CAPÍTULO 9 : PESCA EN EL RÍO


Cuando Ragnarog llegó a la casa de Bruno después de hacer ejercicio, con rostro sudoroso y visiblemente cansado, se encontró con sus dos amigos preparados para la pesca y sonrientes.

-Hola­- saludaron al unísono.

-Hola, ¿se puede saber por qué estáis tan contentos?- preguntó el guerrero mientras se quitaba la túnica y llenaba a rebosar un vaso de agua para bebérsela.

-Por que vamos a pescar.

-¿Y?

-Y por que le he dado un buen equipo de pesca ¿a que si Kakarot?

El niño agitó su cabeza en sentido afirmativo.

-Qué fácil es hacer feliz a la gente, ojala todos hicieran lo mismo. Venga, vámonos rápido que quiero pescar un Remoremo.

-Ya lo verás- dijo Bruno- es mortal, de reírse claro, no es peligroso.

-Te he entendido ala primera- bromeó el niño riéndose.

-Podrías haberlo dicho ¿no?

Los tres compañeros salieron de la casa hacía el gran río de Ruyix. Estaba situado debajo de la ciudad y tenían que bajar por campos durante cinco minutos. Como recordareis de capítulos anteriores Ruyix se encontraba en un altiplano, pues bien el río rodeaba la ciudad. Era un buen sistema de defensa contra los antiguos demonios de André. Ese era el motivo del asentamiento de la ciudad.

Bajaron por campos llenos de flores azules y moradas, llenos de árboles extraños que susurraban palabras ilegibles. La hierba de esos campos era de un color verde oscuro y emanaba un extraño aroma. Al final llegaron al esperado río. A Kakarot le asombró tanta belleza, tanto esplendor. El río les saludaba sonriente. Los peces saltaban de sus aguas majestuosos y alegremente. Eran rojos con el vientre blanco y eran grandes, más o menos de metro y medio. Además al otro lado del río había linces cataríanos bebiendo agua y jugando contentos tranquilamente sin preocuparse por su presencia. El agua era transparente y por su fina capa dejaba ver los más extraños peces y las rocas más coloridas y redondeadas.

Cuando llegaron al borde los dos guerreros se quitaron las capas, los zapatos y las camisas o cotas de maya. Kakarot les imitó como un mimo, pero los dos guerreros no se quitaron sus armas, que seguían colgadas de sus cuellos, así que el niño cogió su espada y se colgó su arco y su carcaj. Además se puso los guantes legendarios. Al ver el arco y los guantes Ragnarog se sorprendió y los miró con los ojos abiertos mientras preguntaba:

-¿Ese equipo no será...?

-Si, es el arco de Luminex-contestó Bruno- es un regalo no te importa ¿no?

-No-negó Ragnarog.

-Entonces todo bien., venid, por aquí tengo mi barca.- indicó Bruno.

-¿Vamos a pescar con una barca?- preguntó el niño.

-Si, el río es muy profundo, además te servirá como plataforma de tiro.-contestó el médico.

Les guió por el borde del río hasta llegar a una especie de puerto natural. Allí anclada estaba la barca de Bruno. Era espléndida. Estaba hecha con listones de madera entrelazados entre sí de forma uniforme. Era de color amarillo por fuera y de color verde por dentro. En la popa tenía una reproducción prefecta de una cabeza de Lince tallada en la madera de la barca, con sus ojos amenazaba a las aguas transparentes del río. Era muy grande medía unos seis metros de largo y unos tres de ancho. En el medio de la barca nacía un mástil que desembocaba en una vela de tela azul con el símbolo del la luz y el del rayo bordados en amarillo sobre ella.

Los tres amigos se subieron en la noble embarcación. Bruno iba detrás manejando habilidosamente el timón, Kakarot en medio mirando asombrado el paisaje, y Ragnarog observando y buscando un buen sitio para pescar. La embarcación avanzaba lenta hasta llegar a un remanso tranquilo donde los numerosos peces saltaban alegres dándoles la bienvenida.

-Este es un buen sitio para pescar- afirmó Ragnarog- seguro que por aquí hay mas de un remoremo.

-Yo creo que si porque hay demasiados peces –le apoyó Bruno

-Mejor que haya remoremo porque no he visto ninguno-.declaró Kakarot entusiasmado.

Entonces Bruno tiró el ancla que cayó hasta el fondo y la embarcación paró en seco:

-Bueno, vamos a pescar, Kakarot tu utiliza tu arco, cuando salten les tiras. Y por encima de todo no imites a Ragnarog.-ordenó Bruno.

-¿Vais a pescar con armas? eso es de cobardes.

Bueno, tu lo llamas cobardía yo seguridad- replicó Bruno- Kakarot mira atentamente como pesca nuestro "valieeente" amigo.

Entonces Ragnarog se tiró de cabeza al agua y cayó limpiamente sobre ella, no llevaba arma alguna y buceó hacia el fondo, tanto que no se le veía. Cuando ya parecía que no iba a volver nunca sacó la cabeza del agua, le seguían un buen número de peces.

Los peces saltaron hacia él, y Ragnarog concentrando mucha energía en su puño derecho les dio un puñetazo con mucha rapidez a todos con lo que cayeron muertos al agua. Después se cargó su botín ala espalda y los llevó a la embarcación para volver a repetir la acción.

-¿Has visto?- los atrae hacia la superficie y luego les hace un Tuken.

-¿Un qué?- preguntó Kakarot.

- Un Tuken es un puñetazo rápido energético.

-Vale, la apuntaré en mi lista de técnicas para aprender después de que me quite de forma natural estos malditos quistes de energía.

Bruno sonrió.

Y siguió la tarde de pesca. Bruno los pescaba utilizando un cebo rojizo de aspecto sabroso y con la espada, es decir echaba un poco de cebo rojizo en el agua y los peces saltaban para comérselos entonces hundía el frío acero de su espada en sus escamas. Todos los peces que conseguían pescar Bruno y Ragnarog eran rojos, y el remoremo no daba señales de vida. Kakarot hacía esfuerzos por atrapar peces pero conseguía matarlos con sus flechas afiladas. Entonces se le ocurrió una idea. Ató un trozo de cuerda al extremo de una flecha y la lanzó aun pez dorado que saltaba en frente suyo que se le impactó en toda la cabeza y lo llevó tirando de la cuerda a la embarcación.

Cuando el niño ya había pescado unos veinte peces con su ingenioso método se oyó un estruendo acompañado por una enrome salpicadura:

-Eso es un remoremo- indicó bruno señalando con el dedo.

Era azul oscuro por encima y rojo y dorado por debajo. Tenía unos grandes poros escamosos encima de su apestosa cabeza. En su horripilante cabeza tenía unos ojos rojos incrustados en su cara y su gran boca paladeaba el agua y el aire. Tenía unas aletas dorsales muy grandes en forma de remo de ahí su nombre remoremo. Era tan grande que amenazaba con destruir su embarcación de un fuerte aletazo. Era lo más feo que el niño había visto en su corta vida.

En ese momento Ragnarog avanzaba hacia el enorme pez se puso debajo de él nadando ágilmente, y entonces se apoyó en una roca cercana y saltó hacia él y le asestó varios golpes de tuken combinados con patadas voladoras en su enorme cabezota apestosa pero por desgracia no le hacía nada, ni el más mínimo rasguño ya que tenía las escamas muy duras.

Entonces el guerrero nadó rápidamente hacia la barca con el enorme monstruo siguiéndole, se subió de un salto a la embarcación:

-Bruno, dame mi espada- ordenó el guerrero con el rostro tenso.

-¿Qué decías sobre que pescar con armas es de cobardes?- preguntó irónico Bruno.

- He cambiado de idea.

Bruno le dio su espada afilada al guerrero, que la cogió con una mano firme y fue en busca del pez, que ya estaba a escasos centímetros de la embarcación. Bruno izó la vela y puso rumbo hacia la huída.

-¿Por qué huyes?- preguntó el niño.

-Si te quieres quedar con esa adorable mascota tan bella ella- señaló al pez- te puedes tomar algo.

-No me gustan los cafés de escamas mejor otro día.

Ragnarog estaba ya debajo del pez se le subió por su escamosa piel hasta el dorso cogió su espada y se la clavó entre los ojos. El pez dando alaridos de dolor y lleno de una asquerosa sangre morada nadó enfurecido hacia la embarcación. Ragnarog seguía sujetando su espada en la cabeza del pez e iba como surfeando encima de él intentando mantener el equilibrio. Cuando el pez ya rozaba la parte trasera de la embarcación se paró en seco. Ragnarog se reía a carcajadas:

-¿Habéis tenido miedo? Creo que habéis añadido un líquido amarillo al agua.

- Jajá jajá muy bueno- felicitó Bruno-¡Pero no lo vuelvas a hacer!

- Te tendría que haber pasado el pez por encima.- dijo Kakarot.

-El remoremo apareció gracias a ti, dejaste tantos peces muertos en el agua que se quedaron en el fondo y entraron en su guarida de casualidad.

- Eres un sabelotodo- acusó el niño.

-Bueno vámonos a mi casa. Mañana os espera un buen viaje y ya es bastante tarde.-propuso Bruno.

Aquel día al llegar a casa de Bruno estaban mojados y cansados, así que se secaron y limpiaron. Después cocinaron al remoremo con una salsa hecha con la sangre de algunos peces rojos. Luego se sentaron en la mesa y Ragnarog al probar el pez dijo:

-No hay mejor comida que la capturada por uno mismo.

Sus dos amigos asintieron con la cabeza.

Aquella cena a Kakarot le daba a parte de hacerle sentir como un rey le daba fuerzas para seguir. En ese momento entendió que quería ser muy fuerte, valerse por sí mismo, llegar a ser el mejor de todos yo sólo lo iba a conseguir quitándose esos quistes de forma natural y después desarrollar el claydoscopio, como sus padres. No se iba a permitir caer desmayado como el viaje en el dragón, nadie más le salvaría y se iba a vengar de André.

Después de cenar esa sabrosa y energética cena se fueron a dormir en las blandas camas. Al día siguiente tendrían que pasar por muchos peligros.

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