Capítulo XXII: Recuerdos del pasado. (II)
-¡¿Cómo que estás comprometido?!
Observé a Bennu rascarse la cabeza nervioso, tragando con pesadez mientras intentaba explicarse ante nuestra madre, una explicación que no llegaba a comprender por mi falta de conocimiento de su vida personal y en general, de la época actual.
Mi hermano "menor" (aunque ya no sé si se le puede considerar así, porque aparentemente vivió miles de años más que yo y de alguna forma, ¿Reencarné?). El punto es que, miró al chico de sombrero extravagante en busca de ayuda.
Raijin, ¿No? Tal vez un sobrenombre ayude a no llamarlo de esa manera.
Los años no pasan en vano. Los fénixs somos seres solitarios, la urgencia de tener una pareja no existe entre nosotros, tendríamos que realmente desearlo para que eso suceda, ya que al no tener necesidad básica o algo que nos impulse a desarrollar tal sentimiento, no hay apuro en descubrirlo, sencillamente, incluso teniendo la oportunidad, muy seguramente lo desperdiciaríamos por nuestra propia ignorancia.
Nada, absolutamente nada es igual, ni siquiera mi mamá o mi hermano son como los recuerdo.
¿Hay algo siquiera que se mantenga tal como alguna vez lo conocí?
La sensación de distanciamiento con todos se hace cada vez más evidente para mí.
Azael zarandeó a Bennu en busca de respuestas, siendo un accionar algo brusco para Barbatos quien trató de defenderlo, sonreí con algo de tristeza por eso.
Miré a mi alrededor, aún seguía lloviendo, pero está vez con menos intensidad. La ciudad que vi cerca de aquí no me explico cuál es, ¿Qué debo de hacer de ahora en adelante?
Hay algo que no me termina de encajar y eso me inquieta.
-Madrecita de mi corazón, puedo explicarlo...
-¡¿Quién es?! ¡Habla hijo de mis gran plumas! ¡Habla aunque sea en latín!
-Mamá...
-¡¿En qué momento te hiciste en pareja?! ¡¿Conozco a esa persona?! ¡Respóndeme! ¡Respuestas, Bennu! ¡Necesito respuestas!
Bennu río divertido al ver doble, de hecho, parecía disfrutarlo, como si hubiera esperado mucho tiempo por ese regaño. Eridanus entonces, puso una mano en el hombro de Azael.
-Mamá, ya basta, ¿Si? No puedes enojarte con él por algo como eso, ¿No lo crees? -dijo en un tono dulce mientras sus grandes pero delicadas manos envolvían las más pequeñas- Debemos mostrarle nuestro apoyo independientemente de quién sea su pareja, eso hace la familia. Dar seguridad a los individuos que lo envuelven.
Azael suspiró resignada, soltando al más alto, Bennu se quejó un poco por cómo su trasero chocó con la tierra; aún así, se quedó sentado observando algo expectante los ojos azules que lo analizaban con detenimiento, ella se arrodilló a su altura y no pudo ser más chocante cuando le expresó en un tono suave.
-No me molesta con quién salgas, mientras te haga feliz y te respete como individuo... está bien, lo acepto y confío en que tengas buenos gustos -bromeó un poco endulzando sus oídos-, me conformaré con que seas feliz, te apoyaré en el camino que decidiste seguir en mi ausencia, -con cierta vergüenza por las miradas de todos en ella, actuó nuevamente de forma hostil- ¡Pero no esperes que lo procese de un momento a otro si no me lo esperaba de ningún modo! ¡Es sorpresivo! ¿En serio te vas a casar? ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Con quién? ¿Por qué? ¿Cuánto tiempo llevan juntos? ¡Respuestas por amor a Dios! ¡Necesito respuestas!
Mamá dijo esas palabras con tanta normalidad que no notó lo profundo que sus palabras calaron en su propio hijo.
Observé a Bennu quebrarse en cuestión de segundos mientras sonreía diciendo que era agradable escuchar sus regaños de nuevo.
Era un poco tierno tomando en cuenta la gran diferencia de altura entre mamá y él, en algún punto, crecimos más que ella.
No recuerdo cuando fue el momento en el que me volví más grande que mi mamá...
Cuando levanté mi mano para alcanzarlo, fue extraño que no llegara a él, porque el primero que llegó a consolarlo fue el chico de sombrero extravagante y el cuál se hace llamar a sí mismo, el amante de mi madre.
Mamá no tardó en unírseles, ambos intentando consolarlo y calmar su llanto.
Retrocedí sin saber por qué la escena frente a mí me dolía tanto.
Se supone que ya lo había superado.
-¿Estás bien? -Barbatos preguntó sobresaltándome.
-Sí -respondí por inercia.
No lo estoy, hay algo latiendo entre medio de mis costillas, desgarrándome por dentro.
Llevé mi mano derecha a mi corazón, apretando esa zona.
Cómo si algo que había dado por superado, me golpeara directamente en la cara para recordarme que lo único que hice, fue enterrarlo, olvidarlo para después jamás volverlo a ver.
Creo que ahora lo entiendo.
Jamás lo superé, simplemente me olvidé de ello.
-Eridanus...
-Estoy bien -volví a repetir en un intento de convencerme a mí misma- Solo no sé cómo consolarlo, prácticamente, siendo objetiva, no lo conozco. Es algo sorpresivo, eso es todo. No tienes que preocuparte mucho por mí, puedo cuidar perfectamente de mí misma.
-Lo sé -a los ojos del bardo, Eridanus es el reflejo de una flor de loto. A pesar de las condiciones desfavorables en las que se dio su nacimiento, creció de forma virtuosa, purificando su alrededor y llenando su espacio de pequeñas melodías que ella solía tararear. Esta es la misma joven que pone a los demás por encima suyo sin detenerse a pensar en sí misma-, pero no debes guardarte para ti misma las cosas que te hacen mal, te terminarás lastimando tarde o temprano.
Eridanus se encogió de hombros soltando una suave risa mientras volteaba a verlo a los ojos, la lluvia terminó empapando a todos, el traje pulcro y formal que ella poseía, estaba también mojado. Se acomodó un poco el cabello detrás de su oreja y Venti solo pudo quedarse observando en silencio.
Oh, él en serio quería escribir tantas canciones en este momento.
Es posible que esta emoción no se vaya en un buen tiempo, podría escribir 100 canciones describiéndola, no, ese número es poco, tal vez 1000 sea lo adecuado.
A través de los años, el bardo que había perdido a su musa, buscó la hermosura del mundo a través de otras cosas.
-¿Recuerdas lo que te conté la última vez que nos vimos?
Venti abrió los ojos con sorpresa por el recuerdo que le invadió, aquel secreto que fue desahogado porque su ilusión se había caído a pedazos, llegó a él.
¿Que si lo recuerdo? Jamás olvidaría la última vez que te vi.
-No se lo digas a nadie, por favor. Pero es como si hubiera ingerido veneno, tengo una sensación amarga en la garganta, porque a final de cuentas, yo no pertenezco aquí y eso lo sabes muy bien. Puede que mi propia existencia en estos momentos sea un percance para ustedes más adelante.
-Eri...
Eridanus no lo miró cuando lo admitió solo para él.
-Barbatos, ¿Y si el que haya vuelto significa algo malo?
-No digas eso -dijo Venti con firmeza- El que estés aquí ahora es un regalo, no tienes idea de cuánto te extrañé... Amiga mía.
-Barbatos...
-Ya lo decidí.
-¿Qué?
Venti la observó decidido apoyando su cuerpo contra el suyo algo despreocupado.
-Voy a llevarte a conocer la ciudad de la libertad.
-¿De la libertad?
Es la primera vez que escucho de algo así.
-Sí, te llevaré a conocer a mi gente, Mondstadt es una ciudad romántica, sin un Rey que los gobierne y sus ciudadanos disfrutan de la mayor libertad entre las 7 grandes naciones -la emoción en la voz de su amigo la enterneció-. Te mostraré todo lo que hice por la libertad de todos, de lo que luchamos. Te presentaré mi hogar para que seas parte de él, Eridanus.
¿Existe algún lugar al que pueda llamar "hogar"? Se preguntó Eridanus conmovida.
Era bueno tener un amigo aún.
-¿Vamos a tomar algo?
-Mi gente es buena preparando el vino.
Sonreí más para mí misma -Tomaré una copa entonces, querido Barbatos. Solo no pierdas contra mí, tengo una gran resistencia al alcohol.
-¿Eso es un reto?
-Puede ser...
El corazón del bardo se removió emocionado, pensando para sí mismo que Azael iba a matarlo cuando se enterara de sus sentimientos por su amada hija.
No sabes cuánto me dolía recordarte a través de tu madre.
-Barbatos.
Bosacius se acercó a ellos, cubriéndolos de la lluvia con un par de hojas gigantes que había conseguido, utilizándolo como paraguas provisional.
-¿Qué pasa, Bosacius?
-Me fui unos minutos, ¿Qué pasó aquí?
Scaramouche acarició suavemente los cabellos del fénix, aún recuerda cuando Bennu se atrevió a contarle sobre sus sentimientos, lucía bastante acongojado, temeroso de sí mismo.
Observó a Azael, quién solo abrazaba al chico disculpándose, sonrió para sí.
Tonto, ¿Cómo le dirás ahora que la tienes en frente? ¿Tendrás valor para decirle que formaste una familia y que estuviste esperándola pacientemente por siglos para que se uniera a ella? ¿Que pospusiste tu propio matrimonio con la esperanza de que ella formara parte de tan importante día en tu vida?
En un principio, aunque Scaramouche sospechaba las frecuentes visitas de Bennu a Inazuma, no les tomó mucha importancia, dándole su espacio para tomar sus propias decisiones y si eso implicaba guardarle secretos, estaba bien para él.
Si confía en mí, si cree que yo soy digno de su confianza, entonces, tarde o temprano me lo dirá.
Hasta que un día, tan bromista como era el pelinegro, la mejor idea que tuvo de confesarle su situación fue con un juego de palabras, para cuando Scaramouche se dio cuenta, Bennu ya había salido huyendo lejos de él.
Volar no bastaría para escapar de la ira de Scaramouche. El Heraldo lo correteó y lo golpeó por lo que dijo, por quién escogió.
"-Desgraciado, ¿Cómo te atreves? Te obligaré a hablar, vas a explicarme con esa sucia boca tuya, por qué de todas las personas tenía que ser ella".
Bennu sonrió arrogante, desafiante al ser sujetado con fuerza de sus ropas.
"-¿Vas a pegarle a tu mejor amigo?"
"-¿Amigo? Tú eres un perro sarnoso disfrazado de él".
"-Já. No me arrepiento de nada... muñeco".
Ese día Bennu no solo fue golpeado, sino que fue arrastrado hasta el campamento Fatui por el Heraldo enojado.
Los demás subordinados se abrieron paso ante el panorama, El Baladista era sumamente temido, pocas veces teniendo que recurrir a la fuerza para mostrar su dominio, con su asistente era diferente, eso ya era directamente abuso de poder.
Ya acorralado en la oficina de Scaramouche, el fénix declaró a regañadientes sobre sus escapadas a Inazuma, todas relacionadas con ver a una hermosa doncella que estuvo conociendo por bastante tiempo, siglos de hecho.
"-¿Desde cuándo estuvo pasando esto?" -cuestionó con autoridad, cruzando sus piernas y apoyando su rostro en su palma izquierda.
Bennu suspiró masajeando su cuello algo adolorido, Scaramouche odió un poco lo maduro que se veía, ese tipo había crecido bastante y si antes mínimamente le daba pelea con la altura, ahora hacía que su regaño se viera como una broma.
Inicio|Bennu|1.75
Actualización|1.82
Inicio|Raijin|1.63
Actualización|1.63
Comimos lo mismo los últimos siglos, ¿Cómo es posible tal falta de respeto?
Scaramouche estaba algo celoso de esta realidad.
Es como un gato en frente de un tigre con las orejas agachadas y mirando tímidamente hacia él, pero el gato no tiene piedad del tigre.
"-Después de tu ascensión a Heraldo, al principio solo la molestaba, pero empecé a notar pequeñas conductas fuera de lo usual, de su programación. Fue ahí, influí y rompí todo su sistema desde adentro por mera diversión, fue ahí cuando terminé por conocerla, al pasar tiempo con ella, que me di cuenta que no era tan diferente a ustedes".
Ustedes.
Scaramouche tendría que ser tonto para no darse cuenta a lo que se refiere.
"-Fue una experiencia maravillosa" -admitió el fénix- "Aprendí muchas cosas, nunca creí que podría ser tan similar y diferente a alguien, supongo que en aquel entonces, comprendí lo que mamá siempre solía decirme: Halla un complemento, no tu pieza faltante".
Scaramouche lo observó encorvarse, algo perdido por estar hablando sobre sus sentimientos.
Suspiró resignado.
"-Haz lo que quieras, pero no esperes que mi relación con ella sea buena" -espetó dispuesto a irse, siendo detenido por las palabras de Bennu.
"-Ella no es tu madre, Raijin".
"Crea un cuervo y serás testigo de como después te arrancará los ojos", eso fue lo que pensó el Heraldo saliendo de la habitación dando un portazo.
Fue bastante difícil al inicio, Raijin hubiera aceptado a cualquiera, menos a ella.
Así que, planear algo entre los tres llevó bastante tiempo. Mayormente tratándose de Scaramouche huyendo de su pasado y mirándola con un claro resentimiento en sus ojos.
Por supuesto que ella no tenía la culpa, pero el hecho de que hubiera ganado sin luchar lo llenaba de rabia.
Pero esa mujer, tan dura en apariencia, diferente a ella, pero parecida a él. En cierta medida, lo toleró.
Ambos odiaban las cosas dulces, se dio cuenta porque en los encuentros organizados por el pelinegro, ambos terminaban dándole sus postres. Bennu es un amante del dulce al igual que su madre.
Maldito fénix, de nuevo se salió con la suya.
-Barbatos, ¿Tú de casualidad sabes con quién está saliendo mi hermano?
Venti se río un poco para sí.
Bennu fue inteligente, se forró en plata y fue directo a por los terrenos, quién pudiera.
-Es alguien interesante, una dama importante de otra nación.
-¿Una dama?
-¿Acaso pensaste que tu hermano salía con un hombre? -cuestionó intrigado y con un deje de burla.
Eridanus apartó la vista algo avergonzada al ser descubierta -No me gusta admitirlo en voz alta, pero supongo que confundí las cosas.
Venti tuvo que hacer un esfuerzo gigante para no echarse a reír -En serio, lo estoy intentando, pero no puedo, pfff.
¡Por Barbatos, piensan que es gay! ¡JAJAJA! No, Venti, no te rías... No... ¡No! ¡Pfff! ¡JAJAJA! ¡Ayuda!
Bosacius lo observó curioso "¿De qué se ríe ese idiota?" Se preguntó, una idea se le pasó por la cabeza para sacarle la verdad al bardo.
-Entonces, ¿Tú sabes con quién sale Bennu, Lord Barbatos?
Venti se sobresaltó y se dejó de reír cuando la atención de todos se posó en él -No sé de qué hablas... ¿Bruder?
-No me hables en tu idioma -amenazó, más porque no lo entendía-, recuerda que el que no comparte no va al cielo y negar una información de este tipo a Azael es una ofensa, más tomando en cuenta de que es su madre y ella hasta ayer, andaba buscando a su hijo. Qué mal amigo... Muy mal, eres un chico muy malo.
Venti sudó frío cuando sintió la mirada de Azael quemándole la nuca, ella tenía buen oído, sabe que aún está consolando a su hijo, pero después de eso, irá a por él.
Tal vez con suerte no hoy, pero algún día sí.
"Ojalá te caigas del acantilado estrellado y no esté ahí para salvarte, sin vergüenza" Maldijo el bardo dentro de sí al antiguo Yaksha.
-Bosacius, seremos el dúo de chismosos, pero hasta yo tengo decencia. No me hagas esto, por favor... -pidió entre susurros.
Ese gigantón solo se cruzó de brazos mirándolo lleno de burla. Cómo se notaba que disfrutaba el hecho de exponerlo.
-Eso es mentira, querías emborrachar a Azael para que te cuente el chisme de su ex.
-Eso fue para fines de investigación.
-Ajá. Sí, claro. Buena suerte, Xiōngdi.
En Teyvat se hablan varios idiomas, usualmente las personas saben dos: El de su nación (idioma madre) y el idioma general con el que todas las naciones se comunican. Estos se enseñan a la par desde que son muy jóvenes.
Eridanus enfocó su vista en Raijin por momentos, un poco ajena a todo.
Sentía... ¿Celos? ¿Por qué? ¿Es por el tipo de relación que mantenían ambos chicos y que sabe, en lo más profundo de su ser, jamás tendrá con nadie?
Porque ni en el pasado, ni en este presente y posiblemente en el futuro, lo permitirá.
Una parte de sí se niega a intentarlo, diciéndole que no vale la pena y que no debe esperar nada de esa persona.
Algo Idílico que jamás se hará realidad.
Un tema en el que solía pensar todo el día, a veces no dormía por pensar en eso, una información que marcó su vida y que después de "esa" conversación, aprendió a vivir con ello.
"-No lo entiendo, usted es..."
"-Sal. Ahora, no pienso seguir el rumbo de esta conversación".
Una joven Eridanus apretó sus puños llena de rabia, con los ojos llorosos y dolida por las rudas palabras de esa persona.
Hipó un poco negándose a llorar, pero fue en vano cuando las primeras lágrimas cayeron.
No, no voy a llorar. No debo, soy fuerte. No voy a llorar, no frente a él.
Eridanus estaba decepcionada.
Con rabia, se limpió el rostro en un movimiento rápido, tragándose las palabras que tanto deseó decir en su momento, su garganta ardió desvaneciendo las palabras en una brisa que pronto se llevó el viento. Debió haber hecho caso a su mamá, jamás debió venir aquí.
En cambio, lo que le dijo aquella última y primera vez que hablaron, determinó la ruptura de algo que jamás empezó.
"-Al rendirse sin pelear y su alma agonizar, su mentira pronto consumirá todo, revelando la verdad. Esto es una traición a sí mismo..." -reconoció su actuar con cierto resentimiento- "Pero... Si lo intentas y pierdes, será porque ese era el destino. Pero si ganas... Si logras existir por ti mismo... ¿No sería algo de lo que te sentirías orgulloso?"
Agitó la cabeza intentando dispersar esa clase de pensamientos, no debía distraerse.
No está obligada a relacionarse, ¿No?
-Antes de que comiencen a perseguirse por cosas no dichas o aclaradas en su totalidad, debo preguntar, ¿Cuál es el plan? -dijo en voz alta.
Azael trajo a sus chicos de las manos -Por el momento nos quedaremos en el Viñedo del Amanecer, tengo un conocido que entenderá nuestra condición y nos dará asilo temporal, está fuera de la ciudad; así que, es más práctico para cualquier futuro inconveniente.
-Debemos de tomar en cuenta la situación con los Fatuis, ya estás medianamente expuesta ante la sociedad gracias a tu hazaña, ¿Qué piensas hacer con eso?
Scaramouche intervino en la divagación de los hermanos, agregando que la información actual que poseían los Fatuis sobre ella era vaga, por eso se les envió para comprobarlo -Matar a un dragón no es fácil, de ser posible, reclutarte también era una opción. No se deben preocupar por nosotros, intentaremos quedarnos el máximo tiempo posible. En último caso, enviáremos telegramas en código morse para actualizarlos.
-¿No piensan quedarse? -preguntó Eridanus.
¿Tan pronto debe separarse de su hermano?
Mordió su labio inferior intentando tranquilizarse para pensar con la cabeza fría, dijeron que eran parte de una organización, una que al parecer su madre odia... Si incluso ellos intentaron ocultarlo, es una de dos: porque es algo malo o una organización de métodos cuestionables (la vía más segura en este punto), o una asociación política expuesta a la opinión pública, para llegar a ser una amenaza, deben de existir personas de un poder amenazador en sus más altos cargos, ¿No? Dicho esto, para la movilización internacional, enfocados en cierta manera a lo político para abrirse paso, ¿No?
Uhg, qué complicado es todo esto.
-Lo siento, por la situación actual es más conveniente que no levantemos sospechas. -suspiró Bennu con cierta tristeza.
-Comprendo, me disculpo por meter mis sentimientos en esto.
Azael acarició su cabeza con una sonrisa amable -No te disculpes, comprendemos que es difícil para ti. Además, haremos que el tiempo juntos valga la pena, ¿Si? No te estreses demasiado, yo me encargaré del resto, diviértete y enfócate en explorar para comprender de mejor manera el mundo actual.
La chica bajó la cabeza avergonzada, no quería ser una carga, pero no ayudaría el hecho de no saber nada.
-Está bien.
-No se preocupen por ella, este humilde bardo la cuidará.
Venti tuvo que alejar de inmediato su brazo de la chica cuando una espada fue arrojada en su dirección, está se clavó profundamente en la tierra, demostrando la fuerza con la que fue lanzada, tragó nervioso, observando a un conocido pelinegro, que se encontraba con el brazo estirado, bastante encabronado y sonriendo de una forma muy, pero muy falsa.
-Te pediré que quites tus sucias manos de ella, bardo. -escupió las palabras con odio-. No creas que no reconozco tus sucias intenciones cuando las veo, eres un desvergonzado para hacer eso estando justo frente a mí.
-¿Eh? ¿Qué falta de respeto es esa? -cuestionó no dejándose intimidar, una lucha de miradas iniciando entre ambos- Deberías de tener más respeto con tus mayores, Bennu. Yo jamás le haría daño a tu hermana, ¿Qué imagen tienes de mí?
-Bennu, discúlpate. -la voz fría de su madre lo hizo encogerse un poco, se quejó de manera baja, para después (a regañadientes), disculparse con el bardo.
Bosacius anotó en un pergamino los recientes acontecimientos.
Aquí Señoras y Señores, se confirman todas mis dudas. El bardo está enamorado, ya se ganó medianamente a la suegra, el cuñado es el problema actual.
Scaramouche de forma sigilosa se situó detrás de él, leyendo parte del contenido escrito, abrió la boca sorprendido, después miró al bardo y a Eridanus.
Fujin se va a desmayar con toda la información que le va a llegar.
-Ya veo, deshacerme de los Fatuis no será tan fácil, pero puedo tomar esta nueva influencia a mi favor, bajo mis propias condiciones.
Bennu sintió una gotita bajando por su cien -¿Ibas a echarnos?
-Ya lo estaba haciendo. -tosió Venti.
-No tenía idea de que estaban involucrados en tal organización-reprochó-, además... -buscó un poco entre sus bolsillos y le lanzó el objeto a Scaramouche- esto es la precaria imitación de una visión, últimamente los miembros de tal organización los poseen, pero los que llegan a repartir al mundo externo... Son una mierda.
"Qué no se note su odio los Fatuis..." Pensaron los demás.
-Esto es... Un engaño -murmuró con cierta sorpresa en su voz, los ojos de Azael se volvían gélidos al confirmar sus sospechas- ¿Cómo conseguiste uno de estos? Actualmente su producción es escasa.
-Así que lo conoces. -murmuró para sí-. Esa basura casi mata a uno de mis protegidos.
-Lo siento -dijo como si fuera su culpa.
-No te disculpes, al menos, no hasta que me digas con lujo de detalle todo lo que sabes sobre esa maldita cosa, ¿Por qué la Arconte de Shezhnaya está tan persistente en querer morir? ¿Si sabe que será castigada por tal insulto? Respóndeme Scaramouche, ¿Qué cargo ocupas en la organización de los Fatuis.
Scaramouche miró el engaño en su mano con un extraño sentimiento en su pecho al ser tratado así, Bennu se asqueó al notar cómo las mejillas del Heraldo adquirían un color carmín.
Y pensar que es el mismo que maltrata a otros, dominándolos con una supremacía innata a la par que demuestra su abrumadora fuerza, a este tipo... Sí que le gustan las mujeres de carácter fuerte, ¿No?
Bennu no puede evitar recordar los patrones sumamente obvios en las anteriores relaciones de Raijin.
Raijin tiene fetiches muy raros.
-Soy un Heraldo. -respondió con firmeza- El Sexto de los Heraldos Fatui.
-Sabiendo el daño que provocaba esto -agarró la mano que poseía la visión y la acercó a su rostro-, ¿No hiciste nada? ¿Tenías conocimiento de su distribución?
-No.
La respuesta fue suficiente para que Azael dejará el tema morir ahí.
-Eso es todo. Síganme, no es prudente quedarse por más tiempo aquí.
El Heraldo se vio sorprendido por este repentino cambio de actitud -¿Fujin? -su voz flaqueó un poco al llamarla al ver cómo se alejaba de él y caminaba expandiendo sus alas.
Venti saltó emocionado al darse cuenta de lo que iban a hacer -¡Yo pido ir con Eridanus!
Bennu lo observó molesto, siendo retenido instantáneamente por Scaramouche que ya veía venir su explosión de celos.
-¿Qué dices, bardo? Aléjate de mi hermana.
Eridanus suspiró -Bennu, cálmate. Hay cosas más importantes.
-Tch, está bien.
El ambiente era un poco tenso, hasta que la mayor de todos habló.
-Ben, Eri -ambos hermanos sintieron una extraña vergüenza al ser nombrados por sus apodos delante de los demás-. Si llegan de último serán huevos podridos. Ah, antes que nada -miró a su hijo de arriba abajo con cierto disgusto- Bennu, cámbiate de ropa, por favor. Estando allá pido la colaboración de todos para que nuestra relación no salga a la luz.
-¿Qué quieres decir con eso? -preguntó Bosacius.
-Diluc no tardará en enterarse sobre que los Fatuis están involucrados en el caso de su padre, si después de eso se da cuenta que nosotros mismos estamos involucrados con ellos... En especial con un Heraldo, ¿Cuál es el panorama que visualizas Bosacius?
Bennu se cruzó de brazos guardando su ropa en su habitación del plano de ensueño -¿A él te referías con tu protegido?
-Es una historia larga que contaré más a detalle una vez estando allá, ¿Les parece?
Eridanus con algo de duda, cuestionó si no sería demasiado llamativo ir volando.
Azael sonrió con confianza -No te preocupes, ya lo tengo cubierto, solo síganme.
Scaramouche no se quejó y se acomodó mejor en el lomo de Bennu, cuando volteó a ver a los demás, se sorprendió de ver a Bosacius en el lomo de Azael, meciendo suavemente sus pies, emocionado por volar. Nadie tuvo tiempo de reprochar cuando ella salió disparada y los otros, para no quedarse atrás, tuvieron que tomar a los dos sobrantes y seguirla.
-Han tardado bastante, ¿No crees?
Diluc suspiró observando a Kaeya, el peliazul estuvo pegado a la ventana desde que ellos se fueron, la lluvia había bajado su intensidad, por cómo el cielo comenzaba a aclararse, era notorio que iba a amanecer aunque siguiera nublado.
- Deberías descansar. -le aconsejó-. Yo haré guardia si eso te da algo de paz.
Kaeya negó, bastante agradecido con sus intenciones -Estaré un poco más aquí, tú eres el que deberías descansar, después de todo, han sido días difíciles.
El mensaje detrás era claro y el más joven no pudo evitar sentirse un poco culpable por eso.
- Descansa aunque sea por nuestro padre... hermano.
Las palabras golpearon su alma como cortes de espada, su labio tembló y tuvo que apartar la mirada para que él no viera cuánto estaba afectado por ellas.
- ¿No me odias?
- Para serte honesto, en un principio sí lo hacía, pero luego de charlar con esa mujer... -al sentarse a su lado y acariciar su espalda con cariño, Kaeya terminó por romperse-. Me di cuenta de que no es tu culpa, eres víctima de las circunstancias. Kaeya, perdóname, no, más bien, te pido disculpas por cómo actúe, por las cosas que dije y... por todo. -Diluc tragó saliva nervioso para continuar-. Te hice daño y me disculpo por eso. Fui un mal hermano y por sobre todo, un muy mal amigo.
- No, Diluc, yo... Fue mi culpa, por no haber tenido la confianza de haber elegido. -Kaeya entonces, tomó valor para mirarlo a los ojos-. Yo debí tener el valor de decidir sobre mí destino. Mis decisiones no debieron ser influenciadas por mi pasado o por un padre que no dudó en abandonarme y dejarme a mi suerte en un país completamente desconocido, yo... para mí... -se relamió sus labios ansiosos mientras temblaba y trataba pesado-. Ustedes son mi familia.
- Kaeya...
- No conozco familia más allá de ustedes. -admitió-. En un principio me hice una pregunta, una que se repetía miles de veces en mi cabeza, llenándome de culpa, completa incertidumbre y pesar: "Si tuviera que elegir, ¿A quién debería ofrecer mi ayuda?"
- Por favor, no sigas... -rogó.
Porque los ojos de su hermano se veían tan desesperanzados y rotos en ese momento....
- "¿A mí padre biológico, que me abandonó despiadadamente o a mi padre adoptivo, que me ha amado y criado hasta el día de hoy?"
Diluc se arrodilló tomando sus ropas lleno de arrepentimiento.
- Lo siento, ya no sigas, no necesitas hacerte daño de este modo, discúlpame por hacerte creer que tenías responsabilidad en esto. ¡Estaba enfadado y furioso! ¡Solo quería culpar a alguien! Perdóname, hermano. Te fallé.
Kaeya se rompió a llorar, arrodillándose a su lado para abrazarlo.
- Pensé que me odiarías por siempre y jamás me perdonarías, tenía tanto miedo...
- Lo siento, lo siento...
Crepus se quedó en silencio al lado de las escaleras, con Adeline sosteniéndolo.
- Me alegra que por fin hayan arreglado las cosas. -susurró con una leve sonrisa en su rostro.
|Tiempo de memes y dibujos|
Se me ocurrió una fácil abreviación para recordar el nombre de la historia:
[LRF]
.
.
.
Se despide:
"Mr_Swag95"
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