Capítulo VI: Un concepto de familia diferente.
Contrario a lo que uno pensaría, Azael narró la historia con una sonrisa inquebrantable en su rostro indiferente y un tono de voz apacible, parecía imperturbable, a excepción por la lágrima que se deslizó por su ojo izquierdo, ni ella misma pareció notarlo, demasiado concentrada en evitar que su voz se rompiera mientras hablaba.
No importa cuán fuerte sea alguien, incluso las personas más fuertes no pueden evitar sentir dolor.
— Siento que hayas tenido que pasar por todo eso, debió haber sido muy duro para ti, ¿No? — susurró con tristeza Raijin.
— No tienes que sentir lástima por mí, es el camino que elegí y mis deberes se sentirán ineficientes si los escatimas así — le respondió después de relamer sus labios para hallar las palabras correctas, Azael sentía que el mínimo orgullo que conformaba su existencia, aquella que no permitía que alguien se volviera cercano a ella, se hacía añicos cuando se trataba de él.
Cree que ya no puede seguir mintiéndole para no involucrarlo, el simple hecho de conocerla puede traerle repercusiones a su persona y ella misma se encargará de enseñarle todo lo necesario para que pueda defenderse por sí solo.
— Gracias — le dijo de la nada.
— ¿Por qué? — le preguntó dudoso.
— Por confiar en mí.
Raijin por fin pudo soltar el aire que contenía dentro, soltó una leve risa debido a la sorpresa, él entonces tomó su mano y le sonrió: — Gracias a ti por decírmelo.
Sin decir una palabra, sin siquiera pedir permiso, Azael se inclinó hacia él. Raijin sintió que algo en su interior estaba golpeando su pecho, sus nervios lo invadieron y su labio empezó a temblar, viéndose incapaz de hacer algo, solo observó con detenimiento a la persona frente a él. Los ojos azules de Fujin tenían un brillo único aquella noche, su cabello negro con tonalidades azules se inclinaba hacía un lado. Su cabello era desordenado, por más que en anteriores ocasiones intentó peinarlo, no pudo hacer mucho, aquellos rebeldes mechones siempre volvían a su lugar. La ropa de la mujer frente a él consistía en un hanfu de mangas cortas de color blanco y unas mangas largas de color azul, tenía una faja de tonalidades doradas y negras con gemas de zafiro incrustadas en él; el hanfu tenía una abertura dejando ver sus pantalones oscuros y sus largas botas que hacían contraste con el atuendo, sus guantes tapaban todo ápice de piel, exceptuando su cuello y rostro. La vestimenta de un guerrero, de un ángel caído que perdió a su pueblo.
Espero y espero, con los ojos cerrados espero aquel beso que nunca llegó.
Raijin abrió los ojos despacio preguntándose qué había pasado, Azael le daba la espalda, cuando se acercó a verla, se sorprendió al ver su rostro rojo y cómo inútilmente trataba de cubrirse con sus mangas. No sabe quién estaba más rojo en esta situación, si él que la estaba viendo sonrojada y nerviosa o ella que notó que Raijin cerró los ojos esperando besarle, se veía tan tierno ante sus ojos esperando su primer paso, un movimiento suyo, una acción que le diera el permiso para confirmar lo que si corazón sentía, que dudó — ¿Fujin?
— L-lo siento, yo... Ah... Estoy bien, solo tenías una hoja en el pelo y quise quitártela — intentó murmurar una excusa, su cerebro parecía haberse detenido y no podía formular una respuesta coherente para zafarse de aquella incómoda situación.
"Creo que estoy alucinando, ¿Él enserio creyó que iba a besarlo o yo ya he perdido la cabeza y estoy alucinando?"
Raijin frunció el ceño con molestia, chasqueo sus labios y en un impulso, la atrajo hacia él para besarla, sus labios se encontraron por primera vez, Fujin abrió los ojos con sorpresa, sintiéndose indefensa ante la repentina dominancia del otro, cerró sus ojos por un momento y se preguntó a sí misma qué debía hacer, ¿Cómo se corresponde un beso? ¿Solo debe mover sus labios? ¿Si no lo hace de la manera correcta, Raijin se sentirá ofendido? El primer beso de Raijin debería ser especial, ¿Por qué razón la elegiría a ella?
Raijin se despegó de ella por un segundo para dejarla respirar, parecía pérdida, sus labios lo tentaban por sobre manera, Fujin observó asustada la mirada hambrienta del menor, el chico unió sus labios una vez más, deseoso de seguir probando más de ella.
Más, más, más.
Raijin quiere obtener más reacciones de Fujin, quiere ver más allá de lo que muestra. Quiere que él sea el único que pueda verla así, tan indefensa y desorientada por la emociones tan intensas que experimenta. Sus respiraciones se entremezclaron, no pudo evitar acercar su mano y acariciar su rostro, demasiado absorto para intentar salir de su ensoñación.
Fujin se sintió tan mal por la mirada tan amorosa que le regaló el menor, ¿Está bien que alguien la mire de esa manera? Porque cree que será consumida por lo que siente en estos momentos.
— ¿Por qué? — le preguntó sujetando sus brazos temblando, Raijin no le respondió — ¿Por qué razón me besarías? ¡Tu primer beso debe ser algo especial! ¿Por qué razón lo desperdiciarías con alguien como yo? — su pregunta sonó como un ruego por su corazón afligido, por el hecho de dudar cuando él parecía ofrecer todo de su ser.
"Yo jamás podré darte seguridad o vivir cómodamente contigo, tarde o temprano tendré que pagar por mis pecados y si para ese entonces te acepto... ¿Cómo podré dejarte ir? Si habré tocado el cielo estando en el infierno, ¿Cómo podría contener mis ansias de permanecer a tu lado? ¿Siquiera eres consciente de cómo me entregaría a ti? Sería capaz de ir en contra de todo el mundo y mis mismos principios para darte una buena vida, no quiero que Celestia también te tenga en la mira..." pensó Fujin con angustia.
— Eso tendrás que averiguarlo por ti misma — le respondió acariciando sus cabellos con cariño. Raijin entendió que necesitaba tiempo, Celestia era un lugar peligroso y el hecho de que ella esté involucrada con algo tan grande la asusta, por eso quiere volverse fuerte, para que ella no sobre piense las cosas cuando se trate de temas tan delicados como ese. El hecho de que ella en todo momento piense en su bienestar o en formas de no herirlo psicológicamente... Lo conmueve, porque la ha visto a escondidas leyendo libros sobre costumbres humanas u cosas relacionadas para no lastimarlo, la ha visto partirse la cabeza intentando no ser brusca a la hora de hablarle, esforzándose para explicarle las cosas con paciencia a pesar de que en ocasiones pedía que le repita la clases hasta tres veces. Unió su frente con la de ella y le sonrió, apaciguando el ambiente para cambiar de tema — ¿Es cierto que mi nombre le perteneció a alguien más? — su pregunta fue suave, dándole el tiempo suficiente para recomponerse y responder.
— Sí... — admitió ella con algo de sorpresa, saliendo de sus pensamientos, aunque dudó un poco en preguntar — ¿Bennu también te dijo eso?
Raijin no pudo evitar hacer una mueca ante la afirmación, pero se le hizo divertida la situación — ¿Puedo saber de quién? — le cuestionó con intriga, no cree que haya sido con mala intención, pero quiere saber el trasfondo tras su nombre.
— El nombre que te di, le perteneció a mi abuelita — le confesó ocultando su rostro en su cuello por la vergüenza.
Raijin la dejó ser y escuchó pacientemente lo que tendría que decir, porque él sería capaz de esperarla toda una vida de ser necesario.
Azael había terminado su deber diario ese día, se limpió la sangre que escurría por su rostro con indiferencia, desvaneció su espada y volvió a la aldea.
Aquel día, algo cambiaría, las cosas serían diferentes a partir de ese día.
El pueblo normalmente tranquilo, estaba bullicioso. Se veía a las personas correr de aquí para allá, se podía escuchar que gritaban por un doctor, mientras otros hablaban de expulsar a alguien, murmurar sobre dejarla morir, entre otras cosas. Azael chasqueo la lengua molesta al escuchar las palabras — ¿Madre habrá vuelto o habrán encontrado algún ladrón? — se preguntó adelantando el paso, cuando estuvo lo suficientemente cerca, escuchó algo que la hizo sudar frío.
— ¡E-está embarazada! ¡No podemos dejarla así!
¿Un humano iba a tener un bebé? ¿Por qué eso causaría un alboroto de tal magnitud?
— Oigan, díganme qué está pasando aquí — exigió en un tono autoritario, sus ojos fríos hicieron temblar a los residentes de la aldea, la joven analizó a la mujer embarazada algunos retenían y otros protegían. La escena la inquietó, las personas temblaron y no tardaron en saludarle en coro en señal de respeto, habían provocado la molestia de su protectora al no ser capaces de manejar aquella situación — Esa mujer va a dar a luz, ¡Que la atienda un médico! Después hablaremos sobre su situación, ¡Apúrense! — ordenó.
Siguiendo sus instrucciones, el pueblo actuó de inmediato y asistió el parto de la mujer. Por cuestiones de "seguridad", fue llamada a asistir el parto. Azael estaba dentro de la habitación sujetando la mano de una humana que ni siquiera pertenecia a su pueblo, aquella mujer de cabellos violáceos se retorcía del dolor mientras pujaba entre gritos y sollozos, Aniam estaba segura de que, si hubiera sido un humano común y corriente, su mano estaría rota, se apiadó por el dolor de aquella mujer. Sus ojos se agrandaron en sorpresa cuando después de horas, por fin se escuchó un llanto y a alguien anunciar: "¡Es una niña!".
Le brindaron a la mujer todos los cuidados necesarios para una pronta recuperación. Después de unas horas, habló con el jefe del pueblo sobre la situación de la mujer en la aldea; tenían que esperar a que su Diosa tomará una decisión en ese momento.
— ¿Has pensado en un nombre? — le preguntó de forma dulce para no asustarla.
La niña se removió en los brazos de su madre y la mujer miró detenidamente a su hija antes de responder — Mi nombre es Hotaru — dijo, Azael abrió los ojos debido a la repentina información sobre su persona — y sí, se llamará Raijin. Hace referencia al rayo y a mi ciudad natal — le confesó con las mejillas rojas y una gran sonrisa orgullosa.
En aquel entonces, no entendió la sonrisa tan brillante de Horaru ante una nueva vida, una que la había hecho llorar tanto a la hora de traerla al mundo.
"¿Así es como funcionan las familias?" Se preguntó tocando su corazón, se sentío extraño.
— ¿Vienes de Inazuma?
La mujer de cabellos violáceos asintió y le contó sus razones para estar ahí, queriendo quitarse un peso de encima al estar totalmente vulnerable junto a su pequeña — Mi esposo murió, su familia me odiaba y sin saber a dónde ir... decidí irme, no quería seguir en mi nación natal. Llegué a Liyue, digamos que perdí el camino y llegué aquí.
— Sé clara y honesta — le pidió con una mueca.
— Me persiguieron unos monstruos y perdí el rumbo... — admitió con un puchero.
"Oh, madre. Los humanos son tan tontos..." Se dijo a sí misma mentalmente con una gotita en su cabeza.
— Pueden quedarse, bienvenidas al pueblo de Devlin — anunció antes de salir de la habitación.
Demasiado ingenua.
Ambas mujeres se establecieron en el pueblo después de su encuentro, su madre las recibió formalmente después de ello, era increíble como los humanos podían integrarse en nuevas sociedades tan fácilmente.
— ¡A-azael!
Las personas que mantenían una discusión sobre los recursos del pueblo, política y distribución de suministros callaron abruptamente cuando escucharon ese nombre, la vista de todos se dirigió a la bebé de apenas un año que estiraba sus brazos a la única protectora de su pueblo. Azael miró a Raijin con curiosidad, su madre no tardó en disculparse por la interrupción de su hija.
— No te preocupes, creo que ella solo quiere la cargue — la rubia puso a la bebé en su regazo, quien soltó una leve risa antes de continuar con la reunión. Al terminar, la bebé jaloneaba sus largos cabellos para llamar su atención — ¿Sabes que es grosero jalonear el cabello de la gente? — le preguntó sin recibir respuesta, la bebé simplemente la miró con confusión antes de echarse a reír y jugar con una mariposa que se posó en su nariz.
Hotaru se acercó a ellas con una amable sonrisa — Le gustas, tú... fuiste su primera palabra. — le dijo aquella mujer, sus ojos brillaban al hablarle, Azael se sonrojó por ello, no entendiendo porque se sentía tan feliz — desde que te conoció, te has vuelto su persona favorita.
— ¿Desde que me conoció? Si la vi nacer... — dijo no entendiendo del todo sus palabras, intentó devolverla a los brazos de su madre, pero esta empezó a llorar.
"¿Por qué a esta niña le gusta estar conmigo?" Se cuestionó aquella vez.
Raijin fue creciendo con el tiempo, Azael se convirtió en el blanco de todas sus travesuras. Si bien la rubia intentaba mantener una distancia prudente como lo hacía con los demás aldeanos, esa niña siempre se las idea a para seguirla y hacer de las suyas.
— ¿Por qué me sigues? — le preguntó con algo de cansancio, pero sobre todo curiosidad — ¿No me tienes miedo?
Había salido a patrullar y se encontró con un par de ladrones en su camino, si bien no los mató, los dejó gravemente heridos, se había dado cuenta de la presencia de la pequeña Raijin de cuatro años a tiempo. Sus ropas no salieron intactas de aquel encuentro, aunque su ropa estaba relativamente limpia a otras ocasiones, sabe que no es lo mismo para los humanos.
— ¡P-por supuesto que no! — mintió la niña de cabellos violáceos con un puchero — ¡Azael me protegió! ¡Yo también quiero proteger a Aniam!
Sus ojos azules la observaron en silencio, antes de soltar una leve risa ante su tierna respuesta, acerco su mano a ella y al ver que no se asustó: por un momento, no se sintió tan monstruosa ese día — Oye, Raijin. Este lugar es peligroso para ti, volvamos a casa — le dijo con una sonrisa.
— ¡Sí, quiero volver a casa con Azael! — dijo Raijin pidiendo que la cargara, estirando sus manos hacia ella.
Azael le sonrío con dulzura, cediendo ante sus caprichos — Tal cuál como un rayo, realmente haces honor a tu nombre.
Ese día ambas cantaron una canción infantil de lo más absurda, cuando la cargaba en sus hombros y sonreían tan felizmente, sin tormentosas preocupaciones de por medio y dejándose llevar por el viento que las guiaría hacia su pueblo, se sintió viva.
El tiempo pasó y Raijin seguía creciendo, Aniam se veía exactamente igual — Azael, sé mi amiga — le pidió una vez.
Ella quién no sabía el significado de tales palabras, le preguntó: — ¿Qué es una "amiga"?
— ¡¿Enserio no sabes algo como eso?! — le preguntó Raijin bastante sorprendida, haciendo un nuevo descubrimiento sobre la rubia, si bien tenía conocimientos en amplios temas, su conocimiento sobre la vida humana... Eran realmente precarios y lamentables.
— ¿Es algo que me serviría en el campo de batalla? — le cuestionó con duda.
— No, pero es algo que te ayudará en tu vida personal. Un amigo es aquel que está contigo en las buenas y en las malas — le explicó.
— Yo no necesito algo así, Raijin — intentó explicarse.
— ¡Cállate! ¡Tal vez ahora no lo entiendas, pero esto es muy importante para mí!
Azael calló con esas palabras, ¿Era tan importante para Raijin ser su amiga?
— ¡Seamos amigas Azael! — le pidió entre pucheros abrazándola.
— Está bien Raijin, seré tu amiga.
La menor de 10 años chilló emocionada al oír esas palabras, ese día gritó a los cuatro vientos que Azael era su mejor amiga y la dejó ser, porque se veía feliz, por era importante para ella. Porque en silencio, Azael disfrutaba de la palabra "amigas".
— Oye Azael, ¿y esas aves?
Azael paró de caminar y se volteó para confirmar que aquellas aves que decían ser sus hijos aún la seguían, su rostro se contrajo en una mueca y se preguntó qué hacer, ¿Cómo le explicaría esto a su Diosa?
"Hey mamá, me agarré a putazos con un par de Dioses en forma adéptica y de mis llamas nacieron una clase de polluelos que ahora dicen ser mis hijos, eso significa que... ¿ahora eres abuela? ¿Esa era la palabra?"
— Creí haberles dicho que no me siguieran — les dijo con confusión inclinando levemente la cabeza, las aves que parecían una versión miniatura suya, la miraron confundidos imitando su acción.
— ¿Pío?
— No digas eso, yo no soy un Dios, soy la creación de uno — le corrigió.
Raijin miraba divertida la escena, Azael intentaba ahuyentar a las aves inútilmente, empezaron a corretearse y no pudo evitar reírse de la escena, la ave más grande debe de medir alrededor de 2mts y la más pequeña, aquella que se posaba en la cabeza de la rubia, debe de medir del tamaño de su puño — ¿Dónde los encontraste? Es la primera vez que veo aves tan majestuosas.
— ¡Somos sus hijos! — dijo una de ellas.
Raijin a pesar de ser joven, sabe cómo se hacen los bebés y tomando en cuenta que Azael es un ave... ¿Puso un huevo? ¡¿Más de un huevo?! ¡Peor aún! ¡¿Aniam encontró a un pájaro macho que no huya de ella?! Se apiada por aquella pobre alma desafortunada.
— No sé qué estás pensando, pero que mi forma adéptica sea la de un ave, no implica que tenga que poner huevos — aclaró con disgusto por el gesto que hacia la menor de 25 años.
— Entonces, ¿Cómo se llaman? — preguntó nerviosa intentando cambiar el tema por ser descubierta, Azael miró curiosa a los fénixs, ella tampoco sabía sus nombres.
— ¡Eridanus! Soy la mayor de todos — se presentó la fénix de un metro y medio de forma entusiasta, por un momento Raijin se preguntó si al igual que Azael poseían una forma humana.
— Fornax, fui el segundo en nacer — se presentó otra ave del mismo tamaño, pero de forma más educada y elegante, Azael los observó a cada uno con curiosidad, analizando las diferencias físicas de cada uno, en especial de aquellos que medían el mismo tamaño, pero que tendrían distintas personalidades.
¿Qué debe hacer con ellos?
— Grus ser tercero en nacer — se presentó otro fénix intentando formular palabras coherentes.
"Qué manera más curiosa de hablar" pensó Azael con una sonrisa.
— Hydrus, soy la cuarta en haber sido creada por mi madre — dijo mirándola, Azael sintió que algo se removió en su interior con la palabra "madre".
¿Mamá? ¿Por qué me llaman así? Solo los Dioses pueden crear otros dioses, ya sea de forma voluntaria o involuntaria gracias a la capacidad de sus poderes, pero yo no soy un Dios o un inmortal, mucho menos un humano, ¿Qué reglas se supone que aplican a mi persona?
— Sculptor, soy el quinto en nacer... — se presentó el fénix más grande, la imponencia del fénix hizo contraste con su personalidad tímida, ¿No era eso muy tierno?
— Tucana. Sexta. — pronunció de una forma arisca la fénix de 50cm ocultándose en el cuello de Azael, la rubia la miró curiosa, apaciguó su mirada y la acarició, las demás aves miraron expectantes está acción, ellos también querían ser acariciados por su madre.
Por su Creadora.
— Él es Bennu, es el más chiquito — lo presentó Eridanus, el polluelo causaba ternura, en especial porque parecía que se dormía todo el día. El pequeño Bennu de apenas 10 cm roncaba plácidamente en los cabellos de su madre, sintiéndose demasiado cómodo como para salir de ahí y volver con sus hermanos — Él duerme casi todo el día.
Azael río por la situación — Así que, son mis hijos, ¿No? Entonces, tengo mucho que enseñarles, hijos míos.
Los fénixs chillaron internamente ante sus palabras, sin poder contenerse, se abalanzaron sobre ella para abrazarle.
Hace años atrás en una noche de septiembre, Aniam se vio acorralada por Raijin, la adolescente de 17 años, la cuál ahora era más grande que ella, mostraba su ira por sus acciones — ¡Dime por qué! — exigió — ¡O al menos dame una razón, Azael!
El rostro indiferente de la mayor la hacía hervir en ira, la rubia no se mostraba mínimamente intimidada ante su presencia, tampoco parecía dejar su brazo a torcer ante lo que dijo.
— Eres una humana.
Raijin le gritó sujetándola por los brazos — ¡Los humanos también podemos defendernos por nosotros mismos! — rogó por ser escuchada, pero Azael no pareció entender su petición en lo absoluto — ¡Casi mueres allá afuera! ¡¿Y me pides que no me preocupe por ti?!
— Puede enseñar defensa personal a todas las personas del pueblo, pero no dejaré que se exponga al peligro de allá afuera. Tengo la responsabilidad de protegerlos — dijo con sinceridad.
Raijin se molestó por la nula preocupación que su mayor tenía en sí misma.
— ¡Al diablo tu deber! ¡Voy a demostrártelo! ¡Lo juro! — antes de irse se giró a decirle: "— ¡Te demostraré que los humanos podemos con un par de monstruos y te darás unas vacaciones!".
Azael se dejó caer al suelo y se preguntó, ¿Cómo habían llegado hasta allí? Solo hacía lo que se le encomendó desde su nacimiento, ¿Por qué Raijin estaba tan molesta? ¡Su Diosa incluso la felicitó por poder resistir un ataque de tal magnitud! ¿Qué había salido mal?
Unos días después mientras limpiaba la parte oeste del territorio. Sintió la presencia de unos monstruos en la parte sur, habían pasado las trampas que había instalado hace días atrás, sujetó su lanza con fuerza y se teletransportó cerca de donde sentían tales presencias, grande fue su sorpresa al ver a Raijin junto a sus amigos derrotando al monstruo; por un momento, por un breve momento, decidió tomar una decisión por sí misma; así que, confío en las capacidades de la menor y se limitó a observar la pelea, cuando los jóvenes se vieron acorralados, cuando iba a lanzarse a su rescate, un trueno retumbó en el lugar, sus ojos se abrieron al observar a Raijin con una visión electro en sus manos, la sonrisa orgullosa de la joven cuando el monstruo por fin cayó fue cautivante.
Ella sin duda se veía increíble.
Y se retractó, Aniam se retractó de sus palabras y decidió seguirla fielmente desde aquel entonces.
Mientras ella no estaba, los humanos se harían cargo de sí mismos, los humanos prosperarían hasta acabar con el enemigo. No importa el método, ella hizo que triunfarán y desarrollarán su tecnología con total libertad.
— ¿Por qué quieres que asista a tu boda? Sabes que no sé nada sobre ese tipo de cosas, podría arruinarlo... — le dijo avergonzada.
Raijin le sonrió — Eres mi dama de honor y mi mejor amiga, Azael. Nadie podría cumplir ese papel más que tú.
La joven tomó su mano y le sonrió mientras mostraba sus dientes, Azael le devolvió la sonrisa — Haré un esfuerzo por ti y solo por ti.
Los ojos de Raijin brillaron ante su respuesta, ese día ella desbordó de felicidad — ¡Muchas gracias, Azael!
Raijin se casó y tuvo un hijo, uno el cuál se volvió su discípulo.
Los años pasaron, por más que en su interior nació el deseo de querer detener el tiempo, porque podía apreciar como día con día, Raijin iba envejeciendo, ella seguía igual de radiante que siempre, era feliz siendo la jefa de la guardia principal del pueblo.
Cuando la guerra comenzó, ya no pudo verla tanto como quería, su mente había olvidado todo lo que Raijin le había enseñado para concentrarse en sobrevivir, le daba vergüenza tocar la puerta y que la vea bañada en sangre, aunque los fénixs la apoyaron, se sentía tan mal por dejar a su mejor amiga atrás.
Después de que fuera descubierta viendo a un humano de a fuera de su territorio, su madre la castigó de una forma horrible, nada pudo hacer para defenderse, pues su Creadora conocía todos sus puntos débiles, a pesar de ser más fuerte que ella, Bitru le había enseñado todo lo que sabe, ¿Qué oportunidad tenía Azael contra ella?
Bitru borró los recuerdos necesarios del pueblo para no hacer notar su fechoría, ella no estuvo exenta de esto. Cuando por fin recordó su apariencia física original, la cuál destacaba por su largo cabello rubio y un vestido de color blanco en representación a su pureza, su honor y su dignidad. Se sintió horrible, odio con todas sus fuerzas su nueva apariencia y lloró, porque se sentía un monstruo, un demonio y no dijo algo, porque lo era.
Ella era una asesina.
No importa si ella lo hubiese hecho para sobrevivir o porque desconocía el significado de la muerte, un asesino es un asesino. Su consciencia se contaminó ese día, sin dar brecha a retroceder o huir de él.
— ¿Qué se supone que es una familia? ¿Las familias se hacen daño o se lastiman? — se preguntó, su pecho se sentía vacío, carecía de ese algo a lo que todos llaman corazón, ¿Cómo puede ella comprender su entorno si no posee un corazón?
Pasó un tiempo para que pudiera volver a reunirse nuevamente con Raijin, Azael miraba el plato que le ofreció la chica, Ramen de carne.
Cuando Raijin lo preparó por primera vez para ella a la edad de 12 años, notó unas grandes ojeras debajo de sus ojos, no preguntó, supuso que estuvo toda la noche practicando para enseñarle aquel platillo. Cuando le dijo que sabía rico, la de cabellos violáceos se conmovió, fue feliz, muy feliz porque su esfuerzo fuera reconocido.
— ¡El ramen de carne es mi especialidad!
Ese día en el que vio a todo su pueblo destruido, la vio ahí, observó su cuerpo inmóvil y lleno de sangre, el esposo de Raijin no estaba muy lejos de ella, al igual que su hijo. No quedó nada de aquella familia ya que fue consumida gracias a la onda expansiva, como si su madre se hubiera llevado a su pueblo junto con ella.
No hubo nada que enterrar o algo con que recordarla.
"— Oye Azael, ¿Puedo pedirte algo?
La rubia observó a su amiga invitándola a continuar.
— Ya estoy vieja, realmente disfruté una vida a tu lado, ¿Sabes?
— ¿Qué estás tratando de decirme, Raijin? — le preguntó.
— Si alguna vez se te da la oportunidad, ¿Puedes darle mi nombre a alguien más? Tal vez así me recordarás, soy egoísta pero... Quieres que me recuerdes por mucho tiempo, amiga mía".
Azael cuidó de aquella zona donde antes hábito su pueblo, como un recordatorio a sí misma de la promesa que hizo en su pasado, recordándose a sí misma de que todos ellos alguna vez existieron, de que no todo fue un sueño y parte de su imaginación.
— Yo... pude haberte dado una buena vida.
— ¿Enserio te enamoraste de un mortal?
La chica asintió sin mirarlo, aún ocultando su rostro en su cuello, la respiración de Fujin le hacía cosquillas a Raijin, ella esperó a que continuara, que dijera algo, que siguiera preguntando, porque ella estaba dispuesta a contarle todo.
— ¿Cómo era él? — le preguntó.
— Él era sinónimo de Libertad; tal vez, fue por eso que me enamoré de él — le confesó con total honestidad.
Raijin sintió su pecho doler ante esa declaración; pero aún así, siguió preguntando. Porque necesitaba respuestas, necesitaban dejar las cosas claras.
— ¿Sigues enamorada de él?
Aquellos ojos azules se cruzaron con los ojos violáceos del contrario antes de responder con firmeza — No, ¿Quieres saber más de él?
— No, no creo estar listo para esa clase de información — admitió.
"Porque si me hablarás de tu primer amor y se te iluminaron los ojos al hablar de él, no podría describir como eso me haría sentir" Pensó con tristeza Raijin.
— ¿Por qué? — preguntó sin entender.
— No te lo diré.
Fujin hizo una mueca por lo dicho, suspiró y sacó un par de pergaminos de su almacén — Estoy es para ti, no pude hacerlo mejor, pero creo que tú deberías de conservarlo.
Raijin abrió uno de los pergaminos con curiosidad, sus ojos se llenaron de lágrimas instantáneamente, lloró viendo un dibujo detallado de él y los trabajadores de la Fragua, Fujin lo atrajo hacia ella, dando leves palmadas en su espalda para reconfortarlo — Gracias, gracias...
Le dolió, le duele ver a Raijin así. Lo abrazó con más fuerza intentando calmarlo, el chico se secó las lágrimas después de un rato — ¿No es curioso? Por más años que tengas y a pesar de que tengas muchos conocimientos en temas muy amplios, en especial a todo aquello relacionado a la matanza en masa, pero cuando se trata de costumbres humanas o cosas así, ¿No eres acaso muy ignorante? Katsuragi y Niwa se burlaban de eso, porque parecías un erudito que solo se concentró en estudiar y no en socializar, ¿Recuerdas cuando bebí tanto té que creyeron que me gustaba? Ellos siempre me lo preparaban cada que me pedían disculpas — le dijo cambiando de tema y enredándose con sus palabras, Azael lo notó, pero no dijo nada.
— Lo soy — admitió con una sonrisa cansada — Todos alguna vez nos encontraremos cara a cara con la muerte, no importa si somos humanos o inmortales. Tengo muchos enemigos por mi sola existencia; por ello Raijin, voy a entrenarte — le dijo de forma decidida, el chico asintió ante lo dicho, ambos se separaron cuando escucharon a Bennu despertarse y correr hacia los brazos de su madre, empezando a preguntar el por qué no lo habían despertado o por qué estaban solos.
Raijin río por la imagen ante sus ojos; entonces, la similitud entre ambos fue más que evidente, Bennu no era muy diferente a Fujin físicamente. Ambos eran tan tiernos actuando como una familia.
Talvez existan más tipos de familias de los que cree.
Azael es una maestra estricta, pero efectiva.
— ¡100 vueltas más! — gritó lanzándoles lanzas, ambos chicos apresuraron el paso cuando una de aquellas lanzas casi los roza.
"¡DIOSES AYUDA!" Rogaron ambos a sus adentros.
Los entrenamientos eran un verdadero infierno. Bennu lo sobrellevaba, pero Raijin sentía que moriría atravesado por una lanza en cualquier entrenamiento.
— Raijin, iré desbloqueando tu poder de a poco, desbloquearlo en su totalidad sería de lo más irresponsable, irás aprendiendo a dominarlo, será más cómodo para ti — le dijo poniendo una mano en su pecho, señalando el sello que por ahora, solo Bennu podía ver. El pelinegro vio asqueado la escena ante sus ojos, el chico de cabellos índigos se sonrojaba cuando Azael lo tocaba, ¿Por qué Raijin se sonrojaba con cada mínima cosa?
"Las emociones son tan complicadas..." Se dijo a sí mismo cansado.
El entrenamiento por ahora era netamente físico, tenían que tener cuidado con el Tenshukaku, pero no era muy difícil con lo que lidiar.
— Fujin, ¿Y si compramos un par de suministros?
Bennu retira lo dicho, lidiar con Raijin era un dolor de cabeza.
— ¿Tienes hambre? — le preguntó con curiosidad secando su sudor después de pelear cuerpo a cuerpo con ellos.
— Sabes que no siento esas cosas, solo que... Honestamente extraño poner algo en mi boca — admitió.
Antes de que Bennu pudiera molestarlo por eso, Azael miró mal a sabiendas de su humor y chistes subidos de tono — Yo no iba a decir nada — silbó nervioso.
Fujin suspiró antes de responderle — Bien, pero tendrán que ir ambos.
— ¡¿Qué?¡ ¡¿Y yo por qué?! — reclamó ofendido Bennu poniendo una cara de cachorro ante su madre para no ir.
— No creas que no noté tu postura en el entrenamiento, Bennu — gruñó, el joven pelinegro tembló al ser descubierto — esa técnica te la enseñé personalmente y no puede ser que en tan solo unos años te hubieras olvidado de correcta la postura, sabes que la postura es muy primordial con aquella técnica, pudiste haberte hecho daño si no intervenía.
Raijin se quedó callado como si lo estuvieran regañando a él, Bennu miró el piso con tristeza escuchando sus palabras — Sí, lo lamento...
Fujin relajó sus facciones cuando supo reconocer su error, colocó una mano en su hombro y le dijo: — Fuera de eso, lo haz hecho genial. Te felicito, hijo.
Bennu sintió su corazón conmoverse y sus ojos brillaron por tales palabras — ¡Me seguiré esforzando! ¡Me aseguraré de no decepcionarte! — dijo motivado.
— Bien. Ahora, tú — dijo dirigiéndose esta vez a Raijin — No dudo que ahora puedas defenderte, pero seguro debieron dar tu nombre para identificarte, no debieron haber tenido tiempo para acertar un dibujo con tus características físicas ya que la Shogun te ignoró en nuestra pelea y tomando en cuenta que no muchas personas te vieron en su momento... Básicamente, necesitas otro nombre para ir a comprar — resumió.
Raijin pensó por un momento la situación — Está vez... ¿Esta vez yo puedo elegir mi propio nombre? — preguntó.
Bennu lo miró a él y a su madre, suspiró interviniendo — Claro que puedes hacerlo, debes de tomar tus propias decisiones de aquí en adelante.
— ¡Sí! Raijin es un nombre que solo quiero usar con ustedes, llámenme Kunikuzushi cuando estemos fuera — pidió.
— ¿Destructor de países? — le cuestionó Fujin por el curioso significado.
— Yo creo que suena genial — dijo Bennu, Raijin le sonrió en respuesta.
Ambos chicos se alistaron y recibieron indicaciones de Azael para ir a la ciudad, la joven los observaba, le puso un hanfu a Bennu y un sombrero de paja a Raijin — El sombrero es a todo terreno, te queda bonito, cómo todo un príncipe — dijo.
El dúo la miro confundido.
— Yo solita me entiendo, ahora vayan, ¡Comprénme un par de recetas para mi inventario! — les gritó despidiéndolos.
Sintió una clase de orgullo al verlos irse, al despedirlos así.
.
.
.
"— ¿Qué es una familia, señorita Azael?
— No sé con certeza si a lo que llaman familia es correcto, solo sé que mientras esté bien para ti, eso es más que suficiente. Todos tenemos distintos conceptos de distintas cosas y eso no es nada malo — le explicó.
— Gracias por siempre estar a mi lado, Azael.
— Gracias a ti por hacerme feliz, Raijin. Siempre serás la única persona a la que llamaré: mi querida abuelita".
Qué bendición. 😍👌💕
Este capítulo iba a ser MUY diferente, la historia sería más corta y tal vez algo sosa, estuve pensando mucho. No quiero que mis historias sean una más del montón o que sean fáciles de olvidar, quiero que causen algo en el lector (de preferencia algo bueno). No quiero aferrarme a la "historia original" porque me pondría a mí misma limitaciones a la hora de escribir.
Así que, reflexioné y me tomé enserio la historia.
¿Qué puedo decir de Azael? Su personalidad después de que termine este arco no tendrá gran diferencia, porque la Azael que interactúa con Raijin a la normal es muy diferente. Ya lo han visto con Dottore u otros personajes, si bien intenta aparentar ser suave, no lo es.
¿Cómo es posible que se volviera cercana a Raijin? Hay varios factores, el primero fue la paz de su primer encuentro, Azael casi no necesita dormir, por no decir que no duerme; así que, cuando conoció a Raijin y notó la suma facilidad que tuvo para que todos sus instintos se apaciguaran, le dio el beneficio de la duda, de ahí nació un instinto de protección, lo fue conociendo y se identificó con él, poco a poco lo fue sintiendo como a un igual, hasta terminar enamorándose de él.
No sé sorprendan con esto, pero Azael es la mayor perdedora de todas, ¿se han dado cuenta? Hasta ahora, ninguna de sus metas personales se ha cumplido.
La calidad es horrible, pero collage de algunos dibujos que hice de Azael:
¿Qué tal les parece Azael?
¿Hay algo que todavía no les haya quedado claro?
¿Sugerencias?
¿Hotel?
Trivago.
ME SALIÓ TRIPLE DORADO CON SOLO 25 DESEOS, XIAO TE AMO, ADJUNTO LAS PRUEBAS, XIAO A LAS PRIMERAS 10 TIRADAS AL IGUAL QUE SU ARMA, ME ACABO DE GASTAR TODA MI SUERTE DEL AÑO, PERO NO ME IMPORTA!! 😭😭😭💕
Yo cada que tengo inspiración para un nuevo capítulo después de leer sus comentarios más de 100 veces:
Se despide:
"Mr_Swag95"
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