Capítulo I: La doncella del Samurái.
2 años después del comienzo de la Guerra de los Arcontes...
Me enamoré de alguien que no debía.
Hotaru es una doncella de la casa Kojou, quien ha caído perdidamente enamorada de su Señor. Un aspirante a Samurái: Kojou Hiro.
Empezó con pequeñas miradas curiosas, soñadoras y enamoradas de su parte.
Lo veía entrenar en la finca, día tras día, quedó embelesada por sus cualidades en el combate, mientras se preparaba para heredar el puesto de su padre. El joven noble no tardó en notarla, la flor morada que lo observaba por la ventana empezó a florecer conforme ambos entablaban conversación y sus corazones palpitaban por el otro.
-¿Puedo saber su nombre, señorita?
-Mi nombre es Hotaru, solo Hotaru. -respondió con cierto nerviosismo.
-Hotatu... Ese es un lindo nombre.
-Gracias, mi Señor.
Sus encuentros se volvieron cada vez más y más frecuentes, y cuando empezaron a desear más del otro... La desgracia los alcanzó.
Las clases sociales de ambos eran disparejas; más que eso, el mundo estaba por entrar a una Guerra que no se repetiría nunca, ni antes, ni después.
Kojou Hiro debía prepararse para proteger a su gente y servir a su Dios cuando este lo necesitara.
Era joven, es por eso que no dudó en lanzarse a los brazos de su amada cuando la carga era demasiada para él. Primero empezó con una mano en su hombro para apoyarla con su manejo de espada, después con un toque suave en la cintura para finalizar con un beso en los labios.
Su amorío no tardó en ser notado por los demás.
Eso trajo prejuicios y consecuencias.
-Hiro, eres el heredero de nuestro clan, ¿Cómo pudiste caer tan bajo? Ella te sedujo, ¿Verdad?
-¡No, Padre! ¡Estás equivocado!
Pues las escapadas y leves sonrisas nerviosas los delataban.
El mayordomo que cuidaba de su joven amo, le advirtió en su momento "-Tenga cuidado, porqué cuando el Señor se entere de esto, su ira caerá no solo sobre usted, si no también sobre esa pobre mujer".
Oh, ahora lo entendía...
Lo que quería decir era: "Si no quieres causar daño a quién más amas, no la poseas, no la desees, pues está fuera de tu alcance"
-¿Nunca amaste a alguien al punto de querer renunciar a todo por ella? -le preguntó a su padre llorando después de que este lo retara a una pelea, por supuesto que perdió.
¿Cómo el talento iba a ganarle a años de experiencia y disciplina?
El mayordomo suspiró entristecido.
Era más que obvio que iba a terminar mal para ambos jóvenes desde un principio.
Hotaru miraba horrorizada el panorama, acarició su vientre hinchado y quiso vomitar.
Ese día ella iba a decirle que estaba embarazada...
Porque Hiro le entregó su calor aún cuando él moría de frío. Porque ese hombre, ese samurái... Estaba dispuesto a morir de hipotermia con tal de envolver y cubrir su alma con el fuego de su amor.
Era gracioso, como me contaba de sus sueños y me decía dulcemente al oído lo que haríamos una vez que trazará el camino hacia nuestro futuro.
¿De qué sirvieron todas esas promesas?
Porque cuando el primer corte de espada traspasó su cuerpo, todos mis sueños se fueron junto con él.
Lloré, no pude contener mis propios sollozos que comenzaban a ahogarme y mis piernas desfallecer. Caí de rodillas, incrédula, negándome a creer lo que mis ojos estaban viendo, llamando su nombre esperando que todo no fuera más que una vil pesadilla.
Hiro.
Hiro.
-¡HIRO!!
"Si tenemos un hijo, llamémoslo... Raijin. Verás, yo... tuve un sueño, en él, una Diosa me decía que le pusiera ese nombre, pues ese nombre era suyo... Jamás escuché un nombre como ese, pero...". Lo escuchó reír avergonzado mientras la observaba con las mejillas rojas, "¿Crees que es muy descabellado llamar a un niño que aún no ha nacido?"
Ojalá hubieras podido trazar ese futuro conmigo...
Porque vagué por todo el mundo tratando de encontrar algún rastro sobre ti a pesar de saber que jamás nos volveríamos a ver.
Cuando caí en cuenta del tiempo, ya estaba dando a luz en un pueblo desconocido llamado: "Devlin".
Se despide:
"Mr_Swag95"
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