XXV

El frío era lo que reinaba en el lugar, y el silencio lo acompañaba muy bien. El chico, Raúl, había despertado después de un buen rato, pero no podía ver nada, solo veía todo oscuro. Sus manos estaban atadas, y sentía como algo lo estaba obligando a caminar.

Luego de un rato caminando sin rumbo, algo lo empuja y cae de rodillas, para luego escuchar como alguien se acerca a él. No podía ver, solo escuchar como se acercaba más y más, hasta que un brillo muy intenso lo iluminó, entre cerrando los ojos por la intensidad de la luz. Con el rato, todo se fue aclarando, hasta que por fin podía ver otra vez, dándose cuenta de que estaba... ¿En el castillo?

A su lado izquierdo cayó Santiago, y al derecho Kevin. El chico no sabía que estaba pasando, ni siquiera que fue lo que ocurrió antes.

—Ustedes... —dijo la reina desde su trono, con un tono de voz bastante molesto —¿Cómo se atreven a entrometerce en lo que no les incumbe? Les permití quedarse, ¿y así es como agradecen?

—Su majestad, nosostros no teníamos idea de lo que pasaba, solo queríamos ayudar a la princesa, es todo —dijo Kevin.

—Eso no quita el hecho de casi liberan a la bestia más peligrosa de la existencia humana. Actuaron como se les dio la gana y es es inaceptable —mientras habla, se levanta de su trono —Y eso merece un castigo. La muerte.

—¡Esperate! ¡¿Qué?! —exclamó Santiago con terror.

Los soldados de la guardia real se acercaron a ellos, listos para matarlos. Kevin ya estaba resignado y Santiago solo estaba balbuceando por el miedo. Pero Raúl solo estaba cabizbajo, serio y pensativo. Tal vez por que aún estaba algo aturdido o quizás...

—¡Alto! —gritó una joven.

Los guardias se detuvieron a unos pasos de los chicos, y estos levantaron la cabeza rápidamente. La reina también se desconcertó un poco y giro a la dirección de dónde se había oído la orden, qué era detrás del trono. Entonces, una joven de cabello corto y con pantalones rasgados, salió a la luz.

Carolina... No es el momento —dijo la reina a la joven.

—Madre, tal vez ellos hayan actuado deliberadamente allá en el patio del santuario —caminó y bajó las escaleras, colocandose frente al grupo —Pero hay algo que dijo Katia que me puso a pensar. Tal vez ella tenga razón. Serán estúpido e impulsivos, pero tal vez sean la clave —añadió.

Raúl al oír eso, levantó su cabeza rápidamente y vio a la joven a los ojos —¿La clave? Hija, son impuros, ¿en que sentido podrían ser la clave? —preguntó la reina.

—Investigué un poco sobre ellos. Y han logrado hazañas considerablemente difíciles —gira a ver a la reina —Además, ¿notaste que le pueden hacer frente a los esbirros de la criatura? Son de más utilidad de la que crees, madre.

—Útiles o no, son impuros. Además de que ese Neutro es muy irrespetuoso.

—¡Usted me obliga a serlo! —dijo Raúl, haciendo que todos dieran un suspiro de sorpresa.

—Cállate niño —dijo Kevin entre dientes.

—El punto es que antes de que los ejecutes, deberías darles la oportunidad de mostrar que pueden salvarnos de esa cosa. Quieras admitirlo o no, ellos lograron algo que nosotros no en un año y medio, hacerle frente a la criatura —dijo Carolina

La reina se quedó en silencio, pensando en lo que su hija le había dicho. Por más que quisiera negarlo, tenía razón. Ellos habían mostrado ser más capaces de hacerle frente a la criatura que ellos en mucho tiempo. Estaba considerando seriamente si hacerle caso o no. Hasta que finalmente tomó una decisión.

—Bien. Les permitiré que nos ayuden en esta causa. Pero... No quiero a ese Neutro cerca del Santuario ni del patio —dijo la reina.

—¿Qué? ¡¿Y eso por qué?! —preguntó Raúl.

—De todos aquí, eres el más impuro, y no puedo permitir que gracias a tu energía impura fortalescaz a ese monstruo. Así que te quedarás aquí y no saldrás hasta que tus amigos resuelvan esto.

Raúl no pudo evitar sentirse ofendido y molesto nuevamente, pero esta vez prefirió quedarse callado y tragarse su coraje. Entonces la reina hizo una seña con la mano, y los guardias empezaron a liberar a los chicos.

—Bien. Iré a preparar al grupo, ustedes vayan al patio del santuario. Nos encontraremos ahí —dijo Carolina para luego irse del lugar.

Los soldados que estaban ahí, empezaron a escoltar a Kevin y Santiago hacia el patio del santuario. Pues aunque ellos no quisieran ir, estaban obligados si querían tener una posibilidad de seguir vivos. La reina iba atrás de ellos, pero antes de salir, se acerca al joven Neutro.

—Más te vale no hacer una estupidez. Y no hagas nada mientras estés en este lugar sagrado —comentó la reina para luego retirarse.

Raúl se quedó solo en la sala, aún con el coraje en el cuello. Pensando el por que tanto odio hacia él, nunca había recibido tanto desprecio. Pero al final solo dio un suspiro y empezó a caminar por el castillo, paseando y observando su interior.

Entrada al patio del Santuario...

—No puedo creer que vayamos hacer esto —comentó Kevin.

—Bueno, pero creo que es mejor a que nos den cuello —dijo Santiago.

—Si lo pones de esa manera, entonces esta bien.

—Por cierto, ¿y Avep? ¿Se quedó con Raúl?

—No, ella escapó como siempre. Debe de andar por ahí volando de un lado a otro.

—Tengo otra pregunta. ¿Crees que cuando volvamos encontremos a Raúl con vida?

—¡¿Pero que pregunta es esa?!

—Es que, ¿quien nos asegura que no le pasara nada cuando volvamos?

—Él estará bien, por ahora —dijo Carolina, acercandose a Kevin y Santiago.

—Vaya, no tardaste nada —comentó Santiago.

—Esto es algo serio, obviamente no iba a perder el tiempo por cualquier pequeñes —dijo para luego empezar a caminar hacia el patio.

Kevin y Santiago la siguieron y detrás de ellos iba un grupo de soldados considerablemente grande, guiados por la reina y dos escoltas. Caminaban a paso firme, decididos a ponerle fin a esta pesadilla por la que estaba pasando Nikervam.

Pasillos del castillo...

Ya no había ventanales, solo columnas rocosas y antorchas qué iluminaban el pasillo. El eco de los pasos del joven Neutro resonaban por todo el lugar, el cuál estaba solo, ya que Carolina se llevó a la mayor cantidad de soldados que le fue posible reunir.

Raúl caminaba con paso apresurado, mientras se quejaba en voz alta de toda la situación en la que se encontraba —"Es que eres un Neutro impuro y estúpido que no merece vivir" —decía con un tono afeminado y tonto, burlándose de la reina —"soy suprema y poderosa. Y como soy bien tonta, ustedes deben perder la vida por que sí", ¡Maldita vieja! —gritó con furia —Ya quisiera verla en una situación complicada, a ver si cierto que muy muy. ¡Cómo me gustaría poder ponerle las manos en su cuello y estrugarla hasta que empiece a asfixiarse y suplique piedad y muera en mis manos! —se detiene y da un pequeño suspiro, para luego caminar con un paso más calmado —Debo relajarme. Si sigo así terminaré peor. Pero no es mi culpa, ella es odiosa y muy narcisista, yo solo intento que vea que no soy malo. Pero no puedo negar que espero que se muera —se escucha un "psst" en el pasillo qué asusta al joven —¡No es cierto! —exclamó asustado.

Caundo dio media vuelta para ver quien lo estaba reprendiendo, no había nadie. Solo eran las antorchas que seguían iluminando sin cesar. Pero una puerta se abrió en el pasillo, y de ella salió la pequeña Katia, diciéndole que vaya con ella, para luego volver a entrar de dónde salió. Raúl miró a su alrededor, dudando si seguir a la pequeña o no, ya que no quería meterse en más problemas. Pero al final va a la puerta y la abre, para después entrar y ver a la pequeña que lo estaba esperando.

—Por un momento pensé que me ibas a ignorar —comentó Katia.

—Bueno, no te negaré que lo pensé, pero al final estoy aquí —respondió.

—¡Genial! Sígueme, hay algo que quiero mostrate —Katia sale corriendo por el pasadizo hasta topar con una puerta bastante grande.

Raúl sigue a la pequeña, y cuando llegó a la puerta, se quedó parado admirandola —Es... Bastante grande

—Aquí encontrarás respuestas —comentó Katia para luego intentar empujar la puerta. Pero estaba tan grande que era pesada.

Antes de que Raúl decidiera ayudarla, examina un poco más la puerta, hasta que se percata de que hay un letrero arriba de la puerta que dice "Biblioteca Real". Entonces se acerca a la puerta y empieza a empujar, pero incluso él la sentía pesada. Así que puso toda su fuerza junto con Katia para que finalmente la puerta abriera lo suficiente como para que pudieran entrar. Cuando Raúl vio el interior, quedó asombrado, era enorme. Había un montón de estantes grandes llenos de libros, y varias mesas para que uno pudiera sentarse y leer más a gusto.

—Estoy segura que desde que llegaste te has estado haciendo muchas preguntas. Así que te las responderé todas —dijo la pequeña con entusiasmo para luego correr hacia los libros —¡sígueme!

Raúl se adentró también en el lugar, caminando con paso cauteloso mientras veía la gran cantidad de libros. Luego de un rato, llegó a un pasillo, que era la sección "lecciones adicionales para practicar el poder sagrado", lo cuál dejó sorprendido al joven.

El chico siguió caminando y examinado el título de los libros que podía ver mientras caminaba, hasta que se escuchó un gemido y varios libros caer, lo cuál lo asustó un poco. Salió corriendo y se encontró con una pila de libros en el suelo, hasta que de entre ellos vio salir a Katia con un libro en su mano —¡Lo encontré! —exclamó la niña con felicidad, para luego levantarse y salir corriendo a las mesas. Raúl la sigue, esta vez más de cerca para asegurarse que no se lastime. Katia deja el libro sobre la mesa con dificultad, ya que le quedaba muy alta, para luego subirse a la silla y abrir el libro —Aquí esta la razón por la que me emocioné mucho cuando oí tu llegada.

Raúl se acercó a Katia y veía las hojas del libro mientras la pequeña las pasaba a gran velocidad. En ellas podía ver símbolos extraños y podía leer algunas palabras sueltas. Hasta que la niña se detiene justo en una página que tenía como encabezado "La influencia de nuestro poder en otras razas".

—A mí todavía me cuesta trabajo leer, ¿podrías leerlo para más rápido, por favor? —dijo Katia.

—Esta bien —respondió Raúl, acercandose más para ver lo que decía el libro:

"Durante años, nosotros hemos considerado estas tierras como sagradas, ya que desprenden una energía que nos fortalece y que solo nosotros podemos usar, o al menos eso creíamos.

En los últimos años que hemos podido convivir con otras razas, nos hemos dado cuenta de que esta energía también fluye por ellos, aunque de alguna forma muy imperceptible. Pero con la debida atención y estudio, hemos logrado encontrar estas formas en las que afecta sus cuerpos y mentes.

Empecemos con los Pachengekes. Esta raza es conocida por ser muy energética y por poseer un gran conocimiento sobre la ciencia, pero son excesivamente relajados, lo cual resalta más que sus virtudes. Sin embargo, he logrado notar que al estar aquí, ellos dejan de lado esa personalidad energética y relajada, volviéndose personas serias o muy concentradas, incluso hasta llegan a ser demasiado fríos. Lo cuál les permite concentrarse más en sus investigaciones y analizis.

Luego están los Matilab. Estas personas son extremadamente fuertes, al menos allá afuera. Hicimos una prueba con uno de ellos, y los resultados han sido Impresionantes. Al parecer la energía que desprende nuestro suelo funciona como una clase de drenador para ellos, ya que pierden fuerza considerable y se hacen más débiles. Haciendo que ellos no sean una opción como aliados en batalla en este campo, ya que morirían demasiado fácil.

Ahora veamos uno de los que más me llamaron la atención. Los Neutros.

Los Neutros son conocidos por no tener una habilidad en particular, pero poseen una gran resistencia física, soportando grandes impactos. También conocen mucho sobre la tecnología, algo que aquí se considera impuro y una profanacion para nuestro poder. Pero no negaré que me llama demasiado la atención.

La situación de esta raza es interesante e impactante. Ya que en los últimos analizis, hemos notado que esta energía fluye de manera tan natural en su cuerpo, que podría llegar a confundirse con uno de los nuestros. Esto es algo fascinante, ya que con la preparación y la práctica adecuada, podrían llegar a ser igual de poderosos que un Naurico puro, o incluso más fuerte, por lo menos estando en estas tierras. Ya que recordemos que esta energía solo fluye en el reino y no en otras partes que se hayan investigado. Pero igual es interesante como un Neutro puede llegar a rivalizar contra un Naurico. Aún falta hacer más pruebas, pero por el momento esto es increíble..."

Raúl se quedó por un momento pensando en lo que había leído. Estaba impactado por el texto, no podía creerlo, pero también entendió por que se ha sentido extraño desde que llegó aquí.

—¿Ves? Eres la única persona que puede derrotar a la criatura. Eres más poderoso que un Naurico —exclamó Katia con gran felicidad.

—¡Pero yo...! Eso es... Imposible. Además, dice que se debe llevar un entrenamiento específico, y yo nunca he entrenado y nada de lo que se menciona aquí. Queramos o no, solo soy un simple Neutro —dijo Raúl.

Katia se queda pensando un momento en las palabras de Raúl, y su entusiasmo baja un poco —Quizá tengas razón... —dijo.

—Pero no te pongas triste. Quizá haya algo en esta biblioteca qué nos ayude a conocer una forma de vencer a la criatura —dijo el joven tratando de animar a Katia.

—¡Chí! Quizás tengas razón. Rápido —exclamó Katia para luego bajar de la mesa y salir corriendo de nuevo hacia los libros. Raúl la sigue, ya que, ahora que vio la clase de información que ofrecen los libros, quiere aprovechar la situación para saber más al respecto de su situación y conocer más acerca de este lugar.

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