Capítulo II: Una serendipia.

Azael había despertado después de un letargo sueño, la joven Adeptus suspiró con temblor mirando con angustia su entorno.

¿Dónde estoy? Hace frío... Tengo frío....

Siente su cabeza retumbar junto con la tormenta que poco a poco comenzaba a formarse no muy lejos de donde ella se encuentra, le duele el pecho, porque un dolor indescriptible está nublando sus sentidos. Sus ropajes se desplazaron como copos de nieve en invierno. Sus difusos recuerdos, que removían como las olas del mar al chocar con la tierra hicieron que intentara levantarse, exhaló pesadamente cuando sintió sus extremidades entumecidas, era de noche y se encontraba en una playa, era seguro que no estaba en Liyue. 

"Estoy segura de que esto es Inazuma, ninguna otra nación está conformada por tantas islas que no sea esta" Pensó."Debo buscar algún refugio..." Se dice intentando ponerse de pie, pero cae buscar al suelo, la gravedad de la tierra atrayendo su cuerpo a ella como un cruel recordatorio de su fragilidad, "Una vez más", se repite volviendo a intentarlo, sus extremidades tiemblan conforme logra recomponerse, "Vamos, ¡Levántate!", se exige frustrada, sus piernas eran como gelatina en ese momento.

"¿Cuánto tiempo? ¿Cuánto tiempo he estado sellada para que mi cuerpo se encuentre tan entumecido?" Busqué algo para apoyarme, sintiéndome feliz cuando divisé un cubo mecánico cercano, "Esto servirá mientras tanto".

Camina despacio, sus pies desnudos tocan la arena mojada, por alguna extraña razón esto la hace reír, una risa dolorosa mezclada con el sentimiento amargo de saber que está muy lejos de casa. No es difícil suponerlo, solo Inazuma tiene tanto morado y azul por todos lados.

Al levantar la cabeza, la mezcla de Anemo y Electro forja un espectáculo digno de apreciar, se queda ensimismada mientras los observa, ambos elementos bailando en medio del mar como si no existiera nada más que ese momento. Su visión brilla, así que estira su mano tratando de alcanzar algo, no sabe qué es, pero es como una atracción electromagnética que le dice que algo importante está a punto de suceder, suspira retrayendo su mano y pensando que debería hacer algo con la lluvia. . . que está mojando la poca ropa que lleva.

Una de sus peculiaridades es poseer cierto inventario, como un almacén dentro de sí. Al principio pensé que todos los poseedores de visión tenían uno, algo así como invocar su arma, pero no es así.

—Creo que tenía alguna capa por aquí...

Azael salta feliz al ver que todas sus cosas siguen intactas, su principal problema en sí es saber en qué año está, no tiene idea de cuánto tiempo transcurrió en su encierro, además... está segura de que no será bienvenida devuelta en Liyue.

Cómo qué la suerte me persigue, pero yo soy más rápido.

Me sobresalté por el repentino incendio que se generó por los elementos que chocaron con la tierra. Porque cuando Anemo y Electro se juntan, crean fuego a través de su tormenta.

Así como el cuerpo que sostiene los pedazos de su alma, sigue adelante.

En medio de un espeso muro de rocas ve un dominio, uno que parece algo abandonado, escondido con magia elemental electro, rompe el sello sin mucho esfuerzo. Al poner pie dentro, nota que hay cajas y algunas puertas oxidadas en los rincones, la madera cruje bajo sus pies revelando el deterioro.

"Recuerda..."

Todos sus hermanos estaban muertos y duda que Rex Lapis la reciba con los brazos abiertos después de haber fallado y roto su contrato, su ánimo decayó, nuevamente lo ha perdido todo. Sacudió su cabeza, no debería de asumir cosas tan a la ligera, es insensato, quiere aferrarse a la esperanza de volver a ver a sus hermanos.

No conocía Inazuma, pero debería de haber alguna forma de volver a Liyue, ¿no? Si tuviera sus poderes al máximo, podría explorar la isla en tan solo minutos o encontrar información, pero no está en óptimas condiciones, lo mejor será tener cuidado.

"No sé qué clases de enemigos pueda encontrar en el camino".

Estuvo caminando un rato hasta que sus piernas dejaron de temblar tanto, probó invocar su lanza un par de veces en el transcurso, esperaba recuperarse pronto, porque podría ser un problema.

Este lugar está completamente abandonado... es increíble como esta magnífica mansión fue construida, por los cortes en las celosías parece que fue un antiguo guerrero ascético.

Cuando una flecha se dirige a su cabeza, apenas se mueve para esquivarla, "Trampa para niños..." , piensa con aburrimiento o tal vez ella es bastante experimentada. Las hojas de arce esparcidas de manera descuidada, la confunden, en especial por los gigantescos árboles dentro de aquella habitación. Al observar con más detalle, suelta un suspiro, porque ve a un joven de figura esbelta durmiendo dentro de él, sentado en medio de la gigantesca puerta mientras su velo cae tal cual como manto de estrellas.

Ese extraño color índigo en sus cabellos eran iluminados por la luz de la noche, dándole un aire casi majestuoso, suspiró por la escena ante sus ojos, retrocedió sintiendo su corazón agitarse como nunca antes, iba a retirarse en silencio cuando lo escuchó llorar.

¿Él... estaba llorando?

Porque al escuchar un sollozo salir de sus labios, la inclinó a arrodillarse ante él y preguntar:

—¿Por qué? ¿Por qué estás llorando? ¿Quién te ha hecho tanto daño? 

¿Quién se atrevió a dañar un alma tan etérea como lo es la suya?

Mis manos acarician su rostro para intentar consolarlo, un gran dolor inundándome al sentir su palpable tristeza. Cuando él abrió los ojos y sujetó mi mano, lo supe, me equivoqué al dejarme llevar por la belleza de mi adversario, él podría atacarme y es probable que yo no haría nada por intentar frenarlo.

Supongo que tengo cierta debilidad por los rostros hermosos, pero él va más allá de cualquier apariencia bendita, sus ropajes finos, dignos de un alto cargo lo delatan. Este joven, semejante a un Dios es posiblemente un Aspirante a Arconte...

El joven la miró directamente a los ojos, no despegó su vista de ella, demasiado sumerguido en el óceano de sus ojos como para intimidarse.

—¿Quién... eres tú? —preguntó él en un leve susurro.

—Mi nombre es Fujin —mintió alejando su mano con lentitud, dar su nombre real y exponerse de tal forma en la que se descubra no solo su pasado, sino también la razón de su encierro, no es factible—. ¿Qué haces aquí? ¿Por qué alguien como tú se encuentra en un lugar como este... completamente solo?

El joven algo avergonzado, jugó un momento con sus manos antes de responderme.

—Mi madre me dejó en este sitio y yo la espero aquí con la esperanza de que algún día ella vuelva a regresar.

Su confesión tan ingenua como él, dolio más que cualquier cosa.

—¿Puedo saber hace cuánto fue eso?

—Creo que hace más de 10 años...

La revelación me hizo hervir en rabia.

—¿Puedo saber su nombre, joven príncipe?

Si inicias un pequeño juego donde tu pasado no sea tan doloroso, ¿Crees que podrás ser un poco más feliz?

—¿Príncipe? ¿Qué es eso? —preguntó con curiosidad.

—En los cuentos, el príncipe es salvado por una princesa valiente. Vengo a rescatarlo su Majestad, pues su encierro acaba de terminar.

—No lo entiendo, ¿Por qué me rescatarías?

—Porque estuve buscándote toda mi vida...

Sus mejillas se tiñeron de un hermoso color carmín, lo que el joven veía frente a él, era a una hermosa mujer de bellos ojos azules ofreciéndole su mano. "Voy a rescatarte", "Vine a salvarte", las palabras que ella le decían sonaban tan tentadoras para alguien como él.

—A pesar de no poseer un nombre —me confesó con una ligera timidez en su voz, como si fuera a regañarlo por no saber su propio nombre—, ¿A dónde me llevaría alguien como tú?

Azael llamativamente sacando a relucir su lado más juguetón.

—A un lugar donde seas feliz.

—¿Féliz? ¿Qué es eso?

—Es la sensación de bienestar y realización que te inundará al experimentar nuevas experiencias, ser feliz es... cuando alcancemos nuestras metas, deseos y propósitos que a lo largo de nuestra vida vamos formando. Un momento duradero de satisfacción, donde no hay necesidades que apremien, ni sufrimientos que atormenten. Lo que trato de hacer al sacarlo de aquí, su Majestad... es hacerlo feliz.

Es así cómo el joven descorazonado confió en ella y tomó su mano.

—Entonces, por favor, hazme muy feliz.

—¿Posee usted algún nombre, bonito príncipe?

Él negó —No tengo un nombre.

De forma tímida, gateó hasta estar frente a ella, tomó su mano y juntó sus dedos con una genuina curiosidad, ella observó sus acciones en silencio.

¿Qué pretendía con esto?

—Tú... ¿En algún momento también vas a abandonarme?

Azael no respondió, levantando su vista al instante para apreciar su gesto llena de tristeza, la tocó... con solo un par de palabras este chico ha sido capaz de tocar hasta las partes más sensibles de su alma con solo un par de palabras. Abrió y cerró la boca antes de decirle con una voz firme.

—No, no lo haré. Nunca te abandonaré. Incluso si el cielo y la tierra volvieran a unirse de nuevo, jamás me apartaré de tu lado.

— ¿Hay alguien aquí?

Azael fue la primera en levantarse de golpe al escuchar la voz, ¿Cómo es posible que ella se haya quedado dormida? Ni siquiera necesitaba dormir, observó al joven que aún descansaba plácidamente a su lado, suspiró y decidió tapar su rostro con su velo mientras verificaba si el intruso era de fiar o no, ¿Debería de invocar su lanza o sería demasiado?

Cuando estaba por levantarse, una mano sujetó parte de su traje impidiéndole irse — ¿Estás despierto? — preguntó en un suspiro sujetando su mano para levantarlo.

El joven ignoró su pregunta — ¿Vas a dejarme?

Se veía tan triste que ella no tuvo el corazón para decirle la verdad.

"Pensaba que la mejor opción era dejarte con unos buenos humanos para que se encarguen de ti, porque inevitablemente tendré que irme... pero me estoy encaprichando contigo y eso es inaceptable para un Adeptus". Pensó a sus adentros.

— No, no voy a dejarte — le respondió.

Él entonces se levantó y observó curioso al hombre que ingresó a la habitación.

— ¿Ustedes quiénes son? — el hombre les preguntó.

Azael pensó que lo mejor será dejarse llevar un poco y fingir por el momento, aunque le resultará de lo más molesto — Soy una viajera de Liyue, encontré a este joven en la noche de ayer en las playas del Este algo perdido, decidimos descansar aquí por el derrumbe. Lamentamos si le causamos algún inconveniente — hizo una leve reverencia en señal de disculpa, la marioneta parecía querer preguntar el por qué estaba mintiendo, así que ella lo cubrió y lo calló. Se felicitaba a sí misma por haber mirado detenidamente su entorno anoche, su excusa era creíble.

Aquel hombre la miró detenidamente por un momento y bajó la guardia — Así que Liyue, ¿no? Mi nombre es Katsuragi, jefe de la planta de la Fragua de Tatarasuna. Es mejor salir de aquí, el derrumbe ocurrió cerca de aquí y me sorprende que este lugar siga en pie, ¿les parece acompañarme al centro de la isla? Seguramente necesitan recargar provisiones.

— Sí, mi amigo y yo necesitamos un par de cosas extras — El adulto los guío y ellos los siguieron por detrás, Azael aprovechó a susurrarle un par de intrusiones — Escúchame chico bonito, no cuestiones lo que diga y sígueme la corriente, no sabemos si está persona es buena o mala aún, ¿si?

Por más que intentó sonar amable, está segura que su voz se escuchó amenazante.

— Pero a mí me parece una buena persona... — susurró tímido y sonrojado por sus palabras, en todo el trayecto él no la había soltado y ella no cree haber agarrado la mano de alguien por tanto tiempo, empezaba a sentirse incómoda por el contacto físico a pesar de traer guantes.

— Para evitar problemas futuros debes de tener un nombre — pensativa cerró los ojos y el chico algo asustado con que se tropezara, se vio sorprendido cuando con una agilidad increíble, esquivaba todas las rocas del camino sin mucho esfuerzo — ¿Te parece Raijin?

— ¿Raijin?

— Está relacionado con el trueno... creo que te quedará bien, tus poderes están relacionado a eso, ¿no? — cuestionó observando el sello en su pecho, uno que solo ella podría ver por ser un Adeptus.

— ¿Poderes?

— Sí, tus poderes están sellados, después me encargaré de eso — parecía murmurar más para sí misma.

El chico pareció mareado por la información — No entiendo nada...

— No te preocupes, me tomaré el tiempo de explicarte una vez que lleguemos, espero que no nos cobren... Mi mora es limitada — si bien un par de veces los humanos o hasta el mismo Rex Lapis le dio de este recurso, no es como si lo necesitara.

Una vez que llegaron al centro de Tatarasuna fueron recibidos por los distintos herreros y trabajadores del lugar, el amable Katsuragi explicó la situación de ambos a Nagamasa y decidieron acogerlos por un tiempo.

Azael se sorprendió mucho cuando le dijeron que el lugar donde se encontraban estaba lejos de la Capital y que solo en Ritou podría conseguir barcos que fueran directo a Liyue, el alma se le quiso salir del cuerpo en ese momento. Raijin le preguntó preocupado si estaba bien, asintió en automático.

"Esto va para largo... ¿Qué debo de hacer con aquel chico? ¿Lo dejo aquí? ¿Me lo llevo sin tener certeza de lo que sucederá conmigo una vez que llegue a Liyue? ¿Será prudente arriesgarlo de esa forma? Necesito pensar y alejarme de todos los humanos. En especial por el tema de mi poder, no puedo activarlo tan despreocupadamente, sería riesgoso para todos, no puedo ser imprudente".

Azael tiene tal vez tiempo de sobra en ese lugar, ¿No es así?

Comenten y voten.

He hecho un par de dibujos sobre Aniam, ¿Debería de mostrarlos? Perdonen la calidad, mi celular se ha roto recientemente y no sé si se ve bien o no con exactitud. Mis dibujos a cuerpo completo han mejorado, haré algunos dibujos con su atuendo a cuerpo completo para que imaginen mejor a nuestra protagonista, ¿Les parece eso bien?

Si bien esta historia no tiene muchas vistas, votos o comentarios, es grato saber que al menos algunas personas se han tomado el tiempo de leer. Creo que mis esfuerzos van a dar frutos en algún momento.

¿Cómo han estado?
¡Cuídense mucho mis amados lectores! ¡Los aprecio mucho!

Se despide:

"Mr_Swag95"

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