Capítulo IV: Una traición por otra.
Azael había acorralado a Escher en un domo de hielo que había creado; también, se había deshecho de la mayoría de sellos impuestos por el Arconte Geo. La persona que estaba frente a ella es de alto peligro, esa persona no teme por su vida, tampoco parece tenerle miedo alguno. No debe subestimar a alguien de su calaña.
— ¡Muestra tu verdadera apariencia! — exige sujetando con más fuerza su lanza, la cual se encontraba clavada a milímetros de la cabeza del enemigo, la persona debajo de ella parece tener un cortocircuito antes de mostrar su verdadera apariencia. Un hombre de cabellos azules y vestimenta de Snezhnaya, ¿Zarina estaba involucrada en esto? — ¡Tus planes de destruir Tatarasuna no van a funcionar! — vociferó.
— JAJAJAJA — el hombre suelta una risa escandalosa que no hace más que irritarla — Sin duda eres más astuta de lo que pensaba — soltó sacando su arma para atacarla, Azael retrocede de un salto, ambos caminan alrededor del domo mirándose fijamente. Iniciando una pelea donde ambos se lanzan en contra del otro, el choque de sus armas chispean por la fuerza de sus agarres.
"Este es un domo creado por mí, ¿enserio crees que no tengo total libertad sobre él?"
Pinchos sobresalen debajo de los pies de Escher sujetándolo por sus extremidades, una burbuja anemo se reune alrededor de su cabeza, amenazando con quitarle el oxígeno en cualquier momento — Habla maldita escoria, ¿Quién eres y por qué la Zarina está involucrada en esto?
— La Yaksha que fue sellada en el fondo del océano por su mismo Arconte, gracias a que enloqueció. Es una historia muy famosa, ¿Sabías? Se dice que la razón por la que te selló ahí por tantos años fue... Traición — le comentó con su lengua afilada. Esta persona era tal como en las historias, una guerrera milenaria que se baña en la sangre de sus oponentes, poco o nada se sobre de ella; incluso, lo poco que sabe La Zarina sobre ella, no son más que rumores que llegaron a sus oídos.
— Cállate, no te atrevas a nombrar a Lord Morax con esa sucia lengua — su voz salió sepulcral, sus ojos parecían perforarle el alma, su mano se fue apretando más y más, el Fatui no tuvo de otra que obedecer a sus órdenes. La había molestado en demasía y ahora estaba pagando las consecuencias.
Una guerrera que no se la piensa dos veces antes de ir por la cabeza de alguien.
— S-soy un Fatui enviado por La Zarina, la Arconte Cryo — logró murmurar con el poco oxígeno que le quedaba, el aire vuelve a sus pulmones, forzosamente se obliga a respirar. Maldito Pierotto, él le dijo que no tendría problemas en crear una disyuntiva en la nación del Trueno; más sin embargo, está aquí, tratando que esta guerrera no lo mate por tan solo por nombrar a su Arconte — Mi nombre es Dottore, mejor conocido como "El Doctor" — la mirada de la chica le dice que debe de continuar hablando, el olor a muerte y miseria lo asfixian, amenazando con impregnar su alma en Karma para matarlo lentamente a través de los años — estoy en Inazuma para crear disturbios, nada personal.
— Escúchame maldito perro faldero de La Zarina, no vuelvas aquí, mucho menos vuelvas a mirar a Raijin así, quiero tus asquerosas manos lejos de él. Sé que sabes lo que es él y también sé que... — Azael hizo una pequeña pausa mientras lo miraba con sadismo, sorprendiéndolo, el terror corrió por sus huesos al darse cuenta de sus intenciones. Pinchos de hielo sobresalieron atravesando el cuerpo del Fatui, la burbuja Anemo explotó junto a su cabeza — Que no eres el real.
Azael río con mufa deshaciendo el domo, sentía impotencia por su patético poder actual, apenas tenía la mitad de su poder original. Incluso si se deshizo de los sellos, aquel poder con el que inició peleando en la guerra, no volvería a menos que quitara el primer sello. Y se ha dado cuenta, cuando se mira al espejo, hay ocasiones donde ella misma se cuestiona si se merece esto, ¿Cuántos sellos tiene en su cuerpo? ¿Cuántos sellos posee que sean de Morax, de su madre o que ella misma no se haya impuesto?
El primer sello con el que vinieron los demás y con el que su Karma se volteó a tal punto de hacerle daño, de consumirla y de volverla loca. Era gracioso. Recordarlo era amargo, jamás olvidaría ese horrendo día.
¿Traición? Eso es ridículo, pero no encuentra mayor explicación a estar sellada por Rex Lapis tantos años.
"Señor Morax, ¿Qué cosa tan grave he hecho como para que hayas tenido que recurrir a sellarme?"
Todos mis años de servicio fueron lanzados a la basura con un tan solo un error...
Azael se teletransportó hacia Raijin, a quien casi le da un infarto por verla aparecer de repente, el chico se encontraba algo alejado del ruido y todas las personas festejando, él la abrazó cuando la vio, lloroso reclamándole por el hombre que se había ido junto con ella hace no mucho. Guardó silencio dejando que la abrazara, su cabeza se posó en su hombro, quería devolverle el abrazo, pero no podía tocar a Raijin; la imagen de sus manos manchadas la asustaban, sus manos estaban llenas de sangre a su vista, aunque no tuviera nada, ella las veía así. No dejaba de escuchar las palabras del Fatui en su cabeza.
Traición, ella traicionó a su propio Arconte.
¿Cómo puede sacarse esas palabras de la cabeza? ¿Cómo puede dejar de verse a sí misma como un monstruo? Tiene miedo, porque una vez que utilice su máscara, todos aquellos recuerdos que perdió estando al borde de la locura, regresarán a ella.
Será atormentada por la culpa de sus acciones.
— ¿Fujin? ¿Estás bien? ¿Por qué estás temblando? — lo escuchó preguntar por sobre el ruido de la música, ambos tienen que ir a pedir una audiencia con la Shogun por el problema en la Fragua, pero está segura que Dottore no se quedará quieto.
"Solo espero que la advertencia misericordiosa que le di, sea bien recibida; tanto por él, como por todas las perras que están involucradas en esto. Si tiene un cuerpo extra, ¿Quién me puede asegurar que no tendrá más?" Pensó con seriedad e ira.
No pasará de los sellos adépticos tan fácilmente, debe pensar en otra medida de seguridad más; sellará la Fragua por sí misma, es un lugar al cual tiene prohibido el acceso, pero es la única medida temporal que puede tomar por ahora.
También, matará a todo aquel que se atreva a dañar a Raijin. Su amigo es alguien que no debe de ser corrompido. La crueldad de este mundo es tan aberrante, su deseo es completamente egoísta, pero quiere protegerlo.
Sus pensamientos grotescos fueron interrumpidos por unos labios que se posaron sobre sus mejillas, tomándola por sorpresa — ¿Raijin? — susurró perpleja, el joven se encontraba sonrojado, con una notable molestia inclinado hacia ella, luciendo satisfecho por lograr que le ponga atención. Su corazón latió con fuerza ante su atrevimiento y lo que veían sus ojos. El velo posado sobre su cabeza le daba semejanza a una deidad.
"Oh madre, creo que acabo de pecar" Pensó a sus adentros Azael.
— ¿En qué estás pensando con tanta seriedad? — le preguntó.
Azael no pudo razonar correctamente para responder, demasiado sorprendida aún, ¿Qué fue eso? ¿Un... beso?
— Tú... ¿Por qué hiciste eso? — cuestionó, ignorando su pregunta.
— ¿No puedo hacerlo? — cuestionó con osadía él.
— Eh... ¿Qué? — la pregunta la tomó por sorpresa, ¿desde cuándo aquel hombre tenía tanta confianza? Azael terminó por caer sin fuerzas al suelo, sus piernas perdieron fuerzas y no entendió por qué, preocupando a Raijin quien sostuvo su cuerpo de inmediato.
— ¡¿Estás bien?! — le cuestionó, aquellos ojos índigos parecían contener un universo entero, ¿Eso era siquiera posible? No puede dejar de observarlo, su cabello de la misma tonalidad lucía tan suave a sus ojos y ella quería tocarlo, quiere posar sus manos sobre él sin el constante temor de mancharlo.
— Tú... ¿vendrías conmigo al Tenshukaku? — le preguntó en un leve susurro sosteniendo su cara entre sus manos, arrodillada ante él.
— Donde sea que Fujin me lleve, yo estaré bien — le respondió con una sonrisa que caló fuerte en la chica, ella terminó desapareciendo de ahí y teletransportándose al lado de Niwa, quien se desmayó del susto. Fujin lo ignoró y se cubrió con sus manos su rostro, ella cree que se le saldrá el corazón en cualquier momento. Su cara se encontraba roja, demasiado roja, no entiende por qué.
"Raijin es... peligroso".
Pasó un rato hasta que recobró la compostura, debe estar alejada de su amigo por un buen rato, ella realmente cree que se pudo haber muerto de un ataque al corazón hace rato. Suspiró entrando al interior de la Fragua, tomaría un buen rato poder sellar esa cosa.
El lugar donde contenían el núcleo era de un gran tamaño. El problema no es el tamaño del sello, el problema es hacer un sello lo suficientemente resistente para que pueda ir y volver sin problemas; por supuesto, esto no parará la enfermedad de todos aquellos trabajadores que ya están infectados o las nubes contaminantes en la isla; pero al menos, dejará de seguir propagándose.
Lo ha intentado, con sus escasos conocimientos en medicina, ha intentado curarlos. Lo único que ha conseguido es retrasar los síntomas.
Solo espera que Katsuragi y Niwa no sean cruelmente sentenciados por esto, espera que el castigo que les espera no sea tan duro. Ambos chicos son las principales autoridades de la Fragua y todo el peso recaerá sobre ellos.
"Espero que Raijin no se entere de lo grave que es la situación, le he mentido en cuanto a la gravedad, en cuanto a las consecuencias y repercusiones que vendrán después sobre nosotros".
A Fujin no le gusta mentir, pero situaciones desesperadas requieren medidas desesperadas.
— ¿Estás listo? — le preguntó ofreciéndole su mano, Raijin tomó su mano sin dudar, subiendo al bote con ella. Fujin había conseguido un bote, (claro, si con eso nos referimos al haber construido uno con su madera almacenada). Tendrían que pasar la gran tormenta que los asolaría una vez surcarán.
Raijin parecía nervioso, observando con curiosidad la marea y los peces en ella. Unas horas después remando, la chica tuvo que apartar a su amigo de un rayo que iba directo hacia él y crear un escudo cryo debido al incidente.
— Fujin... — susurró pensativo antes de formular su pregunta — ¿Cómo era la persona que te creó? Cuando nos conocimos, me dijiste que también eras la creación de un Dios, ¿puedes hablarme de eso?
La pregunta la descolocó un poco, pero no lo hizo notar, no ha hablado de ella en milenios. Su mirada pasó a ser una nostálgica de forma inmediata — Ella era... la mujer más hermosa que mis ojos han visto, nadie podría comparársele. Era alguien muy sabia y benevolente, ella... era mi madre.
— ¿Qué pasó con ella? — interrogó con suavidad.
Azael dudó un poco en responder — Murió, ella se dejó matar. Mi madre quién me creó para llenar el vacío de su soledad, una vez que consiguió a alguien más, su razón de ser cambió. No odio a mi padre, nunca lo haría, fue la persona más amable que alguna vez pude conocer — aclaró — Pero para mi madre, conocerlo lo cambió todo. Para ella, mi padre lo era todo; así que, cuando lo mataron, ella decidió irse con él, sin importarle ni un poco que me dejaría sola o que viviría en la miseria después de ese momento.
Se instaló un incómodo silencio, Raijin nunca había visto a Fujin tan afectada por decir algo. Decidió guardar silencio y esperar llegar a la costa, tomando su mano en forma de consuelo en todo momento, Aniam lo agradeció en silencio. Se sentía aliviada después de decir eso, la única persona que conocía todos sus secretos era Xiao.
¿Qué hubieses hecho tú en mi lugar? Se preguntó observando el cielo, río para sus adentros, nunca pensó que le estaría pidiendo consejo a un muerto.
Cuando llegaron a Thenshukaku, pidieron una audiencia con La Shogun. Cuando escuchó ese nombre, Raijin parecía perdido en sus pensamientos; tal vez, pensando en el día en el que su creadora lo abandonó. Los guardias le dijeron que La Arconte había rechazado su solicitud, Fujin pensó en decir por un momento su verdadera identidad, agradeció y se marchó de ahí junto a su amigo. Lo intentó un par de veces más, pero corrieron la misma suerte.
"Ya no sé cuántas veces ya han rechazado mi solicitud..." Pensó desconsolada. Empezaba a sentir desesperación, no tenía otra opción, después le explicaría a Raijin sobre sus mentiras y la historia de Liyue.
Se paró en frente de los guardias mostrando un sello de permiso adéptico, con firmeza dijo: — Soy la Adeptus Azael, una de las tantas guardianas de Liyue, estoy aquí para solicitar una audiencia con la Shogun respecto a los recientes eventos en Tatarasuna.
Raijin miraba consternado aquel sello de color dorado, la actitud de su amiga era como aquella vez, su voz demostrando autoridad e imponencia. Se encontraba pasmado al escuchar sus palabras, ¿Adeptus? ¿Y ese nombre? ¿Nuevamente Fujin estaba mintiendo? La forma en la que lo observó después de que los guardias recibieran el sello le dio a entender que todo lo que alguna vez le dijo pudo haber sido una mentira.
De alguna forma, se sintió traicionado.
Siguieron a los guardias hacia dentro del recinto, ahora fue ella la que sujetó la mano de Raijin, sentía que la muerte le estaba respirando en la nuca. Teme por lo que vaya a pasar una vez que estén dentro y a solas con aquella mujer — Hey Raijin — el chico no respondió ante su llamado, dio un leve suspiro, al parecer se encontraba molesto, lo entiende, se lo merece — Después de que terminemos con esto, te contaré todo.
Raijin por fin volteo a mirarla cuando dijo esas palabras.
— Eres digno de mi total confianza; así que, como yo no te juzgué, te pido que tú también hagas lo mismo — rogó.
— Está bien — le respondió.
Una vez estuvieron frente a la Arconte, Raijin se quedó detrás de ella, bastante temeroso por ver a su madre después de un largo tiempo, quería preguntarle tantas cosas...
Pero ambos eran ignorantes de a quien tenían en frente no era la verdadera Arconte, esta se había refugiado en el plano de la eutimia hace ya un año atrás, acabando con todos sus recursos al crear a "La guardiana de la Eternidad", el ser que justo en estos momentos tenían en frente.
La primera en saludar fue Azael seguida de Raijin.
— No pensé que Morax llegase a tener razón — fue lo primero que comentó la arconte, tomando por su sorpresa a Azael al escuchar tal nombre. Raijin temblaba detrás suyo al ver la imponencia de su creadora.
— ¿Disculpe? — preguntó pensando que escuchó mal.
— Él dijo que vendrías aquí, pero nunca comentó que vendrías con un tema como el de Tatarasuna — el papable tono de amenaza en sus palabras, calaron profundo en la adeptus, levantando todas sus alarmas.
— Con todo el respeto que se merece, lo que sucede actualmente en Tatarasuna es grave — empezó diciendo — Un vasallo de Zarina se hizo pasar por un hombre de Fontaine, llegó y ofreció tecnología que prometía ahorrar tiempo al procesar la médula cristalizada, los trabajadores confiaron en él y el resultado fue el descontrol del mineral los cuáles son los restos del antiguo dios Orobashi. Las nubes negras contaminantes de esparcieron por toda la isla trayendo muerte y miseria a su paso, todos aquellos seres sin visión e incluso animales, están muriendo — vociferó.
La arconte ni siquiera se inmutó por lo dicho y entonces Azael dudó de algo, Ei debió de haberla reconocido al instante, no sabe exactamente qué sucedió en su ausencia, pero cuando Raijin dio un paso al frente y ella ni siquiera parecía reconocerlo. A él, a su propia creación. Estaba claro, aquello que sentía en sus venas y por lo que su amigo le había contado, todos los hilos a su hipótesis se unieron.
¿Será esta la marioneta exitosa de la Arconte?
Tendría sentido o tal vez, simplemente esta arconte es una mierda. No solo olvidó la cara de su propia creación, parecía que ni siquiera le importarán sus ciudadanos. Los habitantes de Inazuma sufrirían las consecuencias de su indiferencia.
— No he recibido noticias del panorama que me pintas, ¿me pides que confíe en ti cuando has matado a los ciudadanos de Liyue sin alguna misericordia? — dijo la Shogun con ira rompiendo todo ápice de cordura ante tal información.
— ¿Qué? — fue lo único que logró murmurar, eso no era cierto, ¿verdad? ¿Qué ganaría esta Arconte con mentirle? Nada, sencillamente nada. Ella jamás mataría a alguien de su propio pueblo, se niega a creer algo así.
— ¡Eso no es cierto! ¡Fu-Azael nunca haría algo como eso! — defendió Raijin.
— ¿Quién se supone que eres tú? — preguntó la arconte con total odio en sus palabras.
Raijin quedó destrozado con su pregunta.
— ¿Enserio no sabes quién soy, mamá? — preguntó el Kabukimono en un hilo de voz.
— Yo no soy tu madre — aclaró, Azael tuvo que sostener a Raijin, quien había empezado a llorar desconsolado ante la declaración — Morax me pidió algo respecto a ti — dijo esta vez dirigiéndose a la adeptus con total indiferencia ante Raijin.
La chica de cabellos azabaches prestó atención a lo que iría decir, grande fue su sorpresa cuando la arconte se acercó a ella para atacarla con su espada. Sus reflejos fueron rápidos, logrando soslayar el ataque con la espada de su madre, cryo y electro chocaron provocando una carga elemental. Raijin quedó impactado, su amiga lo estaba protegiendo de su creadora.
— Él me dijo... que te mandará aunque sea inconsciente hacia Liyue para recibir tu castigo.
— ¡Aceptaré cualquier castigo que me imponga Lord Morax de ser cierto que he matado a su gente pero...! — Azael hizo un esfuerzo mandándola a unos metros lejos con su elemental Anemo — ¡No dejaré que metas a Raijin en esto! ¡No dejaré que le toques ni un solo pelo! ¡ÉL ES INOCENTE! — le gritó con enojo, importándole poco que sea una arconte.
Un repentino dolor de cabeza la invadió, sus ojos se abrieron con horror. Alguien había matado a Katsuragi con la espada adéptica que debía protegerlo. El aliento se le fue por un momento, lanzando lejos a Raijin para recibir un golpe directo que le mandó la marioneta para estrellarse con una de las paredes del recinto.
"¡MALDITO DOTTORE!". Maldijo a sus adentros pensando que era su culpa.
— ¡Fujin! — escuchó el grito de Raijin, un escudo Cryo lo rodeaba, protegiéndolo de cualquier atentado.
— ¿Eso es lo único que puedes hacer... marioneta de mierda? — le dijo soltando una pequeña risa, la Shogun hirvió en ira y se abalanzó sobre ella, una batalla de espadas se desató — Sin duda alguna, alcanzas los poderes de un Dios, pero... ¡Yo he matado muchos dioses en la guerra! ¡Una copia barata no es nada comparada a eso! — le dijo esquivando un ataque directo que se dirigía hacia su cuello. La pelea se estaba alargando más de lo necesario — Si me matas, toda Teyvat caerá en desgracia.
La Shogun se encontraba fastidiada con su palabrería barata.
Oh, si tan solo supiera de lo que estaba hecha Aniam no pensaría lo mismo, su sola existencia era un peligro para la vida misma.
— ¿Estás diciendo abiertamente que eres enemiga de la eternidad? — le preguntó.
— Sí. — respondió sin dudar, un golpe llegó a su estómago cuando dijo eso, sacándole el aire y dejándola cerca de Raijin. Observó su rostro asustado y lloroso, su amigo era realmente un llorón de primera — Tu hermana si que pega muy fuerte, ¿eh? — una mirada de confusión fue lo único que recibió, ella sola se reiría de su propio chiste, no importa. Se recompuso con una sonrisa en sus labios.
Oh, ella enserio había extrañado esta adrenalina correr por sus venas.
Luchó un poco más con ella admirando sus habilidades en batalla, pero debían escapar de ahí. Cuando estuvo lo suficientemente cerca de Raijin, le dijo a la Shogun: — Dile a La verdadera Shogun, que me llevaré a su hijo y que se joda — escupió con total cinismo sacándole el dedo del medio.
Antes de recibir su definitiva se teletransporta junto a su amigo fuera del Tenshukaku, escucha el grito de la Shogun proclamándola como fugitiva y la enemiga número uno de la eternidad, los guerreros los miraron con un profundo odio y ella solo puedo atinar a reírse con nerviosismo mientras se teletransportaba lejos de ahí. Las manos de Raijin en ningún momento se despegaron de su cuerpo y lo agradeció, porque requería un gran esfuerzo el estarse teletransportando por toda la ciudad hasta llegar a su bote. Cuando llegaron a él, Azael cayó rendida buscando aire.
— ¡Fujin! Respira conmigo — le pidió, con un gran esfuerzo Azael siguió sus instrucciones, inhalando y exhalando múltiples veces.
— Necesitamos... — empezó a toser por el esfuerzo, el chico le pidió que no se sobre esforzará, pero ella negó — Debemos llegar lo más pronto a Tatarasuna, yo... siento que algo muy malo está pasando allá. Me voy a arrepentir de esto, pero solo hay un método para llegar lo más pronto posible — Azael miró a Raijin con preocupación.
Ella enserio odiaba vivir así.
— ¿Qué piensas hacer, Azael? — le preguntó serio Raijin al notar por donde iba la conversación.
— Oh vamos, no me mires así chico bonito. Casi me muero ahí dentro y solo me regañas — dramatizó, al notar que su chiste no surgía efecto, suspiró — Pienso matarme mentalmente. — confesó con pavor.
Los ojos de Raijin se abrieron con miedo al escucharla — ¡¿Qué estás diciendo?!
— Solo serán minutos para ti, pero... te pido de favor de que no intervengas, por más que me escuches gritar, no te acercas; al menos, no hasta que tengas mi autorización — ordenó con seriedad, se alejó unos metros y dio unos pequeños saltos preparándose mentalmente — ¡Hey Raijin! ¡No te asustes por lo que vayas a ver!
Invocó su máscara y su mano tembló, los nervios la carcomían con vida, exhaló intentando tranquilizarse, cuando posó la máscara en su rostro... dio un grito desgarrador cuando el Karma se filtró por sus venas, extendiéndose por toda su alma y torturándola mentalmente por recordar todo lo que hizo. Raijin observó asustado aquel monstruoso poder, uno muy oscuro y aterrador. Tanto para los demás, como para el mismo usuario. El despertar de su karma fue sentido por todos los Arcontes, Morax lo sintió a la distancia, la Yaksha Cryo estaba más despierta que nunca, suspiró pensando en cómo tendría que explicarle a Xiao sobre Azael.
Las llamas de su deuda Kármica dolieron, sus recuerdos dolieron, las voces de sus víctimas le reclamaron por haberlas matado, tomando forma de monstruos que lucharía con ella día y noche en lo más profundo de su mente — ¡AHHHHHHHHH!!! — Cayó de rodillas sujetándose la cabeza, Raijin le gritó que resista, pero no escuchó, sabía que le estaba hablando por como sus labios se movían, pero no podía escucharlo. Sus ojos solo estaban centrados en Xiao, lloró internamente en agonía al verlo en sus recuerdos, observándola antes de girarse e ir al lado de sus hermanos "Perdón, perdón, perdón. Lo siento, yo enserio lo lamento..."
Si tan solo no hubiera enloquecido, si tan solo no hubiera matado a la gente de Liyue en un ataque de ira; tal vez y solo tal vez, Xiao seguiría a su lado. Si tan solo hubiera podido recuperar su poder original en ese entonces; tal vez, hubiese podido limpiar a sus hermanos de su Karma.
Pero los hubiera no existen.
Cuando enloqueció, vagó por la tierra de Liyue; en algún punto de su trayecto, llegó a la ciudad, tan sensible como se encontraba, cuando un habitante le reclamó por atravesarse en su camino, su ira se desató, lo agarró del cuello y lo atravesó con su mano derecha, aterrando a todos aquellos que estaban cerca y pudieron presenciar tan terrible acto.
Un deshumano acto de rebelión y rompimiento a su contrato.
Persiguió a las personas, importándole poco su edad o sexo, no tuvo compasión. Rex Lapis llegó junto a los Adeptus ante las noticias de disturbios, grande fue la sorpresa de Xiao al ver que la causa de tan horribles actos era Azael. El Yaksha observó con desasosiego a su Arconte, quién dio la orden de capturarla y él no tuvo otra opción que pelear contra ella. Xiao le suplicó que volviera en sí, pero ella no escuchó.
Lo aterrador era que por la locura ella pensaba que estaba jugando con él, en sus recuerdos se encontró a sí misma pensando que estaban jugando a "Las traes", un juego de persecución que a veces jugaba junto a los otros Yakshas. Nada más alejado de la realidad, intentaron atraparla, pero no funcionó, gracias a su teletransportación ni con la increíble agilidad de Xiao era suficiente. Atrajeron su atención con un monstruo marino, ya que sus ansias de pelear eran claramente palpables, recuerda estar horas peleando con aquel monstruo marino pensando que era Osial. Cuando terminó, observó a Rex Lapis junto a Xiao en el cielo, observándola con tristeza, recuerda murmurar un "Lo siento" con su último ápice de cordura antes de dejar que la sellen en el fondo del mar.
Estuvo dormida 700 años antes de que el sello se rompiera gracias al Cataclismo y ella viajará en una burbuja Cryo hasta llegar hasta las costas de Inazuma.
Xiao estaba vivo, Morax le había mentido.
Sus lágrimas salieron sin control; aun así, hizo el esfuerzo de levantarse y pensar para sí misma "Creo que nunca me he sentido peor", cuando se acostumbró al dolor, se disculpó con Raijin, alzándolo de forma nupcial y teletransportándose hacia Tatarasuna. Cubrió el rostro de su amigo en su pecho para que no viera la escena ante sus ojos, la cabeza de Katsuragi estaba en el suelo, sus ojos viajaron a la espada que sostenía el padre adoptivo de Katsuragi, Nagamasa lo había matado.
Había matado a su propio hijo — ¿Por qué? — preguntó asustando a los presentes, Raijin hizo el amago de querer ver, pero lo impidió, sujetándolo con más fuerza contra su seno.
— ¿Fujin? — preguntó el hombre intentando recordar su nombre porque llevaba una máscara con forma de demonio puesta, retrocedió un poco debido al aura oscura que emanaba, los hombres gritaron sintiendo el peso de su Karma en sus almas, Azael quien a penas mantenía su cordura, cayó en cuenta de la situación, ya era demasiado tarde para salvarlos. Asustada, le pidió a Raijin que confiara en ella y que en ningún momento abriera los ojos. El sello adéptico de Niwa había intentado ser vulnerado, grito en cólera el nombre de Dottore asustando a todos aquellos que aún permanecían en la isla. Se teletransportó hacia Niwa (esta vez desapareciendo su máscara).
Niwa se encontraba aterrado siendo protegido por el sello adéptico, Raijin observó horrorizado la situación, corrió a auxiliar a su amigo cuando Azael lo soltó y fue a por el cuello de Dottore, ambos individuos atravesaron las paredes de madera cayendo de una gran altura, el fatui tosió sangre debido al impacto — ¡TE VOY A MATAR DOTTORE! ¡INCLUSO SI MUERO, MI KARMA SERÁ EL PRODUCTO DE TU DESGRACIA! ¡A CADA LUGAR QUE VAYAS, AHÍ ME VERÁS! ¡RECORDÁNDOTE DÍA Y NOCHE LA ESCORIA QUE ERES!
Unos Fatuis se abalanzaron sobre ella, los esquivó aun sujetando a Dottore, Raijin miraba desde la abertura de la pared la batalla, estaba preocupado por Fujin, eran muchos fatuis. Ella tuvo que soltar a Dottore para protegerse de los ataques de la doncella del espejo junto a los del Recaudador Pyro, saltó esquivando las cuchillas y activando su definitiva. Fujin se movió ágilmente por todo el campo de batalla, miró con horror al ver que salían más fatuis de las mazmorras — ¡FUJIN! ¡DETRÁS DE TI! — le gritó, ella lo observó al escucharlo, distrayéndola los segundos suficientes para que Dottore arremetiera contra ella, su pecho fue atravesado en busca de su corazón, Niwa tuvo que detener a Raijin de saltar e ir a ayudarla, la golpearon y no le dieron tiempo a recomponerse.
Azael sentía su pecho vacío, la sangre brotaba a borbotones, escupió una considerable cantidad de sangre observando al Fatui — Maldito hijo de puta — lo insultó siendo pateada por él.
— ¿Quién imaginaría que un monstruo como tú tendría un corazón? — le dijo con burla y total cinismo. Los fatuis se rieron ante el chiste de su superior, burlándose de la Adeptus.
Niwa tuvo que proteger a Raijin de los fatuis que se acercaban con peligrosidad hacia ellos, sintió un leve alivio al notar que el escudo aún seguía activo, los Fatuis gruñeron molestos al ver que no podrían hacerles daño, tal vez. Uno de ellos sonrío con malicia con una idea en su cabeza, se acercó a ellos y aunque ambos intentaron protegerse inútilmente, fueron empujados fuera de la habitación, gritaron llamando la atención de Azael, sus ojos se abrieron en horror, la tormenta eléctrica se intensificó, gritó — ¡Resplandor final! — sus enemigos fueron atraídos hacia ella, cegándolos e infligiéndoles daño anemo, combinó su ataque con Cryo congelando a gran parte de los enemigos y el área de batalla, se levantó como pudo y corrió para atrapar a ambos hombres.
Raijin abrió los ojos asustado, Niwa tenía el corazón en la boca después de haber visto su vida pasar por sus ojos. Fujin se teletransportó junto a ellos a fuera de la isla, sus sentimientos era un caos, con un gran esfuerzo habló, preocupando a ambos hombres que le pidieron que por favor no se sobre esfuerce — Niwa... escapa de aquí, huye con tu familia, ya no es seguro. Por favor, vive, yo... — no pudo continuar debido a que un ataque de tos la invadió, estaría mintiendo si dijera que no estaba asustada por la cantidad de sangre que estaba perdiendo — Me llevaré a Raijin conmigo, en la ciudad dieron una orden para capturarnos; al parecer, a la arconte no le importa en lo más mínimo lo que sucede en Tatarasuna — río intentando apaciguar el ambiente.
— Perdóname Fujin, todo se salió de control, discúlpame... — dijo el heredero de la técnica Isshin.
Fujin negó — No hay nada que disculpar, fue mi culpa, debí actuar tan pronto como caí en cuenta de la situación en la isla.
Raijin los interrumpió preguntando — ¿Estás segura que estará bien?
— Si tienes el sello contigo, nadie podrá hacerte daño — dijo observando a Niwa — debemos irnos Raijin, es peligroso para Niwa... quedarnos junto a él — inhalo despacio atrayendo a Raijin de la cintura, ambos se despidieron de Niwa y vagaron por Inazuma por un tiempo.
Sin miedo a la funa.
No saben como me duele el culo y la espalda por estar todo el día en la computadora escribiendo, en fin. Disfruto mucho escribir esto, realmente me ayuda a dejar de pensar en mis problemas, a veces me asusta lo natural que es escribir esto, ¿saben?
Da igual, amo todo lo relacionado a Scaramouche.
Así que, amo esto.
Cuídense simps de Scaramouche, nos vemos en el próximo capítulo.
Se despide:
"Mr_Swag95"
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top