CAPÍTULO 44 : LA TIERRA
Kakarot miro asombrado esa esfera pútrida y asquerosa, ese planeta era la Tierra, ya no era el planeta azul, ahora más bien era el planeta gris. Kakarot se giró y vio a Arcadis, ese planeta no era como el que salía en las fotos de los libros que le había enseñado Ramón. El niño se preguntaba como un planeta tan bello había llegado a ese estado tan deteriorado, no había ni rastro de agua, ni de vida humana, al parecer todos sus habitantes habían huido y habían dejado que este planeta se muriera, Kakarot miró a Arcadis, que le dijo:
-¿Ves por qué odio a los humanos?, no saben ni mantener vivo su planeta.
-¿Qué pasó por qué está así por André?-preguntó el niño.
-No, no fue por culpa de ese cobarde. Los humanos por culpa de su tecnología deterioraron su atmósfera y las nubes ya no volvieron a lanzar agua dulce, entonces recurrieron a los mares que no tardaron en secarse, ya no tenían medios con los que vivir, sin árboles sin agua y sin alimentos y fueron hacia Titán, por lo menos aprendieron la lección de cuidar la naturaleza.
-¿Ya no vive nadie?
-Humano no, vive un Titán llamado James, es un guardián de la orden, tiene el poder del lobo, por eso si Lobix no se encuentra aquí el sabrá dónde está.
-La Tierra está muerta.
Los dos niños se quedaron mirando la Tierra y al cabo de un rato Víctor se sentó al lado de ellos:
-Cuando los Lunáticos nos den la señal aterrizaremos.-explicó.
-Parece mentira este no es el planeta que me esperaba encontrar.-dijo el niño.
-Todo por la tecnología.-afirmó la niña enfadada.
-No fue sólo eso, cuando por culpa del intenso calor se quedaron sin una gota agua, en vez de colaborar, los pueblos luchaban por ese bien, sólo los más afortunados se salvaron.
-Los racistas blancos-murmuró la niña indignada.
-¿Qué quieres decir?-preguntó el niño.
-Los humanos tenían varias razas, las más destacadas eran los blancos que eran ricos y la gente de color o como los llamaban los negros, pues bien los blancos eran ricos y desde tiempos inmemoriales se reían de los negros, que según ellos eran inferiores y pobres. Sólo los ricos accedieron a la nave, no había casi ningún negro en la nave, los que llegaron a Titán no se merecían su suerte.-explicó el ángel.
-Así que André no es el único humano despreciable, pero bueno no todos son iguales.-razonó el niño.
-Ya veo que no eres racista Kakarot.-dedujo el ángel.
-A mi me gustaría pensar así pero he vivido la destrucción de los humanos en mi carne, sólo me llevo bien con algunos humanos, como por ejemplo Ramón y Luminex, o Adoking- explicó la niña.
El niño se quedó mirando la Tierra, daba pena, parecía como si pidiese un porqué, una razón de esa situación.
De repente la voz de Ragnarog sonó por los auriculares del niño:
-Hola Kakarot, acércate a la órbita de la Tierra y pon rumbo para aterrizar los Lunáticos, los habitantes de la Luna, nos dejan paso, la comitiva elemental tiene una misión allí y no iban anegarnos el paso.
-Vale, entendido.-contestó el niño.
El niño giró el volante hacia la derecha y la nave movió su morro metálico hacia esa dirección, de repente la fuerza gravitatoria de la tierra los atrajo hacia su superficie. la comitiva aguantó la fuerza gravitatoria agarrándose dónde podía, la nave tenía fuego por la superficie pero gracias a su escudo protector no pasaba nada. Al fin Kakarot puso la nave en sentido horizontal y frenó, habían llegado a tierra firme.
El niño se quitó el cinturón de sujeción y esperó a que sus amigos aparecieran. No tardaron en hacerlo, Ragnarog estaba mas serio que de costumbre, Adoking no parecía muy animado, y Oberá miraba a los demás extrañado. Al cabo de un rato, y de asegurarse que todo estaba en orden, Ragnarog habló:
-Está bien, os comunicaré la misión, debemos llegar hasta James, que no debe de estar lejos de esta zona. Iremos unidos, sólo se contradecirá esta regla si se pone en peligro la misión. Caminaremos bastante, y no hará falta oxígeno, si es necesario que os pongáis esos trajes térmicos ya que hace un intenso calor. Además habrá demonios acechando en cualquier montaña o duna.
Todos asintieron ante la explicación de Ragnarog, se pusieron los trajes y cogieron sus armas. Después de eso, Kakarot abrió la puerta y lo que vio le pareció más desolador que lo que vio desde el espacio, todo estaba seco, no había ni una planta, ni agua y los cauces de río si no estaban secos, transportaban restos de sangre y símbolos de guerras, como armas que Kakarot jamás había visto. Al ver la cara del niño Ragnarog le dijo:
-Esto es la obra de la ignorancia y del pasotismo, mira el legado que nos han dejado los humanos, un planeta destruido, pero no fueron todos, fueron los líderes que necesitaban lazarillo.
El niño miró a Arcadis que tenía una expresión parecida a la suya. Después de esto caminaron rumbo al Este por tierra seca que se desquebrajaba a su paso, el sol no daba tregua y maldecía a los guerreros con fuertes temperaturas. Adoking hablaba con Oberá:
-Esta tranquilidad no me gusta-decía Adoking.
-Es un presagio malvado, sin duda-respondía el mago.
Después de caminar largo rato, una espada fue lanzada por una mano hacia el cuello de Ragnarog, que la cogió por la empuñadura diciendo:
-Scina Taus Minitex.
La persona que había lanzado la espada contestó:
-Perdona nunca se sabe, soy James, pero todavía hay que seguir caminando, debemos llegar a la roca donde descansa Lobix.
-¿Se encuentra aquí?-preguntó la niña.
-Si así es, pero ahora, continuemos.
James saltó la roca en la que estaba subido y fue hacia ellos, era moreno vestía con una ropa azul, y de la boca le sobresalían dos grande colmillos. Su pelo era castaño oscuro y sus ojos tenían una forma rara.
Al cabo de un rato James se acercó al niño:
-Hola, te has vuelto más fuerte desde la última vez.-decía James.
-No nos hemos visto nunca.
-Pues sí, en el bosque de los sabios, fui yo quien te mordió flojito para que gritaras y alertaras a tus amigos, puedo transformarme en lobo, y aunque no te lo creas, te fui de más ayuda de la que te crees.
-Ya, me lo imagino.
-Eres muy gracioso, bueno no se si lo sabes pero yo tengo que invocar a Lobix para que pueda ayudaros, está ligado a mi alma.
-¡Pero morirás si te quitan esa unión!
-Tranquilo nunca se sabe.
Pero pronto tuvieron que interrumpir su charla, una bola de oscuridad impactó muy cerca del pie del niño, todos se giraron y vieron una figura oscura en lo alto de una colina:
-Así que habéis venido ¿eh?, cuanto tiempo sin verte, Kakarot.-habló la figura con un voz ronca.
-Razmik, veo que sigues siendo un cobarde atacando a la gente por detrás- habló Kakarot.
Los dos se miraron, de repente Ragnarog dijo:
-Haz lo que creas conveniente Kakarot, nosotros ya hemos cumplido nuestra misión.
-Idos yo me encargo de este demonio.-ordenó el niño desenvainando su espada elemental, sin perder tiempo los demás se fueron, cuando ya casi no se veían la figura aterrizó:
-Hola primito, creo que vas a morir-amenazó Razmik.
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