Capítulo XIV: La ciudad de la libertad y los Yakshas.
Venti y Fujin se miraron por un buen rato, el bardo la ayudó a recomponerse y antes de poder hablar, el dúo pudo observar como un ojo de la tormenta se acercaba amenazadoramente hacia ellos, ambos no pudieron evitar sonreír con diversión ante esto, pues sabían quien era la causante de tal ser.
— Creo que alguien no está muy contenta de vernos — dijo Fujin en un tono bromista estirándose sobre su sitio para empezar a esquivar, un breve calentamiento no les vendría mal.
El bardo la observó divertido siguiéndole el juego — Tienes razón, ella ha de estar muy enojada porque estuvimos mucho tiempo fuera de nuestros puestos — vociferó con su típica risa, esquivando los ataques del ojo de la tormenta, ambos saltaron lejos y rieron como dos niños después de cometer una travesura.
— ¿Cuánto tiempo estuviste fuera tú? — le cuestionó Fujin esquivando un ataque directo del ojo, ambos se desplazaron a los lados mientras seguían charlando despreocupadamente.
— Unos doscientos años, ¿Y tú? — le preguntó el bardo preparando una flecha que dio directo al centro del ojo y lo desapareció.
— Buen golpe — le dijo Fujin llegando a su lado y levantando su puño, Venti devolvió el gesto y ambos sonrieron con complicidad — Yo estuve como unos... ¿Cientos de años? ¿Cuánto tiempo ha pasado, Barbatos? He perdido la noción del tiempo.
Venti suavizó su mirada y se sentó en el césped, él la miró como un niño antes de responderle: — Ha pasado mucho tiempo, Fujin, ¿Qué ha sido de ti? — le cuestionó con curiosidad.
Fujin entonces se sentó a su lado y recargó su cabeza en su hombro dando un leve suspiro cansado, su cabello le incomodaba al pelear, al igual que su vestido, se siente incómoda de volver a su antigua apariencia — ¿Por dónde podría empezar? — divagó — ¿Qué te parece tomar un vino y hablarlo? — le sugirió a sabiendas que su antiguo amigo es amante del vino.
Venti saltó emocionado y la abrazó eufórico — ¡Tú si sabes cómo ganarte mi corazón, Fujin!
"Estoy segura que si fuera legal el casamiento con cosas materiales, él se sin dudar, se casaría con el vino" Pensó "Cuando eso pase yo quiero ser la madrina"
— Oye, por cierto, ¿este lugar no es...? — murmuró.
Venti le sonrió comprensivo y en tono pacífico le respondió — Fujin, este es el lugar es donde nos conocimos — le recordó.
La rubia abrió los ojos con asombro — ¿Era aquí...? Ha cambiado mucho.
El Arconte tomó sus manos y le dijo: — Al Este de la guarida de Dvalin, situado a poco metros del teletransporte más cercano, podrás ver un pequeño riachuelo rodeando un gran árbol — la voz del bardo se mecía en un suave cántico, inspirado le contaba la historia con una voz dulce. Fujin empezó a temblar recordándolo todo, su cabeza dolió y su ser se agitó; aún así, ella no lo demostró — En ese gran árbol... podrás hallar un anemoculus esperando a por ti, un pequeño puente de madera donde la noche es cubierta por las luces de las luciérnagas, he aquí, un bardo y una Diosa se conocieron al pasar las doce, dónde un antiguo Monstadt vivía apresado por su antiguo Dios, he aquí nos conocimos tú y yo.
La rubia soltó una suave risa para decirle: — Barbatos, sabes que yo no soy un Dios.
Venti divagó un poco — Si alguien tuviera que ser clasificado cómo uno entre tú y yo, serías tú. Los Arcontes no somos dioses por más que nos consideren así.
Fujin lo atrajo hacia ella y lo abrazó — Incluso si pasarán millones de años, es bueno saber que nada a cambiado entre tú y yo, yo enserio espero que esto nunca termine. Eres como un cálido día de primavera para mí, Barbatos. Eres una suave brisa que me recuerda porqué lucho, por todo lo que haz hecho por mi, mantendré las promesas que te hice en ese entonces.
Venti dio unas leves palmaditas en su espalda — Está bien, cuando estés en mi territorio, estarás a salvo — le prometió.
Pensando que ambos podrían ponerse al día, no esperaron que un portal se abriera y que de él saliera el Yaksha electro. Azael se recompusó de inmediato en un estado de alerta, ese portal le hizo sentir un gran terror al ver cómo de él, salía un Bosacius por fin despierto, Azael se dio cuenta que todo se revelaría en ese momento, Barbatos se enteraría de todo.
"Bosacius no va a reconocerme con esta apariencia, ¿Y si no me desconoce al igual que todos? ¿Y si Bosacius me ataca? ¿Y si Barbatos me odia? ¿Qué debo hacer?" Pensó insegura.
¿Por qué cada que sale de un problema se mete en otro? ¿Por qué no pueden darle un breve descanso?
Venti observó con curiosidad al Yaksha de la otra región, ¿Qué hacía aquí y por qué lucía tan... Nostálgico? Cuando el bardo se giró a ver a Fujin, se sorprendió al ver su rostro contraerse en una mueca y su cuerpo temblar tratando de no escapar — ¿Fujin? — cuestionó con sorpresa ante el extraño panorama.
— ¿Bosacius? — se escucharía el murmullo de la rubia, Barbatos entonces confirmaría su sospechas, ambos se conocen, ¿Pero de dónde?
Los pasos del Yaksha se sintieron imponentes y resonaron por sobre el silencio — ¿Alguna vez alguien te ha dado las gracias por tu servicio? — le preguntó él al estar frente a ella.
Azael se sorprendió por la pregunta, hubieron ocasiones donde alguien la felicitó y le dio las gracias por ello, solo una vez en toda su existencia alguien le agradeció genuinamente por sus cuidados, por cumplir con su deber, pero... ¿A qué venía esa clase de pregunta? — No... ¡Bosacius, yo...! — intentos decir, su mente intentaba comprender toda la situación sin actuar con violencia, los territorios, las amenazas, los intentos de asesinato. Ha estado sometida toda su vida a un constante estrés y guerra continúa, que por momentos olvida que hay métodos para resolver las cosas: hablar.
Azael debe hablar.
Bosacius sin previo aviso, acarició sus cabellos con cariño.
— Muchas gracias Adeptus Azael por su servicio — le dijo suavemente, para después hacer el 'gesto militar' que los caracterizaba.
Azael abrió y cerró los labios intentando formular algo, ¿Cómo él pudo reconocerla? Pues su antigua apariencia de la actual no se parecen en nada entonces, ¿Cómo él...?
Di algo, Azael.
— Fue... fue un honor servirle a usted y a todo su pueblo — le correspondió ella, haciendo el mismo gesto militar en señal de agradecimiento, sus ojos azules brillaron y ella solo le sonrió, Bosacius se alegró y pudo salir de su burbuja cuando Barbatos carraspeó un poco para llamar la atención de ambos.
— Perdona que interrumpa su bonito reencuentro pero... ¿Alguien puede explicarme qué está pasando aquí? — les cuestionó, Azael llevó una mano a su cabeza empezando a rascarse en modo de nerviosismo, había olvidado que el bardo aún seguía con ellos.
— ¿Barbatos? — murmuró Bosacius — Disculpe mi imprudencia.
— No te preocupes, además... — Venti se giró a observar con una ceja alzada a Fujin — ¿Adeptus Azael...?
La rubia se sobresaltó en su sitio y esquivó verlo a los ojos mientras silbaba disimuladamente para intentar huir, Venti la sujetó de su vestido impidiendo que escapara — ¡Puedo explicarlo! — objetó.
— Tenemos todo el día, Fujin — la amenazó.
Bosacius río y Venti tuvo que regañarla porque la habían proclamado cómo la criminal de guerra número uno de todo Teyvat — ¡¿QUÉ ME PROCLAMARON CÓMO?!
— Olvidé decirte que todos los Arcontes tienen que notificar si te ven en sus territorios... — dijo bajo, Azael lo miró para cubrirse su rostro avergonzada de sí misma — Yo no haré eso, hace mucho tiempo que dejé mi puesto de Arconte — la tranquilizó.
— Gracias, Barbatos... — le correspondió, genial, ya no puedo andar con su antigua apariencia y dudaba que Raijin la reconozca sin ella, Bennu sí, pero... — ¡Maldita sea! ¡¿Por qué todo me sale mal?! — reclamó frustrada.
Venti no pudo evitar reír con nerviosismo y tanto el bardo como el Yaksha palmearon su espalda en forma de consuelo. Bosacius le dijo a Azael que escuchó todo desde el plano de ensueño y que no sabe cómo salió de ahí, la rubia supuso que era porque aún no controlaba sus poderes del todo, más bien, aún no se adaptaba completamente a ellos.
— ¿Escuchaste todo...? — preguntó Azael sintiendo que se salía el alma del cuerpo.
¿Bosacius enserio escuchó todo lo que le contó en todos esos años? Si es así, se va a tirar del acantilado estrellado.
Azael se está muriendo de la vergüenza y los nervios por dentro.
Bosacius se rascó la cabeza con nerviosismo — Sí, fue fácil identificarte con la descripción física que diste de ti misma, aunque nunca pensé que serías tan diferente, incluso tus ojos son más grandes — enfatizó.
— En esta apariencia tengo los ojos de una presa — murmuró en un tono hostil, a la rubia no paraba de dolerle la cabeza, demasiado por procesar aún — ¿Y qué harás tú, Bosacius? — le preguntó intentando cambiar de tema.
— Me quedaré contigo por un tiempo — le respondió tranquilo — Hace mucho tiempo que fui liberado de mi contrato, llegado el momento, visitaré a Xiao; por cierto, debo darte las gracias, gracias a ti... ahora mi cuerpo se siente como antes de empezar a usar la máscara.
"Es porque te limpié en su totalidad de cualquier rastro de Karma" Pensó ella para sí "¿Será que conforme me adapte a esta nueva apariencia el tatuaje del fénix volverá a aparecer? No ha der ser muy diferente a Barbatos, al final, nuestros poderes se terminan proyectando en nuestra apariencia física"
— Entonces, ¿Iremos al Levantaviento? — le preguntó Azael al bardo — ¿Es un nuevo lugar?
Venti saltó entusiasmado para explicarle — ¡Sí! ¡Venessa ascendió a Celestia y ahí creció un gigantes árbol! ¡Ya se los mostraré! ¡Es un lugar fantástico!
Bosacius y Azael se miraron entre sí con duda, ninguno de ellos quiere hablar de Celestia, uno por miedo y la otra por enojo. En lo que el bardo contaba un par de cosas de Monstadt, como una clase de padre orgulloso, Bosacius aprovechó a preguntarle — ¿Qué se siente?
— ¿Qué cosa?
— Ya sabes, ¿Qué se siente estar tan limpia y usar vestido? Antes te negabas a la idea de usar uno y ahora, eh... ¿Nuevo look? — le preguntó de manera baja.
Azael se detuvo al escuchar la pregunta, en todos esos años, jamás se puso a pensar en ello, ella solo... Ella solo quería sobrevivir por la promesa que le hizo a Raijin y Bennu.
"¿Cómo me veo ahora?" Se preguntó.
En cuestión de segundos se adelantó a ellos y observó su reflejo en el Lago que rodeaba toda la guarida de Dvalin, por supuesto que fue raro ver todo su brazo derecho sin el característico color negro y las venas azules, ha sido raro observar su color natural en su cabello porque se acostumbró al negro, ha sido frustrante tener que luchar con un cabello tan largo, fue doloroso tener que recordar día con día porque de este cambio.
Bosacius tiene razón, es raro verla tan... Limpia.
"Desde que aquel día, odié como nunca tener que usar vestidos, pero tuve que adaptarme al no tener ningún otro tipo de vestimenta en mi arsenal. Tuve que acostumbrarme a la idea de ya no poder volar por los cielos y tuve que acostumbrarme a la idea de que tal vez nunca sería libre, pues mi destino era ser una esclava" Pensó "No me gusta todo esto, me siento incómoda".
Azael tiene serios problemas con su apariencia física.
— Debo de decir que no importa la apariencia que tengas, te ves hermosa en cualquiera de ellas — le dijo Venti consolándola, Azael agradeció el gesto.
Supongo que Venti y yo nos parecemos más de lo que quisiera, si ambos tuviéramos que huir a algún lugar... Sin duda alguna, sería un lugar muy alto y apartado de la gente, después de todo, eso es lo más cercano a volar.
El trío pasaron años viajando por Monstadt, los dos antiguos Yakshas se convirtieron en una clase de guardaespaldas para el antiguo Arconte.
"Es una forma de agradecimiento" Le dijeron ellos, Venti no se quejó, pues sé divertía con ellos.
— ¿Kunikuzushi y Bennu? No sé quién sea ese tal Kunikuzushi, pero Bennu viene de vez en cuando a la frontera, se queda ahí unas horas, viene acompañado, supongo que su acompañante es ese tal Kunikuzushi — le respondió el bardo encogiéndose de hombros.
— Ya veo... — murmuró cabizbaja.
Bosacius la observó intrigado — Honestamente, siempre pensé que te quedarías con Xiao — soltó.
— Yo igual — agregó Venti dando un mordisco a su manzana.
— No veo a Xiao de esa manera — explicó acongojada.
Bosacius palmeó su cabeza comprensivo — La vida te ha dado una segunda oportunidad, Azael. Aprovéchala — le aconsejó dándole su apoyo, Azael se mordió los labios con aciago.
Bosacius definitivamente lo sabía —No se lo digas a nadie — le pidió.
Azael aunque intentó hallar el paradero de Bennu y Raijin, no pudo encontrar ninguna pizca, supone que lo mejor será esperar en el mismo lugar; así que, de vez en cuando iba a la frontera y oía el llamado de Xiao que se escuchaba hasta la frontera.
Era gracioso, porque eran como dos pájaros intentando comunicarse.
Diluc sonrió emocionado, el festejo por su mayoría de edad había sido increíble, festejó como nunca y por sobre todo, él se divirtió. Crepus acarició la cabeza de su hijo con orgullo, en su cabeza, solo rondaban los comentarios de aquellas personas que le decían que él nunca pudo convertirse en un caballero de favonius y que solo era un simple comerciante, se siente culpable por tener tales pensamientos en un día tan especial, es el cumpleaños número 18 de su hijo.
— Estoy orgulloso de ti, Diluc — le dijo de la nada.
El joven pelirrojo observó de reojo a su padre, todo era perfecto, él enserio estaba muy feliz, pero como si la vida estuviera burlándose de él, justo en ese momento, fueron interceptados por el dragón Ursa. El dragón que acechaba Monstadt desde hace siglos atrás, Diluc se quedó petrificado al verlo, invadido por el miedo, no pudo hacer algo. Fue incapaz de reaccionar.
Crepus al darse cuenta del dragón se mordió los labios con ansiedad e indecisión, se giró a observar a su hijo que temblaba de miedo y después dirigió su vista al dragón, lo que pensaba que no volvería a usar nunca más, lo cegó. La idea de proteger a su hijo lo consumió "Incluso si muero en el proceso, cómo tú padre, debo protegerte" Pensó.
Crepus empezó a usar el engaño aunque esté fuera a costarle su vida.
¿Cuál es el precio por tener poder? ¿Cuál es el precio por proteger a tu familia?
El precio es este, no puedes tener nada sin dar algo a cambio, es un proceso de intercambio.
Diluc observó consternado a su padre luchando con el dragón — Este poder... ¿Cómo? — murmuró.
Su padre no posee una visión, ¿Qué es lo que está usando? ¿Qué son aquellas cadenas que apresan al dragón?
Cuando ambos creyeron que todo ese ataque por fin había terminado, el dragón en un intento de zafarse de aquellas cadenas, hizo amague de querer atacar al primogénito del Viñedo del Amanecer. Diluc fue incapaz de moverse por la impresión, ineficaz de correr para ponerse a salvo, Crepus giró aterrado al ver la boca del dragón Ursa acercarse a su hijo, cuando iba intentar correr hacia él, un corte estruendoso retumbó en el lugar junto a una profunda ventisca, Crepus cayó al suelo agotado y Diluc se acercó a él para sostenerlo e intentar protegerlo de aquello que se veía tan amenazante ante sus ojos.
Cuando el viento se dispersó padre e hijo pudieron ver a una joven rubia estar encima del dragón Ursa que yacía muerto a sus pies, sus ojos de un profundo color azul se cernió por sobre la luz de la noche.
— ¿Eres descendiente de Ragnvindr? — le preguntó.
Diluc se quedó sin aliento, sin saber qué responder ante tal escena, él solo se limitó a asentir.
¿Y si ella los mataba? ¿Quién era ella? Se veía menor que él y su fuerza era monstruosa, está aterrado, en especial por esos gélidos que parecen ver a través de su alma, contrario a su altura, el aura de la chico es... imponente.
La rubia miró con seriedad a Crepus y después a Diluc — Si posees una visión, ¿Por qué no hiciste nada? — le recriminó, el pelirrojo se sobresaltó en su sitio, sus ojos se llenaron de pánico y solo atinó a mirar a su progenitor agonizante entre sus brazos. La chica chasqueo los labios y se acercó a él, Diluc cerró con fuerza sus ojos al ver su mano acercarse, grande fue sorpresa que al abrir los ojos, ella estaba comprobando los signos vitales de su padre — Tu padre estará bien, chiquillo — le dijo en un tono suave para no asustarlo más — Voy a curarlo y me llevaré esto —soltó agarrando el engaño, la rubia sonrió con desagrado al notar todas sus especulaciones confirmarse, esos fatuis habían cruzado la línea — Te llevaré a tu casa, tu padre está estable, lo he limpiado de la combustión; aún así, no soy médica especialista, debe ver a un doctor. Los caballeros de favonius se encargarán de limpiar este lugar, la prioridad es la gente que aún posee signos vitales.
Diluc siempre estará agradecido con ella por salvar a su padre.
Crepus estuvo desmayado un par de días, cuando llegaron al Viñedo del amanecer, Adelinde llamó al doctor para que le haga los respectivos cuidados — ¡Amo Crespus! ¡Joven Diluc! ¡¿Están bien?!
Cuando Diluc quiso girarse a explicarle de la extraña chica que los salvó, se dio cuenta que nadie estaba a su lado. Kaeya llegó horas después, se alivió en grande al verlos vivos; al contrario de lo que uno pensaría, en la mirada de su hermano había algo más, en sus ojos se veía reflejado la culpa.
Kaeya estuvo guardando un gran secreto por años, Kaeya se ha estado mintiendo a sí mismo por años. Aquel día, con un increíble nerviosismo, entre la penumbra de la noche y sus ropas siendo mojadas por la lluvias, él le dijo: — Soy un espía proveniente de Khaen'riah, Diluc...
El pelirrojo se quedó ensimismado, no sabía qué decir en tal confesión — ¿Querías que mi padre muriera? — le preguntó, el silencio de Kaeya lo llenó de ira, la rabia y el enojo lo consumieron — ¡Tú...! ¡Traidor!
Las llamas del fénix se adhirieron a su arma, consumiéndose en fuego para atacar a su hermano, Kaeya estiró su espada con pánico para intentar frenar el ataque, una visión Cryo se mostró ante él para protegerlo, junto a la imagen de una mujer que en cuestión de segundos hizo desaparecer al fénix — Ese poder se lo di a tu ancestro para proteger a los suyos, ¿Qué se supone qué haces hijo de Crepus? — le reclamó gritando, Diluc bajó su arma al reconocerla.
— ¡No lo entiendes, él...! — intentó explicarse.
Azael lo paró diciendo — No importa qué asuntos tengan entre ustedes dos, pero dudo mucho que su padre quiera ver a sus hijos matándose — les dijo mirando hacia arriba, ambos jóvenes confundidos voltearon a ver al balcón donde estaba su padre despierto apoyado en barandal sollozando, sus rostros se llenaron de terror y vergüenza.
— Padre... — murmuraron ambos.
Crepus los miró a ambos con decepción, Azael suspiró al estar involucrada en un drama familiar — Vamos adentro, tenemos que hablar.
Se despide:
"Mr_Swag95"
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top