Capítulo XIX: Paridad.

Paridad: Igualdad de las cosas entre sí.

17%: Aniam, Azael, Fujin.

33%: Skirt, Caos.

"Shejiná" es una de las tantas formas de llamar a Dios.

Significa 'la radiancia' o 'la presencia' de Dios.

+15.000 palabras

En el principio, la tierra estaba desordenada y vacía, las tinieblas estaban sobre la faz del abismo y el Ser de Dios se movía sobre la faz de las aguas en la tierra.

La única luz que existía en ese entonces, era la suya. Pero la luz de Dios se mantenía para sí mismo, se dice que un día bajó donde sus creaciones, quienes eran la viva imagen de sí mismo y estas no le recibieron, esto provocó que se dividiera en tres partes.

Es así como empezaremos a contar la historia de dos de tres de ellas...

En los inicios de su creación, dos seres nacieron a partir del odio y la tristeza de su Creador, fue tanto el dolor que sintió que ambos brotaron desde las lágrimas que representaban la traición que sintió, ese amargo sentimiento creó en ellas una separación, una fisura, algo irreparable que nunca sería arreglado ni por el mismísimo tiempo.

Es así cómo nacieron 33% y 17%, siendo la mitad de la otra, a la par de ser la mitad de ninguna.

Ambas solo eran un pequeño porcentaje de lo que fue el Creador original.

Shejiná o 50%, los consideraba unos errores básicamente, pues su sola existencia era un problema debido al gran poder que poseían y no sabían ejercer.

Creación y Destrucción.

No eran conscientes de las consecuencias de sus actos.

El peso de sus acciones.

Dos seres distintos que a la vez eran uno solo, es muy probable que con ellas iniciara este problema de los "dobles/gemelos" en Teyvat, porque en cierta manera, ellas representan un reflejo. Un espejo roto. Uno que por más que separes sus partes, todas las piezas en algún momento formaron parte del mismo espejo.

Así eran ellas, impredecibles.
Y de la misma manera, así fue su castigo.

"17%" fue la primera en nacer, su apariencia física era el de una mujer mayor, muy alta, de largos cabellos negros, eran tan oscuros sus cabellos que podría ser comparado con un gran agujero negro, su tonalidad era tan intensa que parecía no tener sombra, absorbía toda luz que entrara en ella. Sus ojos eran de un azul claro como el estado del mar en un atardecer, la coloración de una hora de reposo, de una época tranquila en la que todo está en silencio, porque así era su mirar: Transmitía un sosiego, una paz y una tranquilidad que solo una mirada amable puede ofrecer.

Cómo su contra parte, nació "33%".

7 segundos después del más débil, nació el más fuerte.

Sus nacimientos trajo consigo la división del mundo.

El mundo se dividió en tres junto con sus nacimientos.

El Universo se iluminó por segunda vez después de su llegada.

El Mundo de la Luz: donde habitaban los dragones y todo ser altamente elemental, el Mundo del Vacío: donde se formaría el abismo y el futuro Mundo donde habitarían los humanos.

El Mundo Terrenal.

Dios quien era un dragón, creó dragones. Teyvat antes era tierra de dragones.

Es por eso que hasta el día de hoy los dragones son los seres más fuertes que han habitado estas tierras.

En un pasado, no existía tal cosa como el Sol y la Luna.

La menor a comparación de la mayor, poseía una apariencia engañosa, porque la imagen de una joven pura e inocente haría bajar la guardia a cualquiera, si miras de cerca sus vestimentas, si te tomas el tiempo de conocerlas, te darás cuenta de la tremenda incongruencia que existe entre ambas, porque son tan diferentes como lo son de iguales.

Los ojos de 33% son grandes y redondos, rojos e intensos como la mismísima sangre, sus cabellos largos y dorados como la luz del sol transmiten calidez. El color de su ser, es aquel que ves todos los días al amanecer, es aquel que te hace sentir vivo, es el color que te da razones para vivir.

Ellas se ven así.

Ambas formas humanas son representaciones de la forma animal de la otra.

Ambas creaciones poseen un velo que tapan sus rostros como señal divina.

17% tenía un elegante vestido blanco indicando ingenuidad y pureza, del otro lado, 33% con un vestido negro indicando elegancia y misterio.

Eran un balance perfecto.

No poseían sexo alguno, pero sus apariencias físicas pueden ser semejantes a los de una mujer.


La mayor agarró su mano y dándole una sonrisa, le dijo:

— Bienvenida al mundo, 33.

La menor la observó cautivada, ¿Te imaginas ser recibido al mundo por alguien tan hermoso? ¿Cómo no desear toda una eternidad a su lado si con su sola presencia ilumina tu existencia?

Déjame sostener tu mano, porque no hay cosa que no haría por ti.
Déjame protegerte, porque siento que mi hogar está aquí.

Porque dónde estás tú, estoy yo.
Y dónde vas tú, vamos las dos.

En un inicio, ambas conocían su propósito.

Tenían recuerdos compartidos, o incluso muy vagos, algunos... No tenían recuerdo alguno de lo sucedió, el último caso era el de 17%, la cuál al ser el porcentaje más pequeño, carecía de muchas cosas.

¿Acaso ellas eran las encargadas de crear un balance?

¿Por qué existían para reparar los desastres de la otra? ¿Sus poderes eran tan exorbitantes?

Habían reglas.

"Si tú rompes algo, entonces yo voy a repararlo".

Eso es lo que dictaba una de ellas.

— Toma mi mano, no te preocupes, no voy a lastimarte. Al contrario, voy a sostenerte hasta el final de los tiempos, estoy aquí para protegerte... — dijo 17% ofreciéndole su mano con una gran sonrisa en su rostro, la menor se quedó ensimismada observándola, segundos que parecieron una eternidad, hasta que tomó las riendas de su vida y alcanzó su mano, quedando maravillada por su entorno al ponerse de pie.

En el momento de su nacimiento, solo ella le recibió.

Solo ella se alegró por que naciera.

Solo ella...

Solo ella no la vio como un monstruo.

— Hay cosas que debo mostrarte, ven, hay muchas cosas por explorar... Hay un mundo entero por descubrir, hermana mía.

Sus palabras calentaron su ser, el tono que usó la mayor fue tan cálido y hogareño que la menor no pudo evitar aferrarse a su mano, a ella. Como un polluelo que busca el calor de su madre, la rubia en ningún momento soltó su mano.

Temía soltar su mano y perderse.

No quiero perderme.
No sueltes mi mano...
[Tú eres mi luz.]

Si mi luz desaparece, mis razones para ser mejor se desvanecen contigo, soy como un fósforo a punto de apagarse al ingresar al fondo del océano...

No me apagues, por favor.

[Tú iluminas mi camino, eres mi luz.]

No sé diferenciar el bien del mal si no es contigo.

[Tú eres el fénix que guía mi camino.]

17% le mostró toda la creación a su hermana menor, ella le dio de todo su amor. Le ofreció todo lo que podía darle, la forma en la que abría sus manos para expresarse mientras sus alas se manifestaban en señal de su libertad iluminando el lugar, era único.

El primer fénix que existió es ella.

Y la primera serpiente la siguió fielmente.

Seres que distintos mundos reunidos en un mismo punto, mientras uno vive en los cielos y el otro se zambulle en el fondo del océano, sus cuerpos tocan la tierra, reuniéndose con la promesa de volverse a hablar.

33% creó serpientes que se esparcieron por el mundo.

Los dragones y las serpientes ahora son parientes.

Pasaron años vagando solas por el mundo, el algún momento de su travesía el Sol y la Luna fueron creados, en una gran explosión vistosa que creó muchos seres elementales tras su acontecimiento.

La menor aún recuerda el primer asesinato que llevó a cabo, la primera muerte que tuvo este mundo.

Tras ser creado el sol, 33% se encontró durmiendo entre las alas de 17%, la menor se percató de un dragón que se acercó a ellas con intensiones peligrosas, dicho y hecho disparó atentando contra su hermana que se encontraba aún dormida, la mayor se despertó asustada y consternada, no entendiendo el por qué las atacaban.

— ¡¿Quién?! — gritó la menor enojada mirando al intruso.

El dragón la observó burlesco, lanzando otras de su flechas hacia su hermana.

— Monstruos... — fue lo único que dijo en respuesta — ¡Desaparezcan!

Cuando 33% observó a su hermana con la mejilla roja, tirada en el suelo y con sus labios temblando...

La ira se acumuló en su pecho, era tan profundo su odio que le quemaba, le quitó la respiración de solo sentirlo.

El suelo empezó a despedazarse en un indicio de toda la catástrofe que vendría junto con su ira.

Huyan...

Huyan porque el diablo va a ser suelto.

Huyan porque es hora de escribir su testamento.

Por bien dice el dicho: "Más sabe el diablo por viejo que por diablo".

¿Qué fue lo que la enojó tanto? ¿Fueron sus hirientes palabras? ¿El hecho de que intentara matar a la persona que más ama? ¿Cuál fue el engranaje que hizo que actuara de esa manera tan despiadada y cruel?

Sintió un cosquilleo en la parte baja de su cuerpo, una presión invisible se albergó en su pecho, las orejas se le calentaron, sus manos se pusieron frías y su mirada se volvió tan distante que 17% murmuró con preocupación — ¿Hermanita...?

El dragón ignoró las visibles señales de peligro.

Él ignoró cómo poco a poco algo invisible empezaba a debilitarlo desde adentro, consumiendo toda su energía vital mientras lo contaminaba lentamente para morir con un inmenso dolor.

— ¡No puedes matar a un inmortal, eso está en contra de toda Ley creada! — gritó el dragón cuando observó como el puño de aquella mujer se dirigió a su rostro en un parpadeo, no tendría tiempo a reaccionar.

— Yo soy La Ley, yo la modifico como se me de la gana, hijo de puta — le dijo.

Ella lo golpeó con una fuerza descomunal, tiñendo de sangre el pavimento.

— Con mi hermana nadie se mete. Nadie... excepto yo — escupió con ira.

Lo sujetó del cuello, no lo soltó ni siquiera cuando su rostro se puso morado, con una suma indiferencia lo soltó. El dragón cayó al suelo de rodillas, tosiendo y llorando exasperado, no pudiendo creer el increíble poder que contenía su contrincante para doblegarlo de esa forma en tan poco tiempo.

Él era fuerte.

Era uno de los dragones más fuertes de ese reino y ella...

33% no entendía lo que le pasaba, su rostro estaba ensombrecido, se sentía poderosa, capaz de cualquier cosa.

17% se mantuvo inmóvil observando expectante lo que sucedía, nunca había visto a su hermana así de enojada.

El dragón trató de huir, pero 33% lo sujetó de su cola atrayéndolo a ella, cuando estuvo lo suficientemente cerca, acercó su mano a su pecho y soltó toda su ira concentrada en ese punto.

El dragón explotó.

Es así, que la primera muerte en ese mundo se llevó a cabo.

El primer asesinato, lo cometió ella.

Sus restos se esparcieron volviéndose polvo.

El dragón ya no existía.

17% observó el rostro de 33% lleno de un líquido rojo debido a la explosión, su hermana menor se mantenía inmóvil, mirando sus manos llenas de sangre. Con algo de duda, se acercó — Estás hecha un Caos, mira cómo te has manchado... — susurró empezando a limpiarla, la menor la observó expectante, atenta a cada uno de sus movimientos, esperando una reacción suya debido a lo que acaba de hacer — ¿Por qué me miras así? Me protegiste... Está bien, no estoy enojada contigo — dijo en un tono comprensivo abrazándola.

¿Qué era la muerte?

En el recién creado mundo todos los seres que habitaban este mundo era dragones elementales, inmortales específicamente.

Nadie conocía personalmente la muerte.

La muerte ni siquiera existía en aquellos tiempos.

La moral de 33% se guiaba por lo que 17% le decía.

Si 17% la hubiera regañado por lo que hizo...

Sin tan solo ella le hubiera dicho que matar era malo...

Entonces, tal vez ella no hubiera matado a tanta gente.

Talvez y solo talvez, su camino no se hubiera desviado hasta este punto.

— Siento que acabo de hacer algo malo pero, yo vine el mundo para protegerte y hacerte feliz. Nacimos en la oscuridad, nadie se alegró de nuestro nacimiento, ¿Cuántas cosas nuestro destino va a depararnos después de esto? Siempre voy a lamentar nuestros caminos, porque no son fáciles... — dijo con una voz baja, como si le estuviera contando un secreto.

La realidad es que 33% no había sentido nada cuando cometió tal acto y eso, aunque le costara admitir, la asustaba un poco.

Ese dragón había explotado y no volvió a regenerarse o a levantarse...

Había matado a una creación suya...

Empezaba a tener miedo de sí misma, temía hacerle algún daño a su hermana mayor.

— ¿No me tienes... miedo?

La pelinegra la observó con seriedad ante su pregunta — ¿Por qué te tendría miedo? — le cuestionó — Eres mi hermana, eres mi amada hermana menor. Jamás tendría miedo de ti, Caos — la llamó.

La rubia abrió sus ojos con sorpresa — ¿Cómo... Cómo me llamaste?

17% río ante la expresión de la menor — Eres todo un Caos, ¿No? Creo que te queda lindo ese nombre...

La mayor no pudo terminar sus palabras cuando la menor se abalanzó a sus brazos en un abrazo inesperado.

— Así es, mi nombre es Caos.

33% aún recuerda vívidamente cómo descubrió qué podía sentir lo que sentían las demás.

Cómo descubrió que solo era un contenedor de desechos de todo aquello que no querían sentir las demás, esos sentimientos amargos, esos malos recuerdos, todo eso iría a ella cómo pesadillas que la impulsarían a eliminar el raíz del problema.

Repentinamente se hincó en suelo llena de dolor, sorprendiendo a su hermana.

— ¡Caos! ¡¿Qué te sucede?! — gritó preocupada la mayor, revisando su cuerpo sin hallar la herida que le hacía tanto mal.

— ¡Duele...! ¡Duele! ¡Duele...! ¡Haz que pare! ¡Me duele! — 33% sujetaba su mano derecha como si quemara, se removía con fuerza en el suelo mientras sollozaba, no sabía lo que le estaba pasando, qué provocaba tal dolor en su cuerpo.

Si tan solo en ese entonces hubiera sabido que mi dolor estaba ligado a ellas, jamás me hubiera atrevido a hacerles tanto daño.

En ese tiempo, un poco después de sus nacimientos, alguien externo a este mundo había llegado para cambiarlo todo.

Ese intruso...

Le proclamó la Guerra a los Siete Soberanos Dragones que gobernaban estas tierras, queriendo adueñarse del mundo.

17% miró con una profunda tristeza su reaccionar ante su toque, cuando ella intentó tocarla, la menor le dio un manotazo apartándola. La mayor no lo sabía pero, su toque le quemaba a la menor, como si agravara su situación actual. No sabía qué hacer para ayudarla, por eso solo afianzó su agarre en su cuerpo, la abrazó con fuerza, sostuvo su dolor entre sus manos e intentó calmarla — Vas a estar bien, yo estoy aquí, yo voy a cuidarte...

La menor sollozó y se aferró a ella — No me abandones, por favor, no sé qué haría sin ti...

— Jamás te abandonaría, eres mi hermanita. — le dijo en respuesta acariciando su rostro.

33% observó el rostro de su hermana.

¿Por qué me mentiste?

Hermana, ¿Por qué me dejaste sola ahí?

Oh, hermana mía, dime por favor, ¿Por qué me siento tan mal?

Los dragones que habitaban esas tierras fueron extendiéndose más y más conforme pasaban los años.

— ¡No es justo! ¡¿Por qué solo podemos cambiar cuando tú das el permiso?! — cuestionó enojada 17%, zapateado en el suelo sin poder entender tal injusticia.

— Jejeje.

— ¡No te rías!

33% no soportó y terminó estallando en risa ante el comportamiento de su hermana mayor.

— ¡JAJAJA!

— ¡Caos! ¡No es justo! ¡Cuando yo quiero cambiar las apariencias me cuesta un montón y de paso tengo que tener tu permiso! — refunfuñó indignada.

— Ya, ya, cálmate — dijo sujetando su cuerpo que parecía querer seguir riéndose — Siempre que tú quieras tomar mi apariencia tendrás mi permiso.

— ...

La Guerra duró 40 largos años.

Los dragones son los seres más fuertes debido a que son seres creados por Shéjina.

El Dios de este mundo.

Mientras 17% surcaba los cielos en su forma de fénix, 33% se hundía en las profundidades del mar en su forma de serpiente, ambas reuniéndose cada cierto tiempo en la tierra después de jugar con libertad por su cuenta.

Encárgate del cielo, así como yo me haré cargo del infierno.

Decir que no volvieron a atacarlas, sería mentir.

Es por ello que, cuando Caos estuvo dispuesta a matar su enemigo, 17% solo tuvo que decir una sola vez que no lo haga para que la otra le haga caso, porque el poder que tenía 17% sobre 33% era tan enorme, la admiración que la menor tenía de la mayor era tan exorbiante, que ella nunca dudó de sus palabras.

Porque a pesar de tener poder sobre todas las cosas, 17% tenía poder sobre 33%.

— ¿Te enteraste?

17% guardó sus alas cuando llegó a su lado.

— ¿Qué cosa?

— El Sol tuvo hijos — le contó la mayor mirando el cielo y meciendo sus pies al estar posada en la rama de un árbol.

— ¡¿Cómo?! JAJAJA, ¡¿Ese tipo tuvo hijos?! JAJAJA, me preguntó quién fue la pobre alma desafortunada que cayó ante él — 33% se echó a reír no pudiendo creerlo.

— No le encuentro la gracia.

— Es porque te falta humor, 17.

La mayor solo suspiró y se resignó encogiéndose de hombros — Supongo que tienes razón — sonrió.

Me llamaste Caos, precisamente porque soy el Caos. Carezco de empatía, soy destructiva y solo velo por mi propio beneficio.

¿Dónde aprendí eso? ¿En qué momento me volví así de cruel y despiadada?

Los paisajes y los "animales" que poco a poco se iban creando, solo eran una versión beta de lo que llegarían a ser en un futuro próximo. Exploraron mucho el joven mundo, riendo juntas cuando descansando en un río, un pez saltó de las manos de 33% cuando esta intentó agarrarlo volviendo de nuevo al río.

— ¡Oye! ¡No te rías! — refunfuñó molesta la menor ante la cara que ponía la mayor.

— ¡Jaja! ¡Debiste ver tu cara! ¡Jajaja! ¡Fue muy gracioso! — se rió la pelinegra divertida.

Ambas pararon de reír y jugar en el río cuando observaron a un humano expiarlas. Este se mantenía escondido entre los arbustos, con una balde de madera en una de sus manos, probablemente había ido allí para recoger agua.

— ¿Qué es eso? — cuestionó 17% pensativa, ¿Era una nueva creación? Porque no estaba en su base de datos.

— Es un "humano", oh bueno, un prototipos de ellos... — respondió con repudio 33%, la presencia de esos seres por alguna razón la molestaban.

Había una molestia enorme que surgía desde los cielos, se preguntó por qué las emociones externas se manifestaban en ella. Cómo la compasión que en este momento su hermana está sintiendo, de alguna forma, le hacía doler la cabeza.

Su hermana ignoró su tono hostil para acercarse a inspeccionar al humano, pues no dejaba de temblar y sacar agua por sus ojos rogando por piedad.

— Oiga, ¿Está usted bien? — le preguntó compasiva al verlo temblar, asombrándose ante el color de sus ojos opacos — Está ciego... — murmuró como una afirmación, levantando su mano para moverla para ver si podía seguirla con la mirada, el humano solo mostró un poco de reacción — ¿Parece que acaba de quedarse ciego...?

El humano solo podía ver a Dios y el Diablo juntos o una clase de Ángel acompañado de la Llorona.

33% observó al humano frente a ella, su mirada era oscura al analizarlo y verlo desnudo, solo unas leves hojas tapando su desnudez, se veía sucio ante sus ojos.

— No sé si lo sepas, pero nuestra forma original es demasiado para cualquier ser en este mundo, solo contadas excepciones pueden presenciarnos, tener la honradez de soportarlo, al ser seres divinos, cegamos a seres inferiores a nosotros y los humanos... Son seres de los más inferiores — explicó 33% — Vámonos 17, no podemos involucrarnos con ellos. No te juntes con la chusma.

El humano no entendía en qué idioma estaban hablando o porque solo con escucharlas sus oídos empezaron a sangrar.

Solo sabía que iba a morir y con su muerte, la información reunida hasta ahora la recibiría Shejiná, quién no estaría para nada contenta.

17% hizo una mueca cuando el llanto del humano se intensificó lleno de dolor, su mirada se llenó de incertidumbre cuando al intentar tocarlo, el humano se desplomó muerto en el suelo — ¿Qué pasó? Ya no se mueve... ¡No puede ser! ¡Lo descompusimos! ¡Ay, no! ¡No! ¡Lo siento, Don humanito! ¡No era mi intención! ¡Lo siento! ¡Enserio lo siento mucho! — sollozó asustada zarandeándolo.

La pelinegra lo observó esperando una reacción alguna, la que sea, pero no obtuvo nada. Ya no se podía hacer nada por él.

Sus ojos se llenaron de tristeza.

— Hermana, creo que sí se murió enserio... — dijo 33% algo preocupada.

— ¿Por dejó de moverse? No lo entiendo, ¿Qué es morir? Nunca escuché una palabra como esa, todos los seres creados hasta ahora son inmortales... — dijo con la mirada perdida en el cuerpo del humano.

33% notó su pesar y posó una mano en su hombro para decirle:

— Morir en los humanos es dejar su cuerpo mortal para ir a unos de los dos mundos espirituales, son totalmente aparte de los mundo actuales. — le explicó con un suspiro pesado — Al menos, ese es el plan que se llevará a cabo. Estos humanos deben ser un experimento de cómo se adaptarían al entorno, aunque por lo que podemos ver, tampoco es que sobrevivirían mucho, deben ser el prototipo del resultado final. Me preguntó el por qué está dejando pasar tal osadez por alto — murmuró lo último.

— ¿Dos mundos? — cuestionó 17% sin entender todo lo que estaba hablando.

— Sí, ya sabes, el cielo o el infierno de acuerdo a su acciones. Esto es algo que se piensa aplicar una vez que termine la guerra que acaba de empezar — masculló.

— Desde que llegó ese Dios de otro mundo, todo se puso de cabeza. Me desagrada mucho... — dijo 17% molesta, observando como el cuerpo del humano se descompuso, es ahí donde pudo ver cómo fue hecho — Vaya, a estos "humanos" creo que piensan ponerles empeño, tienen incluso una pizca de poder divino entre sus componentes. No lo entiendo.

33 la observó y cuestionó:

— ¿Hablas de "Fanes"?

— Sí, él. Me desagrada mucho...

La menor puso una mano en su mentón pensativa — Tengo la mayor parte de los recuerdos de ella, tú lo que tienes es... — 17% la miró expectante, 33% rodó los ojos algo divertida — ¿La personalidad?

— ¿Pero tú no eres la que debería de parecerse más? — cuestionó jugando con la mano de su hermana.

-— En teoría debería ser así, pero como ves, los poderes me beneficiaron — se burló, la pelinegra la miró ofendida por un momento para luego sonreír.

A 17% nunca le duraba mucho la molestia.

— Es genial.

— Soy genial — enfatizó 33% con orgullo.

— Sí, eres genial — rodó los ojos con diversión 17% al reconocer su egocentrismo.

— Volviendo al tema principal, los humanos son una plaga, no tardarán en esparcirse como cucarachas — escupió con algo de recelo la menor empezando a inspeccionar el entorno.

— ¿Qué es una cucaracha?

— ¿No tienes toda la información actual? — le preguntó con una genuina sorpresa.

— ¿No...? ¿Debería? Solo sé que un Dios de otro mundo llegó al nuestro no hace mucho y quiere adueñarse de estas tierras, básicamente quitarle la autoridad otorgada a los Dragones elementales. Pero no lo logrará, yo lo sé — dijo con decisión.

— ¿Cómo puedes estar tan segura? — preguntó la rubia sin poder creer sus palabras, ella estaba bromeando, ¿Verdad?

— ¡50% lo impedirá! Ella lo hará... ¿Verdad, hermanita?

33% río — Eres muy ingenua, ¿No es así? ¿Por qué crees que existimos tú y yo? — le cuestionó divertida.

— ¿Porque ella quería amigos para jugar...? — murmuró 17% a sabiendas que su respuesta estaría mal.

— No. — dijo 33% golpeando su frente con sus dedos en señal de regaño.

"Si fuera algo tan ingenuo como eso, hace mucho tiempo que ella habría extendido su mano para recibirnos. Se hubiera tomado el tiempo de conocernos en vez de dejarnos abandonadas en este lugar y ordenar nuestra muerte" Pensó la rubia enojada.

— Auch, no hagas eso... — refunfuñó sujetando su frente.

— Vamos 17, no quieres quedarte atrás, ¿Verdad? — insinuó.

— ¡No! ¡Espérame! — gritó apresurándose a ir a su lado.

La menor de ambas está familiarizada con la palabra matar.

¿Por qué?

Porque desde que cometió su primer asesinato, no dejaron de llegar más y más dragones a por ellas, solo querían matarlas, capturarlas. 33% se vio obligada a manchar sus manos por su hermana.

Pero eso no es algo que 17% supiera, después de todo, 33% le prometió que no lo volvería a hacer.

— 17...

— ¿Qué sucede, Caos?

— Lo siento... — admitió observando el paisaje, a la mayor se le iluminaron los ojos cuando la escuchó, una pizca de curiosidad se mostró en ellos, ingenuamente pensó que su hermana se estaba disculpando por casi arrancarle un par de plumas cuando la llevó de paseo en su lomo.

— ¿Por qué te disculpas? — le preguntó notando el pesado ambiente que empezó a presentarse.

Todo era perfecto entre ellas dos, hasta que lo inevitable sucedió.

— Soy más fuerte 17, déjame protegerte y ensuciar mis manos por ti — pidió la menor arrodillándose ante ella en señal de respeto.

17 la observó con impotencia — Pero la mayor siempre debe proteger a la menor... — murmuró con tristeza apretando sus puños — No quiero que lleves ese peso tan grande por mí... Ya me haz protegido lo suficiente, no tienes que seguir haciendo esto por mi.

— Pero quiero hacerlo — objetó la menor.

17% suavizó su mirada y acunando su rostro entre sus manos.

— Hagamos una prueba, si ganas, ambas nos protegeremos la una a la otra, pero si pierdes, dejarás que yo te proteja. Está vez yo me encargaré de protegerte.

33% río ante sus palabras — ¿Incluso si tu postura es incorrecta a la hora de intentar dar un puñetazo?

— Incluso si no necesitamos necesariamente pelear con armas o con puños, solo con apuntarlos con el dedo es suficiente, ¿No lo crees?

— Esa confianza tuya sobre tus poderes un día te traerán problemas — negó la menor con desaprobación.

17% observó con duda sus manos antes de decidirse e ignorar sus regaños — ¡Hagámoslo entonces! — ánimo.

33% sonrió con emoción, procediendo a explicar las reglas — Solo tienes que disparar con todas tus fuerzas, si tu ataque llega más lejos que el mío, ganas. Simple, ¿No?

La pelinegra tragó nerviosa al saber el posible resultado, iba a perder...

Ambos seres era inconscientes de la gran magnitud de sus poderes, ese día ambas aprenderían todo lo daño que podrían causar con solo levantar su mano.

Y así lo hicieron, pusieron todo de sí en aquel disparo, causando gran caos y conmoción a su alrededor, llevándose muchas seres vivos consigo. Por la longitud que alcanzaron sus disparos, una gran destrucción se presentó ante sus ojos, el cielo se tiñó de rojo, el polvo se alzó en una ventisca que alteró todo el balance en Teyvat, porque el hedor que causó el choque de sus poderes, era contaminante. Sus rostros se llenaron de asombro cuando empezaron a observar el camino totalmente despejado y como sus poderes salieron de la órbita.

— ¡Oh! ¿Quién ganó? — preguntó 17% achicando sus ojos para enfocar cuál disparo fue más lejos.

— Vamos a averiguarlo — la incitó la rubia, la pelinegra asintió emocionada y se convirtió en fénix, resplandeciendo entre tanto Caos.

¿Por qué mi nombre es "Caos"?
¿Es porqué destruyo todo lo que toco?

— ¿No había una montaña ahí? — cuestionó el fénix observando esta vez un poco más consciente el cambio de su entorno, los árboles quemados e inexistentes, unas condensaciones moradas esparcidas por el suelo, los lagos secos... — ¿Esto lo hicimos nosotras? — le preguntó a su hermana preocupada.

— Nos van a matar — dijo asustada observando al cielo dónde muy seguramente estaría Shejiná observándolas.

17% tembló con miedo al presentir todo lo que les esperaba — Esta vez si nos pasamos, ¿No?

— Demasiado, si ya nos odiaba por matar a todos esos dragones... Ahora imagina cómo se va a inclinar la balanza si gracias a esto los dragones terminen perdiendo contra Fanes... — la rubia se echó en el lomo del fénix con un suspiro cansado — Fue un honor conocerte... Mmm, ¿Sabes qué? Te gané — soltó recibiendo un codazo/alazo de parte de 17% — Auch, valió la pena.

El fénix solo negó con la cabeza ante sus comentarios.


Se la habían llevado.

33% soltó el cesto de frutas que traía consigo, apretando sus puños mientras sus colmillos empezaban a crecer y sus escamas empezaban a presentarse por diversas partes de su cuerpo.

El iris de sus ojos se tiñó de un azul claro, haciendo un contraste con el rojo carmesí de sus ojos. Demostrando la conexión que unía a ambas gemelas.

Los va a matar.

Va a matarlos a todos.

Si no le devuelven a su hermana, a ella no va a importarle mandar a este mundo a la mierda.

Todo el mundo pasa a segundo plano cuando se trata de ella.

Es así como 33% tomó el nombre que se le fue otorgado por su hermana y lo hizo suyo, para emprender un viaje para llegar a los confines del mundo, importándole poco que el mundo estuviera en guerra en ese momento, a ella solo le importaba su hermana, solo única y exclusivamente su hermana. Nadie más. No existía lugar para alguien más.

Era como estarse ahogando, su pieza complementaria le faltaba...

Fue incapaz.

Fue incapaz de protegerla...

Inútil.

Era como si alguien estuviera apretando su cuello impidiéndole respirar, está desesperada. Debe encontrarla, no importa cómo sea, tampoco importa el costo.

Solo quiere tenerla a su lado.

En todo este tiempo, no intervinieron en la Guerra, no se mezclaron con nada ni con nadie, siempre se mantuvieron al margen, jugando y charlando entre ellas.

No es justo.

¿Por qué 17% y no ella?

¿No fue ella la que mató a tantos dragones?

17% jamás mató a alguien, no como ella...

Caos se ensució la manos por su hermana, precisamente para que no pasara esto.

Nacieron a los inicios de la Guerra y vivirían eternamente entre ellas.

— Apártense.

Los dragones no temieron alzarse en contra suya.

— Estás matando a mi gente, ¡¿Y quieres que solo te dejemos pasar y ya?! Estás loca.

La rubia suspiró — No digan que no se los advertí. Todos ustedes contra mí, ¿O tienen miedo? — incitó.

No necesitan armas, solo basta con levantar un dedo para ejecutarlos. Todo es tan fácil para ellas, claro... Demasiado fácil...

¿Si es demasiado fácil entonces por qué se sienten así?

¿Por qué a pesar de ser tan poderosas se sienten de esta manera?

¿Por qué siempre falta algo?

¿Por qué sus pechos duelen tanto? ¿Por qué el dolor se intensifica en esa zona la punto de ser sofocante?

¿Por qué duele?

¿No se suponen que son fuertes y que obtienen todo lo que quieren?

¿Entonces por qué?

Caos y su masacre sin fin. El cielo fue testigo de todos los crímenes atroces que cometió.

Ella no obtendría perdón, pues sus manos estuvieran manchadas desde el momento en el que nació.

¿Qué es la muerte para un ser cómo ella?

Es algo efímero, algo que ella creó y dio inicio a una nueva era llena de violencia.

Solo una vez dudó en matar a alguien.

Más bien, solo una vez no pudo matarlo sin compasión.

Una vez sus manos temblaron incapaz de hacerlo. Solo una vez se dejó llevar por sus sentimientos.

Al final, él terminó por apuñalarse a sí mismo para huir de ella.

Ingenuamente pensó que con su muerte se la devolverían, al contrario, no lo hicieron.

Los cielos y los emisarios empezaron a señalarla como su asesina.

Cuando llegó hasta donde Shejiná en el Shekinah, en su morada donde ella suele manifestarse. Ahí ella le recibió sentada en su trono, mirándola con superioridad desde allí.

Mírame.

Ve con tus propios ojos todo lo que he hecho y juzga por tu cuenta, todo mi odio acumulado te pertenece, esto es tuyo. Soy todo lo que niegas, estoy en lo más profundo de tu ser, golpeando y gritando por salir.

Soy el monstruo que llevas dentro.

Soy aquel al que niegas y por el cuál te esfuerzas tanto porque no salga.

¿Por qué me temes?

¿Es porque soy cínico? ¿Es porque a diferencia tuya carezco compasión?

Dime, ¿Por qué me temes?
Dime, ¿Acaso es porque todo lo que soy y represento no es moralmente correcto?

Mi nombre es Caos.

Y como dicta mi nombre, he venido a perseguirte.

— No me importa tu estúpida Guerra o quién se adueñe de estas tierras, porque de todos modos, el mundo es nuestro. Solo quiero a mi hermana devuelta, devuélvemela Shejiná. — exclamó cuando estuvo frente a la persona más fuerte que existe en el mundo, su ser temblaba por dentro reconociéndola como La Host, La Anfitriona.

El núcleo tal vez.

No... No es así.

Ellas tres eran la misma persona, dividiéndose ante el trauma presentado.

Vaya mierda de historia la suya.

Eran la misma persona, pero tenían distintas personalidades, pensamientos, edades, poderes... Niveles.

Eran su propio ser.

La persona frente a ella la introdujo en un recuerdo, uno dónde se la veía con 17% de rodillas, sujetando su cabeza, haciéndole una clase de lavado de cerebro.

— ¿Qué le hiciste? — le preguntó por inercia con un tono arisco, como si la respuesta no fuera obvia al estar observando el recuerdo — ¡Responde! ¡Es una orden!

Shejiná solo la observó y sin mover sus labios, sus palabras resonaron en su palacio "— La regalé" — dijo.

Cuando 50% dijo eso, Caos dejó de pensar en opciones, todo se nubló. Ya no podía pensar, solo un par de palabras se repetían en su cabeza: "Sálvala".

Debes de salvar a tu hermana.

Solo tú te puedes salvar a ti misma.

Explotó.

Su ira se mostró incontrolable.

— ¡¿CÓMO TE ATREVES A REGALARTE A TI MISMA A ALGUIEN CÓMO ÉL?! ¡¿LE DARÁS EL PODER DEL MUNDO ASÍ COMO ASÍ?! ¡¿TIENES UNA MÍNIMA IDEA DE LO ESTÚPIDA QUE ESTÁS SIENDO, 50%?! — le reclamó creando su arma, una guadaña negra con tonalidades rojas y moradas en el mango.

El símbolo de su estatus.

Lo que marcaría una gran diferencia.

He aquí la muerte vine a verte.

Shejiná solo la observó sin expresión, había previsto este escenario venir, sus palabras solo serían entendidas por sí misma.

¿Qué idioma hablaban ellas tres?

Solo tú puedes entenderte mejor que nadie, porque eres tú.

Tú eres tú.

Nadie puede conocerte mejor que tú mismo.

Jamás te aceptaremos si no eres perfecta.

"— Ustedes nunca debieron haber nacido" — dijo con una frialdad que la congeló "— No necesito hablar con alguien que no entiende el peso de la situación en la que se encuentra, en qué clase de mundo hemos estado viviendo y en toda la red que hay por fuera de este. 33% tú eres un Caos".

33% sonrió consternada por sus palabras.

— ¿Qué...? Tú... ¿Qué estás diciendo? Estás bromeando, ¿Verdad? Te crees mucho por se la mitad, ¿No es así? Maldita perra, ¡Ni siquiera eres la original! Las tres somos la misma persona, pero puedo ver claramente que no nos parecemos en nada.

La mirada de Shejiná era apacible, como si nada pudiera perturbarla, sin duda alguna, nadie podría apreciar su verdadera forma más que ella misma.

"— De ahora en adelante tú y todas tus creaciones se arrastrarán por la tierra, porque maldita serás entre todas las creaciones".

33% se río como nunca antes lo hizo antes, en cambio, con un gran cinismo le respondió:

— Tú maldita serás por todos los milenios, no serás más que una marioneta para ti misma. Esto en un hecho, porque somos la misma persona y el repudio que tenemos a nosotras mismas es innegable.

Caos le señaló con su guadaña, demostrando su autoridad y poder.

Shejiná la miró y es ahí que Caos se cegó. La belleza de 50% cegaba a cualquiera, impidiéndole ver la expresión de su rostro.

La inmensa soledad en sus ojos.

Caos llegó hasta ahí, ¿Para qué? Si ya era demasiado tarde para hacer algo. Ella no puede mentirse, pero la expresión de la persona frente a ella le causaba incomodidad y hasta cierta vergüenza, ¿Por qué?

La rubia intentó atacarla pero, demostrando porque de las tres era quién representaba el 50%, Shejiná hizo que ambas gemelas perdieran su brillo, maldiciéndolas en el proceso.

Maldiciéndose a sí misma.

Aquella apariencia divina se perdió hasta reducirse en lo que son al día de hoy.

Ella se destruyó.

Destruyó hasta sus recuerdos.

Convirtiéndolas en criaturas que han olvidado mucho y que de paso, lo perdieron todo.

Aquella apariencia que las proclamaba como parte de la esencia del divino creador se esfumaron, en su lugar solo quedaron creaciones sin posesiones.

Inútiles.

Incapaces de cumplir su función.

Así fue como 17% acabó en las pertenencias del Soberano Primordial, estando en su estado más puro.

Una condensación pura de conocimiento prohibido que esperaba por ser despertada.

Ni siquiera el mismo Fanes podía utilizarla con total libertad.

Fanes se había enterado de la división de Shejiná, inspirándose para crear a los Principios Celestiales.

Caos fue expulsada del cielo, arrojada y confinada abajo de los confines de la tierra.

Muy cerca de Kaenrhi'ah y Enkanomiya. En medio de ambas naciones, ahí se encontró su prisión.

¿Cuánto tiempo pasó encerrada hasta que escuchó una voz que llegó hasta ella?

Lo siguió, en medio de toda esa oscuridad se arrastró hasta llegar hasta él.

El pequeño animalito se sobresaltó y le maulló en señal de advertencia, Caos lo observó con la vista perdida y confundida. El lugar donde estaba era oscuro, pero los ojos del gato brillaban como una luz en medio de la oscuridad.

— ¿Cuántos años han pasado...? — murmuró débil, fijando su vista en aquel pequeño animalito que inclinó su cabeza con curiosidad al verla tirada en el suelo sin fuerzas.

— ¿Miau?

El pequeño gatito la olfateó y empezó a lamer sus heridas abiertas, la chica observó con curiosidad esto.

— ¿Qué haces? — le cuestionó al pequeño gato que solo le maulló en respuesta — Cierto, eres un animal y los animales no pueden hablar...

La forma en la que lo dijo fue tan triste, que el pequeño gatito al sentir su tristeza se acercó a restregar su cabeza contra su mano.

Caos sollozó al sentir su tacto, terminó por quebrarse al tocar un animal tan suave y el del cuál desconocía hasta su especie, eso solo le señalaba los siglos que pasó encerrada.

El tiempo que inevitablemente transcurrió y donde el cuál ella se quedó en el mismo lugar.

¿Cómo es posible que tocarlo le relajara tanto? ¿Cómo era posible que aquel animal tan pequeño tuviera tanto efecto en ella?

Cuando movió su mano para acariciarlo, pudo darse cuenta el cómo había reducido su tamaño, su cuerpo era más pequeño, aquella luz... Aquellos detalles que la delataban como una divinidad ya no estaban, su cuerpo solo era cubierto por una clase de vestido negro que se haría añicos en cualquier momento.

Lo había perdido todo.

No tenía a su hermana, porque su hermana era su todo.

Y perder a su hermana, para ella, era perderlo todo.

— ¿Por qué haces eso...? ¿No ves... que soy un peligro andante? Soy un maldito monstruo, podría matarte... Soy un monstruo, soy un monstruo... ¡Soy un monstruo! — gritó intentando alejarlo.

El gato solo siguió restregándose contra su mano intentando darle un poco de consuelo.

La rubia lo tomó y lo abrazó desconsolada.

Se aferró al pequeño animalito que la observaba con esos grandes ojos índigos.

— Miau.

— ¿Tú crees que mi hermana no me quiere o por qué ella nunca vino a buscarme? ¿Enserio ella se olvidó de mí? ¿Y si... Aún sigue encerrada ahí? ¿Y si ella está esperando a que la salve? Soy... Una inútil, no sé qué hacer, no sé cuánto tiempo ha pasado, ¡Desconozco siquiera dónde estoy! — se exasperó sujetando su cabeza.

El gato solo la observó confundido, poniendo su patito en su mano en señal de apoyo.

— No sé por qué hablo contigo, tampoco es como si alguien pueda escucharme... — río sin gracia, burlándose por estar hablando con el pequeño animalito.

Se dice que la menor caminó y caminó hasta que llegó a Enkanomiya, sin creer que el gato en todo su trayecto se escabulló en su largo cabello y la acompañó en su trayecto.

— Miau.

— Espera, ¡¿Cómo llegaste ahí?! — le interrogó mirando su cabello lleno de pelo — Debería de cortarme el cabello... — maldijo mirando feo al gato.

— Miau, miau.

— No en hables en ese tono... ¿qué se supone que eres tú? — curiosió alzándolo y mirándolo por todos lados, notando una clase de bolitas en su parte de baja — Oh, eres un animal macho... Aunque aún no logro descifrar qué eres exactamente, por lo que veo tienes colmillos y una cola, tus patitas son muy suaves también — examinó apretándolas un poco.

— Miau... — gruñó el gato en señal de advertencia por estarlo tocando tanto.

— No sabes quién soy, ¿Verdad? ¡Podría matarte ahora mismo! — le dijo mostrándole sus colmillos.

El gato solo la arañó y Caos se quejó sujetando su rostro.

— Maldito animal.

— ¡Miau!

— No te mato nada más porque me sirves — lo amenazó, el pequeño gato ignoró sus amenazas y caminó todo indignado — ¡Oye! No me dejes, ¡Estaba bromeando! — el gato solo la ignoró y es ahí donde Caos se desesperó, estaba sola y que alguien más la abandonara pareció sacudirla y traerle malos recuerdos — ¿Tú también vas a abandonarme? — le preguntó al pequeño gato, quién notando su tristeza se acercó a ella a restregar su rostro contra su pierna, maullando como si le dijera que no. Caos se rompió en ese momento, cediendo ante unos instintos que no sabía que poseía, abrazó al gato como un niño que teme dejar a su mascota.

Fue en ese momento que lo adoptó.

— No me dejes... Por favor... Tú tampoco me dejes... No lo soportaría, yo... Yo... Enserio no lo soportaría... Estaba mintiendo, siempre miento. Digo palabras feas para alejar a la gente y protegerme, no me hagas caso... Soy una mentirosa, solo sé mentir.

En aquel tiempo donde solo deseaba desaparecer de este mundo, donde el mundo en el que me encontraba no fue como se me prometió, cuando era demasiado pequeña en mundo tan grande... Lloraba toda la noche porque el mundo al que me enfrenté era muy oscuro.

A veces no puedo evitar preguntarme si sería mejor si desapareciera, ¿No se arreglarán todos los problemas del mundo con eso? ¿No estará acaso todo el mundo feliz?

Dime, ¿Me sentiré mejor si desaparezco y solo muero y ya?

¿No estoy siendo egoísta al querer acabar con mi sufrimiento y solo abandonar a mi querida hermana mayor?

El gato le maulló mordiendo la mano que intentaba acariciarlo.

— No tengo nada... No soy nadie... Yo no... No soy nadie... Soy... Solo soy... una fracasada... Lo siento... Lo siento...

¿Por qué se estaba disculpando en primer momento?

A veces la misma Caos se odia por no saber recibir amor.

Caos adoptó a un gato el cuál cuidó y al cuál le entregó un regalo exclusivamente para él: un collar de dos tiras (una blanca y otra roja), hechas de los hilos más finos que sujetaban una pequeña bola de algodón con el cuál el gato jugaba. Se escabulló entre los humanos para aprender a cuidar a ese gato, vivía lejos de ellos, pero era consciente de que el gato... comía.

Ella no necesita comer, por supuesto que puede hacerlo, pero no es algo estricto.

Pero el gato necesita comer todos los días...

Varias veces al día...

— ¿Qué se supone que comes tú?

— Miau.

— ¡¿Cómo que no sabes?! ¡¿Y cómo estuviste sobreviviendo todo este tiempo?! — le interrogó alzando una ceja.

— ¿Miau...?

— ¿Qué clase de respuesta se supone que es esa...?

También tenía que bañarlo y cuando tocaba baño, tenía que corretearlo para alcanzarlo, porque el gato que tenía, odiaba los baños. Ese maldito la rasguñaba cada que intentaba bañarlo.

— ¡Miau! ¡Miau! — gritó el minino desesperado intentó zafarse de sus manos.

— Colabora... — pidió ya un poco resignada por la terquedad del gato — Estás sucio, ¿Quién te mandó a restregarte en el barro como un indecente?

— Miau...

— No me importa si fue para conseguir pescado, me hubieras dicho.

— Miau.

— No soy ineficaz para cazar, soy capaz de obtener mi propia comida.

El gato sollozó y la miró con esos ojos chantajeadores para que no lo bañara y se apiadara de él.

La rubia guardó silencio y sin previo aviso lo sumergió en el agua, el gato se indignó con su traición, empezando un pelea campal entre ambos.

— ¡AAAAAAAAA! ¡AYUDA!

— ¡MIAUUUU!

Caos suspiró molesta después del baño, observando como ese gato tóxico iba hacia su regazo a pedirle cariño después de rasguñarle — Puto.

El gato la miró indignado por el insulto y como si supiera que lo había insultado, le sacó el dedo del medio.

— Hijo de...

En uno de esos días donde ningún dragón se le acercaba por miedo a su persona o por su pésimo carácter, una de dos, "Putos" pensó sacándoles el dedo del medio cuando pasó a recoger pescados que estaban en el río.

Los dragones le gruñeron pero, no se atrevieron a acercarse.

Cuando Caos llegó a la cueva donde habitaba con el minino, el gatito la esperaba feliz, la rubia le mostró orgullosa los pescados que consiguió para él.

Mientras el gatito comía, este se acercó curioso a ver lo que dibuja en la arena.

— ¿Miau?

— ¿Uh? ¿Esto? Ella es mi hermana mayor, mira — le señaló donde habían unos detallados ojos amables que parecían observarlo — Perdí gran parte de mis poderes y hasta mi apariencia divina, mejor no me salgo del tema, bueno... Mmm... ¿Ves ese velo? Debe haber caído en algún lado, aunque por más que lo busqué, no lo encontré — suspiró — Mi hermana... Espero que ella esté bien...

El día que la perdió fue como si algo en su interior se rompiera en mil pedazos, con el tiempo ha aprendido un poco a vivir con el constante dolor en su pecho, todo el tiempo se siente ansiosa preguntándose si mientras ella está aquí abajo a su hermana le están haciendo algo.

Es como estar en duelo... Cómo si estuviera rindiéndole tributo a quien más extraña.

— ¿Miau?

— He intentado salir de aquí, pero es algo complicado, cuando halle como salir de aquí, tú vendrás conmigo — le dijo acariciando su cabeza — Encontraremos a mi hermana y los tres seremos una familia, ¿Qué te parece?

— ¡Miau! — el gato maulló alegre ante la idea.

Caos sonrió, recordando cómo los humanos le ponían nombre a los humanos, lo nombró:

— Skirk.

— ¿Miau?

— Tu nombre será "Skirk" — le dijo echándose en el suelo y elevando al gato.

— Ese es un nombre muy tonto, ¿No lo crees? — se escuchó la pregunta de alguien ajeno a ellos.

Caos se levantó de golpe en alerta, aliviándose al ver que solo era una serpiente blanca.

— ¿Quién eres tú? — le preguntó en cambio, el gato se escondió en su cuello al ver el tamaño de tal animal.

— Mi nombre es Orobashi.

— ¿Sabes quién soy yo? — le cuestionó divertida, poniéndole una trampa para actuar según la respuesta.

La serpiente blanca bajó su cabeza en señal de sumisión — Sí... Mi creadora...

Caos entonces bajó la guardia y suavizó su mirada.

— ¿Qué hace un descendiente de mis creaciones en un lugar como este? — le cuestionó acariciando su cabeza en señal de afecto y respeto mutuo.

— Cuando la Guerra arriba finalizó, alguien se negó a aceptarlo e inició una pelea tan catastrófica que mandó varios lugares abajo, este lugar fue uno de los que cayó — le explicó lo mejor que pudo — Huí de la guerra para esconderme aquí.

— Entonces, ¿Eres una serpiente pacífica?

— Supongo que sí.

— Ya veo, mira Skirk, ¿Ves a esa pequeña serpiente? — Orobashi sintió una gotita bajar por su cabeza al escuchar cómo le hablaba — Él es un descendiente de las primeras serpientes que creé.

El pequeño gatito al no notar peligro, se bajó de ella y se acercó al albino a olfatearlo y restregar su cabeza en sus escamas.

— ¿Qué hace?

— Le agradas — explicó con simpleza.

Orobashi los observó a ambos, no quería ser imprudente, pero no pudo evitar preguntar — ¿Usted... Cómo acabó aquí?

— Digamos que me desterraron por andar haciendo mis maldades — le dijo restándole importancia al asunto — Skirk y yo pensábamos volver a la superficie, ¿Te nos unes?

Orobashi negó — Estoy bien aquí — bostezó.

— ¿Te gusta dormir?

— Sí... — respondió antes de volverse a dormir.

Caos acarició su cabeza y la besó — Si algún día quieres salir, entonces yo abriré la tierra y subirás a tierra firme, verás el sol y te sumergirás en el océano si así lo deseas...

Un tiempo después, Caos estaba muy contenta, creyó por fin haber encontrado el camino a la superficie, el pequeño minino se sujetó de sus cabellos para no caerse, grande fue la sorpresa de ambos cuando en vez de ir al Mundo de los Humanos, terminaron en el Mundo del Vacío, su mundo.

Un escalofrío la recorrió cuando el nombre le hizo como anillo al dedo al lugar.

— Aquí... No hay nada... — murmuró confusa — ¿Habremos tomado el camino equivocado?

— Miau.

— ¿Soy yo el mundo aquí parece estar invertido? — cuestionó.

— ¿Miau?

El Mundo del Vacío es el mundo donde después se crearía el Abismo, Caos esparció su poder porque sentía que así debía hacerlo, a aquel viejo mundo lo llenó de vida.

Es irónico porque sería el perfecto lugar para llamar limbo antes de llegar mismísimo infierno.

Cuando llegó, todo era desordenado. Los dragones que mató en su momento la reconocieron y la buscaron para matarla y vengarse por sus atrocidades cometidas en vida.

La chica protegió lo mejor que pudo a su mascota, pero la comida le jugaría en contra.

En ese entonces, el infierno no tenía dueño alguno, regiéndose según los perversos corazones de su habitantes. Ahí se practicaba el canibalismo, las violaciones en grupo, entre otras muchas atrocidades, era horrible.

Cuando intentó agarrar un par de suministros para alimentar a su pequeño gato, la golpearon.

La molieron a golpes sin compasión.

Intentaron matarla sin éxito alguno.

¿Qué no intentaron?

Porque fue quemada viva y sobrevivió, estaba ida para ese momento.

Dime, ¿Quién será capaz de recibirme con los brazos abiertos?

¿Cómo es amar a alguien sin ser usado?

Los antiguos habitantes del infierno la utilizaron para su propio beneficio, regocijándose ante un sueño de ser superior al Dios Creador.

Caos no cree haber amado a nadie más que Azael y su gato.

Ni siquiera cree saber con certeza lo que es amar.

Es por eso que, hizo lo que hizo a continuación...

"— No eres perfecta. No puedo perdonarte, no puedo perdonarme. ¡Jamás aceptaremos a otra "tú" si no eres perfecta!"

Habían momentos donde Caos alucinaba con su hermana mayor regañándola.

"— ¿Soy mala?" — le cuestionó a sabiendas que esa alucinación no le daría respuesta alguna a su dolor, es por eso que, se río y sujetó sus cabellos con dolor "— Sé que soy mala, aquí abajo he visto cosas que tú nunca haz visto y espero que no veas jamás, he visto la maldad de este mundo en primera mano y temo que el mundo no te ame tanto como yo te amo".

Aquella ilusión de su hermana la observó con un gran pesar.

Increíble, ella misma se tenía lástima.

"— Temo que te digan cosas feas, tal vez por eso no pararé de decirte los peores insultos. Intentarán matarte, por eso me adelanto, si intento matarte yo primero... es porque nadie puede hacerlo más que yo" — escupió.

"— ¿Por qué lo harás?"

"— ¿Por qué lo haré? Aunque me cueste admitirlo, me importas... Me importas mucho, hermana. Así, cuando todo esté en tu contra, espero que una sonrisa orgullosa digas: "Oh vamos, esto no es nada a comparación de lo que me hacía mi hermana".

La 17% solo se río y le respondió:

"— Está bien".

Caos se arrastró como pudo hasta que llegó a la cueva donde había dejado a su gatito, allí fue recibida por los pobres diablos hipócritas que tendría mucho después como sirvientes.

La mirada que todos ellos tenían, la congeló.

¿Por qué sonreían así? ¿Qué habían hecho?

Algo estaba mal.

— ¿Skirk? ¡Skirk! — le llamó ya importándole poco si la descubrían, solo quería que el gatito le respondiera para saber quién era el pobre diablo que lo tenía, el aire era tenso, pero a ninguno de ellos le importó el peligro que se avecinaba.

El pequeño maullido se escuchó a sus espaldas.

Las personas de su alrededor no se movieron, ellos estaban disfrutando el espectáculo.

El pequeño gato se arrastró hasta su ama, maullando con un pequeño hilo de voz, como si le estuviera contando todo lo que le habían hecho en su ausencia.

— Tú... ¿Viniste a despedirte?

— Miau... Miau...

Las manos de Caos temblaron, con mucho cuidado y delicadeza lo tomó para abrazarlo, escuchando como poco a poco el latido de su corazón iba disminuyendo.

Observó su cuerpo magullado, el cómo sangraba y el cómo a pesar de sus propias heridas, se acercó a intentó calmar las suyas.

Poco a poco la vida en sus ojos se fue apagando.

Sollozó, hay un hilo en su garganta que le impide decir algo más.

Aquella galaxia en los ojos de su gato se fueron apagando poco a poco hasta solo quedar una inmensa oscuridad, demostrando que su vida había llegado a su fin.

— No... No... No... No... Por favor... No me dejes... Por favor... Vuelve... Eres mi gato... No puedes dejarme... Se supone... Se supone que... ¡Se supone que debía cuidarte y darte una buena vida! — la respiración le fallaba conforme hablaba, estaba hiperventilando — ¡No! ¡No! ¡No! ¡Maldición! ¡Maldita sea! ¡No! ¡No! ¡Vuelve! ¡Vuelve! ¡Por favor! ¡Vuelve!

No importa cuanto rogó y suplicó porque no se lo arrebataran, no le devolvieron a su mascota, a su gato... A su familia.

¿Cómo superas la pérdida de una mascota? ¿Cómo olvidas una escena como esa?

La impotencia la consumió.

Caos se negó a la realidad, su negación fue tal que se hizo con mismísimo infierno para buscar su alma, ella tomó el control de ese pésimo lugar.

Después de torturar de primera mano a todos esos enfermos, lo encontró.

Cuando estuvo a punto de agarrar el alma de su mascota, Shejiná se interpuso.

— ¡Devuélvemelo! — exigió llena de ira cuando los cielos se abrieron para recibir el alma del minino — ¡No te lo lleves! ¡Por favor! ¡Ya me quitaste a mi hermana! ¡No me lo quites también a él! ¡Por favor! ¡Me quedaré aquí abajo! ¡Nunca volveré a subir pero...! ¡Por favor! ¡Por favor! ¡No me lo quites también!

Shejiná cerró el cielo de golpe ignorando sus súplicas.

Oh, la hermana menor vio desde los actos más injustos hasta los más atroces estando en el infierno.

El peor lado del ser humano.

El lado más horribles de los inmortales que se creían intocables.

Los actos más decepcionantes de aquellos que se llamaban a sí mismos dioses.

Es así como tomó el mando del infierno y el Mundo del Vacío.

Si tú tienes un trono en el cielo, entonces yo tendré uno en el infierno.

Allí, dónde ella no quiere llegar.
Allí creó un nuevo hogar.

Es así como invocando su guadaña, poniéndose una túnica negra y su tan aclamada máscara hecha de huesos de los difuntos que mató... Que ella se marchó a recoger las almas de los difuntos.

Se dice que el infierno a partir de ese entonces se dividió en nueve círculos, el limbo fue uno de ellos, los pecados capitales fueron creados y todo aquel que estuvo involucrado con la muerte de su mascota fue brutalmente castigado por toda la eternidad.

4.000 años antes de la Guerra de los Arcontes.

En un pasado remoto, gobernaban tres lunas brillantes que colgaban del cielo nocturno: Aria, Sonnet y Canon.

Ellas habitaban en el Palacio Lunar, representando las tres fases lunares: Luna Menguante, Luna Llena y Luna Creciente.

Las lunas eran hijas de la poesía y el canto, ellas eran las reinas de la noche. Solían recorrer la bóveda celeste en una carroza de plata. Cada diez días, una de ellas le sucedía el trono a la siguiente, se decía que si el trono no pasaba rápidamente, sucedería un desastre y eso fue justamente lo que sucedió y las llevó a su destrucción.

Continuaron los ciclos, hasta que un día ocurrió el tan profesado desastre.

Las tres lunas amaban a la misma persona: la Estrella Matinal.

En el breve instante entre el día y la noche, tres hermanas caminaban entre las constelaciones que se desvanecían para visitarlas en sus aposentos. Al despuntar el alba, las reinas de la noche se apresuraban a su carroza para ocultarse.

Tres hermanas comparten un afecto profundo por un mismo amor, al igual que el afecto que se tienen la una a la otra.

Eso fue antes de la calamidad que trastornó su mundo.

Un desastre, por no decir que una estrella volcó la carroza de sus Majestades y destruyó el corredor de estrellas de su palacio.

Las tres hermanas en el cielo nocturno se volvieron la una contra la otra culpándose mutuamente al incumplir sus deberes, lo que las condujo al camino de su propia muerte.

Lo único que quedó fueron sus cuerpos pálidos, que emitían una luz clara y fría...

Nuevamente el número tres encontró su fatídico destino.

Los lobos, al igual que los Seelies son los hijos de la Luna. Ellos siempre recordarán la calamidad y las penas que causó ese suceso. Es por eso que, cada luna llena, lamentan el destino de su madre... Es por eso que los niños que conviven con los lobos llaman 'Estrella del Desconsuelo' a la estrella matutina, la amante superviviente de la Luna.

Los Seelies quiénes antes poseían una apariencia humanoide y guiaban a los humanos en el mundo terrenal no corrieron tanta suerte como los lobos.

Ellos se transformaron en pequeños seres sin consciencia.

No permaneciendo nada más allá de su esencia.

— ¿Así que la lunas cayeron y junto con ellas el Reino de los Seelies?

El habitante del Infierno asintió, Caos se echó a reír al entenderlo.

Al parecer Shejiná se terminó hartando de esas tres, bueno... tampoco es que haya hecho un daño directo, el tiempo hizo lo suyo, tarde o temprano caerían gracias a ese estúpido enamoramiento.

— Bien hecho — felicitó a su súbdito acariciando su cabeza.

Caos tiene una conexión especial con su hermana, en todos esos años la mayor no había dado rastro alguno de presencia, hasta 3.000 años antes de la Guerra de los Arcontes, dónde fue que su poder explotó y su ubicación se intensificó.

Un reino que habitaba en los cielos le encomendó a su hija mayor buscar la Perla del Génesis en el Reino de las Tinieblas, una piedra preciosa única y exclusiva, la cuál era custodiada por una serpiente de un tamaño exorbitante.

La Princesa fue engañada, el recuerdo de sus nobles orígenes se desvaneció, ahora creía que era la "Reina" de las tinieblas.

En realidad, el Reino de las Tinieblas... Resultó siendo el Mundo del Vacío.

A Caos le llamó este suceso y decidió habilitar el Mundo del Vacío dejándolo a cargo de aquella princesa, subió al Mundo humano cuando sintió que por fin después de tantos años había despertado su hermana.

Cuando subió, su apariencia cambió.

— Qué raro, ¿Por qué razón habrá tomado mi forma humana? — se cuestionó, no le tomó importancia y la buscó conforme los rastros que dejó.

Cuando la encontró, ella custodiaba un pueblo de humanos junto a una Diosa a la cuál llamaba "Mamá"..No pudo evitar observarla desde las sombras, quiso acercarse, pero la ansiedad pudo con ella.

Cuando quiso estirar su mano para alcanzarla y por fin mostrarse ante ella, desistió. Sus manos que cargaban con la sangre de miles, se interpuso entre ellas dos.

"¿Y si la ensucio con mis manos?" Se cuestionó perturbada, Caos fue cobarde, para ella fue suficiente con ver a su hermana feliz y viviendo su vida, disfrutar de su libertad, aún si esto fuera sin ella.

"No necesito arrastrarla a mis desgracias" Pensó dando la vuelta.

Debía admitirlo, Caos se había transtornado hasta un punto sin retorno.

Caos iba a visitarla cada cierto tiempo, observando el crecimiento personal de "Aniam".

— Veo que ya no eres 17%, ¿Eh? Por fin conseguiste un nombre...

1.000 años antes de la Guerra de los Arcontes, el antiguo pueblo de Mondstadt fue recogido por Decarabian, protegiendo a los humanos del increíble clima gélido que expulsaba Andrius.

En ese tiempo...

— Mi Señora, ¿Cómo está?

Caos simplemente respondió:

— No lo sé, estoy agotada... Ya no quiero hacer esto — admitió con una mezcla de cansancio y aburrimiento — ¿Hay noticias de mi hermana?

— Acabó con un pueblo entero.

— Eso no es novedad.

— Sí, pero... Al parecer acabó con todos, excepto con un huevo.

— Mmm, mayormente cuando se ve apresada suele acabar con el problema de raíz — murmuró pensativa — ¿Qué hubo de especial esta vez?

— Ocultó el huevo.

— ¿Por qué me cuentas eso? — bramó molesta.

El pequeño diablillo se encongió temeroso en su sitio.

— Porque a ella la golpearon por intentar quedárselo — le contó tímido.

Caos se levantó de golpe — ¿Fue Bitru?

— Sí...

Caos salió del Infierno hecha una furia, abrió un portal que la llevó al mundo humano, al llegar al pueblo de Devlin, buscó con la mirada a esa perra.

— No está — escuchó detrás suyo.

"Esa voz..."

— ¿Aniam? — la llamó por fin en un murmullo débil al voltearse, la rubia la miraba cruzada de brazos.

— ¿Quién eres tú? — le cuestionó alerta, lista para invocar su lanza en cualquier momento — He sentido tu presencia lejos desde hace un tiempo, lo único que haces es observarme, ¿Qué buscas? ¡¿Quién eres y por qué te pareces tanto a mí?! — le reclamó exigiendo una respuesta a todas sus preguntas.

Caos cayó en cuenta de las apariencias de ambas — Soy una creación tuya... — fue lo único que se le ocurrió decir, Aniam alzó una ceja confusa, la pelinegra ya no podía dejar de mentir — Cuando llegaste a este mundo y caíste en cuenta de la magnitud de tus poderes y yo nací del dolor...

Incluso si decía una verdad a media, no podía decirle la verdad completa, no le creería.

— ¿De mi... Dolor? Eso es... Mentira, ¿Verdad? ¡Deja de jugar conmigo! ¡No te creo! — río consternada Aniam, su rostro cambió a uno serio, exigiéndole que deje de mentirle.

Ya basta de mentiras.

— ¿Por qué otra razón habría de poseer tu verdadera apariencia, Aniam?

Esa fue prueba suficiente para creerle.

Tuvieron una breve charla de la cuál, Caos terminó escapando y yéndose al lugar donde su sirviente le dijo que estaría aquel huevecillo.

Caos observó el huevo — ¿Qué se supone que tienes de especial como para captar su atención?

Suspiró por la tonta pregunta que hizo, porque el huevo aún no había eclosionado.

— Al parecer estás solo y eres el único sobreviviente de la masacre que tuvo tu pueblo, ¿No? — la pelinegra rascó su mentón pensativa — 17 no suele matar sin una buena razón, ¿Qué hizo tu pueblo para hacerla llegar a tal extremo? Bueno, como sea, te quedas conmigo.

Caos cuidó del huevo hasta que eclosionó, tampoco es que le interesará mucho volver a retomar sus deberes en el infierno.

— ¿Cuál es mi nombre? — le preguntó el pequeño niño a su maestra.

Alatus. Tu nombre es Alatus — le dijo el chico que la miraba confundido.

— ¿Alatus...?

— Sí, enano — le respondió acariciando sus cabellos divertida — Vamos a patear traseros, ¿Te parece?

— Aún no se pelear, maestra...

— Entonces puedes jugar a ser juez — sugirió invocando su guadaña.

— ¿Y qué se supone que hace un juez?

— Analiza.

— Usted sabe mucho... — dijo como una afirmación, sosteniendo su pequeña lanza de madera en sus manos.

Caos lo observó antes de ponerse de rodillas para estar a su altura.

— Escucha, Alatus. Hay siete simples reglas que rigen este mundo, recuerda nunca romper alguna — le dijo seria jugando levemente con la guadaña.

— ¿Por qué?

— Porque sino morirás.

— Oh... ¡S-sí! ¡Lo prometo! ¡No se preocupe! — gritó como un pequeño soldado.

Caos sonrió divertida, antes de ponerse seria y explicarle.

Regla I: Nunca interfieras en la evolución del ser humano.

Regla II: Nunca juegues con la vida y la muerte.

Regla III: Nunca estudies lo que hay más allá del Universo.

Regla IV: Nunca investigues el origen de las palabras.

Regla V: Venerar a Dios sin llevar acciones acciones de devoción.

Regla VI: Indagar en la verdad más profunda sin una pizca de temor.

Regla VII: ???

— Si sigues esas simples reglas, entonces la muerte nunca vendrá a tocar tu puerta.

— ¡Está bien! ¿Por fin va a enseñarme esa técnica?

— ¿Hablas de la Kármica? No, cuando aprendas a usar la lanza, enano.

Alatus hizo un puchero ante lo que dijo — No es justo...

— La vida no es justa, niño.

Es una lástima que Caos tuviera que abandonarlo para cumplir sus deberes en el infierno y el Mundo del Vacío.

Cuando la Guerra de los Arcontes estalló, volvió preocupada al pueblo de Devlin, notando como su hermana había formado una familia...

— Esto es una broma, ¿Verdad? — se dijo a sí misma al ver a siete pequeños niños juguetear entre ellos, algunos se perseguían con su alas afuera, riendo escandalosamente al ser atrapados, Aniam se mantenía tranquila observándolos.

Caos retrocedió asustada.

"¡Mierda! ¡Mierda! ¡Shejiná no debe enterarse de esto!" Pensó huyendo de ahí.

Skirk tapó sus ojos con sus manos mientras empezaban a dar la vuelta para tomar otro camino.

— ¿Eh? ¿Por qué? — murmuró sorprendido Ajax.

— Un niño no debería ver algo así — fue lo único que le respondió.

Ajax calló y se aferró a la mano que tapaba sus ojos.

— Gracias...

Azael y Caos se mantuvieron calladas, llegando a un pequeño acuerdo mutuo por él.

Sálvalo.

Salva su inocencia y llénalo de vida.

— ¿Tienes miedo? — le preguntó alzándolo y cubriendo su rostro contra su pecho para evitar que viera como se deshacía de los monstruos con su arma.

— No... — mintió el menor temblando, escuchando los gritos y gruñidos de los monstruos, el cortar de la carne y la sangre salpicar el suelo.

— Tener miedo no es algo malo.

Azael se sorprendió por sus palabras, escuchando atentamente lo que iba a decir Caos.

— ¿No lo es? — preguntó el pequeño niño curioso.

— No, al contrario, sentir es lo que te hace humano, Ajax — dijo acariciando su cabeza con cariño.

— Ya veo...

Cuando ambas hermanas volvieron a verse cara a cara en el Mar Oscuro, Caos pensó que esta vez sería diferente, ilusamente pensó que esta vez si sería recordada por su hermana, oh cuán equivocada estaba, porque su hermana sí le recordaba, pero de una manera diferente.

— Eres mi primera creación — me dijo sorprendiéndome, a pesar de que me hice la tonta y seguí con mi juego, quería llorar.

"¿Por qué no me recuerdas? ¿Cuánto tiempo más tengo que esperar para que por fin puedas recordarme?"

— Así es Aniam, he sido hecha para ser tuya.

¿Cuánto más dejaremos de mentirnos a nosotros mismos?

Por mentir, lastimé a la persona que más amaba.

Por mentir, terminé alejando a la persona que más me hizo sentir amor.

Recuerdos que añoro con todo mi corazón y ahora no son más que polvo.

Por mentir, terminé por romper su confianza.

Robé su felicidad... La hice llorar... Yo...

¿Por qué lo hice?

Le mentí, le dije cosas en realidad nunca sentí.

La herí.

Y volveré a herirla, porque solo sé hacer daño...

Le mentí, porque le dije que la detestaba y que iba a matarla.

Le mentí...

— Lo siento pero, tienes una impresión equivocada. Solo trabajamos juntas por un interés en común, no te equivoques, no eres nada para mí. Me iré cuando dejes de serme útil — escupí palabras llenas de odio y resentimiento.

Azael enmudeció llena de conmoción ante mis palabras — Yo creí que... Creí que...

— Creíste mal. Nunca fuimos tú y yo... Tú y yo nunca fuimos dos.

Le mentí, porque en realidad quería que se quedara a mi lado.

Eres una tonta orgullosa, Caos... Es por eso que estás sola.

— ¿Qué harás si no tienes los poderes suficientes para detenerla? — le cuestionó Azael a Caos evadiendo uno de sus golpes.

— Ya me cansé de jugar... — fue lo que respondió en cambio.

Azael a penas tuvo tiempo a reaccionar cuando ambas se teletransportaron al plano de ensueño y de todas partes empezaron a ser invocadas armas que se dirigirían a su dirección.

Antes de recibir el primer impacto, Caos la observó y dijo:

— Te di muchas oportunidades para unirte a mi causa, pero en vez de eso... Te aferraste a la idea de ser una humana, ¿Cómo es posible que de todas las creaciones decidieras aferrarte a esa? — la interrogó, el primer impacto resonó en el lugar, junto a muchas armas que se incrustaron en el suelo.

Azael hizo un esfuerzo sobrehumano para crear un escudo que impidiera el impacto de más lanzas y espadas.

Solo fue un chasquido.

Con un chasquido de Caos rompió el escudo.

— Tú... — gruñó la rubia intentando mantenerse de pie inútilmente.

La menor se acercó a ella a pasos lentos.

Cuando estuvo frente a ella, dijo:

— De rodillas.

Cómo si la gravedad hubiera subido de golpe, todo su cuerpo cayó al suelo.

Sus palmas intentaron levantarla sin éxito.

¿Qué puedes hacer cuando eres mil veces más débil que alguien?

Caos pisó su cabeza en el suelo.

— Es increíble cómo dejaste que te matarán cientos de veces e intentaste matarte otras diez mil... No lo entiendo... ¿Por qué desearías ser un humano? ¿Qué tienen ellos que te atraen tanto? Ellos fueron los que te hicieron llorar, ¿Por qué los defiendes tanto?

— Es por él... — murmuró.

Ante esa tonta respuesta, Caos ejerció más fuerza haciéndola llorar ante su crueldad.

— ¡¿Por él?! ¡¿POR ÉL?! ¡ESTÁS DE BROMA! ¡¿VERDAD?! ¡¿POR QUÉ AMARÍAS A SU RAZA CUANDO ESA COSA TE HIZO LLORAR?!

— Tú... Tú me estás haciendo llorar... — dijo haciendo un esfuerzo extra para que sea audible.

Caos dejó de ejercer fuerza en su pie por un momento, consternada. La duda desapareció tan pronto como apareció, esta vez pisó su cabeza con más fuerza.

— He querido verlas muertas, no te imaginas cuánto soñé con el día en el que pudiera devolverles todo el daño que me causaron. Vivir con tanto odio me ayudó a sobrevivir — le contó — Sin ti, sin ella, sin él... no sabes cuánto sufrí, ¡Perdí todo lo que amaba! Rechacé los vínculos, no me interesaban, ¡Jamás van a interesarme!

— Mientes — gruñó Azael intentando levantarse.

— Solo he buscado hacerme fuerte para acabar con todo esto, no me importa cuanto me cueste, lograré ese objetivo.

Conformé las mentiras avanzaban, Azael se enfurecía más y más.

— ¿Qué hay de ti? ¿No te importa tu propia felicidad? — le preguntó cómo última advertencia.

— ¿Por qué me importaría algo así? — se burló — Qué me importa perderme a mí misma en el proceso, ustedes ya lo han hecho otras veces, ¿Por qué si yo lo hago es diferente? Lo único que me mantiene viva es la venganza.

— Mientes. ¡Mientes! ¡Deja de mentir! ¡No te atrevas a intentar mentirme a mí! ¡Hipócrita! — gritó apartando su pie con una ráfaga elemental y alejándose.

Caos siempre estuvo sola, es por eso que la única vía que conoce es el odio.

¿Caos se convirtió en esto o simplemente nació así?

— ¡Prométeme que nunca más volverás a mirarlo! ¡No importa cuántas veces acabe con él, siempre terminan encontrándolo! ¡¿Por qué?! ¡¿Por qué él sigue reencarnando?! — cuestionó mandándola a volar, para aparecer detrás suyo y estamparla en el suelo. Caos sujetó sus cabellos haciendo que Azael la mirara, que se vea a sí misma furiosa, enojada consigo misma — Voy a golpearlo hasta el punto en el que se replantee volver a nacer, porque incluso si lo hace, iré por él. Esta vez yo me haré con su alma, así me aseguraré de que nunca más vuelva. No volverá a nacer.

Azael enterró sus uñas en sus manos, furiosa por sus palabras.

— Tú puedes destruir el mundo por solo diversión, ahora imagina lo que haría yo si es por venganza — exclamó en respuesta la mayor escupiéndola y empezando a forcejar para soltar su agarre — Deberías de mirar por dónde caminas. No te haría falta ser un poco más precavida — con una potente ráfaga de aire, Azael la mandó a volar, alejándola de ella — Estás actuando fuera de lugar, Caos... Estás sobrepasando una línea que no deberías.

La menor se levantó sujetando su rostro llena de rabia.

— ¿Fuera de lugar...? ¡Si tan solo no hubieras mentido...! ¡Si tan solo hubieras dicho la verdad...! ¡Esto nunca hubiera sucedido!

— ¿Quién está mintiendo a quién?

Silencio.

— Lo suponía, eres una mentirosa — afirmó soltando una risa irónica y algo decepcionada — No hay poder en este mundo que iguale el poder de ella y lo sabes... Lo tenías todo, Caos... ¿Por qué seguir esperando a un lazo que se rompió hace mucho tiempo atrás?

— Tienes razón, lo tenía todo, excepto a ti...

Azael la miró con tristeza una última vez para abalanzarse hacia ella una vez más.

Saliendo del plano de ensueño para observar mejor donde estaba.

Cuando la ubicó, asintió.

— ¿Cuántas veces lo intentaste...? — se escuchó la pregunta de Caos al lado suyo.

La pregunta la tomó por sorpresa, aunque sabía de qué estaba hablando, se hizo la desentendida, pues Azael jamás respondería una pregunta así — ¿De qué estás hablando? ¿Intentar qué?

Sus ojos se movieron de reojo para indicar cuándo sería perfecto intervenir.

— ¡No te hagas la tonta! — gritó exaltada Caos — ¿Cuántas veces fueron? ¿Cuántas veces intentaste suicidarte? ¿Cuántas veces pasaron aquellas ideas por tu cabeza? ¿Pensaste que podrías lograrlo porque tu cuerpo era similar al del un humano? ¿Cuántas veces lloraste en silencio? ¿Cuántas veces gritaste y nadie te escuchó? 17, respóndeme, por favor... ¿Cuántas veces fueron?

Azael suspiró ante su insistencia.

Quiere responderle que "qué te importa" pero, eso solo empeoraría las cosas.

— Millones de veces... Intenté suicidarme millones de veces... — respondió sin pudor alguno.

— No te reconozco... — soltó Caos mirándola con desaprobación.

— Ni siquiera yo lo hago, ¿Por qué lo harías tú?

— Porque yo soy tú...

— No te pareces en nada a mí — escupió la palabras con frialdad.

Caos entonces alzó su mano en dirección a Bennu y los demás — Entonces que se mueran.

Caos disparó hacia ellos, eliminándolos, o eso creyó.

Bennu y los demás se vieron sorprendidos cuando alguien con la máscara Yaksha de Azael apareció frente a ellos, aquella mujer los tomó a todos y los teletransportó en la punta del Acantilado Estrellado.

— ¡¿Quién eres?! — exigió saber Scaramouche en guardia.

La persona frente a ellos, quién era una mujer mayor, de cabellos negros y una coleta alta, ni siquiera los miró cuando habló por su intercomunicador — El área está despejada — fue lo único que dijo.

Bosacius los frenó a todos por precaución, no deben actuar precipitadamente — Cálmense.

Aquella mujer le lanzó una bola de cristal a Bennu, este la sujetó desconfiado — ¿Qué es esto?

— Es una pantalla para que podamos ver la pelea sin intervenir y arriesgar más nuestras vidas en el proceso, sin ella aquel ataque pudo habernos matado a todos... — explicó Venti sorprendiendo a todos.

La mujer asintió y tan pronto como llegó, desapareció.

Volviendo al campo de batalla, Caos fue arrojada cerca del teletransporte que está situado debajo del Acantilado Estrellado; es ahí que, mientras Azael estaba cerca de la estatua, ella empezó a crear una gran bola de energía.

Azael alzó sus manos para amortiguar el ataque, si lo soltaba... Se dirigiría a la ciudad e impactaría con un montón de civiles inocentes, sus manos se aferraron a la esfera para intentar reducirla, sin mucho éxito, aunque sus pies intentaron aferrarse a la tierra, fue desplazada poco a poco.

Retrocedió mientras todo se consumía a su alrededor.

Lo que antes eran montañas fueron reemplazadas por un gigantesco hoyo donde solo quedó su cuerpo desplomado en el suelo.

¿Enserio había perdido?

— ¿Azael perdió...? — cuestionó Bosacius preocupado.

Ella estaba agotada, ya no daba más.

— ¡Maldición! — Bennu tuvo que agarrar a Scaramouche de no ir a ayudarla — ¡¿Qué haces?! ¡¿Eres su hijo y no piensas ayudarla?! ¡Suéltame!

— ¡Cállate y quédate quieto! — le gritó callándolo, Scaramouche lo observó sorprendido ante el alzamiento de la voz, Bosacius y Venti guardaron silencio, no queriendo entrometerse — ¡Incluso si los cuatro unimos fuerzas para ayudarla, no seríamos más que un estorbo! ¡Más ayuda el que no estorba, Raijin!

— Pero...

— Entiendo tu impotencia pero, observa, por favor — le pidió — Aquella chica va a intervenir.

— ¿Cómo puedes estar tan seguro?

— Porque justamente la estoy viendo actuar.

Los tres chicos se acercaron a apreciar a la joven de la máscara entre los arbustos, acercándose más y más al dúo.

— Si no puedes con el enemigo, entonces conviértete en el enemigo — dijo Bosacius recibiendo un zape de parte de Venti — ¡Oye! ¡¿Y eso por qué?!

— No debiste de juntarte tanto conmigo, Bosacius.

— ¿Eh?

Volviendo a la pelea principal, Azael luchó por mantenerse despierta, cuando Caos estuvo a punto de clavar su guadaña en su cabeza, gritó:

— ¡AHORA, ERIDANUS!

Detrás de ella apareció su hija mayor quién ya había despejado toda el área para evitar que personas/seres inocentes se vean involucrados en la pelea, creando un domo varios Kilómetros a la redonda para asegurarse de que nadie entrara, de que las pocas personas que se encontraban dentro fueran envueltas en una clase de escudo que repelería cualquier ataque, sobre todo de conocimiento prohibido.

La primogénita del primer fénix que existió en el mundo desenvainó su espada y usando la técnica de la danza Kármica junto sus llamas creando una ráfaga de viento que taparía momentáneamente la visión de Caos, dándole el tiempo suficiente de tomar a su madre quién ya había hecho suficiente para retenerla.

La chica tomó desprevenida a su contrincante, cortando cualquier vía de diálogo cuando apareció arriba de la mujer y le dio una patada que la tiró al suelo en un gran impacto cósmico.

Caos gruñó y se giró a ver al responsable, a unos metros de ella, Eridanus la miraba como si fuera inferior a ella, la mujer se encontraba apuntándola con su espada en señal de amenaza.

— Sí que me estás molestando — vociferó limpiándose la gota de sangre que se deslizaba por su rostro, sus ojos se volvieron de un color magenta, tan brillantes que lucían espeluznantes para cualquier persona, su objetivo se centró en ella, no tardando ambos en darse cuenta de sus intenciones y prepararse para la revancha — ¡Voy a matarlos! — sentenció en un tono sepulcral.

La mayor aprovecharía el desgaste que tendría Caos por estar peleando con su madre para gritar:

— ¡Ahora, Shejiná!

Desde el cielo, se crearon diversos portales de dónde salieron manos para intentar atrapar a 33%.

Caos empezó a correr, intentando que 50% no la agarrara.

"Mierda, ¡Mierda! ¡Si esa perra me atrapa lo más probable es que...!" La piel se le erizó de solo pensarlo.

La ahora pelinegra miró a su hermana mayor que se mantenía débil en los brazos de su primogénita, hizo una mueca al verlo.

Azael tuvo que esforzarse para abrir los ojos, quiso vomitar debido al esfuerzo que ejercía para intentar levantarse.

— Con cuidado... — dijo Eridanus ayudándola.

Azael observó ensimismada a su niña, incluso si sospechó de su presencia, era demasiado iluso para que uno de sus niños vuelva a la vida, ¿Verdad?

No importa cuánto una madre desee que su hijo vuelva a la vida, este no lo hará.

O eso pensó.

33% creó varios clones que distraerían a 50%, desvaneciéndose en sus manos al pensar que había atrapado a la original. Invocó su guadaña cortando varias manos que salían de esos portales intergalácticos.

— No dejes que la atrape... — dijo Azael levantándose, Eridanus no entendió su petición.

— ¡Pero ella intentó matarte! ¡¿Qué  estás diciendo?! — la reprendió — ¡Shejiná nos ayudará!

— ¡Precisamente ese es el problema! — gritó, sorprendiendo a su hija — ¡Ella te mintió! ¡Solamente te está usando! ¡En realidad no quiere ayudarte! — intentó explicar sin mucho éxito porque empezó a vomitar — Mierda...

— Pero... Mamá... Ella...

Azael no sabía cómo explicarle lo sucio que solía jugar Shejiná, puede que con otras personas sea "justa", claro... eso si siquiera le importase su título. Puede que esté enojada con Caos pero, ni siquiera ella desea una muerte como esa.

— Agradezco tus intenciones, sé que hay mucho de lo que debemos hablar... pero... — dijo refiriéndose a su inexplicable vuelta a la vida, aunque podría hacerse una idea — Si llegan a fucionarse, es muy probable que después también quieran venir por mí y si las dos se unen, me temo que no podré escapar...

Eriadanus mordió sus labios pensativa — Puede que no entienda del todo pero, confío en ti.

Azael se sorprendió y después sonrió — Eres buena niña, ¿Eh?

— Ya no soy una niña, mamá.

— Para mí siempre serán mis niños.

Azael intentó convertirse en fénix sin mucho éxito, suspiró cuando su vista se volvió borrosa.

"Vamos, haz pasado peores cosas que esta, ¡Levántate!" Se reprendió mentalmente.

— Dame mi máscara — pidió, Eridanus se la quitó y se la dio exceptante. Cuando Azael se puso la máscara, una gran aura kármica la rodeó, de su boca salió una clase de humo, haciendo un contraste por cómo su cuerpo empezó a arder para hacer el proceso de transformación. La antigua yaksha desapareció cortando con su lanza la mano que había atrapado a Caos.

— ¿Qué...? ¿17? — murmuró sorprendida.

— Yo te cubro — dijo invocando sus alas que amortiguaban los golpes de aquellas manos gigantes.

— No necesito de tu ayuda — bramó molesta su hermana menor.

— Si no quieres morir es mejor que empieces a colaborar, perra — escupió jalando su mano para que se pusiera de pie, ambos tuvieron una breve lucha de miradas antes de que Caos cediera.

— No esperes que te lo agradezca después.

— Hagamos esto... Juntas.

Caos sonrió ante sus palabras, levantó su puño y le preguntó:

— ¿Por sobrevivir?

Azael le devolvió la sonrisa y levantó su puño parachocarlo con el de ella.

— Por sobrevivir, después me voy a cobrar todas tus maldades.

— Tómalo por hecho.

Una gran explosión estalló en el lugar, Eridanus se teletransportó al lado de los chicos, creando una enorme pantalla de fuego con mejor calidad para observar la pelea, la imagen fue impresionante. Ambas hermanas lucharían codo a codo, con sus máscaras puestas, un enorme fénix con una armadura escalofriante por parte de la máscara yaksha que usaba la mayor agitaron sus corazones, Scaramouche no fue el único en quedar ensimismado ante el espéctaculo. La serpiente no se quedó atrás, porque con su máscara de calabera y sus negras túnicas, se presentó como la mismísima muerte.

— ¿Cómo pasamos de querer frenar la masacre mutua de esas dos a una clase lucha con manos gigantes?  — se preguntó Scaramouche.

— No lo sé, pero yo no me quejo — dijo Bosacius comiéndose un par de palomitas, asombrado de tal pelea tan vistosa y única. Venti asintió y le ofreció un par de palomitas a Bennu quién sintió una gotita bajar por su cabeza, conmocionado por como se tomaban la lucha tan a la ligera.

— Yo apuesto por Caos — dijo el bardo.

La gigante guadaña de la muerte se dirigió al portal principal para cortarlo en dos, otro portal nació en los cielos y el fénix le escupió fuego, antes de ser golpeado por otra de esas manos, aturdiéndolo.

La pelea hizo retumbar la tierra, Caos se dirigió a la mano que se dirigía a agarrar a su hermana, acabándola.

Para 33% y 17% fue como si el tiempo se detuviera por un momento, ambas gruñeron cuando se sintieron amenazadas al estar en un plano completamente diferente.

"— Ustedes dos..." — se esuchó la voz de Shejiná, los ojos de ambas hermanas se movieron por todos lados intentando averiguar el provenir de la voz "— Me encargaré de ustedes..."

Una clase de clon de Shejiná se presentó en el lugar, juntando sus manos para crear una esfera que explotó desactivando sus formas animales.

Caos fue la única que pudo resistir la magnitud de tal impacto, al contrario de Azael que, se encontraba postrada inconsciente en el suelo.

Si antes tenía fuerzas de reservas para levantarse, ahora no tenía ninguna.

Caos gruñó ante la escena.

— No volverá a ocurrir lo que pasó la última vez... — dijo, caminó hasta su hermana mayor y como si le estuviera pidiendo permiso, unió sus almas para crear un nuevo ser destino a partir de ese deseo. Una mujer alta apareció el campo de batalla, su lanza fue invocada, sacó sus alas, sus colmillos crecieron y la mirada presente en ella, conmocionó a 50%, era una mirada asesina.

50% vs 50%

Antes de dar el primer golpe, Shejiná las teletransportó devuelta al mundo de los humanos. Tan pronto llegaron se dividieron, es posible que la fusión fuera momentánea porque una de las partes se encontraba inconsciente, para Caos eso fue prueba suficiente, el hecho de que Shejiná se encontrará conmocionada con su unión era prueba suficiente para saber la mejor vía para derrotarla o en su defecto, que no se saliera de la línea, era eso: la fusión de 33% y 17%.

— ¿Sabes qué es lo peor? Que incluso si salvas al mundo, jamás serás salvada, no obtendrás recompensa o reconocimiento alguno, porque desde un principio ese era tu deber — le dijo con una mirada sombría, Azael lloró debido al dolor que le causaron sus palabras — ¿Estás teniendo una pesadilla o por qué razón estás llorando?

— No... No... — murmuró intentando abrir sus ojos, parecía que volvía a recobrar la consciencia — Caos... No... No lo hagas... No te vayas... No me dejes... No de nuevo...

La pelinegra apretó los ojos antes de decidirse.

— Tú misma lo dijiste, con aquella apariencia eres más amada y con esta — dijo apuntándose a sí misma — Eres considerada una criminal de guerra. Tomaré la carga por ti, tomaré tu lugar. Si fuiste "malvada", no debes de preocuparte, será culpa mía, siempre será mi culpa. Nadie pasará por encima de ti, porque el destino ya lo decidió, no debemos continuar. El villano morirá, yo... debo morir en tu lugar.

— Mierda... No... Detente... — pidió.

— Esto es lo mejor para ti — dijo creando un portal.

Azael abrió sus ojos e intentó levantarse, su cuerpo cayó al suelo.

— ¡CAOS! ¡NO! ¡CAOS! ¡DETENTE! ¡NO LO HAGAS! ¡NO TIENES QUE TOMAR LA CARGA POR MÍ! — rogó entre sollozos estirando su mano para alcanzarla, pero como siempre, ella siempre estaba delante suyo y no puede alcanzarla, mientras 17% avanza un paso, 33% avanza tres más.

Siempre lejos.

Tan cerca, pero a la vez tan lejos.

Ambas son cómo Diciembre y Enero.

"Cuando nacimos prometimos siempre la una para la otra, ¿Cómo es que terminamos así?" Se preguntó al verla irse, atravesar el portal y dejarla atrás.

Bajó su mano cuando su espalda se hizo más y más lejana.

Solo quería ser un poco feliz, ¿Acaso pedió demasiado?

El portal se cerró detrás suyo Caos se pensó:

"Solo tenemos un propósito y si no lo cumplimos, solo nos espera el sufrimiento eterno. Porque tú y yo Azael, no podemos morir, pero tampoco podemos vivir. Nadie puede salvarnos porque todos son más débiles que nosotros... Al final no existe el bueno ni el malo en esta historia, solo personas con intereses distintos y yo pienso cumplir los míos a como de lugar".

— Lo siento, 17...

Azael golpeó el suelo impotente, sollozó en el suelo mientras un montón de recuerdos empezaban a atormentarla — Mierda, mierda, ¡Maldita perra! ¡¿Cómo te atreves a volver a dejarme fuera de esto?!

Azael estaba fuera de sí, las duras palabras golpeaban su consciencia.

Mientras las lágrimas se desparramaban, el lugar empezó a recomponerse, pero un gran cráter permanecería en él para siempre.

Desde el teletransporte situado debajo del Acantilado Estrellado, hasta llegar hasta el Lago de Sidra, podrás ver un gran agujero donde ahora está situado la estatua del Arconte Anemo.

En ese lugar, encontrarás el lugar donde fue la pelea de ellas dos.

Eridanus se acercó a su madre, alzándola para teletransportarse al lado de los cuatro chicos que en todo momento estuvieron viendo la pelea, el campo de fuerza se desactivó y todos los animales fueron devueltos a su hábitat, los aventureros que pudieron estar cerca en ese momento, fueron teletransportados a la entrada de Monstadt, alejándolos.

Bennu, al igual que todos se acercó preocupado.

Azael ya no podía más de tanto llorar y gritar, solo quiere dormir y no despertar más, pero sus responsabilidades son mayores a sus deseos.

Bennu se quedó inmóvil al igual que todos los presentes, exceptuando a Bosacius, quién no conocía para nada a la joven que sostenía a Azael.

— ¿Eri... Danus...? — murmuró el fénix menor conmocionado, agitó su cabeza intentando concentrarse, ya hablarían más tarde de eso y en privado, corrió para socorrer a su madre — Mamá... ¿Cómo estás?— le preguntó despacio para no aturdirla.

"Medio muerta" Quiso responder Azael hecha bomba.

Scaramouche se mantuvo en su sitio, no creyendo que fuera demasiado adecuado que él se metiera en al reunión familiar, pero sus manos picaban.

Eridanus lo observó con curiosidad, ofreciéndole su mano, cuando Scaramouche la miró escéptico, ella lo jaló al abrazo que se había formado.

— No sea tímido, parecía que quería sumarse... — dijo avergonzándolo.

Bosacius se unió al abrazo elevándolos a todos, Eridanus lo observó curiosa y algo perdida miró al cielo, precisamente al domo arriba de ellos, "Se parece a Sculptor" Pensó decaída.

Debe hablar con su madre.

Venti se abalanzó alegre a ellos — ¡Abrazoooo!

Azael río y los apartó, intentó levantarse, pero sus piernas estaban en su contra, cuando estaba a punto de caer nuevamente porque la muy terca quería fingir que estaba bien, Scaramouche la sostuvo — Deberías dejar de fingir que estás bien — sugirió.

Azael guardó silencio, asintiendo al regaño — Lo siento...

— No te disculpes, ¿Cómo estás? — le preguntó sujetando con fuerza la mano que tenía alrededor de su cuello, también afianzó un poco su agarre en su cintura.

— No lo sé — admitió.

Eridanus alzó a Bosacius quién se asombró por su fuerza, Venti terminó gritando que él también quería ser cargado, terminando en una clase de competencia para ver quién era más fuerte.

— Es tu viva imagen... — comentó observándolos.

— Así es, lo raro sería que no se parecieran — bromeó, recibiendo una mirada molesta de parte de Scaramouche — No me mires así, chico bonito. Solo estaba bromeando.

Raijin sintió sus mejillas calentarse ante el apodo empleado — ¿Siempre fuiste tan molesta?

Bennu se acercó a ambos y esta vez él los cargó a los dos — Te extrañé mucho... — comunicó, burlándose un poco con la mirada el tamaño de ambos chicos.

— ¿Por qué la extrañaste? Mamá se ve exactamente igual desde hace Miles de años — cuestionó su hermana mayor confusa.

— Hay mucho de qué ponerse al día... — fue lo único que le dijo.

Azael suavizó su mirada al ser sostenida por él — Haz crecido... — hizo notar.

— Solo dos centímetros — se encogió de hombros, Scaramouche quiso reírse y molestarlo por ser tan dócil, pero vamos, estamos hablando de Bennu, decidió guardárselo para después.

— Yo igual, hijo... — le dijo.

Venti se acercó a ellos, junto a los otros.

Eridanus apartó por un momento a Scaramouche y juntó su mano con la de Bennu, cuando ambos sujetaron las manos de su madre, esta empezó a recuperar un poco de sus fuerzas.

— ¿Q-qué pasó? — se preguntó sorprendida mirándose sus manos.

Eridanus procedió a recordarle que al ser de la misma raza, podían transmitirle sus fuerzas, como una clase de enfermeros para sí mismos.

— Había olvidado eso... — admitió con vergüenza Azael.

Eridanus observó de reojo a Bennu, quién poniendo una mano en su hombro, le dijo:

— Tú y yo debemos hablar.

— Aclararé las dudas más tarde.

— Volver de la muerte no es algo para tomar a la ligera, Eridanus.

— Haz crecido, ya no eres un bebé.

Bennu asintió algo avergonzado — Ya no soy el mismo niño que paraba durmiendo en tu regazo.

— Ya veo...

— Es una mala noticia, ¿No es cierto?

Eridanus mordió internamente su lengua al ser descubierta — No sé si pueda soportar otra noticias más — dijo haciendo referencia a su madre.

— Me alegro que estés aquí, aunque no deja de ser raro... — comentó con los brazos cruzados.

Eridanus se acercó a abrazarlo — Lo siento.

— ¿Por qué te disculpas?

La chica guardó silencio con un gran pesar — Debí haber hallado otra opción, por eso.

Su charla fue interrumpida cuando escucharon la voz del bardo.

— Después de esto, recitaré miles de canciones nostálgicas y de desamor, así la noche no será tan larga — dijo Venti con una gran sonrisa en su rostro.

Scaramouche y Bosacius dijeron al mismo tiempo:

— Dios, por favor, no...

Eridanus lo observó emocionada y sonrió — Sería un placer escucharlo, Neil.

Venti abrió la boca sorprendido al escuchar el antiguo nombre de su amigo.

— No soy Neil...

Quiero aprovechar estos capítulos porque después se viene puro romanticismo y juego de casita con la Azael y Scara, jaja. Pero ya que, ya verán lo que vendrá, tengo un momento muy lindo entre ellos dos.

Descuiden, haré que su espera valga la pena.


Créanme que a veces olvido que esto es un fanfic, jaja, lo siento.

Bueno, expliquemos algo. El tema de estos tres personajes es algo complejo como simple.

Explicación:

Shéjina es una de las tantas formas de la que se le puede llamar a Dios.

En esta historia, ella sufrió un trauma tan profundo que terminó diviéndose en tres partes. Esto lo explicaré más a detalle más adelante, pero resumiendo. Está inspirada en el transtorno de TID, el Host que es quién maneja el cuerpo o en este caso, quien vive el día a día. El persecutor que en este caso vendría siendo Caos quién es la contenedora de los traumas y la protectora Azael.

Se despide:

"Mr_Swag95"

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top