🌟7. El heredero.

Tras marcharse los tres de ese claro, para encontrar otro lugar en mejor estado donde pernoctar, y después de haber encendido otro fuego y preparado todo para pasar la noche, el bebé por fin dormía en los brazos de Jezzabell mientras ella se balanceaba tenuemente con ese fin, algo alejada de los otros dos.

Ahora el bebé ya no lloraba cuando lo sostenía; es más, incluso parecía más tranquilo y feliz cuando era ella quién lo acarreaba. No así con Vic, que no sabía como sostenerlo cuando le tocó hacerlo, a regañadientes, porqué Toran tuvo que agarrar sus cosas y no quiso dárselo a Jezzabell por estar aun enfadado con ella.

Desde esa distancia, Jezzabell volvió a mirar a la guerrera de hito a hito.

Ahora que no llevaba el yelmo y podía ver su cara, no había duda de que era una mujer, lo cual la hacía fijarse en los detalles femeninos que antes no había logrado atisbar: manos finas a pesar de no ser pequeñas; extremidades sin excesivo volumen pero fuertes, largas y esbeltas; caderas no muy hanchas pero con forma... Algunos atributos femeninos quedaban escondidos tras la capa, como sus curvas; otros bajo la armadura de piel y hierro, pero ahí estaban. Indiscutiblemente se trataba de una mujer. Y debía reconocer que era muy bonita a pesar de su porte algo rígido y de sus maneras toscas...

¡No entendía pues cómo la había podido confundir con un hombre!

Aunque tampoco era tan extraño: vestía ropas de hombre, se movía como un hombre,... ¡incluso luchaba como un hombre! Como uno que luchaba muy bien, por cierto. Es más, lo hacía tan bien que aun no podía aunar el espectáculo que los salvó de los huargos con la figura que ahora tenía delante.

Una chica.

De veinte años.

¿Cómo podía tener tanta fuerza?? Toran había tomado su espada y a duras penas la había conseguido levantar del suelo con dos manos. En cambio esa muchacha la manejaba con soltura.

—¿Cómo narices puedes manejar este hierro...? Es muy pesado!— oyó que se quejaba precisamente sobre ese tema Toran.

—Es una cuestión de equilibrio. Ves, si la tomas por aquí...— contestó Vic mostrándole la zona más cercana a la empuñadura —... ya no pesa tanto.

—Pero sigue siendo pesada. Y es demasiado larga. En mi país un arma así sería un estorbo.

—Pues no sé, supongo que yo estoy acostumbrada a ella.— se encogió la chica de hombros. —¿Qué es tu arma? Es muy ligera a pesar de ser más larga y ancha que un puñal o una daga.

—Es un tipo de machete, pero modificado por mi.

—Já, a mi hermano le gustaría verlo. Él es herrero.— dijo Vic observando la hoja. —Seguro querría saber qué fórmula se ha usado para este acero. La hoja es muy plana, pero fuerte.

Toran, por alguna razón, sonrió.

—Creo que me gustaría conocer a tu hermano.

—Ya te lo presentaré si vienes a la capital conmigo.

Jezzabell se asombró. Esos dos se estaban entendiendo a las mil maravillas, como si fueran amigos de toda la vida. Y lo curioso era ver cómo Toran estaba más pendiente de los conocimientos de Vic como guerrero que no de sus atributos como mujer. O al menos eso parecía. La cuestión es que, con diferencia, a ella Toran sí la había mirado con otros ojos... más... apreciativos, pensó con orgullo.

Cuando por fin se acercó a ellos, harta de aburrise, estaban con un tema más interesante.

—Así que el bebé es un noble heredero... De aquí viene que tú seas su guardaespaldas, ¿no?— preguntaba Vic.

—¿Un noble?— se inmiscuyó Jezzabell. —¿El bebé?

—Sí. Le estaba contando a Vic cómo tuve que huir con el heredero de mi señor cuando este y su esposa fueron asesinados ante mis propios ojos.

Eso a Jezzabell la impactó.

—Qué trágico, pobre bebé...— se lamentó mirándoselo. Luego se dió cuenta de algo.

¿Quizás era por este bebé que estaba ella aquí ahora? ¿Era por él que su sueño premonitorio la había conducido a este lugar...? Algo le decía que sí, pero que eso no era todo, que faltaban algunas piezas más en ese rompecabezas.

—¿Porqué tiene el pelo de ese color?— soltó sin más, como quien no quiere la cosa.

El silencio siguió a su pregunta, por lo que alzó la vista para ver qué pasaba.

Toran la miraba fijamente, tenso, con sospecha y a la vez como resistiéndose a contestar.

—Es verdad.— rompió el hielo Vic. —Ese es un extraño color de pelo. Nunca había visto un cabello así.

Tragando, Toran tapó la cabecita del bebé con la tela. Luego las miró atormentado.

—No es algo que debáis saber. Sólo sabed que es por el color de su pelo que fuimos atacados. Por eso siempre lo cubro.

—Pues es una suerte que sus cejas no se vean tanto de ese color, sinó sería difícil de esconder.— señaló Vic, en un fallido chiste, al tratar de aligerar la tensión.

Toran frunció el ceño con tristeza y, tras un dolido suspiro, alzó su mirada de nuevo hacia ellas.

—Escuchad.— les llamó la atención.— Supongo que entendéis que esto del color de su pelo debe permanecer en absoluto secreto. Nadie más debe saber este dato. Por lo que juradme por vuestra vida que no lo contaréis nunca. A nadie.— les exigió Toran.

La solemnidad con qué lo dijo dejó sin palabras tanto a Jezzabell como a Vic.

—Lo juro.— respondió finalmente la guerrera con convicción.

Jezzabell siguió muda unos instantes más, manteniendo una conexión visual con el hombre. La mirada de Toran era tan intensa que le quemaba el alma. Lo que escondía ese hombre debía ser muy importante, por tal como estaba actuando, y ella creía empezar a saber de qué se trataba, por lo que ella también terminó diciendo:

—Yo también lo juro.

Los hombros del guardaespaldas se relajaron un poco y siguió hablando tras suspirar de nuevo.

—Ahora que los Huargos han desaparecido, los que nos atacaron en mi reino tardarán en volver a encontrarnos, por lo que debo aprovechar este tiempo de regalo y alejarme de aquí tanto como pueda. Atravesaré este país y seguiré adelante. Cuanto más lejos llegue más difícil será que nos encuentren de nuevo a mi y al bebé.

—¿Pretendes huir toda la vida?— se preocupó Jezzabell.

—Es lo que debo hacer si quiero salvarlo.— dijo el hombre mirando con gravedad al bebé dormido.

—No necesariamente...— le dijo Vic. —Mi país es de los más fuertes, en todos los sentidos... Podrías pedirnos asilo político.

Toran la miró incrédulo, asustado.

—¿Qué no has entendido?? ¡Creo haber dejado claro el peligro que entraña estar cerca de nosotros!— exclamó señalando a él mismo y al bebé. —Lo que ha pasado esta noche no es ni la punta del iceberg.

—Y yo te he dicho que si te acoges a la protección de mi reino no tendrás que seguir preocupándote por eso. Entonces tanto dará lo fuertes que sean— dijo toda convencida la guerrera.

Toran negó con la cabeza, no dando crédito a su obstinación.

—Sigues sin entenderlo... No puedo mezclar a nadie más en este problema. Si lo hago, morirá más gente.

Vic entrecerró sus ojos.

—Creo que nos subestimas... Dime: ¿yo te parezco poca cosa?

Toran rió con sorna, no muy seguro, como si le hubieran contado un mal chiste.

—Bueno... Realmente no eres poca cosa. Eres muy fuerte para ser una mujer, eso debo reconocerlo. Pero he visto caer hombres mucho más fuertes bajo la espada y la magia de ese enemigo.

—Ya, pero piensa que yo sólo soy un soldado raso.

Toran rió.

—Un soldado raso aspirante a la Guardia Real. Eso ya es tener un nivel.

—No en el ejército de mi país.— dijo algo triste Vic. —Si fuera por mi yo postularía por ir siempre en avanzada, para formarme mejor y evolucionar. Ahí es donde van los mejores, por lo que aprendería más. Pero mi madre no soporta siquiera la idea de verme en el frente y su dolor me ha convencido de optar por algo más seguro.

—Madres... Siempre coaccionándonos.— sonrió Toran entendiendo la situación. —Yo si hubiera escuchado a la mía nunca hubiera salido de la cocina.

—¿Eras cocinero antes de ser un guerrero?— preguntó Jezzabell. Siempre le había interesado la cocina.

—Mis padres lo eran, en el palacio. Me crié entre fogones y cuchillos.— le dijo con un semblante pícaro, especialmente al nombrar los cuchillos.

Sí, ese hombre tenía algo, pensó Jezzabell. Algo misterioso y atractivo a la vez. Lo que le hacía preguntarse cada vez más quién era Toran. Quién era realmente y, sobretodo, qué escondía.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top