambos rieron, Venti tocó su patita sonriendo lleno de gozo.

—¿Cómo la pasaron?

El bardo se sobresaltó nervioso.

—Uh... estuvo bien.

Azael murmuró:

—¿Se enteró?

Venti asintió con algo de tristeza.

—Eventualmente debía hacerlo, no lo tomó muy bien.

—Es normal... No es fácil de digerir.

Bennu se acercó y le dio curiosidad ver a su hermana transformada, cuando iba a tocar su cabeza esta casi lo muerde.

—¡Oye! ¡¿Qué te pasa?! ¡¿Eres perro acaso?!¡¿Por qué ibas a morderme?!

Azael no pudo evitar reírse —Eridanus, no hagas eso.

Se escuchó un pequeño bufido de la fénix, Bennu gruñó cuando esta le sacó la lengua.

—Con que así te quieres llevar, ¿Eh? Dos pueden jugar ese juego.

Cuando Scaramouche llegó a la entrada junto con Diluc, se encontraron a dos aves (muy veloces) corriendo de aquí para allá y las caras frustradas de los usuarios del elemento Anemo.

—Eh... La cena está lista, ¿No van a venir?

Bennu casi abolla la pared cuando lanzó a su hermana por los aires, Diluc miraba todo con curiosidad, "Son bastante pequeños", pensó recordando la transformación de la mayor.

Recuerdo que dijo que 10mts eran poco para ella...

Se veían tiernos así, agarró la patita de uno en medio vuelo (no sabía diferenciar quién era quién) y recibió un aletazo en respuesta.

—¡Oye! ¡Suéltame!

Azael a veces olvidaba lo estresante que era cuidar de los suyos.

Y eso que solo son 2/7.

Sonrió algo divertida, cómo los extrañó.

Comió despacio viendo el alboroto, Raijin la observó y fue cuando cruzaron miradas supo que, si lo mantenía a su lado, entonces podría bajar la guardia.

Está bien, todo está bien.

—Qué bullicio, ¿No?

Raijin solo sonrió en respuesta.

—Te acostumbras.

—Sí.

Antes de irse Bennu se acercó a ella con un sobre en sus manos.

—¿Qué sucede, Bennu?

—Mamá, esto es para ti.

Eridanus llegó a su lado y apoyó su cabeza en su cuello para leer también.

El chico tenía las orejas algo sonrojadas, esquiva verla a los ojos y poseía una expresión tímida, una diminuta sonrisa emocionada de su parte la hizo sonreír, suavizó su expresión, inclinando un poco la cabeza sin entender del todo la situación; aun así, tomó el sobre, era... bastante ostentoso, sus materiales también parecían ser caros, como el listón que lo envolvía hecho de hilos de oro puro, a pesar de eso, parecía que llevaba un buen tiempo de ser fabricado y guardado con bastante cuidado, pues el pasar del tiempo no pesaba mucho sobre él. Se tomó su tiempo, con un extraño presentimiento cuando comenzó a abrirlo y resultó ser una invitación.

Empezó a leer.

—"Para mí amada madre: Es un honor poder invitarte al resultado de todo tu esfuerzo. Porque mamá, he encontrado a una gran mujer y deseo casarme con ella".

¿Casarse?

Eridanus abrió la boca con sorpresa mirando a su hermano y después la carta.

¡¿Cómo?!

—"Si logras recibir esta carta, es porque logré encontrarte... hay tantas cosas que deseo decirte... Descuida, hablé de este tema con ella y no le importa esperar conmigo a por ti, ¿Vas a golpearme cuando la conozcas? Porque de seguro vas a sorprenderte, ya no seremos tú y yo contra el mundo, mamá. Esta persona, con la cuál deseo compartir mi vida, cumple con todas las cualidades que mencionaste, porque ella me hace muy feliz..."

Me haces feliz.

Eso fue suficiente para su madre.

Azael mordió sus labios para no sollozar, no quería hacer un escándalo, jamás se imaginó una sorpresa así, para ella... Bennu seguía siendo su niño, su bebé e incluso si pasarán millones de años, está segura que seguirá viéndolo así.

—Mamá... No llores... No me gusta verte llorar...

—Lo siento, lo siento... Yo... —se secó las lágrimas y sonrió acunando su rostro entre sus manos—. Estoy muy feliz por ti, sé que elegiste a la persona correcta, eres mi orgullo... Já, si sabes cómo sorprenderme, ¿No?

—Sí...

—Hazla muy feliz, porque yo crié a un gran hombre, no un tonto.

—Así será... Así será, mamá...

Crepus lo felicitó y Bennu algo avergonzado dijo que traería sus invitaciones más tarde.

—Lo comprendo muchacho, no te agobies por eso, ¿Tienes pensado alguna fecha?

—Sí, el año era el problema.

—A los inmortales no les importa perder el tiempo, ¿No?

—Justamente porque tenemos demasiado tiempo es porque vamos a nuestro propio ritmo, Señor.

—Claro... "Señor de Inazuma".

Bennu casi se atraganta al ser descubierto.

—No se lo diga, por favor, es una sorpresa.

—Descuida, soy una tumba.

Todos se despidieron y Eridanus entonces, les dio la espalda y abrió el portal que llevaba directo a su habitación, pero Venti está seguro de haber visto una pequeña lágrima asomarse a través de su mejilla con una ligera sonrisa.

Ah, sí que es necia.

Azael había llegado a la ubicación que le dio Scaramouche, Bosacius se ofreció en ir con ella pero, después de convencerlo de ayudar a Eridanus a adaptarse al nuevo mundo, desistió.

No había nadie mejor para ayudarla que ese dúo.

Según la información que le dio su chico, el laboratorio aún estaba activo, suelen hacer experimentos con todo tipo de individuos, no sabe mucho respecto a esto (porque Bennu incluso evita que haga negociaciones con el Doctor), pero puede advertirle de la vigilancia.

"¿Qué estás buscando?"

"Si mis suposiciones son ciertas, estoy ante la tela que nos revelará del por qué un humano ha vivido tantos años y cómo es posible que tenga a acceso a la creación en masa de sus cuerpos para escapar de mi maldición"

Scaramouche asintió bastante pensativo.

"Entonces, en nuestro próximo encuentro me contarás qué tal te fue"

"Sí, no te preocupes por ello. Tengo mucho qué contarte... Por cierto, cuídate"

"—Eso debería de decirte yo, no te metas en más problemas... Por favor"

"—No me voy a morir Raijin, estaré bien. No te preocupes, ¡Ya sé! Cuando vuelva... Practiquemos un poco de herrería juntos, ¿Qué te parece?"

Burlar la seguridad de los Fatuis no es tan difícil después de infiltrarse un par de veces, súmale su nivel de experiencia y se vuelve algo divertido. Decidió no usar la fuerza, entre menos capten su presencia, será mejor para todos.

Dudo mucho que haya desistido de la idea de abandonar este lugar, incluso si es por mí, hay muchos recursos en juego.

Las personas importantes parecían estar reunidas en otro punto del cuartel, aprovechó esto para buscar la "oficina" del Heraldo, ahora que podía usar su fuego, podría derretir lo que quisiera sin impedimentos.

Como fundir el sistema para acceder a la oficina.

Sonrió cerrando la puerta tras sí, observó un pizarrón en medio y muchos, muchos papeles esparcidos con trazos de lo que parecía ser una investigación bastante importante.

Al acercarse a ella, leyó lo siguiente:

[N = R* • fp •ne •fl •fi •fc •L]

¿Qué es eso?

Azael destapó por completo el pizarrón, retrocediendo mientras leía el descubrimiento de Dottore.

Lo sabe, Dottore lo sabe. Oh mierda, era cierto.

Los papeles esparcidos empezaban a cobrar sentido.

La explicación de la ecuación era a penas legible, como cuando tienes una idea y necesitas apresuradamente escribirla en algún lado para no olvidarla.

Estás hojas formaban parte de una página de notas, pero parece que el Doctor la arrancó y la ocultó aquí. Ha quemado el contenido de forma descuidada.

Los puntos iban uniéndose conforme avanzaba.

N: Número de civilizaciones que podrían comunicarse en nuestra galaxia, la "Vía Láctea".

Vía Láctea... ¿Civilizaciones?

Siguió hojeando más.

R*: Ritmo anual de formación de estrellas "adecuadas" en la galaxia.

Parece más un astrónomo que un doctor.

fp: Fracción de estrellas que tienen planetas en su órbita.

La idea del multiverso, ¿No? No existen bases que sustenten esta teoría, ¿A qué punto quiere llegar?

ne: Número de planetas orbitando dentro de la zona de habitabilidad de una estrella (las órbitas cuya distancia a la estrella no sea tan próxima como para ser demasiado calientes, ni tan lejana como para ser demasiado frías para poder albergar vida).

Lo que Dottore está descubriendo es mucho más peligroso que solo darse cuenta de que el cielo es falso...

fl: Fracción de planetas dentro de la zona de habitabilidad en los que la vida se ha desarrollado.

Incluso si obtienes todo esto, ¿Qué...?

Oh, no...

Oh, no.

Mierda, esto es grave.

fi: Fracción de planetas en los que la vida inteligente se ha desarrollado.

¿No es lo mismo que el otro? Está mal planteado entonces.

Fc: Fracción de planetas donde la vida inteligente ha desarrollado una tecnología e intenta comunicarse con otras.

L: Lapso, medido en años, durante el que una civilización inteligente y comunicativa puede existir.

—Mierda...

La última ecuación detonaba el peligro.

[N= 10×0.5×2×1×0.01×0.01×10000]

Los valores serían...

R* = 10

—Si sigo su teoría dice que: "10 estrellas se forman cada año..."

ESPERA...

fp = 0.5

—La mitad de esas estrellas cuentan con planetas.

ne = 2

—Cada una de esas estrellas contiene dos planetas habitables...

fl = 1

—El 100% de esos planetas desarrolla vida.

fi = 0.01

—Solo el 1% albergaría vida inteligente.

Mierda, mierda, mierda...

fc = 0.01

—Solo el 1% de tal vida inteligente se puede comunicar...

Espera... ¿Comunicarse?

Retrocedió unos pasos mientras se agarraba la cabeza.

La supervivencia es la necesidad primaria básica de cualquier civilización.

Los humanos buscan a toda costa seguir existiendo.

L = 10000

—Eso quiere decir que cada civilización duraría 10000 años transmitiendo señales, esto debe estar muy errado... ¿Verdad?

El gran número de civilizaciones distribuidas por todo el universo, son quiénes constituyen el cuerpo de la sociedad cósmica.

Sociedad cósmica...

N = 10

—Esas son las posibles civilizaciones de las cuál seguramente ha estado intentando contactar...

Habían un montón de ecuaciones extras referentes a dicha investigación.

¿Por qué con lo grande y extenso que es el universo, la raza no humana no ha contactado con ninguna otra civilización fuera de este mundo?

Toda forma de vida desea seguir viva...

Hojeó con desesperación, intentando hallar las respuestas a sus preguntas.

Citó el siguiente escrito:

"No hay forma de saber si otras formas de vida pueden o querrán destruirte teniendo la mínima oportunidad de hacerlo; por ende, cómo no hay seguridad, la opción es aniquilar a la otra especie antes de que ellas te aniquilen a ti. Los humanos somos una amenaza inevitable que destruiría cualquier vida naciente que haga notar su presencia."

Ese tipo está loco...

—Solo hay una forma en la que él lo sepa, solo existe una persona en este maldito mundo que permitiría que él posea este conocimiento, que él sepa sobre otros planetas sin consecuencias... Shejiná, al igual como sucedió con Alice, está permitiendo que Dottore conozca sobre esta realidad, ¿Por qué? ¿Por qué de todas las personas él?

No tengo opción, tengo que entrar en mi habitación... Yo... Debo recuperar mi divinidad. La divinidad que se me fue robada para quitarme mi autoridad y crear todo lo que ahora mismo tengo a mi alrededor.

Para la creación de otro planeta similar a este se necesitan ciertos recursos, parámetros para lograr vidas humanas.

Humanos...

Los humanos son la respuesta a todo.

¿Cuántas estrellas existen? ¿Cuántos seres humanos no se han convertido en estrellas y transformado posteriormente en constelaciones?

La ubicación del sol es un factor importante, el disco galáctico tiene una función importante, el efecto joviano que sirve como escudo protector, el lunar que estabiliza el eje de la rotación terrestre, las tectónicas de placas terrestres entre mi mundo y el de Caos que sirven para termostato.

Sus pensamientos iban a mil por hora mientras unía todos los puntos.

El núcleo terrestre, el vulcanismo...

Ya lo tiene.

Un par de gritos desgarradores se escucharon al fondo del pasillo, los ruegos fueron silenciados cuando un sonido metálico se extendió. Ya era hora de escapar, ya estaba en el punto de inicio, ahora solo debía avanzar.

—Está muerto, este tampoco soportó el residuo.

¿Residuo de Arconte?

Azael decidió acercarse y averiguar qué estaba pasando.

¿En serio están experimentando con eso? Yo limpiaba los restos de los Dioses, su odio, los residuos que dejaron en la tierra... Y ellos... ¿Están experimentando con ella? ¿Tienen idea de lo nocivo que es eso para cualquier ser viviente? Si nosotros que éramos Yakshas nos terminó consumiendo a largo plazo... No...

Fue por los techos en una pequeña forma de mariposa para que sea mucho más difícil detectarla.

Dottore se veía algo desesperado por resultados, escuchó cómo le gritó a algunos científicos y después de que se fue, todos pudieron respirar.

Les causaba terror ver al Heraldo enojado.

—Traigan al siguiente.

Una pequeña niña (de no más de 6 años) fue ingresada y esposada en medio de los restos de su antecesor.

Ni siquiera se dignaron en limpiar, saben que el experimento va a fracasar.

Sus cabellos verdosos tapaban parte de su rostro, se la veía desnutrida, sus ojos rojos e irritados de tanto llorar miraban un punto vacío en el espacio. Gritó, cuando la aguja atravesó su carne y el líquido comenzó a recorrer sus venas.

Azael apretó los puños.

No. No debo. No... Mierda...

La niña gritó, hasta que le dieron un leve respiro y su cabeza quedó inclinada mientras sus ojos observan el techo, inevitablemente vio a la pequeña mariposa azul y anheló, pidió por libertad.

Algo cambió dentro de Azael cuando un clamor se escuchó:

"Por favor Dios, sálvame"

La pequeña niña llamada Collei observó cómo la pequeña mariposa empezó a quemarse revelando un ave gigantesca que después salió de sus cenizas, sus llamas lo quemaron todo y junto con la pequeña mariposa, así como su antiguo yo, se quemó en ese lugar. Las pesadillas y el infierno que había estado viviendo desde que fue raptada por estos hombres para supuestamente "sanarla", murió en ese momento.

"Es esa maldita otra vez...", pensó Dottore huyendo para ir al Shekinah a orar.

Porque así como llegó, Azael desapareció con su experimento.

No sé supieron noticias de ella hasta después del alboroto, estaba arruinando todos sus planes, no solo eso, Dottore sabe que no es rival para ella.

Cuando llegó al Viñedo, Diluc llamó al doctor de la familia para poder brindarle atención médica a la niña.

Kaeya observó perturbado las marcas en su cuello y sus ojos vacíos que se aferraban a las ropas de su salvadora.

Collei tenía la enfermedad de la peste; más, sin embargo, nadie tenía miedo de tocarla.

Al menos, las personas con las que convivía no tenían miedo de hacerlo.

Eridanus trató de distraerla pero, con justas razones ella la pequeña niña era muy desconfiada, no entendía dónde estaba, fue cuando mostró su forma animal que empezó a bajar la guardia. A Collei le gustaba acariciar al ave, jugaba con ella y de una forma preocupante, no podía dejar de mirar cómo esta resplandecía, para la pequeña niña era como volver a ver sus pesadillas quemarse otra vez, un recordatorio de que su infierno había llegado a su fin.

Azael se puso a su altura cuando pronunció las siguientes palabras:

Estás a salvo, ya nadie va a hacerte daño.

Collei rompió a llorar cuando fue consciente de ello.

—Extraño a mi mamá y mi papá... —murmuró.

Esta situación fue razón suficiente para de una vez por todas entrar en su habitación.

Un tiempo después, Azael por fin entró en su habitación.

Fue a una cueva alejada e inhóspita para hacerlo.

Suspiró, dio un largo suspiro cuando la puerta brilló de un intenso color blanco.

Todo su cuerpo estaba temblando y no podía moverse, le tomó mucho, pero mucho tiempo reunir el valor necesario para poner un pie en ella.

Tiene malos, muy malos recuerdos de las pocas veces que estuvo ahí.

Lo primero que la recibió fue una intensa oscuridad, se asfixió, sentía que la presión de su cargo la estaba ahogando, gritó, pero nadie la escuchó.

Puedes con esto, vamos. No cedas.

Se dejó consumir, dejó que la parte más oscura de su alma se aferre a ella mientras su consciencia se perdía levemente en el lugar.

Una mano la sujetó y la sacó de ahí, llenándose de confusión al ver a su hija.

—¿Eridanus? —murmuró confundida.

Algo hizo 'click' en su cabeza cuando comprendió la situación.

Cierto, estoy en mi habitación. Nada de esto es real.

Porque Eridanus en un descuido la tomó de sus ropas, y le reclamó en voz alta sobre sus defectos como madre.

—¿Por qué, mamá? ¿Hasta cuándo? ¿Por qué borraste mi memoria y la de todos? ¿No se supone que debías protegernos? ¡Nos pediste que confiarnos en ti; más, sin embargo...! ¡Todos están muertos! ¡Incluso tus hijos...! ¡Mis hermanos están muertos gracias a ti!

Guardó silencio y eso no hizo más que enfurecer a la menor.

—¡Vamos! ¡Responde! ¡¿Por qué no quedó nadie?!

¿Por qué?

Quiso reír con sus palabras.

¿Me estás preguntando por qué? ¿A quién crees que le estás reclamando? ¿Acaso un impostor como tú... Creer tener derecho por encima de mí?

Porque la forma en la su madre la miraba, era como si estuviera viendo a un insecto...

A una molestia...

Y eso le dolió.

Debo admitir que se ve muy real, si no fuera por la experiencia previa brindada por Caos en el Mar Oscuro, caería de nuevo...

Azael tomó su muñeca y la apretó con tal fuerza que la falsa Eridanus se quejó, sus palabras fueron profundamente frías al decirle:

—No te hagas pasar por mi hija. No te pareces en nada a ella, Eridanus jamás me miraría con tales ojos de desprecio... me das asco.

Tembló llena de miedo.

—Te odio. Te tengo miedo, mamá.

El hecho de que tenga la cara de su hija y su voz, no lo hace más fácil.

Azael la empujó y aprisionó a la impostora, estaba molesta por eso.

—Se supone que eres un fénix, ¿No? ¡Actual como tal! ¡Maldita cobarde!

—No, vas a matarme otra vez...

Eso...

Eso sí le dolió.

—Cállate. —vociferó estirando su mano hacia ella, como si fuera a tocarla pero, a la vez no, la falsa Eridanus tembló y trató de huir sin éxito. Su expresión se endureció ante su actuar.

No es real, Azael. Se repetía constantemente intentando contenerse.

Tiembla. Duda en realizar su siguiente acción.

No es real. No es real. No es real.

—Pensé que nunca más volverías a este lugar, Azael.

Exhaló ante la interrupción y volteó a verse a sí misma (o lo que sería solo un reflejo de la verdadera Caos), sentada, viendo todo el espectáculo.

Hace varias semanas que fue su último encuentro y para que ella se presente así...

Eso solo significa...

Espera, ¿La llamó "Azael"?

—¿Qué haces aquí? —cuestionó con duda.

—Solo quiero verte tomar lo que es tuyo por derecho. —anunció con esa sonrisa que le causaba disgusto.

Masculló cuando la falsa Eridanus desapareció en una nube de humo, dándose cuenta de que Caos la desapareció pero, no está muy segura de que sea ella, tal vez... ¿Un clon suyo?

La forma en la que se expresaba y esa mirada suya de "dame la gracias" no le causaban confianza.

Actuaba con demasiada soberbia, incluso para ella.

—¿Por qué?

—Porque me di cuenta de lo importante que eras para mí.

Se río.

Por supuesto que sus palabras eran falsas, por eso le causaron tanta gracia.

—¿Es que acaso viste alguna utilidad en mí? Nunca mostraste interés antes, ¿Por qué lo harías ahora?

—Porque tu trono ha estado esperando por ti desde el día que tu nacimiento, hermana.

—...

La analizó en silencio, enarcando una ceja cuando un pasillo se abrió para ella con un mensaje en medio que decía:

[BIENVENIDO]

La habitación era compartida porque, al fin y al cabo, ellas tres eran un mismo ser.

Un mismo Dios.

Espera... ¿Y si esta persona es...?

Negó la cabeza.

De ninguna manera, ¿Por qué me ofrecería algo así? No tiene sentido, ofrecerme mi autoridad y poderes de vuelta es... Descabellado. Ella no ganaría nada con esto.

—¿Recuerdas cuando pasaste tus días aquí?

Su guardia se elevó un montón.

Caos nunca supo donde estuve encerrada, esta persona no es Caos, ¿Quién diablos es?

—Recuerdo cuando fuiste tú quién me acusó con Shejiná y a raíz de eso mis hijos murieron.

Silencio.

Ese silencio lo confirmó todo, debe de huir de ahí.

Es peligroso.

—Si lo piensas bien, les hice un favor. La Guerra fue un mal necesario.

—¿Necesario para quién?

—¿No te das cuenta que siempre convives con los asesinos de los tuyos?

—¿Acaso tengo otra opción?

—No. —sonrió.

En su habitación se pueden ver las demás, las habitaciones son planetas que están alrededor del suyo.

Debí decirle a Bennu o Eridanus que me miren desde allí, esto es malo.

Su habitación es inmensa, da miedo incluso verla de lejos, porque es un gran agujero negro.

Pero aun así, incluso con prudencia... Esto siempre iba a terminar mal.

Pensó en Caos, en su reino y en lo que fue de ella.

¿Dónde está Caos?

Observó el multiverso reunido en un solo punto.

Irreal.

Demasiado fantasioso.

—Increíble, ¿No? —retrocedió cuando ella se acercó a hablar en su oído.

El mar de estrellas apareció bajo sus pies.

Los ojos vacíos de su hermana menor se encontraron con los suyos y escalofrío recorrió su espalda.

Huye.

El peligro inundó cada célula de su cuerpo y cuando quiso correr para salir de su habitación, esta se cerró de golpe.

—¿A dónde vas, hermana? Aún no te he mostrado mi habitación...

Abrió los ojos lleno de terror cuando al hacerse a un lado, su habitación se intensificó de un color rojo y apareció un camino, el cuál se dirigía a un trono...

Un trono donde estaba su hermana menor sentada en su forma original llena de cadenas.

Su largo cabello brillaba intensamente mientras sus labios pronunciaban las palabras:

"Huye, es una trampa"

Porque cuando intentó huir, se percató de que estaba en las manos de alguien más.

—¿Por qué corres, Azael?

Su corazón latió descontrolado mientras se llenaba de terror.

Había caído en su trampa.

—¿No querías tu también tu puesto? Te lo daré, ya es hora de que vuelvas al lugar donde perteneces...

No...

El multiverso con miles de millones de universos paralelos la está llevando al borde.

Cómo un bosque oscuro a punto de devorar todo de sí.

Shejiná transformó el lugar, dejando que los tres tronos divinos se apreciaran mejor.

Miró a su hermana encadenada, llena de espinas y demacrada.

No solo nos estuvo usando, hizo de nosotras un experimento.

Nosotras...

¿Cuándo será suficiente?

¿Cuándo alguien como ella se detendrá de usarme como su juguete?

Observó su trono, cuando vio la silla dorada que la llamaba, sus pies se movieron solos. No lo pensó cuando se dirigió a su propia perdición.

Ya no tenía potestad sobre sí misma.

No vayas, retrocede, ¡Da la vuelta!

No podía mover su propio cuerpo.

Caos observó con horror cómo lo que le hicieron, se lo hacían a alguien más. A diferencia suya, ella se sentó voluntariamente y aceptó las responsabilidades que vendrían con su cargo, pero 17...

¡Liberar su poder así va a ser catastrófico! ¡Actualmente incluso los seres elementales están en el Mundo Humano! ¡Y si ella vuelve a su cargo, entonces...!

—¡Déjala, Shejiná! ¡El problema es conmigo! —gritó, el sonido de sus cadenas se escucharon ante sus movimientos bruscos— ¡Esto no era parte del trato!

—¿No te gustó? Debiste de pensarlo mejor antes de entrometerte, Caos.

Porque cuando se sentó en su trono...

Todos los habitantes del Mundo Humano cayeron al suelo de rodillas.

Morax sintió un escalofrío, la única vez que sintió una autoridad así, fue cuando se le otorgó el título de Arconte. El solo estar en Celestia se sentía la presencia de un ser poderoso, lo atribuyó a Fanes pero, está seguro que unos ojos (al igual que a todos los demás ganadores de la Guerra) los observaba alguien más.

No podía levantar la cabeza.

Tenía miedo.

Venti no estaba muy lejos de su situación, Eridanus estaba preocupada alrededor suyo preguntándose por qué todos estaban de rodillas.

—¡¿Qué pasa?! ¡¿Qué ocurre?! ¡LEVÁNTENSE!

No sabía cómo decirle que no estaba en sus posibilidades el hacerlo.

Xiao tragó pesado cuando cayó en cuenta de que Caos ya estaba llevando a cabo su plan, hace unos días se reunió con él y le advirtió de las acciones que iba a realizar.

—¿Maestra?

—Hace tiempo que no nos veíamos... Alatus.

—¿Qué hace aquí?

—...

Ella solo le sonrió y apuntó arriba, advirtiéndole que si se entromete lo matará junto con Morax.

—Voy a cobrar su alma, prepárate.

Tiempo después ella desapareció.

Azael estaba inerte en su trono, pensando en que nunca debió de haber puesto un pie ahí de nuevo.

Nunca debí volver.

Observó a Shejiná interactuar con esa pantalla, ella era su creadora, por supuesto que sabría si alguien más la uso o modifica algo.

¿Por qué pensé que podría ganarle?

—Muéstrame el plano general de todo, es hora de que sirvan de algo y me ayuden.

Una ventana azul gigante apareció delante de ellas.

Los números no tardaron en subir.

¿Qué está contando?

1...

10...

100...

1000...

10000...

10000000000...

1000000000000000000000...

Entre más subía y subía, Azael se preguntó para qué diablos Shejiná necesitaba eso, ¿Contra qué está luchando?

Nada de esto le gustaba.

[Mapa actualizado]

[Se han detectado 100000007190400828494000004578 dimensiones burbuja]

[¿Deseas verlas?]

[Sí/No]

[No]

Espera... ¿Dimensiones?

—Muéstrame la lista de jugadores.

[Lista de jugadores abierta]

[Un nuevo jugador ha sido registrado por otro usuario, ¿Desea ver el perfil?]

¿Nuevo jugador? ¿Otro usuario? ¿Perfil?

Azael soltó un grito ahogado cuando comprendió de quién estaba hablando.

Shejiná selecciona la opción de "inspeccionar".

[Nombre del Jugador: Crepus Rangvindr]
Edad: -
Peso: -
Lugar de nacimiento: Mondstadt
Hijos: -
.
.
.

Toda la información de su protegido se expuso.

No... No... No...

—Como pueden ver, este es un sistema que creé para controlar y administrar todo. Este sistema tiene sub-sistemas, es divertido.

—¿Solo somos un juego para ti? —le preguntó.

—Sí.

Caos gruñó cuando la escuchó.

—No entiendo por qué nos dices esto...

—Sistema, muéstrame la lista de jugadores.

Lista de jugadores

Cargando...
.
.
.
.

[Jugador 0: Azael]

[Hay otros jugadores con este nombre, ¿Deseas verlos?]

[Jugador 1: Caos]

—¿Qué...?

[¿Deseas ver qué está haciendo el jugador 0?]

[Sí/No]

[]

En la pantalla se mostró que su cuerpo ya no estaba meditando dentro de la cueva.

¿Y si no vuelvo a casa?

Quiso vomitar ante el pensamiento.

—No te pongas así... ¿Es que acaso no lo ves, Azael? Tú creas tu propio dolor. Ya pronto comprenderás que todo esto es por tu bien.

La información era demasiada.

No debió saberlo. Por supuesto que no debía saberlo.

—No... Eso... Es mentira, ¿Verdad? Estoy soñando, de nuevo Caos está jugando conmigo...

Se quedó inerte mirando un punto vacío en el espacio, en ese lugar solo existían ellas y el silencio.

Era desolador.

Volvió a abrir la lista de jugadores, Shejiná estuvo revisándola un rato, se deslizó encontrando algunos nombres conocidos, hasta que uno heló su sangre.

[Jugador 0210: Bonanus]

Qué...

¡¿QUÉ?!

Sin pensarlo mucho pensó:

[Abrir]

Descripción del Mundo 1002000024

La reencarnación de Bonanus fue elegida como jugadora en el año [???].

Shejiná volteó a verla.

—¿Te ganó la curiosidad?

—¿Por qué?

[Después de ver la relación del jugador 0 se mostró interés en ellos, fueron seleccionados para ser jugadores en distintos universos.]

[Los jugadores se muestran satisfechos con su intervención.]

—Intervención... —murmuró— Nunca debí venir aquí...

Shejiná acarició sus cabellos.

—Siempre perteneciste aquí, Azael. Es hora de que asumas tus responsabilidades como Dios del Mundo Humano y comprendas la misión que te estoy encomendando.

[Tiempo de Memes]

Se despide:

"Mr_Swag95"

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